212

LOS FUGITIVOS

La tormenta ceso.

El sol amaneció dejando que sus rayos secasen las plantas y los hierbajos del jardín.

Un haz de luz entro y se poso encima de la cara de Gorkit, este se desperto al instante, se rasco los ojos, bostezo y se enderezo estirandose el cuerpo.

Después de la noche que tuvieron, se sentía terriblemente fatigado.

Ayer por poco acababan muertos, y todo por culpa de la mcuhacha elfa que se comió viva a una de las gallinas del viejo Norbell, era la primera vez que veía a alguien hacer eso. Tras haberse disculpado con él hicieron las paces y pudieron dormir tranquilamente sin ningún problema. Pero ahora tenían el apuro de que debían marcharse como pac-to hacía el viejo por lo sucedido anoche.

No le gustaba, pero debía aceptarlo.

Se dirigió hacía su tio, él seguia durmiendo, evidentemente con lo viejo que era y con la perdida de sueño por lo de anoche, no se iba a despertar tan facilmente.

-Tio -tironeo de él-. Tio.

Rezongo sorprendido, luego se desperto aclarandosele la vista.

-¿Que pasa? -pregunto.

-Ya es la hora de levantarse -le dijo.

-Oh -exclamo tirandose en la cama, estaba agotado-. ¿Porque no pueden las noches ser un poco más largas?

Gorkit se rio ante sus saSrcasmos.

-Debemos irnos, pronto -le menciono.

-Lo se, dame un momento. Estoy pensando.

-¿En qué?

-En lo que vamos a hacer ahora -declaro.

No había caído en eso, aceptaron la idea de marcharse con tal de no ocasionar más problemas que ni pensaron en lo que iban a hacer a continuación. Todavía seguian pendiente con el asunto de regresar a su pueblo natal con tal de reunirse con la familia y dar el pesamen por Gemina, pero ahora que tenían a la chica elfa, que era una salvaje, no sabían adonde llevarla con tal de que estuviese a salvo.

Ni tenían pensada llevarlo al poblado porque ocasionaria problemas, era imposible que una elfa viviese en un pueblo de trolls. Así que no les quedaba otra que encontrar a alguien que les ayudase a llevarla a su pueblo natal.

Fuese el que fuese.

El tio Ephraim se levanto, se vistió y luego fueron a ver a la chica elfa, se metieron en la habitación, ella seguia dormida, reposando como si fuese un minimo, les provocaba tanta lastima despertarla que decidieron no hacer nada. Dejaron que ella continuase durmiendo hasta que decidiese bajar por si sola.

Bajaron y se encontraron con los dos ancianos trolls, Molna estaba preparando el desayuno mientras Norbell se encontraba sentado con los brazos apoyados sobre la mesa mirando lo que parecía ser un retrato del hijo.

La situación de ayer lo dejo patidifuso con ese sentimiento.

-Hola -les saludo timidamente.

Tenía miedo de que les contestase algo malo, como si les guardasen rencor.

-Os habeís despertado justo a tiempo, estaba por preparar el desayuno -comento Molna con tono agridulce, se notaba que no estaba enfadada por nada.

-Muchas gracias -le agradeció el tio Ephraim.

Se sentaron al lado de la mesa y esperaron a que Molna les diese el desayuno.

Gorkit pudo ver por la cara de Norbell que no tenía ganas de hablar, se notaba en el fondo que les seguia odiando por lo que paso, pero como por la mañana seguramente no pensaba reaccionar de una forma tan lasciva.

Se lo aguantaba para luego.

-Aqui teneís -les entrego a ambos un plato con el desayuno.

Eran unas tostadas hechas con pan redondo cubiertas de tomates verdes.

-Gracias -le agradecieron mutuamente.

Norbell no quito el ojo del retrato, ni siquiera para comer.

-¿Donde esta la muchacha? -pregunto Molna percatandose de que no estaba la elfa.

-Vendra pronto, esta descansando -le aviso Ephraim.

-Ah, de acuerdo. Es bueno que duerma -espeto considerablemente.

-Lo se -le agradeció el comentario.

Se pusieron a comer tranquilamente, pero les provocaba un cierto regusto debido a que tenían a Norbell delante de ellos y no sabían si en algún momento iba a decir o preguntar algo que supusiese el detonante para reprocharles que se largasen de aqui antes de que ocurriese otra desgracia.

Por eso mismo era mejor no decir nada.

-Ay porras -se quejo Molna.

-¿Le sucede algo? -le pregunto Ephraim, notando su exclamación.

-Me he quedado sin huevos -se volteo hacía ellos con amargura-. Me temo que tendre que salir al granero a buscar más.

-¿Quiere que le ayude?

-No, tranquilos, quedaos ahí, vosotros desayunad en paz. Yo me ocupo de todo -pidio clementemente Molna, se dio la vuelta y se marcho saliendo de la casa.

Los tres se quedaron solos, mirandose furtivamente, ningúno quería decir nada porque tenían miedo de que esto acabase mal. Pero como no querían que Molna regresase y viese el desproposito que se estaba montando, cerraron la boca y se pusieron a comer como si lo único que les importase fuese terminar el desayuno.

Norbell bajo el retrato y acto seguido dijo:

-Decidlo si quereís -espeto.

-¿Emh...? -farfulló Gorkit, con comida en la boca.

-No teneís que callaros la boca para no parecer culpables, se que os sentís mal por lo que ocurrió ayer, y la verdad es que yo también, actue muy mal. Debí haber tenido más paciencia y haber entendido por lo que pasabaís -explicó sincerandose con ellos para que entendiesen que se arrepentía de su actos enrabiados.

-Tenía miedo, hizo lo que le parecía más justo -recavó Ephraim.

-Lo se, pero a decir verdad he tenido miedo desde que mi hijo se fue, siempre he creído que volvería y nos ayudaría a seguir adelante. Pero en vez de eso esto ha ido de mal en peor. Y ver a esa muchacha comerse mis gallinas me hizo entrar el miedo de pensar que acabaría perdiendo mucho más de lo que creía...

