Los dorados rayos del sol vespertino empezaban a sucumbir lentamente en el horizonte, dándole en cierta forma un toque muy especial al atardecer de ese día, al reflejarse los luminosos destellos en los edificios de la pequeña ciudad de Tomoeda con una singular gama de tonos rojizos y naranjas, concediéndole al entorno un claro poder relajante luego de un extenuante día de clases para los jóvenes castaños que ya regresaban a su hogar.
En todo el trayecto, el ambarino no dudo en interrogar a la ojiverde, pues este aun seguía inamovible en su postura de creer que ella estuvo seriamente implicada en el pequeño incidente en el que se vio envuelta la presidenta del consejo estudiantil.
- Kinomoto... ¿estas segura que no tuviste nada que ver con lo que le ocurrió esta mañana a Mei Ling? – le cuestiono nuevamente, la otra solo se encogió de hombros sin dar mayor importancia pues ya estaba un poco cansada de escuchar la misma pregunta todo el día.
- Ya te dije que no... – hablaba con relativa tranquilidad y demostrando en todo momento una cara llena de inocencia – además, cuando el doctor la reviso dijo que su hinchazón era una especie de alergia a los mariscos que desayuno hoy – para la suerte de la castaña todas esas pequeñas casualidades la dejaban cada vez mas fuera de toda sospecha.
- Sé lo que dijo el doctor... es solo que nunca había visto que alguien se hinchara tanto en tan poco tiempo – se expreso derrotado al darse cuenta de como todos los argumentos de la castaña eran mas que validos, así que decidió cortar por lo mas sano y dar por finalizado aquel interrogatorio de una buena vez.
- Lo sé, parecía una pelota playera, jajaja... – y justo cuando empezaba a creer en su pura inocencia esta hizo un comentario que de nueva cuenta le hicieron regresar todas las dudas anteriores al muchacho.
Siendo sincero, jamás en la vida pensó que existiese una chica tan especial como ella... y se podría decir especial, en el sentido de que su carácter era tan cambiante como los colores que demostraba un camaleón al mimetizarse con su entorno.
En un instante estaba feliz y al siguiente estaba molesta, esos contrastes provocaban en él una enorme curiosidad hacia su persona, pareciéndole ciertamente interesante y podría decirse que hasta misteriosa, pero por otro lado también le era perturbadora, pues nunca sabia a que atenerse con ella al jamás tener la mas pequeñísima idea de lo que pensaba o de cual seria su próximo paso a seguir.
El joven estaba tan concentrado en esos cuestionamientos que ni siquiera se percato del que ya habían llegado a las puertas de su hogar, y de hecho no fue que lo supo hasta que la joven lo saco abruptamente de su ensimismamiento, luego de que por un largo rato este no le prestara el mas mínimo caso a ninguno de sus comentarios.
- Tierra llamando a Li... – lo sacudió para ver si este finalmente terminaba de reaccionar - ¡¿me escuchas Li!
- Uh... – murmuro un poco desorientado al seguir momentáneamente perdido en sus pensamientos - ¿qué sucede Kinomoto?
- Solo me preguntaba… ¿tienes que ir a algún otro lado? – la forma de expresarse de la chica fue un tanto desconcertada.
- No... ¿por qué lo preguntas? – contesto él serenamente a pesar de la extraña pregunta formulada por la castaña.
- Lo supuse, porque hace cinco casas que pasamos la nuestra... - señalo con la mano hacia atrás, ubicando con su dedo índice la casa mencionada.
El castaño inmediatamente volvió la mirada solo para constatar las afirmaciones de la chica, al instante sintió como sus mejillas empezaban a tibiarse por la vergüenza, pues se suponía que quien evitaría que se perdieran era él, aun apenado y sin decir nada se dio la media vuelta para dirigirse a donde realmente era su destino.
El chico iba con la cabeza baja, sin fijarse nuevamente en el camino, dicho error lo pago mas adelante al interponérsele un poste de la luz, semejante golpe le hizo caer de espaldas aumentando su ya de por si rojo tomate en las mejillas.
- ¿Li estas bien? – la ojiverde corrió rápidamente hasta donde él se encontraba, mostrando en su semblante suma preocupación.
Antes que escuchar sus burlas el muchacho se puso mecánicamente de pie, encaminándose a toda prisa hasta su casa, sin volver en ningún momento la mirada, escondiendo bajo los alborotados mechones castaños de su cabello el avivado incendio en su rostro.
