Todas las calamidades y catástrofes ocurridas durante el fin de semana habían terminado finalmente, por lo que la joven castaña ya podía disfrutar de un ordinario día de clases, el cual transcurrió sin mayores percances.

Tanto la joven amatista como la castaña justo ahora caminaban por uno de los pasillos de la escuela, con dirección a la salida, puesto que habían terminado con todas sus clases. En el transcurso del día, la joven de cabellos negro violáceos, pudo percatarse de cierta nostalgia reflejada en los ojos esmeralda de su amiga.

- ¿Sucede algo malo Sakura? – le pregunto casualmente y con la serenidad que le caracterizaba.

- Hoe… - fue como si en ese instante la chica despertase de una especie de trance, ya que ni siquiera presto atención a las palabras dichas por su amiga – perdón, ¿dijiste algo Tomoyo?

- Solo pregunte ¿que si te encuentras bien? – respondió apaciblemente, pues la castaña había estado absorta en si misma la mayor parte del día.

- Estoy perfectamente… - sonrió un poco para darle a entender que no había ningún problema – es solo que estoy algo triste por lo que le ocurrió a mi disco de Mía Farell… eso es todo.

- Es verdad, me dijiste que un auto lo había arrollado ¿cierto?

- Si… - dejo escapar un suspiro lleno de pesadumbre.

- Pues sabes Sakura, creo que yo tengo la perfecta solución para que te olvides de todo lo que paso el fin de semana – la amatista le mostró una sonrisa misteriosa al decir aquello, despertando por su actitud, la curiosidad nata de la otra chica.

- ¿Y cual es ese remedio? – pregunto, expresando cierta suspicacia en sus palabras, al ver como su amiga revisaba insistentemente su maletín negro, para posteriormente sacar alguna clase de boletos del mismo.

- Pues el remedio es este... – levanto los boletos para ponérselos frente al rostro de la castaña, a quien lentamente se le fue iluminando el rostro con una enorme sonrisa, al darse cuenta de lo que se trataba.

- N-no puede ser... n-no me digas que esos boletos son… - apunto su mano derecha con desconfianza hacia los boletos, por lo que la joven peliviolacea hizo un ademán afirmativo con la cabeza, para confirmar las palabras que trataba de articular la castaña.

- Así es Sakura, estos son los boletos para el concierto que ofrecerá Mía Farell la semana que entra – señalo la joven con su tranquilidad acostumbrada, mientras le entregaba tres de los boletos a la otra chica.

- Pero ¿como? – dijo con bastante incredulidad reflejada en su rostro, al tener ahora los boletos en sus manos – creí que los boletos se habían agotado el viernes.

- Recuerdas el concurso de diseño de modas al que entre…

- Claro que lo recuerdo, yo fui tu modelo ¿lo olvidas…?

- Bien, pues esta mañana me llego la notificación de que el diseño con el que concurse salió seleccionado... – no pudo continuar pues se vio inesperadamente interrumpida por la otra joven.

- ¿Eso quiere decir que ganaste? – la joven afirmo con la cabeza para confirmar lo dicho por la ojiverde, quien no tardo en abalanzarse sobre ella para darle un gran abrazo – muchas felicidades Tomoyo.

- Gracias... – sonrió con beneplácito mientras las otra chica se apartaba – pero lo que quería decirte era que uno de los premios que me dieron, fueron dos pases dobles para asistir al concierto, ¿no es genial….?

- Seguro, pero no entiendo porque me das a mi tres de los boletos, si tu fuiste la que se los gano… - aunque feliz, no pudo pasar por alto ese pequeño detalle.

- Porque gracias a que tu fuiste mi modelo, fue que pude conseguir ese premio Sakura – dijo aquello tan emocionada, que hasta parecía que un par de estrellas destellaban en el violeta de sus ojos, a lo que la joven sonrió un poco nerviosa – es por eso que deseo que tu te quedes con esos boletos amiga.

- Pero Tomoyo, ¿acaso tu no piensas invitar a nadie mas?

- Quería invitar a Yukito, pero me dijo que ese día no iba a poder acompañarme pues tenia que asistir obligadamente a un campamento escolar… así que te dejo a ti la tarea de regalar los dos pases restantes.

- Esta bien, y muchas gracias de nuevo Tomoyo… - sonrió bastante emocionada por la idea, abrazando nuevamente a su amiga en señal de entera gratitud.

