The Magical Files
Disclaimer:
Nada del mundo de Harry Potter me pertenece, todos los derechos son de J.K. Rowling; Mulder y Scully tampoco son míos, estos personajes así como todo lo relacionado con "Los Expedientes Secretos X" es obra de Chris Carter. La historia y uno que otro personaje despistado que aparece en ella, definitivamente son míos.
Capítulo XXVI. Reflexiones de Media Noche.
Habiendo concluido la fiesta de cumpleaños de Harry, ya en la mansión de Perenela Flamel, sólo quedaron Harry, Hermione y Ron, quienes se quedarían ahí sólo por esa noche. Perenela les dio permiso de acampar en el jardín; implementaron un campamento con unos sacos de dormir e hicieron una pequeña fogata. Los chicos permanecieron despiertos hasta muy tarde y desde la ventana de una habitación, Remus los observaba complacido, rememorando los viejos tiempos. Entonces escuchó que la puerta se abría y en ese momento entró Albus Dumbledore.
-¡Buenas noches, Remus¡Qué gusto verte!
-¡Hola Dumbledore!.- Respondió Remus extendiéndole la mano.- Gracias por acceder a hablar conmigo... ¿supongo que ya te imaginarás cual es el tema, verdad?
Dumbledore asintió suavemente con la cabeza y se sentó en una silla, instando a Remus a que hiciera lo propio.
-Dime Dumbledore, necesito saberlo. ¿Realmente crees que exista una posibilidad... por mínima que sea de que... él se encuentre con vida? -Remus lo miraba con ansiedad. Había pensado mucho en plantear aquella pregunta y ahora no estaba ya tan seguro de querer oír la respuesta.
Dumbledore no respondió de inmediato; durante varios minutos se dedicó a observar a Remus. Desvió un momento la mirada y entonces dijo: -Remus, por lo que he podido averiguar, existen dos explicaciones a esos sueños que el señor Fox Mulder ha estado teniendo.
-¿Cuáles son?
-Una podría ser, que Sirius se encuentre con vida, tal vez perdido en un lugar extraño y que no pueda comunicarse con nosotros.
-¿Y cuál es la otra opción?
-Que efectivamente haya muerto, pero que su espíritu se haya quedado atrapado en el limbo...
-...lo cuál es mucho peor a que simplemente haya muerto. -Continuó Remus, con voz apagada. Guardó silencio y meditó en lo que Dumbledore había dicho. La respuesta era más o menos como se la había imaginado; pero no quería pensar en ello. Le producía un intensa aflicción, ya que si en verdad Sirius había muerto y no había podido dejar este mundo del todo, su espíritu andaría por ahí vagando, sin salvación alguna... por otra parte, se resistía a abrazar la otra posibilidad, ya que de no ser cierta, sería como volver a perder a Sirius.
-Remus, comprendo que esto pueda costarte trabajo de asimilar, pero debes darte cuenta de que aún no tenemos ninguna manera de comprobar ni una cosa, ni la otra. Es por eso que debo hablar en persona con el señor Mulder. También es preciso que Harry no sospeche nada de esto.
-Pero Dumbledore, no puedes ocultarle esta información a Harry, él...
-...él ha acabado por aceptar la pérdida de Sirius.- Replicó Dumbledore lentamente.
Remus no supo que responder. Dumbledore, continuó:
-No puedo permitir que Harry se aferre a una esperanza que no le permita continuar adelante. Él tiene un propósito mucho más grande de lo que yo mismo creí. Ahora, imagina por un momento que, después de haber estado completamente seguro de que Sirius murió, Harry supiera que existe una ínfima posibilidad de que esté con vida... ¿qué crees tú que haría, Remus? Harry haría cualquier cosa por recuperar a Sirius, de donde quiera que se encontrase. Iría a cualquier lugar y hasta arriesgaría su vida. ¿Pero qué tal si no hay tal posibilidad¿qué tal si es una falsa esperanza¿qué tal si no existe forma alguna de hacerlo volver? Es necesario que él permanezca ignorante de todo esto, hasta que tengamos la certeza de lo que realmente le ocurrió a Sirius.
Remus no respondió nada, pero se puso de pie y comenzó a pasear por la habitación, impaciente. Volvió a sentarse y entonces dijo: -¿Y qué tal si es verdad? De la misma forma en que ha llamado nuestra atención, lo mismo parece haber atraído la atención de Voldemort.
-Así es, por eso es necesario que yo pueda entrevistarme con Fox Mulder y podamos precisar cuál es la conexión que él tiene con Sirius, ya sea que este vivo o no.