-La culpa fue un poco también nuestra, no teníamos ni idea de que ella actuaría así, asumimos que estaba mal, pero no para acabar haciendo esas cosas -recalcó Gorkit señalando que fueron demasíado ingenuos al habersela llevado así sin más.

Carraspeo comprendiendo esa cuestión.

-A mi también me sorprendió, pero por lo menos no hizo algo mucho peor -indico viendolo de forma subjetiva el problema-. Esa chica merece estar en un lugar mejor, no aqui, donde puede desatar toda su furia y causar otro desastre.

-Queremos llevarla adonde este segura, pero no sabemos donde -comento arcaicamente Ephraim-. Además, pensamos en llevarla a un medico para que la atendiese y podamos entender lo que le ocurre. A esa pobre chica le han hecho todo.

Norbell se penso detenidamente una propuesta.

-Creo que conozco a alguien que la puede ayudar.

-¿Quien? -preguntaron mutuamente.

-Un medico, un amigo mio al que hace años que no le veo. Vive en un pueblo que hay colina arriba. Me debe un favor, si le decís que soy yo, quizas os ayude en privado sin chivarse a los oficiales -les recomendó concretamente.

Ambos se miraron pensativos ante esa propuesta.

-¿De veras le ayudara?

-Si le encuentra el centro de su malestar, quizas si. Pero tened en cuenta que él vive en una zona algo conflictiva, si algo malo sucede, os aconsejo que os marcheís de ahí cuantos antes, sin importar lo que le pase a la muchacha -agrego demostrando que ir a ese lugar tendría sus inconvenientes.

Volvieron a mirarse de nuevo, ahora dubitativos ante la idea de pasar por ese pueblo para ayudarla, aún sabiendo que quizas las cosas acabarían mal.

-Gracias por esto señor Norbell -le agradeció honestamente Ephraim.

-No me lo agradezcaís, es lo menos que puedo hacer por alguien -indico, por su tono se notaba que en realidad se refería al hijo que no pudo ayudar.

Alzo la cabeza mirando al frente.

Ambos se giraron observando que estaba bajando la muchacha por las escaleras, lentamente se iba mostrando de una nueva manera, se la veía más limpia, más hermosa, como si fuese otro sér distinto al que recogieron en la Jarra Verde.

Se acerco hacía ellos mostrando una expresión calmada y compasiva.

-Hola -le saludaron asombrados al verla recuperada.

La muchacha les devolvió el saludo, aunque no dijo nada.

Justo en ese momento apareció de nuevo Molna, trayendo consigo los huevos.

-Ah, ahí estas -exclamó, alegrada al verla-. Veo que has dormido bien.

Se encogió de hombros, no supo que contestar ante esa respuesta.

-¿Quieres desayunar? -le pregunto.

Asintio con la cabeza.

-Aqui tienes un poco -le paso otro plato con el mismo desayuno.

Se sento al lado de Norbell y se puso a comer la tostada con paciencia, esta vez no actuo como el animal salvaje que se había estado mostrando hasta ahora.

-Se ve que tenías hambre -le dijo animadamente.

Asintio esbozando una sonrisa de satisfacción.

Era la primera sonrisa que esbozo en todo el viaje.

-A mi me parece que nunca ha comido bien su vida -concedió Ephraim.

La muchacha agarro la tostada y la devoro de un bocado, se chupo los dedos.

-Me parece que hare más -dijo Molna encantada.

Los tres sonrieron entusiasmados al ver el apetito que tenía la muchacha, se sentía como si no hubiese comido nunca nada. Eso era bueno para ellos, así ella no tendría que reaccionar tan salvajamente como lo hizo anoche.

-¿Sabeís acaso como se llama? -objetó Norbell.

-Y no, a menos que nunca le hayan puesto un nombre -señalo Gorkit.

Ephraim se lo penso.

-Me parece que tendremos que ponerle uno hasta que nos diga su autentico nombre.

-¿Como quieres llamarla? -le pregunto su sobrino.

Se lo penso seriamente, necesitaban uno que encajase con ella.

-No se... que tal: Elfina.

Aquel nombre capto su atención.

-¿Elfina? -se lo cuestiono Norbell.

-Porque no, es una elfa, y muy inocente -señalo convencido-. ¿Te gusta?

Afirmo meneando la cabeza con entusiasmo.

-Pues Elfina será -acoto.

-A mi me gusta -dijo encantada Molna.

Todos se rieron entusiasmados al ver que por fin la muchacha tenía un nombre.

-Me alegra mucho que nos hayaís dejado alojarnos aqui. No se que habríamos hecho sin ustedes dos -les agradeció Gorkit con total plenitud.

-Bueno, agradezcanselo a mi marido, él es quien manda en la casa, ¿no? -insinuo Molna dirigiendole una mirada incredula e indirecta.

-Solo cuando no tengo ganas de trabajar -señalo llevandole la contraria.

Todos se rieron a carcajadas por esa mención.

De pronto se escucho un extraño sonido, uno lejano y leve, pero hizo resonar el suelo como si algo se estuviese aproximando.

-¿Que es eso? -se cuestiono Gorkit, alarmado.

Elfina se asusto y se marcho subiendo al piso de arriba.

-Elfina, ¿adonde vas? -pregunto reprochadamente Ephraim.

No dijo nada, subió y se escucho encerrarse en su habitación.

Ambos se miraron extrañados ante su repentina reacción.

-Ire a ver -dijo seriamente Norbell.

Se acerco a la ventana, aparto las cortinas y pudo ver de reojo como se acercaba una carroza llena de trolls armados con uniforme.

-Oh no -exclamó alarmado.

-¿Que sucede? -le pregunto Ephraim.

-Es la guardia urbana -declaro.

-¿La guardia urbana?

-Es un grupo de soldados trolls independientes, se encargan de proteger a todos los inocentes del valle. Deben de haber venido para capturaros, a vosotros o a Elfina.

-¿Pero por qué? No hemos hecho nada malo -critico Gorkit.

-No es del todo cierto -le indico su tio esbozandole una mirada arcaica.

Recordo lo que sucedió el otro dia. La razón por la que escaparon.

-Oh vaya -se avergonzo por no haberse acordado.

