The Magical Files

Disclaimer:

Nada del mundo de Harry Potter me pertenece, todos los derechos son de J.K. Rowling; Mulder y Scully tampoco son míos, estos personajes así como todo lo relacionado con "Los Expedientes Secretos X" es obra de Chris Carter. La historia y uno que otro personaje despistado que aparece en ella, definitivamente son míos.

Capítulo VII. ¿Sólo una pesadilla...?

-¡Mulder, esto es una locura!

-Tranquila Scully, te aseguro que no hay nada más sencillo.

Scully caminaba por el pasillo de lo que parecía ser una morgue; seguía a Mulder tan rápido como podía, pero éste caminaba demasiado aprisa. Finalmente llegaron hasta unas puertas que se abrieron con solo empujarlas. Scully entró detrás de Mulder y aunque estaba acostumbrada ya a las repentinas y absurdas ideas de su compañero, no podía negar que lo que se proponía esta vez era demasiado extraño.

-¡Mira Scully, aquí está!

Sobre una plancha, se encontraba un cuerpo cubierto con una sábana; Scully se acercó a examinarlo y levantó la sábana. Era el cuerpo un muchacho rubio de unos 17 años de edad. Tenía en el rostro una expresión de gran sorpresa. Scully comenzó a examinar el cadáver, pero algo extraño ocurría. Cada vez que se volteaba para tomar un instrumento quirúrgico, el cadáver se transformaba. Primero era el muchacho; luego cuando Scully volteó a examinar su rostro, ya no era un joven sino un hombre de edad avanzada, de aproximadamente 77 años de edad; a pesar del desconcierto, continuó con su examen pero luego el cuerpo dejó de ser el de un anciano y se convirtió en el de una mujer de edad mediana. Ahora era el de una mujer diferente, mucho más joven y con el cabello rojo; finalmente, se convirtió en el cuerpo de un hombre joven de cabello negro que llevaba anteojos. En ese momento. Scully se alarmó, porque entonces recordó al extraño joven al que ella y Mulder se habían encontrado hace unos cuantos días. Todo comenzó a girar muy rápidamente y para cuando todo se detuvo, sobre la plancha ya no había ningún cadáver, sino un montón de ratas que se revolvían y la miraban con sus ojillos malignos. Entonces una de las ratas saltó sobre Scully y ella profirió un grito.

-¡¡Scully! ¡¡Scully! ¿Te encuentras bien?

-¡¿Mulder! ¿Eres tú?

Scully se encontraba en su cama y aún estaba muy agitada. Un sudor frío le recorría la cara y se levantó con mucha dificultad para abrir la puerta a Mulder.

-¡Scully, qué sucedió!

-No estoy segura Mulder, pero creo que había una rata en mi habitación.

-¡¿Eso es todo! -Dijo Mulder. Parecía algo decepcionado, sin embargo, Watson que se encontraba en el umbral de la puerta escuchaba con atención y parecía alterado.

-Lo siento Mulder, lamento haberte asustado así, pero es que en realidad estaba teniendo una pesadilla y...

-Perdone, pero en su sueño ¿había ratas? ¿Ratas que la atacaban?

-Cómo lo...

-¡Vaya Scully! Ceo que la rata que creíste ver solo estaba en tus sueños.

-¿En donde vio usted a la rata?- Dijo Watson ignorando el comentario de Mulder.

-Cuando me desperté, alcancé a verla que saltaba desde el escritorio y se precipitaba por la ventana.

Watson se aproximó a la ventana y tomó la lámpara de mano que Scully tenía sobre el escritorio. Miró hacia la ventana tratando de vislumbrar algo en la oscuridad, pero no parecía haber descubierto nada. Finalmente dijo:

-Bueno, creo que ya no la veremos más. Tal vez solo se extravió. ¿Tenía usted comida o alguna golosina en su habitación? -Dijo Watson, con una voz que trataba de sonar tranquilizadora, pero la verdad es que este incidente le dejaba una sensación de gran desasosiego.

-No, no guardo ningún alimento aquí. -Contestó Scully que ya parecía más calmada, aunque seguía algo confundida.