La chica le siguió bastante inquieta, caminando en todo momento a sus espaldas ya que al ver la extraña escena se quedo más confundida que antes, no sabiendo a ciencia cierta que era lo que había pasado esta vez.
- No se cuantas veces voy a reiterar esto... – finalmente empezó a hablar, demostrando igual desconcierto en sus palabras que en su rostro – pero insisto Li, eres muy extraño...
Capitulo 6
Una fiesta, un secreto y una revelaciónAun con sus reservas, la joven castaña mantenía puesta fijamente la mirada en la figura de su acompañante, quien solo la evadía al sentirse bastante incomodo y abochornado por su falta de sentido de la orientación y pensando que cuando menos esta debería burlarse o hacer algún comentario por el estilo luego de que literalmente perdiera la brújula e hiciera el peor ridículo de su vida frente a ella.
Pero no, siendo como era Sakura Kinomoto, ni siquiera se había dado por enterada de lo vergonzoso que era para él aquella incomoda situación, de veras que esa chica era una despistada... claro que lo era cuando quería.
Al entrar en la residencia no paso desapercibido por ellos algunos adornos de fiesta como globos y serpentinas, aunque sin duda lo que mas llamo su atención era el exquisito olor de la comida que la mujer de cabellos negros preparaba en la cocina.
- Tía Yelan... ¿qué sucede? – cuestiono la castaña al entrar, anteponiéndose al ambarino que sin duda estaba por preguntar lo mismo.
- Ah, hola Sakura... Syaoran... pues es que estoy preparándole una pequeña fiesta a Chiharu... – le sonrió con amabilidad pero sin descuidar la lechuga que ahora mismo estaba deshojando para la ensalada.
- ¿Puedo preguntar que celebra? – murmuro el castaño ya mas relajado y con los niveles de presión sanguínea del rostro en estándares mas o menos normales.
- Hoy es el cumpleaños de Chiharu… y pues quise darle una pequeña sorpresa – contesto afablemente la hermosa mujer.
- ¡Enserio...! ¿y cuantos años cumple? – la ojiverde se mostró bastante emocionada ante la idea, si había algo que realmente le gustara eso eran las fiestas.
- Creo cumplirá veinte años...
- ¡¡¡¿De veras! – al ver la enorme euforia desatada en su sobrina la mujer solo asintió con un pequeño ademán afirmativo para ratificar lo dicho – ¡entonces tengo que darme prisa...! – casi no se alcanzaron a escuchar sus ultimas palabras puesto que cuando menos acordaron esta ya estaba escaleras arriba con rumbo a su habitación.
No sabían por qué, pero de alguna manera su versátil comportamiento ya no les inmutaba en lo absoluto, lo que suponían era a causa de que comenzaban a acostumbrarse a los arranques impulsivos de la joven de orbes esmeralda.
- - -
La velocidad de un rayo era insignificante comparada con la empleada por la joven que ahora mismo entraba a su un tanto desordenada habitación, botando su maletín negro arriba de la cama desatendida y dirigiéndose hasta plantarse enfrente del armario.
- ¿Qué sucede Sakurita? – murmuro incomprensiblemente y con la boca llena de dulces el peluche acompañante de la castaña al ver como esta abría de par en par la puerta del armario y sacaba a diestra y siniestra todo lo que en su interior había.
- Kero... ¿viste mi caja especial? – se volvió a él con un clara interrogante en su rostro.
- Creí que la habías dejado en Clow – respondió mas entendible, aunque bastante sorprendido pues nunca imagino que su ama cargara con esa caja a pesar de las negativas de su madre.
- No, la traje a escondidas de mi mamá, recuerdo que antes de marcharnos la puse entre mi ropa – la muchacha hablaba mientras se atareaba en encontrar la dichosa caja dejando mucho mas desordenada de lo que ya estaba su habitación.
Asimismo el muñequito contemplaba con cuidado el desastroso estado del lugar, con ropa regada por todo el piso y varios proyectiles mas de ella saliendo disparados de las manos de la muchacha, algunas cajas dispersas alrededor, llenas con algunos objetos personales que Nadeshico Kinomoto se había encargado de enviar después y varios libros puestos desorganizadamente sobre el pequeño escritorio junto a la ventana.