Capitulo 13

El concierto

Luego de despedirse de la amatista, la joven se dirigió a toda prisa hasta su casa, ya que esa tarde, Nakuru regresaría a Clow y quería estar ahí para poder despedirse de ella.

Para su suerte llego justo a tiempo, puesto que la joven hechicera aun estaba en casa, lo que les dio el tiempo suficiente para poder hablar por unos minutos mas antes de partir.

- Sabes Nakuru, te voy a extrañar mucho... – le dijo la ojiverde a la joven que estaba de pie frente a ella, la cual tenia una maleta a su lado y en el hombro a su pequeño guardián de color negro.

- Lo sé, porque yo también te voy a extrañar, solo espero que tu castigo se termine pronto... – sonrió con cierta tristeza, misma que también estaba reflejada en el rostro de la castaña clara – ah, es cierto, casi lo olvido – dijo de repente, llevándose automáticamente una mano al bolsillo de su suéter de color marrón – esto es para ti – la joven le extendió la pequeña caja que había extraído de aquel bolsillo.

- ¿Que es? – le miro desconcertadamente al momento que tomaba la pequeña caja de cristal entre sus manos.

- No lo sé... Touya me dijo que te lo entregara antes de que me fuera – explico son cierta calma la joven de mirada avellana – también me dijo que el contenido te será de gran ayuda, cuando mas lo necesites.

- ¿Eso te dijo mi hermano? – no pudo evitar sentir curiosidad por aquella caja, sobre todo al venir de su hermano.

- Así es princesa... – su involuntaria frase se vio interrumpida por una voz masculina proveniente de la puerta principal.

- ¿Princesa? – cuestiono con cierta curiosidad un joven de ojos chocolate, que acababa de entrar en la sala.

- ¿S-Syaoran? – tartamudeo con nerviosismo la joven de esmeralda mirar – ¿q-que haces aquí, creí que tenias practica con el equipo...

- La practica se cancelo – se expreso con un dejo de desconfianza en sus palabras – pero tengo la ligera sospecha de que no quieres que este aquí.

- No, para nada, como crees... – se apresuraron a decir las dos castañas, aunque mostrando evidente nerviosismo.

- ¿Se encuentran bien? – el joven seguía viéndoles con cierto recelo, lo que les inquietaba aun mas – se ven algo nerviosas.

- No, por supuesto que no, es imaginación tuya, ¿por qué estaríamos nerviosas? – la ojiverde trato de aparentar calma.

- No lo sé... – para no perturbarlas mas, el joven simplemente opto por dejar de lado el tema, pues aunque insistiera, estaba seguro de que ese par no le diría nada – como sea, las veo después...

- Si, hasta luego... – para su alivio este las dejo a solas, perdiéndose en el pasillo al subir las escaleras, llegando así a su habitación.

- Por fin se fue... – suspiro mas aliviada la de ojos esmeralda.

- Bueno Sakura, yo también me tengo que ir... – la de cabellos castaños rojizos le saco de su momentáneo ensimismamiento.

- Entiendo... – sonrió con amargura, dándole un fuerte abrazo a manera de despedida – hasta luego Nakuru...

- Hasta luego princesa y cuídate mucho por favor – las joven se apartaron de su abrazo, y momentos después la castaña rojiza desapareció en el ambiente, luego de conjurar un pequeño hechizo con su llave.

- ¿Y Nakuru? – justo después de que la aludida se desvaneciera, el ambarino entro en la sala, buscándole fugazmente con la mirada.

- Ella ya se marcho - la castaña se giro para verle un poco mas tranquila.

- Lastima, me hubiese gustado despedirme de ella... – se expreso con neutralidad, en el instante que sus ojos ambarino se posaban sobre la pequeña caja de cristal que la castaña aun sostenía en la mano – ¿y esa caja?

- Ah, esto es un obsequio de mi hermano – el castaño pudo percibir cierto cariño al referirse a él – Nakuru me lo entrego antes de irse – sonrió un poco para posteriormente disponerse a abrir la pequeña caja, dejando al descubierto un objeto por demás hermoso.

- ¿De que se trata? – aunque no era su costumbre ser curioso, el ver la cara de fascinación de su compañera, le hizo querer averiguar de que se trataba.

- Es un anillo – le mostró el objeto referido, el cual era un precioso anillo, que aunque no era muy ostentoso, si era bastante fino, adornado con pequeñas piedras preciosas que le daban ese toque especial, al reflejarse a contra luz un sin fin de colores.

