La orden de los Caballeros Mortales
Por Javier Delgado R.
Fan fiction, inspirado en "Oh mi diosa" de Kōsuke Fujishima.
Capitulo XXI
¡Kamisama!
Walharen había presenciado la llegada de las valquirias, el implacable ataque contra Marler, y quedo petrificado por su despiadada ferocidad, incluso como demonio acostumbrado a la confrontación no esperaba que los dioses actuaran así contra un demonio desarmado, algo no estaba bien. La legendaria Lind tenia fama de guerrera poderosa, pero no de ser despiadada.
Afortunadamente su mente no se petrifico. Conforme la escena se desarrollaba ante sus ojos, intentaba buscar alternativas. Sabía lo importante que era la misión de Marler y los cuerpos inmóviles que los rodeaban eran un recordatorio de lo que estaba en juego. Ellos eran demonios que habían cedido prácticamente toda su energía vital y sus recursos asignados a Hild y ahi estaba el cuerpo de Hild que había consumido toda su energía para enfrentar a Anang-Reng.
¿Como podía ayudar a Marler? Ni siquiera la guardia personal de Hild serviría de algo. Como aspirante a los puestos de combate estaba muy al tanto de sus capacidades y conocía la fama del cuerpo élite de Valquirias.
Solo Hild haría podido contra ellas, pero ahora yacía inerme y no contaba ni con una fracción de su poder. Volteo a ver el cuerpo inerme de Hild, y pensó... - "¡Una fracción!" - luego miro a sus manos, y suspiro. Se estremeció ante la idea, pero luego sonrió. Como guerrero su deber habría sido dar la vida por Hild, tal ves aun tendría su oportunidad.
Lind dejo caer su hacha de combate, pero estaba tan absorta que no escucho la conmoción previa, solo sintió que algo cruzo su campo de visión a gran velocidad, una visión fugas de una figura en bicicleta, que se estrellaba contra Marler.
Por alguna razón su cerebro no funcionaba con la velocidad habitual y no pudo reaccionar. Con horror vio que su hacha caía sobre una figura humana que ahora protegía el cuerpo de Marler. Solo alcanzo a dar un grito cuando su hacha cayó sobre el cuerpo de Sentaro-kun.
Se escucho un poderoso trueno cuando el hacha se estrecho contra un campo invisible. En medio de la noche, apareció un destello de luz que ilumino los edificios cercanos como poderosa una luz de arco. Lind intento aclarar su mente para reaccionar. Ella debería haber reaccionado en mili-segundos, pero en lugar de eso, solo sintió como todo parecía estar en cámara lenta, incluso ella misma.
Con estupor vio como su hacha de combate se estrellaba y se hacia pedazos, mientras el niño se aferraba fuertemente la cuerpo de la demonio caída, y grito con impotencia de no poder detener lo que veía.
Lind seguía gritando cuando la luz del impacto comenzó a desaparecer, mientras el suelo aun se estremecía por la fuerzas liberadas y vio la silueta del niño inerme agitada por la onda de choque.
Súbitamente sintió que unos brazos la rodeaban por atrás.
La valquiria se dispuso a desembarazarse del que se atrevía a tentar aprisionarla, pero por alguna razón no pudo hacerlo. Esos brazos comenzaron a llenarla de calor, de una suave tibieza que llegaba a su alma, y poco a poco comenzó a aclarar su mente.
Entonces ocurrió un extraño fenómeno, del interior de Lind comenzaron a emerger dos extrañas figuras aladas. Al Dr Shugahara le recordaron los míticos ángeles de la tradición cristiana. Eran dos figuras femeninas hermosas, etéreas y con grandes alas de blancura inmaculada que desprendían copos de luz que por momentos parecían una lluvia de plumas y que se disolvían inmediatamente.
Recordó lo que mencionaba el palimpsesto de Urd acerca de estos seres que estaban en comunión con lo mas intimo de las diosas, aunque había algo extraño en estos ángeles gemelos, cada uno tenia una sola ala.
Los ángeles emergieron y le sonrieron al joven que intentaba retener a Lind, como quien saluda a un viejo amigo y este los saludo. El Doctor recordó la historia que había contado Keiichi sobre como había alojado a uno de ellos antes. Escucho a Keiichi saludar a esos extraordinarios seres.
