The Magical Files

Disclaimer:

Nada del mundo de Harry Potter me pertenece, todos los derechos son de J.K. Rowling; Mulder y Scully tampoco son míos, estos personajes así como todo lo relacionado con "Los Expedientes Secretos X" es obra de Chris Carter. La historia y uno que otro personaje despistado que aparece en ella, definitivamente son míos.

Capítulo V. Sospechas.

Durante la cena, Mulder parecía estar en otro planeta. Estaba muy callado, meditando detenidamente en los descubrimientos que habían hecho ese día, aunque no estaba muy seguro de que realmente hubiesen hecho alguno. También le inquietaba el efímero encuentro que tuvo con el escritor y sin previo aviso dijo en voz alta a Scully.

-¿Scully, qué piensas de Watson?

-Pues creo que era un buen compañero, aunque un poco lento para Sherlock Holmes; claro que era una especie de complemento y...

-¡No! ¡Me refiero al sujeto ese llamado John Watson! El escritor que se hospeda aquí.

-¡Oh, vaya! lo siento Mulder, me temo que no estaba siguiendo tus pensamientos. Pues no sabría que decirte. He hablado muy poco con él, pero parece una buena persona. ¿Por qué lo preguntas?

-¿Te diste cuenta de que estuvo en el mismo bar que nosotros?

-¿En serio? ¿Tu lo viste?

-Cuando regresé a recoger las cosas que había olvidado, lo vi ahí y estaba hablando nada menos que con Tío Ed. Incluso estuvo tomando algunas notas.

-¿Y Tío Ed le respondía?

-Eso fue lo más extraño. El anciano hablaba muy animadamente con Watson, como si lo conociera de años, y hasta donde he podido averiguar, el tal Watson es todo un forastero en este lugar.

-Bueno Mulder, honestamente no me parece tan sospechoso, después de todo, siendo un escritor, debe andar buscando algún tema que le inspire a realizar una novela de interés. Puede que se haya enterado del caso de los Ryddle y esté tratando de reunir información suficiente para plasmarla en un libro de ficción. Si no mal recuerdo, fue más o menos así como a Sir Arthur Conan Doyle se le ocurrió la idea de "El Sabueso de los Baskerville"

-Sabes Scully, tienes una extraña fijación con Sherlock Holmes.

-Algo hay de eso...

Eran como las 10 de la noche. A lo lejos se escuchaban los aullidos de algunos perros. Esto era algo que comenzaba a angustiar a los pobladores de la villa, ya que consideraban que no podía significar nada bueno. Una solitaria figura se desplazaba lenta y cautelosamente por las inmediaciones de un bosque que se encontraba en el linde de la villa; llevaba una lámpara de mano y de cuando en cuando, echaba una mirada de precaución por arriba del hombro, como para cerciorarse de que no era seguido por nadie. Tras una media hora de haber caminado, llegó a una pequeña caverna al pie de una colina, que se encontraba muy bien disimulada entre la maleza que crecía abundante al rededor. Al entrar, instintivamente apagó la linterna, se sentó en una roca cercana y esperó.

Tras algunos minutos, un sonido familiar le avisó que la espera había terminado y entonces vio aparecer en la entrada de la pequeña cueva a un hombre alto, negro y calvo que llevaba una túnica de color azul marino.

-¡Hola Kingsley! -Saludó Lupin alegremente.

-¡Qué tal Remus! ¿Cómo te tratan los muggles?

-¡Ah, de maravilla! Especialmente porque están convencidos que no soy nada diferente a ellos.

-Muy bien. Y que tal ¿Alguna noticia interesante?

-De hecho si. Estuve hablando con un anciano muggle que conoció muy de cerca a Tom Ryddle. El supo del romance que tuvo con una mujer muy peculiar a quien sólo vio en una ocasión. También supo que ella había dado a luz a un niño varón y que aunque Tom Ryddle accedió a darle su apellido se negó rotundamente a hacerse cargo de él; así que el niño fue enviado a un orfelinato que se encuentra en la villa más próxima.

-Creo que es claro, que estamos entonces sobre la pista correcta ¿no lo crees?

-Estoy completamente seguro. Sin embargo, aún no tenemos la certeza de que Voldemort se oculte en la vieja mansión Ryddle. No he tenido ninguna oportunidad todavía para acercarme a la mansión lo suficiente como para descubrir algún indicio que sea definitivo.

-Y qué me dices de ese par de muggles extranjeros que andan haciendo preguntas por todas partes.

-Pues ahora que lo mencionas... Creo que el hombre ha comenzado a sospechar algo en mí.

