The Magical Files

Disclaimer:

Nada del mundo de Harry Potter me pertenece, todos los derechos son de J.K. Rowling; Mulder y Scully tampoco son míos, estos personajes así como todo lo relacionado con "Los Expedientes Secretos X" es obra de Chris Carter. La historia y uno que otro personaje despistado que aparece en ella, definitivamente son míos.

Sinopsis:

Muchos secretos alberga este mundo y es trabajo de los agentes Mulder y Scully del FBI descubrirlos. ¿Qué pasará cuando una comunidad secreta les reciba¿Tendrá algo que ver el pasado de aquél misterioso extraño?

Nota: Esta historia ya ha sido publicada en foros de discusión, bajo el nombre de "Mulder y Scully. Vacaciones, mágicas."; con alguno de mis otros nicks, tales como siriusxsiempre, siriusneverdie y spookylunatico.

Capítulo IX. Una historia de terror o La Canción del Licántropo.

"Estoy aquí en medio de la noche, esperando tu llegada y al mismo tiempo, deseando con cada pedazo de mi corazón, que no te presentes.

Porque sé que cuando llegues tu furia me avasallará y me someteré a tu ira.

Devoras mi corazón y aprisionas mi alma con tu incontenible poder.

Quisiera poder huir. Quisiera poder correr tan rápido y llegar tan lejos que nunca más lograras alcanzarme.

Pero todo es inútil. No hay escapatoria ni salida posible; no existe un lugar donde esconderse; tú sigues cada paso que doy y respiras el aire que yo respiro.

Finalmente me has encontrado y me haces sentir toda tu fuerza; me haces saber que te pertenezco y que nunca me dejarás en libertad.

Yo caigo al suelo y me estremezco por el dolor. Tu te apoderas de mi mientras yo simplemente permanezco ahí agonizando.

Quisiera poder gritar; clamar a los cielos cuanto te odio y cómo desearía que te marcharas para siempre. Pero ya no puedo hacerlo. De mi garganta ya no sale mi voz; sólo un aullido prolongado y lastimero desgarra el silencio de la noche..."

-¿Mulder? -Dijo Scully, quien había estado observando a Mulder detenidamente mientras éste leía una hoja de papel que parecía haberse desprendido de un libro muy viejo.

-¿Sí! -Respondió Mulder algo sobresaltado.

-¿Qué es eso que estás leyendo?

-¿Esto? Ah, es sólo una hoja que me encontré. -Dijo Mulder, como no dándole ninguna importancia, aunque tenía una expresión de desconcierto.

-¿Puedo verla? -Dijo Scully, quien no esperó la respuesta y le arrebató la hoja de las manos. Transcurrieron unos minutos de silencio mientras Scully leía la hoja.

-¿Dónde la encontraste? -Preguntó Scully, aunque creía saber la respuesta.

-Me la encontré en la habitación de tu amigo Watson. -Respondió Mulder, con un dejo de disculpa.

Scully examinaba la hoja con cuidado y se fijó en un borde en el que se alcanzaba a leer esta frase: "Hocico Peludo, Corazón Humano"

-Parece un relato de terror o algo así. Bueno, no veo nada espectacular al respecto, salvo que parece provenir de un libro bastante viejo. El papel parece ser como de pergamino e incluso está escrito a mano y con pluma estilográfica.

-Pues entonces es toda una antigüedad, no me parece que sea una buena idea andar paseando por ahí con una hoja que podría tener un gran valor histórico. -Dijo Mulder.

-Pero de qué hablas Mulder, aunque tuviera algún valor histórico tengo la impresión de que más bien tiene un valor meramente sentimental. Podría haber pertenecido a alguno de los antepasados de Watson y por eso la lleva consigo... o la llevaba. Mulder, me quieres decir por qué la tomaste. En cuanto se de cuenta de que ya no la tiene inmediatamente comprenderá que tu te la llevaste de su habitación cuando estuviste con él.

-Lo sé Scully, pero pensé que tal vez podría darnos una pista acerca de él. Además, no creo que el se lo tome a mal. Honestamente creo que estás exagerando. -Contestó Mulder en tono de reproche.

-¡Sí claro¡Yo siempre exagero!

Mulder y Scully se encontraban viajando en un coche de alquiler y volvían ya después de haber visitado una par de villas vecinas. Habían logrado averiguar que efectivamente había vivido en el orfanato de un villa cercana, un niño que llevaba el nombre de Tom Sorvolo Ryddle, pero que al cumplir los 11 años se había ido a estudiar a un internado del cual nadie sabía el nombre y que nunca más habían vuelto a saber de él.

Mientras viajaban, Mulder había decidido echar un vistazo a la hoja de papel que se había encontrado en la habitación de Watson, aunque ahora lamentaba haberlo hecho en frente de Scully quien lo miraba con desaprobación. Sin embargo, eso no le molestaba tanto a Mulder; más bien le inquietaba un poco el relato que había leído porque si bien parecía una especie de historia de terror, a él lo remitía a aquella ocasión en que miró a Watson a los ojos y tuvo la sensación de que en su interior habitaba una bestia salvaje.

