La orden de los Caballeros Mortales
Por Javier Delgado R.
Fan fiction, inspirado en "Oh mi diosa"
Capitulo V
Cristalización
—Sensei, Sensei. Buenos días
El doctor escucho una lejana y dulce voz. Pero no entendía lo que decía.
Sensei, Sensei. Su baño esta listo.
La voz se escucho mas cerca, ¿estaría soñando?, el vivía solo, no debería haber nadie ahí. Trato de abrir los ojos, pero en lugar de penumbra, comenzó a sentir como una gran luz invadía su cerebro.
—¡Ahhh!, mi cabeza, ¿Que es este dolor?
Si propio quejido se escucho como si hubiera gritado, el cuerpo le dolía, la cabeza se dolía, se sentía peor que cuando lo había picado esa serpiente en Costa Rica. ¿Cual era la causa de ese dolor?.
Sentía un sudor frió en el cuerpo, y entonces percibió el olor a alcohol... y comenzó a recordar.
¿En donde estaba? Era extraño, ya se había hecho esa pregunta antes, pero el dolor de cabeza no lo dejaba pensar.
— Sensei, un momento, por favor no se mueva.
¿De quien era esa voz?. No la reconocía. Sintió unas manos tibias y delicadas que se posaban sobre su cabeza. Era como un deja vu, que eso ya había pasado antes y luego esa dulce voz comenzó a cantar, algo que sonaba como un rezo, algo monótono pero que lo hipnotizaba.
Poco a poco su dolor de cabeza desapareció. El sudor frió poco a poco fue remplazado por una suave y tibia opresión sobre su pecho. Y comenzó a percibir un delicado perfume, apenas sugerido que le parecía conocido.
Intento abrir nuevamente los ojos, temiendo que el destello apareciera de nuevo, pero en su lugar solo encontró una penumbra, como la que precede al amanecer. Un brillo rojizo se percibía en ambiente como si los primeros rayos del sol quisieran anunciar ya su próxima llegada.
—Aaaahhhh! – Profirió una larga exclamación de asombro, de sorpresa y de reconocimiento. Descansando sobre su pecho y durmiendo dulcemente, había una hermosa mujer cubierta con un manto como de platino. Entonces recordó : — ¿Urd?— . Entonces no era un sueño. Por un momento el doctor temió moverse, como si pudiera desaparecer esa imagen.
Cerro los ojos y se concentro en sus demás sensaciones, para cerciorarse que no era una alucinación. Ahí estaba esa suave opresión, la tibieza del cuerpo de la mujer y ese perfume emanaba de ella, de su pelo, ese largo pelo de un inmaculado blanco, que la cubría como un delicado manto. Se concentro, quería grabarse ese recuerdo porque temía que todo desaparecería. Abrió los ojos. La mujer seguía ahí. Sus brazos estaban entrelazados en su cuerpo. No sabia que hacer. Levanto una mano y se atrevió a acariciar delicadamente ese hermoso pelo y luego poso su mano sobre esa bella cabeza, suspiro y se estremeció al convencerse de que era real.
A un costado de el, escucho una delicada y gentil risa. De nuevo escucho esa la voz : —Sensei, temo que tendrá que levantarse.
El doctor tardo un poco en decidirse que hacer. No quería levantarse, pero su cuerpo tenia otras necesidades. Lentamente, como si fuera una delicada flor que temiera lastimar, comenzó a liberarse de los brazos de la hermosa joven. La deslizo a su costado, entonces para su horror, se dio cuenta que habían compartido el mismo futon y estaban acostados bajo la misma frazada.
— Espero que haberlo incomodado, pero se veían tan bien durmiendo juntos, que no los quise separar.
El doctor sintió un escalofrió... ¿Habían dormido juntos?.
—Yo, yo.. estoy seguro que no paso nada.
— Sensei, nos se preocupe, estoy seguro que no paso nada que mi hermana no quisiera que pasara.
El doctor no supo si sentirse aliviado o preocupado de esa declaración. Poco a poco se fue levantando. La persona que había hablado, estaba junto a el, pero solo podía ver su silueta. Era joven y vestía un sencillo, pero elegante y amplio vestido, le hizo señas de que lo acompañara.
Ante de terminar de levantarse se ocupo de que Urd estuviera cómoda y la cubrió tiernamente con la frazada. Escucho una exclamación de gusto de la joven.
Finalmente se levanto y abandono el cuarto de Urd.
En el pasillo pudo ver a la joven. Era muy hermosa, casi tanto como Urd, pero al mismo tiempo era muy diferente, en lugar de sensualidad había gracia e inocencia. Pero lo que mas le impresiono, fueron las marcas en su rostro. Inmediatamente las reconoció, ¡Eran de la tercera norna!. Casi en un susurro dijo.
— ¿Verthandy?
— ¡Oh! hace tiempo que no escuchaba mi nombre pronunciado así. Aquí en Japón me llaman Belldandy.
El corazón del doctor se salto unos latidos. Pensaba que ya nada mas podría sorprenderlo. Se rasco la cabeza en confusión, luego se acordó de algo que le molestaba. ¿Que era?. Ahh. El nombre de Belldandy. Sin darse cuenta, chasqueo los dedos al recordar.
— Ya recuerdo... mis alumnos siempre lo pronuncian mal. "Belldandy". Les digo que no deberían ofender a los dioses diciendo mal sus nombres. Lo correcto es Verthandy.
—Por favor sensei, yo nunca me ofendería por algo así. Belldandy también tiene un hermoso sonido.
Ese "yo no me ofendería", resonó en la cabeza del doctor. Bueno, si efectivamente era una diosa, entonces estaba siendo muy descortés, después de todo, ¡no los habían presentado!.
Nuevamente saco tu tarjetero.
—Disculpe mi mala educación, Verthandy-san. Estoy siendo descortés. Permítame presentarme.