-Alguien de ese bar debe de haberse chivado, ahora seguramente nos deben de haber puesto una orden de captura -opino concluyentemente Rphraim.

Aquello asusto a Molna.

-No si puedo evitarlo -se acerco hacía ellos esbozando una mirada de poca paciencia-. Os esconderse, pero debeís mantener todo silencio para que no os encuentre.

-¿Esta seguro de esto? -le pregunto cuestionadamente Gorkit.

-Al lider de ese grupo lo conozco, podre razonar con él para que pueda marcharse lo más pronto posible. Pero de lo otro es cosa vuestra -señalo estrictamente.

Ambos se miraron estando de acuerdo en esa opción.

-¿Hay algún donde poder escondernos? -objetó Ephraim.

-En el almacen hay una obertura secreta -dijo Molna-. Yo os llevare ahí.

-Yo recogere todo esto, si van a entrar necesito que piensen que solamente estuvimos los dos aqui -comento dispuesto a crear una coartada.

-Yo tengo que buscar a Elfina, no la podemos dejar ahí metido -indico Gorkit sabiendo que no era una buena idea dejarla escondida donde se encontraba ahora.

-Ve -insistio su tio.

Marcho corriendo subiendo por la escalera.

Norbell recogió los platos usados por los otros y los escondió debajo de la lacena, los coloco en el fondo para que nadie los viese. Luego marcho al lavabo y recogió las tiras con sangre y plumas de gallina que había usado para limpiar la boca de Elfina, lo recogió formando una pelota con él. Regreso al salón y los metió dentro de su caja de herramientas, ahí nadie se ocuparía de buscar algo importante.

Asintio un momento para pensar que más podría esconder, no era mucho, pero sentía que se estaba dejando algo que podría provocar que le descubriesen más tarde.

-Señor Norbell -le llamaron desde fuera.

Se quejo en su interior, si oía esa voz, significaba que ya no tenía tiempo.

Miro por la ventana de nuevo, podía ver a un troll cabizbajo vestido con un traje plateado y armado con una lanza acercandose hacía la casa.

Se estiro sobre la pared sintiendo que le iba a a costar razonar con ese troll.

Mientras tanto arriba, Gorkit se puso a rebuscar por todas las habitaciones intentando de buscar a Elfina, no estaba por ningún lado. Miro en su habitación, tampoco estaba, pero de pronto oyo un murmullo que le llamo su atención.

La cama estaba temblando.

Miro debajo de la cama y se la encontro ahí escondida.

Elfina se asusto al verle.

-Soy yo -le apaciguo pasivamente.

La chica se puso a tiritar de miedo.

-Debemos salir de aqui, no estás segura.

Nego con la cabeza, se arrastro hacía atrás.

-¿Pero que pasá? -se cuestiono al no entender su problema.

-Señor Norbell -escucho una voz que venía del exterior.

Se acerco a la ventana y observo al lider del grupo de guardias delante de la casa.

-Se que esta ahí, me gustaría poder charlar con usted para confirmar una cosa, si me lo permite -le exigió con tono afable.

Al oír eso supo reconocer que ese hombre se metería en la casa, no podía dejar que descubriese a Elfina, tendría que sacarla de aqui por la fuerza.

-Lo siento mucho chica -se disculpo honestamente con ella y la cogió sacandola por las malas. Al instante se puso a gritar como una energumena.

Le tuvo que poner la mano sobre la boca para que callara.

Abajo Norbell pudo escuchar los gritos de angustia, le amorronaba tener que pasar por esta situación, pero se intuyo que si hacía las cosas bien, quizas lograría hacer que ellos se zafasen y él también.

Asintio profundamente y acto seguido abrió la puerta.

El hombre de enfrente se percato de su presencia.

-Hola de nuevo agente Orbuk -le saludo con tono aservado.

-Lo mismo le digo señor Norbell, ¿cuanto hace que no nos vemos?

Se puso a recordarlo.

-Yo diria que desde que vino buscando a esos fugitivos, hace meses.

-Exacto, recuerdo eso. Es una lastima de que no los hubiese visto aqui, nos podría haber ayudado a capturarles más pronto -comento escepticamente.

-Lo mismo digo -reafirmo asertivamente-. ¿Que desea ahora?

-¿Puedo entrar para mostrarselo?

-Pues vera...

Justo en ese momento apareció Gorkit trayendo consigo a Elfina, se dispuso a llevarsela al almacen pero ambos se quedaron detenidos al ver a Norbell asomando la cabeza por la ventana. Ambos reconocieron que se encontraban en unas malas circunstancias en las que si uno decía algo, los de afuera se enterarían y vendrían corriendo.

-¿Vera qué? -critico Orbuk, quería saber como terminaba la frase.

No supo que contestarle, tenía a dos situaciones por dos bandos.

-Dile que estás limpiando -le susurro Gorkit.

-¿Que?

-Dile que estás limpiando.

No comprendía a que se refería con esa recomendación, pero decidido intentarlo si es que acaso eso funcionaba para dar algo de tiempo.

-¡Estoy limpiando! -le anunció.

-¿Limpiando? -enarco las cejas, le resulto extraña esa petición.

Ahí entonces se le ocurrieron más ideas.

-Es que mi mujer y yo estamos limpiando la casa, y ella no quiere que nadie de fuera la ensucie, disculpeme si no me he expresado bien -le concreto el asunto.

Orbuk asimilo ese comentario.

-Ah, entiendo -lo asimilo-. Disculpeme por haberle molestado.

-No importa.

Volteo la cabeza de vuelta hacía Gorkit, le levanto el pulgar en agradecimiento por haberle sugerido esa idea en el momento apropiado.

Le devolvió el gesto guiñandole el ojo.

-Ve -le insistió susurradamente.

Obedeció y se marcho llevandose a Elfina al interior del almacen, seguia forcejeando con tal de quitarselo de encima y seguir gritando enloquecidamente.

-¿Si le apetece puedo acercarme hacía la puerta, solamente para mostrarle algo?

Volvió a entrarle la sensación de panico de nuevo, no quería que se acercase ya que si lo hacía al final le haría la pelota y conseguiria convencerlo de pasar de algún modo. Necesitaba otra estrategia que le pudiese servir.

