The Magical Files

Disclaimer:

Nada del mundo de Harry Potter me pertenece, todos los derechos son de J.K. Rowling; Mulder y Scully tampoco son míos, estos personajes así como todo lo relacionado con "Los Expedientes Secretos X" es obra de Chris Carter. La historia y uno que otro personaje despistado que aparece en ella, definitivamente son míos.

Capítulo XVIII. Aclarando las dudas.

Ya eran las 7 de la noche, cuando finalmente Remus se levantó de la cama y bajó a comer algo. Había logrado reponerse un poco, pero aún se sentía algo fatigado. En el restaurante se encontró con Scully, que se hallaba sentada tomando un café en la barra.

-Buenas tardes, señorita Scully.- Saludó Remus, tranquilamente.

-Hola... ehmm... ¿cómo debo llamarlo? -Respondió ella en voz muy baja.

-Sólo llámeme John, por favor. - Respondió Remus con una ligera sonrisa, sentándose a su lado. Entonces continuó

-¿En dónde está el señor Mulder?

-Él no ha dormido bien últimamente, así que decidió acostarse algo temprano; parece estar teniendo algo más que pesadillas. Él cree estar viendo los sueños de... alguien más.

-¿Es de alguien a quien ustedes conozcan?

-No sé que decirle al respecto. La verdad es que cuando él me lo dijo...

-¿Él sabe de quien se trata? -.Preguntó Remus cautamente.

-Es que es tan... bueno, no es muy... ¡es que no puede ser posible! -Respondió Scully, quien parecía sumamente incómoda teniendo esta conversación con Remus.

-Bueno, creo que está por demás decirle que no hay imposibles. -Respondió Remus sonriendo ante la exasperación de Scully. Le parecía a él tan extraordinario estar ahí conversando con una persona tan "científicamente muggle". Era obvio que ella no compartía las creencias de su compañero, y se debatía en una lucha interna entre las cosas que había visto y la manera de probarlo científicamente.

-Mire. Lo que ocurre es que Mulder ha estado investigando con demasiado ahínco. Es hasta cierto punto normal que tenga esos sueños sobre el tal Sirius Black y...

-¿Cómo dijo? -La interrumpió Remus algo sorprendido.

-Mulder ha estado teniendo sueños en los que él ha visto a ese hombre llamado Sirius Black. ¿Supongo qué usted sabe de quién le hablo, verdad? -Dijo Scully, mirando brevemente a Remus, quien tenía una expresión inescrutable en el rostro.

-¿Pero, en qué forma lo soñó?-.Preguntó Remus, bruscamente.

-Bueno, creo que eso más bien debería preguntárselo a él. Yo no estoy muy segura de haberle entendido.- Hizo una pausa, mientras le daba un sorbo a su café. Remus permanecía con la mirada ausente y no dijo nada más. Scully continuó entonces. -¿Qué es lo que sabe usted sobre ese Sirius Black? -Preguntó de manera despreocupada; no parecía haber notado el efecto que habían tenido sus palabras en Remus; éste, por su parte, no respondió de inmediato, si no que se le limitó a pedir unos cuantos bocadillos y una taza de té, solicitándole al mesero que se los enviara a su habitación. Se puso de pie entonces y le dijo a Scully:

-Si gusta acompañarme ahora a mi habitación, tal vez pueda hablar con usted acerca de él. No es muy prudente que abordemos ese tema aquí-. Respondió Remus en voz muy baja. Hizo una inclinación de cabeza como si se estuviera despidiendo y añadió. -La veré más tarde.

Al mismo tiempo, en la Ciudad de México, Victoria se encontraba viajando por una avenida en su automóvil. "Steve" iba con ella, asomado por la ventana, observándolo todo con gran interés. Se dirigían a ver a una persona que leía las cartas y que también sabía leer la mano. No estaba muy segura de que eso fuera a resultar de alguna ayuda, pero "Steve" se mostró totalmente a favor.

Victoria aún se cuestionaba acerca del origen de su extraño acompañante. Era obvio que "Steve" poseía habilidades sorprendentes; ella ya lo sabía, incluso antes de que él demostrara que era capaz de transformarse en un perro. Ya habían estado pasando cosas curiosas desde antes. Objetos que estallaban, cosas que comenzaban a flotar y que repentinamente caían al suelo, el cambio en el color del poddle de la vecina... Este hombre era una especie de mago. Algo así como los que salen en las películas, o en los libros de cuentos, pensaba ella. Pero no, no era igual. Esas no son más que historias ficticias; cuentos para niños, se decía mientras esperaba a que la luz del semáforo cambiara. Había ocasiones en las que trataba de convencerse de que todo era producto de su imaginación y que un buen día se despertaría y se daría cuenta de que todo ese tiempo había estado soñando. Sin embargo, cada mañana desde hacía más de un mes, ella se encontraba con el desayuno preparado y a "Steve" sentado a la mesa del comedor, dándole los buenos días, alegremente.

Ahora él lucía mucho mejor en comparación con la noche en que lo conoció. Seguía llevando el cabello muy largo, y aunque no era un hombre precisamente joven y su rostro reflejaba que había pasado por años muy difíciles, tenía un cierto aire de distinción... sí, decididamente era guapo.

Finalmente llegaron al lugar y bajaron del automóvil. Victoria estaba muy nerviosa, pero "Steve" parecía tranquilo. A ella le pareció indicado tener una pequeña charla antes de entrar.

