Pido disculpas por el largo intervalo entre la historia anterior, en este capitulo nuestros personajes tiene un pequeño pero merecido respiro. Espero que lo disfruten
Javier Delgado
La orden de los Caballeros Mortales
Por Javier Delgado R.
Fan fiction, inspirado en "Oh mi diosa" de Kōsuke Fujishima.
Capitulo XVIII
Preparativos
-Dr., Dr. Shugahara. Buenos días
El doctor escucho una lejana y femenina voz. Pero no entendía lo que decía.
- Dr. Shugahara es hora de despertarse
La voz se escuchó más cerca, ¿estaría soñando?, la voz no le era familiar. Trato de abrir los ojos, pero en lugar de penumbra, comenzó a sentir como una gran luz invadía su cerebro.
- ¡Ah!, mi cabeza, ¿Que es este dolor?
Si propio quejido se escuchó como si hubiera gritado, el cuerpo le dolía, la cabeza se dolía, ¿En dónde estaba? Era extraño, recordaba que ya se había hecho esa pregunta antes, pero el dolor de cabeza no lo dejaba pensar, escucho de nuevo la voz.
-Por favor espere, ha abusado mucho de su cuerpo, déjeme ayudarlo.
¿De quién era esa voz? No la reconocía. Sintió unas manos tibias y delicadas que se posaban sobre su cabeza. Sentía un deja vu que eso ya había pasado antes y luego esa voz femenina comenzó a cantar, algo que sonaba como un rezo, algo monótono pero que lo hipnotizaba y sin embargo le sonaba familiar.
Poco a poco su dolor de cabeza desapareció. Pero su confusión seguía.
Intento abrir nuevamente los ojos, temiendo que el destello apareciera de nuevo, pero en su lugar solo encontró una penumbra, como la que precede al amanecer. Un brillo rojizo se percibía en ambiente como si los primeros rayos del sol quisieran anunciar ya su próxima llegada.
Finalmente en la penumbra comenzó a distinguir una silueta femenina, Exclamo -¡Urd!- he intento levantarse, pero se sentía débil, entonces se dio cuenta de que la mujer tenía el cabello muy corto, tan distinto de hermoso y largo cabello blanco de su diosa. Finalmente la reconoció y entonces todo le vino a la mente. Su cuerpo se estremeció cuando los recuerdos de los últimos días se mezclaron entre sí: la batalla, el ver a Urd herida y maltrecha, el despertar en medio de un escuadrón de Valquirias, el haber estado a punto de morir por haber tocado la estructura del espacio tiempo...
Era tan difícil poder aceptar que todo eso había pasado. El mundo en el que vivía se había vuelto de cabeza.
No, ahora se daba cuenta que esa mujer no era Urd. También era una hermosa silueta femenina, pero no se movía con la coquetería y sensualidad de Urd, había cierta rigidez casi militar en sus movimientos era difícil descifrar su expresión.
- ¡Tú eres Othala,! ¿Qué ha pasado? ¿Qué hago aquí?
Percibió un suspiro de alivio en la mujer, aun le costaba trabajo moverse pero el cansancio lentamente se alejaba de su cuerpo y su cuerpo se relajaba. La sensación era familiar, era la relajación total después de una experiencia agotadora.
- Doctor Shugahara, debe tranquilizarse, pronto estará bien, ya comienzo a entender sus cuerpos. Un poco de más de magia habría ayudado pero debemos evitar usarla. Tuve que recurrir una de las pociones de Urd para ponerlos a dormir. Cuando ella se recupere tendré que hablar largo tiempo con ella, mi opinión sobre las pociones ha cambiado mucho.
¿Pociones? el Dr. Se sobresaltó, solo recordaba haber entregado los brazaletes a Lind, y luego nada.
-¡Urd!, ¿Cómo está Urd?
- Se encuentra estable, gracias a ustedes. Llegaron justo a tiempo, ahora tenemos energía para varios días más y gracias a ustedes no tendremos que preocuparnos de quedarnos sin energía. Su gente nos ha asegurado que tendremos una dotación constante.
