The Magical Files

Disclaimer:

Nada del mundo de Harry Potter me pertenece, todos los derechos son de J.K. Rowling; Mulder y Scully tampoco son míos, estos personajes así como todo lo relacionado con "Los Expedientes Secretos X" es obra de Chris Carter. La historia y uno que otro personaje despistado que aparece en ella, definitivamente son míos.

Capítulo IV. Caminos encontrados.

Mientras la chica del cabello rojo salía apresuradamente, Mulder la miraba con detenimiento tratando de recordar en donde la había visto antes; definitivamente era el mismo corte pero el color del cabello era demasiado diferente, claro que podría ser una peluca; además ni siquiera le había visto bien el rostro en aquella ocasión, de repente Scully lo interrumpió cuando dijo en voz alta:

- Lindo tinte de cabello ¿verdad?

-¿Eh¿Qué?

-¡El cabello de esa chica! Bastante exagerado ¿no crees?

-¡Ah! Si, si...

-Mulder ¿qué pasa?

-No nada; solo que creí que había visto a esa joven antes pero... no, creo que la confundí con alguien más.

-Bueno, será mejor que vallamos ya a dormir. Eso a menos que tengas pensado seguir a esa chica e invitarla salir.

-No, no es mi tipo.

Mulder y Scully pidieron la cuenta, y se levantaron de la mesa. Mientras tanto Remus Lupin, seguía sentado a la barra poniendo atención a cada movimiento que hacía la pareja. Los siguió con la mirada de manera tan discreta como pudo y una vez que los vio alejarse por las escaleras, volvió a revisar los documentos y las anotaciones que había estado haciendo, mientras pedía otra taza de té.

A la mañana siguiente, Mulder y Scully se dieron a la tarea de reunir información relativa a los Ryddle. Fueron a entrevistarse con las autoridades correspondientes y estuvieron haciendo algunas preguntas entre los pobladores de mayor edad; ya que los hechos que intentaban esclarecer tenían más de 50 años de haberse suscitado.

-¡Oh, si! El misterio de la familia Ryddle. ¿Sigue usted interesado en eso? Fue todo un caso por estos lares; aunque nadie pudo encontrar una respuesta satisfactoria. -Dijo el viejo policía retirado con el que Mulder había estado hablando el día anterior.

-Díganos todo lo que descubrieron al respecto, por favor.

-Pues verá: Estuvimos haciendo múltiples investigaciones, pero por más que buscamos pistas o algún indicio que nos sirviera para encontrar al responsable de los asesinatos, no pudimos encontrar nada. El pobre Frank nos repitió una y otra vez la misma historia: que él vio a un joven no mayor de 18 años rondando por la casa la noche anterior y al día siguiente, al igual que el resto de la servidumbre, encontraron a los tres Ryddle muertos. Lo más peculiar del asunto fue la expresión que había en sus rostros, nunca podría olvidarla... no era de miedo, ni siquiera de dolor; era más bien una expresión como de enorme sorpresa.

-Y entonces¿no pudieron determinar cuál fue la causa del deceso?-. Preguntó Scully con gran interés.

-No. No había ni un solo rastro de lucha. No fueron acuchillados, ni estrangulados, ni envenenados; tampoco tenían golpes y mucho menos ninguna herida de bala. Los tres parecían bastante saludables, salvo por el pequeño detalle de que estaban muertos.

-¿Y qué hay del joven del que habló Frank Bryce¿Nunca lo buscaron¿No investigaron si es que existía alguna conexión entre ese joven y los Ryddle?-. Preguntó Mulder.

-Bueno, en honor a la verdad... desgraciadamente para el pobre Frank, nadie más vio a ese muchacho, así que se optó por considerar que de alguna manera Frank había cometido los asesinatos y había inventado a un asesino imaginario para poder escaparse. Sin embargo, como ya le dije, nunca se probó que Frank fuese culpable y ahora que está muerto pues... la verdad ya no sabemos ni que pensar.

-Mencionó que después de la muerte de Frank Brice habían estado pasando cosas extrañas dentro de la mansión. ¿Podría decirnos algo al respecto?

-¡Oh si! Resulta que el cadáver del pobre Frank no fue descubierto sino hasta dos semanas después de que había fallecido. La verdad es que él no tenía amigos así que es una pena decir que prácticamente nadie lamentó su muerte. Sin embargo era un hombre de costumbres simples y siendo este un pueblo pequeño es fácil notar los más sutiles cambios. En fin, para no hacer el cuento largo, el cuerpo se encontró en la planta alta de la mansión; ahí encontraron vestigios de que hubo personas habitando la casa.

-¿Qué tipo de vestigios?-. Preguntó Mulder

-Había señales de que la chimenea había sido usada recientemente, había huellas, aunque no muy precisas que se veían a través del polvo. Esto fue muy significativo, ya que la mansión había estado deshabitada y Frank nunca entraba en ella. El tenía una casita en un terreno cercano y era ahí donde vivía. El no tenía a nadie así que toda su vida la pasó en ese sitio y su única actividad era la de cuidar el jardín. Aunque al pasar de los años ya no podía ocuparse de sus tareas, pero él continuaba haciendo lo que podía.

