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PADRE VECKET
-Doctor Vilas, abra por favor, no quisiera usar la fuerza bruta para romper su puerta -insistió el padre Vecket avisandole con tono cortes.
El Doctor Vilas quedo indeciso mientras soltaba un fuerte suspiro agonizante, como si se estuviese muriendo de solamente escuchar su voz.
-Doctor Vilas, ¿se encuentra bien? -le pregunto Ephraim preocupado al ver como se estaba poniendo. Tenía aspecto de estar padeciendo un ataque.
-No, aquí no -se estiro contra el suelo sentandose de rodillas mientras se apretaba fuertemente la cabeza en señal de estar aterrado ante esta situación.
Al ver su reacción pudo hacerse una idea de lo que ocurría.
-No debería estar aquí, no debería estar aquí -reacciono divagando con temor.
Trato de ayudarle poniendose a su lado, se sento y le toco la cabeza queriendo que se calmara, pero en cuanto lo hizo se la aparto de un golpe, pasando de que le permitiese consolarle. Le miro a la cara y acto seguido esbozo una mirada de enfado, como si le echase la culpa de que el Padre Vecket viniese, aunque en el fondo sabía que era cierto. Ese sacerdote no estaría aquí a menos que supiese que el doctor estaba escondiendo a dos trolls refugiados del centro del pais. Lo cual esto era un indicativo que ya no podrían ser tan benevolentes con él como antes.
Acto seguido apareció sorpresivamente Gorkit asomandose por la puerta.
-¿Que han sido esos golpes? -pregunto atolondrado.
El tio Ephraim le dirigió una mirada de pura preocupación.
-El Padre Vecket está aquí -notificó seriamente.
-¿Ese loco sacerdote está aquí fuera?
-Me temo que si.
-Maldición -se quejo y golpeo el bordillo de la entrada-. ¿Y ahora que hacemos?
-Salir de aquí cuanto antes, ya no estamos seguros -decidió profundamente.
-Pero no podemos, Elfina aún no está curada.
-Tendremos que hacerlo aún siga estando mal.
-¿Y que pasa si su enfermedad empeora solamente por poder moverla? -indico recalcando con insistencia de que era una mala idea.
Ephraim se agobio, no soportaba que surgiesen esos pequeños detalles que hacían que esta situación se volviese cada vez más complicada.
-No podemos irnos de aquí. Tiene que haber algúna manera de que el Padre Vecket y sus lacayos se vayan -protesto poniendose a pensar.
Ephraim sabía que escapar no era una buena opción, lo que significaba que solamente quedaba una alternativa que les pudiese servir de utilidad.
-Doctor Vilas -se acerco al doctor apoyando su mano en su hombro como gesto de confianza-. ¿Cree que puede haber hablar con él?
Se detuvo y se giro mirandole con una expresión indecisa.
-¿Hablar con él? -cuestiono.
-Si, convenzale de que aquí no sucede nada.
Se puso a replantearselo.
-No puedo -contesto timidamente.
-¿Que? ¿Por que nó?
-Porque si lo hago él me matara -declaro esbozando una actitud de puro temor.
Gorkit se quejo golpeando el bordillo de la puerta.
-Genial, lo que nos faltaba, ahora estamos encerrados entre un troll que no nos quiere ayudar y uno que nos quiere matar. Este día no puede ponerse mejor -se quejo poniendose histerico como un niño pequeño.
-Tranquilizate Gorkit, solamente hace falta un poco de comprensión -le exigió Ephraim queriendo que mantuviese la calma. Él se encargaba de todo.
Volvieron a escucharse los golpes que venían del exterior.
-Estimado doctor Vilas, mi amigo. No quisiera actuar de una forma condescendiente, pero me gustaría que abriese la puerta. Me han llegado a los oidos de que esconde a unos forasteros, y uno de ellos podría estar enfermo. No me gustaría pensar que les esta ayudando a mejorar, ya que eso iría en contra de nuestro mandato -argumentó exigiendole con un cierto tono cortes sospechosamente disimulado.
Ambos se miraron preocupados por como sonaba esa frase.
-¿Nuevo mandato? ¿Pero quien se cree que es, el emperador Kaos? -critico ingenuamente Gorkit burlandose de sus palabras.
-No, él es mucho peor -contesto el doctor Vilas-. Ha matado a cientos de personas, las ha quemado, las ha dejado morir de hambre, o de frio, no parara hasta que todos acabemos muertos como él quiere.
Ephraim se agobio, podía comprender el miedo que le tenía, pero no podía dejar que se cerrase ante la idea de temerse lo peor. Debía hacer algo para impedirlo.
-Doctor Vilas, mireme -le agarro de la cara haciendo que le mirase a la suya-. Entiendo bien que ese sacerdote es un monstruo, y le tiene miedo por las cosas que ha hecho. Pero usted debe de ser más fuerte que ese desquiciado troll.
-¿Más fuerte?
-Si, usted hizo una promesa como medico, ¿verdad?
Se lo penso.
-Si, lo hice -contesto con tono confiado.
-Y también decidió que nunca dejaría que ningún troll de este pueblo sufriese algún mal que usted no pudiese curar, ¿verdad?
-Si -reafirmo de nuevo.
-Hemos venido para curar a esa elfa, y no nos iremos hasta que ella este curada. Asegurese de que esa chica sobreviva como ha hecho con todos los demás.
El Doctor Vilas se lo replanteo con más seriedad que antes. Se había hecho medico por un buen motivo, y ese era el de ayudar a los demás, pasara lo que pasara, o tuviese lo que tuviesen. Los ayudaría con cualquier cosa, y ni por asomo dejaría que un loco sacerdote le dijese que no pudiese cometer sus actos con honor.
