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UNA CONSPIRACIÓN SECRETA
Después de lo que le dijo Rocamauro y la tensa situación que paso en aquella sauna, regreso rapídamente a la Sala de Reuniones para comentarles a la Madre Superiora, al rey Magmus y a Cynder lo sucedido y corroborar así de que Magmus tuvo la razón todo este tiempo Les conto cada detalle para que tuviesen bien claro que Rocamauro les había estado ocultando esa información aproposito. Ambos quedaron igual de indecisos, aunque Magmus ya se esperaba algo así.
-¿Y no te dijo nada más? -le pregunto la Madre Superiora, quería tener constancia de que no sucedió otra cosa que pudiese malinterpretar.
-No lo necesitaba, vi su cara y era la misma que han mostrado otros sujetos con los que me he topado en este viaje. Rocamauro ya no es de confianza -señalo Spyro dejando claro que aquel hombreton de rocas estaba por considerarse un nuevo enemigo.
-Que los ancestros me ayuden si me siento engañada -farfulló la Madre Superiora sentandose angustiada en su respectiva silla.
-Usted no tiene la culpa, Rocamauro lleva haciendo esto mucho tiempo, desde antes que naciese -le apaciguo Magmus.
Suspiro halagada.
-Gracias. Pero no es suficiente para parar esto.
-Tenemos que ir por él y obligarle a que diga la verdad -propuso Cynder con ganas de seguir buscando más pelea.
-No podemos, si lo hacemos Rocamauro unira a todos sus compañeros golems y se creara otra pelea que afectara al resto de la ciudad.
-Y los molekins ya han sufrido demasíado -indico la Madre Superiora, angustiada al ver como se habían tornado las cosas.
Ambos suspiraron agobiados al no ocurrirseles ningúna idea mejor.
-¿Y si va usted a decirle a Rocamauro que confiese la verdad? -le propuso insistentemente Cynder a la Madre Superiora.
-Ya te lo he dicho, no puedo salir de aquí a menos que haya conseguido una negociación con Magmus -aclaro retrospectivamente la Madre Superiora.
-¿Y si haceís las paces ahora? -recalcó Spyro.
-Eso no es tan facíl -dijo Magmus.
-Si no tenemos una prueba clara de que Rocamauro creo todo este conflicto con los magmagolems. Estaría liberando imprudentemente a un criminal de guerra y quedaría como si hubiese traicionado las reglas de nuestra comunidad y eso me dejaría en evidencia. Las relaciones con los golems se romperían y nos ayudarían con nuestros trabajos y la sociedad de los molekins se vendría abajo -concreto dando los motivos por los cuales era pecaminoso que negociasen facilmente.
-Y si no aclaramos este asunto, no saldremos nunca de aquí -indico Magmus añadiendo la gravedad del asunto.
Ambos se agobiaron aún más, les resultaba insoportable esta situación.
-¿Hay alguien más que pueda ayudarnos? -pregunto Spyro.
-¿Con ayudarnos te refieres a...
-¿Hay algún aliado que este de vuestra parte? ¿Un molekin o un golem?
Ambos se miraron intentando de pensar en esa idea.
-Hay alguien -contesto la Madre Superiora.
-¿Quien?
-El capitan Moletov.
-¿Quien es el capitan Moletov?
-Es el lider de la Organización de Guardias de la Sociedad Molekin, él es quien se encargaba de manejar el sistema de soldados molekins que defiende nuestra comunidad. Es muy buen amigo mio. Si vaís a su Estación de Mando y le pedís ayuda, él os la dará sin ningún problema.
Ambos se miraron tomandolo como la mejor opción que tenían.
-Hablaremos con él -acepto Spyro con tono decidido.
-¿Hablaremos?
-Si, los dos juntos -señalo refiriendose a Cynder.
La Madre asintio con un sentimiento de culpa.
-¿Que sucede? -pregunto Cynder, sintiendo que le iba a decir algo que no le gustaría.
-Puede que la batalla con los magmagolems haya finalizado, pero eso no quita que la gente haya olvidado que tu atacaste primero. Si Moletov te ve con sus hombres, os ordenaran que regreseís por donde habeís venido y no aceptará ningúna ayuda vuestra -aclaro demostrando que ahora ella estaba en minoria.
-Genial -se quejo Cynder tomandoselo a pecho.
