Las dos semanas siguientes pasaron rápidamente, en aquel tiempo la joven hechicera, se porto ejemplarmente y desde la visita de la profesora Mizuki, esta no se había metido en ninguna clase de problema, por lo que estaba casi segura de que si seguía a este paso, sus padres la perdonarían al finalizar el mes.
Aquello le hacia tener sentimientos encontrados, pues por un lado podría regresar a su mundo, lo cual era el plan desde un principio, pero por el otro, no quería apartarse de aquella familia que se ganara a pulso, su total respeto y cariño.
Todos aquellos pensamientos le asaltaban insistentemente a cada rato, poniéndola en un gran dilema, al tratar de tomar una decisión correcta, estaba tan absorta en si misma, que ni siquiera se dio cuenta en que momento había llegado a su casa, no lo supo hasta que se vio parada frente a la puerta principal.
Con desgano giro la perilla dorada de la puerta, para en solo segundos traspasar el umbral de la misma, anunciando su llegada al recinto con su acostumbrado "ya estoy en casa".
- Hola querida Sakura... – tal y como ya era la rutina, quien primeramente la recibió fue su tía, pero esta vez la castaña noto en su semblante mayor animo que de costumbre – te tengo una sorpresa...
- ¿A mi? – se señalo a si misma un poco confundida, pues no tenia la menor idea de que clase de sorpresa le tendría preparada su tía, pero sobre todo, a beneficio de que seria esta.
- Así es Sakura... – desde las escaleras escucho una voz muy familiar que le llamaba, instintivamente giro la cabeza, llevándose una muy grata sorpresa al mirar de quien se trataba.
- ¿Nakuru? – pregunto incrédula, dibujándosele poco a poco una enorme sonrisa en los labios al ver a la joven castaña rojiza que se encontraba ahí – ¿de verdad eres tú?
- Por supuesto, ¿acaso esperabas a tu ada madrina? – bromeo la castaña rojiza, quien descendió las escaleras hasta quedar de frente a la oji-verde.
- Pues de hecho si la esperaba... – le siguió el juego, las dos se conocían a la perfección desde muy pequeñas, puesto que ambas tenían la misma edad, volviéndose prácticamente inseparables desde que entonces.
- En ese caso, digamos que por esta ocasión yo seré tu ada madrina – como ya se veía venir, a penas estuvieron frente a frente, las dos jóvenes se abrazaron afectuosamente, luego de tener ya casi un mes y medio de estar sin noticias la una de la otra – me da gusto volver a verte Sakura...
- A mi también Nakuru... – se decían al mismo tiempo que se separaban de su cordial abrazo.
- ¿Pero que te paso? – la castaña rojiza, le miro detenidamente de pies a cabeza, no dando crédito a lo que sus almendrados ojos veían.
- E-es una historia muy larga... – respondió nerviosamente al suponer que esta se estaba refiriendo a la interesante indumentaria que portaba – que te parece si vamos a mi habitación para hablar con mas calma.
- De acuerdo... – dijo siguiéndole el paso, no sin antes despedirse de la mujer de negros cabellos que también estaba en la sala – hasta luego señora Li...
- Hasta luego Nakuru... – correspondió el saludo, dándoles a las dos una ultima indicación antes de que estas se perdieran al final de las escaleras – ah, y no olviden que la cena se servirá a la ocho en punto.
- Si, gracias tía... – contesto distraídamente la oji-verde, pues estaba muy entretenida con la conversación que sostenía con la otra chica.
Capitulo 11
Regresando a los orígenesAl entrar en la habitación, la castaña clara se sorprendió un poco, al ver como un par de animales de felpa alados, disputaban furiosamente un juego de video frente a su computadora.
- Veo que también vino Spy... – la chica señalo al pequeño peluche negro que estaba aferrado, al igual que su guardián, a un joystick.
- Si, no podía dejarlo solo en casa... y por otro lado él estaba muy emocionado con la idea de volver a ver a Kero... – señalo lo último burlonamente, tomando asiento en la cama de su anfitriona.
- ¡Eso no es cierto! – replico el pequeño guardián negro al escucharla, descuidándose por unos segundos de su juego, lo que le hizo perder frente a su eterno rival, Kerberos.
- ¡Gane...! – grito triunfalmente el felpudo amarillo, lo que no dejo muy conforme a su compañero de juego.
- ¡Que…! ¡eso fue trampa! – dijo muy molesto el de color negro, volviendo nuevamente su atención al otro guardián.
- No es verdad, yo gane limpiamente – le desafió Kero, con su ego en todo lo alto – admite que esta vez perdiste Spy.
- ¡Que yo no perdí...! – hizo una pequeña rabieta – pido la revancha... y así decidiremos de una buena vez por todas quien es el mejor Kerberos...
- Como quieras, aunque de todas formas morderás el polvo Spynell... – mostró tanta determinación que de sus pequeños ojos negros parecía emanar cierto fuego.