-Cierto -reafirmo convencido. Se levanto poniendose de pie mientras se enderezaba firmemente como si estuviese apunto de luchar.
Ephraim se entusiasmo al ver que se recupero rapídamente.
-Se lo que debo hacer -dijo con autoridad.
-¿Que tiene planeado hacer? -le pregunto Ephraim, intuyendose que tendría algún plan que le sirviese para distraer al sacerdote.
-Ir a hablar con él, ya me conoce, le intentare de decir que simplemente os he invitado para reteneros y dejaros morir de hambre -comento nerviosamente.
-¿Eso se lo creera? -cuestiono Gorkit.
-Solamente si hacemos una cosa -saco del bolsillo de su pantalón una llave y se la entrego a Ephraim-. Necesito que os encerreís en la sala medica junto con vuestra amiga. Si ocurre que el Padre Vecket no se fía de mi palabra, le tendre que dejarle pasar para que vea que lo que le digo es en serio.
-¿Y que pasa si te pide que la abras? Tu no tendrás la llave.
-En realidad si la tengo -saco del bolsillo otra llave identica-. Tengo dos llaves, pero él no lo sabe. Le dire también que estabaís locos, por eso mismo necesitare que os comporteís como energumedos y os pongaís a golpear la puerta cuando yo os diga. Solamente así no tendrá excusas para que me pida que la abra.
-Pero si hacemos eso despertaremos a Elfina.
-Mejor, así se creera su sufrimiento.
Ambos se miraron poco confiados con ese estrafalario plan.
-Escuchadme bien chicos. No tengo duda de que sois buenos trolls, por eso mismo pienso ayudaros a superar esto. Dejadme hacer esto por vosotros una vez más -argumento mostrandose benevolente con ellos.
Al oír eso no tuvieron más opción que hacerle caso, aunque no les gustase su plan.
Se escucharon de nuevo los golpes.
-Doctor Vilas, me está cansando. No me deja otra opción que abrir la puerta -exigió de nuevo el Padre Vecket con un tono más autoritario que antes.
-Rapído, escondeos -exigió apuradamente Vilas.
Aceptaron y marcharon corriendo de nuevo hacía la sala medica. Gorkit se metió primero y luego Ephraim se dispuso a cerrarla. El Doctor Vilas se acercó y ambos echaron una ultima mirada de confianza. Ambos sabían bien que todo esto dependía de que se hiciese bien. Se marcho y cerro la puerta de un portazo. Luego metió la llave dentro de la cerradura haciendo que ambos estuviesen confinados.
Ephraim suspiro aliviado, sentía panico de lo que estaba pasando.
Gorkit se acerco hacía Elfina, continuaba acostada sobre la camilla. Se puso a examinarla tocandole levemente la frente, procurando de no despertarla.
-¿Como se encuentra? -le pregunto Ephraim con curiosidad.
Gorkit bajo la mano.
-Parece que bien, siento que la fiebre le ha bajado -declaro.
Ephraim y se puso a comprobarlo él mismo. Apoyo su mano encima de su frente y pudo sentir como la tenía menos caliente que antes. La sentía fria, como si estuviese tocando un trozo de carne congelada del congelador.
-Es increible -exclamó sorprendido.
Gorkit sonrio aliviado.
-Ese Doctor Vilas ha hecho un milagro impresionante -comento halagado.
-Así es -confirmo pensativo.
Se giro suspirando aliviado, pero esbozaba una mirada de duda.
-¿Sucede algo tio? -pregunto Gorkit, sintiendo por su mirada que pasaba algo.
-Antes cuando se ha desmayado, pude ver por sus ojos que sentía miedo del Padre Vecket, pero no miedo por lo que hace, sino por lo que ha hecho.
-¿Que quieres?
-Creo que el Padre Vecket le hizo algo, o presencio que se lo hacía a alguien que le era importante -opino profundamente.
Gorkit empezo a hacerse rapídamente de porque estaba tan deprimido y amargado. Seguramente estaría sufriendo un enorme trauma que quería cerrar, pero no podía. Y ahora que aparecieron ellos, lo único que lograron fue reavivar sus miedos interiores.
De pronto escucharon un nuevo golpe, sonaba como una vieja puerta abriendose.
Rapídamente Gorkit se pego a la puerta, quería escuchar lo que sucedía afuera.
-Pasen, por favor.
-¿Que han dicho? -pregunto Ephraim.
-Es Vilas, creo que ha dejado pasar al Padre Vecket -notifico.
-Oh -exclamó angustiado Ephraim.
-Ya sabía yo que este plan no funcionaría -se quejo nuevamente Gorkit perdiendo rapídamente la esperanza con la propuesta.
-Tranquilizate Gorkit, seguramente no habrá podido retenerlos afuera y ha tenido que cambiar el plan -le calmo haciendole entender que todo iba bien de momento.
-Eso si es que no va a tracionarnos -terció incredulamente.
Ephraim se desanimo con todas sus observaciones pesimistas.
Escucho unos pasos cercanos.
-Como pueden ver los tengo ahí retenidos.
-Vilas está trayendo el Padre Vecket hacía aquí -le aviso nerviosamente.
-Pues entonces hagamos lo que nos dijo -decreto decididamente.
Se junto con Gorkit y se puso a golpear la puerta con ambos puños.
-Sacanos de aquí -protesto disimuladamente.
-¿Que ha sido eso? -se escucho otra voz.
Ambos se miraron al ver que les estaban escuchando.
Inmediatamente se pusieron a golpear los dos juntos.
-Sacanos de aquí.
