El eco vacío de los pasos desaparecía a medida que la joven se acercaba al final de su extenuarte jornada, su ropa rasgada, hecha completamente jirones, y las marcadas y expuestas heridas de su cuerpo, eran una prueba contundente de la encarnizada lucha que había librado en el interior de esa cueva, en la cual todos sus demonios internos se habían vuelto de carne y hueso, a través de la figura de esas terribles criaturas oscuras.

Sin la mas mínima noción del tiempo transcurrido, continuo adelante hasta no ver finalizada su dura prueba, con la mente en blanco, en cierto punto tan adormecida como lo estaba su cuerpo, encontrándose suspendida en un espacio distante, donde ya no se podía sentir el dolor causado por sus heridas, ni aquel sufrimiento en su interior, que ahora no sabia a bien que o quien lo había causado.

El termino de su recorrido estaba cerca, lo supo al notar como un pequeño rayo de luz se dejaba entrever a lo lejos, siguió su camino, aferrándose fuertemente al báculo que sostenía entre sus manos, cuando logro llegar al final, donde esa brillante luz se discernía con mayor intensidad, supo que lo había logrado, con gran satisfacción traspaso el umbral que conectaba ese mundo de tinieblas con la brillante luz del otro lado, sus ojos verde esmeralda inevitablemente se entrecerraron por el intenso destello luminoso.

A medida que sus ojos se acostumbraban al cambio, su interior fue despertando de un largo letargo, era como si viese por primera vez el mundo a su alrededor, sin poder recordar absolutamente nada de lo ocurrido en su vida hasta ese momento, y sin saber como llego ahí y mucho menos que había hecho todo este tiempo, de lo único que estaba completamente segura era que tenia una misión que cumplir, y aun así sentía un pequeño hueco en su corazón que no supo explicar, pues tenia muy claro que su existencia estaba predestinada a proteger los pilares, pero ese pequeño o mejor dicho, gran vació, estaba presente, sabía que era algo importante, pero no lograba recordar de que se trataba, antes de poder hacer mas indagaciones, escucho claramente como una voz le llamaba, lo que le obligo a girarse hasta donde esa presencia se encontraba.

- Has completado tu prueba guardián del equilibrio – la joven inmediatamente supo que se refería a ella, por lo que miro detenidamente a esa traslucida figura con sus verdes ojos, ahora carentes de emoción o vida alguna, aquel anciano de túnica blanca al parecer estaba esperando por ella – lograste derrotar con éxito todas las ataduras que te mantenían sujeta a este mundo, por lo que es tiempo ya de que tomes el lugar que te corresponde…

Al escuchar las últimas palabras, la chica cerro nuevamente sus ojos, levantando en el aire su báculo, mientras una luz dorada la rodeaba, suspendiéndola en el aire y encargándose de sanar todas sus heridas, luego pronuncio unas cuantas letanías en una lengua muerta y su cuerpo quedo impregnado de esa radiante luz, sus harapos negros se transformaron en una delicada túnica blanca de velo semitransparente, que recubría dos partes estratégicas de su cuerpo, en ese instante un par de alas blancas se extendieron en su espalda, para finalmente con un simple movimiento de su báculo, desaparecer envuelta en ese destello de luz dorada.

Cuando sus ojos se abrieron de nueva cuenta, ya no se encontraba en aquella sala blanca al final del túnel, su panorama había cambiado radicalmente, convirtiéndose en una especie de plataforma elevada, ella se encontraba en el centro y a su alrededor, ubicadas estratégicamente en cada punto del plano cardinal, cuatro columnas de luz blanca, en cuyo interior se podía vislumbrar la silueta de cuatro seres, quienes al parecer con su poder mágico mantenían activas aquellas columnas que se extendían hasta cielo.

La joven descendió lentamente hasta el circulo que estaba bajo sus pies, al contacto de sus pies descalzos con el suelo, su circulo mágico se activo, en ese momento su piel fue marcada por varios tatuajes dorados, los cuales se ubicaron en su cara, brazos y piernas para al final producir una potente columna de luz que ascendió al cielo y se fusiono con las otra cuatro columnas, y con cuya cegadora luz quedo envuelta la plataforma.