- Anda, que esperas, pruébatelo – la joven solo asintió con la cabeza, encajándose la sortija en el dedo anular, quedándole justo a la medida.

- ¿Syaoran? – la joven dejo de lado el tema del anillo, para enfocarse en los pensamientos que desde hacia un buen rato rondaban su cabeza.

- ¿Si?

- Me preguntaba si tú tal vez... – se sentía algo nerviosa, pero aun así encaro al chico – si tal vez... ¿te gustaría acompañarme al concierto de Mía Farell?

- ¿Estas hablando en serio? – le miro con evidente incredulidad ante semejante propuesta, ya que según tenia entendido todos los boletos se habían agotado el mismo día que salieron a la venta.

- Claro, Tomoyo me obsequio tres de sus entradas para poder asistir – explico ella – y estaba pensando que si tal vez quisieras acompañarme.

- Por supuesto que si... – la castaña pudo advertir algo de emoción en sus palabras, lo que le causo algo de satisfacción, al ver como él compartía uno mas de sus gustos – me encantaría ir con ustedes.

- Genial, ¿crees que Eriol quiera acompañarnos, seria un desperdicio no utilizar el otro boleto...

- Descuida, seguro que ira y mas si se entera de que Tomoyo nos acompañara...

- Entonces ya quedamos...

El tiempo siguió su marcha, para la castaña los días transcurrieron mas lento que de costumbre, pero muy pronto llego la fecha señalada para el concierto de Mía Farell, el cual tuvo lugar en el pequeño estadio que estaba a las afueras de la ciudad de Tomoeda.

El concierto termino unos minutos antes de la media noche, la castaña estaba tan feliz, que fácilmente hubiese seguido la fiesta toda la noche, por el contrario, el ambarino estaba cansado y lo único que quería en esos momentos era llegar a casa para poder dormir, en cuanto a la amatista, estaba igualmente cansada, pero aun así mantenía un buen semblante, mientras que el peliazul desde hacia un buen rato se encontraba distraído.

A las afueras del estadio, los cuatro chicos tuvieron que esperar por un rato mas, pues el chofer de Tomoyo pasaría a recogerlos para llevarlos a cada uno a su casa, no obstante, al ver como ya pasaba de las doce y este no aparecía, la joven de cabellos negro violáceos se decidió a llamarle para saber lo que sucedía, mas fue inútil, ya que cuando intento utilizar su celular, se dio cuenta de que la batería se había agotado.

- ¿Sucede algo malo Tomoyo? – pregunto con normalidad la castaña, al notar como la amatista dejaba escapar un suspiro lleno de resignación.

- Mi celular se quedo sin batería... – volteo a ver a su amiga con una pequeña sonrisa cansada – ¿podrías prestarme el tuyo Sakura?

- L-lo lamento Tomoyo, pero con las prisas lo deje en casa, je je je... – automáticamente la chica se giro hacia el ambarino para solicitar su ayuda inmediata – Syaoran ¿puedes prestarle el tuyo?

- Seguro... – el chico metió una mano a la bolsa de su pantalón, mas se llevo una gran sorpresa, al descubrir que su celular no se encontraba donde creyó haberlo guardado, se sacudió todas las bolsas, tanto las de la camisa, la chamarra y las de los pantalones, pero no lo encontró.

- ¿Que sucede? – la castaña se le quedo mirando un poco confundida, al ver como el chico palpaba las bolsas de sus pantalones, para tratar de encontrar el dichoso aparato.

- M-me temo que lo olvide en el pantalón del uniforme... – sonrió un poco apenado por su descuido – pero no importa, de seguro Eriol puede prestarnos el suyo... – los tres chicos voltearon al mismo tiempo para ver al aludido, quien simplemente sonrió un poco para concordar con lo dicho por los demás.

- Yo también lo olvide... – un suspiro generalizado se hizo presente, al ver como su ultima esperanza los abandonaba en medio del estacionamiento vació de aquel estadio.

- ¿Y ahora que vamos a hacer? – la castaña fue quien rompió el silencio que se había formado por unos momentos.

- Tendremos que regresar a pie... – contesto con algo de pesadumbre la de cabellos negro violáceos.

- En ese caso Syaoran y yo te acompañaremos hasta tú casa... – la ojiverde se ofreció al instante.