-¡Dejanos salir!
-¡Nos estamos muriendo!
Siguieron golpeando hasta crear un enorme retumbe que hacía aparentar que estaban tocando un enorme instrumento musical en el interior. Mientras hacían eso, se podían escuchar las preguntas que hacían los hombres del otro lado.
-¿En serio no pueden salir?
-Así es, están encerrados con llave, solamente yo puedo abrirla.
-¿Pero podrían romperla nó? -objetó alguien.
Aquello pregunta hizo que ambos se mirasen, dudando de si iban a poder mantener todo este acto teatral o no.
-Podrían, pero...
De pronto se escucharon unos golpes provenientes del otro lado. Ambos se apartaron sintiendo que uno de los trolls estaba golpeando la puerta tratando de romperla. Se mi-raron sintiendo que este plan iba a fallar a pesar de haberse idea de forma inteligente.
Luego los golpes cesaron.
-Parece que no se rompe muy facilmente -contesto uno.
-Y no, es tal y como lo he dicho.
Ambos suspiraron al ver que no persistieron con ese tema.
-Además, dentro hay toda una serie de instrumentos de cirugia bastante peligrosos. Tenía pensado dejarlos ahí metidos un buen rato con la esperanza de que se rindiesen y no tomasen otra opción que reducir sus ganas de escapar cometiendo un acto de suicidio. Así serían libres en la otra vida, tal y como usted dice siempre.
Volvieron a mirarse al quedarse sorprendidos de la eficacia que tenía Vilas para armarle un argumento de esa magnitud.
-Uhum, me gusta. Me siento orgulloso de ti Vilas, sabía que después de ver incinerado a tu tio conseguiría convencerte de encontrar el camino correcto.
Quedaron indecisos al escuchar eso. Ahora lo comprendían. El Padre Vecket había matado al hermano de Vilas, por eso se había trastornado antes. Tuvo que ver como su hermano era incinerado sin que él pudiese hacer nada. Lo mismo que ahora, se intuían de que seguramente Vilas tendría unas ganas tremendas de matarle por lo que hizo, pero no podía hacerlo del miedo que le tenía. Además, ellos estaban aquí con Elfina y necesitaban que la tratara. Ahora no era el mejor momento para dejarse llevar por sus emociones aunque creyese que tenía una oportunidad para acabar con él.
-Lo mismo digo señor -se pudo notar un pequeño gesto de timidez en su tono.
Ephraim noto como lo estaba comprendiendo, a duras penas.
-Como veo de que estás muy ocupado permitiendo que esos tres forasteros se mueran lentamente. Te dejaré en paz por el momento.
-Me alegro mucho señor.
-Espero verte en la hoguera de esta noche.
-Estaré ahí señor.
-Bien.
Se escucharon unos pasos que se iban alejando y luego se escucho una puerta abrirse. Escucharon unos leves dialogos inintendibles y termino con la puerta cerrandose. Al oír eso pudieron intuirse que el Padre Vecket y los seguidores que le acompañaban se marcharon. Suspiraron aliviados al ver que todo termino sin problemas.
-Ha estado por muy poco -le dijo Gorkit.
-Si -confirmo, estaba tan alegrado que no pudo reirse.
Gorkit también se rio, pero de vergüenza.
De pronto escucharon unos gemidos familiares. Se voltearon observando que Elfina se estaba despertando, movió los brazos como si fuese un animal mamifero despertandose después de un letargo sueño.
-Ey -se acerco Gorkit a consolarla.
Elfina se desperto del todo, sintiendo que le dolía la cabeza.
-¿Estás bien?
Afirmo meneando la cabeza.
Gorkit le apoyo su mano encima de su frente, la sintió más fria que antes.
-Es increible.
-¿El qué? -exclamó Ephraim.
-Me parece que ya no tiene fiebre.
-¿De verdad?
-Así es, miralo bien.
Se aparto dejando que Ephraim lo comprobase por si mismo. Apoyo su mano sobre su frente pudiendo notar un insolito cambió.
-Es cierto, la siento tan frio como un cubo de hielo -se rio del entusiasmo.
-Vilas lo ha conseguido -exclamó sorprendido Gorkit, le parecía tan surrealista que le costaba asimilar el proceso-. Ese hombre es genial.
Ephraim se giro echandole una sonrisa de satisfacción. Pero no una porque Elfina se hubiese curado, sino porque estaban cerca de conseguir algo de buena esperanza.
De pronto se escucharon unos golpes que venían del otro lado, Gorkit se aparto asustado. Todavía seguía pensando en el Padre Vecket tras lo ocurrido antes.
-Chicos, ¿os encontraís bien? -pregunto Vilas al otro lado.
Ambos se miraron reconociendo su voz, era Vilas, pero después de escuchar al Padre Vecket antes, ahora tenían la duda de no saber si estaba solo del todo o no.
-¿Estás solo? -le pregunto Ephraim.
-Estoy solo, el Padre Vecket y sus lacayos se han marchado. He conseguido conven-cerlos para que creyesen que os metí ahí para mataros.
-Y parece que funciono bien -objetó sarcasticamente Gorkit.
-¿Teneís la llave no?
Ephraim levanto la llave.
-La tenemos.
-Bien, si quereís puedo abriros la puerta.
Ephraim dedujo que no era una buena idea. Podría acabar siendo una trampa.
-No, me encargo yo -le confirmo, con tono disimulado.
-De acuerdo.
Le siseo a Gorkit para que mantuviese la boca cerrada, luego se acerco a la puerta y la abrió. Muy lentamente la fue moviendo hasta acabar viendo al otro lado la cara de Vilas esbozando una mirada seria de preocupación.