En definitiva esa era otra habitación completamente distinta a la que la joven recibiera hacia tres días, el pequeño guardián estaba a punto de decirle algo más cuando esta dio un sonoro grito de felicidad.
- ¡La encontré! – se expreso triunfalmente levantando una pequeña caja roja que sostenía con ambas manos en el aire – mira Kero, aquí estaba después de todo... – se dirigió a él como si en sus manos sostuviera el mas preciado tesoro de toda la humanidad.
No pudo continuar expresándole toda su viva felicidad puesto que justo en ese momento alguien llamo inesperadamente a la puerta, alertando automáticamente a los dos seres que ahora se encontraban dentro de la recamara.
- ¡¿Q-quien! ¡¿quién es! – impulsada como por un resorte tomo fuertemente al pequeño guardián para correr hasta la repisa arriba de su cama, sorteando olímpicamente todos los obstáculos que encontraba a su paso.
- ¡Soy Syaoran! – se escucho perfectamente la voz del ambarino desde el otro lado de la puerta – ¡¿puedo pasar!
- ¡S-seguro, la puerta esta abierta... – respondió al momento que acaba de acomodar al pequeño que ahora era un peluche mas en la repisa, quien a pesar de sus constantes protestas no le quedo de otra mas que obedecer al ver la cara de advertencia de su ama.
- Kinomoto, mamá me pidió que te avisara que la cena se servirá... – guardo silencio por unos momentos al mirar detenidamente la habitación de la joven, su primera impresión fue la de que una batalla campal se hubiese llevado a cabo dentro de ella – ...luego de que llegue Chiharu... ¿qué paso aquí?
Miro de arriba a bajo el lugar para posteriormente ubicar en el centro la figura de la castaña quien aun sostenía la extraña caja de color rojo entre sus manos.
- ¿Qué paso de que? –la joven simuló delirio a pesar de saber exactamente a lo que el otro se estaba refiriendo al notar como veía recelosamente cada rincón de la habitación, sin embargo el ambarino le dirigió una mirada tajante indicándole exactamente de que se trataba – s-si... si te refieres a la habitación pues es que no eh tenido mucho tiempo de instalarme adecuadamente, jejeje...
- ¿Quieres que te ayude a ordenar?
- No, por supuesto que no Li, yo puedo hacerlo ¡so...! – le dijo algo apenada dirigiéndose prontamente hasta él luego de hacer la caja a un lado, mas sin embargo sus pies se enredaron con una de las tantas prendas que estaban en el piso, perdiendo el equilibrio y de hecho estuvo a punto de caer de no ser porque el joven la sostuvo justo a tiempo – ...la...
- Lo vez, necesitas arreglar esto cuanto antes sino quieres sufrir un accidente – le dijo en un inapreciable tono de burla, sosteniéndola aun entre sus brazos, lo que de alguna manera provoco que las mejillas de la joven se encendieran al rojo vivo, obligándola a apartarse instantáneamente del chico pues su solo contacto alteraba sus sentidos.
- N-no quiero darte esa molestia – murmuraba bajamente al tiempo que se separaba de él, desviando su mirada a un lado pues aunque no sabia el ¿por qué, no podía verle de frente al sentir como un nerviosismo bastante desconocido se apoderaba lentamente de ella.
- No te preocupes que no es ninguna molestia... – le contesto con una diminuta sonrisa amable, sin parecer notar el estado de la muchacha puesto que divisaba todo el sitio decidiendo cual seria el lugar mas conveniente para empezar – además si ordenamos entre los dos mas rápido terminaremos...
- E-esta bien Li... pero te juro que te pagare esto de alguna forma – le miro decididamente aunque de manera bastante agradecida ya que lo cierto era que ella no tenia ni la menor idea de cómo limpiar el lugar.
- En ese caso manos a la obra, yo ordenare los libros mientras tu te encargas de apilar la ropa en un solo sitio para después doblarla... – la chica solo asentía a todo lo que este le decía, obedeciendo a la orden y sin prestar ningún tipo de excusa.
En otras circunstancias se habría revelado al instante pues lo que mas detestaba en el universo era que alguien le ordenara lo que tenia que hacer, pero es que Li lo hacia de una forma en la que ella ni siquiera se daba cuenta y de hecho era hasta divertido arreglar el desorden cuanto él estaba a su lado.
