La orden de los Caballeros Mortales
Por Javier Delgado R.
Fan fiction, inspirado en "Oh mi diosa"
Capitulo VI
El deber de una diosa
Giörel , diosa de primera clase, se encontraba muy feliz. En realidad es no era algo raro, parecía ser su estado natural. Gentil, amable, y sobre todo alegre, no había día que no le pareciera descubrir algo completamente nuevo que no mereciera celebrarse. Caminaba por los senderos del maravilloso mundo que los humanos conocemos como "el cielo" con una hermosa tonada, mientras se dirigía a su trabajo. Tenia cierta premonición de que hoy seria un día especial.
Aun era una diosa muy joven. Sus rasgos conservaba algo de la suavidad y la inocencia de una niña ademas de unos inquietos ojos verdes de un color que ella pensaba reflejaban su amor por los seres que crecían de la tierra, pues ese era su dominio. Tenia un hermoso pelo castaño que le gustaba acomodarlo en una larga trenza, que siempre portaba alguna flor. Debido a que de un momento a otro podría necesitar ir a la tierra, llevaba su traje ceremonial de diosa.
Llego al hermoso edificio donde se encontraba la "Oficina de ayuda de las diosas" encargada de cumplir deseos a algunos mortales. Saludo a su supervisora, Othala. Ella era una diosa con aspecto un poco severo, pero que sabia que tenia un gran corazón. A pesar de la eterna juventud de sus aspecto, tenia literalmente una experiencia de siglos.
El edificio era inimaginable en términos humanos: formas geométricas imposibles, amplios espacios extendidos en mas de 3 dimensiones, pasillos cruzando espacios que provocarían vértigo a un mortal al no contar con ningún apoyo o protección. Había apenas una docena de diosas en ese gran espacio, pero no se necesitaban más. Solo los casos especiales eran atendidos aquí. Los deseos comunes eran atendidos en la oficina de la "Linea de asistencia terrestre".
Finalmente llego a su lugar. Un cómodo y elegante asiento que parecía flotar en el aire. Tenia varios display y controles ajustables.
Recientemente había sido transferida a este puesto y como todo lo que hacia, había puesto todo su empeño en su trabajo. Después de atender algunos casos con supervisión de diosas mas expertas finalmente había recibido la autorización de trabajar sola. Eso entre otras cosas implicaba estar en el lugar que alguna vez había ocupado Belldandy. Este había sido su asiento.
Ese nombre le producía un suave calorcito, ahí, donde las diosas tiene su corazón. En secreto se preguntaba si le tocaría llegar a enamorarse también de algún mortal. Pero la mera sugerencia de eso, había provocado una reprimenda por parte de su supervisora. El amor había producido una baja muy importante en el "staff" de la oficina y no deseaban que se repitiera. Para todos era ya sabido que lo que retenía a Belldandy en la tierra, no era ya un contrato, sino algo que ella consideraba más importante.
Giörel sonrió para si, y luego con un aire un poco culpable, en lugar de comenzar su trabajo abrió el archivo de Belldandy. Ya se lo sabia de memoria, pero había aspectos que no comprendía. Sin embargo, para no llamar la atención, prefirió mantener el display en modo bidimensional, mucho más discreto.
Ahí estaba, un historial perfecto, desde niña se esperaban grandes hazañas logros de su parte. Sus lista de éxitos era notable. Campeona en carreras, en Cantos Mágicos, en Hechizos no verbales, un certificado sin tacha como valquiria, Una tesis sobresaliente en historia Humana, sobre los alcances del caso "Urth". Sin embargo, había algunas extrañas anomalías. No era mencionado el nombre de su instructor, y había un largo periodo sin ninguna actividad. A Giörel le gustaba imaginarse que había tenido alguna misión secreta, o algo parecido. El nombre de Celestine había sido completamente eliminado de su historial y ya pocos los recordaba. Pero lo que mas le impresionaba era su relación con Keiichi. En eso escucho una tosesita detrás de ella. Rápidamente apago el display, pero era demasiado tarde. Su supervisora flotaba detrás de ella, con una expresión severa.