A partir de ese momento la joven ya no tuvo mas conciencia de si misma, era como si hubiese entrado en una clase de trance, como una marioneta, cuyo único objetivo era el de mantener aquella barrera luminosa, aun a costa de su bienestar o incluso de su propia vida.

Capitulo 18

El quinto guardián

("Estaba sumido en la mas negra oscuridad, por donde quiera se podía sentir el dolor y la desesperación de muchos, mientras que él, ante su incapacidad de hacer algo mas que tratar de sobrevivir, se habría paso entre aquella muchedumbre de seres oscuros que le impedían seguir adelante, a lo lejos diviso una luz blanca, que a penas y lograba vislumbrarse en esa espesa negrura que lentamente se había tragando todo a su alrededor.

No sabía el por qué, pero sentía la enorme necesidad de ir al lugar de donde provenía esa luz, algo le llamaba insistentemente ahí, era una voz familiar, que aunque tardo un poco en reconocerla, supo de quien se trataba, lo que le obligo a continuar con su camino, imprimiendo en sus pasos mayor firmeza que antes, ella lo necesitaba, estaba sufriendo y pedía su ayuda a gritos.

Cuando llego al final del túnel, una brillante luz cubrió todo a su alrededor, al disiparse aquella cegadora luminosidad, pudo vislumbrar una figura frente a él, esta estaba completamente lesionada, con múltiples heridas que teñían de carmesí todo su cuerpo, el joven sintió una aguda punzada en su corazón al acercarse y reconocer aquel cuerpo.

Con delicadeza lo tomo entre sus brazos, pero al advertir la falta de vida en el, una gran impotencia aunada con un terrible dolor se apoderó totalmente de su ser, un grito desesperado resonó, haciendo eco por todo el lugar, era el nombre de aquella persona que yacía inerte en su regazo...

- ¡SAKURA!")

- - -

El muchacho abrió de golpe sus ojos color avellana, todo había sido una pesadilla, pero era tan real, como si en verdad hubiese ocurrido, rápidamente tomo asiento en el mullido sillón en que momentos atrás había estado recostado, no pudiendo evitar llevarse la mano derecha al rostro, sintiendo al contacto el sudor frío que corría por su frente, ese sueño había sido tan vivido, de hecho si lo comparaba, era como el sueño que tuvo ocho años atrás, cuando su padre perdió la vida en aquel desafortunado accidente automovilístico.

Entonces una sombría idea vino a su cabeza – "¿Y si acaso esto fue una premonición?" – medito con temor – "si así fuera, Sakura esta en peligro, tengo que apresurarme y llegar a ella lo antes posible".

- ¡Syaoran, despertaste... – el castaño salió de sus pensamientos al escuchar como la calmada voz de su madre le llamaba – ¿cómo te sientes? – se acerco a él, tomando asiento a su lado, en el sillón.

- Mamá, tengo que ver a Sakura de inmediato... – soltó repentinamente, mostrando una total seriedad en su semblante, mirando tan intensamente a su madre, que esta se sorprendió un poco por la actitud desesperada de su hijo.

- Créeme que pronto podrás verla – aunque sorprendida, la pelinegra se mostró tranquila ante la evidente perturbación del ambarino – pero por el momento, lo mejor es que descansases un poco mas, aun estas muy débil como para que...

- ¡Entiéndeme, no puedo esperar...! – le interrumpió bruscamente, pues en si, ese terrible presentimiento iba acrecentándose mas y mas en su interior – Sakura esta en un grave peligro...

- ¿De que hablas Syaoran? – le interrumpió con voz calma Nadeshico, quien acababa de entrar en la sala, sosteniendo una bandeja con tazas de te para los tres – ¿cómo que Sakura esta en peligro?

- Si, explícate por favor Syaoran... – intervino también Yelan, al momento que la de cabellos grisáceos dejaba sobre la mesita de centro la bandeja que sostenía, y se apresuraba a quedar frente al castaño.

- Yo... yo tuve un sueño... – dijo titubeante, al no estar seguro si ellas creerían en sus palabras – me encontraba en un lugar oscuro, era como una especie de túnel con muchas criaturas deformes que me impedían el paso, cuando llegue al final de ese túnel, una cegadora luz lo cubrió todo, después, cuando esa luz se disipo, pude ver a alguien frente a mi, era Sakura, estaba tendida en el piso muy lastimada, parecía... – explico, antes de hacer una pausa, puesto que eso era lo que mas le perturbaba de aquel extraño sueño – parecía como si estuviera muerta...