- Ya lo veremos... – el pequeño de color negro mostró igual decisión, dejando centrada su única y total atención en el videojuego y nada mas.
Las dos castañas observaron divertidamente la riña entre sus guardianes, los cuales tendían a ser por demás competitivos, según ellos, para tratar de demostrar cual de los dos era el mejor guardián personal de todo el reino de Clow, aunque a sus dueñas les pareciera una total niñería de su parte.
- Eso los mantendrá un buen rato ocupados... – murmuro la castaña clara, tomando ella igualmente asiento en la silla de su escritorio – por cierto Nakuru, no es que me desagrade tu visita, ni nada por el estilo, pero puedo saber ¿qué haces aquí?.
- Te lo diré... pero antes que nada, tú puedes decirme ¿que rayos traes puesto...? – señalo acusadoramente el impecable uniforme negro de la chica.
- Ah, pues veras... esto fue idea de mamá – sintió algo de vergüenza, pues tal y como lo había pensado, si cualquier hechicero respetable de su escuela la viera con aquella pulcra indumentaria, su reputación se iría sin remedio a la basura – me obligo a vestirme así, para según ella, pasar desapercibida en el mundo humano... inclusive se deshizo de todo mi guardarropa, con la excusa de que si me vestía de esa forma llamaría mucho la atención...
- No puedo creer que lo hayas permitido, la Sakura que yo conozco jamás deja que nadie le diga lo que tiene que hacer...
- No me quedo otra opción, si quiero mis poderes de vuelta tengo que portarme muy bien...
- Te compadezco, aunque pensándolo bien, creo que yo puedo hacer algo para remediar un poco tu sufrimiento – mostró una sonrisita misteriosa, viéndole de arriba a bajo con detenimiento.
- ¿De que hablas? – cuestiono un poco confundida, ganándose solamente una sonrisa por demás divertida por parte de la otra chica.
- Veamos... – le miro pensativamente por unos instantes, para al final conjurar un tipo de hechizo – ¡cambio! – con un simple chasquido de dedos modifico la apariencia de la otra joven, ninguno de los guardianes se dio cuenta de lo que había hecho, al estar tan concentrados en su juego.
- Pero Nakuru... – murmuro la castaña sin creer lo que había pasado, al presenciar como nuevamente su ropa y sus cabellos eran tal y como los recordara.
- ¿Y bien? ¿qué te parece? – se mostró orgullosa de su hazaña al ver la fascinación reflejada en el rostro de la chica – se que mi ropa no va mucho con tu estilo original, pero creo que ese cambio te sienta bien.
- Es fantástico – la muchacha no acaba de mirar totalmente encantada su vestuario, el cual consistía en una chamarra de mangas tres cuartos, un top corto ajustado y unos pantalones por demás holgados, todo en variaciones de color negro, asimismo como sus tenis y los semí-guantes que ahora portaba en las manos.
No pudo esperar a ver su rostro en un espejo, dejando su silla de lado para constar por ella que su cambio había sido completo, cuando vio su reflejo quedo mas que fascinada, su cabello estaba completamente recogido en una coleta alta, mientras que su cara ahora lucia un ligero maquillaje de un tono oscuro, y dos argollas adornaban en el cartílago de su oreja derecha y una el de la izquierda.
- Muchas gracias Nakuru... – sonrió felizmente mirándose detenidamente al espejo.
- De nada, ese atuendo de niña buena nada mas no va con tu personalidad... – se encogió de hombros, dándole la menor importancia al asunto.
- Ahora si me siento como yo misma, jejeje... – dejo escapar una risilla un tanto maliciosa, dándole de nueva cuenta a su aspecto, ese deje de maldad por el que era tan temida en la academia Read – Nakuru, sin duda tu eres mi mejor amiga...
- ¿Amiga? – se mostró confundida ante la terminología empleada por la joven.
- Es un nuevo concepto que aprendí aquí, te lo explico después... – se volvió a la chica, mostrándole una sagaz mirada – ahora si me vas a explicar ¿qué es lo que te trae aquí, porque recuerdo perfectamente que una vez dijiste, que ni muerta pisarías el mundo de los humanos...
- Sé perfectamente lo que dije, y créeme que si no fuera porque el asunto que me trae aquí es de vida o muerte, jamás lo hubiese hecho – se cruzo de brazos, adoptando una actitud un tanto seria.
- ¿De veras?... – le miro con bastante suspicacia – ¿y que es eso tan importante que tienes que decirme?
- Pues que nuestra queridísima compañera Reika Arakawa, te esta buscando... – empleo un gran sarcasmo al referirse a aquello.
- ¿A mí? ¿y para que me quiere? – mostró total despreocupación ante el comentario – aunque no se ni para que pregunto, desde que la conozco ella siempre busca cualquier excusa para meterme en problemas...