En cuestión de minutos todo regreso a la normalidad, ahora los libros se encontraban perfectamente acomodados en el escritorio, la ropa justamente doblada y guardada en el armario, mientras que las cajas fueron vaciadas para acomodar los objetos personales de la chica en sus respectivos lugares y la cama estaba perfectamente tendida y sin nada encima.
- Lo vez, no tomo tanto tiempo... – el joven se sentó en la orilla de la cama, observando al igual que la muchacha con bastante satisfacción el trabajo que entre los dos habían realizado.
- Si... – se mostró fascinada y muy feliz al ser una de las tantas cosas que empezaba a lograr hacer por si sola, bueno, casi por si sola – muchas gracias Li... – le dedico una bella sonrisa cargada de gratitud genuina al muchacho, no pasando desapercibido ese pequeño gesto por él que igualmente le correspondió.
- Por cierto Kinomoto... ¿qué piensas hacer con esa caja?... – señalo la pequeña caja roja que estaba sobre el escritorio, al notar como desde el principio de su tarea la chica tuvo una especial afección por esa caja.
- Dentro de esta caja esta el regalo que le daré a Chiharu... – sonrió nuevamente, tomando asiento ella también, solo que en la silla frente a su escritorio.
- ¿Y que clase de obsequio será? – decía un poco intrigado al ver como la ojiverde le daba la espalda para abrir finalmente la dichosa caja, sacando algunas piezas de cristal de ella.
- No seas tan curioso Li, ya lo veras cuando Chiharu habrá su regalo – decía la joven un tanto divertida – por cierto, hay algo que eh querido preguntarte desde la mañana...
- ¿Qué cosa es? – hablaba mientras veía distraídamente los detalles decorativos en la recamara de la castaña, fijando especialmente la vista en el pequeño peluche amarillo que permanecía inmóvil en el estante arriba de la cama.
- Es sobre Eriol y Tomoyo...
- ¿Que con ellos? – el chico aparto momentáneamente la mirada del guardián, causándole algo de alivio a este después de sentir todo ese rato la penetrante mirada del ambarino.
- No lo sé, tal vez fue mi imaginación, pero me pareció que a Tomoyo no le cae muy bien que digamos Eriol y pues como tu eres su mejor amigo tal vez sepas el por qué... – la chica seguía trabajando con las cuentas de cristal al mismo tiempo que sostenía aquella entretenida conversación con el castaño.
- Como te explico... – se mostró pensativo por unos momentos para a continuación tratar de explicarle lo que ocurría de una forma en la que ella lo pudiera entender – solo digamos que Tomoyo ha sido el amor de toda la vida de Eriol… pero como ya te habrás dado cuenta este no es ninguna blanca paloma sino que mas bien es un tanto mujeriego y de hecho eso fue lo que justamente le trajo problemas con Tomoyo...
- ¿Por qué?... ¿acaso a Tomoyo también le gusta Eriol...?
- Antes estaba seguro de que así era, pero ahora no le sé ya que siempre se porta muy áspera con él, pero en parte creo que esta en todo su derecho de estar molesta luego de lo que le paso por su culpa...
- Es cierto, mencionaste algo parecido en la mañana... – la joven finalmente giro su silla para quedar de frente al chico – ¿qué fue lo que sucedió?
- Hace un par de meses, creo que fue para las vacaciones cuando Eriol por fin logro que Tomoyo saliera con él – se expresaba tan calmadamente que toda la atención de la castaña se centro en su relato – y aunque al principio todo iba bastante bien, al final las cosas no salieron exactamente como estaban planeadas.
- ¿Y eso por qué? – se mostró bastante interesada animándolo de esta forma a proseguir.
- Rubí, la ex-novia de Eriol, apareció en la cafetería donde ellos se encontraban... – el chico serró pesadamente los ojos en señal de cansancio al recordar lo ocurrido – lo siguiente que supe fue que en un arranque de celos esta le armo un tremendo escándalo en el que Tomoyo, sin tener idea alguna de lo que estaba ocurriendo fue la mas afectada, ya que Rubí deliberadamente vació sobre ella la limonada del vaso de Eriol ante la mirada de todos en la cafetería, y ya para no hacer la historia mas larga creo Tomoyo se sintió tan humillada que no ha querido saber absolutamente nada de Eriol desde entonces...
