The Magical Files

Disclaimer:

Nada del mundo de Harry Potter me pertenece, todos los derechos son de J.K. Rowling; Mulder y Scully tampoco son míos, estos personajes así como todo lo relacionado con "Los Expedientes Secretos X" es obra de Chris Carter. La historia y uno que otro personaje despistado que aparece en ella, definitivamente son míos.

Pero antes, un precioso comercial!

Me alegra que estén disfrutando la historia (bueno, al menos por lo que respecta a las dos personas que han dejado reviews ¬¬) cómo quiera que sea espero que continúen hasta el final. Me gustaría saber, por qué encontraron tan extraño el beso entre Scully y Lupin? No es que quiera asustarlos, pero todavía faltan bastantes capítulos, ojalá no se les haga demasiado pesado. Oh! Y otra cosita, si existiera alguna cosa que me pudieran recomendarme, se los agradecería infinitamente. See you then!

Capitulo XXIX. De vuelta a la Realidad.

Hacía mucho tiempo que Remus no se sentía tan dichoso. Todos sus años de soledad parecían estar desvaneciéndose en ese prolongado beso. La ternura y calidez con que ella lo besaba le hacían sentir como si nada al rededor existiera y deseaba que ese momento durara una eternidad. No quería pensar en nada ni en nadie. Era como un sueño. Sin embargo, comprendía que no duraría mucho... de un momento a otro tendría que volver a la realidad.

Se separaron lentamente y se quedaron mirando uno a otro, sin saber que decir.

Scully se recargó nuevamente en el pecho de Remus y él correspondió al gesto, abrazándola tiernamente. Pasaron unos minutos así y entonces ella dijo:

- Lo siento, yo... no sé que me pasó...

- No tienes nada de que disculparte, fui yo quien se dejó llevar...

- Todo lo que está pasando es tan extraño para mi... me siento avergonzada. Se supone que no debería actuar de esta forma, no es propia de mí.

- Entiendo.- Respondió Remus con voz queda, y continuó: -Tal vez sea mejor que nos olvidemos de esto. Simplemente haremos como que nada pasó... ¿está bien?- Scully asintió levemente con la cabeza.

Ambos guardaron silencio, aunque permanecieron abrazados durante varios minutos. Finalmente se separaron y entonces escucharon unos pasos que se aproximaban. Era Mulder, que caminaba lentamente y parecía algo distraído. Cuando llegó hasta ellos, se dirigió a Remus diciéndole:

-Dumbledore se ha ido, pero me ha explicado unas cuantas cosas y me ha pedido que les comunique lo que haremos esta noche.

Scully lo observaba con atención. Conocía de sobra a su compañero y sabía que algo le preocupaba.

- ¿Mulder, qué ocurre?

Mulder tomó aire y entonces dijo:

- Será mejor que nos sentemos un rato, lo que tengo que decirles no será fácil y menos para ti Scully.

Remus y Scully se voltearon a ver y entonces los tres se sentaron sobre el tronco de un árbol caído.

Ya eran más de las cuatro cuando Mulder terminó de explicarles lo que iban a hacer esa misma noche y Scully se encontraba algo contrariada. Mulder había sugerido que tal vez fuera buena idea que ella permaneciera en la posada, pero Scully no estaba dispuesta a abandonar a su compañero cuando más le necesitaría, así que esa opción quedó descartada. Remus procuraba no mostrar su preocupación, pero también se sentía algo alterado. Comprendía perfectamente lo que Dumbledore trataba de hacer, pero eso no lo confortaba en lo más mínimo. Si algo salía mal, las consecuencias podrían ser desastrosas. Salieron del bosque y se dirigieron a la posada. Aunque los tres seguían algo preocupados, trataron de no pensar más en lo que iba a suceder esa noche, así que Remus comenzó a hacerles preguntas acerca de lo que hacían en su país. Mulder se animó un poco y le narró algunas de las experiencias que habían tenido; le contó de algunas criaturas extrañas que habían enfrentado y de los desagradables encuentros que habían tenido con brujas.

Cuando llegaron a la posada, se fueron directamente al restaurante y se sentaron a comer. Scully se ausentó un momento para ir a lavarse las manos y entonces Mulder aprovechó la ocasión para decirle algo a Remus.