- No te preocupes Sakura, yo puedo regresar sola... – se apresuro a decir la amatista, puesto que de ninguna manera quería causarles problemas, ya que en si, sus casas quedaban en direcciones opuestas y bastante alejadas la una de la otra.

- Tomoyo, Sakura tiene razón, seria muy peligroso que regresases tu sola – el de ojos ambarinos apoyo inmediatamente a la ojiverde, al ser como las doce y media de la noche.

- De veras Syaoran, no hay problema... – antes de que la chica pudiera decir nada mas, una cuarta voz intervino en aquella conversación.

- Si no te molesta, yo puedo acompañarte a casa Tomoyo... – el ojiazul se ofreció, aun a sabiendas, de la mas que evidente respuesta que obtendría por parte de la peliviolacea.

- Gracias por su ofrecimiento joven Hiagizawa, pero puedo valerme por mi misma... – sencillamente le miro de reojo, contestándole de una manera sumamente despectiva.

- Tomoyo, sé perfectamente que soy tu persona de menor agrado en este mundo, pero después de todo, nuestras casas quedan en la misma dirección – intento persuadirla – que mas da si yo te acompaño.

- Anda Tomoyo... – le apoyo rápidamente la castaña – si no quieres que nosotros te acompañemos, al menos deja que Eriol lo haga.

- Pero Sakura... – intento objetar, mas la otra no le dio oportunidad de hacerlo.

- Por favor, me sentiría mas tranquila si él te acompaña – le tomo de ambas manos, mirándole con unos ojos llenos de suplica, que la otra no estaba segura de poder rechazar – hazlo por mi... – la joven le sostuvo esa insistente mirada por unos segundos mas, logrando que la chica finalmente accediera.

- Esta bien... – aceptó no muy gustosamente, pero igual no podía negarse a la petición hecha por su amiga – hasta mañana entonces...

- Si, hasta mañana – respondieron a manera de despedida los dos castaños, mientras veían como la joven peliviolacea tomaba la delantera para caminar en todo momento frente al chico de gafas.

Posteriormente la ojiverde encamino sus pasos junto con los del castaño, en dirección a su respectivo hogar.

- Fue un muy buen concierto, ¿no te parece Syaoran? – decía la chica mientras lo tomaba del brazo, y aunque era común que lo hiciera, este no podía evitar que sus mejillas se encendieran de presto, con su simple contacto.

- Si... – contesto distraídamente, mientras metía ambas manos a las bolsas de la chamarra, pues el frío de la madrugada empezaba a agudizarse.

- ¿Crees que Tomoyo y Eriol estén bien? – pregunto de repente la chica, haciendo que el otro girara un poco la cabeza para verle.

- Descuida, estoy casi seguro que muy pronto las cosas entre los dos se resolverán...

- ¿De veras lo crees? – le vio fijamente a los ojos por unos segundos, hasta que el otro le respondió.

- Aunque a veces Eriol actúa como un completo idiota frente a Tomoyo, creo que esta vez esta dispuesto a hacer lo que sea por recuperar su confianza... la prueba mas contundente es que renuncio voluntariamente a las citas para lograrlo...

- ¿En serio hizo eso? – la castaña detuvo sus pasos para mirarle incrédulamente, pues a pesar de que solo llevaba como dos meses de conocer al peliazul, por dentro sentía como si lo conociera de toda la vida.

- Si, solo espero que esta vez cumpla su promesa, ya que si vuelve a lastimar a Tomoyo, yo mismo me encargare de darle un golpe en la cabeza para aclararle las ideas...

- En caso de que eso suceda avísame... – dijo la muchacha, siguiéndole la broma – así entre los dos le daremos su merecido a Eriol.

- Entonces es un trato... – le sonrió un poco, y así los dos continuaron tranquilamente caminando, haciendo que su recorrido fuese mucho mas corto y ameno con aquella charla casual.

- - -

Mientras tanto, la violácea caminaba apresuradamente frente a su acompañante, el cual no sabia como romper aquel incomodo silencio que se había formado entre los dos, luego de que la joven adoptara una actitud de total hermetismo.

- Es una bonita noche, ¿no te parece? – señalo hacia el hermoso cielo nocturno, iluminado a plenitud por los resplandecientes reflejos plateados de la luna llena, que debido a su luminosidad, opacaba el brillo natural de las in cuantificables estrellas que también adornaban el firmamento.