- Pero que chica tan detestable, mira que si eso me hubiese pasado a mí con Yue yo si la hubiera convertido en erizo de mar o algo realmente repulsivo... – se mostró tan indignada que sin querer la joven había hablado de más.
- ¿Yue...? – el chico le miro inquisidoramente en un aire un tanto despectivo.
- Ah... este... Yue es... jejeje... – algo dentro de ella le decía que tenia que darle una explicación aunque en realidad no hubiera nada que explicar – Yue es un buen amigo – en ese momento solo le vino a la cabeza la definición de Tomoyo sobre los amigos y el que significaba tener uno.
- Descuida Kinomoto, no tienes porque darme explicaciones sobre tus amistades... – el chico se puso abruptamente de pie y si bien no lo demostraba del todo lo real era que le molestaba que hubiera un chico especial en la vida de la castaña.
- ¿Por cierto Li, aun tengo una duda... – el joven le miro un tanto aturdido pues a su parecer todo había quedado mas que claro - ¿cómo es que sabes tan exactamente todo lo que paso ese día? – ahora la que le miro inquisidoramente fue ella.
- Es porque yo estuve en primera fila cuando todo ocurrió – mostró su neutralidad de siempre sin dar mayor importancia.
- ¿Enserio? ¿y puedo saber que hacías tu ahí? – jaque mate, la chica había dado justo en el punto, dejándolo mudo por unos momentos al tratar de dar una buena excusa, porque tampoco quería que lo catalogaran como un metiche ya que en realidad él se encontraba ahí por pura casualidad luego de que Mei Ling le obligara a ir de compras con ella – ¿y bien? – se cruzo de brazos sin quitarle un solo momento la vista de encima.
- Kinomoto mira la hora, ya casi es la cena y yo todavía tengo que hacer unas cosas mas que me pidió mamá, así que con tu permiso me retiro – fingió demencia y salió a toda prisa de la habitación dejando con la palabra en la boca a la chica.
- Espera Li... ¡Li! – lo llamo una y otra vez mas este no le hizo ningún caso, molestando bastante a la chica por su actitud – ese Li es un tonto... – murmuraba muy enojada al retomar sus actividades nuevamente.
El pequeño guardián amarillo que había observado con detenimiento todo lo ocurrido, a penas el chico serró la puerta tras de sí, abandono su lugar para volar hasta donde ahora se encontraba su ama...
- Ese mocoso tiene unos poderes sorprendentes... – decía al momento que se plantaba frente a la joven con una actitud bastante analítica.
- ¿De que hablas Kero? – la ojiverde volvió su atención hacia él no comprendiendo muy bien lo que quiso decirle.
- Sakura ¿estas segura que ese chico no sabe absolutamente nada de magia?
- No, cuando llegue, lo primero que me advirtió tía Yelan era que Li jamás debía enterarse del mundo que provenimos – se mostró mas que extrañada ante la manera pensativa que adoptara su guardián - ¿por qué lo preguntas?
- Es por qué a pesar de que ese mocoso nunca ha tenido ninguna clase de contacto con el mundo mágico, estoy casi seguro que pudo detectar mi presencia...
- ¡¿Qué!... pero eso es imposible – la joven se mostró mas que sorprendida ante las afirmaciones del que antes que nada era su amigo – aun para mi que tengo un nivel avanzado de magia es muy difícil percatarme de tu presencia cuando estas con esa apariencia de peluche...
- Lo sé, pero la forma en que me miro... solo de recordarlo me dan escalofríos... para estar mas tranquilos es mejor que tomemos precauciones hasta estar seguros cual es su nivel mágico...
- Entiendo, aunque no tienes de que preocuparte Kero, Li cree que es un simple mortal por lo que dudo mucho que nos descubra...
- Quizás, pero es mejor estar prevenidos ya que nadie debe enterarse de tu verdadera situación, ni siquiera tu tía... – se mostró enérgico en lo ultimo, mas esta dejo de prestarle atención a mitad del sermón – Sakura ¿me estas escuchando?
- Si, si, no decirle nada a mi tía sobre mi verdadero ser... – la chica seguía apresuradamente con su trabajo, dándole por su lado al pequeño que lucia ligeramente preocupado – listo al fin lo termine... ¿me quedo perfecto no te parece?