-Cynder, reconocelo. Fuiste poseida por magia oscura, por poco destruyes el volcan. Además de que has sido la causante de haber permitido que los magmagolems entrasen aquí. Si te dejase presentarte ahí causaríamos más problemas -le explicó Spyro aclarandole con desdén la razón por la cual su presencia era problematica en estas circunstancias-. Lo minimo que puedes hacer ahora es quedarte aquí con ellos.
Le dirigió una mirada de indiferencia.
-¿Lo que quieres es que no salga, como una prisionera?
-Eso no es cierto -discrepo rotundamente de ese comentario-. Quiero protegerte y te considero una más de mi equipo, pero si no te haces cargo de las consecuencias, aunque no hayan sido intencionadas, no puedo hacer mucho por tí.
Con eso hizo que Cynder se lo replantease.
Spyro asintio, asumiendo que se lo pensaría.
-Os dejo a Cynder -dictamino.
-De acuerdo -acepto cordialmente la Madre Superiora.
Le echo una ultima mirada a Cynder, para determinar si ella sería capaz de pensar de forma profunda en vez de superficial. Luego se marcho dejando a los tres ahí para que arreglasen sus diferencias y sus problemas, porque ahora él tenía los suyos que debía resolver cuanto antes.
..
Regreso a la ciudad comarcal donde continuaban los enfermeros y los medicos atendiendo a los pueblerinos, ahora había menos gente que antes. Lo que significaba que habían conseguido curar a una cuarta parte de los afectados.
Eso le aliviaba, pero no quitaba el hecho de que en cualquier momento podría producirse otro ataque, y no relacionado con los magmagolems de nuevo.
Siguió andando buscando la Estación de Mando que suponía que debía encontrarse cerca. Se puso a preguntarle a todos los individuos molekin que pasaban por ahí. Cada vez que le preguntaba a uno una cosa estos pasaban de largo, iban tan atareados con lo suyo que era imposible tener un solo momento para decirle una cosa.
-Disculpe -se fijo en un golem que se estaba acercando hacía él-. Tiene un momento para preguntarle una única cosa.
El golem le miro de arriba a abajo, como tratando de analizar quien era.
-¿Eres uno de los dragones verdad? -le pregunto, con escepticismo.
-Si -le contesto, extrañado con su tono.
-Rocamauro nos aviso de no decirte nada -confeso.
Con eso tuvo claro que ahora no solamente Rocamauro estaba enfadado con él por lo que sucedió antes, sino que encima ahora dictamino que era enemigo público para todos los golems. Se quejo frustrado y paso de él.
-Lo siento -se marcho, ignorando su comentario.
Se canso de caminar y se levanto elevandose hacía el cielo, eso le ayudo aún más a buscar la Estación. Miro para ambos lados y no vio nada, pero se fijo en un viejo conocido que se hallaba a unos metros abajo de todo.
Bajo elevando el vuelo y aterrizo, delante de Diggs.
El pequeño molekin se sorprendió al verle.
-Hola Diggs -le saludo con una expresión juguetona.
-Ey Spyro, hacía un buen rato que no te veía -espeto entusiasmado.
-Lo se, ¿no estás con Hatterson?
-Nos hemos separado por el momento. Esta por ahí ayudando a los demás -meneo la cabeza señalando para ambos lados. No tenía ni idea de donde se encontraba su amigo.
-Lo mismo que mi hermano -refutó, recordando que tenía ese asunto pendiente que resolver con Sparx, aunque sabía bien que no podía hacerlo ahora.
-He oído que has detenido a Magmus.
-Así es, aunque más bien se ha rendido -le aclaro expresamente.
-Vaya -se quedo pensativo-. Eso es nuevo.
-¿Nuevo por que?
-No es muy habitual que alguien como Magmus se rinda. Siempre se nos ha dicho que los serés más malvados de Skylands nunca se riden -comento escepticamente.
-¿Quien ha dicho eso?
-Los golems -declaro.
Aquello le hizo encajar de nuevo la idea de que los golems ocultaban información.
-Diggs, me podrías llevar a la Estación de Mando -le pidio, intuyendose que él la conocería y estaría dispuesto a llevarle porque era un amigo.
El joven molekin acepto y ambos se marcharon mientras Spyro le relataba murmuradamente todo lo que sucedió desde que detuvo a Magmus. A medida que le iba contando, Diggs quedaba cada vez más perplejo.