- Es verdad, pero me temo que esta vez la situación es un poco mas grave, ya que tú no cuentas con tus poderes...
- Eso lo sé perfectamente, pero sigo sin entender ¿que es lo que Reika tiene esta vez contra mi...? – hablo con la verdad, que ella recordase no le había hecho nada, o al menos no antes de que la expulsaran.
- ¿Recuerdas el incidente en el laboratorio de pociones? - la castaña rojiza comenzó a hablar después de dar un hondo suspiro.
- Es evidente que lo recuerdo, por esa razón estoy aquí ¿lo olvidas? – mostró un poco de sarcasmo, adoptando paulatinamente la actitud que durante el ultimo mes le costara tanto trabajo dejar de lado.
- Ese día, Reika fue la ultima en salir del laboratorio, por lo que el humo de la explosión provoco algunos efectos secundarios en ella... y parece ser que tú eres la única que puede revertirlos, porque ni los profesores pudieron volverla a la normalidad.
- ¿Que clase de efectos secundarios? – miro inquisitivamente el serio rostro de su amiga.
- Como tú recordaras, el tesoro mas preciado para Reika era su sedosa cabellera dorada...
- Como olvidarlo, si desde siempre se la ha pasado presumiéndola como si fuese la octava maravilla del universo... – automáticamente cambio su semblante burlón, por uno mas preocupado – espera un momento ¿dijiste era, ¿no me digas que algo le paso a su cabello?
- Si... su cabello... jejeje... – ya no pudo mantener por mas tiempo su impasible semblante, dejando escapar una risilla que prontamente se convirtió en una sonora carcajada.
- ¿Qué le paso a su cabello? – pregunto, mientras alzaba una ceja para mirar seriamente a la otra chica.
- Lo lamento... solo digamos que ahora tiene un arco iris multicolor por cabello... – trato de contener nuevamamente su risa – es mas, te lo mostrare para que me entiendas mejor – la castaña hizo un ademán afirmativo en señal de aceptación, al mismo tiempo que la de avellana mirada sacaba un pequeño espejo de entre sus ropas – esta es Reika antes de la explosión – en el espejo apareció la imagen de la aludida, una joven de tez blanca y finos rasgos en el rostro, de ojos azules y de largo y sedoso cabello rubio.
- ¿Si? – le miro sin mayor sorpresa, dándole a entender que ella recordaba como era.
- Y esta es la nueva Reika... – el espejo cambio la imagen y en su defecto mostró la cara de la misma chica, pero con la pequeña diferencia de que esta tenia un nido de cabello quemado y enredado, lo que antes fuera una radiante cabellera dorada, se había convertido en ese barullo de colores, que iban desde el verde limón, hasta el rojo carmín, por lo que la joven de ojos como el jade, no tardo en estallar a carcajadas, contagiando inevitablemente a su compañera...
El estruendo de su risa fue tal, que pudo ser ampliamente apreciado por su vecino de habitación, quien acababa de llegar, debido a que la practica de fut bol terminara mas tarde que de costumbre.
- No... no es tiempo para reír... – la de ojos chocolate trato de recobrar la compostura, quiso escucharse serena a pesar de que justo ahora se limpiaba unas pequeñas lagrimitas que la risa le había sacado.
- Nakuru no tienes porque preocuparte... – dijo aun entre risas la castaña – además ella no sabe en que lugar me encuentro.
- Si, pero no tardara en averiguarlo...
- Para cuando lo haga yo ya estaré preparada... – dijo a manera comprensiva, al ver la genuina preocupación en su amiga.
- Princesa... solo cuídate por favor... – al escuchar la forma en como se refirió a ella, la de ojos esmeralda no tardo en hacerla callar, poniéndole una mano en la boca – ¿qué sucede? – pregunto desconcertada, sin saber el por qué la otra adoptara esa actitud.
- Nakuru... no vuelvas a llamarme de esa manera mientras te encuentres aquí... – le murmuro bajamente, lo que dejo mayormente desconcertada a su compañera.
- ¿Pero por qué? – quiso averiguar rápidamente el motivo – Sakura, tú eres la princesa de Clow, es normal que te llame así.
- Lo sé... pero aquí, nadie aparte de mi tía conoce ese secreto, de hecho ni siquiera saben que Clow existe...
- Entiendo, no lo volveré a mencionar... – dijo no muy conforme, pero igual acepto.
- Gracias... – se expreso con gratitud – es verdad, con todo lo que ha pasado, ni siquiera te eh preguntado ¿por cuanto tiempo es que te quedaras...?
- Solo estaré aquí por este fin de semana, mientras pasan los días festivos en Clow...
- En ese caso, ¿que te parece si te doy un pequeño tour turístico por la ciudad antes de la cena...? – sugirió la de esmeralda mirar, dejando entrever algo de emoción en sus acciones.