- ¿Mi gente? ¿Han hablado con la gente de la universidad?
Othala no pudo evitar sonreír al ver su preocupación, la situación prometía ponerse interesante.
- Esa gente lo estima mucho, varios jóvenes vinieron a ver como estaba usted y también deseaban conocer el estado de Chrono. Lind no está muy complacida, sus órdenes es pasar desapercibidos, pero no pudo rechazar su visita. Tendrá que hablar con Lind, creo que siente que todo se está saliendo de control.
El Dr. no quería pensar lo que habría sido ese encuentro entre un montón de científicos curiosos y las diosas. Pero tal vez sería lo mejor, realmente no podía pedirle ayuda a la gente de la universidad sin que supieran la verdad. Había también algo que anotar, Othala hablaba con mucha familiaridad de Lind, al parecer no estaba directamente bajo su mando. Eso facilitaría mucho la comunicación. Luego recordó que tenía una pregunta dolorosa que hacer.
- ¿Entonces los brazaletes les han servido?
Othala asintió, pero no dejo de expresar cierta preocupación, que el Dr. interpreto correctamente
- Pero... aun así, no es suficiente ¿no es así?
- Es cierto, los brazaletes nos proporcionaran una gran cantidad de energía, incluso más de lo que esperaba, pero aun no es lo suficiente para sellar el campo de Belldandy y Urd. Pero debe tener más cuidado. Nunca imaginamos lo que pretendían hacer, o que los mortales tuvieran esos conocimientos. Lo que nos relató Chrono es impresionante.
- ¿Cómo esta ella?, esa joven valiente nos salvó la vida. Fuimos afortunados de tenerla con nosotros.
- Aun un poco débil, pero estable. Hicieron muy bien en colocarle los brazaletes inmediatamente. Su cuerpo no sufrió daños, a pesar de haber usado toda su energía. Cuando eso llega a ocurrir, los campos que mantienen nuestra forma en este universo comienzan a debilitarse y eventualmente colapsan. Ella también les debe la vida.
El Dr. hacia esfuerzos por incorporarse, pero el cuerpo no le respondía. Esa como haber corrido un maratón, y en cierta forma así había sido.
- ¿Que me paso?, no recuerdo bien. Les entregamos los brazaletes, estaba muy cansado y luego ya no recuerdo más.
Finalmente Othala lo ayudo a levantarse.
- Estaban felices, pero también agotados, ustedes tres aún no se habían recuperado completamente de la experiencia anterior y volvieron a abusar de sus cuerpos. Por eso decidí usar una de las pociones de Urd, ya que no logré convencerlos de descansar...
- ¿Cuánto tiempo ha pasado?
- Una rotación completa de su planeta, lo que le llaman día, apenas lo suficiente para que ustedes se recuperen de manera adecuada. Y no admito protestas. Soy la sanadora de este equipo y ustedes ahora están bajo mi cuidado.
El Doctor quiso quejarse, pero esta mujer hablaba con una gran autoridad, en ese momento su estómago hizo un poco amable sonido y el Dr. se sintió avergonzado.
- Eso es buena señal, déjeme llevarlo con Keiichi, él ya lo está esperando.
- Un momento, que pasa con Skuld? ¿Según recuerdo, ella estaba solo agotada?
Othala cambio su expresión serena, a una de preocupación.
- Ella ya se encuentra bien, pero consideré mejor no despertarla aun. Su mundo está destrozado. Sus dos hermanas en peligro de muerte, parte de este lugar que ella considera su hogar, está destruido, la conexión a Yggdrasil donde está su gente, está rota y además - Othala de detuvo un momento, como buscando las palabras adecuadas- Esos dos androides, que el joven Sentarō me explico trataba casi, como seres vivos, están destruidos.
Othala puso un extraño énfasis en las palabras "androides" y "vivos". Había algo sobre ellos que la turbaba. El Dr. sintió que no era momento para preguntar, pero mentalmente archivó el dato.