-¿Estaís bien? -les pregunto.
Asomo rapídamente la cabeza para asegurarse de que no hubiese nadie escondido aprovechando que la abría para luego empujarlo hacía dentro. No había nadie, simplemente estaba él mirandole de frente.
-No hay nadie, ya se han ido -le aclaro con tono insistente.
-Lo siento -se disculpo, avergonzado por haber desconfiado de él por un minuto.
Abrió la puerta del todo dejando pasar a Vilas, solto un suspiro agonico como si se hubiese estado aguantando las ganas de soltar todo su nerviosismo. Lo cual era normal, estuvo hablando con el hombre que tanto odiaba y temía.
-¿Como se encuentra? -pregunto, refiriendose a Elfina.
-Se encuentra estupendamente. No se que es lo que ha hecho pero siento que la ha curado del todo -le comento entusiasmado Gorkit, soltó una pequeña risilla.
-Todo eso es simplemente gracias a las hierbas -indico sarcasticamente.
Gorkit se sentía tan alegrado que no pudo evitar acercarse para estrecharle la mano como si fuese el mejor que hubiese conocido nunca.
-Gracias por todo señor Vilas, Norbell tenía razón al recomendarnos a usted para que nos ayudara -dijo con total confianza-. Aunque claro, tampoco nos esperaba que acabasemos metidos en este lugar tan infernal.
-Ya -espeto intentando de verlo de otro modo-. Son cosas que pasan.
Justo en ese momento Epraim decidio aprovechar para comentar una cosa.
-Doctor Vilas, eso que he escuchado antes, ¿es cierto?
Quedo indeciso al no entender a lo que se refería, pero se hizo una rapída idea.
-¿Lo habeís escuchado todo?
-Se escuchaba bastante desde aquí -indico Gorkit.
Bajo la mirada avergonzado.
-Por los ancestros.
-No quiero ser impertinente ni nada por el estilo. Pero solamente quiero hacerle esta pregunta para poder entender este asunto -se expreso dispuesto a preguntarle un tema que seguramente no le gustaría escuchar-. ¿El Padre Vecket mato a su hermano nó?
Una sensación de angustia salió liberada del doctor, como si le hubiesen dicho algo que no esperaban que le dijese, pero ahora no podía hacer otra cosa para ocultarlo.
-¿Le hizo lo mismo que a los demás? -objetó Gorkit.
Levanto la cabeza esbozando una mirada de desolación. Como si no supiese que hacer ahora, si que contarles lo sucedido o intentar de contar lo basico como para que hiciesen una idea de a lo que se estaban enfrentando.
-Será mejor que os senteís, va a ser una historia larga -pidio, dispuesto a contarles lo ocurrido con total exactitud de detalles.
Dejaron a Elfina descansar placidamente en la camilla para que se siguiese poniendo mejor. Aunque se le hubiese ido la fiebre, no dejaba de estar mal por otras varias razones que debían ser examinadas muy pronto. Regresaron al jardín botanico que estaba al otro lado del pasillo. Se lo encontraron todo desordenado, los subditos del Padre Vecket habían registrado el jardín en busca de cualquier rastro que indicase que les había estado tratando de buena amabilidad. Ya que si en realidad no los había engañado para dejarlos metidos en la sala de urgencia para que se muriesen, porque iba a tener que ser lo suficientemente amable como para darles algo de malta y que se relajasen. Vilas escondió las maltas a tiempo de que el Padre Vecket o algúno de sus amigos se lo quitasen por desconfianza. En este pueblo cualquiera era capaz de robarte solo por el mero capricho de buscar una razón por la que poder ser castigado. Hasta ahí iba el limite que tenía el Padre Vecket para engañarles y creer semejantes disparates.
Se sentaron en las tres sillas, con Gorkit y Ephraim en un extremo y Vilas en el otro, estaba con las manos entumecidas de lo nervioso que se sentía.
-Si quieres no necesitas que nos lo expliques -insistió Ephraim queriendo que no se lo tomase como una obligación.
-No, necesito hacerlo. Necesito que alguien de las afueras entienda de una vez la clase de troll que es el Padre Vecket -protesto golpeando el puño contra la mesa.
Ambos reaccionaron alarmados a ese golpe. Solo con ver eso ya tenían bien claro el nivel de odio que le tenía y como eso le afectaba considerablemente.
Vilas asintio profundamente y se puso a pensar en lo que iba a decir.
-Tenía un hermano pequeño, llamado Silva. Ambos trabajabamos como medicos ayudando al pueblo, lo hacíamos casi todo juntos, incluso compartir las sobras de la comida por si algúno no le gustaba que quedaba en el plato -echo una risotada falsa al acordarse de ese momento feliz.
Ambos sonrieron halagados al ver que parecía tener una buena relación con su hermano, lo mismo que con ellos siendo tio y sobrino.
Luego cambió su expresión a una de angustia.
-Pero entonces sucedió del Padre Vecket -apreto fuertemente sus puños de una manera que señalizaba que estaba estrujando algo grande-. Aquel joven troll al que todos conocíamos desde que había nacido, había empezado a manifestar sus ideologias sobre el mundo de los muertos. Parecía que era una tontería, pero varios de nuestros ciudadanos más ancianos se unieron a él creyendose sus fantasias. Yo me reí de lo que estaba pasando ya que no creía que la gente estuviese de acuerdo con sus ideas, no lo creía propable, pero mi hermano lo sabía.
-¿Que sabía? -pregunto Ephraim.