El doctor repitió su ritual. Los rituales siempre son valiosos especialmente cuando uno no sabe que hacer. Con una cortes inclinación, saco su tarjeta, la tomo con ambas manos y se la entrego a la joven. Quien la recibió con toda cortesía y elegancia. Tomo la tarjeta, la examino con aprobación y leyó su contenido.
—Universidad de Chiba, especialista en Etnobotanica, Doctor Sugahara Kenji. Es un placer conocerlo.
Luego con un gesto muy gentil, ella procedió a sacar un sencillo pero femenino estuche. El doctor estaba encantado ante la cortesía y elegancia de sus movimientos. Cuidadosamente coloco la tarjeta del doctor en primer lugar y saco una sobria tarjeta. Y se le entrego con ambas manos con una gentil reverencia y una encantadora sonrisa. El doctor examino la tarjeta. Era perfecta:. Elegante y sencilla. El papel tenia una suave textura, agradable al tacto. La tipografía también era perfecta. Rara ves el intercambio del meishi le había resultado tan placentero. Hizo un gesto de aprobación y leyó:
—Diosa de primera Clase, segunda categoría, ilimitada , Belldandy.
Para entonces eso ya no le sorprendía. El doctor tomo la tarjeta y la guardo. El ritual había resultado tan perfecto, que había olvidado su aspecto. Despeinado, con el traje manchado de sangre y arrugado, y una ligera barba. Solo al terminar se dio cuenta y se sintió apenado, pero la joven le sonrió con tal gentileza que inmediatamente lo olvido.
En eso apareció un joven, finalmente un rostro japones común y corriente...! El joven se le acerco:
—Buenos días, soy Morisato Keiichi, es un placer conocerlo Dr Shugahara— Y le dio un muy occidental apretón de manos...
Después del perfecto ritual con Belldandy, el doctor no pudo pensar en lo mal educada que esta la juventud actual y decidió no ofrecerle su tarjeta. También tenia que reconocer que a estas alturas, lo había decepcionado que el joven no dijera llamarse Wotan, Odín o algo parecido.
—Doctor, le traeré unas toallas, el baño esta listo, si me deja su ropa, haremos lo posible por tenérsela limpia.
¡Un baño,?, La propuesta le atraía, tal ves reconsideraría lo de la tarjeta. Belldandy los dejo solos, mientras el doctor entro a tomar un buen baño.
Media hora después, salio el doctor de muy buen humor. Junto a la puerta del baño encontró su ropa, increíblemente limpia. No había rastros de sangre y nunca antes su traje había estado tan bien planchado. Una nota mas entre los increíbles sucesos que había vivido.
En eso percibió un delicioso aroma. Aspiro y lo se lleno de recuerdos. Era un arroz estilo butadon. Tuvo por un momento la imagen de un desayuno con sus padres, el olor hacia evocar un hermoso momento. Lentamente se dirigió a la cocina, mientras sus recuerdos lo llevaban a otro lado.
Ahí estaba Belldandy y Keiichi, esperándolo.
— Oahio Sensei, intuí que este es uno de sus platillos favoritos, espero no equivocarme.
El doctor sonrió beatíficamente, se había equivocado, pero al mismo tiempo estaba en lo correcto.
— Verthandy... perdón, Belldandy-san. No, no es mi platillo favorito, sino de mi padre. De niño no me gustaba mucho – El doctor dijo un poco tímidamente — pero disfrutaba mucho estar con mi padre. Hace muchos años que no lo pruebo, mi familia es del norte y el butadon era uno de los platillos que enorgullecían a mi madre, porque se supone que era solo para gente rica.— El doctor se sintió conmovido, y realizo una pequeña reverencia de agradecimiento — Gracias por esto.
El doctor ya no quiso preguntar como es que ella sabia eso. El momento era demasiado perfecto y no quería echarlo a perder. A veces incluso el prefería posponer su curiosidad. Se sentó con Keiichi. Belldandy represento perfectamente el papel de una tradicional mujer japonesa, y el doctor se sintió veinte años mas joven y se lleno de paz interior.
Al terminar, Belldandy comento
—Sensei, Keiichi lo podrá llevar, a donde usted desee. ¿ Lo lleva a su casa o a la universidad?
—Creo que iré directamente a la universidad – Satisfecho, bañado, afeitado y con su ropa limpia, no sentía necesidad de ir a su departamento. – Por favor, comuniquele a su hermana que cumpliré mi promesa hoy mismo.
—Sensei, con mucho gusto se lo comunicare a Urd. Espero volver a verlo pronto.
Keiichi se rasco la cabeza, ¿Que le podía haber prometido el docto a Urd?, bueno, tarde o temprano lo sabría. Por lo pronto sintió necesidad de advertirle al doctor.
— Lo llevare en el "sidecar" de mi motocicleta, espero que no le parezca incomodo.
El doctor se sorprendió, y luego puso una amplia sonrisa.
— Ahh, no de ninguna manera. De niño siempre quise subirme a una de esas motocicletas, pero mis padres nunca me dejaron. Nunca es tarde para experimentar algo nuevo.
A Keiichi le agrado la honestidad del hombre. Había esperado encontrar a un profesor seco y estirado. Le indico al doctor el camino a seguir.
Una hora mas tarde la familiar figura del doctor Shugahara recorría los pasillos de la universidad. Pero si ayer pareció a punto de bailar, hoy parecía flotar. Ahora sujetaba su laptop con una beatifica sonrisa y tenia oídos sordos a los cuchicheos que se desataba a su paso. Todos habían escuchado de la misteriosa desaparición del doctor, y ahora el llegaba como si acabara de salir del paraíso.