- ¿Y mezclarnos con los humanos...? – su rostro sugirió algo de aversión ante la idea.
- No son tan malos como crees... al menos eso es una vez que te acostumbras... – aquella actitud le recordó un poco a la suya cuando recién llego a ese lugar – vamos, te aseguro que te vas a divertir.
- Esta bien... – dijo con resignación, poniéndose de pie para imitar a la otra joven que ya iba de camino a la puerta de salida.
- Kero, Spy... Nakuru y yo saldremos por un rato ¿quieren acompañarnos? – pregunto la castaña antes de salir, obteniendo como respuesta un pequeño balbuceo, que al traducirlo diría algo como "esta bien, nos veremos después...", por lo que ya no quiso insistir y así las dos chicas abandonaron la habitación.
- - -
El ambarino estaba un poco atareado, aun no compraba el obsequio que le regalaría a la chica pelinegra ese día, y con lo especial que era ella, tardaría un buen rato en encontrar el obsequio perfecto, y si bien no tenia muchos ánimos de asistir a la fiesta, obligadamente lo haría, si no quería ganarse un soberano escándalo por no haber asistido.
El joven ya estaba algo retrasado, no solo porque se le había hecho tarde con la practica, sino también porque no encontraba un cambio de ropa decente luego de haber prácticamente sacado toda la ropa de su closet, así que no dudo en solicitar el auxilio de su madre, descendiendo al segundo piso rápidamente para verla.
- ¿Mamá, has visto mi suéter azul...? – le pregunto a penas dio con ella.
- Me parece que estaba en el cuarto de lavado – indico la mujer de negra cabellera.
- Gracias – el chico se apresuro a ir al lugar señalado por su madre, dejándola sola en la sala.
La mujer estaba a punto de retirarse cuando escucho claramente un cuchicheo proveniente de las escaleras, al reconocer las voces esta se dio la media vuelta para ver a las jóvenes que descendían del segundo piso.
Casi se va de espaldas al ver a su sobrina, quien tenia un radical aspecto al de solo hacia unos minutos atrás, siendo sombrío pero a la vez un tanto provocador, lo que hacia resaltar de alguna manera la belleza de su rostro en una forma mas madura.
- Tía, Nakuru y yo iremos a dar una vuelta por la ciudad, regresaremos un poco tarde – anuncio la chica oji-verde, al divisar al final de la escalera a la mujer de negros cabellos.
- S-seguro... – titubeo un poco, pues aun no salía de su asombro por el drástico cambio de su sobrina – Sakura ¿puedo preguntar, por qué te vestiste así?.
- Yo siempre me he vestido de esta manera... – respondió en un tono neutral, mirando con cierta indiferencia a su tía.
- Mamá, casi olvido decir... te – al entrar nuevamente en la sala, el castaño se quedo igual de atónito que su madre, al medio reconocer a una de las chicas de apariencia un tanto dark que estaban paradas frente a ellos - ¿Sakura eres tú? – pregunto con cierta incredulidad.
- Creo que eso es evidente mi querido Syaoran... – sonrió con algo de sarcasmo.
- ¿Qué te paso? – dijo el muchacho sin salir de su sorpresa.
- Solo digamos que es tiempo de que me divierta un poco y vuelva a ser yo misma, jejeje... – aquella sonrisilla malévola aunada con su calculadora mirada, le daban un aire de peligrosidad que le resultaba extrañamente atractivo al ambarino, quien no pudo despegar la mirada de ella un solo momento – bueno tía, nos veremos después, hasta luego Syaoran...
- Mamá... – el chico a penas pudo reaccionar cuando se escucho como la puerta principal se cerraba – ¿la persona que vimos parada frente a nosotros era Sakura...? ¿la tierna y dulce Sakura?
- M-me temo que si... – respondió a la pregunta, a pesar de que ella misma se encontraba igual de estupefacta que su hijo.
- ¿Como fue que dio ese cambio tan drástico?
- N-no lo sé... – fue lo único que pudo decirle, pues definitivamente esa Sakura era la que Nadeshico describió en la carta que Yelan recibiera, antes de que esta llegara a sus vidas.
- - -
Las jóvenes pasearon por un buen rato por las calles de la ciudad de Tomoeda, siendo el final de su recorrido un pequeño parque cercano a la casa de la castaña.
- Tenias razón Sakura, este es un lugar realmente interesante... – decía la de largos cabellos castaños rojizos mientras tomaba asiento en un columbio del parque, que a esas horas ya se encontraba desértico – aunque en algunas cosas los humanos son muy rudimentarios, como por ejemplo esos artefactos que llaman autos...
- Si, pero recuerda que ellos no tienen poderes mágicos para volar y poder transportarse como nosotros – ella también tomo asiento en otro columpio.
- Pues que aburridos son... – empezaba a balancearse sobre el columpio, cuando una nueva idea se le vino a la cabeza, poniéndose abruptamente de pie – ven Sakura – jalo a la otra chica hasta la mitad del parque.