- N-no Syaoran... – la de grisáceos cabellos aparento serenidad, poniéndose a la altura del castaño para tomarle de las manos y mirarle fijamente a los ojos – de seguro fue un sueño y nada mas, te aseguro que Sakura esta bien... – le sonrió afablemente, tratando de creerse sus propias palabras, ya que la verdad, en su interior ella desde hacia un buen rato atrás tenia el mismo mal presentimiento que el castaño.

- Syaoran ¿estas completamente seguro de que eso fue lo que viste? – dijo finalmente la pelinegra con total seriedad, haciendo que inevitablemente los otros dos se volvieran para mirarla.

- Mamá, yo se que es difícil de creer, pero hay algo dentro de mi que me dice que es verdad... – de repente su rostro ensombreció tristemente – es exactamente igual que cuado ocurrió lo de papá...

- No puede ser... – murmuro con cierta angustia la pelinegra, pues eso solo confirmaba las sospechas que se formaron en ella cuando este les relato su sueño – Nadeshico tenemos que darnos prisa...

- Vamos Yelan¿en que clase de peligro puede estar Sakura, si ahora ella se encuentra en el lugar mas seguro de todo el mundo mágico... – se jugo su ultimo argumento positivo, negándose a creer aun en las palabras dichas por el chico castaño.

- Nadeshico... – mostró el mayor tacto que pudo al ver el rostro aparentemente relajado, pero con un dejo de angustia en los ojos de su mejor amiga – Syaoran tiene el don de predecir el futuro...

- ¿Qué! – su temple optimista se desmorono por completo, entrando momentáneamente en un estado de histeria y mirando fijamente en los ojos negros de su amiga, tratando de encontrar aunque sea un pequeño vestigio de falsedad en ellos, cosa que no vio – p-pero... pero si en verdad eso ocurriera¡Touya ya nos lo habría dicho, recuerda que él también puede predecirlo...!

- Ahora lo entiendo... – murmuro de repente el castaño, quedándose por unos segundos mirando fijamente a la nada, al recordar vagamente algunas palabras que le dijo el moreno antes de regresar a su mundo.

- ¿De que hablas Syaoran? – quien le cuestiono fue su madre, ya que la peliplateada aun se encontraba bastante alterada.

- Antes de irse, Touya me pidió que protegiera a Sakura... – con cierta calma intercambio una fugaz mirada con su madre – no me dijo de que, pero estoy seguro que él ya presentía que esto iba a pasar, o de lo contrario yo hubiese sido la última persona a la que él le hubiese confiado esto.

- ¿T-Touya te dijo eso? – lo cuestiono Nadeshico, haciendo uso de todo el aplomo del que era poseedora, el castaño simplemente hizo un ademán afirmativo con la cabeza, para confirmarle lo dicho anteriormente – entonces no hay tiempo que perder – hablo con mayor firmeza, recobrando la compostura antes perdida, para ponerse de pie – Syaoran toma los objetos que tu madre te entrego – le ordeno al chico, quien rápidamente obedeció, poniéndose de pie también, para tomar de la repisa de la chimenea, la valija negra con los pergaminos y el extraño amuleto en forma de esfera negra – y Yelan... – se dirigió ahora a su amiga, quien aun se encontraba sentada en el sillón – me temo que tendrás que venir con nosotros.

- Pe-pero yo no puedo... – la pelinegra no pudo mas que mostrarse sorprendida y hasta asustada por la petición – no puedo regresar a Clow sin mis poderes...

- Eso tiene remedio, hablare inmediatamente con el consejo de ancianos para que te los devuelvan, después de todo, ya no hay nada que te mantenga a este mundo... – en esos momentos el castaño se acerco nuevamente a donde las dos mujeres se encontraban – además Syaoran necesitara de alguien que le enseñe a controlar sus poderes... – volvió brevemente la mirada hacia el ambarino antes de proseguir – y que mejor maestra que la niña prodigio de la magia para hacerlo ¿no lo crees? – dijo con una sonrisita picara, mientras que el castaño se les quedaba mirando totalmente confundido.