- Coolmint, Peepermint, tambien me alegra volver a verlas. Ustedes saben que solo quiero ayudar a Lind.
Los ángeles gemelos asintieron en su lenguaje silencioso y se colocaron a cada lado de él. Extendieron sus manos para abrazar al joven y a Lind, evitando que esta se liberara.
Lind dejo de gritar, mientras alguna parte de su mente se sentía intrigada por ese extraño fenómeno. Sintió el calor de un cuerpo contra su cuerpo y la presencia de sus ángeles, luego escucho que una voz que decía.
- Lind, por favor tranquilízate, todo esta bien...
Lind suspiro lentamente ante las palabras: "todo esta bien", reconoció la voz, era Keiichi y eso la tranquilizaba. Sintió como el aura de Keiichi se unía a la de sus ángeles. Esta crecía y la envolvía con un hermoso resplandor. ¿En donde habría aprendido Keiichi a hacer eso? Pero ya no se cuestiono mas, repentinamente se sintió cansada, y cuando vio que el niño comenzaba a moverse sin mostrar daño alguno.
Intento ayudarlo, pero por alguna razón no lograba liberarse de sus brazos. Una paz comenzó a llenarla y en un destello de claridad, se dio cuenta de lo que había pasado, el aura de Keiichi la estaba protegiendo contra la intoxicación de la vida y sus ángeles lo estaban ayudando. Respiró hondo conforme su mente se aclaraba, y finalmente dijo.
- Ahora lo entiendo, ya todo esta bien. ¡Gracias Keiichi! - Tomo una de las manos de Keiichi y con eso se dejo caer al suelo, mientras que volteaba a ver al joven.
Keiichi estaba de pie, detrás de ella, con ojos asombrados. A parece el tampoco entendía lo que había pasado, simplemente había obedecido su instinto para tratar de detenerla, había dejado salir toda su voluntad y con ella proyectado su aura, su poderosa aura de mortal.
Lind aun tomaba la mano de Keiichi, se dio que si deseaba eliminar las nieblas de su mente que se habían estado acumulando en los últimos días. Necesitaba mantener ese contacto, un poco más. Miro a ver a sus angeles, estos se despidieron de Keiichi y regresaron al interior de Lind.
Escucho ruidos y vio al Dr Shugahara, que llegaba corriendo. Este dudo un poco al ver la escena y se inclino sobre las dos figuras tiradas en el piso, volteo y le dijo al joven:
- Keiichi, necesito luz, ¿puedes pasarme la lámpara? - Keiichi se intento ir con el pero Lind no lo soltó, entonces Lind dijo con voz de mando:
- Ghadril, Othala, hay que atenderlos, las demás iluminen para que los mortales puedan ver.
Dos de las valquirias hicieron un gesto y de sus manos salieron unas esferas luminosas que se elevaron para iluminar la escena. Ellas podían ver perfectamente, pero faltaban unas varias horas para el amanecer y las energías liberadas habían dejado inservibles los postes de luz de los alrededores.
Othala se acercó y ayudo un tembloroso, ´pero ileso Sentaro a levantarse, quien puso la mano en su pecho para asegurarse de que aun seguía ahí el medallón de la cofradía de Urd...
- De nuevo muestras tu valor Sentaro- san. - El niño la miro asombrado ante el cambio de honorífico - No dudaste en arriesgar tu vida, incluso por una demonio que tal vez no lo merezca.- La sanadora dijo esto ultimo con una frialdad que contrastaba con su actitud al niño. Este quiso contestar, pero escucharon un quejido de dolor.
El doctor había levantado a una semiinconsciente Marler entre sus brazos, y examinaba su cuerpo para evaluar sus heridas. Algo había aprendido de observar a Othala.
Saco de su saco su pequeño estuche metálico, selecciono unos parches y se los aplico a Marler. Aprovecho para decirle a Sentaro.
- ¿Estas bien?, fue heroico lo que hicieste pero tambien fue temerario. Por favor no lo vuelvas a hacer.
El niño bajo los ojos apenado ante las palabras de su sensei.
- Pero... me dijo que tenias que ella era importante para salvar a Urd y Belldandy. No podia dejar que algo le pasara.
Shugahara sonrio y le dijo.
- No te estoy regañando, hicieste lo que tenias que hacer, y fuiste afortunado. Al parecer los medallones son capaces de activarse solos.