El doctor llego a su salón de clase donde sus alumnos vieron un extraordinario cambio. Comenzó por indicarles que Belldandy se podía considerar una forma aceptable de pronunciar el nombre de la diosa "Verðandi", y luego el aula se lleno de risas, cuando finalmente se digno en traducirles las anécdotas de la reina Geirhild. Sin embargo ninguno tuvo el valor preguntar que le había pasado el día anterior.
Posteriormente el doctor se dirigió a la biblioteca, donde la encargada lo recibió con un gesto de preocupación, pero el doctor la saludo con inusitada afabilidad:
— Buenos días Kajuira-san. Que hermoso vestido tiene hoy. — La mujer casi salta de la sorpresa. No se imaginaba que el doctor supiera su nombre, y mucho menos que se fijara en lo que vestía.
Doctor Sugahara, ¿donde estuvo?, Estábamos muy preocupados. Encontramos los estantes tirados, con manchas de sangre y luego no lo pudimos encontrar por ninguna parte. Hoy pensábamos dar parte a la policía, nunca contesto el teléfono de su departamento y dejo su celular aquí. — Ella aprovecho para darle su teléfono. El doctor lo tomo con aire distraído.
—Todo fue culpa mía. Por accidente jale el estante y me cayo encima – El docto pensó que era mejor no dar muchos detalles, pero tenia que dar algunas explicaciones – Debí recibir un fuerte golpe, porque cuando me di cuenta estaba lejos de aquí.
—¿Un golpe en la cabeza? Por favor, creo que debemos ir a la enfermería
— No se preocupe, ya recibir atención de primera – mientra se tocaba la cabeza — creo que ni siquiera me va a quedar cicatriz – La señorita Kajiura lo miro asombrada. No se veía ninguna evidencia de herida, y el doctor estaba más impecable que de costumbre — Por favor. Avise a todos que me encuentro en buen estado y les agradezco mucho su preocupación.
—Doctor, por favor, insisto. Si recibió un golpe fuerte lo deben examinar.
— Kajuira-san. Considero que es innecesario, pero le prometo que yo mismo me presentare en la enfermería para un examen. Ahora si me disculpa, tengo algunos asuntos que atender. Nunca se lo había dicho, pero me parece que es usted una persona muy gentil.
El doctor se dirigió a su cubículo, mientras la señorita Kajiura se había quedado sin habla. El doctor nunca había sido tan amable, el recibir un elogio así de parte de el, era algo extraordinario. Tal ves ese golpe en la cabeza si lo había afectado.
Entre tanto el doctor había llegado a su cubículo especial y examino el lugar con curiosidad. En el suelo se notaban las marcas del estante al caer. Se veían raspones en los entrepaños y en uno de los libros, creyó distinguir una mancha de sangre. Sin embargo, todo parecía tan remoto, como si hubiera ocurrido meses atrás, en lugar del día anterior.
Encendió su laptop y se encontró con un mensaje del Dr Danielsen preguntadole si se había emborrachado según lo convenido. El doctor se rió abiertamente. Su risa inundo de una extraña manera la silenciosa biblioteca, pero su sonido fue tan agradable que nadie intento hacerlo callar. Luego, con una sonrisa traviesa escribió un breve correo, indicando que si, había cumplido y se había emborrachado con el mejor sake que había conseguido... y que había amanecido con una hermosa mujer entre los brazos. Luego volvió a reír al imaginarse la cara del Dr. Danielsen
Ahora tenia mucho en que pensar. ¿Seria posible que el día anterior se hubiera encontrado realmente con tres diosas?. Luego busco en sus bolsillos y colocó su contenido en la mesa. ¿que evidencia tenia?.¿ Dos tarjetas de presentación y un circuito inservible?. Había muchas coincidencias, pero no tenia evidencia solida. Se rasco la cabeza . Comenzó a caminar de un extremo al otros de sus despacho y después de un rato se detuvo. Tomo una decisión. Necesitaba mas evidencia, pero también deseaba volver a ver esos hermosos ojos violetas. Tuviera 1,200 años o menos, tenia que volverlos a ver.
Se sentó y busco en su laptop la imagen del libro. Apareció el dibujo del rostro que lo había embrujado durante tantos años y luego cerro los ojos. Recordó el hermoso rostro de Urd y se estremeció. Era la imagen de una mujer real, viva, y luego evoco sus sensaciones cuando la toco. Si, tenia que volverla a ver. Ademas, tenia dos promesas que cumplir. Tendría que recoger varias cosas primero. Apago su computadora, y se dirigió al laboratorio de cibernetica. Para cuando llego, ya toda la universidad sabia del extraño comportamiento del Doctor.
Mientras tanto, en la residencia Morisato...
La imagen podría parecer desconcertante para cualquiera. Enfrente de una pequeña y anticuada televisión que ya había visto mejores tiempos, una atractiva joven flotaba en el aire como si estuvieran en un sillón invisible. Pero ese sillón invisible parecía ser de lo mas incomodo, pues la joven cambiaba una y otra vez de posición. Parecía intentar concentrarse en los insípidos dramas de la televisión, como si fuera algo de gran importancia, pero no lo lograba.
Desde su regreso a la tierra, Urd se había sentido fascinado con estos dramas artificiales. Sus truculentas historias y amores imposibles que finalmente era posibles, le servían para olvidar que había un mundo real. Urd había regresado a la tierra con una actitud un tanto cínica hacia lo humanos. No esperaba nada fuera de ellos. Incluso había tratado de exacerbar el amor de Belldandy y Keiichi, con la esperanza de que una vez satisfecho el amor físico, el romance terminara y Belldandy regresara.
Pero poco a poco se había suavizado su actitud, y Keiichi tenia mucho que ver. Poco a poco había aprendido a respetar al joven, y por extensión a algunos humanos, pero su actitud al resto del mundo había cambiado poco.
Estos dramas artificiales eran su droga para ignorar el mundo real.
Pero hoy no estaba funcionado.
