The Magical Files
Disclaimer:
Nada del mundo de Harry Potter me pertenece, todos los derechos son de J.K. Rowling; Mulder y Scully tampoco son míos, estos personajes así como todo lo relacionado con "Los Expedientes Secretos X" es obra de Chris Carter. La historia y uno que otro personaje despistado que aparece en ella, definitivamente son míos.
Sinopsis:
Muchos secretos alberga este mundo y es trabajo de los agentes Mulder y Scully del FBI descubrirlos. ¿Qué pasará cuando una comunidad secreta les reciba? ¿Tendrá algo que ver el pasado de aquél misterioso extraño?
Nota: Esta historia ya ha sido publicada en foros de discusión, bajo el nombre de "Mulder y Scully. Vacaciones, mágicas."; con alguno de mis otros nicks, tales como siriusxsiempre, siriusneverdie y spookylunatico.
Capítulo X. Retroalimentación.
A la mañana siguiente, Mulder y Scully se encontraban desayunando cuando vieron llegar a Watson. Este se sentó como era su costumbre en la barra, saludando desde lejos a los dos agentes.
-Qué opinas Scully: ¿Crees que debo devolverle la hoja de su libro y confesarle que la tomé de su habitación? O tal vez debo hacerme el desentendido y fingir que me la encontré tirada por ahí.
-Pues no lo sé Mulder. Tal vez deberías decirle la verdad.
-¿Quieres decir que también debo contarle que hemos estado investigando acerca de él?
-Si, creo que eso sería lo mejor.
No bien había terminado Scully de decir esta frase, cuando se dio cuenta de que Watson estaba detrás de ella sonriendo amablemente.
-¡Buenas días! ¿Cómo les fue ayer? ¿Encontraron algo interesante?
Mulder se sobresaltó un poco y Scully se sonrojó inmediatamente porque estaba segura de que Watson los había escuchado.
-Este... mmm... bueno pues...- Dijo Scully que se encontraba completamente azorada.
-Lo siento ¿interrumpí algo importante? Si es así, tal vez quieran que hablemos un poco más tarde...- Dijo Watson a manera de disculpa.
-¡No, no! No es eso. -dijo Scully inmediatamente. -Es sólo que... -Volteaba a ver a Mulder como si esperara que a él se le ocurriera alguna excusa, o que al menos dijera algo.
-¿Por qué no se sienta y desayunar con nosotros? -Dijo Mulder apresuradamente, al tiempo que le ofrecía una silla.
-¡Gracias, será un placer! -Dijo Watson, sentándose en la silla que Mulder le había indicado.
Durante unos breves instantes, durante los cuales Watson hablaba con el mesero, Mulder y Scully intercambiaron nerviosas miradas, deseando tener poderes telepáticos para ponerse de acuerdo sin que los oyeran. Una vez que el camarero se alejó Mulder no pudo contenerse más y dijo de manera atropellada -¡¿Sabe!¡¡ Me encontré esta hoja cerca de su habitación y pensé que podría ser suya! -Acto seguido, extrajo de su bolsillo la hoja que había encontrado y se la tendió a Watson. Éste la recibió y la observó con cuidado y entonces dijo.
-¡Vaya! Efectivamente es de un libro que había estado leyendo; es una vieja historia de terror acerca de un hombre-lobo. Entretenida, aunque demasiado fantasiosa. -Dijo Watson despreocupadamente, mientras se guardaba la hoja.
Scully lo observaba con curiosidad, como tratando adivinar a través de sus expresiones, su verdadero sentir. Por su parte, Mulder parecía sentirse aliviado de que Watson no hubiese armado alboroto por el incidente.
-Bien, pues muchas gracias por devolverme mi hoja; no es un libro muy bueno, pero no es mío y no me gustaría devolverlo incompleto. Bueno, cambiando de tema: ¿Qué me cuentan acerca del caso Ryddle? ¿Ya han formulado alguna teoría? -Dijo Watson, mostrándose muy interesado.
-Bueno, no tenemos exactamente una teoría; en realidad es un asunto muy oscuro. -Dijo Mulder amablemente, aunque era obvio que recelaba.
-Ya veo. ¿Comprobaron si es que Tom Ryddle había tenido algún hijo? -Preguntó Watson, de una manera inocente.
-Bueno, suponemos que era su hijo, ya que se llamaba Tom Sorvolo Ryddle... -Comenzó Scully, pero Watson la interrumpió repentinamente.
-Cuando dice "era" ¿quiere decir que ha muerto? -Dijo Watson quien parecía extrañado por la información que estaba recibiendo.
-No se sabe que fue de él. No hay ningún registro, título universitario, número de seguro social, o alguna cosa por el estilo que nos permita rastrearlo. Es como si simplemente hubiese desaparecido. -Dijo Mulder en tono misterioso.
-¡Por favor! La gente no desaparece, tal vez podría haberse cambiado el nombre y haberse ido a vivir a otro país. Supongo que no obtuvieron ninguna fotografía ¿o sí? -Dijo Watson, en un tono que sonaba tan escéptico como el de Scully.
-Pues nos dieron una fotografía, pero es demasiado vieja. -Dijo Scully, mostrándole a Watson una fotografía en blanco y negro de un muchachito de unos 10 años, cuyo rostro era encantador; sin embargo, había en su mirada un expresión que demostraba una inusual frialdad en un niño de esa edad. Watson miraba la fotografía con atención y luego dijo:
-Pero me imagino que ustedes conocen alguna manera de determinar la apariencia que tendría este chico en la actualidad ¿no es así? -Dijo Watson, con un aire de entendido, que a Mulder le pareció algo impertinente.
-Bueno, existen algunas técnicas de investigación que podrían sernos útiles, pero en honor a la verdad, yo encuentro todo esto una gran pérdida de tiempo. -Dijo Scully, y Mulder la volteó a ver asombrado.
-¡Vamos, Scully! Esto podría llevarnos a algo importante. ¡¡¡Lo presiento! -Dijo Mulder algo exasperado.
-Así es, señorita Scully; yo creo que ya han avanzado bastante y dentro de un par de días más, cuando obtengan la autorización para visitar la mansión tal vez podrán determinar el grado de importancia de este caso. -Dijo Watson en tono conciliador.
-Sí, tal vez. -Dijo Scully, no muy convencida.
-Yo voy a tener que ausentarme el día de mañana. Tengo que ir a visitar a un amigo enfermo; aunque ya he hablado con el administrador del hotel para reservar mi habitación. Sobre todo me interesa de que no entre nadie, ni siquiera para hacer la limpieza. Tengo algunas notas importantes que no me gustaría que se revolvieran. -Watson dijo esto, como de pasada; pero Mulder sintió muy clara la indirecta, pero no atinó a hacer ningún comentario al respecto.
-¡Vaya! Pues espero que su amigo se encuentre bien. No será nada grave ¿o sí? -Dijo Scully, con interés.
-No, no es nada de gravedad. Se trata de una pierna rota. -Respondió Watson, mientras terminaba de desayunar.
Más tarde, ya en su habitación Remus extraía del cajón del escritorio el libro "Hocico Peludo, Corazón Humano". Colocó cuidadosamente la hoja en su lugar y cerró el libro. Lo puso sobre el escritorio y lo contempló por unos instantes, sonriendo al recordar la cara que habían puesto los dos agentes cuando los sorprendió hablando de él. Le caían bien, aunque comenzaba a temer que se estuvieran involucrando demasiado y esto podría poner en peligro su misión. Sin embargo, los consideraba una pareja interesante y se sentía intrigado por saber hasta donde llegarían ellos en su afán por conocer la verdad.
