The Magical Files
Disclaimer:
Nada del mundo de Harry Potter me pertenece, todos los derechos son de J.K. Rowling; Mulder y Scully tampoco son míos, estos personajes así como todo lo relacionado con "Los Expedientes Secretos X" es obra de Chris Carter. La historia y uno que otro personaje despistado que aparece en ella, definitivamente son míos.
Capítulo XXV. La Noche de un Día Dificil.
Durante la fiesta de cumpleaños, Harry se sintió mucho más animado de lo que había estado en las últimas semanas. Todos procuraban actuar con cautela, para no contrariarlo; y aunque él se los agradecía, también se daba cuenta de que no era necesario. La plática que había tenido con Lupin le había hecho recobrar sus fuerzas y ahora se sentía mucho más optimista respecto al futuro.
Fred y George animaron la noche con unos cuantos "Magifuegos salvajes Weasley"; cosa que no pareció alegrar mucho a la señora Weasley, pero no dijo nada al respecto.
Por su parte, Hermione y Ron estaban sentados a cada lado de Harry, mientras este destapaba los obsequios que le habían dado. Hermione le había regalado una curiosa mochila, en la que podía meterse una gran cantidad de objetos, sin importar el tamaño que tuvieran. La señora Weasley le había tejido un nuevo sweter y por supuesto se había encargado de preparar la comida, así como un gran pastel de cumpleaños. Hagrid le regaló una caja de golosinas, aunque se sintió algo apenado porque comprendía que Harry ya estaba bastante grandecito como para recibir solo dulces en su cumpleaños; sin embargo, Harry se lo agradeció de todas formas. Ron le obsequió un bonito poster autografiado por los jugadores de quiditch que habían estado en el último juego de estrellas del Reino Unido.
La celebración siguió durante varias horas y al llegar la noche, todos los invitados comenzaron a retirarse; antes de eso, Harry le pidió a Lupin que le mostrara la motocicleta y que le enseñara como manejarla; Ron y Hermione los siguieron.
-Aquí la tienes, debes procurar ganar algo de velocidad antes de hacerla volar; entonces debes pulsar este botón de aquí y la moto se elevará de inmediato. Para descender debes volver a pulsar el botón y la moto irá perdiendo altura lentamente, así que debes tener cuidado de elegir un buen sitio para aterrizar.
Dicho esto, Harry se montó en la motocicleta. La puso en marcha y después de unos minutos la hizo volar. Era sin duda, una experiencia extraña. A diferencia de su "saeta de fuego" la motocicleta hacía todo el ruido que un vehículo con motor haría, pero la sensación era igualmente agradable. Después de dar unas cuantas vueltas descendió y se aproximó a Remus, Hermione y Ron que lo observaban encantados. Entonces dejó que Ron y Hermione montaran un rato la motocicleta. Ron estaba feliz, pero Hermione no estaba muy convencida, sin embargo aceptó.
Cuando se alejaron Harry los observó muy contento y repentinamente soltó una sonora carcajada. Remus volteó a verlo algo sorprendido y dijo:
-¿Qué es tan gracioso?
-Es que acabo de acordarme de algo. Una vez soñé con una motocicleta que volaba y cometí la torpeza de mencionarlo delante de mis tíos. Debería haber visto la cara que puso tió Vernon.- Dijo Harry entre risas y entonces añadió, imitando la voz de su tío Vernon: -"¡Las motos no vuelan!"
Remus rió levemente y volvió a mirar hacia Ron y Hermione que en esos momentos daban algunas vueltas al rededor de una árbol.
-Gracias, profesor Lupin.- Dijo Harry repentinamente.
-No tienes nada que agradecerme Harry, aunque me gustaría pedirte un pequeño favor.
-¿Qué es?
-¿Podrías simplemente llamarme Remus?
Harry volteó a verlo, sonrió ampliamente y asintió con la cabeza.
------------------
Al mismo tiempo. Severus Snape se encontraba tendido en una cama, mirando hacia el techo de la habitación. Aún estaba algo adolorido por los efectos de la maldición cruciatus y permanecía con los ojos muy abiertos, pensando. Aún le costaba trabajo creer que estaba con vida. Recordaba como si hubiese sido hace miles de años la conversación que sostuviera la noche anterior con Dumbledore. Sus palabras resonaban en su cerebro: "Espero que sepas lo que estás haciendo, Severus"
Sí, él también lo esperaba. Aunque desde hacía algún tiempo, ya no estaba tan seguro. Pero sólo él sabía lo que estaba haciendo y sólo él conocía sus motivos. Nadie más podría averiguarlo. Ni Dumbledore ni Voldemort.
Se sentía algo sofocado. Nunca pensó que volvería a aquél lugar, el cuál solo guardaba malos recuerdos para él: la casa de sus padres. "Sin lugar a dudas, el destino tiene sentido de ironía... qué más da... a final de cuentas, técnicamente soy hombre muerto" Pensó Severus con amargura, se dio la vuelta y se dispuso a dormir.
----------------
Ya de vuelta en su hotel, Mulder y Scully se dirigieron cada uno a sus habitaciones; estaban completamente empapados. Scully estaba furiosa y Mulder se encontraba algo decepcionado. "¿Cómo saber que iba a llover de esa forma?". De todos modos habían logrado visitar Stonehenge, aunque no lograron ver ninguna nave alienígena volando por ahí; lo cual no resultó una gran sorpresa para Scully.
-¡Mulder, estas han sido sin lugar a dudas, las peores vacaciones de mi vida!
-Vamos Scully, no te enojes. ¡No es para tanto!
Scully no lo escuchaba, le cerró la puerta en la nariz y no quiso saber nada más.
------------------
En la Ciudad de México, Victoria y "Steve" ya se encontraban de vuelta en el departamento de ella. La idea de ir al cine, no había resultado tan bien como Victoria lo había imaginado. En primer lugar, y a insistencia de "Steve" se metieron a ver una película de caricaturas llamada "Todos los Perros Van al Cielo" y aunque "Steve" parecía estar disfrutando bastante, estuvieron cerca de que los sacaran de la sala porque él no paraba de hablar y de ponerse de pie, mirando hacia todas partes muy sorprendido. Cuando salieron, se puso a arrojarle palomitas a Victoria, lo cual hizo que uno de los empleados del cine los reprendiera. "Steve" se puso de malas y a regañadientes abandonaron el cine; aunque no lo suficientemente rápido, ya que las máquinas de palomitas de maíz comenzaron a volverse locas y lanzaron su contenido por los aires.
Victoria, se sentía bastante molesta y durante el trayecto a casa no dijo nada. "Steve" aún comentaba que la trama de la película le había parecido algo cursi, pero que a final de cuentas fue una historia entretenida; no parecía notar que a Victoria la experiencia no le había parecido tan gratificante como a él. Al menos no hasta que, mientras esperaban en un semáforo, ella lo volteó a ver con ojos asesinos cuando él preguntó que cuando irían al cine de nuevo.