- Espera Nakuru ¿qué haces? – objetó ella sin entender a bien las intenciones de su amiga.
- Vamos a volar un rato por la ciudad – dijo con una enorme sonrisa en los labios.
- Olvidas que yo no tengo poderes mágicos – recalco aquello con evidente ironía.
- Entonces lo haremos de la forma tradicional – de entre su blusa saco una fina cadena metálica, al final de la misma estaba una pequeña llave con forma de media luna – llave que guardas los poderes de la oscuridad... – empezó a recitar un conjuro, sostenido la llave en la palma de su mano derecha, mientras aparecía un circulo mágico con la insignia lunar bajo sus pies – muestra tu verdadera forma ante Nakuru, quien acepto esta misión contigo... ¡libérate! – al decir lo ultimo la llave adopto la forma de un báculo, con una media luna alada en el extremo superior, consecutivamente alzo este en todo lo alto – ¡vuelo! – recito en voz alta, para que dos hermosas alas blancas salieran al final.
- ¿Quieres que vuele en tu báculo? – miro no muy convencidamente el artefacto con alas –
créeme, eso si es rudimentario.
- ¿Tienes una mejor idea...? – le espeto, devolviéndole su ironía utilizada anteriormente.
- Esta bien, dame el báculo... – tomo el objeto alado de sus manos, para montarse posteriormente en el, levitando lentamente hasta las alturas del cielo oscuro de la noche, la otra joven le imito, mas con la diferencia de que ella podía elevarse por si misma – esto es genial Nakuru, al fin puedo volar otra vez.
- Te dije que seria divertido... – sonrió al percatarse de la felicidad en el rostro de la otra joven – ahora te reto a que me atrapes – dijo divertidamente, saliendo a toda velocidad en lo que parecía ser una carrera.
- ¡Espera Nakuru...¡ - la otra le siguió de cerca, maniobrando con innata facilidad el extraño artefacto en el que se transportaba a través del cielo nocturno de la ciudad.
- - -
Tanto el joven castaño, como el peliazul llevaban alrededor de una hora en la fiesta de la pelinegra, estaban tan entretenidos que ya no veían la hora de salir de ahí.
- Syaoran vamos a bailar – insistió una vez mas la joven de negros cabellos.
- Mei Ling, tu sabes que no me gusta... – reitero por enésima vez el castaño.
- Esta bien, como quieras... – la pelinegra ya estaba cansada de sus constantes negativas, así que decidió que lo mejor era dejarle por la paz.
- Mei Ling ¿te gustaría bailar conmigo? – de la nada apareció un chico, lo que le causo cierto alivio al castaño, pues al fin podría safarse de ella.
- Por supuesto Kai... si sigo en este lugar, me van a salir raíces de tanto esperar... – acepto gustosa dejando escapar una indirecta, que el afectado simplemente dejo pasar y así los dos se dirigieron a la pista de baile.
Esa escena se había repetido muchas veces esa noche, pues varias chicas le habían pedido que las acompañaran a bailar, mas a todas las había rechazado diplomáticamente.
Era normal que el ambarino actuara de esa manera, pero que el peliazul adoptara la misma conducta, eso si era todo un suceso, ya que este jamás rechazaba una invitación y mucho menos de chicas tan lindas como las que habían en esa fiesta, por lo que su amigo no tardo en querer indagar el por qué de su extraño comportamiento, al ver como justo ahora este rechazaba a una joven realmente hermosa.
- ¿Sucede algo malo Hiragizawa? – pregunto casualmente al momento que se servia algo de ponche.
- No, ¿por qué lo preguntas? – respondió indiferentemente a la cuestión hecha.
- Lo digo porque hoy has rechazado a todas las chicas que te han invitado a bailar – se giro apoyándose ligeramente en la mesa donde estaba el ponche, para dar un pequeño sorbo al liquido rojizo de su vaso – y no me digas que es porque el doctor te prohibió hacer esfuerzos innecesarios, porque esa absurda excusa no me la creo.
- Ah, eso... simplemente ya me canse de las chicas… – el ambarino casi se ahoga al escuchar lo ultimo, pasando rápidamente una mano por la frente del otro chico para comprobar que no tuviera fiebre.
- ¿Te sientes bien? – cuestiono un poco incrédulo.
- Seguro, es mas, de ahora en adelante me abstendré de las citas...
- Responde, ¿quién eres tú y que le has hecho a Eriol Hiragizawa? – dijo el castaño a manera de burla, pues le parecía algo imposible de creer la explicación dada por el peliazul.
- Es enserio Syaoran... – el joven adopto una postura un tanto seria, dando a entender con ello que sus palabras eran ciertas.
- ¿Es por Tomoyo verdad? – le miro de reojo, pues no tardo mucho en inquirir el motivo real.