- Te recuerdo que hace años no utilizo un solo conjuro, así que no se de que tanta ayuda pueda serles... – dijo ligeramente sonrojada, un gesto que desconcertó aun mas al castaño, pues esa mujer jamás se inmutaba por nada.

- Eso significa que vendrás con nosotros – la de cabellos grisáceos lo dio como un hecho, haciendo que la pelinegra dejara escapar un suspiro cansado, jamás imagino regresar a su lugar de origen, pero después de todo lo ocurrido no podía negarse – ahora hay que darnos prisa, Fujitaka tiene que estar enterado de esto cuanto antes.

- Solo permíteme dejarles un recado a Chiharu y Yamasaki, o de lo contrario se preocuparan por nosotros... – mientras Yelan escribía el mensaje, la bella mujer de cabellos grisáceos, se desprendió nuevamente de la cadena dorada que pendía de su cuello, recitando una vez mas el conjuro para que su la llave adoptara la forma de un báculo.

- Por favor Syaoran toma la mano de tu madre – señalo la hermosa mujer, y este hizo lo que le pidió, mientras a su vez, Yelan tomaba la mano libre de Nadeshico, para finalmente con un suave movimiento del báculo, desaparecer los tres en el entorno.

El castaño se sentía como si fuese succionado por una aspiradora gigante, la tremenda fricción le obligo a cerrar fuertemente los ojos y aunque solo fueron unos cuantos segundos, al chico le parecieron como si hubiesen sido horas las que transcurrieron en ese pequeño lapso de tiempo, definitivamente esa era una horrible sensación que no quería volver a experimentar en su vida.

Cuando el chico abrió nuevamente los ojos, se encontró en un lugar totalmente distinto, en definitiva ya no estaba en la comodidad de su sala, sino en una especie de salón, el cual era ovalado, de un color beige tanto en las paredes, que estaban recubiertas por hermosos recuadros de paisajes, que eran tan nítidos, como si los bosques y las praderas plasmados en ellos fueran reales, y el piso, que parecía ser de mármol; con un techo en forma de cúpula, bellamente decorado con efectos de luces doradas en las molduras blancas que lo rodeaban. En cuanto a muebles, no había muchos, solo algunas plantas de hojas raras, que el castaño jamás en la vida había visto, pero aun así eran bastante bonitas

- Síganme por favor... – la mujer de cabellos plateados se dirigió cordialmente a sus dos acompañantes, sacando completamente al castaño de su ensoñación, al verse obligado a seguir a su guía a través de aquel extraño salón ovalado, el chico se veía bastante impresionado por lo enorme de ese lugar, aunque si bien su madre, no se veía tan sorprendida como él lo estaba.

Al final del salón, solo estaba un arco que daba paso a un largo puente techado que conectaba con otra torre de ese enorme lugar, el castaño se sorprendió aun mas al ver como ese puente atravesaba una gran cascada de agua cristalina que desembocaba en un ancho río de agua tan azul turquesa que se extendía hasta mas haya del horizonte, perdiéndose en unas colinas matizadas de verde y marrón, mientras el tranquilo cielo que los recubría, era de un tono rosa pastel, enmarcado por dos enormes lunas que se entreveían en las nueves blancas, un pequeño escalofrío le recorrió la espina al chico, si, era un muy hermoso paisaje, pero seria mas feliz en cuanto cruzaran el puente.

Del otro lado del puente, había un salón exactamente igual que el anterior, mas al final de este, había una enorme puerta arqueada de madera, y detrás de aquella puerta había un larguísimo corredor, que conducía a varias puertas en ambos lados del pasillo, su guía se detuvo frente a una de esas puertas, llamando en tres ocasiones continuas, hasta que del otro lado le dieron la autorización para que entrara, mientras la puerta se abría por si sola, como si una fuerza invisible la empujara.

- Nadeshico, me alegra que ya hayas regresado... – se expreso inmediatamente al verla entrar el hombre castaño de gafas que estaba del otro lado de la puerta, en lo que parecía ser una especie de estudio, el cual era bastante amplio con grandes ventanales y estantes llenos de libros por todos lados, el hombre hizo a un lado los papeles que estaban flotando frente a él, pues al parecer los revisaba cuando llamaron a la puerta, poniéndose inmediatamente de pie para ir a recibir con un abrazo a la recién llegada.