-Supo darse cuenta de que esto iba a causar un mal efecto en los vecinos. Yo le rechiste negandome a creerlo, pero él supo de antemano que esto iba a pasar. Que todos acabarían manipulados y decididos a cometer actos atroces con la intención de darle a ese niño mimado la razón -se quejo moviendo la cabeza al acordarse de lo molesto que se sintió la primera vez que se produjo el suceso.
-¿Y que ocurrió después? ¿Tu hermano hizo algo al respecto? -insistió Gorkit con tono intrigado, estaba interesado en saber como continuaba con la historia.
-Claro que hizo algo -reafirmo con orgullo-. Mi hermano era medico, pero era también experto en politica. Reunió a los pueblerinos más inteligentes del pueblo y marcho a la capilla para pedirle al Padre Vecket que rehusase utilizar sus ideologias. Él y el grupo se lo pidio con las buenas con la intención de acabar sin violencia, Vecket lo reconsidero y pareció que lo había entendido. Todos regresaron a sus casas y pasamos la noche sin que ocurriese nada.
Ambos se miraron sintiendo que algo fallaba en esa historia.
-¿Pero la cosa no acabo ahí nó? -continuo Ephraim.
-A la mañana siguiente, todo continuo bien. Pero luego descubrimos que el troll más viejo de la aldea había fallecido. La nuera dijo que había padecido un infarto, pero yo personalmente me puse a examinar el cuerpo y pude notar ciertas cosas que no me cuadraban con la causa de la muerte -frunció el ceño acordandose de lo extraño que le resulto ver el cuerpo aquel día-. Vi que varias zonas tanto del cuello como del estomago se habían vuelto verdes de otro color, de uno más fino.
-¿Que lo causo?
-Mi hipotesis en ese momento fue que esos sintomas se pudieron haber causado al haber ingerido hilis, una hierba que usamos como alimento para mezclarlo con el azucar, hacemos pasteles con eso.
Sonrío Gorkit, halagado con esa idea.
-Pero el hilis no causa esos efectos a menos que se hayan usado hierbas de hilis que hubiesen estado expuestos demasíado tiempo al sol. Ya que sus nutrientes se consumen demasíado pronto y eso no hace que no sea comestible. Pero eso solamente ocurre con los más jovenes, no con los viejos, y aquel hombre tenía tanta edad como un arbol. Era imposible que el hilis le hubiese causado el infarto. A menos que alguien lo haya mezclado con hierbajos rocosos del este.
-¿Que son hierbajos rocosos del este?
-Son unas hierbas que se cultivan cerca de las zonas elevadas del este de Trollia. Crecen en zonas cercanas a las playas porque el agua de mar les da un sabor dulce, pero si no se mezclan bien pueden llegar a ser muy peligrosos. Una vez entendí que con los ancianos podían causar nauseas, paralisis, crecimiento de los intestinos, o incluso provocar una muerte instantanea dependiendo de la salud que uno tenga.
-Debíeron de envenenarlo con hilis mezclado con hierbajos rocosos -asimilo Ephraim llegando a la conclusión más predecible.
-Eso mismo pense yo, pero me negue a creerlo. En cambió mi hermano si. Se metió con el Padre Vecket echandole la culpa de su muerte y lo acuse de asesinato, pero nadie hizo nada, y yo le pedí que lo dejará pasar porque no era bueno que sacase acusaciones precipitadas -hizo una pausa mientras recordaba con remordimientos lo ocurrido-. Oh, que equivocado estaba yo en aquel entonces.
-¿Que ocurrió después? Intento de detenerle o... -presiono Ephraim queriendo saber como continuaba la historia, estaba tan intrigado que no quería perderse nada.
-Quiso hacerlo pero no pudo. Se marcho, se encerro en su casa y cuando intente de explicarme, él simplemente me dijo que tenía el cerebro lavado, que me había convertido en uno de ellos y por eso mismo no me daba cuenta de que el Padre Vecket estaba destruyendo nuestro pueblo con sus ideales sobre la muerte -empezo a subir de tono al enfadarse consigo mismo-. Me dijo que solamente sería cuestión de tiempo de que ese loco sacerdote se pusiese a matar gente inocente. Y nadie hiciese algo para evitarlo.
Ephraim pudo comprender su sentimiento de culpa.
-Tu en ese momento eras reacio a que la gente se dejase controlar. Era imposible que asumieses que algo de esta magnitud pudiese ocurrir -le animo haciendole reconocer que no era su culpa no haber predecido el asunto de la misma forma que su hermano.
-Lo se, pero las señales estaban ahí... desde el principio, y cuando me quise dar cuenta -esbozo una mirada de desolación-. Ya era demasíado tarde.
-¿Que ocurrió?
-Esa misma noche yo me puse a dormir, el barrio estaba tranquilo, así que asumí que no ocurriría nada, pero al cabo de una hora después, escucho unos gritos que venían del exterior. Salí y me encontre con una multitud enloquecida que había apresado a mi hermano junto con cuatro de los amigos que le ayudaban. Lo llevaron al centro del pueblo donde el Padre Vecket les comunicó que les había detenido porque estaban siendo acusados de negar el nuevo orden implantado por él. Me acerque a intentar de razonar con él y de pedirle que le perdonase, decía que quería hacerlo a cambio de que él aceptase su nueva fe. Pero como él se nego, no le dejo otra que castigarle con la hoguera.
-¿Con la hoguera?
-A quemarle vivo.
-Por los ancestros -exclamó aterrado Ephraim, eso era algo que nunca podía soportar, la idea de que un troll muriese ardiendo en las llamas.