- Si, recuerdo que sus androides eran verdaderas inteligencias artificiales y creo que podrían haber pasado la prueba de Turing sin problemas. - El Dr. se quedó pensando un poco. - La gente del instituto de Lógica difusa estuvo trabajando con Skuld, tal vez ellos tengan un respaldo. No sé si sea posible restaurar sus conciencias.
Othala se puso un poco rígida, algo no le gustaba.
- Son inteligencias sintéticas, no sé cómo las puede aceptar con tanta tranquilidad. No se le debió permitir a Skuld el crearlas.
El Dr. se sorprendió ante el rechazo tajante de Othala, pero estaba demasiado cansado para profundizar en el tema, había algo más importante y decidió cambiar de tema.
- ¿Por favor, puedo ver a Urd un momento?
En ese momento, entraron varias valkirias que lo rodearon llevadas por la curiosidad. Eran mujeres de aspecto joven y muy hermosas pero de aspecto orgulloso y porte muy digno. Por primera vez, desde que habían llegado a este lugar, el Dr. se dio el lujo de examinarlas con mayor detalle. Su edad aparente y su forma de actuar no correspondía entre sí, podían parece muy jóvenes, pero seguramente habían vivido mucho más que él.
Se movían con soltura y seguridad, sus movimientos eran precisos y elegantes, había femineidad, y pero ningún rastro de debilidad. Después de ver lo que había hecho la joven Chrono, no lo cabía duda de que deberían eran verdaderas diosas guerreras.
Al darse cuenta de que se interesaban por él, se sintió avergonzado ante esas mujeres poderosas y de apariencia perfecta, él se sintió como un oloroso y sudoroso primate, pero luego recordó a Urd. El saber que Urd lo amaba, le dio ánimos para ver directamente a las diosas.
Noto que lo veían con curiosidad en incluso percibía cierta actitud de respeto hacia él. Antes de que se diera cuenta, una de ellas se le acercó y le toco el rostro. Otra de ellas le toco la ropa, y palpo sus músculos, y las demás se acercaron y lo comenzaron a examinar.
Sin embargo, no se percibía ninguna actitud ofensiva en ellas, era simple curiosidad, al parecer no conocían a muchos humanos. Finalmente una de ellas comento:
- ¡Un mortal! Nunca había tocado uno. Su piel es extraña, nunca había tocado algo semejante. Pensé que se sentirían más frágiles, y nunca imagine que fueran capaces de desarrollar su propia magia. Por lo que nos dijo Chrono, es tosca y primitiva, pero poderosa.
La primera, la que le había tocado el rostro se dirigió a le y le comento:
- Shugahara-san, tiene usted una hermosa aura. Incluso no todos dioses pueden decir lo mismo. Lo mismo que esos otros dos mortales. Creo que comienzo a entender a Belldandy y a Urd.
El Dr. no pudo evitar sonrojarse ante las palabras de la hermosa joven. Othala las miro enojada.
- Déjenlo en paz, él es mi paciente.
Pero el Dr. Shugahara se dio cuenta de solo había curiosidad.
- Othala, déjalas, sé que están aquí para ayudarnos y si sirvo para satisfacer su curiosidad me parece un pequeño aporte de mi parte.
Una de ellas comento:
- Solo sabemos de los mortales por las clases y por las simulaciones, pero no es lo mismo ver uno de cerca, y no nos dejaste acercarnos a los otros dos.
- Esta bien, pero solo unos momentos, ellos son más frágiles que nosotros.
Una de ellas pregunto abruptamente.
- ¿El saber que su vida es corta no los asusta?
El Dr. volteo a ver a una joven de aspecto más serio, imagino que podría de la de mayor edad por su porte.
- Claro que nos asusta, por eso hemos inventado tantas religiones, y filosofías. Pero creo que la mayor parte lo hemos aceptado como una consecuencia natural de nuestra existencia.
- Ustedes parece tan frágiles y sin embargo su vida parece estar llena de vivencias y emociones, creo que siento cierta envida por ello.
El doctor se quedó pensativo y comento, - Tal vez el que nuestras vidas sean tan cortas nos hace vivirlas con mayor intensidad.