-Lupin, quisiera pedirle un favor muy especial.

-Dígame, Mulder.

-Escuche, no puedo negarle que estoy preocupado por lo que va a pasar esta noche, aunque por algún motivo, siento que puedo confiar plenamente en usted y en Dumbledore. Sin embargo, también me preocupa lo que pueda pasarle a Scully. Esto no le concierne directamente a ella y no quisiera que por mi causa... Solo quiero que me prometa que hará todo lo que pueda por proteger a Scully.

Remus se le quedó mirando fijamente, pensando que esa petición estaba de más. Él nunca permitiría que le sucediera nada a Dana Scully.

-Tiene mi palabra. Haré todo lo que esté en mis manos.- Dijo Remus.

-----------------------

Por su parte, "Steve" caminaba con dificultad por las pobladas calles del centro de la Ciudad de México.

Iba mirando para todas partes, pero se daba cuenta de que entre el ruido y tanta gente, le sería difícil concentrarse en lo que estaba buscando. Sin embargo, tenía que continuar.

Ahora comprendía que era lo que le había sucedido. Había atravesado una especie de portal dimensional. Recordaba vagamente haber estado en una sala obscura, y que algo le había dado en el pecho. También recordaba haber caído a través de una especie de velo, pero fuera de eso, no sabía cómo era que había llegado hasta ese lugar. Todo lo que se le ocurrió fue que debía encontrar el portal por el que había venido y tal vez pudiera volver a través de él... tal vez.

Después de caminar durante horas, "Steve" llegó a una plaza rodeada de edificios de aspecto antiguo. Era una especie de explanada, donde había un asta y una bandera gigantescas. Continuó caminando y finalmente se sentó en el suelo, a la sombra que el enorme asta proyectaba.

Observaba con atención todo lo que había a su alrededor. Por todos lados había gente caminando, algunos con aspecto abatido, otros llevando grandes paquetes. Unos más tenían apariencia de extranjeros. "Steve" vio una pequeña familia que iban por ahí caminando y sacando fotografías, y entonces se le ocurrió una idea. Se puso de pie de un salto y se aproximó a esas personas, tratando de sonar lo más amable y encantador que pudo.

-¡Buenos días! Disculpen mi atrevimiento, pero es que vine aquí con unos amigos y me extravié. Quedamos de vernos aquí en dos horas más, pero me estoy aburriendo muchísimo y como no hablo nada de español, pensé que tal vez podría recorrer el lugar junto con ustedes en lo que mis amigos vuelven por mí.

El hombre a quien "Steve" suponía el padre de aquella familia, lo miró un poco extrañado y después de evaluarlo de pies a cabeza, finalmente dijo:

-Bueno, no veo por qué no, señor...

-Bla..nk ¡"Steve" Blank!- Dijo "Steve" apresuradamente, tendiéndole la mano.

-Mucho gusto, señor Blank. Mi nombre es Ned Thompson y esta es mi esposa Lisa, mi hijo Bert y mi hija Margo.

-¡Mucho gusto!- Dijeron los Thompson al unísono. "Steve" les dio la mano a cada uno de ellos.

-Es usted británico, ¿verdad señor Blank?- Aventuró la señora Thompson.

-Hmm... si, soy de Londres.- Dijo "Steve" algo inseguro.

-¡Claro! Su acento lo delata. -Apuntó Ned Thompson alegremente, y continuó: -Nosotros somos de Chicago. Yo ya había venido aquí por asuntos de la empresa donde trabajo, pero en esta ocasión quise que mi familia me acompañara. Estamos a punto de ir al Templo Mayor, ¿ya lo ha visitado usted antes?

-Hmmm... no, no he estado ahí.

-¡Perfecto! Le aseguro que le encantará. Es un sitio histórico maravilloso. Así haremos suficiente tiempo en lo que sus amigos llegan por usted.

"Steve" se sintió aliviado de poder estar en condiciones de comunicarse y aunque no estaba seguro de qué diablos era el "Templo Mayor" no tuvo ninguna objeción en seguir a esos simpáticos norteamericanos.