- Othala, perdón no la sentí llegar.
- ¿De nuevo con ese expediente?, creo que ya te los sabes de memoria. Tienes otros asuntos más importantes que hacer que soñar despierta.
La supervisora pretendía estar enojada, pero era imposible enojarse con esa joven diosa. Aun así, debía hacer algo, le gustaba la iniciativa y la curiosidad, pero NO en horas de trabajo.
Lo siento, pero es que hay muchas cosas que no entiendo. ¿Me las podría explicar?
Othala, suspiro. Simplemente no podía enojarse al ver esos ojos inquietos. Pero le preocupaba. La fascinación por Belldandy parecía querer alcanzar niveles de epidemia entre su personal.
- Muy bien, no hay mucho trabajo, tengo una minutos.
- Keiichi no es el primer mortal que desea vivir con una diosa, ¿Porque es al único que se le concedió.?
Othala la miro fijamente. Era una afirmación delicada, en varios aspectos
- Giörel. Todos los deseos se cumplen. Es nuestra palabra como dioses.
- Lo siento, no me refería a eso, sino a que...- Othala exasperada la corrigió.
- Los humanos rara vez saben exactamente lo que quieren, por eso es que no todas las diosas pueden ocupar esa silla. Tu estas entre las que tienen la sensibilidad para guiarlos e interpretar sus deseos. Puedes darles alternativas, puedes proyectarles imágenes mentales para que ellos comprendan lo que implicarían sus deseos, incluso puedes hacerlos vivir en una simulación y darles la oportunidad de sentir lo que pasaría con un deseo equivocado y arrepentirse. En la mayoría de los casos, y tu lo debes de saber, lo que en realidad deseaban era alguien a quien amar y adorar, casi como una diosa y eso se les cumplió.
- ¿Pero en el caso de Belldandy?
- Yggdrasil respondió antes de que ella pudiera actuar. Ahora es tu turno. Dime porque. Tienes poco aquí, pero tu ya debes saber la respuesta.
La joven diosa la miro insegura, había esperado que su supervisora le diera al respuesta, así que comenzó a recitar sus lecciones.
- Se les conceden deseos a los humanos, porque obtenemos compensaciones a cambio... ¡Eso es! Que el sistema conceda que una diosa de primera clase se quede con el significa que que solicita el deseo debe ser alguien muy especial y se esperan grandes cosas de el.
La joven suspiro con una mirada añorante y romántica.
- Me gustaría conocer a ese mortal.
- No, eso si lo prohíbo. No se que tenga de especial, pero las diosas que han estado con el han cambiado. Primero Belldandy, luego Peorth, y después esa Valquiria, Lind. La mas poderosa de las Valquirias, trastornada por un mortal. ¡No!, recuerda, Keiichi esta fuera de los limites. Ahora olvídalo, ya ni siquiera yo puedo ver su expediente. Así que a trabajar. Dame un resumen de tu trabajo.
Giörel puso una cara de culpabilidad, incluso sin ver el expediente, se rumoreaban muchas cosas. El joven había dado muestras de ser especial. Un mortal que había podido soportar no una vez, sino dos veces a ángeles. El ángel de Lind y el espíritu familiar transformado en Ángel por Belldandy. También se le había concedido un segundo deseo por parte de la oficina de deseos rival. Eso nunca antes había pasado. Y ese deseo había sido, nada menos que, escuchar que Belldandy lo amaba. ¡Fue tan romántico! Y aun más, ¡había sido capaz de llamar al cielo por su voluntad!, y eso por su amor a Belldandy. ¡Nunca había pasado algo así.!
Pero ante la mirada severa de su supervisora, prefirió dejar como secreta sus fantasías, así que se puso a repasar una sus expedientes. Tenia una lista de 10 candidatos. Seleccionados cuidadosamente por el sistema. En algún momento, sabia que le tocaría atenderlos. Así que procedió a dar su resumen de los casos mas importantes. Al terminar su instructora le pregunto.
- Y de esos casos, quienes son los mas inmediatos.