- Si... – bajo automáticamente la cabeza totalmente derrotado – creo que esta vez si ya no querrá hablarme el resto de su vida.
- ¿Ahora que le hiciste...? – achico un poco sus ojos ámbar, mirándole de una manera bastante acusadora, a lo que el otro dejo escapar un hondísimo suspiro.
- Azumí me beso frente a ella, en el partido contra la secundaria de Seika – confeso finalmente – y si quiero que vuelva a confiar en mi, o cuando menos que me dirija la palabra, tengo que reivindicarme de alguna forma, y si eso significa renunciar a las chicas, créeme que lo are – al decirlo le mostró una determinación nunca antes vista por el castaño – pensé que esta noche podría aclararlo todo, pero como ya te habrás dado cuenta ella no vino a la fiesta.
- De veras te gusta Tomoyo, eh... – dejo sus burlas de lado para hablarle con una mayor seriedad.
- Como no tienes una idea – consecuentó, adoptando la misma postura relajada que su amigo – desde que la conozco, Tomoyo ha sido alguien muy especial para mí... ella es única y no como esas chicas con las que a veces suelo salir, pero, creo que en parte es también la responsable de que sea como soy ahora.
- ¿A que te refieres?
- Tanto tú como yo, conocemos a Tomoyo desde la primaria... – empezó a narrar el chico de azulados cabellos, quien mantenía los zafiros de sus ojos, perdidos en la improvisada pista de baile, en el jardín trasero de la casa de la pelinegra – no se si desde entonces estoy enamorado de ella, pero si estoy seguro que desde que la conozco siempre eh querido llamar su atención de alguna forma.
- Eso me consta, ya que muchas veces me arrastrabas a mi, para que te ayudara – el castaño sonrió levemente al rememorar esos momentos – como cuando recién entramos a la secundaria... recuerdo una ocasión en la que todos participaríamos en una obra de teatro, Tomoyo y yo obtuvimos los papeles principales, por lo que esa vez me obligaste a fingirme enfermo, solo para que tu ocuparas el papel de príncipe que me correspondía y pudieras besar a Tomoyo, que era la princesa, aunque al final todo resulto un desastre, ya que en tu perfecto y maravilloso plan, no contemplaste la pequeña parte de aprenderte los diálogos que tenias que decir...
- Lo recuerdo, desde entonces la profesora Tsutsumi me clava una mirada asesina cada vez que me ve, simplemente no me perdona por haber arruinado su obra... pero a pesar de todas las locuras que eh hecho por Tomoyo, esta siempre termino viéndome como su amigo y nada mas – sonrió con algo de amargura – la única vez que la vi mostrar otra clase de sentimiento hacia mi persona, fue cuando empecé a salir con otras chicas...
- En un principio me parecía divertido verla mostrar aquellos celos, por lo que decidí ser una especie de conquistador para que se fijara en mi, pero después de lo de Rubí y ahora lo de Azumí, me di cuenta que era absurdo seguir con esta farsa que en realidad no soy.
- Explícate... – el ambarino le miro un tanto interesado.
- Lo que quiero decir, es que no soportaría que me mirase como lo hizo la ultima vez... créeme Syaoran, aun tengo gravado en la cabeza el odio y rencor, que sus ojos reflejaron ese día…
- Entonces, ¿esto va en serio?
- Por supuesto... recuperare la confianza de Tomoyo, cuésteme lo que me cueste... – dijo mas que decidido.
- En ese caso, te deseo toda la suerte del mundo – el castaño volvió a adoptar su postura burlona – porque dudo un poco que Tomoyo te perdone tan fácilmente.
- Tal vez así sea, pero haré todo lo posible por cambiar las cosas – sonrió un poco mas convencido de sus palabras – en fin, ¿no te parece que esta fiesta esta demasiado aburrida?
- Si... – volvió su mirada ambarina a la pista de baile, donde solo algunas parejas bailaban, mientras que los demás invitados parecían estar igual de entretenidos que ellos – pero no podemos irnos tan pronto, a penas y si llevamos una hora aquí.
- En ese caso mi estimado Li, aplicaremos nuestro plan de escape – sonrió con algo de malicia, puesto que no era la primera vez que recurrían a esa medida de emergencia.
- Estas pensando en lo que creo... – sonrió igualmente, por lo que el peliazul afirmo con la cabeza, dándole a entender que los dos estaban en igual sincronía
- Yo hablo con Mei Ling y tu me cubres en todo lo que diga...
- Es un trato hermano... – corroboro con bastante beneplácito el ambarino. El oji-azul solo sonrió al ver que el castaño estaba dispuesto a cooperar en el plan.
- - -
Las chicas habían sobrevolado por un largo rato el parque pingüino, hasta ahora la castaña rojiza llevaba la delantera, pero no tardaría en ser alcanzada por su antecesora, quien en un acrobático movimiento se puso de pie arriba del báculo, lanzándose en el aire contra la otra chica.