- Hola querido... – dijo esta, correspondiendo el abrazo y depositando un sutil beso en la mejilla de su esposo, quien hasta al separarse, se dio cuenta de las otras dos personas que estaban con ella.

- ¿Eres tu Yelan? – se mostró desconcertado por su presencia en ese lugar, al saber de antemano que esta ya no poseía poderes mágicos y tenia su vida hecha en el mundo humano – esto si que es una verdadera sorpresa...

- Hola Fujitaka... – correspondió al saludo con una leve reverencia – ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez...

- Si, no te veía desde nuestra boda... – sonrió con gentileza, sin pasar por alto a la tercera persona que los acompañaba, lo que al instante noto la pelinegra, no tardando en hacer las presentaciones correspondientes.

- Oh, es verdad, que descortesía la mía… – sonrió apenada – Fujitaka, te presento a mi hijo, su nombre es Syaoran Li... – le anuncio ella, lo que en cierta medida causo mayor sorpresa en el hombre, mas no por eso dejo de mostrar la calidez de su sonrisa – Syaoran, el es Fujitaka Kinomoto, el padre de Sakura...

- Es un placer conocerte Syaoran... – dijo el hombre de cabellos marrones, que con formalidad le extendió una mano al chico para saludarlo.

- El placer es mío señor Kinomoto... – mostró igual cordialidad, estrechando por unos segundos la mano del hombre que tenia frente a sí, sin poder evitar analizarlo detenidamente, pues este no se parecía en lo absoluto al de la imagen que se había formado cuando Sakura le contó sobre su relación padre e hija, era tal y como le había sucedido con Nadeshico, ya que ella tampoco resulto ser el ogro que él se imaginaba.

- Discúlpenme si soy un poco grosero, pero es que me ha sorprendido mucho su visita, y la verdad tengo algo de curiosidad por saber que los trae por aquí – dijo sin mayores rodeos, era cierto que sentía una enorme curiosidad ante la inusual visita.

- Yo les pedí que vinieran querido... – se adelanto a contestar su esposa – es por Sakura que ellos dos se encuentran aquí...

- ¿Por Sakura? – cuestionó ligeramente confundido, así que sin esperar mas, Nadeshico aclaro sus dudas.

- Así es, nuestra hija se encuentra en un grave peligro y creo que el único que puede salvarla, es el joven que vez a mi lado... – sonrió con tristeza mientras tomaba cariñosamente por los hombros al antes mencionado.

- Nadeshico¿podrías decirme con exactitud que es lo que esta sucediendo...? – dijo el hombre, adoptando una postura bastante seria, borrando de su rostro, aquel semblante tranquilo que antes demostraba.

- Será mejor que tomemos asiento... – sugirió ella, para que posteriormente los cuatro hicieran lo antes dicho, y así, sin mayor interrupción, la de plateados cabellos comenzó a relatarle a su marido todo lo ocurrido las últimas veinticuatro horas, sin omitir un solo detalle de la premonición vista por Syaoran, para que al final, fuera Fujitaka quien retomara la palabra.

- ¿Dime Syaoran como era el lugar donde se encontraba Sakura? – con seriedad, pero también con relativa calma se dirigió al muchacho castaño.

- No lo recuerdo muy bien... cuando salí de ese túnel oscuro, una brillante luz me envolvió completamente y para cuando la luz se fue, yo estaba en una especie de plataforma, pero lo mas raro era que no estaba sostenida por nada, como si estuviese suspendida en los cielos... – trato de hacer la mayor memoria posible, mas al final eso era todo lo que podía recordar.

- Entiendo... – dijo el hombre con la misma calma de antes – y solo eh escuchado de un lugar en todo Clow que encaja en la descripción que me diste, y es donde seguramente ahora se encuentra Sakura...

- Eso es imposible... – quien termino interrumpiéndolo fue la mujer de negros cabellos – solo los guardianes puede ver ese lugar...

- Lo sé Yelan, pero si lo que dice Syaoran es cierto, el lugar que vio en sus sueños no es otro que la sala de los pilares...

- ¿La sala de los pilares? – el ambarino no pudo evitar preguntar aquello.