-Yo intente de pararle, pero sus seguidores me cogieron dispuestos a quemarme con él, pero mi hermano consiguió convencer a Vecket de que le perdonase la vida a cambio de que le diese lealtad. Y como no quería morir lo acepte, mientras a él lo... -se detuvo al no poder continuar con la historia.
Ambos se miraron preocupados al ver como se estaba poniendo. Se notaba que se estaba cerrando ya que no quería llorar delante de ellos.
-Yo me quede ahí, viendo como le prendían fuego, como si fuese un animal. Y todo el resto de la gente no hacía nada para evitarlo. Estaban ahí mirando, como si fuese un bonito espectaculo. Todo el mundo se olvido de lo que él había hecho ellos, les había ayudado durante años, y así era como se lo pagaban -no pudo soportarlo más y al final acabo cayendose torpemente de la silla.
Ambos reaccionaron atolondrados y se levantaron dispuestos a ayudarle. Ephraim le ayudo a sentarse en el suelo mientras Gorkit le toco la muñeca para sentir su respiración, pudo sentir como su pulso se aceleraba, más que con Elfina. Esto era un indicativo del horrible trauma que estaba sufriendo solamente con ese recuerdo.
Ephraim le miro con tranquilidad, quería que se calmara e intentase de no pensar demasíado en ese recuerdo ya que sino le haría entrar en otro estado catatonico. Se calmo pudiendo respirar con normalidad y acto seguido continuo diciendo:
-No pude salvar a mi hermano, y tampoco me puedo ir aquí. Soy prisionero de él, prisionero de mi propia alma a la que espera impacientemente encontrarse con él en el más allá para así poder disculparse y saber que me ha perdonado -finalizo argumentando de forma emotiva, indicando sus ganas de que todo terminase.
Les resultaba tan triste descubrir todo esto que no sabían que pensar. Ahora empezaban a ver las cosas de otra manera. Este ya no era un pueblo siendo manipulado por un sacerdote hipocrita, era un pueblo convertido en una secta que había cambiado su sentido común por una serie de ideas retrogradas que les hacían cometer actos severos sin oponerse a determinar si algo de lo que hacían tenía un fundamento inteligente o no.
De pronto Ephraim cayo en la cuenta de algo.
-Antes... cuando estabas hablando con el Padre Vecket, oí que te decía que esperaba verte en la hoguera esta noche -le comentó con seriedad.
-Oh -se agobio, no le gustaba que supiese esto también.
-¿La hoguera? ¿Se trata de la misma hoguera donde quemaron a tu hermano? -se intuyo nervioso Gorkit.
-Así es, ahora el Padre Vecket ha decidido que cada solsticio, se debe sacrificar en la hoguera al troll más viejo del pueblo, para honrar a los ancestros del mundo muerto otorgandoles una vida como mensaje de que pronto iran a ese mundo -confeso bajando la cabeza hacía el suelo, donde debajo se encontraba el mundo muerto.
Ambos se miraron, sintiendo que esto estaba demasíado mal.
-¿A cuantos ha matado ya? -pregunto Gorkit.
-A demasíados, a tantos que ya no queda ningún anciano en la aldea.
-¿Y como sigue haciendo sacrificios si ya no queda nadie más viejo?
-Pues muy simple, sacrifica al que tiene más edad o el que este más enfermo.
-Como Elfina -indico Ephraim.
Gorkit se aterro al hacerse una atemorizante suposición. Este tema le resultaba tan desagradable que no podía soportarlo más.
-Hay que terminar con esto.
-¿Que? -exclamó Ephraim.
-Tio, esta gente vive sucumbida a las mentiras de ese sacerdote. Tenemos que acabar con él y salvar a esta gente antes de que se mueran más trolls.
-Ni hablar -protesto-. Vinimos aquí para curar a Elfina, no para meternos en otra guerra que no podemos librar. Ya tenemos bastante con lo que sucedió en ese bar, ¿recuerdas como acabo?
-Si, lo recuerdo perfectamente. Recuerdo como dejamos morir a ese sinvergüenza, pero aquello fue un accidente. Pero en cambió aquí podemos hacer algo bueno.
-¿De que estás hablando? -cuestiono Ephraim sintiendo que ya no podía comprenderle-. ¿Que te crees ahora? ¿Que eres un heroe que va por ahí defendiendo a los inocentes sin importar tu propia vida?
-No, pero al menos no soy alguien que se queda con los brazos cruzados sin hacer nada -recrimino buscando la manera de justificar su opinión-. Mi pueblo está sufriendo por culpa de las mentiras de Kaos, ¿recuerdas lo que paso ahí cuando nos fuimos?
-Si, como no recordarlo -afirmo con seriedad.
-Podría haberme quedado ahí ayudando a los demás. Pero no lo hice, en vez de eso me fui contigo a hacer este viaje porque sabía que no perdonaría a mi mismo no yendo a ese funeral. Y gracias a esto he podido darme cuenta de que nuestro mundo es un lugar cruel donde otros serés se aprovechan de los más debiles para beneficiarse. Antes no me daba cuenta de esto, pero ahora si. Y pienso aprovechar todos mis conocimientos de Trollia Central para hacer algo bueno por una vez, aunque sea a costa de mi propia vida si es necesario. Pienso morir como todos los demás amigos a los que que no he podido proteger por ignorar la realidad de las cosas -explicó sincerandose de todo corazón lo que pensaba sobre estos tiempos de guerra y exterminio.
Ephraim quedo tan impresionado por lo que dijo que no sabía que pensar. Eso fue lo más profundo que había soltado Gorkit en todo el viaje.
Gorkit se sintió tan avergonzado que se puso a llorar, se quito las lagrimas mientras se ponía a dar vueltas nervioso por no saber que continuar diciendo.