-¿Lo dices en serio?
-Así es, me parece que Rocamauro está mintiendo en algo.
-Pero eso es imposible, Rocamauro ha sido uno de los mejores lideres que hemos tenido durante años. Le debemos todo gracias a él -comento disgustado Diggs, demostrando que a pesar de ser un golem lo apreciaba como alguien importante.
-Lo se, se cuanto te importa Diggs, pero si no logro que Rocamauro coopere y confirme todo lo que me menciono Magmus, entonces el tratado con los magmagolems no existirá y estareís en guerra con ellos de nuevo -le explicó con total honestidad la importancia que tenía que resolviese esto cuanto antes.
Diggs se lo replanteo con seriedad.
-Si es cierto eso que dices, los demás merecen saberlo también -opinó teniendo ganas de decirselo a todos los demás molekins por sentimiento de culpabilidad.
-Y lo sabrán, pero ahora debes dejarmelo a mi para que averigüe lo que pueda sin que nadie resulte herido, ¿puedes hacer eso por mí? -le pidio agarrandolo por los hombros mientras le miraba con una expresión compasiva.
Se lo replanteo de nuevo, pero ahora con mayor seriedad.
-¿Que necesitas ahora? -le pregunto, dispuesto a ayudarle en algúna pequeña cosa.
-La Madre Superiora me ha pedido que le pida ayuda al capitan Moletov, se encuentra en la Estación de Mando, ¿sabes donde está?
-Si, está cerca de aquí. Sigueme.
Se puso a seguir a Diggs quien le fue llevando por varios callejones donde no había rastro algúno de molekins y demás golems. Pero si había huellas quemadas de magmagolems recientes, eso indicaba que antes los magmagolems pasaron por ahí para cuando atacaron por sorpresa a los golems.
Cruzaron en la siguiente esquina y eso les llevo a un campo abierto. En el frente se encontraba una estación de tres pisos con una plaza para carros en el interior. Se encon-traba rodeada por un muro de ladrillos de cuatro metros de altura y un alambre de espino en los bordes. En el frente estaba abierto pero se podía ver una puerta de dos hojas doblada hacía el interior. Habían varios guardias montados en carros que iban entrando y saliendo del lugar. Un guardia postrado en la entrada se encargaba de inspeccionar el contenido, si asentía con la cabeza, les permitía pasar.
-Es ahí -confirmo Diggs.
-¿Esa es la estación?
-Dentro seguramente se encontrará Moletov, aunque esta el problema de que dudo mucho de que te dejen pasar -señalo al guardia que vigilaba la entrada.
-No necesito pasar por ahí -dijo teniendo una idea.
-¿Que pretendes hacer? -le pregunto, intuyendose por su mirada de que planeaba cometer algúna imprudencia.
-Si te encuentras con uno de mis amigos, diles que estoy aquí -le pidio explicitamente y echo el vuelo hacía arriba.
-De acuerdo -confirmo con sorpresa.
Se elevo lo suficiente como para que nadie le viese, luego desacelero hasta aterrizar en el interior de la plaza que se encontraba aborratada de guardias molekins. En cuanto apoyo los pies en el suelo, lo cual indicaba que lo habían limpiado hace rato, todos los molekins se sorprendieron y marcharon a coger sus respectivas armas. Lo arrinconaron formando un circulo alrededor.
Supo bien que no le dejarían salir hasta que se explicase.
-Mi nombre es Spyro, soy un dragon. Vengo con permiso de la Madre Superiora para hablar personalmente con vuestro superior el capitan Moletov -se presentó Spyro soltando su exigencia de forma cordial.
Todos los molekins se miraron indecisos como si no comprendiesen lo que decía. Uno de ellos se le acerco al oído del otro, le susurro algo. El que escuchaba asintió con la cabeza y se marcho corriendo apuradamente hacía el interior de la Estación. Se quedo ahí viendo como todos aquellos molekins le miraban con desdén como si no fuese un enemigo. Evidentemente se tomaban muy en serio su trabajo de proteger la estación ya que no parecían mostrar miedo algúno relacionado con él.
-Aquí viene -dijo uno de los molekins que estaba detrás suyo.
Los guardias voltearon sus miradas hacía el frente observando que se acercaba un molekin vestido con un uniforme envuelto en una banda con muchas medallas a su alrededor. Tenía la piel negra con manchas blancas y esbozaba una expresión firme y rigida, asumió que debía de tratarse del capitan Moletov.