Mientras tanto, en la caverna del bosque, Remus esperaba con algo de impaciencia. Comenzaba a preocuparse, ya que el acuerdo era reunirse con un miembro de la Orden en ese sitio una vez por semana y apenas había visto a Kingsley la noche anterior. Sin embargo, no tuvo que esperar mucho tiempo más; escuchó el leve sonido que emite un mago cuando se aparece y volvió la vista hacia la entrada de la caverna para mirar de quien se trataba.

-Lamento el retraso. -Dijo lacónicamente y sin mucho convencimiento, la voz de Snape.

Remus lo saludó alegremente.

-¡Vaya, Severus¿Cómo te ha ido?

-He venido a traerte instrucciones de Dumbledore. Debes leerlas, memorizarlas y destruirlas. -Dijo Snape secamente.

Remus recibió el pergamino que Snape le había extendido y lo leyó detenidamente. Después de algunos minutos, sacó la varita y le prendió fuego.

-¿Esto es todo? -Preguntó Remus amablemente.

-¿Ha ocurrido algo que Dumbledore deba saber? -Dijo Snape, quien ahora le daba la espalda a Remus. Parecía encontrarse bastante incómodo, lo cual no era nada nuevo, ya que, por algún motivo Remus siempre se mostraba amable con él y esto exasperaba a Snape que no hallaba ningún pretexto para discutir con él.

-No estoy seguro, pero creo que "Colagusano" ha vuelto a las andadas. -Dijo Remus, con mucha lentitud.

-¿Cómo lo sabes? -Preguntó Snape bruscamente.

-Dije que no estoy seguro, pero una rata se metió en la habitación de la mujer muggle del FBI.

-¿Tu lo viste?

-No. Cuando llegué ya había escapado por la ventana.

-¿Crees que hayas sido descubierto?

-Lo dudo. Conociendo a tus "amigos", es de esperarse que para esta hora yo ya no estuviera entre los vivos. -Dijo Remus con despreocupación.

Snape permaneció en silencio durante varios minutos y seguía dándole la espalda a Remus. No le había hecho ninguna gracia ese último comentario, pero prefería hacerse el desentendido para no tener que entrar en ninguna discusión con él. No por falta de ganas, sino porque Dumbledore había insistido mucho en que Snape debería dejar el pasado atrás y tratar de hacer las pases con Remus. Claro que esa no era su intención, pero al menos tenía que aparentar que si bien no era su amigo, al menos lo trataba con respeto.

Por su parte Remus no lamentaba en lo absoluto lo que acababa de decir. Lo había hecho con toda la intención de molestar a Snape y lo hacía porque sabía que él había tratado de persuadir a Dumbledore de que no era una buena idea permitirle hacerse cargo de esta misión tan delicada. Estaba conciente de que estaba actuando exactamente igual que Snape, y una parte de él se avergonzaba de ser tan inmaduro; aunque por otro lado, tampoco le parecía que Snape fuera precisamente ecuánime, ya que estaba al tanto de la forma en que trataba a Harry y le parecía completamente injusta su actitud.

Finalmente, el silencio fue roto por Snape quien dijo, tratando de disimular su molestia:

-¿Y esos dos muggles siguen dando problemas?

-Por el momento he logrado hacerme su amigo, aunque no creo que se fíen de mi plenamente. Es posible que ya se encuentren investigando acerca de mi vida. Como quiera que sea, les he dado algunas pistas para que se entretengan un rato y al menos por un par de días no los tendré respirándome en la nuca.

-Ya es hora de irme. ¿Tienes suficiente poción?

-Si, la última que me mandaste me durará hasta la próxima semana. Por cierto, ya solo faltan dos días para la luna llena. ¿Quién va a cubrirme?

Snape guardó silencio unos minutos y luego dijo en voz muy baja -Lo haré yo.

-Supongo que usarás la capa invisible de Moody ¿verdad? -Dijo Remus, quien no parecía precisamente encantado con la respuesta.

-Eso no es de tu incumbencia. -Le respondió Snape de mal modo.

-Sabes Severus, pienso que el hecho de llevar aquí más de dos semanas viviendo como muggle y estar exponiéndome como lo hago, me da derecho de cerciorarme que el trabajo que estoy haciendo no sea echado a perder por nadie... ni si quiera por ti. -Remus dijo esto amablemente, pero con un tono que dejó muy claro que no le satisfacía la respuesta de Snape.

-Pero qué trabajo... simplemente viniste a confirmar las sospechas de Dumbledore; ¿qué mérito hay en eso?. -Dijo Snape en voz baja y llena de desprecio.

-No voy a caer en tu juego Severus. -Dijo Remus con ira contenida, sin moverse de donde estaba. No iba a permitir que Snape lo provocara; sabía que esa era su única intención. Recordó entonces todas esas ocasiones en que había hecho lo mismo con Sirius y se dio cuenta de que tenía que conservar la calma. No podía permitirse esos arrebatos y si era decisión de Dumbledore, simplemente la acataría.

-Bueno, si ya no tienes nada más que agregar, creo que ya es hora de que te marches. Estoy muy cansado y quiero irme a dormir. -Dijo Remus tratando de mostrarse calmado y mirando nuevamente a Snape. Éste, por su parte, continuaba de pie, con los brazos cruzados y miraba a Remus calculadoramente. Sin embargo, ya no dijo una palabra más y después de unos segundos, finalmente desapareció.