- Hay tres próximos, esta Y Chiara Vimercati, de Italia, Mipham Chokyi Lodro del Tibet y Somasindhu Parthasarathi de la india. Me gustaría que fuera Somasindhu el primero. Tiene unos ojos tan tristes.
La supervisora, cruzo los brazos en signo de exasperación.
- Eres una diosa de primera categoría. No una atolondrada deidad del amor. Ahora dime tu opinión del "joven de ojos tristes".
La joven se ruborizo ante la burla de su instructora. El joven hindú era su favorito, proveniente de una familia intocable. Le había costado trabajo entender el termino intocable, y ahora le dolía la palabra. Ademas sus ojos tristes la hacían suspirar. ¿Le tocaría también enamorarse de un humano especial?
- Viene de familia muy pobre, del clan de los intocables. Ha sufrido mucho, y creo que...
- No se conceden deseos por sufrir. Debes ser objetiva.
- Tiene el potencial de ser un gran medico, tiene el talento para investigar y desarrollar curas. Sus acciones traerán la felicidad a mucha gente y eso nos beneficiara mucho. Pero esta a punto de darse por vencido.
- Eso esta mejor. ¿que crees deba pedir?
- Creo que debe pedir algo que le ayude a poder entrar a la universidad y estudiar. Algo que lo estimule a luchar y seguir adelante. Pero me preocupa. Según había estimado, la llamada debió haber ocurrido hace casi una semana, están a punto de cerrar inscripciones y el se esta desanimando, el periodo optimo para tener su deseo esta pasando.
Giörel vio la imagen del joven en la pantalla, esa mirada triste la conmovía. Si lograba cambiarla en una sonrisa duradera, se consideraría la diosa más feliz de todas.
Por un momento recordó a Belldandy y el deseo del elegido que le había tocado atender. ¡ Keiichi.!, Saboreo el nombre de ese mortal, su romántico corazón no lo podía evitar. El sistema había aceptado que una diosa de primera clase, dejara todo y se quedara con el.
En eso, sonó el teléfono. Su corazón salto de placer. ¡Finalmente, Era el joven hindú!. Finalmente lo podría conocer. Rápidamente levanto la bocina y contesto en perfecto hindi, pues lo había estado ensayando una y otra vez.
- Devi rahat karyalay. Tum fon karne ke liye dhanyavaad, ham aapako turant bhaag lenge.
Volteo a ver a su supervisora. Esta sonrió aprobando su correcto acento. Escuchó la voz de sorpresa del joven, eso era lo normal. Se preparo para partir. Reviso mentalmente el expediente del joven. Preparo su tarjeta de presentación y no pudo evitar una ultima coquetería para dar un vistazo al espejo por el que se transportaría y estuvo satisfecha con lo que vio.
Repentinamente vio algo extraño y se regreso. Por un momento había observado una poderosa energía en el cuarto del joven. Ante la mirada de su supervisora, reviso el sistema, pero no había ninguna huella. Sin embargo encontró una discontinuidad de tiempo en la bitácora.
- Algo extraño ocurrió y hay una anomalía en el sistema, pero tal ves no tenga otra oportunidad, debo bajar con el. Se supone que no debo bajar si hay alguna posibilidad de presencias extrañas.
- No te preocupes, yo lo revisare, tu cumple con tu deber. Apresúrate
Finalmente partió a la tierra, disolviéndose en el espejo. Pero no todo estaba bien, de haber escuchado la linea telefónica unos segundos más, habría podido escuchar como las voz del joven pasaba de la sorpresa, al terror.
En otro lugar, la lucha estaba en su punto culminante.
Anang-Reh tenso sus músculos, sus oponente casi lo doblaba en peso, y el esfuerzo por evitar ser arrojado requerida toda su concentración. Los músculos le dolían, el encuentro pasado había sido muy doloroso, la joven demonio que enfrento era un digno rival, pero finalmente la había derrotado. Mentalmente reviso la situación. Su oponente prácticamente lo tenia en el borde de la pista, un poco más y saldría del área. ¡Era Perfecto!. No pudo evitar soltar una risa, que desconcertó a su adversario, y aflojo un momento. Eso era todo lo que necesitaba. Anang-Reh súbitamente dejo de empujar, dejo caer de espaldas, jalando a su oponente, y colocando su pie contra el estomago del tosco gigante y este, sin un punto de apoyo, cayo fuera de la arena, El pie de Anang en el estomago fue una excelente palanca.