Kerberos solo dio un pequeño suspiro lleno de cansancio al ver el objeto elaborado por su ama, cuestionándose seriamente sobre si esta seria capas de seguir guardando el secreto como lo había hecho desde que se entero cual seria su verdadera misión en la vida, tenia que confiar en que así fuera o de lo contrario se verían en graves aprietos.
- - -
Todas las luces de la casa estaban apagadas, cosa que sorprendió un poco a la joven de largos cabellos castaños, puesto que su casera siempre le avisaba cuando por alguna razón tenia que salir, aunque con el día tan malo que había tenido no era de extrañarse que una cosa así ocurriera.
Con cansancio inserto la llave en la ranura del cerrojo, girando con lentitud la llave hasta que finalmente la chapa cedió, oyéndose un rechinido al tiempo que la puerta se abría.
- ¡Señora Yelan!... ¡Yamasaki!... ¡Sakura!... – a mediada que la joven cruzaba el marco de la puerta llamo en voz alta a los demás habitantes de la pensión, asegurándose que de verdad no hubiese nadie en la casa - ¡Syaoran!... ¡¿hay alguien!
En efecto, parecía que realmente no había nadie en el lugar, la joven dio un hondo y prolongado suspiro un tanto melancólico pues al parecer seria otro cumpleaños que pasaría sola, no obstante toda su tristeza se disipo cuando repentinamente las luces se encendieron.
- ¡¡¡¡Sorpresa! – gritaron al uníoslo los otros cuatro desaparecidos, sorprendiendo gratamente a la joven que no sabia que decir puesto que ni sus padres se habían acordado de su cumpleaños.
- ¡Felicidades, ¡felicidades, ¡felicidades...! – repitió una y otra vez la castaña que se veía notoriamente contenta con la pequeña festividad – ¡feliz cumpleaños! – estaba tan emocionada que hasta un abrazo le dio a la festejada, dejando a mas de uno boquiabierto por su política de cero contacto físico.
- G-gracias... – se quedo perpleja al sentir el contacto físico de la chica y mucho mas cuando esta le entrego una pequeña cajita, envuelta extrañamente en un papel metálico reluciente.
- Ojala y te guste... – sonrió con beneplácito al presenciar como la otra joven desenvolvía cuidadosamente el complicado envoltorio.
- Es bellísima... de veras gracias Sakura – decía al contemplar la hermosa pulsera de cuentas de cristal matizado en tonos multicolor, un tipo de material que ella jamás había visto antes.
- De donde yo vengo es una tradición que al cumplir veinte años te regalen una pulsera así – de alguna forma se encontraba mas que complacida al saber que su obsequio había sido muy bien recibido por la persona para quien fue hecho – es un amuleto que te guiara para que puedas seguir el camino que te tiene deparado el destino a lo largo de tu vida...
- Créeme que lo cuidare mucho y lo valorare como mi tesoro mas preciado...
- Además tendrás muy buena suerte ya que le imprimí mi toque especial al elaborarlo – al escuchar lo ultimo la mujer de largos cabellos negros se giro incrédulamente para con su sobrina al asaltarle una enorme duda a la cabeza.
- Eh, por cierto Chiharu eh preparado una cena especialmente para ti, porque no pasan todos al comedor – la pelinegra se dirigió a los presentes mostrando amabilidad aunque si bien en el fondo se empezara a formársele un muy mal presentimiento, mal indicio, ya que todo lo que para los humanos eran simples supersticiones para los hechiceros eran devastadoras realidades.
Los chicos se dirigieron animadamente al comedor, felicitando en todo momento a la festejada que estaba más que feliz por el grato momento que le estaban haciendo pasar.
- Querida Sakura ¿podrías ayudarme a servir? – le sonrió afablemente a su sobrina antes de que esta tomara asiento junto a los demás.
- Claro que si tía... – aunque extrañada igualmente obedeció, era muy raro que le pidiese que hiciera ese tipo de tareas pues por lo general Syaoran era el que se encargaba de ayudarle.
Cuando las dos estuvieron solas en la cocina Yelan no quiso darles mas vueltas al asunto y le preguntó de frente aquello que empezaba a inquietarle fuertemente.
- Puedo hacerte una pregunta Sakura – la mujer hablaba mientras servia adecuadamente los platos de comida.
- Seguro tía Yelan ¿de que se trata? – se mostró un tanto curiosa al ver la seriedad que de repente se había reflejado en el rostro de su tutora.
