The Magical Files

Disclaimer:

Nada del mundo de Harry Potter me pertenece, todos los derechos son de J.K. Rowling; Mulder y Scully tampoco son míos, estos personajes así como todo lo relacionado con "Los Expedientes Secretos X" es obra de Chris Carter. La historia y uno que otro personaje despistado que aparece en ella, definitivamente son míos.

Capítulo XXXIX. Encuentro en el Mictlán.

Victoria había sido instruida para que esperara en la habitación contigua, mientras la anciana conducía a Sirius hacia el otro lado. Se sentaron en el suelo y la anciana le ofreció entonces un recipiente de barro, con una bebida blanquizca y de olor muy fuerte. Sirius aceptó la bebida y con algo de recelo comenzó a bebérsela. Curiosamente, el líquido no tenía un sabor desagradable, aunque su consistencia era bastante viscosa. Sirius terminó la bebida y de inmediato comenzó a sentirse somnoliento de nuevo. Entre tanto, la anciana había prendido copal y el humo y el aroma ahora invadían la pequeña habitación. La anciana hizo que Sirius se recostara en donde estaba y aunque éste luchaba por mantener los ojos abiertos, poco a poco se iba sintiendo como si fuese sumergiéndose en un cálido y placentero sueño; lograba escuchar la voz de la anciana que murmuraba palabras incomprensibles para él. Lo último que alcanzó a notar fue que la anciana había puesto en sus manos unos objetos que parecían tener puntas afiladas; Sirius trataba de adivinar de que se trataba, pero no pudo hacerlo porque su mente simplemente se rehusó a seguir pensando. Todo fue envuelto por una luz blanca muy brillante y luego una obscuridad total.

Cuando Sirius abrió los ojos, se encontró con que la habitación en la que se encontraba, había desaparecido.

Se alarmó por un momento y se incorporó para verificar en donde estaba.

Era igual que en aquél sueño que había tenido justo la noche anterior... sólo que no era exactamente igual. Algo había cambiado, aunque no era capaz de decir cual era la diferencia. Todo estaba vacío y desolado. Lo único que se veía al rededor eran kilómetros y kilómetros de tierra desértica; unas montañas lejanas se dibujaban en un cielo de color azul-violeta.

-No temas "Nahualli Itzcuintli"; yo voy a ser tu guía.- Dijo la voz de la anciana; Sirius volvió a mirar en todas direcciones y entonces la vio. No era la anciana en sí, sino un pequeño conejo blanco que estaba a unos cuantos metros de él. El animal comenzó a alejarse y Sirus le siguió.

-¡Por favor, dime que es lo que está pasando! ¿Tú sabes quien soy yo? ¡Dímelo!

-Tu eres "Nahualli Itzcuintli". -Respondió la anciana.

-Si, eso ya me lo dijiste, pero ¿cómo fue que llegué hasta aquí?

-Tú atravesaste una puerta que conduce al Mictlán. Es el valle de los muertos.

-Pero entonces yo debería estar...

-Sí, pero no estabas listo para irte. No era tu momento. Aunque si te hubieras rendido, yo no hubiera podido hacer nada por ti.

-¿Eso quiere decir que tú me salvaste?

-No. Yo sólo te ayudé a volver a la Tierra.

-Pero entonces cómo...

-Itzcuintli (el perro) es tu espíritu guardián. Es quien te protege y te guía. Itzcuintli representa la lealtad y el amor incondicional. Esas son tus mayores cualidades. También representa el espíritu de aventura y la vuelta al hogar. Pero no sólo eso, los Grandes Señores le han conferido a Itzcuintli una misión especial, que es la de conducir las almas a través del Mictlán. Fue tu deseo de volver lo que evitó que murieras cuando caíste por ese portal y tu espíritu guía fue el que te llevó de vuelta a la tierra. Yo sólo fui un conducto. Durante el viaje te extraviaste y también perdiste tus recuerdos; por eso me costó trabajo encontrarte. Pero ahora las condiciones están dadas y los señores de la noche han permitido que te reúnas con dos almas que te ayudarán a recuperar tu camino.

-¿Y esas almas, pertenecen a personas que ya han muerto?

-No. Se trata de dos personas que crearon un nexo contigo. Pero sólo ellas pueden verte aquí, porque al igual que tú, ya estuvieron en este lugar.

Sirius decidió no hacer más preguntas. Todo le resultaba muy confuso; de repente tuvo una idea que no pudo dejar de expresar en voz alta.

-¡Pero entonces cualquiera podría evitar morir, si así lo quisiera! ¡Cualquier persona que deseara aferrarse a la vida!