Se escucho un estruendo, justo entre los asientos de los jueces. ¡Exactamente como lo había previsto!. Seguro que con eso, los jueces no volverían a olvidar su nombre.
El ruedo se lleno de risas. La táctica del joven no había sido muy elegante, pero si muy efectiva. Pronto hubo discusiones por todo el lugar, mientras demonios de todas la edades discutían sobre su deporte favorito. Pero las reglas eran claras, Anang-Reh era el nuevo campeón.
Ahora estaba en medio de la pista, erguido con orgullo, como tratando de contrarrestar la poco elegante jugada que habría realizado. Hubo una pausa larga, pero finalmente uno de los jueces se las arreglo para recuperar un poco de dignidad, se le acerco, y de mala gana le levanto la mano, indicando victoria.
Sabia que lo criticaran, un demonio que se respete nunca se dejaría caer ante un adversario. Pero no le importaba. Con esta victoria tenia oportunidad de ser seleccionado para el cuerpo élite de combate.
El Shak-ar era un deporte popular entre la clase guerrera y con cierto parecido a las reglas del Sumo. Se debía sacar al oponente fuera del circulo y originalmente era una competencia de fuerza. Pero en realidad no había ninguna regla que dijera como se sacaba al oponente. Este pequeño detalle le había valido derrotar a varios oponente mucho mas grandes y fuerte que el, para disgusto de quienes querían ver en este deporte un concurso de fuerza bruta.
-¡Padre!- grito el joven, al ver acercarse a un hombre, que apenas parecía mas mayor que el. Pero tanto entre los dioses como entre los demonios la apariencia es una mala forma de medir la edad. El hombre era un poco mas fornido . Su ropa era sencilla, pero llevaba varios ornamentos que indicaban su alto rango.
El hombre respondió de una manera severa al efusivo saludo de su hijo. El brillo de sus ojos era mas que suficiente para saber que su padre estaba orgulloso, pero era poco apropiado que una persona de su nivel mostrara afecto. El joven se coloco al lado de su padre y comenzaron a caminar, como si en lugar de salir de agotadora competencia de lucha, acabara de salir de la biblioteca.
- Como va la política.
-Ojala fuera tan sencillo como un encuentro de Shak-ar. Pero por tu estilo creo que no estarías tan fuera de lugar, veo que te importan más los resultados que la forma de luchar. Regresando al tema, Hild se rehúsa a escuchar. A veces creo que ella esta mas de parte de los dioses que de su propia gente. ¿Para que queremos entrenarnos en luchas y combates si nunca vamos a combatir contra un enemigo digno.? Solo sirve para asustar de vez en cuando a esos gusanos mortales que viven en la tierra. Le digo que deberíamos ser dueños del mundo mortal, y tomar todo lo que nos pertenece por a base de nuestro poder.
El joven estaba agotado, pero ante su orgulloso padre no podía mostrarlo, caminaba como si fuera un paseo, cuando el solo quería arrojarse a un baño katr a relajar su adoloridos músculos.
- Padre, pero durante las guerras, antes del sistema de doblete, sufrimos muchas bajas.
- Que importan esa bajas, para eso son los guerreros, para morir.
- Padre, yo...
- Olvídalo, eres demasiado joven para entender esto. Pero pronto veremos como eliminar a Hild de en medio.
- Padre, no deberías decir eso en publico.
El joven miro a su alrededor. Hild tenia un estricto controlo sobre lo que se opinaba de ella. Expresar su opinión libremente, podía ser peligroso.
- Hijo, ya no importa. Cada día, ella pierde poder.
- Pero yo creo que ella...