-¿Que está sucediendo aquí? -pregunto.
-Capitan, este individuo se ha metído en la Estación sin permiso -le confirmo el molekin que había hablado con el molekin que se marcho antes.
Volteo su mirada hacía el dragón purpura que tenía delante. Le parecía una amenaza, pero sentía que había algo en él que le hizo suponer lo contrario.
-Bajen sus armas, no es un enemigo -les ordeno cordialmente.
Obedecieron y bajaron las armas al instante.
-¿El Capitan Moletov debo suponer nó? -le pregunto queriendo cerciorarse.
-Así es, ¿tengo entendido que vienes de parte de la Madre Superiora? -recalcó esbozando un tono sereno y sarcastico. Parecía ser el tipico sér que le gustaba entablar conversaciones usando pequeños diminutivos indirectos.
-En realidad vengo de parte mía, la Madre Superiora me ha dado permiso -reiteró expresamente, se acerco para estrecharle la mano-. Soy Spyro.
-Capitan Moletov -se la estrecho con orgullo.
-¿Eres uno de los serés que nos salvo de los magmagolems verdad?
-Así es, pero junto con mis amigos -añadio.
-Eso está bien -dijo convencido.
Le empezo a caer bien rapídamente.
-La Madre Superiora me dijo que puedo recomendarle ayuda -le comento.
-Así es, cualquier problema que tengas yo te lo puedo resolver. Siempre y cuando sea algo que valga la pena -indico sarcasticamente.
No cabía duda, le gustaba hablar con sarcasmo.
-Necesito que me ayude con algo importante -agudizó sus oídos para escuchar a sus alrededores, necesitaba escuchar a cualquier individuo que estuviese por ahí cerca-. Pe-ro no puede ser aquí, no me parece seguro.
Pudo notar por su mirada que le preocupaba lo que tuviese que decir.
-De acuerdo, acompañame -le pidio y se dio la vuelta.
Ambos marcharon al interior de la Estación.
Pasaron dentro de la instalación y se encontro con una oficina repleta de recovecos, estaba llena de guardias molekins sentados sobre escritorios anotando todo tipo de informes. En cuanto terminaban con un uniforme, lo archivaban en una carpeta y se lo entregaban a otro molekin que los metía en un carro de cuatro ruedas donde cabían como más de una docena de informes. Luego se marchaban pasando por una puerta con un rectangulo formado de un cristal antireflectante y con un titulo negro que ponía: SALA DE ARCHIVOS.
Asumió que hay debían de almacenar toda información de cualquier caso que se hubiese producido en toda la historia del volcan.
Moletov le miro con escepticismo.
-¿Es su primera vez en una Estación no? -le pregunto Moletov.
-Si, pero me lo imaginaba más tranquilo esto -indico expresamente.
Soltó una risotada sarcastica.
-¿Que es lo que se supone que hacen aquí exactamente? -le pregunto, intrigado por saber como funcionaba la Estación.
-Esto es lo que podríamos llamar como una base de mando para luchar contra el crimen. Aquí es donde se controla todo el crimen y se asegura la paz en la comunidad. Si algo malo sucede, nos llaman y mandamos a nuestro equipo de guardias para solucionar el problema antes de que cunda el panico -explicó, dirigió la mirada hacía un grupo de guardias molekin que venían de la entrada.
Se les veía ajetreados y agotados de tanto trabajar. Un grupo de molekins se acercaron y les entregaron a cada uno un vaso de agua como si supiesen que se estaban deshidratando y no querían que se muriesen.
-Por aquí ellos son como heroes. Los tratamos con el mejor respeto ya que se aseguran de que no suceda nada malo -comento golpeteando su puño contra su corazon. Se tomaba con orgullo el trabajo que cometían.
Ver eso le hizo recordar cuando estuvo con los Skylanders, echaba de menos ese tipo de admiración ya que así le hacía sentirse especial.
-¿Y los golems no se pueden ocupar del trabajo también? -objetó, recordando que los golems también impartían algo de justicia.