Los recuerdos la asediaban, el amor de Fafnir y su muerte aun dolía mucho y sin embargo despertaba añoranzas, y luego el recuerdo de esos 10 años de vivir con humanos, de compartir sus alegrías y sus tragedias. La sonrisa de un niño feliz por un relato, o la satisfacción de haber visto a un hombre brutal como Gundir, transformado en un gran líder de su pueblo. ¿Seria posible volver a vivir eso?
Intentaba sumergirse en los dramas de la televisión, para distraerse de sus pensamientos, pero no funcionaba. Finalmente hizo un gesto y apago la televisión. Floto de manera distraída a su cuarto, pero se detuvo y se regreso, se quedo enfrente del pequeño aparato.
Repentinamente el silencio del cuarto se sintió intolerable. Urd cerro un momento los ojos, pero apareció en su mente el recuerdo del campo de batalla y se estremeció. No quería recordar. ¿Había cambiado algo la humanidad desde entonces?
Realizo otro movimiento de manos y la televisión se encendió de nuevo, pero esta vez no era un drama, sino un noticiero. Urd realizo varios ademanes y comenzó a cambiar de canales, a otros noticieros que mostraban la usual parafernalia de asaltos, guerras, hambrunas, rivalidades, luchas por el poder.
Estaba a punto de hacer otro gesto para apagar la televisión , cuando sintió unos brazos que la abrazaban por al espalda y una voz.
—Onne-san, no la apagues, eso no va a hacer que todo eso desaparezca. No te puedes refugiar en los dramas de televisión para siempre
—¡Belldandy! ¿que haces aquí, no te percibí? ¿no deberías estar trabajando con Keiichi?
— Discúlpame, no te quise asustar. Sentí que mi hermana necesitaba alguien que la escuchara, y aquí estoy.
Urd se sintió confort con su hermana su lado. No le gustaba aceptarlo, pero en realidad si sentía la necesidad de hablar.
— El doctor Shugahara me trajo muchos recuerdos, algunos de ellos muy dolorosos. No entiendo como es posible, ese hombre parece conocerme mejor que yo misma.
— ¿Entonces, si esta enamorado de ti?
Urd hizo un gesto de disgusto.
— No de mi, no exactamente, esta enamorado de la joven estúpida que fui hace años. De esa ingenua que quiso cambiar al mundo y solo causo la muerte del hombre que amaba.
— ¿Aun te culpas de la muerte de Fafnir?, el escogió ese camino. Tu no debes culparte por eso. Hiciste todo lo que podías por salvarle la vida.
— ¡Belldandy!, cuantas veces no me has reclamado por hacer las cosas sin pensar. Debí haber medido las posibles consecuencias.
— No tenias otra opción. El camino que escogiste fue el que salvo más vidas. Pero no me has dicho, como es que el doctor sabe tanto de ti.
Urd entonces comento la historia del Doctor, como había estudiado durante años para poder reconstruir fragmento tras fragmento de su vida, hasta llegar al punto en que había recuperado su libreta de apuntes. Le hablo del palimpsesto y como los científicos lo estaban recuperando.
— ¿Tu libreta? ¿El doctor recupero tu libreta? Eso es increíble. — Belldandy cerro un momento los ojos para concentrarse y luego hablo con un sorpresa. — Creo que esto puede ser muy serio.
— No creo que pueda descifrar toda la libreta. Para lo mas importante utilicé los códigos de alto nivel de Yggdrasil, estoy seguro que solo lograran entender los significados elementales.
— No me refería al contenido. Aquí hay una extraordinaria cadena de coincidencias. Tu libreta estuvo perdida durante siglos, y repentinamente, ¿El doctor descubre tu libreta, el mismo día en que se encuentra contigo...?, ¿cuales son las posibilidades de eso.?
Urd cerro los ojos y medito, mientras en su mente corría una compleja simulación para calcular las probabilidades de esos sucesos. Luego exclamo asombrada.
— Eso no puede ser coincidencia. Eso solo puede ser...
— ¡El destino! – La interrumpió Belldandy, mientras le sujetaba las manos con emoción. Pero Urd negó con la cabeza.
— Eso es imposible, ese subsistema de Yggdrasil fue dado de baja hace siglos, causaba muchas complicaciones, yo misma fui la encargada de terminar la ejecución de el programa.
— Algo o alguien lo debió haber reactivado.
— Yo soy la SYSOP, nadie puede activar un programa de este tipo sin mi autorización y de poderlo hacer, estaría visible en la lista de procesos.
— Entonces, debió ser activado desde un subprograma residente, uno con suficientes privilegios de ejecución para poderlo activar en modo "stealth".
Urd, apoyo su mano en la barbilla mientras meditaba.
— Solo existe una categoría de programas que puede lograr algo así. Los programas de defensa predictivos. Esos programas intentan predecir posibles amenazas a Yggdrasil y prepara las condiciones para enfrentarlas sin que nadie del sistema se de cuenta. No entiendo, ¿que interés podría tener en que el doctor y yo nos encontremos?
— Eso, creo que tu lo tendrás que averiguar. Percibí que el doctor es un ser humano muy especial. Tiene una hermosa aura, tan desprovista de malos pensamientos y te ama.
— Belldandy, por favor no insistas en eso. ¡El doctor no es mi tipo! — Belldandy sonrió, la protesta de Urd le pareció demasiado enfática, pero era mejor no presionar a su explosiva hermana.
— Onee-sama – Urd salto un poco ante el inesperado titulo honorifico— yo te admiro por lo que hiciste en la tierra y estoy segura que la admiración del Doctor esta perfectamente justificada. Solo te pido, que no lo rechaces de antemano.