- Basta. Ya conozco tus opiniones. Pero sabes que mientras ella este en el poder, nunca podrás subir muy alto. Como hembra, solo confió en las de su clase, sin importar lo ineptas que sean. Solo ve a ese estúpido demonio que tiene en la tierra.
- ¿Marler?, ella no es estúpida. No la conoces.
- ¿Así que tu si la conoces? - El hombre arqueo las cejas en fingida sorpresa.
- El joven se detuvo un momento. Miro desafiante a su padre
- Si, si la conozco y debo decirte que las apariencias engañan. Ella me a enseñado muchas cosas del mundo mortal.
- ¿Y para que quieres aprender algo de esos seres inferiores?, mientras podamos manipularlos , no importa nada mas.
- ¿Sabes como derrote a mi ultimo oponente?, eso lo aprendí de los humanos, lo llaman judo. Vez, hasta de ellos podemos aprender para ganar. Marler me ha enseñado muchas cosas de ellos.
- El padre se rió oscamente y señalo con su dedo a su hijo.
- No sera que tu te estas llevando por las apariencias? Ella tiene un cuerpo muy deseable. Pero eso es lo único que tiene.
El joven entrecerró los ojos con ira contenida. Su padre estaba tocando un punto sensible.
- Basta, no hablemos mas de ella.
- ¿Y porque no?, ella es amiga de la hija mestiza de Hild. El que no haya podido expulsar a las tres Nornas de la tierra, me sugiere que debe haber algo mas entre ellas. No me imagino ninguna otra explicación para su ineptitud.
- Padre. Ella no es una inepta. Ya tendrás tiempo de descubrirlo.
El hombro miro a su hijo, se estaba volviendo demasiado insolente y no lo toleraría, pero ya tendría tiempo de disciplinarlo, pero no en público. Se dio media vuelta y lo dejo ahí, sin saber que decir. Sin embargo comenzó a pensar que tal ver no eran tan malo:
- Podría aprovechar esa amistad. Por alguna razón Hild tolera mucho a esa inepta, debe haber algo más. Creo que la amistad de Anang-Reh puede servir para tener información. Hijo, tendrás que aprender pronto algo de alta política.
En algún barrio pobre de Nueva Delhi
Somasindhu caminaba por una misera callejuela, lo rodeaba un mar de gente que lo pasaba como si no existiera. Con amargura pensó que de saber quien era el, efectivamente ellos pensarían que no mereciera existir. Era un Dalit, un intocable. A pesar de que oficialmente su casta era aceptada, la realidad aun era muy distinta. Había logrado escapar de la mas abyecta pobreza, pero aun no estaba lejos de ella.
Llego al destartalado edificio donde había conseguido el alojamiento más barato, y fue rápidamente a buscar el correo. Nada, no había nada. Ya debería tener la verificación de su beca y el primer pago. Busco en sus bolsillo,y apenas y pudo encontrar unas rupias. Apenas podría comer ese día. Luego miro el teléfono publico del edificio, y decidió arriesgarse a marcar al comité de becas. Debería haber algún error.
Era un antiguo teléfono, que encajaba perfectamente en el lugar, todo parecía a punto de deshacerse por lo viejo. Solo podía darse el lujo de una llamada. Tal ves tendría que aceptar esa oferta de trabajar con el curandero local. Siempre tenia clientela, aunque sus clientes no parecían mejorar. Pero Somasindhu parecía tener manos mágicas. Sabia escuchar a los pacientes y descubrir lo que padecían, luego con consejos muy sencillos y pocas medicinas, lograba que estos mejoraran. El curandero había descubierto su talento. Para que querría ser medico, sin con el podría sacarle mucho dinero a la gente.
Pero Somasindhu no quería eso. El quería estudiar medicina y ayudar a muchos. Saco la tarjeta del comité de becas, luego una moneda , la coloco y marco... y entonces escucho una voz, era femenina y , delicada, su entonación era culta, era el hindi de la gente educada y fina:
- "Centro de apoyo de las diosas. Recibimos su llamada enseguida estaré con usted para atenderlo."