-Muy bien, "Steve". De esto se trata. Esta mujer va a leerte las cartas y luego te leerá la mano. Supongo que ella no habla inglés, así que trataré de traducirte todo lo que ella diga tan rápidamente como pueda. ¿Está bien? "Steve" asintió con la cabeza y dijo:

-¿Realmente crees que esta mujer pueda ayudarme? -Ya no sonaba tan convencido. Más bien parecía algo renuente. Sin embargo trataba de entender a Victoria, ya que se imaginaba que todo esto no debía ser fácil para ella

-Honestamente, no lo sé. Pero tenemos que tratar, ¿no crees? "Trata y vuelve a tratar" ese es mi lema. -Dijo Victoria, un poco más animada. "Steve" se encogió de hombros y finalmente se aproximaron a la casa. Llamaron a la puerta y les abrió un niño, que simplemente se les quedó mirando.

-... emmm, disculpa, estamos buscando a la señora Martínez. -Dijo Victoria, un poco incómoda. El niño no respondió, miraba con mucha atención tanto a Victoria como a "Steve". No dijo una sola palabra, pero se aproximó a "Steve", le tomó de la mano y le puso un papelito en ella. Entonces se aproximó a la puerta una mujer de unos cincuenta años. Miró con gran curiosidad a Victoria y a "Steve" y entonces dijo -¿Usted es Victoria?

-Sí, vengo de parte de Tere González, me dijo que tal vez usted pudiera ayudarme con...

-¡Si, claro! Pásele, los estaba esperando.

Victoria le hizo una seña a "Steve" y ambos penetraron en la vivienda. Era una lugar muy sencillo. Tenía una salita pequeña y maltratada y una televisión grande que tenían sintonizada en las "telenovelas".

La mujer habló en voz baja al niño, quien inmediatamente fue a apagar la televisión y salió de la casa.

-¡Pasen, pasen! -Insistió la mujer. -Ustedes perdonarán el "tiradero" pero es que he estado algo atareada.

La siguieron a la habitación contigua, donde había una mesita de madera pequeña. Trajo dos sillas viejas de madera y les pidió que se sentaran, frente a la mesa. Ella se sentó del otro lado, sacó una baraja y entonces habló.

-¿Es a él a quien voy a "echarle las cartas"?

-Sí, así es. -Respondió Victoria.

-Él no habla español, ¿verdad? Bueno, eso no importa mucho, pero primero quiero leerle la mano.

Dicho esto le pidió la mano a "Steve", quien volteó a ver a Victoria. Ella le dijo que extendiera la mano izquierda. (nota: gracias a "caballo de fuego" por la aclaración ) Él lo hizo, y la mujer comenzó a revisarla con detenimiento. "Steve" se sentía algo tonto, pero no quiso decir nada. La mujer observaba con gran atención la mano de "Steve", mientras que un su rostro se reflejaba una perplejidad creciente.

-Jamás había visto algo como esto. -Comentó más bien para ella que para "Steve" o para Victoria.

Continuó así durante varios minutos y luego soltó la mano de "Steve". Entonces le dijo a Victoria:

-Yo no puedo ayudarlos. Esto va más allá de mis capacidades. -Dijo la mujer, muy seria, al tiempo en que se ponía de pie. Entonces añadió: -Lo que ustedes necesitan es una bruja. Pero una bruja de verdad. No de esas que salen en la tele. Si quieren, les doy la dirección de una muy buena que vive en Oaxaca...

-Espere, un momento... en el supuesto caso de que realmente quiera yo consultar a una bruja, ¡¿qué le hace pensar que vamos a ir hasta Oaxaca! -Dijo Victoria, quien no parecía nada complacida con la respuesta. "Steve" la observaba y aunque no entendía lo que decían, se daba cuenta de la esencia de las palabras de la mujer.

-Es que él no es un hombre común y corriente. Yo creo que eso tu ya lo sabías, desde mucho antes de venir aquí.

-¿Qué es él entonces? -Dijo Victoria.

La mujer no respondió, simplemente se limitó a escribir algo en una tarjeta que luego le entregó a Victoria y dijo: -Hay una sombra negra que lo persigue. Tienen que encontrar la manera de que regrese a donde pertenece, por que si no, cosas terribles van a pasar. Y la verdad yo no quiero verme mezclada en esto. Yo tengo mis problemas como para preocuparme por los de ustedes.

Mientras decía todo esto, había ido acercándose a la puerta, la abrió y les hizo señas para que se fueran.

Una vez afuera, ambos subieron al automóvil. Victoria estaba muy molesta porque consideraba que no habían hecho nada más que perder el tiempo. "Steve" por su parte, no creía que fuera para tanto, después de todo, esa mujer al menos les había dado una pista. Mientras pensaba en esto, cayó en cuenta de que en la mano tenía el papelito que el niño le había dado cuando llegaron. Comenzó a examinarlo con atención y entonces le preguntó a Victoria: -¿Qué dice aquí?

Ella revisó el papelito y lo leyó cuando se detuvieron en un semáforo. El papel tenía escrito con letra irregular, estas palabras que, como estaban en español, "Steve" no las comprendió, decía: "HARRY TE ESPERA"

-Dice que Harry te espera. -Respondió Victoria de mala gana. Seguía muy malhumorada y casi no ponía atención a su acompañante; así que no pudo darse cuenta de la expresión que adquirió el rostro de "Steve" en ese momento.

Esas palabras, no parecían tener ningún sentido. Sin embargo, él sabía que ese mensaje estaba destinado para él y nada más que para él. ¿Quién podría ser "Harry"? Ese nombre le decía algo, pero no sabía precisar de quien se trataba o por qué era importante para él.

Continuaron viajando por las calles de la Ciudad de México, hasta que llegaron finalmente al departamento de Victoria.