-Lo siento tio -se disculpo, sintiendo que dijo todo lo que podía haber soltado-. No se que es lo que me pasa, pero... Estoy harto de tanta muerte.
-Lo se -le dijo.
Quedo confundido por lo que dijo.
Ephraim se acerco y le dio un sorprendente abrazo que le dejo estupefacto.
-Yo también estoy harto de tanta muerte -comento con tono calmado.
Gorkit le devolvió el abrazo permitiendo así llorar todo lo que quería.
El doctor Vilas miraba atonito la escena sin saber que pensar, le cogió desprevenido.
Ambos se apartaron y se miraron con honestidad.
-Si te soy sincero Gorkit, no se que pensar. Quiero ayudar a esta gente y matar a ese pesado del Padre Vecket -comento con sarcasmo.
Gorkit se rio, le gusto oír eso.
-Pero estamos en desventaja -finalizo.
-No solo eso -continuo Vilas.
Dirigieron la mirada al taciturno doctor.
-Mirad chicos, se lo que quereís hacer. Pero debo recomendaros que no lo hagaís.
Eso es un suicidio, jamás podreís acabar con él. Tiene una escolta de trolls musculosos que le siguen todo el rato para protegerlo.
Ambos se quejaron sintiendo que eso les suponía un problema.
De pronto se percataron de algo importante.
-¿Para protegerle? -critico Ephraim, sintiendo que algo fallaba en ese hecho.
-Si, ¿que pasa con eso?
-Si cree en la muerte porque necesita una escolta que le proteja -indagó.
-A menos que no quiera morirse -indico Gorkit con incredulidad.
-Tipico de fanaticos -exclamó Ephraim sintiendo vergüenza.
-El Padre Vecket debe de tener un punto debil -opino Gorkit-. Algo que podamos usar para atacarle y darle donde más le duele.
-¿Aún sigue teniendo a alguien que le importa? ¿Un familiar? -objetó Ephraim.
-No, nadie. Todos están muertos. Él es el uníco que queda.
-Eso hace que ya no se preocupe por nadie -indico sarcasticamente Gorkit.
Los ojos de Vilas se le abrieron como cuencas.
-Espera -levanto la mirada.
Ambos trolls le miraron intrigados.
-Hay algo que quizás sirva.
-¿El qué?
-Tiene un mausoleo.
-¿Un mausoleo?
-Un mausoleo familiar, pertenece a sus tatarabuelos. Hay están los restos de toda su familia. Va ahí todos los domingos sin ningún tipo de escolta. Esa es la única vez que camina solo sin estar acompañado de nadie -explicó con cierto detenimiento para que entendiesen lo importante que parecía-. Él no lo sabe, pero siempre cada domingo le sigo por la noche y le veo entrar. Esta ahí como unos 45 minutos y luego sale.
-¿Que es lo que hace ahí?
-Al principio pensaba que estaba honrando a sus padres, ya que sus cuerpos se encuentran ahí. Pero un día me acerque más de la cuenta, y vi que salía una luz verde del interior. Una de un color verdoso esmeralda que no he visto nunca.
-¿Que era?
-No lo se, para cuando intente de meterme, él ya salía. Jamás me vio, pero hacía unos gestos raros, como si le preocupara de que alguien le viese.
Ambos se miraron sintiendo que estaban ante algo importante.
-Desde ese día nunca más volví, pero siento que esconde algo que me parece que la gente de este pueblo no sabe -indico levantando el dedo.
Al oír eso, ambos quedaron más convencidos que nunca de que fuese lo que estaba sucediendo, tenía que ver con lo que había en ese mausoleo.
-Ahí está su punto debil. Tenemos que ir ahí y descubrir de lo que se trata -se propuso Gorkit decidido a cometer ese plan.
-Pero si hacemos eso quizás acabe mal. No sabemos si algo ahí o si a lo mejor hay algúno de sus subditos vigilando la enfermeria -opino preocupado Ephraim.
-¿Que quieres decir?
-Piensalo bien, me imagino que el Padre Vecket será un hombre listo. ¿De verás crees que confía tanto en el Doctor Vilas como para asumir que a lo mejor le dijo la verdad? Seguramente no se ha creído para nada su historia y estará esperando a que cometa algún error para así poder condenarle como hizo con su hermano -argumentó dando una posible hipotesis de que todo estuviese planeado.
Vilas se extraño al oír eso.
-Lo siento mucho Doctor Vilas -se avergonzo de su argumento-. No quería...
-No, no pasa nada -espeto con tono considerable.
-Si nos vamos de aquí, seguramente el Padre Vecket se meterá y cogera a Elfina mientras estamos fuera -añadio con nerviosismo.
Gorkit se puso a pensar en eso. De nuevo la joven elfa era un problema que no podían ignorar. Necesitaban protegerla de algúna manera.
-Pues la escondemos en el carro y la alejamos de aquí. Creeran que ahora Vilas se irá para dejar el carro que ahora todos creen que ya no usamos porque estamos muertos -ideó Gorkit soltando la mejor excusa que se le ocurrío espontaneamente.
-¿En serio quieres meterla en el carro de nuevo? -achacó Ephraim.
Recalcó vergonzosamente en ese hecho.
-Lo se, pero quizás sea el mejor escondite que tengamos -indico encogiendose de hombros al no saber que otra cosa pensar.
-Oh -exclamó Vilas.
-¿Que sucede? -le pregunto Ephraim, notando que había un problema.
-Me olvide de contaros -intento de buscar la forma de explicarse sin sentir vergüenza. Antes cuando el Padre Vecket se marcho, decidió llevarse vuestro carro.