-No, creo que mejor voy hacía usted, si tiene que enseñarme algo no lo vere con la oscuridad que hay aqui dentro -le recomendó cambiando de opción.

Volteo la cabeza mirando hacía sus compañeros guardias, como comprobando si algúno de ellos estaba de acuerdo con esa idea o no. Todos asintieron con la cabeza, señalando que no parecía importarles en lo más minimo.

-De acuerdo -acepto encantado.

-Ahí voy, espereme un momento -le pidio pasivamente.

Cerro apenas la puerta y al instante apareció Molna saliendo del almacen, se la veía ajetreada y nerviosa.

-¿Donde estan? -le pregunto susurradamente.

-Encerrados abajo -notificó.

-¿Se escucha algo?

-No se oye nada, excepto Elfina que no para de gemir -confeso.

-Maldición -exclamo, asqueado al ver que algo como minimo debía fallar.

-¿Que hacemos ahora?

-No te preocupes, quedate aqui, yo me encargo -le pidio estrictamente. Salió por la puerta cerrandola lentamente.

Se giro mirando hacía el grupo de guardias, le aviso a Orbuk y este lo recibió con entusiasmo. Ambos fueron avanzando hasta quedar en medio del jardin.

-Espero de que lo que tenga que decirme es importante -exclamó sarcasticamente.

-Y tanto -terció, devolviendole la gracia del chiste.

-¿Que quiere enseñarme? -le pregunto, con tono de ir al grano.

-¿Ha oído la noticia de que la Jarra Verde se ha quemado? -le pregunto.

Al oír esa frase se le hizo un nudo en la garganta. Decidió disimularlo.

-¿Que va? No he salido de casa desde al menos una semana.

-Ja, cierto -se rio con sarcasmo.

-¿Porque se ha quemado ese local?

-Vera, según lo que tengo entendido, al parecer dos ciudadanos de Trollia Central se juntaron ahí, montaron una buena pelea y acabaron prendiendo fuego al bar. Huyeron llevandose consigo un carro perteneciente a un conocido cazador de recompensas buscado por la justicia. Y según lo que me han contado los testigos, eran dos hombres, uno viejo y uno joven. Familiares al parecer.

-¿Un hijo y un abuelo?

-Creo que si, pero no se. El caso es que me han dado varias descripciones, y esta me parece que es la más acertada -saco del bolsillo de su uniforme una hoja doblada. Se la estiro revelando un dibujo de dos trolls, eran calcos de Gorkit y Ephraim.

Al verlo se le hizo otro nudo en la garganta de nuevo.

-¿Estos son los culpables?

-Así es, huyeron hacía el norte. Y he deducido que a lo mejor han pasado por aqui cerca, y quizas se toparon contigo.

-¿Conmigo?

-Es solo una posibilidad, tu casa da lugar a un camino que conduce hacía los pueblos mas proximos hacía el norte. Así que lo más normal sería que hayan ido por ahí.

-Pues yo no los he visto, no he visto absolutadamente nada -nego rotundamente.

-¿Nada de nada?

-No, en absoluto. Aunque si han pasado por aqui, quizas lo hayan hecho de noche.

-Anoche hubo tormenta, si esos dos no se habran refugiado en algún lugar para estar a salvo de la tempestad, la lluvia les habra matado -indico obstinadamente.

-Puede que haya pasado eso, o a lo mejor se escondieron en otra parte.

-Eso mismo pienso yo -se guardo el dibujo de captura de vuelta en su uniforme.

En su mente esbozo una sonrisa de satisfacción al ver que ya se quedo convencido que no le iba a poder dar más información de la que necesitaba.

-Pues si no sabes nada entonces me temo que tendre que registrar tu casa -declaro.

-¿Que? -exclamó, atolondrado por ese repentino aviso.

Quiso tener otro nudo en la garganta pero estaba demasíado asombrado para tenerlo.

-Lo siento mucho Norbell, pero veras... Como las cosas se estan poniendo feas con la guerra que esta promocionando Kaos, ahora nos han encomendado que registremos cada casa en busca de cualquier cosa que resulte sospechosa y que pueda ser tratada como acto de rebeldía -comento, haciendo gestos con la cara como de señalar que se sentía culpable por este hecho a pesar de que parecía gustarle que se hiciera.

-Pero eso es injusto, le he dicho que yo no se nada -le reprimió.

-Lo se, confio en ti, pero esta nueva ley ahora me permite desconfiar en todo el mundo, y eso te incluye a ti también -señalo con incredulidad.

Con eso ya tuvo claro que ya no podía confiar en él.

-¿No te importará que entre a tu casa, nó? -le pregunto, insinuandose con descaro.

Si le decía que nó, empezaría a sospechar de que ocurría algo malo.

-Me parece que le avisare a Molna de...

-Ah no, de eso me ocupo yo -insistió impidiendole que se moviera.

Ahí si que pudo sentir un nudo en la garganta, se la jugo demasíado bien.

-Muchachos, vamos a registrar las casa -le aviso euforicamente a su equipo.

-De acuerdo -aviso uno de los guardias.

-¿Que haran? -le pregunto con total preocupación.

-Nada, simplemente se pondran a registrar todas las habitaciónes y asegurarse de que no estas escondiendo a nadie.

-¿Y si estoy escondiendo a alguien? -recalcó con severidad.

Masculló con la boca media cerrada.

-Pues me temo que tendre que detenerte -señalo sinceramente.

Le entro el miedo de solo decir eso, era lo que menos quería oír en este momento.

-Espero de que no escondas a nadie aqui Norbell, no me gustaría poder detenerte -le aviso incredulamente y se marcho dejandole ahí atonito.

Los guardias abrieron la puerta y uno por uno fueron metiendose, ocuparon todo el salón de tal manera que ambos estaban que no sabían por donde ir. Molna entro al salón y observo atonito al grupo de guardias que tenía delante.

-¡Ah! -gimió sorprendida.

Los guardias la miraron con indiferencia.

-¿Que estan haciendo aqui? -les pregunto reprochadamente.

-Lo siento señora -se disculpo Orbuk entrando ultimo por la puerta-. Pero tenemos ordenes de registrar esta casa en busca de sospechosos.