-¿Y no crees que Voldemort pueda usarlo contra Harry?
-Esa es justamente la razón por la que te pedí que hablaras con los dos agentes. Es probable que Voldemort haya llegado a las mismas conclusiones que yo y pretenda utilizar esta información para emboscar a Harry. Así que lo más probable es que busque establecer contacto con Fox Mulder.
Remus se sintió algo alarmado, ya que recordó que Mundungus Fletcher se encargaría de mantener vigilados a los dos agentes del FBI, mientras que él asistía a la fiesta de Harry.
-No te preocupes, ellos están bien. Mundungus ya ha enviado su reporte. Pero permanecerá en la villa hasta que tu vuelvas.
-Bien... supongo que será mejor que regrese ahora...
-Remus, a pesar de todo, es importante que no olvides el objetivo de tu misión. Tal vez estemos muy cerca de encontrar el escondite de Peter Pettigrew, pero puede que te encuentres con algo más.
-Si, ya había previsto eso. Kingsley me contó también cual será el plan de acción, para mañana en la noche... ¿cuándo piensas hablar con Mulder?
-Espero que podamos hacerlo pasado mañana. Todo dependerá de lo que suceda mañana.
-De acuerdo, Dumbledore. Me retiro entonces.- Dijo Remus, poniéndose de pie. Dumbledore se levantó también y le estrechó la mano, mirándolo intensamente.
-Buena suerte, Remus.
Remus salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.
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Mientras tanto, Mulder volvía a enfrentarse al predicamento de no poder conciliar el sueño. Estaba muy cansado, pero no podía dormir. Se puso de pie y dio un par de vueltas por su habitación. Ahora que estaba sólo, se había puesto a reflexionar en algunas de las cosas que Lupin les había contado esa misma mañana. No podía comprender como es que había conseguido hacer contacto psíquico con alguien a quien no conocía, especialmente si esa persona ya había muerto... pero¿realmente estaba muerto¿Cómo saberlo? Mulder recordó entonces aquella ocasión en la que él mismo estuvo al borde de la muerte. Si bien es cierto que era muy poco lo que podía recordar, sabía que mientras un indio navajo trataba de sanarlo, él había deambulado en una especie de mundo de ensueños; recordaba lejanamente lo que su padre le había dicho y cómo le había animado a volver a la vida... "tal vez esa sea la conexión" pensó Mulder, "tal vez sea por eso que me contactó a mi, ya que si se supone que murió, puede que haya encontrado una forma de comunicarse conmigo... supongo que debe haber quedado algún tipo de rastro en mi, después de esa curación que los navajos me hicieron..." Pero la explicación no le parecía suficientemente satisfactoria, no porque no pensara que una conexión de ese tipo fuese posible, sino porque los sueños habían parecido demasiado reales; lo que más le inquietaba era el hecho de que en ellos, él parecía intercambiar su personalidad con la de Sirius Black.
Mulder consideró que lo mejor que podía hacer era dormir, tenía al menos que intentarlo, ya eran casi las dos de la mañana. Tratando de poner su mente en blanco, se metió en la cama y después de algunos minutos finalmente se durmió.
Mulder abrió los ojos repentinamente y vio que se encontraba en una especie de calabozo. Notaba que llevaba puesta una especie de túnica de mago muy sucia y maltratada y que su cabello estaba tan largo que le caía sobre la cara. A través de las rejas alcanzaba a distinguir un pasillo tenuemente iluminado por antorchas.
Se levantó de donde había estado acostado y se aproximó a la reja, muy despacio. Trató de asomarse, pero no podía ver gran cosa, porque estaba muy oscuro, sin embargo podía escuchar unos pasos que se acercaban. Entonces se vio a si mismo. ¡Ése era él¡Estaba ahí afuera, de la celda mirándose a si mismo! Trató de decir algo pero entonces se dio cuenta de que la persona que estaba del otro lado volteaba hacia un extremo del pasillo con mirada alarmada. Un intenso frío se extendió y Mulder sentía que se asfixiaba. El hombre volteó entonces a ver a Mulder y gritó desesperado¡SIRIUS¡¡¡DESPIERTA!
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Remus no tenía idea de cuanto tiempo llevaba durmiendo, cuando abrió los ojos. Todo estaba muy oscuro y hacía demasiado frío. De repente tuvo la impresión de que algo malo estaba ocurriendo y se levantó de la cama de un salto, tomó su varita y se fue directo hacia la puerta, pero antes de que llegara a abrirla escuchó un grito que parecía provenir de la habitación de Mulder. Se quedó quieto unos segundos, pasmado. Se recuperó rápidamente y salió de la habitación, precipitándose por el pasillo. Estaba completamente oscuro, parecía como si hubiese habido un apagón, pero de manera repentina las luces regresaron. Llegó a la habitación de Mulder y encontró la puerta abierta. Respiró aliviado en cuanto vio que Scully ya se encontraba ahí y que estaba cerca de Mulder. Ambos estaban muy alterados, pero no parecían estar heridos.