-Los golems nos ayudan cuando hay una amenaza grande. Que suele ocurrir normalmente cada 20 o 30 años -comento, luego fue bajando su mirada al cerciorarse de algo que le preocupaba-. Pero ahora esto que ha sucedido con los magmagolems es indignante. Nunca antes habíamos pasado por una situación así de parecida. Todos ellos hacen lo que pueden, pero nada sirve si no siguen con vida mañana.
Spyro pudo comprender eso, era lo mismo que sentía los primeros que estuvo en el refugio con el resto del grupo. Siempre tuvo miedo de pensar que ningúno sobreviviría o de que podrían salvar a nadie de cualquier peligro, y en cambio aquí lo tenían más peliaguado ya que solamente se enfrentaban a una única amenaza y temían que ocurriese en el momento menos inesperado.
-¿Tu no venías acompañado de una dragona verdad? -le pregunto, susurradamente.
No supo como contestarle a esa pregunta, temía que hubiese truco. Debía de tener mucho cuidado con lo que decía porque ahora no sabía si confiar del todo en él.
-Si, con Cynder ,mi hermano y un par de mi amigos más.
-¿Ella está aquí?
-¿Aquí? ¿Si ha venido conmigo?
-Si -cambio su tono a uno de impaciencia. Se notaba que le tenía miedo.
No, la he dejado en un lugar seguro para que se calme.
-Bien -asintio conforme, pero esbozando una sensación de temor.
-¿Le ocurre algo? -le pregunto, preocupado al ver que el miedo que padecía parecía ser más profundo de lo que creía.
-No, es que simplemente... -se detuvo un momento. Se rasco la nariz y continuo diciendo-: He visto varias cosas raras en este lugar. Pero lo que ha hecho esa dragona en el pueblo, ha sido lo más aterrador que he visto nunca. Por poco me mata a mi y a mis hombres ahí fuera. Pero por suerte nos salvaste a todos.
-¿Os salve? -frunció el ceño, indeciso al no recordar ese hecho.
-Claro, lo hiciste antes de que nos quemase.
Empezo a recordar, cuando se había topado a Cynder, estaba apunto de incinerar a un grupo de guardias molekins. Debíeron de ser ellos los que estaban intentando de contenerla cuando quedo poseída.
-No me había dado cuenta -esbozo una sonrisa de vergüenza.
-Lo se, fue todo demasíado rapído -asintio profundamente de nuevo. Intento de mirar a otro lado como queriendo ignorar lo sucedido-. Pero te agradezco lo que hiciste.
-No es por nada, es lo que hago -espeto considerablemente.
Sonrio satisfecho con su cortesía.
-¿Quieres que hablemos en privado en mi despacho? -le propuso.
-Claro -acepto.
Le hizo un gesto con las manos para que le siguiera. Ambos se pusieron a recorrer todo el salón de la Estación hasta pasar a una habitación pequeña que contenía un despacho formado por un escritorio con cajones por debajo y varias carpetas apoyadas encima de forma desordenada. En el otro extremo se encontraba un ropero hecho de madera y un perchero negro con una gabardina colgando sobre un arco puntiagudo.
-¿Es este su despacho? -le pregunto, con curiosidad.
-Así es, es pequeño, pero... -se sento en la silla que tenía al lado-, por lo menos es lo suficientemente acogedor para estar trabajando tranquilo.
Spyro se rio de su sarcasmo.
Le interesaba ver como a pesar de metido en situaciones que parecían agobiarle, se lo tomaba todo con un cierto optimismo que parecía alegrarle la vida.
-Sientate -le pidió, se cercioro de que era un sér de cuatro patas-. Si te apetece.
Se rio avergonzado por saber a que se refería. Se sento apoyando sus cuatro patas sobre la silla mientras él se encargaba de dejar las carpetas apiladas a un lado.
-Disculpa el desorden, empece a trabajar muy temprano esta mañana cuando entonces... -trato de terminar la frase, pero sabía bien que él se daría cuenta del problema-. Creo que ya sabes lo que ocurrió para que lo dejase aquí.
-No importa. Además, creo que no me quedare mucho por aquí -comento.
-¿De verdad?
-No si lo que quiero resolver se hace rapído -recalcó seriamente.
-De acuerdo -acepto, cogió una de las carpetas y las metió dentro del cajón que tenía debajo del escritorio, en su lado de la mesa-. ¿Que es lo que deseas?
-La Madre Superiora me dijo que podía confiar en usted, y que me proporcionaría cualquier tipo de ayuda que necesitase -le comento con tono de confianza.