-Bien, creo que será mejor que me retire; son más de las 2 de la mañana y supongo que tendrán cosas que hacer mañana. Por cierto señor Mulder, si entre sus planes se encuentra el hacer una visita a la mansión de los Ryddle, me encantaría poder estar presente cuando ustedes realicen su examen.

-¡¿Qué...! ¡Oh, si! Estoy seguro de que no habrá ningún problema. Yo le avisaré. -Dijo Mulder que se encontraba algo distraído y que miraba a Scully de reojo.

-Bien, buenas noches a ambos. -Dijo Watson lacónicamente y se apresuró para volver a su habitación.

Ya en su habitación, Lupin no sabía que pensar. Le preocupaba que sólo fuese una especie de distracción para poder acceder a su habitación la cual, por las prisas, había dejado abierta y completamente desprotegida.

Estaba muy cansando. No quería preocuparse, pero era un hecho que esa rata no estaba ahí por casualidad. Tampoco estaba seguro de cómo proceder, ya que si finalmente había sido descubierto, sería cuestión de tiempo para que algún mortífago se presentara en mitad de la noche para acabar con él. Se preguntaba si "Colagusano" tendría las agallas para hacerlo él mismo o si simplemente se dedicaría a espiar sus pasos, esperando el momento oportuno de entregarlo al mismo Voldemort...

Remus paseaba por la habitación mientras estos obscuros pensamientos rondaban su cabeza. Estaba ahí, completamente solo y prácticamente incomunicado. Aún le quedaba el recurso de mandar una lechuza. En la caverna que tenía dispuesta para ocultarse cuando hubiese luna llena, tenía las cosas que necesitaba para mantener contacto con el mundo de la magia; sin embargo, debía proceder con sumo cuidado ya que esto bien podría ser una trampa.

Finalmente se detuvo delante de la ventana y miró por un momento hacia fuera. La luna brillaba en cuarto creciente y podían distinguirse algunas estrellas. Respiró profundamente y se sentó un momento en el sillón, tratando de tranquilizarse, mientras recapitulaba todos los acontecimientos.

No estaba preocupado por su seguridad. Después de todo, esta era una causa en la que él creía y por la cual estaba dispuesto a morir, pero sabía que, el descubrir este escondite, les significaría un gran avance y le daría a "La Orden del Fénix" una ventaja sobre los mortífagos, que no habían tenido nunca. Era vital que esta misión tuviera éxito.

Miró hacia el suelo y se encontró con el cartel que Mulder le había mostrado y que con las prisas y por la preocupación por su compañera había abandonado ahí.

Remus miró por unos minutos el cartel donde se veía la foto de Sirius. Esta era una fotografía muggle, así que no se movía como las fotos de los magos. Sirius aparecía ahí con esa expresión de demencia, pero se podía apreciar el brillo en sus ojos y el deseo de vivir. En ese mismo instante, un pensamiento llegó hasta su mente, haciéndolo sentir mucho más tranquilo; comenzó a conectar los hechos que habían estado sucediendo desde que Mulder y Scully habían llegado a Gran Bretaña. Si bien era cierto que ambos eran muggles, ellos habían estado metiendose en algo que en realidad no alcanzaban a comprender del todo, pero estaba completamente seguro que no tardarían mucho tiempo en comenzar a establecer relaciones entre las cosas misteriosas que se estaban sucediendo.

Remus se dio cuenta entonces de que, si bien la rata que estuvo en la habitación de Scully podría haber sido "Colagusano"; tal vez se debía a que los dos agentes del FBI estaban acercándose peligrosamente a la verdad. Sea como sea, Voldemort no necesitaba más publicidad en ese momento. No mientras no contara con el apoyo de todos sus mortífagos. Para ello debía liberar primero a los que se encontraban encerrados en Azkaban y el que dos muggles curiosos se estuvieran acercando demasiado, podría significar un problema ya que se vería obligado a eliminarlos y aunque encontrara una manera de hacerlo silenciosamente, esto significaría dejarle a Dumbledore una huella que seguir. Así que eso era... Mulder y Scully podrían verse en peligro si continuaban como hasta ahora, haciendo preguntas e investigando por ahí. Ahora lo comprendía perfectamente, así que consideró que, aunque debería extremar las precauciones, no había ningún indicio de que él hubiese sido descubierto... de ser así, lo más probable es que ya estuviese muerto...