De alguna forma, lo que el chico quería, era aligerar un poco la tensión entre los dos, mas sin embargo la muchacha no le respondió, al contrario, siguió mudamente su camino, haciendo caso omiso a cada una de sus palabras

- Vamos Tomoyo, ¿hasta cuando vas a estar enfadada conmigo...?

- Joven Hiragizawa, yo no estoy molesta con usted... – finalmente le contesto, aunque mostrando total indiferencia en el tono de su voz.

- ¿Enserio...? – el chico se expreso un tanto sarcástico, al percibir la forma tan fría en que la violácea le contestara – entonces, ¿por qué me hablas con tantas formalidades desde el incidente con Azumí?... cuando éramos niños, hacías eso cada vez que te molestabas conmigo.

- Usted lo ha dicho, cuando éramos niños... – la joven repentinamente detuvo sus pasos, mas en ningún momento se giro para verle – ahora las cosas entre usted y yo han cambiado, pues ya ni siquiera existe esa amistad que los dos teníamos entonces.

- Eso ha sido porque tu insistes en alejarte cada vez que yo intento acercarme a ti – insistió el chico, no prestándole atención a lo dicho anteriormente por la amatista.

- ¿Acercarse a mí? – la joven intento escucharse lo mas serena posible, para no demostrar la inestabilidad que ya existía en sus emociones, por al simple hecho de tener a ese muchacho cerca de ella – yo le brinde mi amistad incondicionalmente.

- Tal vez así era en apariencia, pero la realidad fue que siempre te mantuviste lejos... – el ojiazul dejo escapar una sonrisa bastante irónica – era como si yo te repeliera con mi sola presencia... jamás actuabas con Syaoran como lo hacías conmigo – la sonrisa se desvaneció de sus labios, cambiando su actitud amable de siempre, por una mas sombría.

- ¿De que hablas...? – por la acalorada discusión que empezaba a desatarse, la joven dejo sus formalismos de lado sin darse cuenta – para mi nunca hubo distinción entre tú y Syaoran.

- ¡Eso no es cierto y lo sabes...! – dijo el joven ligeramente exaltado.

- Como puedes decir eso, cuando yo estuve a tu lado en los momentos difíciles – la joven se giro bruscamente para encararle.

- Si, pero nunca permitiste que yo hiciera lo mismo... aunque éramos amigos, tú nunca me mostrabas tus verdaderos sentimientos y cada vez que intentaba ayudarte, siempre anteponías distancia para que yo no me acercara, cosa que no sucedía con Syaoran o con la misma Mei Ling...

- Te equivocas...

- ¡No, no me equivoco...! – alzo la voz con bastante desesperación – maldición Tomoyo, lo único que quiero saber ¿es por que me odias tanto?

- Eriol... – la muchacha se mostró un poco sorprendida ante el comentario, pues era la primera vez que presenciaba como ese joven perdía los estribos – yo no te odio...

- No, entonces explícame tu actitud, que yo sinceramente ya no entiendo lo que sucede... – mostró algo de sarcasmo en su comentario, lo que provoco que la violácea se pusiese rápidamente a la defensiva.

- Creo que a ti menos que a nadie tengo que darte explicaciones de mis actos – le espeto duramente la amatista, mas desviando la mirada para no verle directamente a los ojos.

- Y de nuevo estas evadiéndome... – murmuro en un suspiro cansado, mientras una nueva sonrisa irónica se dibujaba en la comisura de sus labios – sabes Tomoyo, tienes razón, y ahora todo esta mas que claro para mi...

- ¿Q-que... que quieres decir? – pregunto con cautela, al notar el tono tan áspero que de repente adoptara el timbre de su voz

- No te preocupes, pues ya no pienso seguir molestándote – aunque aparentaba tranquilidad, lo cierto era que su expresión molesta decía todo lo contrario – y te suplico por favor que olvides todas las estupideces que te dije esta noche... lamento no haberme dado cuenta antes, de lo incomoda y desagradable que siempre fue mi presencia para ti...

- ¡¿Por que insistes en creer que yo te odio...! – desesperada, al igual que el joven, la amatista comenzaba a salirse de sus casillas.

- ¡Pues por qué tu no me has dado un solo motivo para creer lo contrario...! – le contesto totalmente exasperado – sabes, a veces me pregunto ¿si alguna vez nuestra amistad fue verdadera? ¿o solo te acercabas a mi por lastima...?