-¿Y qué más encontraron?-. Preguntó Mulder que comenzaba a mostrarse algo impaciente.

-Bueno... la verdad fue algo muy extraño... pero se encontró algo que parecía ser una especie de piel de... mmm... bueno era la piel de una serpiente enorme...

Scully escuchaba con atención y Mulder parecía bastante sorprendido.

Mientras tanto, Remus Lupin se encontraba haciendo sus propias investigaciones. Gracias a Dumbledore, ahora los miembros de "La Orden del Fénix" sabían que ese era la villa natal del padre de Lord Voldemort, Tom Ryddle. Después de su muerte, todo lo que se sabía del propietario de la mansión es que era un potentado que nunca la había habitado y que había efectuado la operación a través de un corredor de bienes raíces. Nadie sabía de quien se trataba, pero Dumbledore tenía la sospecha de que Lucius Malfoy podría haberla adquirido a través de un nombre falso. Era por eso que Remus se encontraba ahí, haciéndose pasar por un simple escritor de tercera: su intención era pasar inadvertido para lograr averiguar si aquél que fuera el hogar de los Ryddle y que le sirviera a Voldemort de refugio antes de que recuperara su cuerpo, era ahora un centro de operaciones de los mortífagos. Esto era algo que Snape no había podido precisar, ya que él mantenía contacto a través de Lucius Malfoy y estando éste en prisión, se complicaba su labor de espionaje.

Dado el hecho de que Remus no provenía de una familia ciento por ciento mágica (su padre era mago, pero su madre era muggle), él no tenía ningún problema en imitar a la perfección las costumbres de los muggles. Aún así había riesgos, ya que si las sospechas de Dumbledore eran ciertas, Remus podría encontrarse completamente sólo ante unos enemigos formidables que no dudarían un instante en silenciarlo. Pero él había decidido correr el riesgo. Su manera de ser y su actitud no parecían haber cambiado, sin embargo había algo en él que daba la apariencia de haberlo endurecido. Los demás miembros de la Orden comprendían perfectamente que, después de Harry, no hubo nadie que lamentara la muerte de Sirius, tanto como él...

Mulder y Scully habían terminado de entrevistar al ex-policía y ahora se dirigían a una pequeña taberna del pueblo. Ahí, siguiendo el consejo del ex-policía, platicaron con tres personas que habían conocido a Frank Bryce y sabían algunas cosas interesantes del caso. Se trataba de una mujer llamada Darla, quien atendía el bar, un hombre llamado Lucas que se dedicaba a coleccionar, comprar y vender antigüedades y un anciano al que todos llamaban Tío Ed; era un soldado retirado que pasaba muchas horas sentado tranquilamente en el bar. Solía ser muy comunicativo, pero a últimas fechas se había vuelto bastante reservado. Sin embargo, la perspectiva de hablar con los dos agentes extranjeros parecía haber despertado su curiosidad.

- La verdad es que los Ryddle no eran muy queridos que digamos.- Dijo Darla.

- Es cierto. Eran unos petulantes. El hijo era un pesado y un prepotente de primera.- Confirmó Lucas.

- Si, por eso vivía con sus padres; dudo mucho que hubiera una mujer que lograra congeniar con él.

- ¿Entonces era soltero¿No estaba comprometido con nadie para casarse? -Preguntó Scully.

- Pues al menos, nadie de este pueblo. Tal vez alguna persona de alguna otra villa, porque hubo un buen tiempo en que no vivió por aquí. Incluso se rumorea que tuvo un hijo, pero en realidad no hay nada seguro acerca de eso.

Mulder y Scully escuchaban con atención. Darla y Lucas parecían muy contentos de hablar con alguien a quien de hecho les interesara el tema, pero Tío Ed parecía estar divagando, como si no hubiese escuchado una sola palabra.

Mulder dijo, entonces -¿Y qué clase de "cosas extrañas" han estado sucediendo en la Mansión desde la muerte de este Frank Bryce?

Lucas contestó aunque parecía algo receloso.

-Son como destellos de luz. Luz verde brillante. Yo los vi en más de una ocasión. Además, parece que hubo un allanamiento en el cementerio.

-¿Se robaron algún cadáver?

-Pues eso no lo sé. Pero si supe que la tumba de Tom Ryddle había sido... bueno es que no fue precisamente abierta, pero la lápida estaba rota. Dudo que hayan podido extraer algo, porque ya tiene mucho que murió, pero también había restos como de pasto quemado y algunos monumentos habían sido destruidos.

-Si, fue como si hubiese habido una especie de batalla en el cementerio.- Dijo Darla en tono misterioso.

-¿Pero la policía no hizo investigaciones¿no encontraron algún rastro?- Preguntó Mulder.

-Pues si investigaron pero lo que encontraron nos dejó con más dudas todavía...

-¿Qué fue lo que hallaron?-. Dijo Scully, que a juzgar por su tono de voz, comenzaba a vislumbrar alguna explicación sobrenatural y completamente absurda.