- La sala de los pilares es el lugar que sostiene a las cinco presencias mas poderosas de todo Clow... – explicó con cierta tranquilidad el hombre de gafas – cuatro de esas presencias, o mejor dicho, cuatro de los guardianes, son regidos por un elemento en especifico, estos son la tierra, el agua, el fuego y el viento, al unificarse los cuatro elementos se origina la esencia de la vida en nuestro mundo... aun así, existe una quinta presencia, el guardián mas poderoso, y cuyo poder es equivalente al de los otro cuatro, pues es quien se encarga de mantener el justo equilibrio de la naturaleza... esos cinco seres se mantienen en un lugar completamente apartado e independiente a este mundo, al que absolutamente nadie mas que ellos puede acceder, ese lugar es conocido como la sala de los pilares, comprenderás ahora la razón por la que nos parece increíble que tu hayas visto ese sitio.

- E-entonces ¿Sakura es un guardián...? – cuestionó dudoso el ambarino.

- Así es... – asintió el de gafas – Sakura es el pilar central y quien sostiene a las otras cuatro presencias, aunque lo que mas me intriga, es como pudiste llegar a ese lugar en tu sueño, evidentemente eso que viste fue una premonición y por lo tanto tarde o temprano ocurrirá... mas a mi juicio, solo hay una forma de resolver todo este misterio... – el hombre se levanto de su asiento, antes de anunciarle a los presentes sus conjeturas hechas – es tiempo de hacerle una visita formal al consejo de ancianos...

- Pero... – la de cabellos azabaches estaba a punto de objetar, cuando alguien llamo inesperadamente a la puerta, el de gafas no tardo en dar la debida autorización para que aquella persona entrara, haciendo un pequeño pase con la mano para que la puerta se abriera, dejando al descubierto la figura de un muchacho de unos veinte años, de largos cabellos plateados, el cual, a penas estuvo frente al hombre castaño, hizo una cordial reverencia.

- Su majestad... – se apresuro a decir el chico peliplateado, quien a pesar de su frío e inflexible semblante, se escuchaba notoriamente agitado – es necesario que me acompañe...

- Lo lamento Yue, pero tengo una visita muy importante que realizar y lo que sea que este ocurriendo, tendrá que esperar hasta mi regreso... – explico su soberano, mas el otro no desistió en su encomienda.

- Su majestad, insisto en que me acompañe, algo terrible esta ocurriendo en os limites de Clow... – repitió con insistencia el chico.

- ¿De que se trata? – le miro hasta cierto punto intrigado, su asistente no solía actuar de esa manera tan obstinada y siempre acataba sus mandatos sin oponer objeción alguna.

- Una gran sombra oscura esta cubriéndolo todos los alrededores de la ciudad y al parecer se dirige para acá... – el chico adopto una mayor seriedad antes de continuar – esa sombra esta destruyendo todo a su paso, es como si lo estuviese succionando...

- Pero eso es imposible... – dijo totalmente sorprendido el hombre.

- Se lo mostrare... – el de cabellos plateados arrojo un cristal hexagonal en el centro de la habitación, este se quedo en el aire, empezado a girar rápidamente, produciendo una especie de holograma, era una vista aérea de toda la ciudad y en efecto un mancha oscura y deforme estaba sitiando todo el lugar, entrando por la zona norte.

- El Caos... – murmuro la pelinegra al ver la imagen frente a sus ojos.

- ¿Qué dijiste Yelan? – el de cabellos marrones no tardo en preguntar al haber escuchado claramente las palabras de la mujer.

- Sakura me lo contó en una ocasión... – explico ella, sin quitar sus ojos de la imagen reflejada por el cristal – el oráculo previo que muy pronto se cumplirían los dos mil años del cautiverio de la bestia...

- Eso quiere decir que la cuenta regresiva ha terminado y la prisión que lo mantenía cautivo ha desaparecido... – repuso el de gafas

- Me temo que así es…

- Comprendo… – el hombre también fijo su vista en el holograma – por el momento los guardianes mantienen un escudo que protege toda la ciudad, pero no sabemos si ellos puedan sellar a la bestia en su prisión antes de que el escudo desaparezca... – entonces este se giro hasta donde se encontraba su asistente – Yue...

- Si su majestad... – respondió rápidamente el aludido.

- Comunícale nuestra situación a los jefes de la guardia, diles que quiero hablar inmediatamente con ellos, que estén alertas y que organicen al ejercito por cualquier imprevisto que pueda ocurrir... y también dile a Touya que deseo hablar con él…

- Si su majestad, se hará como usted ordene... – el joven hizo una última reverencia antes de retirarse de la habitación.