-Aqui no hay ningún sospechoso -jactó justificadamente.

-Eso mismo averiguaremos. Registradlo todo en la cocina, en el baño, en las habitaciones de arriba -concreto señalando cada lugar para que mirasen.

Todos obedecieron y se desplazaron yendo cada uno por una zona distinta. Unos se fueron arriba y otros se quedaron en la cocina con él.

Molna miraba indignada como aquellos trolls se pusieron a tocarlo todo sin permiso. Se dispuso a razonar con Orbuk pero entonces entro su marido.

-Norbell, lo estan registrando todo -le replicó insistentemente.

-Lo se caríño, lo se -contesto con un tono vació y solemne.

Por su cara supo reconocer que había perdido, no logro convencerles de lo contrario.

Mientras lo estaban registrando todo, abajo en la despensa, Ephraim junto con Gorkit y Elfina se encontraban escondidos en un oscuro y angosto hoyo en el que apenas se veía nada, con la excepción de un rayo de luz que sobresalía de una rajadura que tenía la tapa de arriba, les daba la suficiente luz para verse las caras.

Elfina se puso a gemir de nuevo, Gorkit le tapo la boca de nuevo.

-Me parece que no deberías de hacerle caso -le imploro Ephriam.

-¿Que quieres que haga? Desde que han venido esos guardias no ha parado de gritar como si se creyera que la vamos a entregar -protesto Gorkit criticandole por creerse que lo estaba haciendo aproposito.

-Creo que no es por eso -recalcó pensativamente.

Escucharon la voz del guardia que parecía estar al mando, se le oía dando ordenes.

Gorkit intuyendose que tenía una teoria con respecto a sus gemidos.

-¿Crees que conoce a ese guardia? -intuyó.

Miro a Elfina asintiendo con la cabeza, con eso señalaba que sabía quien era.

-No han venido a por nosotros, han venido por ella.

-¿Y que hacemos entonces?

-Por ahora nada, dejemos que Norbell se ocupe de esto, si consigue convencerles de que no estamos aqui, entonces todo estará asegurado.

-¿Y que pasa si nos descubren y nos sacan aqui?

Asintio desconsolado al ocurrirsele una mala idea.

-Me temo que tendremos que luchar.

-¿Luchar contra ellos?

-Me parece que eran unos ocho, si les atacamos entre los tres quizas podamos dejarles inconscientes el suficiente tiempo.

-Estas loco, jamas les ganaremos. No es lo mismo que en la Jarra Verde.

-Lo se, pero es mejor dejarse capturar por estos tarugos -replicó con asco.

Ambos asintieron nerviosos al no tener ningún plan beneficioso.

-Si esto no sale bien tio. Quiero decirte que lo siento -dijo Gorkit disculpandose con él por consideración.

-No te me disculpes por nada. Ten algo de fe en que saldremos vivos de esta -protesto oponiendose a la idea de sentirse derrotados.

Orbuk se quedo en el centro del salón mirando como todos sus hombres se estaban ocupando de registrarlo todo, podía ver como lo sonsacaban todo de las despensas, de los armarios, hasta arriba se podía oír como tiraban los colchones hacía abajo en busca de algúna señal que indicase que habían fugitivos hospedandose ahí.

Cuatro guardias bajaron por las escaleras, uno le dijo:

-No hay nada señor -confirmo el que más al frente.

Carraspeo insatisfecho, miro a los demás guardias que se encontraban con él, todos le miraron meneando las cabezas en confirmación de que no hallaban nada. Volteo la mirada hacía los dos ancianos trolls que tenía detrás suyo. Norbell esbozaba una mirada de disgusto por tener que pasar por esta situación.

Quedo tan poco convencido que sentía que se estaba dejando algo, lo penso detenidamente hasta que se fijo en algo que le llamo la atención.

Una entrada en el rincón de la cocina.

-¿Que es lo que hay ahí? -les pregunto.

Se alarmaron al ver que se fijo en esa sección.

-¿Ahí? -reaccionó atolondrado.

-Si, ¿que es lo que hay ahí? -convino, señalandoles con tono acusador.

Ambos no sabían que hacer, si se decantaba por entrar ahí, descubriria que hay se escondían los dos trolls a los que buscaba. Necesitaban darle otra excusa lo suficientemente creible como para que no se interesase por mirar ahí.

-El almacen, hay es donde guardamos la comida y los suministros. No hay nada que ver excepto un montón de huevos apilados en las lacenas -soltó Molna dandole una respuesta sincera pero nerviosa.

Enarcó la ceja, esa respuesta le dejo bastante extrañado.

-¿Puedo mirar ahí? -les pidio cortesmente.

-Es que no hay nada que ver ahí, es imposible que alguien se esconda ahí, es un lugar muy pequeño -comento Norbell meneando negativamente con la cabeza.

-Decidire yo si es pequeño o no -acoto, decidido a mirar.

Chasqueo los dedos y los dos guardias que habían cerca se pusieron delante de Norbell y Molna impidiendoles el paso, no les iban dejar ir con Orbuk.

Entro en el almacen y se puso a mirar todos los suministros que se encontraban almacenados. Con lo que veía pudo reconocer que los dos ancianos tenían razón, solamente tenían huevos almacenados en despensas hechas con hilo de fierro que parecían haber sido construida por ellos mismos.

Debajo, Gorkit y Ephraim pudieron sentir las pisadas de Orbuk recorriendo el alma-cenadas, sus zapatos rezumbaban como si estuviesen hechos de metal.

De pronto Elfina se puso a gemir de nuevo asustada.

-Calla -dijo Gorkit agarrandole de la boca para que se callara.

Orbuk se puso a inspeccionar la comida, había de todo. Frutas, verduras, harina, levadura, huevos, pescado en conserva y algúnas carnes metidas dentro de jarrones para mantenerlos congelados durante largo tiempo. Le impresiono la forma en como estaba todo ordenado, pero no le satisfacía mientras no encontrase lo que quería.

Gorkit le apreto aún más la boca para que no hablase, pero eso provoco que ahora ella empezase a morderle la mano debido a que se asfixaba.