-Como ya te dije antes, no era tu momento. Aunque si hubo algo más que te mantuvo con vida. No el simple hecho de que no quisieras irte todavía, sino que tenías una razón importante para quedarte. Deseabas quedarte para estar con alguien... Alguien que te necesita mucho y por quien tu harías cualquier cosa... incluso morir, si fuera necesario. Los Señores Nocturnos oyeron no sólo tus súplicas, sino también las de él.

Entonces Sirius comenzó a recordarlo, aún era una visión borrosa, pero estaba seguro de quién se trataba. Era Harry. Era él por quién había ido esa noche a ese lugar. Quería cuidar de él y protegerlo, ¿pero de qué?

-No te tortures más, muy pronto comprenderás todo.

Dijo la voz de la anciana, al tiempo que Sirius continuaba caminando detrás del conejo blanco.

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Mientras tanto, Mulder caminaba con paso inseguro por una especie de desierto interminable.

Justo delante de él, una serpiente de buen tamaño, reptaba silenciosamente, dejando sus huellas sobre la arena.

Después de un rato de caminar Mulder decidió que ya no quería dar un paso más, al menos no sin recibir una explicación. La serpiente también se detuvo y la voz de Lord Voldemort se escuchó.

-¿Por qué te has detenido? ¡Debemos continuar!

-No lo haré hasta que me explique en dónde estamos y que diablos se supone que hacemos aquí. -Dijo Mulder obstinadamente, cruzándose de brazos. Por algún motivo y pese a lo extraño de la situación, sentía que era él quien tenía el control.

-Tú sabes bien en dónde estamos. -Dijo fríamente la voz de Voldemort.

-¿De qué habla? Yo nunca he... -Mulder se interrumpió, ya que repentinamente comprendió lo que estaba pasando. Era verdad. Él ya había estado ahí antes; fue aquella ocasión en la que estuvo muy cerca de morir. Era ese lugar de ensueños por el que alguna vez vagó en espíritu. Supuso entonces que debería tratarse de la misma situación, sólo que había algo diferente, que no podía precisar. Entonces tuvo un repentino estremecimiento y con un nudo en la garganta hizo otra pregunta:

-¿Entonces... estoy... muerto?

Durante varios segundos, se hizo un silencio sepulcral, roto por la fría risa de Voldemort.

-¡Ja-ja-ja-ja-ja! ¡No! Al menos no todavía. Primero tendrás que ayudarme a encontrar a Sirius Black y luego...

-Pero... ¿cómo se supone que voy a encontrarlo?

-Porque yo voy a guiarte hasta un lugar, en el que sólo los espíritus de personas como tú pueden entrar.

-¿Personas cómo yo?

-Gente que ha caminado por el valle de la muerte y ha conseguido regresar.

-Mulder hacía un esfuerzo por comprender lo que acababa de escuchar, pero continuaba sin moverse.

-Ahora, será mejor que continuemos, porque aún nos queda un largo trecho que recorrer. -Dijo la voz de Voldemort y la serpiente comenzó a avanzar de nuevo

Después de seguir caminando por mucho rato, la serpiente se detuvo en seco. Mulder la imitó y esperó a su lado.

De repente la tierra comenzó a temblar y justo frente a Mulder, se levantó una especie de muro de piedra. Cuando todo dejó de moverse y se disipó el polvo que se había levantado, Mulder pudo ver que había una puerta de madera justo en medio del muro.

-Debes entrar por esa puerta. -Dijo la voz de Voldemort.

-¿Y qué es lo que voy a encontrar ahí? -Quiso saber Mulder.

-Es ahí en donde encontrarás a Sirius Black. En cuanto lo veas, debes traerlo hasta aquí.

-¿Y luego?

-Eso ya lo verás a su debido tiempo.

-Pero... ¿qué pasará si no quiere seguirme?

-Entonces ambos se quedarán aquí para siempre. -Dijo fría y cortantemente la voz de Voldemort.

-¿Cuanto tiempo tengo para volver?

-No pueden permanecer ahí por mucho, pero recibirán alguna señal. -Concluyó Voldemort.

Mulder comprendía que no había muchas opciones, así que después de unos breves instantes, se decidió a entrar. En ese preciso momento y como si la puerta hubiese comprendido que Mulder estaba listo, ésta se abrió por sí sola. Mulder no podía ver nada, sólo había oscuridad. Cerró los ojos un momento y finalmente atravesó el umbral.