-¿Cómo lo sabes?

-No estoy seguro, es solo una corazonada.

-¿Crees que vaya a ser necesario desmemorizarlos?

-Espero que no. Me temo que podría causarnos algunas complicaciones. Además, esos dos podrían llegar a ser de alguna utilidad.

-¿En qué forma?

-Tonks ha estado investigando. Son agentes del FBI y por lo que sé, se dedican a investigar fenómenos paranormales y ese tipo de cosas. La mujer es toda una escéptica pero ese hombre está más despierto de lo que aparenta. Esa debe ser la razón por la que él logró entrar en el "Caldero Chorreante" y por lo que logró ver el autobús noctámbulo como según Tonks me dijo. El caso es que ellos se han mostrado muy interesados por lo que está pasando en este pueblo y tal vez puedan conseguir un permiso para hacer sus investigaciones dentro de la mansión. Si lo logran, te aseguro que estaré ahí en mi carácter de "escritor-investigador"

-Ya veo. Dumbledore cree que es una buena idea, pero Ojo-loco piensa que es un disparate permitir que dos muggles se entremetan en este asunto. Podría resultar contraproducente.

-Habrá que tomar el riesgo. ¿Bueno y cómo están todos? ¿No ha sucedido nada extraordinario?

-Bueno, lo más reciente es que Potter ya no está viviendo con sus tíos.

-¿En serio?

-Así es, Dumbledore lo ha llevado a vivir con alguien de su entera confianza. Aunque no ha querido revelarnos su paradero todavía. Supongo que estará preparando todo tipo de hechizos para evitar que sea descubierto su nuevo escondite.

-O sea que no has visto a Harry últimamente.

-No. Dumbledore fue personalmente por él a casa de sus tíos.

-¡Vaya! Me habría gustado mucho ver eso. Ya me imagino la cara que puso ese par cuando Dumbledore se presentó en su casa.

-Supongo que tendremos que esperar para saberlo. Aunque Dumbledore nos ha dicho que el 31 de julio le haremos una visita a Harry, para celebrar su cumpleaños.

-¿Y quienes se presentarán? Los Weasley, Hermione Granger, algunos miembros de la Orden, supongo.

-Dumbledore también quiere que vayas tú.

-¿Pero como se supone que haga eso? Tengo que estar vigilando, además ni siquiera sé en donde se encuentra Harry y de qué manera podrían comunicármelo sin peligro de que se entere algún enemigo, además...

-Remus...

-¡¿Qué!

Lupin parecía algo contrariado. Le aterraba la perspectiva de encontrarse con Harry frente a frente. No se lo había confesado a nadie, pero la razón principal por la que se ofreció a llevar a cabo esta peligrosa misión, era porque deseaba estar tan lejos de Harry como pudiera. No porque no quisiera estar con él, sino porque removía en su interior una serie de sentimientos que le herían profundamente y estaba completamente seguro de que sería mucho más difícil para Harry asimilar las cosas, estando él cerca; ya que, a final de cuentas, Lupin era una conexión con el pasado de Harry. Un pasado en el que sus padres murieron y en el que Sirius desapareció a través de es maldito velo. Sin embargo, Kingsley pareció notar algo de las preocupaciones de Lupin, así que le dijo -Estoy seguro de que a Harry le dará mucho gusto verte.

-¡¿Pero de qué estás hablando Kingsley! -Dijo Lupin como si Kingsley estuviese diciendo un disparate, dándose de la vuelta. Caminó unos pasos hacia el fondo de la cueva y se detuvo repentinamente.

-Remus...

-No es que no quiera verlo Kingsley, pero temo que lejos de que mi visita le alegre, podría traer recuerdos demasiado dolorosos para él.

-Tarde o temprano tendrá que aceptarlo Remus... Igual que todos nosotros.

-Lo sé, Kingsley. Lo sé. -Dijo finalmente dándose la vuelta para quedar de nuevo frente a Kingsley.

-Escucha, Dumbledore tiene algo que desea entregarle a Harry por su cumpleaños y por algún motivo piensa que eres tú la persona más indicada para dárselo.

-¿Qué es?

-Pues eso no lo sé. Tendremos que esperar para el 31 de Julio. Bueno Remus, te entrego ahora tu poción mata-lobos. Dumbledore supuso que ya no tendrías suficiente, así que le pidió a Snape que te preparara todo un caldero.- Dicho esto, le entregó a Lupin una alforja llena. Lupin la recibió y asintió con la cabeza y entonces dijo.