-Sueltala -le insistió Ephraim aterrado ante lo que hacía.

-No puedo -protesto aguantandose mientras le seguia mordiendo.

Orbuk miro para ambos lados, no había nada que le resultase sospechoso. Esperaba encontrarse con un escondrijo lo suficientemente grande como para que cupiesen tres serés a la vez, pero parecía no haber nada.

Asintio indignado al ver que no la hallo.

Se dio la vuelta y se marcho de vuelta hacía la salida.

-Se va -aviso Ephraim sabiendo lo que hacía por sus pisadas.

-Bien -exclamó enorgullecido Gorkit.

Elfina le mordió más fuerte, eso hizo que soltase un fuerte gemido.

Orbuk se detuvo, oyo algo raro.

Se giro y vio que no había nada detrás suyo, pero algo le llamo la atención.

Miro para ambos y seguia todo igual, lo dejo estar a pesar de que no se sentía muy convencido de que ahí no hubiese nadie.

Se dio la vuelta y salió del almacen.

-Se ha ido -aviso nuevamente Ephraim.

Gorkit soltó a Elfina, suspiro aliviado y se miro la mano, le dejo una enorme mordida, luego la joven elfa se puso a tiritar de miedo.

Regreso con los dos ancianos y les dijo:

-Tienes suerte Norbell -exclamó, con eso indicaba que no escondían nada.

Ambos asintieron satisfechos.

-Le dije que aqui no escondiamos a nadie -prorrumpió Norbell.

-Me alegro, por eso mismo nos iremos.

-Bien -dijo aliviada Molna.

En su mente, Norbell sonreía a gusto al ver que por fin se iba.

-Pero no sin antes quedarme para tomar un té.

Ambos se sorprendieron al oír eso.

-¿Como? -dijo Norbell.

-Señor, deberíamos de irnos ahora que hemos confirmado que aqui no estan -le aviso cuestionadamente uno de sus miembros más jovenes.

-Ya, pero he cruzado varias millas para buscar a esos fugitivos, y no los encontramos por ningúna parte, me merezco un obsequio por hacer tan arduo trabajo. Creo que me quedare aqui solo para charlar en privado con mi viejo Norbell, por los viejos tiempos -acordó dirigiendole una mirada lasciva al viejo granjero troll.

Por su cara supo reconocer que esto lo hacía por despecho.

Gorkit y Ephraim escucharon el aviso.

-Genial, ¿y ahora que hacemos? Ese no se va a ir de ahí -reprocho Gorkit.

-Tranquilo sobrino mio, dale algo de tiempo -le apaciguo prudentemente.

Los guardias se marcharon saliendo por la puerta dejando a Orbuk solo con ellos. Se quito el uniforme dejandolo en un perchero que se encontraba en una esquina. Cogió una silla y se sento en el extremo trasero de la mesa.

Ambos le miraron furtivamente, no sabían que esperar de esta situación.

-¿Que estabaís desayunando? -les pregunto, mirando la comida del fondo.

-Tostadas con tomates verdes -contesto timidamente Molna.

Meneo entusiasmado con la cabeza.

-No esta mal.

-¿Quiere que le prepare un poco?

-Prefiero que te lo diga tu marido.

-¿Que? -se desconcerto con esa objeción.

-Norbell, pidele a tu mujer que me prepare el desayuno, por favor.

No estaba seguro de si esa era una orden o una prueba para determinar si tenía absoluto control sobre él. Pero se intuyo que si hacía lo que le pedía, quizas se iría pronto.

-Molna, preparare el desayuno por favor.

-Al señor Orbuk -agrego.

-Preparare el desayuno al señor Orbuk por favor.

-Con mucho gusto -acepto serenamente Molna.

Molna se puso a calentar los tomates verde sobre una de las tostadas.

Norbell y Orbuk se quedaron mirandose con unas expresiones furtivas, como si ambos quisiesen decirse algo pero tenían miedo de que la cosa empeorase aún más.

-Norbell, sientate delante de la mesa, por favor -le pidio cordialmente.

Acepto, cogió una silla y se sento en el otro extremo de la mesa.

Trago saliva de nuevo, tenía tanto miedo por no poder determinar lo que pretendía hacer que sentía unas ganas terribles de atacarle y echarle a casa a patadas. Pero conociendole seguramente le detendría por insubordinación y le detendrían como si fuese un autentico delincuente. No quería provocarle un ataque a Molna porque sucediese eso, ya tenía demasíado con que no estuviese el hijo aqui para protegerles.

Molna puso la tostada en un plato y se la sirvió a Orbuk.

-Magnifico -dijo halagada por el aspecto tan suculento que tenía.

-Espero de que le aproveche -le dijo curtidamente Molna.

Le sonrio en agradecimiento por ese comentario tan modesto.

-¿Tu no comes Orbuk?

-Ya he comido -declaro, con tono frio y distante.

-Ah, es cierto. Disculpa mis modales -se disculpo con tono amable, pero fingido.

Se puso a comer la tostada mientras los otros dos le miraban atonitos, como si esperasen a que dijese algo que les hiciese comprender porque montaba esta escenita tan extravagante y al mismo tiempo tan atemorizante.

-¿Sabeís lo que he oído de Trollia Central? -les pregunto.

-No -contestaron ambos mutuamente.

-Que el emperador Kaos ha conseguido tranquilizar a las masas. Ha evitado el golpe de estado tan solo unos segundos -comento con interes.

-¿De verdad?

-Así es -se llevo un trozo enorme de tostada en la boca-. No se como lo ha hecho pero ese calvorota ha conseguido lo que en muchos años ningún politico ha logrado hacer jamás. Engañar al pueblo de la forma más astuta posible. Ja.

En su mente tenía ganas de reirse por eso, pero no podía, había algo en esta conversación que le hacía creer que daría lugar a algo inexpugnable.

-¿Como sabes que le ha mentido el pueblo?

Fijo una mirada seria en él.

-¿Acaso le defiendes? -le critico con vacilación.

-No, pero no logro entender de que le serviria mentir al pueblo. Hay otras formas de apaciguar a la gente sin necesidad de mentir, ¿nó? -argumento razonablemente.