- ¿Me crees tan superficial como para hacer una cosa así? – la muchacha apretó fuertemente los puños, ya que en el fondo de su ser, creía fervientemente que por ser amigos de la infancia, cuando menos la conocería mejor.

- No lo sé... dímelo tú – le estipulo mordazmente el peliazul, decepcionando todavía mas a la joven.

- Si eso es lo que realmente piensas, ya no hay nada que yo pueda hacer para cambiar tu opinión... – se resintió un poco por lo dicho, mas oculto lo cristalizado de sus ojos amatista, dándose la media vuelta para continuar su camino.

- ¡Y así es como resolverás todo ¿no! – el joven alzo la voz lo suficientemente alto, para que la otra le escuchase – huyendo otra vez, sin aclarar nada.

- No tengo nada que aclararte, después de todo tu ya sacaste tus propias conclusiones... – aun con el nudo que se le había formado en la garganta, la amatista se escucho segura de ella.

- Si... – por unos segundos el muchacho perdió su azulina mirada, en la figura de la chica tenuemente iluminada por la luz de la luna llena – sin embargo, que importa lo que yo crea, si no sé lo que tú en realidad piensas...

- No lo comprendo Eriol... – se escucho mas tranquila, tratando de recuperar la compostura, al momento que se volvía lentamente sobre su eje, para mirar de nueva cuenta, frente a frente, al chico que estaba a sus espaladas – ¿por qué te interesa tanto saber lo que pienso o creo?

- Después de todos estos años creí que seria obvio... – sonrió con tristeza, dejando bastante desconcertada a la joven con su cambio de actitud – mas ahora comprendo que… o no lo sabes, o simplemente no quieres darte cuenta de lo que yo realmente siento por ti...

La joven se quedo callada, observando con detenimiento al joven de cabellos negro azulados, pues aunque no lo quisiera aceptar, en el fondo sabia perfectamente todo lo que este intentaba decirle. El muchacho por su parte, solo se limito a encaminar sus pasos hasta quedar junto a ella, mirándole fijamente a los ojos por un par de segundos antes de continuar.

- Ya que tú eres la única persona que realmente ha despertado un interés sincero en mi, Tomoyo... – inesperadamente, rodeo su frágil cuerpo con sus brazos, causando un estremecimiento significativo en ella, al sentir la calidez que este le infundía con su abrazo, desatando en su interior una fiera encrucijada, entre lo que su cerebro ordenaba y lo que su corazón le exigía hacer.

- ¿Por qué...? – murmuro quedamente la chica, hundiendo su desconcertado rostro en el pecho del chico, ocultando así las lagrimas, que sin saber el motivo, se apoderaron en pocos instantes de ella, al salir involuntariamente de sus ojos violeta – ¿por qué me haces esto? – decía entre inaudibles sollozos.

- Porque yo... – dudo en decírselo, no quería resultar lastimado por la segura respuesta negativa de su parte, mas sin embargo termino arriesgándose – porque yo te amo Tomoyo... – confeso finalmente, abrazándola con mas fuerza al sentir como esta, intentaba apartarse de él.

- ¡No...! eso no es cierto – la chica le empujo bruscamente hacia delante, apartándose, como si su simple contacto le lastimara, negándose rotundamente a creer lo que este le decía, sacudiendo la cabeza para tratar de aclarar su ofuscados pensamientos, mientras las lagrimas empapaban completamente sus sonrosadas mejillas – no sé que es lo que pretendes con esto Eriol, pero yo no voy a caer a tus pies con esas falacias baratas que utilizas para conquistar a las ingenuas chicas que salen contigo...

- Te estoy diciendo la verdad... – intento con desesperación convencerla de que todo lo que le decía era cierto, mas la otra no le dio oportunidad de hacerlo.

- Seguro... es la misma verdad que le cuentas a todas ellas – la muchacha se puso de nuevo a la defensiva, pues hacia mucho tiempo que se había prometido a si misma, no volver a confiar en lo dicho por ese chico.

- Admito que fue un grave error de mi parte haberme comportado como lo hice – al ver como su ultima oportunidad de estar a su lado se le iba de las manos, prontamente intento convencerla de que era sincero en sus palabras – pero si lo hice fue por ti...

- ¿Por mi...? – la chica no podía creer lo cínico que podía llegar a ser el peliazul – por favor, tu siempre te has destacado por manipular la verdad a tu antojo, de seguro puedes dar una mejor excusa que esa.