Volteo a ver a Marler, su cuerpo se estremecía mientras una suave luz lo rodeaba, y súbitamente abrió los ojos y miro a su alrededor. Miro a Lind, e inmediatamente lucho por liberarse de los brazos del doctor, alcanzo a erguirse un poco antes de que el hombre alcanzara a reaccionar, pero no lo logro por su debilidad y cayo al suelo. Sin rendirse aun, avanzo gateando a los pies de Lind, y ahí en una actitud que ningún demonio se abría atrevido a presentar se pudo de rodillas y se inclino hasta casi tocar el suelo con su rostro y sin poder ocultar dolor, dijo con voz trémula.
- Puedes matarme si lo deseas, pero por favor, debo hablar primero con Urd, el destino de mi mundo depende de ello. Te lo suplico Lind.
Lind quedo asombrada, después de resistir su ataque y su actitud retadora, esta actitud era desconcertante. Realmente debía ser de gran importancia para llegar a esto.
Entonces Lind fue consciente de la furia que la había cegado instantes antes y se dio cuenta de que su ataque había sido innecesario. Se sintió insegura, nuevamente estaba fuera de su elemento y escucho la voz de Keiichi a su lado.
- A pesar de que he sufrido por las actividades de Marler, creo que debemos escucharla. Además tenemos razones para creer que ella nos puede ayudar a salvar a Belldandy y a Urd.
Marler al escuchar esto, exclamo con un tono de desesperación:
- ¿Salvarlas? No puede ser verdad, ¡Necesito ver a Urd!, la vida de su madre depende de ello.
Lind entonces puso una rodilla en el piso, se inclino ante Marler e inclino un poco la cabeza y dijo con toda honestidad.
- Creo que he cometido un error, y me disculpo.- Lind titubeo, decir esas palabras le habían costado mucho trabajo, luego continuo. - Marler, escúchame. No puedes hablar con Urd. A consecuencia del ataque de varios demonios, sufrió grandes heridas y tuvimos que colocarla en un campo de stasis para evitar que muriera. Sin ayuda de alguien de gran poder no la podemos salvar.
Súbitamente escucharon una voz, que provoco que todas las valquirias sintieran un estremecimiento de temor.
- ¡Que le ha pasado a mi hija!
Las valquirias instintivamente se pusieron en posición de combate, al ver una figura se acercaba caminando lenta y majestuosamente.
El Dr Shugahara miro a la figura asombrado. ¡Era una pequeña niña! No parecía tener mas de 8 años, pero había algo raro, su presencia proyectaba un aire de sensualidad que era imposible proviniera de ese pequeño cuerpo, además vio el temor reflejada en los rostros de las valquirias. Miro a Keiichi interrogante quien contesto su pregunta muda:
- Ella es Hild, la gran Daimakaicho, suprema líder del mundo de los demonios, gobernante y señora de Hell.
La niña pareció escucharlo y contesto con una sonrisa que helaba la sangre.
- Keiichi, cariño, me gusta que recuerdes mis títulos, eres un encanto, le insistiré a Bell-chan que me deje tenerte, serias un bonito juguete.
Esas palabras las había dicho con una dulzura ponzoñosa, pero Keiichi solo sonrío, no era la primera vez que escuchaba algo así.
El Dr Shugahara se acercó a Keiichi y en voz baja le pregunto:
- ¿Es realmente la madre de Urd?, ¿Como puede ser tan pequeña?, debería de tener millones de años...
- Si es ella, pero no completamente, de lo contrario no habría podido llegar tan silenciosamente. Los dioses y demonios se pueden subdividir y ella debe ser solo una diezmilésima parte de la esencia de Hild. Pero aun así, algo parece estar mal. Se ve...tan... frágil.
La niña se acercó, Marler la vio y se inclino al suelo y dijo.
- Mi señora, le he fallado, no soy digna se ser una demonio, por favor, yo...
- Silencio Ma-chan, se lo que has hecho. - la voz de Hild dudo antes de decir- Has cumplido con tu deber mas allá de lo que podría haber hecho cualquier demonio.- La pequeña tuvo un estremecimiento, por un instante apareció un gesto de dolo, que inmediatamente controlo, y luego de una pausa exclamo con aire altivo: - Has hecho bien..