¿Rechazarlo? Por un momento Urd recordó como el tímido abrazo del doctor la había confortado tanto. Ademas tenia que reconocer que había pasado una tarde muy entretenida, las bromas del doctor la habían hecho reír como nunca. Había prometido regresar, y ella quería verlo de nuevo, pero eso no, eso no era amor, solo era porque el había encontrado el problema en sus pociones... ¿Eso podría ser?
— Belldandy, El doctor encontró como resolver el problema de mis pociones!. Tal ves por eso nos deberíamos encontrar. Puede ser que mis pociones sea necesarias en un futuro.
Urd explico a Belldandy lo del cambio de las propiedades de las plantas.
— Eso confirma lo que sospechaba, es un humano muy especial. Un humano que se esta adentrando, no en el uso, sino en la comprensión de la magia. Hay dioses que no la comprenden a pesar de depender de ella. Entonces debes seguir viéndolo. Debes reparar tus pociones. Eso podría ser la razón, pero algo me dice que debe haber mucho mas que eso. Debo irme, Keiichi me espera.
Belldandy floto hacia un espejo en la habitación. Ese era su medio su medio de transporte, tenia la habilidad de ir de un lado al otro por los espejo y superficies reflejantes. Estaba a punto de entrar, cuando Urd la llamo.
— ¡Espera! Acabo de recordar algo. Nunca te conté lo que me paso en la tierra, era muy doloroso para mi, pero pareces saber demasiado. Explícate, se que no puedes mentir.
—Onee-san. Eso es algo que esperaba que descubrieras tu misma. — Regreso a donde estaba Urd, entrelazo sus manos con las de ella, y la miro a los ojos – Te voy a contar algunas historias. Tal ves te sean familiares. Son sobre una joven, ingenua e inexperta diosa.
Urd intento protestar, pero Belldandy la callo con la mirada.
— Hace mas de mil años, una joven diosa vino a la tierra, a un lugar apartado, donde existían pueblos dispersos que solo los unía el idioma. Les llevo relatos de otras tierras . Esas historias se convirtieron en leyendas y se transmitieron de pueblo en pueblo y llegaron un tal Leif Ericcson. Lo inspiraron a cruzar el océano y encontró nuevas tierras. Pero el clima lo derroto y su gente se tuvo que regresar, pero mas tarde otro viajero, un Genovés, supo de los viajes de Ericcson y descubrió un continente. Esa joven cambio el mundo.
Urd se quedo boquiabierta. ¿le estaba diciendo Belldandy que era la responsable del descubrimiento de América?
— Hace mas de mil años, una joven diosa vino a la tierra. Enseño a la gente a respetar la vida humana, lo hizo a través de canciones, donde les trajo ideales de comportamiento. Los poderosos intentaron dominarlos, pero con el tiempo ellos lograron imponer sus conceptos e ideales. Crearon el derecho sajón y de ahí la carta magna de Inglaterra que impuso ideales de libertad en otros países.
— Hace mas de mil años, una joven diosa vino a la tierra . Enseño a las mujeres a curar y reconocer plantas. Le enseño procedimientos que salvaron vidas, esos procedimientos seria refinados y modificados, y esas tradiciones, serian recogidas y luego codificadas en forma de medicina.
— Conozco otras historias de esa joven diosa llamada: Urth.¡ Onee-sama!, ¿Tienes ideas de cuanto te he admirado?. Todo eso lo hiciste usando un minino de magia, solo con trabajo duro y viviendo y sufriendo con esa gente. Si pudieras arrancar esa amargura de tu corazón y darte cuenta de todo lo que has hecho. Con magia nunca hubieras logrado hacer tanto. Tu trabajo se habría desvanecido dentro del corazón de los hombres, en cambio asi lograste que perdurara
Urd estaba atónita. Ella había considerado que todo lo que había hecho era inútil. Luego recordó que el Dr Shugahara le había dicho que ella había realizado grandes cosas por esa gente, pero que posiblemente no se había dado cuenta. ¿Realmente su estancia en la tierra había dejado tal impacto? .
— Por favor piénsalo, creo que el Doctor sabe mas historias de esas joven diosa que el tanto ama.
Belldandy oprimió con cariño las manos de su hermana y luego floto de nuevo hacia el espejo, donde comenzó a atravesarlo, pero un grito de Urd la detuvo a medio camino.
— Un momento, no me haz dicho como sabes todo eso.
Belldandy se detuvo un momento con una sonrisa traviesa.
— ¡Ahh!. Lo estudie en mi clase de historia en mi entrenamiento para diosas de primera clase — Y desapareció sin darle tiempo de contestar a Urd.
El japones es un idioma con muy pocos insultos. Pero Urd conocía buena parte de los idiomas de la tierra, Así que no le faltaron palabras para expresar sus sentimientos. ¡Su vida!. ¡Su vida personal!, Sus recuerdos, su alegrías, su amor y quien sabe que mas... ¡Convertidos en una lección de historia para dioses!.
En alguna parte, esas Valquirias de las que ella se había querido vengar, ¡deberían estar riendo de ella!
Pero pronto la ira, cedió lugar a la risa. Ahora entendía muchas cosas. Urth, leyenda viviente entre los mortales, era Urd, historia viviente entre las diosas de primera clase. Decidió que merecía un brindis, tal ves quedara algo del excelente Sake que había traído el Dr. Con ese pensamiento se dirigió a su cuarto.
Esa misma tarde...
Un pequeño auto compacto recorría el camino rumbo al templo que era el hogar de Keiichi y Belldandy. Era un viejo y anticuado Subaru R-2, muy popular hacia 20 años pero perfectamente cuidado. Reflejaba la personalidad de su dueño. Era un auto funcional, practico, económico y a su dueño el importaba muy poco la ostentación o la apariencia.
El auto se detuvo frente a la entrada del tiempo y el Dr Shugahara Kenji emergió de el. Saco del portaequipajes algunos paquetes junto con un gran y apretado ramo de flores de color purpura. Se notaba que se sentía inseguro con las flores.