Otra de las valquirias, de actitud más joven comento. - Yo he vivido mil veces más que usted, y sin embargo, hay cierta sabiduría que emana de sus palabras. Espero tener oportunidad de hablar más.
Entonces Othala las interrumpió.
-Tendrán tiempo de hablar y admirarlo más tarde, en este momento él debe comer, y ustedes también tendrán que aprender a hacerlo.
La que había estado tocando el rostro del docto se dio la vuelta y comentó con cierta indignación.
- ¿Comer?, que manera tan extraña de absorber energía. Pensé que con los brazaletes no habría necesidad de hacerlo. La última vez que comí algo, tarde meses en olvidarlo.
Othala no pudo evitar lanzar una carcajada.
- Las raciones de emergencia del paquete de una valquiria no son el mejor ejemplo de comida que puede haber. Lo que comen los mortales sabe mejor. Dense por afortunadas que no han tenido que comer lo que me toco a mi cuando en los primero días era común quedar aisladas de Ydrassil. - Luego se volvió hacia el doctor y le dijo. - Dr., lo ayudare a ir a la habitación de Keiichi y arreglaremos lo de su alimentación.
- Por favor, quiero ver a Urd primero.
Un suave murmullo de aprobación emanó del grupo de valquirias y antes de que pudiera protestar Othala lo cargó en sus brazos, como si no pesara más que un bebe, y lo llevo junto a Urd, y después de unos minutos, que el Dr. hablo a la bella figura que yacía inconsciente. Sabía que no lo podía escuchar, pero no encontraba otra forma de dejar salir sus sentimientos. Había fallado, pero no estaba derrotado. Ante el silencioso grupo de valquirias que lo veían con respeto, se juró a si mismo que seguiría luchando, mientras tuviera vida.
Finalmente Othala lo interrumpió y lo llevo a la cocina, donde estaba Keiichi. El Dr., no pudo evitar pensar en lo frágil que el debería parecer ante estas diosas y eso evito que se sintiera humillado con el gesto.
Lind miro con desaprobación al grupo. Al menos su primero objetivo, que había sido alejar del temor de la mente de las valkirias más jóvenes se había cumplido, pero la parte de luchar sin magia era un verdadero desastre.
Lind reconocía que ella misma nunca había tomado muy en serio la idea de luchar sin magia. Al contrario, cada día había buscado luchar con magia más poderosa, pero ahora la prohibición de usar magia podría poner a su escuadrón en un serio contratiempo, nunca había contemplado cuando dependían de la magia.
En el desolado patio que había sido los jardines del templo, había establecido un perímetro de cancelación de magia donde ellas no podrían usar sus poderes aunque quisieran, el uso de la magia era tan natural para ellas, que era difícil evitarlo.
Había divido a su escuadrón en parejas que intentaban atacarse, con mucho entusiasmo pero con poco éxito. Después de varios encuentros donde ambos contrincantes caían al suelo, incluso la taciturna Lind tuvo que darse la vuelta para evitar reír. Tendría que buscar otra forma de tener a su escuadrón en forma.
Pero este simple ejercicio la había preocupado. Había estado revisando las revistas de Urd, y otros materiales que había en el templo y todo le parecía incomprensible. Pasar desapercibidas por el mundo de los mortales prometía ser la misión más difícil de toda su vida y además ya había mucha gente que sabía de su presencia. La gente de ese lugar llamado "Universidad" sabia demasiado, y además la presencia de esos jóvenes prometía traerle problemas con algunas integrantes de su escuadrón. YA era muy tarde para borrar las huellas.
Se sentía fuera de su elemento y eso le disgustaba. Tarde o temprano tendría que abandonar el templo, pero el pensar en dispersar a su escuadrón en el mundo de los mortales, para que no llamara la atención no le agradaba, pero estaba segura que el incidente en la Universidad pronto atraería a mas humanos.
Finalmente decidió que había que cambiar de táctica, tenía que buscar respuestas. Se dio vuelta y les dio la orden a su escuadrón de terminar el ejercicio.