Marler dejo de sollozar y levanto la mirada, nunca había recibido un elogio directo de Hild. Entonces Hild se dirigió a Lind y demando:
- ¿Que le ha pasado a mi hija?
Antes de que Lind contestara, el Dr Shugahara se acercó a Hild, hizo una profunda reverencia, puso una rodilla en tierra y dijo.
- Poderosa Hild, Daimakaicho y madre de Urd, te suplico que salves, a Urd y a Belldandy.- luego con voz resuelta añadió - Solicito hacer un contrato contigo.
La niña, miró a ese ser humano con un desprecio, pero había algo más. Su respiración era entrecortada, como si estuviera haciendo un esfuerzo, se sentía un casi imperceptible temblor en su movimiento. Ella pregunto:
- ¡Mortal! ¿Quien eres? ¿Crees que puede tener el honor de hacer un contrato directamente con la Gran Daimakaicho?
El Doctor miro en dirección a donde se encontraba Sentaro, y le hizo una señal, el niño asintió y se puso a buscar algo entre sus bolsillos. Entonces el Dr tomo algo que tenia colgando en su cuello. Y dijo
- Ya tenemos un contrato, y me ayudaste a salvar la vida de Urd, debo cumplir mi parte.
Abrió el pequeño estuche y saco un cristal verdoso, que ahora brillaba con una fiera intensidad ante la presencia de su verdadera dueña.
Hild lanzo un grito de asombro, intento tomarlo, pero su mano solo alcanzo a agarrar el vacío, mientras caía al suelo, con una mirada de sorpresa ante tu falla.
Keiichi, que había estado siguiendo el desarrollo, reacciono rápidamente y la atrapo entre brazos. Ahora estaba ya sabia que algo estaba mal.
Marler grito, la magia curativa ya estaba haciendo efecto y logro correr ante Hild, que ahora Keiichi cargaba entre sus brazos.
- Mi señora, ¿que pasa?
Hild hizo un gesto de dolor y con esfuerzo dijo:
- Tan cerca, y tal ves tan tarde. Ma-chan. Estoy muriendo, la energía que recibí no durará mucho.
Marler tomo las manos de Hild, nunca habría pensado en tal atrevimiento y pregunto azorada
- ¿Pero el cristal?, puede tomar su poder y salvar la vida.
- Desgraciadamente no será suficiente, con eso solo prolongare mi muerte un poco más. Toma ese cristal, devuelve su energía a los demonios que me ayudaron y úsenlo para retomar el poder. Urd, mi hija y heredera esta muriendo, y no puedo ayudarla no desperdiciare ese cristal en mi.
Una firme y retadora voz las interrumpió.
- Esa no es la voz de la Gran Daimakaicho, debo estar cometiendo un error. La Daimakaicho cumpliría un contrato pendiente sin importar las circunstancias. Toma el cristal y haremos un nuevo contrato.
La niña miro al Doctor y por un momento su dolor se transformo en curiosidad.
. En otro momento esas palabras habrían sido tu fin. No haré un nuevo contrato que no puedo cumplir. Si tomo ese cristal para intentar salvarme agotare su energía en muy poco tiempo.
- Ese cristal, una de las incontables lágrimas de Hild, no es el único. Por esto te pido concluir mi contrato, y salvar a Urd, a Belldandy, y a ti misma.
El cuerpo de Hild sufría un espasmo y su rostro reflejo dolor, pero el brillo había vuelto a sus ojos y preguntó:
- Mortal, ¿como sabes eso? Que sabes tú del poder de mis lágrimas, las lágrimas de mí...
El doctor interrumpió
- Las lagrimas de tu derrota. Se lo que son. Sé que hace 55 millones de años la tierra fue un campo de batalla que estuvo a punto de destruirla. Este universo y este planeta en particular son muy valiosos para dioses y demonios, y la rivalidad por el los llego a la guerra en un conflicto que estuvo a punto de destruirlos. Finalmente para evitar mayores perdidas, los dos grandes líderes el gran Kamisama y la poderosa Daimakaicho se enfrentaron en combate frente a frente.
Debió se terrible. Dejaron un gran cráter que los humanos creíamos era el impacto de un cometa, y también un campo de lava de miles de kilómetros cuadrados en la india. Seguramente hay mas cicatrices en la tierra que no hemos descubierto. Estuvieron a punto de exterminar toda la vida en la tierra y con eso se hubieran destruido a si mismos.-
Hild interrumpió:
- Mortal, estas escarbando en los secretos de dioses y demonios, no deberías saber eso. Pero tienes razón, estuvimos a punto de acabar con nosotros mismos.