- Es sobre ese amuleto que le diste a Chiharu... ¿de verdad tu lo hiciste? – dejo de lado lo que estaba haciendo para mirarle de frente, tratando de encontrar alguna clase de vacilación en sus acciones, pero no.
- Si, aunque no entiendo ¿por qué me preguntas eso?
- Lo hago, porque a mi parecer era un trabajo artesanal perfecto, y tu también como yo sabes que ese tipo de amuletos solo pueden ser elaborados por hechiceros con un experto y altísimo poder mágico... – le miro con tanto escrutinio que puso un poco nerviosa a la chica – dime Sakura ¿hay algo que tu madre no me haya dicho?
- Bien, pues es que yo... – titubeo al recordar las palabras de su guardián solo unos minutos atrás, después de dar un suspiro para agarrar un poco de valor prosiguió – digamos que soy una especie de prodigio para la magia...
- Entonces lo del elixir de anuam tampoco fue una casualidad ¿verdad? – su temor acrecentaba mas a medida que esta hablaba.
- N...no del todo... – quiso sonreír para aligerar un poco la situación, sin embargo su sonrisa se opaco al sentir la mirada seria de su tía.
- Sakura... tu eres... – no quiso adelantar conclusiones no obstante tenían que descartar todo tipo de posibilidades – ¿tu eres un guardián de los pilares?
- M-me... me temo que si… – respondió con la verdad pues iba a ser muy difícil ocultarle justamente a ella todo aquello porque no en vano su tía fue catalogada por todo el mundo mágico como una eminente hechicera.
- No puede ser… - la mujer palideció al escuchar las ultimas palabras – por que tu Nadeshico no menciono nada…
- Es porque nadie mas que mis padres y los ancianos del consejo lo sabían…ni siquiera mi hermano lo sabe ya que no se sabrá hasta que llegue el momento que ocupe mi lugar… - la chica bajo la mirada un poco desanimada al ver la reacción de su tía, era como la peste entrando en su casa – entenderé si ya no quieres que viva contigo…
- Querida, por supuesto que no me molesta que vivas aquí – se apresuro a decir al recapacitar su actitud – es solo que estoy muy preocupada por tu seguridad… si algún hechicero oscuro se entera no se lo que podrá pasar y lo digo porque yo ya no cuento con mis poderes…
- No te preocupes por eso, como te dije nadie mas lo sabe… - una de sus tantas facultades era la de poder percibir cuando una persona mentía, el cual no era el caso de su tía quien en verdad estaba preocupada por su bienestar.
- ¿Sakura…? - su frase se vio interrumpida por la irrupción del castaño en el lugar, quien se encontraba ahí porque ya había pasado un tiempo considerable desde que las dos se marcharan para servir la cena.
- ¿Mamá todo esta bien? – la voz del castaño provoco que ambas detuvieran aquella platica que de alguna manera había quedado pendiente pues aun la castaña tenia bastantes cosas que explicar.
- Eh… si, ahora vamos… - la mujer trato de aparentar naturalidad no obstante el castaño no parecía estar muy convencido con su respuesta lanzándole una mirada por demás desconfiada a las dos.
- Ya te dije que no pasa nada… - se acerco hasta él con dos platos de comida en la mano – ahora lleva esto al comedor.
- Pero… - quiso objetar mas ahora la castaña fue la que intervino.
- Anda Li, Chiharu y Yamasaki ya han de tener hambre – le apresuro caminando a sus espaldas ella también con un par de platos en las manos.
- Esta conversación aun no ha terminado Sakura… - murmuro bajamente la mujer al momento que la joven le pasaba de lado – hablaremos después… - la ojiverde solo asintió afirmativamente dirigiéndose junto al ambarino hasta el comedor, sintiendo en todo momento la penetrante mirada de su tía quien ahora mismo se encontraba reflexionando sobre las consecuencias que esta noticia conllevaría.
Continuara…
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Ahora si que mi cabeza no dio para mas pues un montón de nuevas ideas que no he podido materializar muy bien no me dejaron concretar lo que tenia que decir, aunque bueno al final termine el capitulo, ojala y les haya gustado y sino ya saben que pueden hacérmelo saber a través de sus comentarios, por lo que quiero hacer algunos agradecimientos especiales a sashakili, H3CH1C3R4, Lady Nux, Carolina y risa-trisha, ahora si, eso fue todo, nos vemos el proximo capitulo…