- Lo lamento, pero en necesario que permanezca aquí, tendrán que ir ustedes solos a ver al consejo – dijo sin mayores explicaciones el hombre, mientras su mujer asentía con la cabeza.

- Esta bien, solo cuídate por favor...

- Lo are... – le dijo afablemente a su esposa, antes de despedirse definitivamente de ella – ahora vallan.

Tal y como habían entrado, los tres salieron del estudio, mientras el joven que aun no acababa de entender lo que estaba ocurriendo, se preguntaba interioramente como era que llegarían con ese consejo de ancianos del que todos tanto hablaban, tal vez serían tele transportados como la ultima vez, lo que le hizo sentir un poco enfermo, su estomago aun no se recuperaba del ultimo viaje.

Sin atreverse a preguntar, el chico siguió calladamente a sus guías, mientras se adentraban en un sin número de pasillos y escaleras, hasta que llegaron a una enorme terraza, donde lo que parecía ser una extraña carroza sacada de un bizarro cuento de hadas los esperaba, esta estaba atada a siete caballos blancos alados, el ambarino pensó que se parecían mucho a los pegasos de la mitología griega.

- ¿I-iremos en eso...? – por fin se animo a preguntar, pues definitivamente ni en sus sueños mas locos, imagino una cosa como la que ahora sus ojos avellana estaban presenciando, su madre solo pudo dejar escapar una risita divertida, al imaginar lo desconcertante que era todo eso para su hijo.

- Así es Syaoran, el vehículo que vez adelante será el encargado de llevarnos – al chico miro con serias dudas su transporte, a lo que su madre complemento – ¿o en que creías que viajaríamos?

- N-no lo se... supuse que tal vez nos transportaríamos como la ultima vez...

- Me temo que eso es imposible... – quien le respondió fue la de cabellos grisáceos, mostrandole una sonrisa igual a la de su amiga – la tele transportación solo sirve para viajar entre tu mundo y el nuestro… aquí, para trasladarnos de un lugar a otro es necesario volar hasta ahí, o en el peor de los casos caminar...

- ¿Los hechiceros pueden volar? – miro totalmente fascinado a su madre, aunque segundos después se arrepintiera, al recordar un pequeñísimo detalle sobre él (su fobia a las alturas)

- "Todos" los hechiceros tenemos el don de volar... – le corrigió su madre, sonriendo al ver la cara espantada de su hijo, pues ella sabia perfectamente de su enorme temor a las alturas, el cual se arraigo en él cuando tenia diez años, al haberse fracturado una pierna luego de haber caído accidentalmente del segundo piso de la casa de Eriol.

Aun con sus reservas, el chico subió a aquel artefacto volador, tomando asiento en el medio de uno de los confortables sillones, donde no pudiera ver otra cosa que el rostro de su madre, al chico se le hizo eterno aquel momento, a pesar de que tanto Nadeshico como Yelan se la pasaron conversando todo el camino, fue así como se entero que la bestia que los amenazaba era un terrible ser de la oscuridad, que actuaba como si de un agujero negro se tratase, devorando todo lo que se ponía a su paso, era por este motivo que todos en el mundo mágico le conocían como el devorador de mundos.

Cuando finalmente se detuvieron, la peliplateada fue la primera en bajar, seguida por la de cabellos azabaches y finalmente el chico. Este simplemente no sabia cuando terminaría de sorprenderse, ahora se encontraban en una especie de claro, en el medio de un denso bosque, frente a ellos se encontraban unas ruinas; las cuales eran unas grandes columnas de piedra que formaban un circulo, al castaño le pareció haber visto alguna vez una foto en un libro de aquellas columnas de piedra, o al menos de unas que se le asemejaban mucho, si mal no recordaba estaban en Inglaterra, en un lugar llamado Stonehenge.

La de cabellos plateados se dirigió al centro de esas ruinas, inmediatamente el castaño y su madre le siguieron de cerca, cuando la mujer se detuvo en el centro empezó a recitar una especie de rezo, lo cual hizo que las columnas se llenaran de símbolos dorados y finalmente el piso se abriera, dejando al descubierto unas escaleras que se prolongaban hacia abajo.