El doctor examino la entrada del templo con curiosidad. Estaba perfectamente cuidado, y restaurado en su estilo antiguo. Debió haberse necesitado un equipo de restauradores expertos para dejarlo en ese estado. Entro al patio mientras observaba maravillado el hermoso balance del jardín. Era obvio que el templo ya no funcionaba como tal, y sin embargo se percibía algo divino en el ambiente.
Repentinamente su paso fue interrumpido por algo completamente fuera de lugar. Era un pequeño robot. Tenia cierto aire cómico, una cara esférica portando un anticuado sombrero que habían usado los antiguos soldados japoneses del siglo XIX y una notoria manija en la espalda. Pero la actitud del robot no era cómica. Parecía que no le gustaban los intrusos y emitió una serie de sonidos poco amables. El doctor cuidadosamente coloco sus paquetes en el suelo, la actitud del robot no presagiaba nada bueno, y no quería dañar sus paquetes.
El robot era Banpei-kun RX una de las creaciones de Skuld. Diseñado para protege re el templo contra demonios e intrusos. El doctor era especialista en sobrevivir en la selva, hijo de un instructor de Kendo, y ante todo, un científico... el pequeño robot nunca tuvo una verdadera oportunidad.
Skuld se encontraba en la sala junto con su amigo Sentaro, cuando vio entrar al doctor con sus paquetes.
—Sensei, que alegría verlo, estaba platicando a Sentaro kun sobre usted. No me quería creer que una personalidad de la televisión hubiera estado aquí.
El niño esbozo una amplia sonrisa, se paro frente al doctor y realizo un elegante y correcto saludo tradicional.
— Sensei, mi nombre es Sentaro Kawanishi.
— Es un placer en conocerte, Sentaro kun.
El Dr sonrio. Le gustaba que los jóvenes conservaran las antiguas costumbres de cortesía. Luego contemplo a los dos jóvenes con satisfacción. Era muy jóvenes, pero era obvio que había algo más que amistad entre ellos. Era reconfortante ver que la "diosa de segunda clase" Skuld se comportaba como una joven completamente normal, o casi.
—Skuld san — Sentaro se sorprendió por el tratamiento honorifico— Le enseñe al doctor Kawazu su circuito que quedo muy impresionado. — al escuchar esto, Skuld se sonrojo visiblemente. — Asi que me pidió que te entregara esto.
El doctor tomo uno de los paquetes, que estaba envuelto en plástico antiestatico, y lo desenvolvió con cuidado. Saco unos circuitos integrados que le entrego a Skuld. La joven observo con aprobación como el doctor la tomaba de la mano, para descargar cualquier posible carga electrostática, antes de darle los circuitos. Ese detalle aumento su respeto por el Doctor
Entonces examino los circuitos integrados, y su boca se abrió con sorpresa.
— El Dr Kawazu me explico que son circuitos experimentales, cada uno equivale a varios cientos de miles de nodos de una red neural. Estos no son perfectos, son circuitos rechazados por el control de calidad, pero me comento que no deberás tener problema en mapear las partes defectuosas y aprovecharlos.
— Yo, no , no se que decir. Estos circuitos son muy avanzados, dígale que son maravillosos, que haré algo importante con ellos.
— ¿Para que los quieres?
— Para Bampei Kun, mi androide, Lo diseñe para defender el templo contra enemigos, pero le cuesta mucho trabajo distinguir a los enemigos de los amigos, con una red neural sera mas fácil enseñarlo.
— Bampei, entonces asi se llama ese pequeño androide. Te pido disculpas, espero no haberlo dañado. — mientras tanto el doctor le entregaba a Skuld la manija de encendido del robot.
— ¡Doctor!, los siento mucho, no esperaba visitas hoy. Espero que no lo haya molestado.
— No te preocupes, fue divertido. Pero estoy intrigado ¿tienen muchos enemigos? — Skuld estaba a punto de contestar, cuando Sentaro, que no había perdido detalle, le dio un codazo y una mirada de que se callara.
— Eh.. si algunos...disculpe sensei, me tengo que retirar, hay tanto que quiero hacer con estos circuitos.
— Muy bien, el Dr Kawazu espera un reporte, y eso me recuerda.— El doctor saco un pequeño paquete y se lo dio a Skuld. Esta lo abrió y vio con sorpresa, un pequeño y elegante tarjetero. No era de piel, como el del doctor, sino de un elegante metal bruñido, como el que podría tener un joven ingeniero de alto nivel.
— Espero que te guste. En su interior encontraras la tarjeta del Dr Kawazu, con su e-mail, a el le gustaría saber de ti. Quedo muy impresionado con tu circuito — El doctor le dio a Skuld un CD ROM. — Aquí hay algunas observaciones sobre tu circuito que te hizo el Dr Kawazu. Por favor, escribele.
Skuld miraba fascinada el tarjetero, y lo abrió para ver la tarjeta. Se inclino muchas veces ante el doctor en agradecimiento y luego corrió hacia su cuarto, arrastrando al joven Sentaro, quien se disculpo una sonrisa, pues no le había dado oportunidad de despedirse.
Repentinamente el doctor escucho una voz familiar a sus espaldas.
— Doctor, me asombra de nuevo. Nunca había visto a Skuld comportarse así con nadie.
El doctor con una gran sonrisa se volteo a ver a Urd, pero al verla tuvo que luchar para no quedarse con al boca abierta. El día anterior había visto a Urd con lo que ella consideraba un traje conservador, pero que el Doctor había juzgado como elegante y sensual. Hoy Urd usaba su ropa habitual, mucho mas reveladora que la que había llevado a la universidad. Con un muy amplio escote al frente. Urd no pudo ocultar su satisfacción ante la reacción del doctor, pero para su desencanto este se repuso muy rápidamente.