Se quedo petrificado, era una llamada equivocada, ya no tenia dinero para mas.. Aun así la voz lo había hechizado. Luego escucho un ruido a sus espaldas y volteo a ver.
La religión hindú, tiene posiblemente unas de las imaginaciones más ricas, con elaboradas imágenes de dioses, y demonios. Algunas ilustraciones de demonios son horrorosas, pero nada de esto lo preparo para la visión que encontró.
Eran dos criaturas gigantescas. Apenas y cabían el el salón común donde estaba el teléfono. Eran tan horrorosos que su mente no los podía registrar. Cuerpos monstruosamente musculosos, afiladas garras, piel escamosa. La cara era grotesca. Grito con horror e intento correr. Pero una de las criaturas simplemente extendió su brazo y lo tomo, como un hombre que agarra una muñeca. Sintió una presión terrible y escucho como sus costillas de quebraban. El dolor era insoportable. Luego escucho en su mente una risa y unas palabras.
- Yagoth, estúpido, lo vas a matar antes de tiempo.
- Pero si solo lo apreté un poco.
- Los mortales son tan frágiles. Dámelo.
-Somasindhu grito, cuando el otro ser lo arranco de la mano de Yagoht.
Mira que frágil, solo necesitas usar una uña y rasgar aquí.
El monstruoso ser extendió un de sus dedos, donde tenia sobresalía una de sus uñas y con ella realizo un pavoroso corte en la garganta del joven. Este intento gritar, pero la garganta se le llenaba de sangre y solo salio un ruido gorgoteante. Luego lo dejaron caer y los seres desaparecieron de su vista, pero sabia que aun estaban ahí.
Repentinamente del espejo en la habitación salio una visión divina.: La mas hermosa joven que había visto en su vida, salio flotando de ahí, con una amplia sonrisa y una tarjeta en la mano.
Por un momento, pensó que era una devi que venia por su alma, pero cuando ella lo vio, grito, y luego floto hacia el a tratar de ayudarlo.
- Somasindhu, ¿que ha pasado? ¿quien te hizo esto?
El joven se sorprendió al escuchar su nombre. Realmente debía ser una devi que venia por el.
La joven diosa veía con terror como salia la sangre de su cuello. Intento contenerla con sus delicadas manos, su tarjeta se mancho de sangre. Era inútil. Por un momento el terror la petrifico.
Entonces se recupero. Después de todo ella era una diosa de primera clase, perfectamente entrenada. Respiro profundamente para tranquilizarse y busco la solución entre toda la magia que poseía. Había muy poco tiempo y recordó... El hechizo de Urd. Era algo tosco, ineficiente, y primitivo, pero rápido y funcionaba, por eso lo había estudiado en clase. No había tiempo de algo mas elaborado, por eso se consideraba la solución para un caso de emergencia y ella era un diosa de primera clase. Debería poder lograrlo con facilidad.
Comenzó a cantar el hechizo, pero había algo muy extraño, ¡No detectaba fuentes de energía vital cerca!. No había tiempo para buscarlas, tendría que extraer la magia de sus propias energías que eran limitada. No importaba, no había otra solución.
Retomo su canto, mientras formaba una esfera luminosa de energía vital extraída de ella misma. El joven hindú estaba a punto de perder el sentido, cuando recibió el impacto de esa energía vital. Perdió el aliento, pero recupero rápidamente la lucidez. Sintió como se cerraba la herida de su garganta y sus huesos rotos se recuperaban, finalmente. Expulso todo el aire que tenia, y aspiro.. como un nadador que sale a la superficie, su cuerpo temblaba completamente y no lo podía controlar.
Entonces la joven diosa lo enderezo un poco y colocó tiernamente su cabeza en su regazo, y luego lloro aliviada. Aun tenia su tarjeta de visita en la mano, pero manchada con la sangre del joven. Las lagrimas escurrieron de su rostro y cayeron en la tarjeta, dejando también sus huellas en ella.
Acaricio su rostro con ternura. Había soñado tanto con este joven para ayudarlo, ¿que había ocurrido?.
- Somasindhu, ya puedes hablar. Dime que te ha pasado, vengo a ayudarte, debo cumplirte un deseo.