- Tenemos mucho que aprender, pero es suficiente por el momento. Ahora debemos trabajar para reconstruir este lugar. Recuerden, no podemos usar magia. Esto fue un hermoso jardín y su dueña va a sentirse muy mal cuando lo vea, haremos lo posible por reconstruirlo. Saquen sus armas, hay que remover y pulverizar las rocas, emparejar el piso, después buscaremos vegetación para cubrirlo. Recuerdo como era este lugar, tenía una cierta magia muy especial y puede ser nuestro hogar durante un tiempo. Adelante.
Al menos eso parecía funcionar mejor. El atacar la lava y reducirla a grava y arena las tendría ocupadas en lo que planeaba el siguiente paso.
Se sentó a meditar, ignorando el ruido que la rodeaba. Recordó como había visto llegar a los mortales con Crono sin sentido. Afortunadamente se encontraba ilesa. Esa joven prometía mucho.
Luego recordó con sentimientos encontrados la explicación de lo que había pasado. Le estremeció que los mortales tuvieran a su alcance semejantes energías, pero había un sentimiento de culpabilidad que no la dejaba. Ella debería estar en el cielo, ayudando a resolver cualquier crisis. ¿Podrían estos mortales ayudarla a regresar?
Mientras tanto, en un suburbio de Nekomi, se podía escuchar los gritos de frustración de una mujer.
Era un edificio abandonado donde Marler había hecho su cuartel. El lugar estaba lleno de objetos que se había apropiado de este mundo, donde todo parecía inspirarle curiosidad. Era una mezcla desconcertante de objetos, algunos podían ser clasificados como basura, otros podrían ser obras de arte, pero para el propietario, parecía no haber ninguna diferencia. Máquinas de juegos, junto a antiguos jarrones, había televisiones y equipo electrónico descompuesto, libros incunables y manuscritos antiguos junto a mangas y comics. Todo parecía tener la misma importancia ante quien había coleccionado todo esto.
Sentada en algo que parecía un trono, Marler revisaba todos los datos que Walharen le enviaba, y que eran completamente inútiles para sus planes. Estaba rodeada de una docena de pantallas de información que aparecían y se desvanecían con nuevos datos. El Joven demonio había sido particularmente hábil para obtener la información, pero nada de eso le servía.
Además, los detectores en el templo, no mostraba señales de vida. Tampoco había registros de que las Nornas se hubieran retirado al cielo. De haber viajado al cielo, incluso había contemplado humillarse para comunicarse e implorar la ayuda de Urd, pero ni siquiera esto parecía posible, la comunicación con el cielo estaba suspendida. Solo algunas comunicaciones de bajo nivel con el cielo parecían estar activas, pero todo lo demás estaba bloqueado, nunca había visto un apagón de comunicaciones de ese nivel. Algo muy importante debería estar pasando. Justo en este momento en que Hild agonizaba ni siquiera podía humillarse ante sus enemigos para pedir ayuda.
Sentía como si un peso la aplastara conforme su rango de opciones desaparecía. En Hell al parecer la desaparición de Hild comenzaba a causar sospechas, y no la podría ocultar mucho tiempo. Aun así, ya se comenzaban a formar bandos en torno a aspirantes. El caos comenzaba a ser peligros. Lanzo un nuevo grito de frustración, al notar que sus opciones parecían agotarse, pero no se podía dar el lujo de darse por vencida. Ignoraba que sus gritos serian respondidos de la manera más inesperada.
El doctor terminó de comer, no había sido una gran comida, pero el hambre era un buen sazonador y estaba acostumbrado a comer comida extraña. Le sonrió a Keiichi, quien devolvió la sonrisa con algo de timidez. Era evidente el ser un ingeniero competente no lo hacía buen cocinero. Pero eso se podría solucionar, el joven aprendía rápidamente y recordó divertido que incluso había un sitio web dedicado a enseñar cocina a ingenieros.
Afortunadamente para la autoestima de Keiichi, los acompañaban tres Valquirias que parecían disfrutar mucho de los esfuerzos culinarios del joven. Había sido más complicado enseñarles la forma de comer esos alimentos. Los estudios de antropología del Dr. fueron de ayuda pues le ayudaron a explicarles los distintos elementos culturales asociados a la forma de comer y que ellas escucharon incrédulas. Si estas mujeres querían moverse en el mundo de los humanos, tendrían que aprender mucho, el Dr. sonrió al pensar que el caso no sería muy distinto al del Shaman amazónico recorriendo las calles de Tokio.