- ¡¿Por qué simplemente no puedes creer que lo que te digo es cierto! – el peliazul no encontraba la manera de hacerle entender – la razón por la que empecé a salir con otras chicas era porque quería llamar tu atención...

- Pues vaya que lo lograste... – dijo sarcástica, secándose con algo de rudeza, las lagrimas en su rostro, utilizando como pañuelo el puño de su suéter lila.

- No entiendes, yo no quería alejarte, lo único que deseaba era que te fijaras en mi... – intento acercarse nuevamente a ella, mas esta se aparto violentamente antes de que lo consiguiera – no como ese amigo que tu te empeñabas en que fuera, sino como alguien que incluso estaría dispuesto a dar su vida por ti, con tal de que tu correspondieras igualmente una sola de sus miradas...

- No sabes como me gustaría creer todo lo que dices... – la chica trato de ocultar su confusión, desviando sus ojos hacia otro punto, ya que estaba segura de que si lo llegase a mirar una sola vez de frente, sucumbiría sin remedio ante él.

- Si tan solo me dieses la oportunidad de demostrarte que todo lo que digo es cierto... – en un ultimo intento, el chico se aproximo a la violácea, logrando esta vez con éxito su cometido, pues la joven ya no opuso ninguna clase de resistencia, permitiéndole incluso tomar su barbilla entre su mano – por favor Tomoyo, solo te pido una oportunidad mas – suavemente, con la mano que le quedaba libre, limpio algunas lagrimas del rostro de la amatista, en el que sin duda, quedaba demostrada ampliamente la confusión y el caos del interior de la chica.

- Quiero... – murmuro quedamente, alzando sus ojos violeta para mirarle finalmente – quiero creer en ti... – al escuchar sus palabras, el rostro del chico se ilumino con el albor de una enorme alegría – por favor, no vallas a defraudarme otra vez...

- Confía en mi... – le murmuro igual de bajo, acercándose con cautela al rostro de la joven – te juro que jamás permitiré que nada vuelva a lastimarte – fueron sus ultimas palabras antes de que sus labios quedaran sellados con los de ella, en un prolongado beso, que denoto tanta calidez y ternura como el chico nunca imagino experimentar.

Luego de unos segundos de permanecer suspendidos en un espacio de tiempo alterno, los dos inevitablemente se vieron obligados a separarse, viéndose directamente a los ojos por unos segundos mas, con las mejillas coloreadas en diversos tonos carmesí.

Mas sin embargo, y en una maniobra inesperada, la amatista tuvo una actitud radical, plantando una fuerte bofetada en la mejilla izquierda del chico.

- T-Tomoyo – tartamudeo incrédulamente, mientras un sinnúmero de sentimientos confusos afloraban en él, los cuales se intensificaron al ver como una diminuta sonrisa se dibujaba en el rostro de la chica, haciéndole cuestionarse seriamente sobre si todo lo que había pasado entre los dos, era una especie de venganza por parte de la peliviolacea.

- Te lo merecías... – dejo escapar una risilla traviesa, mientras se acercaba peligrosamente al rostro del chico – eso fue por todo lo que me hiciste sufrir antes – aquella extraña sonrisa se mantenía en sus labios, mas demostrándole en todo momento, singular e infantil inocencia en cada una de sus acciones, lo que de alguna manera puso al chico extremadamente nervioso, nerviosismo que se intensifico al sentir como los brazos de la joven se afianzaban a su cuello – y esto es para que no vallas a defraudarme de nuevo... – le susurro provocativamente, antes de depositar un apasionado beso en sus labios, lo que desubico enteramente al otro, pues jamás creyó que la tierna Tomoyo fuese tan desinhibida.

Aunque no se quejo en lo absoluto, al contrario, disfruto al máximo el placer y la alegría que le proporcionaba el tener a su dulce ángel terrenal tan cerca de él, atrayéndola mas hacia si, al rodear posesivamente el estilizado cuerpo de la chica con sus brazos, todo iba de maravilla, hasta que repentinamente el estrepitoso sonido causado por un celular los interrumpió.

Los jóvenes se apartaron instantáneamente, al momento de su separación, unos penetrantes ojos violeta se posaron desconfiadamente, en la figura de un nervioso chico de cabellos negro azulados

- Creí que habías olvidado tu celular... – el chico ya veía venir la catástrofe que se avecinaba, al observar como la chica arqueaba inquisitivamente una de sus cejas.