- Síganme... – indico la de grisáceos cabellos, los tres bajaron por las escaleras, las cuales descendían en forma de espiral, el chico se sintió ciertamente mareado al notar que bajo ellos no se veía absolutamente nada, era como si las escaleras se extendieran en lo profundo de un abismo.

Luego de aproximadamente veinte minutos, llegaron al final de las escaleras, al final de ellas había una puerta gigante de madera, su portada tenia tallados varios símbolos semejantes a los que habían aparecido en los pilares de las ruinas, pero eso no fue lo raro, puesto que lo mas extraño era que el castaño entendía a la perfección lo que decían esos símbolos.

- Azare naum ziote neao... – pronuncio el castaño, ante la atónita mirada de sus acompañantes, era cierto que ambas podían leer las palabras, mas quedaron estupefactas al saber que él también las entendía, a ellas les había tomado años aprender a hablar ese idioma, del cual realmente solo sabían lo básico, mas el joven, a pesar de ser la primera vez que estaba ahí, lo hablaba y entendía a la perfección, y no solo eso, sino que había activado el mecanismo mágico de la puerta, logrando quitar el sello que la mantenía cerrada, solo ciertas personas elegidas podían quitar ese sello.

-¿C-como...¿cómo hiciste eso Syaoran? – pregunto incrédulamente su madre.

- No lo se... – era la verdad, pues fue algo que se dio espontáneamente – es difícil de explicar, pero desde que la señora Nadeshico recito ese conjuro arriba, algo dentro de mi reacciono, es muy curioso, fue como si una parte que permanecía dormida en mi interior despertara.

- S-será mejor continuar... – aunque atónita por la declaración del chico, la de plateados cabellos decidió que lo más conveniente seria seguir su travesía, ya que aun les quedaba un largo camino por delante.

- Si... – dijeron al uníoslo sus acompañantes.

Según se adentraban en ese enorme laberinto de corredores oscuros y sombríos, el castaño entraba en una especie de trance, que aunque estaba conciente de sus acciones, no podía evitar sentirse atraído por algo que lo incitaba a seguirle, por lo que sin mayor aviso tomo la delantera, sorprendiendo una vez mas a las dos mujeres. Sin decir nada, estas le siguieron por los corredores, ya que este estaba trazando el camino exacto hacia donde se encontraba la sala del consejo.

Cuando estuvieron frente a la puerta correcta, el chico se encargo de leer nuevamente las inscripciones escritas en la portada y segundos después esta se abrió de par en par, dejando al descubierto el mismo salón por el que la castaña había cruzado horas atrás.

Sin mayor aviso el chico entro en el recinto de los once ancianos, mirando con detenimiento al que se encofraba en el centro, quien alzo un poco la capucha blanca de su túnica para verlo mejor, en su expresión pudo notarse bastante sorpresa.

- Apareciste... – todos los ancianos estaban expectantes, mirando detenidamente al joven que estaba frente a ellos.

- ¿Dónde esta Sakura? – miro fijamente en los ojos blancos del anciano, modificando paulatinamente su semblante a uno mas severo.

- L-lo lamento, pero ella ya esta con los demás guardines... – respondió el anciano con algunas reservas, sintiendo directamente sobre él los intensos ojos marrones de aquel chico, nunca imagino que el quinto pilar aparecería tan repentinamente y mucho menos que este poseería tal cantidad de poder, tal parecía que ya había empezado la transición para ocupar su lugar.

- ¿Por qué la obligaron a tomar mi lugar, cuando ella es simplemente el guardián del viento...? – les cuestiono duramente el chico, en ese instante ambas mujeres se le quedaron viendo totalmente perturbadas, la pelinegra solo podía preguntarse ¿de que rayos estaba hablando su hijo, la peliplateada por su parte, se cuestionaba sobre lo dicho de que Sakura era el guardián del viento ¿acaso ella no era el guardián del equilibrio, pero en lo que si coincidían sus pensamientos era en el querer averiguar ¿por qué el consejo de ancianos parecía comprender las palabras del chico, y sobre todo¿por qué todos estaban tan temerosos de él?

Continuara...

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Bien, hoy solo vengo de pasada, no tengo mucho tiempo, así que hoy me ahorrare mis comentarios habituales (XD), nos vemos el próximo capitulo y gracias por los comentarios...