Finalmente las valquirias se retiraron felices de "aprender a comer", y por haber descubierto que la experiencia no era tan desagradable. Si opinaban eso de probar la comida de Keiichi, el Dr. decidió que no deseaba probar a lo que sabían "las raciones de emergencia de una valquiria".
Finalmente los dos hombres terminaron de lavar y dejar la cocina lo más limpia posible, este era el lugar de Belldandy y después de todo este lugar era como su templo personal.
Al terminar se reunieron en el cuarto de Keiichi, era hora de buscar nuevas opciones. Se sentaron y por un rato no supieron que decir, finalmente el docto comento:
- ¿Cómo esta Sentarō? yo había prometido llevarlo con sus padres, me siento mal por no haber cumplido mi promesa.
- Sus padres estuvieron aquí. Afortunadamente llegaron junto con la gente de la universidad. La presencia de los científicos y de un grupo de mujeres que parecen de algún extraño departamento militar, los convenció de la historia que les contó. Le permitirán a Sentarō estar todo el tiempo que haga falta. Les dije lo suficiente para que se den cuenta del gran hijo que tienen, pero no les dije todo. No creo que estén listos para aceptarlo.
El Dr. Shugahara asintió con aprobación, Keiichi resultaba ser una persona más madura de lo que había esperado.
- Entonces vamos a resumir lo que sabemos. Con el relato que hiciste en el laboratorio me has enseñado mucho, pero no es suficiente. Sé que existen dos universos con seres que podemos llamar dioses y demonios. Uno de ellos parece ser el que dio lugar a las leyendas de lo que le decimos "cielo" y el otro mundo, su rival, es lo que origino del concepto del inframundo. Pero veo que la realidad no tiene que ver mucho con nuestras leyendas y mitos. En realidad son dos mundos que rivalizan por tener participación en el nuestro. Sin embargo, no entiendo porque estos seres que podemos llamar dioses, puedan tener interés en nuestro mundo.
Keiichi medito un momento y recordó la explicación de Hild le había dado sobre los contratos entre los demonios. Intento ordenar sus pensamientos...
- El mundo de Hell, tiene una líder...
- ¿Su nombre es Hild?
- ¿Cómo lo sabes?
- Lo menciona el palimpsesto de Urd, parece ser una figura muy importante para ella. Pero no lo entiendo. Que tiene que ver Urd con ella.
Keiichi dudo antes de hablar, parecía una mala broma decirle a un hombre que la madre de la mujer que amaba era una verdadera demonio, y nada menos que su líder.
- Hild es la madre de Urd. Urd es mitad diosa, y mitad demonio. Pero escogió convertirse en diosa.
Por primera vez Keiichi vio al Dr. a punto de perder la compostura... pero este se recuperó rápidamente.
- ¿Urd es mitad demonio? ¿Cómo es eso posible? Dioses y demonios son de universos distintos.
El doctor se quedó callado un momento, las ideas le daban vueltas, la noticia era completamente fantástica y parecía imposible y contra toda lógica.
- Si pertenecen a dos universos distintos, debería ser de especies completamente distintas. No deberían poder unirse... Y además. ¿Cómo es que Urd pudo escoger ser diosa y no un demonio?
Keiichi comenzó a entender las ideas del Dr. y recordó algo importante.
- Belldandy alguna vez se convirtió en demonio por un tiempo...
- ¿Cómo? - Exclamo sorprendido- … ¿Belldandy fue un demonio?
- Hay una gran computadora que rige el cielo y algunos aspectos de nuestro universo.
- ¿Te refieres a Yggdrasil?
- Exacto. En una ocasión fue interferida y se le asignó a Belldandy una licencia de demonio en lugar de diosa...