Estaba tan feliz de volar nuevamente, que no recordó el pequeño detalle de que solo podía hacerlo a través del báculo, ya no se encontraba parada sobre el, cuando atrapo finalmente a su amiga, provocando que las dos inevitablemente perdieran el equilibrio y cayeran precipitadamente a tierra.
Para su fortuna, su caída fue amortiguada por la espesura de un frondoso árbol, quedando prácticamente suspendidas en las ramas del mismo.
- Sakura ¿estas bien? – hablo un tanto adolorida la chica de larga cabellera.
- Si... auch... – dejo escapar un pequeño quejido al tratar de afianzarse mejor de la rama.
- ¡En que demonios estabas pensando! – la castaña rojiza reclamo con todas sus fuerzas, después de asegurarse de que no hubiera pasado a mayores.
- Lo lamento Nakuru, auch, en serio, auch... – como pudo comenzó a descender del árbol, sintiendo a cada movimiento que daba como una nueva parte de su cuerpo le dolía.
- Sakura, debes de dejar de ser tan atolondrada... – la joven levito nuevamente, volando hasta quedar junto a su amiga, para ayudarle a bajar.
- Si, eso ya me quedo muy claro... – la chica tomo la mano que la otra joven le ofrecía, descendiendo lentamente del árbol, hasta que sus pies tocaron tierra firme – lo mejor será regresar.
- Muy bien, yo te sigo – le apoyo incondicionalmente, pues estaba tan cansada que lo único que quería era descansar, y así fue como las dos jóvenes salieron por propio pie del parque.
- Sakura ¿de verdad estas bien? – al parecer la castaña clara recibió un daño mayor pues iba cojeando de una pierna, preocupando ciertamente a su amiga que se sentía de alguna manera responsable por lo ocurrido.
- Si, ya te dije que estoy bien – le sonrió un poco, para no preocuparle mas – pero dime ¿que te parece mi nueva forma de vida? – dijo aquello para desviar un poco la conversación.
- ¿Quieres la verdad? – la muchacha sacudió la cabeza afirmativamente – entonces te diré que no te envidio para nada, todo en este mundo es tan diferente al nuestro que sinceramente creo que ya es una maravillosa proeza el que hayas soportado un mes entero aquí tu sola.
- No creas, tía Yelan y Syaoran contribuyeron bastante a que lo lograra... – sus palabras reflejaban una felicidad inusual en ella, algo que la castaña rojiza nunca había visto, aunque dijera lo contrario, ya no era la misma de antes – gracias a ellos es que me eh podido adaptar y conocer a muchas personas interesantes, que ahora son mis amigos.
- Ya veo... – algunos minutos después llegaron a casa, luego de reportarse con Yelan, quien a parte les sirvió la cena, al llegar un poco retrasadas, las castañas subieron las escaleras hasta llegar a la habitación de Sakura, pues por esa noche Nakuru se quedaría dormir con ella, no pudiendo evitar tropezar en el pasillo con el castaño, quien ya llevaba su pijama puesta.
- ¿Syaoran? ¿qué haces aquí? – cuestiono al chico una confusa chica de ojos como esmeraldas – creí que todavía estarías en la fiesta de Mei Ling.
- Si, pues la fiesta termino mas temprano de lo normal... – dijo el muchacho llevándose una mano a la cabeza y desviando un poco la mirada, aun no podía creer las mentiras tan convincentes que su mejor amigo podía inventar, para poder escabullirse de cualquier situación.
- Hoe... – de repente la de cabellos cortos sintió como la otra chica le daba disimulados codazos en un brazo – ah, es verdad… Syaoran ella es mi mejor amiga, Nakuru Akizuki y Nakuru, el es Syaoran Li, el hijo de mi tía Yelan.
- Encantada de conocerte Syaoran... – le sonrió coquetamente, algo que no le paso desapercibido a la otra castaña quien no tardo en separarla.
- Igualmente... – correspondió con amabilidad al saludo, sin advertir las verdaderas intenciones de la chica.
- Buenas noches, Syaoran... – intervino en ese momento la oji-verde – Nakuru ha tenido un día muy ajetreado y es mejor que nos vallamos a dormir.
- Esta bien, que descansen – dijo un poco extrañado al ver como la otra joven mostraba algunas objeciones, pues al parecer ella no estaba muy de acuerdo con lo dicho por la chica trigueña, aunque al final las dos terminaron entrando en la habitación de la ultima.
- Pero que chico tan lindo... – se expreso entre suspiros la joven de ojos avellana – y mejor aun, es un hechicero...
- Nakuru tranquilízate... – por alguna extraña razón la joven esmeralda se sintió molesta por el comentario – en primer lugar Syaoran ni siquiera sabe que es un hechicero, por lo que ni se te valla a ocurrir mencionar algo al respecto, y en segundo, eres la novia de mi hermano, no puedes estar coqueteándole a otros chicos...