En cuanto estuvo adentro, la puerta se cerró y la oscuridad fue total, aunque por breves segundos, ya que de inmediato Mulder se vio cegado por una intensa luz que provenía del fondo de la habitación. Cuando pudo acostumbrarse a la luz, notó que estaba en un túnel y la luz provenía del extremo más alejado de éste. Miró hacia atrás y comprobó que la puerta seguía ahí, aunque estaba cerrada. Haciendo un esfuerzo, encaminó sus pasos hacia el origen de la luz. Una vez ahí, se dio cuenta de que era algún tipo de portal, pero la luz era tan intensa que no podía distinguir que había más allá. Volvió a cerrar los ojos, pensando con desesperación: "¡No olvides el crucifijo!" Con este pensamiento martillando en su cerebro y aún con los ojos cerrados atravesó el luminoso portal.

Permaneció con los ojos cerrados por unos segundos esperando a que algo horrible sucediera, pero se sorprendió al darse cuenta de que no sólo no ocurría nada, sino que además se sentía invadido por una paz que jamás en toda su vida recordaba haber sentido. Cuando abrió los ojos descubrió que se encontraba en una habitación de proporciones pequeñas y de paredes muy blancas. El nuevo cambio de luz lo había vuelto a cegar, así que se talló los ojos para ver mejor. Cuando los abrió de nuevo se encontró con que no estaba solo en aquella habitación.

-¡Mulder!

-¡¿Scully! -Respondió Mulder sin poder creerlo. Scully estaba ahí, aparentemente tan perpleja como él mismo. Inmediatamente corrió hacia ella y la abrazó.

-¿Mulder, te encuentras bien?

-He tenido mejores días. -Dijo Mulder sonriendo. Era un verdadero alivio saber que Scully estaba bien. Entonces añadió. -¿Pero por qué estás aquí? ¿Qué ha pasado?

-Es un poco largo de explicar; todo lo que puedo decirte es que ese hombre Dumbledore, me guió hasta aquí.

-Pero se suponía que Sirius Black tiene un nexo conmigo. ¿Por qué tenías que estar tú aquí también?

-Porque Dumbledore no tiene la certeza de que él esté con vida y supuso que ese sujeto Voldemort pensaría igual. Según él, para que el encuentro pudiera darse, se requerían a tres personas y yo le pedí entonces que me permitiera venir.

Mulder no tenía palabras para expresar la inmensa gratitud que sentía en ese momento por Scully; pero entonces recordó lo que Voldemort le había pedido que hiciera y volvió a sentirse preocupado.

-Pero es maniático quiere que yo guíe a Sirius Black hasta él. Dijo que si no lo hacía nos quedaríamos aquí para siempre.

-Dumbledore cree que Voldemort espera poder aprisionar el espíritu de Sirius Black, por eso es que te secuestró. Era la única forma de llegar hasta él.

-¿Pero que hay si está vivo?

Scully vaciló por un momento y entonces dijo.

-Bueno, según Dumbledore... si él está vivo, será él mismo quien nos ayude a salir de aquí.

"¡Vaya! ¡Ahora si me siento tranquilo!" Pensó Mulder con ironía, pero prefirió no expresar sus temores.

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Después de caminar por lo que a Sirius le parecieron horas, el conejo se quedó completamente quieto. Sirius se detuvo también a su lado y tras unos breves instantes emergió de la tierra una redonda, que despedía un intenso humo grisáceo. A través del humo, Sirius lograba ver borrosamente su propia imagen. Era una especie de espejo.

-He aquí al Señor Tezcatlipoca (el espejo que humea)- Dijo la voz de la anciana.

Sirius se quedó observando el extraño objeto humeante, con una mirada de completa estupefacción. Finalmente dijo.

-¿Y qué debo hacer ahora?

-Debes atravesar por él. Entonces encontrarás con aquellos que te dirán todo sobre ti y también entenderás cómo volver a tu hogar.

Sirius dudó por unos instantes. Pensaba en ese momento en Victoria.

-No temas, volverás a verla. -Dijo la voz de la anciana, como si supiera exactamente lo que Sirius estaba pensando.

-Bien, supongo que si no hay más remedio...

-Hay algo importante. Para que tú y los otros puedan volver, debes tomarlos de las manos. Sólo procura recordar esto: aquél que viene de parte de "Nahualli-coatl" debes sujetarlo con la mano izquierda y a quien viene de parte de "Nahualli-teotontli" deberás sujetarle con la mano derecha. Debes hacer tal y como te digo, o las cosas saldrán mal.

-Ehmm... ¿y cómo voy a diferenciarlos? -Dijo Sirius con un dejo de preocupación.

-No te preocupes. En el momento lo sabrás. -Dijo finalmente la voz de la anciana.

Se hizo nuevamente el silencio y tomando un largo respiro, Sirius se decidió finalmente a atravesar el espejo.