Se pone a replantearselo mentalmente.

-Tienes toda la razón, hay otras formas de engañar al pueblo -se convenció esbozando una expresión exagerada y fingida de sentir interes.

Norbell se quedo meditabundo, pensaba que diria algo que no le gustase.

-La cosa es así. Toda Trollia Central se ha tranquilizado y han dejado las trifulcas a un lado, ahora en vez de estar enfrentandose a Kaos y a su politica, han decidido aceptar todas sus condiciones, incluida la de dejar que hayan ciertos de patrullas de ciclopes y chompies recorriendo las calles para vigilar a todo ciudadano que intente de hacer el más minimo acto que les resulte sospechoso -resumió expresandose con amargura.

-A mi no me parece mal, así por lo menos la gente vive tranquila -opino Molna.

Se detuvo mirandola fijamente.

-¿Tu crees? -le pregunto ladeando su cabeza en una expresión incredula.

Norbell intervino, se dirigió hacía él con impetud y le dijo:

-Lo que mi mujer quiere decir, es que por lo menos con esas patrullas se aseguran de que no se monte ningún otro golpe de estado más -le aclaro retrospectivamente.

Volvió a replantearse esa cuestión de nuevo.

-Tienes toda la razón -se convenció, volvió a dar otro bocado.

Norbell estaba empezando a perder la paciencia con Orbuk, cada vez que alguien decía algo, se mosqueaba porque no encajaba con sus ideologias y eso hacía que actuase impulsivamente, sentía la necesidad de echarlo de casa ya mismo.

-En fin, ahora que Kaos se está volviendo más poderoso cada dia con el nuevo ejercito que tiene. Yo asumo quizas lo utilizará para mandarlo adonde se encuentra el equipo de conquista. He oído que han hecho un gran avance al otro lado de Skylands.

-¿Han podido hacerse con algúna tierra?

-Creo que si, pero eso lo de menos ahora -se trago el ultimo trozo de tostada en la boca-. Hay algo que me preocupa desde hace unos dias.

Con eso pudo intuirse que no se iría hasta que terminase de hablar.

-Si Kaos va a mandar a todas sus tropas por toda Skylands para conquistar el mundo, imaginate lo que sucedera una vez las mande aqui, fuera de Trollia Central para hacerse con las tierras que aún no ha gobernado.

-¿Quieres decir que conquistara toda Trollia?

Carraspeo, afirmando con la cabeza.

-Pero eso me resulta imposible, tiene a los senadores de su parte, no entraría en guerra a menos que iniciase una rebelión contra todo el senado troll -argumento Molna.

-Lo se, pero Kaos ha logrado lo imposible, y las cosas estan cambiando -esbozo una mirada latente y vacía-. Tengo miedo de que ese calvorota ataque nuestros hogares, por eso mismo se me ha ocurrido una idea.

-¿Cual? -pregunto intrigado.

-Estoy reclutando a un equipo, de individuos y demás aldeanos que esten dispuestos a sacrificar sus vidas por esta lucha -declaro con tono desinhibido-. Y he pensado que a lo mejor tu podrías unirte a mis filas.

Se le abrieron los ojos como orbitas al oír eso, miro a Molna y ella quedo más exor-bitada que él. Ningúno de los dos se esperaba una respuesta como esta.

-¿Quieres que me una a tu equipo? -le reprocho cuestionandose esa propuesta.

-No es exactamente mi equipo, es mas bien un grupo formado por mi jefe. El quiere que hagamos esto personalmente. Y se me ha ocurrido que viendo que en tu tiempo fuiste soldado, me ha parecido bien volver a meterte en las filas, como en los viejos tiempos para variar -aclaro dando a entender que lo quería meter en algo que resultaba ser mucho más grande y conflictivo de lo que parecía.

Norbell se quedo dubitativo, no se sentía muy dispuesto a aceptar esto.

Los otros escucharon toda esa conversación, se quedaron indecisos al descubrir ese secreto de Norbell que no les había contado.

-¿Era solda...

Ephraim le rechisto, quería escuchar lo que decían.

Molna le consolo apoyando su mano encima de su cabeza, ella sabía bien por lo que estaba pasando al recomendarle esta propuesta tan inquisitiva.

-¿Te apetece? -puso una cara vacilona.

Se paso la mano por la cara, pensativo ante la decisión que iba a tomar.

-No se si puedo hacerlo Orbuk, yo ya perdí a mi hijo por culpa de la guerra, no quiero unirme a otra para dejar a Molna sola -declaro entristecidamente.

-No te preocupes, en cuanto te unas a nosotros, le pagaremos a ella por tus servicios -agrego con tono modesto.

-¿Pagarme por mis servicios? -criticó esa mención.

-Mi jefe esta dispuesto a pagar a las familias de todos a los que se una. Si te unes a nosotros recibiras una gran recompensa. Además, si falleces, ella recibirá una subita recompensa como modestia por haberte perdido, tendrá lo suficiente como para poder mantenerse durante unas cuantas decadas -concreto las opciones.

Molna se asusto al oír eso, miro a Norbell y esbozaba una expresión indecisa, como si se lo estuviese replanteado con seriedad. Eso fue algo que lo dejo dubitativo ya que a pesar de que sonaba una buena oferta, dudaba de si podía hacerlo o no.

-Dime una cosa. Si yo muero, ¿ella recibira más si yo estoy vivo? -le pregunto queriendo corroborar ese hecho tan criptico.

-Eso ya no es cosa mia, es cosa de mi jefe. Pero te puedo asegurar que pagan muy bien por este trabajo, es un hombre de confianza -confirmo sin dar una respuesta concreta de si era una opción segura.

Lo dejo dudando más que antes.

-No tienes que pensarlo ahora, esperate unos dias y ven a verme si has tomado algúna decisión, ¿de acuerdo? -le encomendó de forma modesta.

Se levanto y se limpio la boca con la manga de su camisa.

-Señora, le agradezco mucho el desayuno, ha estado delicioso -le agradeció con sumo gusto, luego se puso el uniforme.

-De nada -le devolvió el agradecimiento.

Sonrió satisfecho y entonces salió por la puerta, pero de pronto se detuvo.