- Si, si, si... no tienes porque molestarte – se apresuro a decir la chica – se perfectamente que entre Touya y yo existe una relación, pero parece que yo soy la única que se preocupa por ella, porque él ni siquiera tiene la delicadeza de visitarme...
- Lo lamento, creo que te he agobiado tanto con mis cosas, que ni siquiera me eh tomado la molestia de saber como has estado tu – la castaña ablando un poco su semblante, para mirar con cierto interés a su mejor amiga.
- Descuida... – sonrió un poco mas calmada ella también – es solo que Touya y yo hemos tenido algunas diferencias estos días, eso es todo...
- ¿Y-y como esta él? – se aventuro a preguntar, pues no era muy normal que ella se preocupase por el bienestar de su hermano.
- Touya se encuentra bien... sigue siendo el mismo gruñón de siempre...
- Ya veo... – mostró algo de nostalgia en sus ojos.
- Pero creo que esta muy preocupado por ti... – le dijo al ver el semblante cabizbajo que de repente adoptara, provocando que esta rápidamente alzara la mirada para verle.
- ¿De veras? – sus ojos verdes dejaron entrever un brillo ilusionado.
- Si, a decir verdad él no estuvo de acuerdo con la decisión de tus padres – una mediana sonrisa se dibujo en sus labios al ver ese brillo especial en ella – él se opuso tajantemente a que vinieras aquí, aunque ahora que lo pienso mejor, parte de su negación fue por una visión que tuvo, predijo que conocerías a alguien importante aquí, no obstante, aun no logro que me diga quien es, pero por lo que me eh dado cuenta, le molesta mucho que tu llegues a conocer a esa persona...
- En serio, ¿y no te dio alguna seña de quien se trataba? – pregunto intrigada, pues las predicciones de su hermano mayor eran muy certeras.
- Creo que a de ser un niño, pues siempre se la pasa llamándolo mocoso... – sonrió un poco al recordar la enorme molestia que reflejaba en su rostro el chico cada vez que tocaban ese asunto.
- Pues que yo recuerde no eh conocido ningún niño... – se expreso de manera pensativa.
- Si... ¡es cierto, casi lo olvido...! – grito de pronto la de largos cabellos, alertando inmediatamente a la castaña.
- ¿Qué sucede? – pregunto alarmada la otra chica.
- Con todo lo que ha pasado ni siquiera te eh concedido tu deseo... – la castaña se mostró desconcertada ante la respuesta.
- ¿Deseo?
- Si, prometí que seria tu ada madrina y no eh cumplido aun tu deseo – se acerco a ella tomándola de ambas manos, para mirarle con una enorme sonrisa en los labios
- Nakuru no bromees, ¿y dime de que hablas?
- No es broma, en verdad te concederé tu mas grande deseo – la chica le miro un tanto escéptica ante lo dicho por la otra castaña – te transferiré un poco de mis poderes mágicos.
- ¿Estas hablando en serio? – no sabia si estar feliz o preocupada por la declaración de su amiga.
- Por supuesto, así que solo cierra tus ojos, mientras yo dejo fluir libremente mi magia – la tomo mas fuertemente de las manos, al momento, dos círculos mágicos aparecieron en el piso uno representado por la luna, mientras que el otro representaba una estrella.
Un viento de color rosa envolvió completamente a la castaña, para después disiparse en el ambiente, posteriormente las chicas se separaron.
- ¿Cómo te sientes? – la de mirada rojiza le cuestiono al instante.
- Aunque es débil, puedo sentir la magia correr por mi cuerpo...
- Se que es mínima, pero es la magia suficiente para que puedas hacer cualquier tipo de hechizo… mas recuerda que será uno solo – dijo entre bostezos pues el brindarle su magia le había dejado exhausta – ahora si no te molesta, me voy a dormir, con la magia que utilice ya no me quedan mas energías.
- Esta bien, gracias Nakuru, que descanses – fue lo ultimo que le dijo antes de ver como esta se colocaba mágicamente la pijama y se acomodaba en la cama que ambas compartirían por esa noche, unos minutos después la luz de la habitación se apago, y con eso se dio por finalizado uno de los días mas felices para Sakura.
Mas la calma era momentánea, puesto que en las afueras, mezclándose con las sombras de la oscuridad nocturna, alguien observaba detenidamente la habitación de la chica castaña.
- Por fin te encontré Kinomoto... – una mediana sonrisa satisfactoria se dibujo en el sombrío rostro del ser del que provenía aquella voz – vas a pagar muy caro todo lo que me hiciste...
Continuara...
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Me llego la inspiración y fue por eso que pude escribir este capitulo mas rápidamente (n.n), no tengo mucho tiempo de comentar así que hasta el próximo capitulo.