-¿Nuestro carro? -se sobresaltó Gorkit.
-Así es, como no lo ibais a usar más, decidio requisarlo para su propio uso personal.
-¿Uso personal? ¿Quieres decir que se lo queda solamente para él?
-Así es, cada vez que alguien se muere, él se queda con todo. Objetos personales, herramientas, decoraciones. Cualquier cosa que nadie vaya a echar de menos, a no ser que los familiares lo exijan, y eso solo pasa si el Padre Vecket se interesa.
Ambos se miraron de nuevo al reconocer la crueldad que postraba el Padre Vecket, les resultaba mucho más malefico que Kaos. Si no tenían el carro, no iban a poder esconder o siquiera escapar del pueblo.
-¿Sabes donde se queda con las cosas?
-Cerca de sus aposentos, yendo colina arriba, tiene un granero donde se queda con todos los artilugios grandes -señalo enmarcando el camino-. Vuestro carro debe de estar ahí. Pero tampoco os aconsejería ir a recuperarlo.
-¿Por que?
-Hubo un chico que intento de meterse ahí, lo hizo. Y acabo rostizado a la mañana siguiente -declaro con seriedad.
-¿Lo llevaron a la hoguera? -objetó Ephraim.
-No, lo rostizaron ahí mismo.
-¿En el granero? -continuo Gorkit.
-Así es, no se como lo hicieron sin quemar todo lo que había en el granero. Pero quedo rostizado como si le hubiese escupido un dragón.
Ambos quedaron de nuevo más confundidos que antes. Cada vez que descubrían algo nuevo sobre el Padre Vecket, sentían que algo en él no era normal, y no solamente porque fuese un asesino, sino porque resolvía las cosas de una manera que indicaba que estaba ocultando algo raro que nadie sabía asimilar de que se trataba.
-¿Y que hacemos ahora? -se cuestiono Gorkit llevandose las manos a la cabeza al no saber que pensar de tantos problemas.
-Me temo que tendreís que iros de aquí sin vuestro carro. Es lo mejor que os puede pasar antes de que se entere que el Padre Vecket de que no estaís muertos -aconsejo con total honestidad el doctor Vilas.
-Imposible, no podemos irnos de aquí caminando, sobretodo cargando con Elfina. Si vamos a hacer algo tendremos que organizarnos mejor -discrepo rotundamente Gorkit, estaba decidido a continuar con este plan por muy complicado que fuese.
-¿A que te refieres? -se cuestiono Ephraim.
Penso profundamente lo que iba a decir.
-Los dos tendremos que encargarnos de ambas misiones -declaro solemnemente.
-¿Como que ambas misiones?
-Uno se encargará del carro, y el otro de entrar al mausoleo -concretó.
Se le abrieron los ojos como bolas de metralla al oír eso.
-¡No! -protesto con impunidad.
-Tio Ephraim, lo siento mucho, pero es la única manera de poder hacer esto. El doctor Vilas tiene que estar con el Padre Vecket o sino se enfadará, y si alguien aparece cerca del mausoleo, por lo menos habrá alguien que vendrá con el carro para que le ayude a escapar de este pueblo -explicó concretando toda la operación según las posibilidades que había de que algúna cosa acabase mal.
-¿Pero y que pasa si al final nos capturan a todos y ningúno sale de aquí con vida? ¿Que pasará entonces? -divagó nerviosamente Ephraim.
-No lo se, pero hay que intentarlo por lo menos. Solo así podremos salvar las vidas de la gente de este pueblo.
Ephraim se llevo las manos a la cabeza al no saber que pensar.
-Tio Ephraim -se acerco Gorkit dirigiendole una mirada compasiva-. Hemos venido aquí pidiendo que el doctor Vilas nos ayude a curar a Elfina aún sabiendo que esto era peligroso. Tenemos que devolverles el favor ayudandoles a ellos ahora.
Ephraim asintio con ganas de ausentarse, quería ignorar todo esto pero le resultaba imposible. Miro al doctor Vilas y él no parecía estar muy preocupado por el tema.
-Si de verdad quereís ayudar a mi pueblo, yo quiero que lo intenteís -comento con tono confiado y sereno.
Al oír eso, ambos no les queda otra que aceptar esta idea tan arriesgada. Sabían que posiblemente morirían, pero no les importaba con tal de hacer justicia.
-Si hacemos esto, ¿que sucede con Elfina? -se cuestiono Ephraim.
Se cuestionaron de nuevo ese problema.
-Emh -se escucho un gemido.
Giraron la cabeza observando que Elfina estaba parada delante de la puerta y mostrando una expresión seria con aquellos tristones y azulados que tenía.
-Elfina -se sorprendió Gorkit.
La joven elfa se acerco poniendose delante de ellos, se puso a hacer una seña levan-tando el puño y golpeandolo sobre la palma de su mano.
-¿Que quieres decir? -se cuestiono sin entender la seña.
-Creo que quiere decir que ella quiere luchar -contesto Vilas.
-¿Quieres ayudarnos? -le pregunto Ephraim.
Afirmo meneando la cabeza.
Ambos se miraron sorprendidos ante esta repentina propuesta.
-Hemos visto que ella es muy fuerte, así que supongo que no pasa nada si nos ayuda, ¿nó? -indagó pensativamente Gorkit en esa cuestión.
-Creo que ahora ella está más que preparada para seguirnos -opino Ephraim sintiendo que Elfina estaba dispuesta a usar todo su potencía para ayudarles.
Elfina esbozo una mirada rigida, indicando que tenía verdaderas ganas de pelear.
Ambos se miraron una vez más demostrando tenerlo todo planeado.