-¿Están bien los dos¡¿Qué fue lo que pasó!- Remus miraba a una y otro, pero ninguno de los dos podía responder. Remus se acercó entonces a la ventana como si buscara algo, pero no alcanzaba a distinguir nada, ya que las lámparas eléctricas estaban apagadas, pero de repente, comenzaron a encenderse una a una.
Remus sabía exactamente lo que estaba buscando, aunque comprendió que ya se habrían marchado. Se alejó de la ventana entonces y salió apresuradamente de la habitación; Scully lo vio alejarse y aunque deseaba preguntarle qué era lo que estaba pasando, no conseguía hilar las palabras necesarias. Se sentía sumamente abrumada, cómo si toda la esperanza y la alegría la hubiesen abandonado.
Mulder no decía nada. Se sentía exhausto, cómo si acabase de subir por una pesada cuesta. Sentía gruesas gotas de sudor frío que le recorrían la frente.
Remus volvió casi de inmediato y se aproximó a los dos agentes, dándoles algo.
-¡Tomen, cómanse esto ahora mismo!- Dijo Remus imperativamente.
Mulder y Scully recibieron lo que Remus les estaba dando, sin protestar y comenzaron a comerlo. De inmediato, ambos sintieron como las fuerzas les volvían al cuerpo.
-Esto es... - Comenzó Scully examinando lo que estaba comiendo.
-Es chocolate. Les ayudará a sentirse mejor. Me temo que no hay nada más que pueda hacer de momento.
Mulder y Scully continuaron comiéndose el chocolate en silencio y una vez que lo terminaron, Mulder volteó a ver a Remus, quien estaba muy pálido y se veía alterado.
-¿Los vieron¿vieron a los seres que acaban de estar aquí?- Preguntó Remus intempestivamente.
Mulder asintió con la cabeza, tenía la mirada extraviada.
-Yo también los vi. Eran dos... - Scully estaba a punto de decir "hombres" pero no estaba segura de que siquiera fueran humanos.
-¿Pero que eran?- Preguntó Mulder con hilo de voz.
-Se llaman dementores. Y son las criaturas más delesnables que existen. No puedo creer que se hayan atrevido a entrar aquí. Este es un muy mal síntoma...
Remus iba de un lado a otro de la habitación, seguido por las miradas de Mulder y Scully. Se detuvo en seco y dijo: -Tengo que dar aviso de esto.
En ese momento entró un empleado del hotel, estaba algo despeinado y parecía que se había vestido muy deprisa, porque llevaba un tenis y una pantunfla. Sin ningún preámbulo, preguntó: -¡Qué ocurre¿Se encuentran todos bien?
Los tres voltearon a verlo, pero de momento se quedaron sin saber que contestar. Entonces Scully, dijo, en voz algo más alta de lo que pretendía:
-¡Todo está bien gracias! Es sólo que Mulder vio un hmmm... ¡una lechuza! Si, eso fue, entró volando por la ventana y...
El empleado la miraba algo receloso. Volteó a ver hacia la ventana y se dio cuenta de que estaba cerrada.
-Sí, yo escuché el grito de mi compañero y entré, pero la lechuza ya se había marchado, así que cerré la ventana.- Continuó Scully un poco más segura de sí.- Lamento todo el alboroto que causamos. No fue nuestra intención.
-Oh, no es problema. Pero es que sentí como que algo no andaba bien y luego escuché el grito del señor Mulder y pensé que tal vez habría ocurrido algo malo. Bueno, me retiro, parece que algunos de los huéspedes también están algo alterados, así que iré a ver en que puedo ayudarlos. Con permiso.- Ya se retiraba el empleado, cuando volvió de repente y les preguntó: -Por cierto¿no sintieron como que hacía mucho frió? Una señora de la planta baja se quejó también. Ya revisé el aire acondicionado, pero todo está bien.
Todos se encogieron de hombros y el empleado, entendió que era obvio que ya no deseaban prolongar más esa plática así que sin más ni más se retiró.
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Al mismo tiempo, Victoria y "Steve" se encontraban sentados ante la mesa del comedor, tomándose una taza de café. "Steve" estaba algo nervioso. Se veía sumamente alterado y aunque Victoria se moría de ganas de preguntarle que era lo que había visto o soñado esta vez, se contenía porque lo veía más alterado que nunca desde que vivía con él.