— Urd-san es un placer verla de nuevo.
Urd frunció el ceño ante ese "Urd-san" así que decidió contraatacar con estudiada coquetería.
— Vamos doctor, como me puede llamar Urd-san, después de que dormimos juntos — Urd pronuncio "dormimos juntos" con una coquetería y sensualidad tal, que el doctor se sonrojo profundamente, desgraciadamente para Urd, su bronceado ocultaba mucho del efecto. Por un momento, Urd recordó a otro hombre en quien si se notaba cuando se sonrojaba ante ella.
El doctor pareció atragantarse, luego se comenzó a recuperar rápidamente. Urd ya lo había notado, el doctor parecía tener el don de adaptarse rápidamente a las situaciones, este tardo un poco en reaccionar, pero entonces adopto una actitud resuelta
—Urd ssa sa... quiero decir Urd. Entonces debo pedirte un favor.
—¿cual es?
— Mi nombre es Kenji. Simplemente Kenji
Para Urd era evidente lo mucho que le costaba al doctor decir esas palabras, pero aun así, tenia un sorprendente auto control. Entonces el doctor, es decir Kenji, pareció recordar algo, y le entrego el ramo de flores a Urd. Esta reconoció las flores, su perfume pronto le comenzó a traer recuerdos. El recuerdo de esa fría mañana cuando las descubrió y recordó el cuerpo desnudo de Fafnir. Pero afortunadamente esos recuerdos ya no eran tan dolorosos. Se quedo un momento tratando de embriagarse de su suave aroma. Pero recordó que Kenji estaba ahí, y al verlo no evitar jugar con el.
— Que hermosas flores... Kenji... gracias por tu galantería. — El doctor trago con dificultad. Urd como gran maestra de la seducción, había puesto una gran carga de sensualidad al pronunciar su nombre.
— No son flores, bueno si son flores, pero son plantas medicinales, son..
— Si lo se, son la flor de Urd. — Urd miro a los ojos al doctor quien se dio cuenta que estaba jugando con el y había resultado ser un blanco muy fácil. Entonces sonrió, y ella le correspondió la sonrisa, abandonando su juego de seducción. — Gracias Kenji. No sabes lo que significan para mi.
— Esta ves Urd pronuncio su nombre de una manera distinta, lo dijo con una calidez, que el doctor sintió que se extendía a su propio cuerpo, volvió a tragar saliva, pero finalmente se sobrepuso.
— Yo siempre cumplo mis promesas. Puedes disponer de todas las que quieras ademas de otras plantas del invernadero que se que te hacen falta. Solo quisiera pedirte un favor.
— ¿Un favor?, por supuesto, estas flores son muy importantes para mi. Lo que sea.
— Enséñame como las preparas.
— ¿Como?, si tu has podido extraer sus compuestos con una gran pureza.
— Y nos tomo a mi y a mis estudiantes mas de una semana de trabajo lograrlo, algo me dice que pudo aprender mucho de ti.
Urd miro a los ojos al doctor y volvió a ver esa intensa mirada que delataba su curiosidad. Le gustaba esa mirada
— Bien, manos a la obra. Acompáñame.
Entraron al "Castillo de Urd", pues ese era el letrero que ostentaba su habitación. El doctor no pudo evitar sentir un estremecimiento al ver el futón doblado en una esquina.
Urd procedió a preparar su laboratorio. Saco sus reactivos, sus cristalería: Matraces, retortas, destilador, etc. Luego dudo un instante y le pidió al doctor que se diera la vuelta. Tratando de ser discreta ejecuto un hechizo sencillo y su ropa se transformo en una sencilla, pero muy bien entallada , bata blanca de laboratorio. Podría pasar como una elegante científica de alto nivel. hizo una pausa para que no pareciera que había usado magia
—Listo ya puedes mirar.
El doctor tuvo un sobresalto... le estaba dando a entender que se había desvestido y cambiado a sus espaldas, así que volteo lentamente a ver.
—Ohh , ¿una bata de laboratorio?
—Que esperabas, ¿una capa negra con lunas y estrellas y un sombrero cónico?
El doctor sonrió tímidamente
—Confieso que si..
— Déjame decirte, esto es mucho más practico, pero tal ves un día te deje ver mi traje de hechicera.
Ambos rieron ante la idea.
Urd tomo las flores, y aspiro su olor por ultima vez. Lo tendría que sacrificar, pues ese no era el compuesto que necesitaba.
Con habilidad, comenzó a separar los pétalos, separando los que estuvieran dañados o lo que ella sentía no tenían la concentración adecuada. Los recorto en pedazos finos, los macero, y finalmente añadió un solvente.
Separo el extracto, lo filtro y procedió a realizar una cristalización preliminar.
El doctor no perdía detalle y varias veces se detuvo a preguntarle porque hacia las cosas de cierta manera.
— En este paso, la temperatura debe ser de 52.4 grados centrifugados exactos. Como es puedes determinar la temperatura sin medirla.
Urd se detuvo, no lo había pensado, ¿como lo sabia?. Solo sentía que así debía ser, entonces repaso lo que había hecho y comento.
— Hay un ligero cambio de color, cuando el cristal cambia de fase.
El doctor sonrió con aprobación. No se le había ocurrido tomar eso en cuenta.
Urd procedió disolver y a re cristalizar la sal obtenida. Ahora solo quedaba una pequeña fracción del material con el que había comenzado, pero la pureza era esencial. Una y otra vez repitió la cristalización, cada ves eliminando más impurezas.
Pasaron más de tres horas.
— ¡Que hermosura! ¡que belleza!, Nunca había visto algo tan impresionante en mi vida. Las proporciones, la forma, son casi perfectas.