-Por cierto. ¿Cómo le va a Snape? ¿Ha logrado ponerse en contacto con algún mortífago?

-Dice que ha establecido contacto con la misma Bellatrix. Todo parece indicar que están planeando liberar a los presos de Azkaban; está tratando de obtener la mayor cantidad de información para que estemos preparados.

-¿Y tiene alguna noticia de los Dementores?

-Nada. Parece que se los hubiera tragado la tierra.

-No cuentes con ello. -Dijo Lupin finalmente, mientras destapaba la alforja y le daba un largo trago al contenido...

Esa misma noche Mulder no podía dormir; se encontraba demasiado intranquilo. Continuaba haciéndose preguntas acerca de ese supuesto escritor. La verdad es que no se explicaba como pudo estar ahí sin que ni él ni Scully se percataran de su presencia. También le parecía peculiar el hecho de que, a pesar de que estuvieron un buen rato en compañía de Tío Ed, éste no pareció dar ninguna muestra de interés y sólo se limitó a hacer un comentario (bastante extraño, por cierto); sin embargo, cuando Mulder lo vio en compañía del escritor, el anciano parecía hablar con él como si fuera su gran amigo y a Mulder le dio la impresión de que hablaba muy rápidamente, como si tuviera la imperiosa necesidad de exteriorizar sus pensamientos ante ese hombre.

Mulder desistió de dormir y se levantó de la cama. Se vistió, decidido a dar una pequeña caminata cerca de la posada. Caminaba por el corredor cuando escuchó unos pasos que subían las escaleras. Era casi la una de la mañana y sintió algo de curiosidad por saber quien era la persona que llegaba a esas horas; así que se ocultó detrás de una planta muy exuberante que había en el pasillo y ahí esperó agazapado, mirando a través de las hojas hacia la escalera. Desde su escondite, vio a John Watson que subía y caminaba hacia la izquierda por el corredor. Se veía algo cansado y Mulder alcanzó a distinguir que dejaba rastros de tierra sobre el piso, mientras caminaba. De repente, Watson se detuvo en seco y miró hacia atrás. Mulder pensó por un momento que lo había descubierto, pero no podía hacer nada para disimular el hecho de que estaba ahí escondido espiándolo, así que optó por permanecer quieto y esperar para saber si efectivamente había sido descubierto.

Sin embargo, Watson se limitó a regresar sobre sus pasos; bajó de nuevo por la escalera y subió rápidamente con lo que parecía un trapeador. Limpió sus zapatos y luego las manchas que había dejado sobre el suelo. Cuando hubo terminado, bajó nuevamente la escalera y subió de nuevo con tranquilidad. Mulder observaba todo esto con cierta curiosidad y aunque le pareció un gesto muy considerado, también pensaba que tal vez el buen Watson no quería dejar muestras visibles de su paseo nocturno. Se encontraba abstraído con estos pensamientos así que no se dio cuenta cuando Watson, en lugar de dirigirse hacia el otro extremo del pasillo, había caminado justo hacia donde él estaba y lo miraba con una mezcla de curiosidad y diversión.

- ¡Buenas noches, Señor Mulder!

- ¡Ah! ¡Pero que...! ejem, quiero decir... bu-buenas noches, señor Watson.

- Veo que no soy el único que no puede conciliar el sueño.

- ¿Eh? ¡Ah, si! Ese es justo mi problema, no podía dormir, así que decidí salir a dar una caminadita por ahí y tal vez podría conseguir un trago...

- ¿Le gustaría acompañarme a mi habitación? podríamos tomarnos una taza de té y así tal vez podamos finalmente dormir.

- ¿En su habitación?

- ¡Claro! Bueno, al menos la parte del té. Si quiere dormir, tendrá que hacerlo en su habitación. -Dijo Watson con una leve sonrisa.

Mulder estaba azorado. No sabía que responder a la invitación que le había hecho aquél individuo. Era obvio que se daba cuenta perfectamente de que lo había estado observando y aunque no daba ninguna muestra de enfado o preocupación al respecto, a Mulder no le parecía muy buena idea encerrarse en una habitación con alguien a quien no sólo no conocía sino de quien además sospechaba.

- Emmm, bueno... si no está usted demasiado cansado...

- ¡Claro que no! Venga conmigo por favor.

Mulder accedió finalmente a seguir a Watson, lamentándose de no llevar consigo su arma. Sin embargo, pensaba que tal vez estaba siendo extremadamente paranoico y que después de todo, esta podría ser una excelente oportunidad para confirmar sus sospechas o salir de dudas.