- ¿El sistema le asigno convertirse en un demonio...? - El doctor cerro los ojos, y medito un momento...- Eso significa que dioses y demonios deben tener un origen común y por eso son tan parecidos. ¿Es por eso que atacaron a Urd y a Belldandy? ¿Hild intento matar a su propia hija?
- Hild es una persona terrible e inspira temor, y no creo que tenga muchos escrúpulos en atacar a alguien, pero estoy seguro que la orden no fue de ella. En una ocasión Hild nos ayudó por petición de Urd y solo pidió algo en pago.
- ¿Que fue?
- Que Urd le dijera "madre".- El doctor digirió esa información, después de leer lo que el Palimpsesto decía acerca de Hild, el ser madre le daba una nueva dimensión - Urd es la heredera de Hild y ella desea recuperarla. Estoy seguro que Hild no estuvo detrás de ese ataque, Urd también comento que era algo así como una rebelión. También los demonios que nos atacaron dijeron algo de dar el ejemplo en contra de las acciones de Hild.
- ¿Podrían ser esos rebeldes los que asesinaron a la diosa Giörel?, según los testimonios del joven hindú, sus asesinos no era demonios. Algo extraño está ocurriendo. No importa. Entonces debemos contactar a la madre de Urd. Ese cristal que nos salvó pertenece a Hild. Su madre debe poder ayudarnos.
- Urd no ama a su madre, no creo que Hild desee ayudarnos, al menos, no mientras Urd siga siendo una diosa.
- ¿Urd puede también puede dejar de ser diosa?
- No lo entiendo bien, pero según Urd nos dijo, si ella llega a llamar "Madre" a Hild, entonces perderá sus recuerdos de diosa y se convertirá en un demonio. Debe ser un programa dentro de Urd.
El Dr. se agito, recordó lo que la inhumana inteligencia que residía en el cristal le había preguntado: "¿deseaba remover el sello?"...
- Keiichi, ¿sabes lo que es un sello entre los demonios?
El joven medio un momento y comento. - Dioses u demonios necesitan están en contacto con Yggdrasil y Nidhogg para tener sus poderes completos. Existen sellos, y limitadores que les impiden usar sus poderes completamente. Belldandy es tan poderosa que podría destruir la tierra por accidente, así que usa limitadores para controlar su poder. Se supone que solo con autorización se los puede quitar, pero ya es la segunda vez que lo hace, podría se castigada por eso, pero en este momento esa es la menor de mis preocupaciones.
El docto trago saliva, al comprender lo que significaban las palabras del cristal.
- Cuando le implore al cristal que salvara a Urd, este me pregunto si deseaba remover el bloqueo, creo que el cristal se refería a algún tipo de bloqueo que había en Urd, creo que eso le dio grandes poderes a Urd.
- Urd ya era una diosa de primera clase...
- ¿Cómo? Skuld dijo que Urd era una diosa de segunda clase.
- Urd fue al cielo, no sabemos porque, pero Lind la asigno temporalmente a diosa de primera clase, como si Lind supiera algo.
- Entonces si ya era diosa de primera clase, esos poderes extra...
- Tuvieron que ser de demonio, Tal vez Urd sea ahora un demonio... - El doctor tembló ante la posibilidad, pero algo le decía que no era así.
- Tal vez ella tiene acceso a sus poderes completos de demonio... aun así no creo que no se ha convertido en uno. Cuando el cristal actuó pude sentir sus sentimientos, en ese momento no los entendí, pero ahora la comprendo mucho mejor, su lucha constante entre su naturaleza de demonio y diosa debe ser terrible.
- Si Hild averigua que el bloqueo está roto y ella no es un demonio, creo que va a ser más difícil que nos ayude. Además ese cristal te tiene atado con un contrato, y no hay manera de romperlo.
- ¿Un contrato? ¿Como el que hubo entre ti y Belldandy?
- Algo parecido, pero al ser un contrato con los dioses, a mí no se me exigió nada a cambio, el tuyo es un contrato con un demonio, y estas obligado a corresponder el don que se te otorgó con algo equivalente...
- Entonces, ¿Estoy vinculado a Hild por un contrato...?