Urd estaba acostumbrada a escuchar ese tipo de elogios para referirse a su cuerpo, pero el doctor no la estaba mirando a ella, sino al fruto de su trabajo. Unos cuantos cristales ligeramente amarillentos, y que el doctor examinaba con un microscopio que había traído.
Era la primera vez que Urd escuchaba tantos elogios respecto a su trabajo y ademas dichos con tal honestidad y vehemencia. Entonces el doctor volteo a verla. A ver esos intensos ojos marrones Urd sintió algo que nunca en su vida había sentido. Urd se había ruborizado ante la mirada de un hombre.
Pero las siguiente palabras del doctor le cayeron como un balde de agua fría.
— Pero creo que puedes lograr algo mejor.
El rubor de Urd fue pronto substituido por un momentáneo acceso de ira, pero que fue rápidamente interrumpido, cuando el doctor hizo una declaración de humildad.
— Yo nunca podría haber logrado algo parecido en mi laboratorio. Esto supera en pureza cuanto he intentado hacer, sin embargo después de verte, creo que hay un par de puntos que se pueden mejorar.
Urd no pudo evitar soltar algunas maldiciones que solo hicieron sonreír al doctor.
— Kenji, para que necesitas que sea tan puro. Yo he usado este compuesto así, no necesito más.
El doctor dudo por un instante. Lo que el quería hacer, era probar una de sus hipótesis. Pero la idea parecía tan demente que no se había atrevido a mencionar a sus colegas, hasta que tuviera alguna evidencia. Pero tenia que sincerarse con Urd
— Este compuesto tiene capacidades, que van mas allá de sus propiedades químicas. ¿has visto su estructura cristalina?. La estudie por refracción por rayos X, yo creía que era simplemente una estructura cubica centrada en la cara, pero hay algo mas. Creo que este compuesto extiende su estructura en otras dimensiones. Su estructura parece resonar con la estructura del espacio tiempo. Pero tiene impurezas, que impiden que penetre muy profundamente. Intenta percibirlo.
Urd escucho al doctor con curiosidad. Recordó las palabras de Belldandy, acerca de entender los principios de la magia. Así que tomo el recipiente con los cristales, y comenzó a cantar para concentrarse.
Pudo ver la malla del cristal. Ella era un ser de 10 dimensiones, así que pronto reconoció lo que decía el doctor. La malla cristalina, se extendía no solo en 3, sino en 10 dimensiones. Anclándose en la estructura del espacio / tiempo. Pero en lugar de ser perfecta, la trama del cristal se fracturaba aquí y allá, por impurezas. Las impurezas distorsionaban el cristal, y ella casi podía sentir el dolor del cristal al ser deformado.
Ese dolor la hizo salir del trance. Miro a los cristales, y con un gesto de decisión, decidió liberarlos de su dolor. Esta vez el doctor se puso a trabajar con ella.
Horas después, ella y el docto se acercaron a un pequeño platillo de vidrio, al que miraron casi con veneración. Había solo seis cristales, del tamaño de los cristales de la sal común. Maria Curie debió sentirse igual cuando después de procesar toneladas de mineral, obtuvo unos cuantos miligramos de un nuevo elemento, el radio.
Urd sentía que esos cristales rebozaba de magia, el doctor podía ver un leve pero extraordinario destello que salia de ellos, y que sospechaba de donde provenía. El esfuerzo había valido la pena. El poder de esos cristales debía ser extraordinario.
— Kenji, tenias razón. La estructura cristalina ahora es perfecta. Puedo sentir su poder.
— Es increíble, una ventana anclada a otras dimensiones. Me siento mareado tan solo de pensar en las implicaciones.
Sin siquiera darse cuenta, el doctor y Urd se abrazaron emocionados. La emoción de su logro derribo por un momento las barreras naturales que hay entre las personas. Ahora dependería de ellos si las volverían a levantar.
Lentamente se separaron, las palabras salían sobrando. Afuera los primeros rayos del día comenzaba a aparecer, y el doctor comenzó a sentir el cansancio del día.
— Esta por amanecer, debo retirarme. No se como daré clase hoy, pero valió la pena.
— Kenji, espero verte pronto. Hay tanto por hacer.
Urd vio el cansancio reflejado en los ojos del doctor, y recordó que era un humano. Fue a su anaquel de pociones y trajo una pequeña píldora.
— Toma esto, te dará energía para el día. Y no pongas esa cara, no es es peligroso.
El doctor tomo la píldora y sin decir nada se la trago, dándole a entender que confiaba en ella. Pronto sintió como desaparecía el cansancio y el hambre.
Finalmente se despidió de Urd y salio. Al salir se encontró con el aire fresco de la mañana y con el, sentía un vigor renovado. Mientras caminaba por el sendero del templo, miro al cielo y se sintió feliz, como nunca en su vida. Finalmente subió a su automóvil y partió.
Pero el auto apenas había recorrido unos cientos de metros, cuando se detuvo al borde del camino y el motor se apago.
Repentinamente, el pequeño automóvil se estremeció cuando de su interior salio un poderoso grito.
— ¡BANZAI!
Luego el auto encendió, y continuo su camino.
Notas:
1) Este capitulo me costo bastante trabajo, espero no haberme excedido en los detalles técnicos que tanto me apasionan. Desearía conocer sus opinión.
2) Sake. Puede parecer extraño que con una sola botella de Sake el doctor tuviera una cruda de tales proporciones, pero la mayoría de los japoneses tienen muy baja resistencia al alcohol. Usualmente con el equivalente de dos copas de vino son mas que suficiente para dejar fuera de combate a muchos.
3) Stealth: En computación un programa o un virus utiliza técnicas stealth (subterfugio) para ocultarse de los usuarios y de los antivirus. Básicamente modifica al sistema operativo, para que todo intento de detectarlo de por resultado que todo esta en orden.
4) Subaru R-2. Los fans de "You are under arrest", reconocerán este automóvil.