Se acercó lo suficiente y extendió primero una mano, tocando su reflejo en el extraño espejo; pensó que entonces tocaría algo sólido, pero su mano siguió más allá del espejo. Cerró los ojos y trató de no pensar en nada; dio un paso al frente y de inmediato fue rodeado por una intensa luz que percibía incluso a través de sus párpados.

La transición fue muy breve; todo parecía estar en calma ahí en donde fuera que estuviese. Se sentía en paz y no parecía haber nada que lo amenazara; se animó a abrir los ojos y entonces se encontró dentro de una habitación de muros muy blancos y relucientes. Con un sobresalto, se dio cuenta de que ya había alguien más ahí.

En el otro lado de la habitación, se encontraban un hombre y una mujer que lo miraban sumamente sorprendidos. Sirius tardó varios minutos en poder articular alguna palabra. Sólo miraba a las dos personas y entonces fijó la vista en el hombre... él no le era desconocido. Se acercó un poco más sin dejar de mirarlo y finalmente comprendió y dijo:

-Pero... ¡¡pero si eres tú! Eres tú con quien he estado compartiendo mis sueños.

El hombre no parecía muy sobresaltado ante la noticia, pero tampoco parecía estar seguro de que decir. Después de unos breves instantes finalmente habló.

-¿Entonces tú eres... tú eres Sirius Black?

Sirius sintió una enorme emoción.

-¡¡Sí! Bueno, al menos eso creo. Yo... yo no sabía quien era hasta hace muy poco... estaba confundido y... ¿pero quienes son ustedes?

-Mi nombre es Fox Mulder y ella es Dana Scully... hmmm... estamos aquí para ayudarte...

-¿Pero cómo? Yo no me acuerdo de ustedes... no nos conocíamos desde antes, ¿o sí? -Respondió Sirius que ahora parecía muy confundido.

-Es algo complicado... de hecho, nosotros mismos no sabemos como pasó... todo lo que sabemos es que, de algún modo, tú hiciste una conexión psíquica conmigo y...

-¿Quién los envió aquí? -Dijo Sirius bruscamente.

-Estamos aquí gracias a Dumbledore. ¿Lo recuerdas a él? ¿Sabes quién es Dumbledore? -Dijo Scully cautamente.

-¿Dumbledore? -Repitió Sirius y entonces se quedó mirando al vacío. Estaba haciendo un esfuerzo supremo por recordarlo, él conocía ese nombre.

-¿Qué es lo que recuerdas? -Preguntó Mulder.

Sirius tardó algunos segundos en responder, pero finalmente dijo.

-Yo... recuerdo haber estado en un lugar... estaba peleando con alguien... recuerdo haber sentido que algo me golpeaba el pecho y también haber caído por un velo... también recuerdo la voz de alguien... alguien que me gritaba desde el otro lado... Después de eso... todo lo que sé es que estaba en medio de una calle. Me sentía muy confundido y no sabía que es lo que había sucedido antes. No sabía quien era o cómo había llegado hasta ahí...

Mulder y Scully intercambiaron miradas. Aún no estaban del todo seguros de qué era lo que significaba esa explicación. Sólo estaban seguros de que ese hombre que estaba frente a ellos era sin duda Sirius Black... ¿pero estaba vivo? o simplemente era su espíritu y él efectivamente había muerto ¿Cómo saberlo?

Después de esperar algunos segundos, Sirius aún parecía muy confundido. Era como si estuviera tratando de ordenar todos sus recuerdos. Mulder y Scully lo observaban tensos, sin saber que decir. Sirius se había sentado en el suelo y murmuraba palabras en voz baja. Repentinamente levantó la cabeza y dijo:

-¡Harry! ¿Qué es lo que saben de Harry? -Preguntó mirando tanto a Mulder como a Scully, con ansiedad.

Scully se acercó lentamente y se sentó en el suelo, cerca de Sirius.

-¿Harry Potter? -Dijo ella

-Si.

-Dumbledore me habló de él... de hecho, hace algunos días lo vimos, aunque en ese momento no sabíamos que se trataba de él. Se veía muy deprimido.

-¿Cual es su relación conmigo? -Preguntó Sirius, quien trataba con todas sus fuerzas de recordar.

-Eres su padrino. Al parecer, tú eras el mejor amigo de su padre. -Respondió Scully lentamente.

Sirius cerró los ojos por un momento y repentinamente se cubrió la cara con las manos y entonces dijo, con voz entrecortada.

-¿...James...? ¿James y... Lilly? Ellos están... ¡Oh, por Dios! -Dijo Sirius poniéndose de pie de un salto, tan repentinamente que hizo caer a Scully por la sorpresa.