-Eso es cierto. Yo puedo solicitar todo tipo de ayuda. Siempre y cuando sea algo por lo que valga la pena solucionar.
-Pues lo que le voy a pedir posiblemente no le guste -añadío.
-Vale -se quedo imaginandose mentalmente lo que eso supondría-. ¿De que se trata?
-¿Sabe que he capturado al rey Magmus?
-Así es, he oído que lo tienen retenido.
-Y entablando una negociación con la Madre Superiora.
-¿Una negociación para qué?
-Para hacer la paz con los magmagolems.
-¿Es en serio? -cuestiono asombrado.
-Así es, he estado hablando con ambos, y según lo que me ha contado ese monstruo de lava, ha hecho que descubra cosas relacionadas con el general Rocamauro que podrían afectar a toda la comunidad en el volcan.
-¿Que tipo de cosas?
Miro para el lado de la ventana observando que nadie les estaba mirando, pero no le gustaba que ningúno les mirase cuando estaban charlando en privado.
-¿Te importa si lo cierro? -pregunto Moletov.
-Si, por favor -acepto seriamente.
Se levanto y bajo las persianas tapando la ventana.
Aprovecho para contarselo.
-Creo que Rocamauro fue quien inicio el conflicto con los magmagolems.
-¿Que? -exclamo sorprendido mientras se sentaba de nuevo en la silla.
-Así es, parece una locura. Pero el rey Magmus me ha dado motivos para pensar eso. Le he preguntado al general Rocamauro acerca de lo que me dijo, y aparentemente no se lo ha tomado muy bien... que digamos.
Se puso a mover los ojos de un lado para otro, asimilando ese argumento.
-Haber si entiendo bien esto -se puso a buscar la manera de explicarse-. ¿Me estás diciendo que el general Rocamauro uno de nuestros mejores aliados, ha sido el causante de este conflicto que lleva extendiendose desde hace siglos?
-Si, eso o algo más. No lo se. No se nada, pero hable con el general Rocamauro y no pareció gustarle nada hablar sobre el tema. Creo que oculta algo.
-¿Y me estás pidiendo qué... exactamente?
-Que me ayudes a detener al general Rocamauro y obligarle a confesar la verdad sobre lo sucedido -le aclaro soltandole con total honestidad su petición.
Se recosto sobre su asiento indeciso ante esa petición. Ya le resultaba demasíado escuchar que Rocamauro podría ser un mentiroso, pero ahora que le pidiese que le hiciese frente con la razón de que confesase algo que no sabía si era cierto. Era un indicativo de que esto solamente podría acabar de una única manera.
-No puedo hacerlo -se levanto esporadicamente de la silla.
-¿Que? -quedo adoninado ante su repentina reacción.
-Lo siento mucho, pero no se si puedo aceptarla -le ignoro poniendose de espaldas y mirando contra la ventana cerrada por las persianas.
-Pero la Madre Superiora me dijo que aceptaba cualquier petición -le recrimino echandole en cara lo que menciono antes.
-Y la hago. Pero en toda mi vida nunca nadie me había pedido que aceptase algo así. El general Rocamauro es uno de nuestros mejores hombres. Mejor dicho, fue la criatura inmortal que nos ayudo a construir esta comunidad, sin él ahora mismo viviriamos sin casas y sin sistema de drenado de lava -le explicó concretando nerviosamente todas las cosas que hizo por los molekins-. Y aunque tenga razón en lo que dice, no puedo coger a mis hombres para detenerle cuyas únicas pruebas son las confesiones de un monstruo de lava que casi nos liquida.
-Pero le he contado a la Madre Superiora lo que sucedió y ella lo acepta. Es ella quien quiere cometer esa acción -añadio con severidad.
-Lo se, se que ella acepta las normas que nos impuso -se dio la vuelta dirigiendose hacía él con impunidad-, pero si me encaro con Rocamauro por estos motivos, él es capaz de separar nuestra con los golems, nos dejarían en la estocada.
Ahora comprendía a que venía su miedo.
-Él también me contó eso -señalo-. Capitan Moletov, Rocamauro sabe que voy trás él, sabe que si lo confrontamos de algúna manera, separara su trato con su especie. Esta utilizando esa tecnica como chantaje, tiene que detenerle ahora antes de que la cosa empeore porque ahora mismo creo que Rocamauro se esta convirtiendo en un enemigo mucho peor que el Rey Magmus.