Después de varios minutos, "Steve" pareció estar listo para hablar, aunque a Victoria le daba la impresión de que no encontraba las palabras para describir lo que había visto.
Haciendo acopio de sus fuerzas, "Steve" finalmente habló:
-Victoria... hay algo realmente malo que se cierne sobre mí... esta vez fue mucho peor que las otras. Es como si ese algo siempre hubiese estado presente, pero esta vez, casi pude palparlo...
-¿Qué fue lo que viste "Steve"?
-... fue cómo un recuerdo... algo que en apariencia está muy lejano ahora, pero se que es algo que dejó una profunda huella en mí.
-¿Es algo muy malo?- Preguntó Victoria con cautela. "Steve" meditaba su respuesta. No estaba seguro del efecto que iba a tener lo que estaba a punto de decir.
-Victoria. Ya no puedo continuar viviendo contigo.
-¿Pero por qué¿Qué es lo que pasa?
-¡Es que no tienes ni idea de quien soy ni de lo que fui! Este último sueño me mostró un rasgo de mi pasado y he logrado comprender muchas cosas. Soy un prófugo de la justicia. ¡Estuve preso y de alguna forma conseguí escapar!- Victoria se le quedó mirando. Trataba de asimilar lo que "Steve" le estaba diciendo, pero su voz le sonaba como si él estuviera a cientos de kilómetros a la distancia.
-¿Pero cómo puedes estar seguro de eso¿Cómo sabes que estabas preso por haber cometido algún crimen¿Acaso recuerdas esa parte¡Dime¿Recuerdas el motivo por el que estabas preso?- Victoria hablaba rápidamente. La voz le temblaba.
-¡No puedo recordarlo Victoria¡¡¡No sé si me están buscando, no sé cuanto tiempo estuve preso, ni tampoco puedo recordar que fue lo que hice! Todo lo que puedo decirte es que no hay manera alguna de que continúe viviendo contigo.
Dicho esto, se levantó de la mesa y se dispuso a salir. Victoria tardó un momento en reaccionar. Se puso de pie y sujetó a "Steve" por el brazo.
-¿Pero a donde vas a ir¡No tienes dinero, ni conoces esta ciudad¡Por Dios¡¡¡Si ni siquiera hablas español!
Pero "Steve" no la escuchaba, ya se había acercado lo suficiente a la puerta y comenzó a abrirla, pero Victoria no le soltaba el brazo. Se detuvo un instante, se dio la vuelta, tomó la mano de Victoria y entonces le dijo con voz suave.
-Victoria, ya has hecho demasiado por mí... no podría, bajo ninguna circunstancia ponerte en peligro. Debo continuar esta búsqueda yo sólo. De alguna forma, sé lo que tengo que hacer, pero necesito un poco de tiempo...
-¿...tiempo, eso es todo lo que necesitas?- Dijo Victoria, sin poder evitar que las lágrimas se le salieran.
-...sólo unos días Victoria. Dame tan sólo unos cuantos días. Yo volveré. Te lo prometo.
Victoria bajó la mirada y recargó su cabeza en el pecho de "Steve". Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano y tratando de sonar un poco más alegre, levantó la cara para mirarlo y entonces dijo:
-¡Pero no puedes irte así! Espera un momento.- Dijo soltándolo y se dirigió a su habitación. Cuando salió traía una pequeña mochila; luchaba por guardarle unas cuantas cosas, al mismo tiempo que caminaba hacia "Steve".
-Toma, llévate esto. Es una cobija y algunas playeras. También te puse un poco de dinero, aunque no es mucho, pero de algo te ha de servir. ¡Ah! Y pensé que esto también podría serte útil.- Dijo al tiempo que le mostraba, lo que ella suponía debía ser la varita mágica de "Steve".
"Steve" sonrió complacido y la abrazó, diciéndole al oído.
-¡Gracias, Victoria! Eres una mujer extraordinaria.
Victoria asintió y cuando se separaron, ella dijo, mientras se quitaba un anillo que llevaba:
-"Steve", quiero que tengas esto.- Le tendió un anillo plateado que no tenía ningún dibujo, y que Victoria siempre usaba.
"Steve" lo observó casi con beneración y se lo colocó en el dedo meñique de la mano derecha.
-¡Gracias! Te lo devolveré pronto... es una promesa.
Victoria asintió con la cabeza. "Steve" le dio un beso en la frente y sin decir nada más salió del departamento.