Después de unos breves pero tensos segundos Sirius dijo al fin.

-¡Ahora lo recuerdo todo! ¡Yo tenía que ayudarlo! ¡Harry estaba en peligro, lo habían engañado! Harry creía que yo... ¡Fue Voldemort! él le hizo creer que yo estaba en sus manos. Decía Sirius mientras iba de un lado a otro de la habitación hablando rápidamente, más para sí mismo que para las personas que estaban con él.

Mulder se le acercó entonces y dijo:

-Todos creyeron que estabas muerto.

Sirius volteó a verlo y asintió.

-Casi lo estuve... pero eso no importa ahora, lo que importa es que tengo que volver. Y bien, ¿que haremos? ¿Qué es lo que...? -Sirius guardó silencio ya que tanto Mulder como Scully parecían contrariados.

-Hmmm... creo que hay un problema. -Dijo Mulder.

-¿Y cuál es? -Dijo Sirius al borde de la exasperación.

-Escucha, cómo ni Dumbledore ni el tal Voldemort sabían si estabas con vida o no, todo lo que se les ocurrió para averiguarlo fue esta especie de... reunión en el inframundo, o como lo quieras llamar. Pero Voldemort quiere atraparte, o al menos quería atrapar tu espíritu, me pidió que te condujera hasta él cuando te encontrara, o de otra forma...

-¡Wow! ¡wow! ¡Espera un segundo! ¿Dijiste Voldemort? ¿Quieres decir que fue él quien te envió hasta aquí?

-Sí, pero no es lo que piensas. Voldemort secuestró a Mulder para poder llegar hasta tí. -Dijo Scully apresuradamente al ver que Sirius caminaba hacia Mulder con una expresión desagradable.

Sirius volteó a verla y luego asintió. Comprendía ahora de que se trataba todo. Si efectivamente le consideraban muerto, se daba cuenta de que el enemigo trataría tomar ventaja de esto. Pero aún quedaba la interrogante de lo que debería hacer ahora. Estaba completamente claro que Dumbledore había enviado a esa gente para ayudarlo a recordar, así como para saber si es que efectivamente se encontraba con vida. Bueno, ahora ya tendría la certeza. Sólo que aún no sabía que hacer. Después de todo, si se le consideraba muerto, ¿cómo iba a presentarse ante todos sin armar todo un alboroto? ¿Cómo se lo tomaría Harry? Tal vez ahora que Dumbledore lo supiera, podría enviar a alguien a buscarlo. Se encontraba sumergido en estos pensamientos cuando de repente sintió que todo el cuarto se cimbraba.

-¿Qué está pasando? -Dijo Scully nerviosa.

-Creo que se nos está terminando el tiempo. -Respondió Mulder.

-Escuchen, ya se que hacer. Tengo que sujetarlos de las manos para que los tres podamos volver a nuestros respectivos cuerpos.

-¿Estás seguro de esto? -Dijo Mulder con desconfianza.

-No, pero ¿tienes otra sugerencia? -Respondió Sirius sin darle importancia.

El lugar seguía estremeciéndose como si las paredes se estuvieran colapsando. Mulder y Scully se acercaron más a Sirius quien en ese momento rememoraba las palabras que la anciana le había dicho justo antes de atravesar el espejo humeante: "aquél que viene de parte de 'Nahualli-coatl' debes sujetarlo con la mano izquierda y a quien viene de parte de 'Nahualli-teotontli' deberás sujetarle con la mano derecha"... -"Nahualli-coatl", el mago serpiente, -dijo Sirius en voz alta mirando hacia Mulder y añadió -"Nahualli-teotontli", el mago del ave de fuego.

Scully miraba a Mulder algo extrañada, pero éste observaba con detenimiento a Sirius. Ambos tendieron entonces las manos y Sirius se dirigió a Scully:

-Escucha, debes decirle a Dumbledore que estoy en México. Ahí encontré a una bruja quien fue quien me ayudó a llegar hasta aquí. Ignoro de que forma pueda Dumbledore contactarme, pero sé que él encontrará el modo.

Iba ya a sujetarlos cuando dijo sorpresivamente a Mulder.

-¿Pero qué pasará contigo? ¿Estarás bien?

-Eso creo, Dumbledore tiene un plan.- Dijo Mulder tratando de ocultar su preocupación. Sirius le sonrió levemente y dijo:

-Espero que nos veamos pronto y tal vez pueda darles las gracias en persona.

Sin decir nada más y deseando con todas sus fuerzas que la anciana no se hubiera equivocado, Sirius estrechó con sus manos, las de los dos agentes.