- Eh... pues veras... yo, yo... – trataba de explicarse a toda costa, mientras sacaba el molesto y escandaloso aparato telefónico de la bolsa, que de un momento a otro simplemente se silenció.

- ¿Y bien? – la joven se cruzo de brazos para verle acusadoramente de arriba abajo.

- Creí haberlo olvidado je je je... – sonrió nervioso, llevándose instintivamente una mano a la nuca.

- No te creo Hiragizawa... – reafirmo su expresión con total seriedad.

- Esta bien... lo dije para poder acompañarte – se mostró un poco avergonzado al verse descubierto – necesitaba estar a solas contigo para que me escucharas, o de lo contrario nuestra relación jamás se arreglaría.

- Estoy muy molesta contigo por hacer que todos nos regresáramos caminando a casa... – la joven denoto neutralidad, a pesar del enojo que quería demostrarle – pero por otro lado, me alegra que lo hayas hecho... – inesperadamente lo abrazo, provocándole un enorme sonrojo al chico, un gesto involuntario que no estaba acostumbrado a demostrar.

- E-eso... eso significa que tú... – titubeo un poco cuando esta se separaba de él – que tú y yo...

- N-no lo sé, todo depende de ti... – dijo igual de nerviosa, con un leve color rosado en sus mejillas, a lo que el chico mostró una enorme sonrisa en el rostro.

- Entonces mi dulce Tomoyo... – como todo buen caballero ingles que era, tomo con delicadeza la pequeña mano de su amada con la suya, arrodillándose frente a ella, mas sin perder en ningún momento el contacto visual que mantenían – ¿aceptarías ser mi novia?

- Acepto... pero con una condición – la amatista adopto una actitud algo pensativa.

- ¿Q-qué condición?

- Que si algún día hay alguien mas que llegue a interesarte, yo sea la primer persona en saberlo... – su rostro se ensombreció un poco al decirle eso, pues al bajar la cabeza algunos mechones negros cayeron por su frente – no quiero sentirme engañada una vez que te hayas aburrido de mi.

- Pero Tomoyo, que dices... – se puso de pie para tomar su rostro con ternura, obligándola a verle a los ojos – yo jamás podrirá aburrirme de ti, tu has sido la persona mas especial en mi vida, desde la primera vez que te vi.

- ¿D-de verdad? – cuestiono no muy convencida, ya que durante años creyó que ese tipo de cosas, solo ocurrían en la ficción de las novelas románticas, que en ocasiones, cuando era un poco mas joven, le apasionaba leer.

- Por supuesto... – a esas palabras le siguió un nuevo beso, cuyo significado era mas concluyente que el de una centenar de ambiguas explicaciones, las cuales no alcanzarían a revelar todo lo que ese simple gesto demostraba.

Al final las cosas no resultaron como la amatista las tenia planeadas, ya que en parte, aquella mañana cuando recibió los boletos del concierto, la primera idea que se le vino a la cabeza fue la de darle un pequeño empujoncito a su amiga, para que así ella y el castaño se decidieran por fin a declararse sus sentimientos, mas nunca contó con que todo resultara a la inversa, ya que quien termino con un compromiso esa noche fue ella, luego de que cierto joven ingles le declarara abiertamente su amor.

Y si bien no haya podido hacer nada esa noche por ellos, de todas formas seguiría insistiendo y ya encontraría otra oportunidad para juntar a sus mas queridos amigos, aunque lo cierto era que su cabecita ya se estaba encargando de elaborar un nuevo plan para conseguir su objetivo, que vería realizado a cualquier costo...

Continuara...

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Hasta que por fin puede terminar este capitulo (XD), luego de quedarme trabada a la mitad y dejarlo botado por dos semanas lo logre (XD), es que a pesar de que ya tenia la idea general, nada mas no sabia como seguirle (ú.ú), aunque bueno, al final todo resulto mas o menos bien (o eso creo (n.nU), solo espero no demorarme tanto la próxima actualización, pero con mi musa inspiradora de vacaciones lo mas seguro es que así sea (n.nU), (aunque de todas formas no creo que me vayan a extrañar mucho, así que pa´ que me apuro (XD), como sea, mejor ya me despido, eso fue todo por ahora y hasta la próxima...

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c(")(") "Vivir no solo es existir, sino existir y crear, saber sufrir y gozar y en vez de dormir sonar"