Entonces el joven, intentando recuperar el control exclamo, señalando a la pared. Finalmente logro exclamar:
-¡Devi!, ! Rakshasas ,Rakshasas , ¡Están ahí, están ocultos!
Giörel volteo a la pared, justo a tiempo para ver aparecer a los monstruosos seres que el joven había llamados "Rakshasas", los espíritus malignos de la mitología hindú.
La diosa reacciono a tiempo ante la amenaza, levantando su barrera física, pero estaba agotada. Al primer golpe uno de ellos, su escudo fue destrozado y ella arrojada contra la pared.
El otro ser la tomo como una muñeca y la estrujo. Ella era mas resistente que el mortal, pero estaba débil, y el oprimió con toda su fuerza. Giörel grito. Somasindhu sintió una profunda rabia y dolor contra quienes le hacían daño a la devi. Se arrojo a tratar de rescatarla, pero fue rechazado como si fuera un insecto, y se estrello contra la pared.
Giörel intento defenderse, comenzó un hechizo para llamar a las fuerzas de la tierra, pero su cuerpo volvió a ser estrujado y el dolor la hizo perder la concentración. El ser le hablo con una voz rasposa y profunda
- Mira, la diosesita tiene agallas, ¿Intentas luchar?. No te va a servir de nada, no luches solo necesitamos tu corazón.
Y sin decir mas, con una de sus poderosas garras de sus manos rasgo y penetro salvajemente en el pecho de la diosa. Ella grito de dolor al sentir remover sus entrañas.
El espantoso ser sacó su garra y extrajo algo luminoso. Brillaba con una luz cálida y palpitaba suavemente. Era el corazón de la diosa.
Luego estallo en una risa que helaba el corazón, y arrojo el cuerpo de Giörel al piso, como algo inservible, y se dirigió a la pared, donde ambos seres desaparecieron.
Somasindhu estaba atontado por el golpe, pero hizo un esfuerzo sobrehumano y se acerco al cuerpo de la joven. Increíblemente aun estaba con vida. El corazón de una diosa es su fuente de energía, y el secreto de sus conocimientos, pero su cuerpo aun conservaba un poco de energía, que sin embargo pronto se extinguiría.
La levanto en sus brazos, y toco su hermoso rostro. Lloraba de rabia y dolor por lo sucedido y que el no había podido evitar.
Giörel suspiro, había soñado con estar en brazos del joven, finalmente se cumplía su sueño, pero sabia que le quedaba poco tiempo de vida. En medio del dolor por el brutal ataque y por su profunda herida, recordó su deber de diosa.
- Somasindhu, ¿Cual es tu deseo?... ¿Que es lo que más deseas ser en la vida?. No me queda mucho tiempo.
El joven no supo que decir, ¿Que clase de pregunta era esa? ¡Ella se estaba muriendo!
- Vamos, dímelo, necesito escucharlo ante de irme.
- Doctor, siempre quise ser doctor.
Giörel suspiro, y concentro lo poco que le quedaba de energía, pronuncio un hechizo incomprensible para el joven y con su última energía, lanzo una descarga de luz hacia el destartalado teléfono, luego su cuerpo comenzó a desvanecerse.
- Somasindhu, prométeme que seras un buen doctor.
- Lo prometo, por favor, no mueras! ¡DEVI!
Somasindhu lanzo un ultimo grito cuando la joven termino de desvanecerse. Se quedo con los brazos vacíos. ¿Acaso había sido un sueño?, entonces vio en el piso la tarjeta de la diosa, la levanto y la leyó:
- Departamento de ayuda de las diosas. Diosa de primera clase Giörel, segunda categoría.
Oprimió la tarjeta contra su pecho y comenzó a llorar.
(fin del capitulo VI)
notas:
Dalit. No es una casta, sino el nombre que se dan a si mismos los pertenecientes a las castas mas pobres, en la india usualmente se refiere a los intocables. A pesar de que oficialmente fue abolida, aun queda mucha discriminación, sobre todo en la aldeas mas remotas