-Pues según oí, encontraron pisadas de muchas personas y restos de sangre, pero era como si las personas que estuvieron ahí... bueno, como si...

-Cómo si se hubiesen desvanecido en el aire...

Todos se sobresaltaron y se voltearon a ver a Tío Ed, quien había proferido estas palabras como para él mismo.

-¿Cómo es eso? -Dijo Scully, dirigiéndose a Tío Ed.

Darla esperó unos minutos pero Tío Ed pareció no estar dispuesto a dar más explicaciones, así que continuó ella.

-Es que no había ningún rastro en el camino que mostrara el lugar por donde las personas habían entrado al cementerio, ni tampoco por donde se habían alejado. Las puertas del cementerio estaban cerradas. No existe otra forma de entrar más que por la puerta principal; tampoco había ninguna de pasos ni entrando ni saliendo, pero alrededor de la tumba de Tom Ryddle había numerosas huellas. Así que no pudieron llegar a ninguna conclusión.

Mulder parecía muy impresionado aunque Scully comenzaba a mostrarse algo exasperada.

-Tal vez había alguna entrada secreta, después de todo el cementerio es bastante viejo y antiguamente era muy común que se construyeran pasadizos secretos y túneles subterráneos.

-¿Cuanto tiempo tiene que sucedió eso?- Preguntó Mulder, como si no hubiera escuchado el comentario de Scully.

-Fue hace poco más de un año. Casi a principios del verano pasado. Contestó Lucas, a quien no parecía caerle muy bien Scully.

Pasaron uno segundos en silencio, entonces Scully miró su reloj y dijo:

-Creo que ya es hora de retirarnos Mulder.

-Sí, tienes razón. Bueno, han sido muy amables en responder nuestras preguntas. Tal vez volvamos de nuevo. Gracias por todo.

-No tiene nada que agradecer.- Dijo Darla y levantando los vasos en los que habían estado bebiendo, se alejó de la barra. Lucas también se levantó, se despidió y salió del bar tranquilamente; sin embargo, Tío Ed permanecía sentado en el mismo sitio y no hizo ningún ademán por retirarse; tampoco respondió nada cuando Mulder y Scully dijeron adiós y le tendieron la mano a manera de despedida. Consideraron que tal vez el hombre era ya demasiado viejo y que posiblemente no oía bien, así que se limitaron a alejarse del lugar.

Ya estaban afuera cuando Mulder se dio cuenta de que haba olvidado unas cuantas notas y su bolígrafo en la barra, así que le pidió a Scully que se adelantara mientras él volvía sobre sus pasos.

Cuando entró en el bar y se acercó a la barra para recuperar sus cosas, se sorprendió bastante al notar que Tío Ed no sólo se había retirado de donde lo habían dejado, sino que ahora hablaba rápidamente con el escritor que se hospedaba en la misma posada que ellos.

El escritor parecía escuchar a Tío Ed con una atención casi reverencial. Hacía algunas anotaciones de cuando en cuando, pero inmediatamente volvía los ojos hacia su interlocutor.

Mulder permaneció unos breves instantes observándolos hasta que Darla le habló y le dijo que ella había recogido sus cosas, segura de que no tardaría un instante en volver por ellas. Mulder las recibió y dándole las gracias a Darla se dio la vuelta para retirarse, topándose con la cara del escritor que ahora estaba justo delante de él. La sorpresa le hizo tirar su bolígrafo al piso.

-¡Oh¡usted disculpe!- Dijo el escritor y se agachó a levantar el bolígrafo; se lo tendió a Mulder con una breve sonrisa.

Mulder lo tomó y observó un momento al escritor, entonces dijo -No hay cuidado. Perdone mi atrevimiento pero ¿llevaba usted mucho rato dentro de este bar?

El escritor parecía algo confundido, pero aún así respondió: – No. Llevo unos cuantos minutos. Cuando llegué usted y su amiga se encontraban justo aquí hablando con alguien. Yo me senté en esa mesa de por allá. -Dijo, señalando la mesa donde estaba sentado Tío Ed.

-¡Ah! Ya veo, perdóneme, no quise ser impertinente, pero es que no lo vi llegar y me sorprendió mucho verlo aquí.

-No tiene nada de que disculparse-. Dijo el escritor animadamente y entonces le tendió la mano a Mulder. -Lo veré más tarde en la posada, ahora con su permiso...

El escritor se acercó a la barra y le pidió a Darla una botella.

Mulder se alejó entonces, pensando detenidamente en lo que había pasado. Había algo en ese sujeto que lo desconcertaba. No estaba seguro de lo que era. No era que le inspirara desconfianza precisamente, era más bien que no estaba muy seguro de que fuese un simple escritor. Parecía haber algo más. Mulder no lo había visto tan de cerca como hasta ahora. Veía en sus ojos una especie de... pero es que era algo tan absurdo... pero era como si llevara en su interior algún tipo de bestia salvaje. Una ira o una violencia reprimida que buscaba una salida...