Asintio profundamente, se dio la vuelta de nuevo reflexionando sobre ese argumento. Se sento de nuevo en su silla y le miro con total honestidad.
-Dime una cosa, ¿tu que quieres que confie porque te lo ha dicho el Rey Magmus nó? -le pregunto haciendo gestos como de querer exigir una respuesta sincera.
-Si, ha sido del todo sincero.
-¿Como ahora se que puedo confiar en ti cuando viniste acompañado de esa dragona que casi nos mata, y encima permitió la entrada a los magmagolems?
Ahí sintió que cayo hondo. Tenía razón, él y Cynder vinieron aquí en busqueda de respuestas, y al final acabaron creando una enorme batalla con ella estando poseida que casi acabo rompiendo todos los edificios de la zona. No podía luchar contra eso.
-Eso es cierto, pero hay algo que no sabe.
-Lo único que se es que estoy escuchando las palabras de una criatura que debería haberse extinguido hace mucho tiempo, no es de aquí y encima viene a recriminarme que coja a mis hombres para detener a un hombre a quien confío desde que llevaba pañales. No voy a aceptar esto aunque la Madre Superiora me lo exija -refutó dictaminando que ya no le iba a hacer más caso.
Se enfado tanto que acerco la mirada para dirigirse con severidad hacía él.
-¿Sabe que puedo pedirle a la Madre Superiora que lo arreste por esto?
-¿Donde está ahora la Madre Superiora? -terció, cambiando de tema.
-En la sala privada de reuniones, ¿porque?
-Porque cuando alguien se reune ahí, no sale hasta que se haya llegado a una negociación, ¿nó? -recalcó incredulamente-. Lo que significa que si no ha venido ella a pedirmelo personalmente, es porque no saldrña de ahí hasta que resuelva este asunto con el Rey Magmus, entonces como pasa eso, no tiene ningún poder para obligarme a que cometa esta acción que no tengo pensado cometer.
Quedo indeciso al ver que ahora empezaba a mostrar una cara cinica que cambiaba todo aquello que pensaba de él antes. Creía que sería un molekin comprensivo y bondadoso, pero ahora veía que era un caradura que solamente se preocupaba de las cosas que le importaban siempre y cuando no saliese lastimado.
-Es usted horrible -le contesto friamente.
-No, los horribles sois vosotros -le señalo con descaró.
-¿Nosotros? -se puso a asimilar ese comentario ofensivo-. ¿Se refiere a mi especie?
-Si, desde siempre he oído que los dragones eran majestuosos y poderosos, capaz de proteger Skylands de cualquier amenaza. Pero entonces vino un dragón oscuro y ni siquiera fuisteis capaces de vencerle, os extinguisteis facilmente y sin poder salvar a nadie. Por vuestra culpa mis antepasados tuvimos que refugiarnos aquí porque ahí fuera es demasíado peligroso -comento echandole la bronca como si él representase todos los dragones que hubieron antes.
-Yo no estaba en ese entonces, no puedo saber lo que paso -clavo sus garras sobre su escritorio-, pero si se que los dragones hicieron lo que pudieron ya que lo único que les importaba era preocuparse por los más debiles. No tienen la culpa de que las cosas hayan acabado tan mal.
-¿Ah no? Entonces dime una cosa, ¿quien ataco antes nuestra ciudad?
-Mi amiga Cynder lo hizo, pero ella estaba...
-¿Y quien permitió la entrada a los magmagolems?
Con esas preguntas pudo comprender por donde iba. No iba a seguirle el juego si pensaba seguir ofendiendole facilmente.
-Los magmagolems ya estaban ahí, esperando la oportunidad para pasar al otro lado. Lo de Cynder fue un accidente -le cambió el argumento.
-¡No! -golpeo el puño contra la mesa indignado-. Sabes perfectamente lo que ha pasado, tu y tu amiga habeís venido aquí y por poco lo destrozaís todo.
-Pero conseguimos ayudaros deteniendo a los magmagolems -añadio dirigiendose hacía él con total ferocidad, estaba harto de que los tomase de enemigos-. Como minimo deberías de agradecer de que las cosas no hayan mucho peor.