-Una cosa más.

-¿El qué? -volteo la mirada.

-¿Tu hijo no se marcho voluntariamente?

Esa pregunta le provoco un dolor en el corazon, como si lo apuñalasen.

-¿Que tiene que ver eso? -reprocho indignado.

-Nada, pero me preguntaba si tu tendrías más valor que él cuando se unió a las filas de Kaos para luchar en contra de su especie -señalo con tono acusador-. Adios.

Se marcho él solo y cerro la puerta de un portazo.

El silencio se volvió tenso.

Norbell se levanto y miro por la ventana, observo afuera a Orbuk juntandose de vuelta con sus hombres. Se le pudo oír preguntandole una cosa a uno de los suyos.

-¿Has mirado en el establo? -le pregunto.

-Así es, no hay nada ahí -se le pudo escuchar responder aquel guardia.

-Entonces no hay nadie aqui. Vamonos ya -ordeno mosqueado.

Se juntaron en el carro con el que vinieron y dieron la vuelta, se marcharon por donde vinieron, cruzaron el camino y luego desaparecieron al otro lado.

Asintio aliviado al ver que todo termino, sin producirse ningún acto violento.

-¿Caríño? -soltó Molna, dirigiendose apenada hacía su marido.

Le miro de reojo.

-Saca a los chicos Molna, tienen que irse de aqui -le pidio explicitamente.

Por su tono supo que no quería saber nada del tema, se marcho al almacen y abrió la tapa que daba al hueco secreto, Gorkit y Ephraim junto con Elfina levantaron las cabezas sorprendidos al pensar que les descubrieron, pero no era así.

-Se han ido todos -les aviso con tono precavido.

Ambos trolls suspiraron aliviados.

-Por fin -berreó Gorkit y ambos se dispusieron a salir del escondrijo.

Salieron y se reunieron de vuelta con Norbell, ahora se encontraba sentado en una de las sillas con el codo apoyado sobre la cama, se le notaba pensativo, como replanteandose si tomaría esa opción o no.

-Señor Norbell -dijo Ephraim.

El viejo troll les miro con cara desdicha.

-¿Habeís oído lo que ha pasado? -les pregunto, asumiendo que lo sabían todo.

-Me temo que si -confirmo plenamente Gorkit.

Bajo la cabeza, pensando sobre lo que iba a decirles.

-No teneís que decirmelo, pero si soy sincero, no se que hacer, podría hacerlo pero... eso sería traicionarme a mi mismo.

-Si quiere hacerlo pensando que hará lo correcto, pienselo bien, nosotros no le exigiremos que pase de esa propuesta -accedió Ephraim permitiendo que se lo replantee.

Eso le motivo para tomarselo con calma.

Molna sollozo desconsolada ante la idea de pensar que su marido podría irse.

-No llores por mi Molna -acerco sus manos sobre las de ella-. Aún no lo he decidido, pero si lo hago, tienes que entender que quizas nos proporcione una mejor vida.

-Ya estamos viviendo una vida -recalcó ella, señalando la casa.

-No, esta es la vida que teníamos antes. Pero esa vida jamás regresara, tenemos que seguir adelante -soltó honestamente, señalando que estaban encasillados en un recuerdo que permanecia con ellos demasíado tiempo, y no lo soltaban más.

Gorkit reconsidero ese consejo también.

-No digo que sea ahora, pero si sucede lo que tiene que pasar. Yo te ayudare a recoger todo esto y marcharnos de aqui como sea. ¿De acuerdo?

Una lagrima cayo del ojo de Molna.

-De acuerdo -accedió entristecida.

Le dio un fuerte abrazo que la consolo.

De pronto Elfina se puso a llorar también.

-¿Te da tristeza verdad? -objetó vacilante Ephraim.

La joven elfa se tiro entristecida sobre el cuerpo del viejo troll. Pudo comprobar que esa tristeza no solo se debía a este suceso, sino también por todo el dolor que sufría en su interior por tener una familia así.

Ambos se separaron y dirigieron la mirada al grupo.

-Debeís marcharos de aqui. Orbuk puede que sospeche y regrese -decretó con tono autoritario y precavido.

-Si -confirmo Ephraim decidido a marcharse ya mismo.

Recogieron las cosas que escondieron y luego salieron para esperar a que Norbell viniese con el carro. Lo había ocultado al otro lado del establo, camuflado bajo un manto de hierbajos para que nadie notase que hubiese algo grande ahí oculto. Lo trajo de vuelta al jardin y rapídamente lo metieron todo como pudieron en el carro.

Elfina le daba tanto miedo volver ahí que Gorkit le tuvo que animar placidamente para que se montara sin ningún problema. Se monto con un poco de ayuda y luego pudo sentarse sin sentir miedo por haber estado encerrado en su interior.

Ephraim se sento el ultimo, luego Norbell le entrego algo envuelto en una manta.

-¿Que es esto? -le pregunto desconcertado.

-Un obsequio para vuestra seguridad, si en algún momento os coge la guardia urbana y os piden que os identifiqueis. Mostradles lo que hay ahí y confirmad lo que os pregunten, ¿de acuerdo? -le aconsejo con total precavidad.

Asintio con la cabeza.

-Gracias por todo señor Norbell -le agradeció con total sinceridad.

-No me lo agradezcaís. Estamos en tiempos de guerra, aqui lo único más sensato que podemos hacer es cuidarnos los unos de los otros -espeto con consideración.

Sonrio aliviado al oír eso.

-Iros antes de que las cosas empeoren aún más -le exigió vacilantemente.

-Si -accedió, se rio por su tono y arreo los caballos.

Se despidieron de la pareja de ancianos, entristecidos por no saber que les pasaría ahora que le dieron esa recomendación al viejo Norbell. Dieron la vuelta y se marcharon atravesando el otro camino que les llevaba más del bosque.

Elfina estaba intranquila, como de no saber adonde irian, Gorkit le consolo agarrandola con la mano para que se sintiese mas protegida. La perdono por la mordida y ambos se rieron por esa absurda situación que pasaron ahí abajo ocultos.

Subieron por la colina, esperando toparse con un nuevo obstaculo.