- Así es...- El doctor cerro los ojos tratando de comprender las implicaciones
- Entonces puedo exigir a Hild que cumpla el contrato completo, mi petición fue salvar a Urd.
- No creo que sea tan fácil...
- Pero es su madre... en todo caso, tal vez podamos negociar algo.
- ¿Negociar? Los demonios son muy estrictos. Si entiendo bien, al usar ese cristal te has comprometido a dar algo a cambio a Hild. No sé qué pueda ser, pero no creo que estés en condiciones de negociar.
Keiichi miro al Doctor con sorpresa, no le parecía que entendiera la situación.
- Tengo algunas ideas. Pero tenemos contactar a Hild. ¿Cómo podemos contactar con Hell?
Keiichi se dio cuenta de que no se daría por vencido, así que medito un momento. Había una línea telefónica, que estaba fuera de servicio, para hablar al cielo, pero nunca había pensado en comunicarse con Hell, a pesar de que Urd lo había hecho una vez. Solo se le ocurría algo...
- Hay una posibilidad, pero es peligroso y no si sea posible.
- No importa el peligro. ¿Cuál es?
- Hay una demonio, llamada Marler.
- ¿Marler?, ¿La demonio que estuvo con Lind investigando el asesinato de la diosa? - Keiichi asintió.
- Exactamente, ella es la representante de Hild en la tierra y enemiga de Belldandy y Urd.
- ¿Se odian...?
- Es algo más complicado, Urd y Marler fueron amigas de niñas. No es odio, tiene más que ver con del deber.
- ¿Son rivales por deber? Es un concepto interesante. Pero ¿cómo podemos contactar a Marler? Tal vez Lind pueda comunicarse con ella, por los recuerdo de Somasindhu, creo que ella tiene capacidad de llamarla.
- NO, Lind no ayudara a eso. Tendremos que buscarla nosotros, pero tal vez tengamos ayuda. Primero tendré que reparar las líneas de electricidad y de teléfono, luego intentare comunicarme al cielo.
- ¿Cómo? pensé que estaba cerrada toda comunicación ¿qué piensas hacer?
Keiichi busco bajo sus ropas y saco el medallón de Urd, ahora nunca se separaba de él y señalo los símbolos que tenía a su alrededor.
- Este es el lenguaje de Yggdrasil, y puedo leerlo sin problemas. Estuve pensando mucho y creo que la causa esta ahí.
Señalo a su vieja computadora.
- Esta computadora, por algo que hizo Urd, está en contacto con Yggdrasil. Yo logre entrar, pero ahora algo me paso, no lo entiendo, pero desde la primera vez que lo hice, puede entender otros lenguajes. Creo que hay algo especial en esa máquina.
- Entonces ¿crees que podamos encontrar la solución en esa máquina?
- Me dio acceso a mucha información personal sobre Belldandy, creo que podemos encontrar la forma de contactar a Marler. Hoy pasare todo el día de hoy reparando las instalaciones.
E l doctor respiro aliviado, Keiichi le estaba dando nuevas esperanzas.
- Excelente, las puertas no están cerradas... Entonces aprovechare el resto del día para hacer algunas cosa importantes...
- cómo cuales...
- Creo que hay mucha gente aquí que necesita clases de cocina...
La respuesta dejo a Keiichi sin habla... por un momento pensó que se había desquiciado, hasta que vio su sonrisa y recordó su sentido del humor, ese sentido del humor que parecía haber sido su secreto para llegar al corazón de Urd, lo miro y él le correspondió la mirada y luego los dos hombres comenzaron a reír. Después de estos días fue como una presa que se desborda, fue una risa que los dejaba liberar la tensión de los pasados días. . Finalmente lograron parar de reír, y se abrazaron. Ambos tenían una meta común, y ambos estaba dispuestos de dar todo, si se tenían que enfrentar a la gran líder de Hell, no importaba, lo harían.
El mundo les parecía un poco más brillante.
Fin del capítulo XVIII
notas:
"cocina para ingenieros": Si buscan en google "Cooking For Engineers" encontraran un sitio muy interesante, para que vean que la ingeniera y la cocina si se llevan.