-Eso es verdad, pero no puede ser casualidad que justo vuestra presencia haya sido la que ha provocado la aparición de todos esos magmagolems, nó? -argumento esbozando una expresión inquisitiva que lo hacía parecer un loco.
Ya no sabía como enfrentarlo, cuanto más añadia, más podía ver que el capitan Moletov era un sér despreciable y dificil de razonar.
-¿Sabes? Esperaba que fueses un molekin comprensivo y honrado que me ayudase de la misma forma que todos los serés con los que me he topado, pero ahora veo que no es así. Tu eres el peor de todos -le comento echandole en cara la gran decepción que tenía por haberle conocido.
Se le quedo mirando con una expresión rigida que indicaba que sabía de lo que hablaba, pero no lo iba a reconocer debido a lo arrogante que era. Se levanto de su silla y se acerco hacía la puerta, la abrió de un tirón.
-Será mejor que te marches -le pidio autoritariamente.
No tenía pensado quedarse más tiempo del necesario.
Se tiro de la silla y se dispuso a irse, no sin antes decirle una ultima cosa.
-No espero que lo entiendas, pero te aviso de que si las cosas acaban mucho peor de lo que estaban antes. Espero no estar ahí para decirte que te lo advertí, porque quizás no te perdone la vida, y yo no se la he perdonado a unos cuantos -le aviso señalandole de que él ahora era culpable por no haberle ayudado cuando pudo haberlo hecho.
Se marcho sin siquiera mirarle para ver si ahora se estaba replanteando lo que le dijo. De todas formas le daba igual, no quería saber nada de él por el momento.
..
Salió de la Estación y se dispuso a regresar a la Sala de Reuniones para decirles a la Madre Superiora y al Rey Magmus lo que había sucedido. Quedo tan decepcionado al ver que el capitan Moletov no era quien decía ser que ahora sentía unas ganas tremendas de buscar a Rocamauro para cantarle las cuarenta y contarle de una vez que fue lo que sucedió años atrás. Pero no podía hacer eso, si lo hacía acabaría creando un desastre mayor y ni él mismo se lo perdonaría. Necesitaba encontrar otra solución aunque tuviese que recurrir a los pueblerinos para que le ayudasen a resolver el asunto. Cosa que también dudaba de que pasase ya que todos respetaban a los golems y de ningún modo creerían que Rocamauro era culpable de algo.
Se dispuso a echar el vuelo cuando de pronto oyo unas pisadas fuertes que le llamaron su atención. Se detuvo y volteo la mirada observando que se estaba acercando un grupo de golems que mostraban unas expresiónes poco amistosas. No sabía si venían para detenerle por haberse metido ilegalmente en la Estación sin permiso o porque Rocamauro los había convocado para detenerle por lo que sabía.
Lo cual hacía intuirse lo ultimo.
-¿Sucede algo? -les pregunto, esperando que algúno le respondiese.
-El general Rocamauro nos ha pedido que te llevemos -contesto uno.
-¿Adonde?
-Es una orden estricta, tienes que venir con nosotros o sino te obligaremos -exigió apretando fuertemente el puño. Los otros hicieron también lo mismo.
Se giro a su alrededor observando que le tenían acorralado, era evidente que pensaban atacarle entre otros. Lo cual le hizo suponer obviamente que esta maniobra era obra de Rocamauro quien pensaba capturarlo por las malas. No podía perder el tiempo combatiendo contra ellos, necesitaba escapar y avisarle a sus amigos de lo que pasaba antes de que Rocamauro se aprovechase de la situación.
Eyecto el vuelo pero justo antes de que pudiese elevarse lo suficiente, recibió el impacto de una roca que lo dejo noqueado. Cayo estrepitosamente contra el suelo. Sentía un enorme dolor en la cabeza, pero estaba lo suficientemente consciente como para saber que debía irse de ahí. Se dispuso a levantarse de nuevo, pero entonces empezo a recibir los golpes de varias rocas que le iban chocando contra su cuerpo. Era como estar recibiendo una lluvia de metralla.
Quedo tan dolorido que al final no pudo más, quedo tirado de espaldas hacía arriba observando como aquel grupo de golems le arrincono poniendose delante de él, se agolparon haciendo que no pudiese ver la luz ignea de los tejados.
-Rocamauro lo quiere inconsciente -dijo uno de los golems.
-Bien -contesto otro.
Esporadicamente levanto su pie y le piso la cara.
Luego quedo todo negro.