- Y tú, fuiste derrotada...
Hild añadió ensimismada, recordando el pasado...
- y mis fragmentos fueron dispersados por la superficie de este mundo.
Shugahara continúo el relato.
- Pero para Kamisama fue una victoria pírrica. El también recibió grandes heridas y quedo inerme...
Hild rio con un esfuerzo,
- ¡El desgraciado!- Tal ves no hubiera sido tan malo que hubiera desaparecido.
La valquirias estaba petrificadas, ¿como podía un mortal conocer tales secretos? Ellas pertenecían a los niveles más altos de seguridad y sabían más de su mundo que muchos dioses, pero estas revelaciones les parecían inconcebibles. La gran victoria de Kamisama sobre Hild quedaba reducida a una media verdad. Se miraban unas a otras azoradas.
Lind cerró los ojos ante lo que había escuchado, se irguió orgullosa y miro al mortal.
- ¿porque traes esas historias del pasado? Solo resucitaras viejos rencores, por eso han permanecido ocultas.
El Dr Shugahara miro a Lind y se dio cuenta de que para ella todo esto era conocido, pero aun así continuó.
- Y lo oculto puede reaparecer en los momentos más extraños. Yo no lo entendía. Pero ahora supe que los dioses y demonios pueden fragmentarse y mantener la conciencia. Ahora se, que una parte de Hild logro conservarse consciente, y fue rescatada por un dios debido a que...
- No lo digas.- Hild susurro con un aire de amenaza - Eso es algo que yo solo puedo decir. - titubeo ante un recuerdo doloroso- ¡Si!, ¡un dios... se apiado de mi...!
- Ese dios, lentamente fue recuperando la mayoría de tus fragmentos, te cuido y poco a poco fuiste recuperando tu poder, y tu te sentiste agradecida y atraída por el. Así fue concebida Urd. Pero ese dios también utilizó algunos de esos fragmentos para hacer otra cosa que te enfureció.
Hild a pesar de su dolor no pudo evitar un gesto iracundo:
- ¡Si! Los usó para salvarle la vida a mi enemigo.
Un grito de asombro salió de entre las valquirias. Kamisama, se había salvado con ayuda de energía que provenía de Hild, del enemigo: Kamisama... ¡Estaba contaminado!
- Ese dios, los obligo a ustedes dos en convenir una tregua, un armisticio para poder sobrevivir. Pero además concibió un plan, un plan para que algún día...
- ¡Basta! sabes demasiado. Eso conocimiento solo pudo venir de alguien. ¿Que relación tienes con Urd?
Shugahara inclino la cabeza dudando que decir y luego miro fijamente Hild a los ojos, esos ojos que parecían quemarlo, pero no desvió la mirada:
- La amo, y haré todo lo que este a mi alcance para salvarla, así tenga que retar a la gran líder de Hell para lograrlo. Toma el cristal, sálvate antes de que sea tarde.
Hild miro con incredulidad a este insolente mortal, pero había algo en sus palabras que la convenció y sin decir más tomó el cristal. Mientras tanto, Sentaro, siguiendo las instrucciones de Shugahara, terminaba de enviar un mensaje de texto por medio un teléfono celular que había traído oculto.
Ahora Hild comenzó a brillar, mientras el cristal se disolvía en su mano. La palidez de su rostro desaparecía y su cuerpo parecía crecer unos centímetros más.
Su mirada ahora tenía seguridad, la arrogancia volvía a su rostro, miro a Keiichi quien la seguía sosteniendo en brazos, y le dijo:
- Hacia eones que no estaba en brazos de un hombre, es muy agradable, pero debemos dejarlo para después.
Keiichi tembló cuando recibió un impacto de sensualidad del cuerpo de esa niña e instintivamente la soltó. Ella salto ágilmente y se planto enfrente del doctor, y con una mirada arrogante le dijo.
- Bien mortal, tienes toda mi atención, y si no es lo que creo, te haré inmortal para poder torturarte por toda la eternidad.
En eso las valquirias comenzaron a mirar a su alrededor, percibían que algo que se aproximaba. Escucharon el sonido de varios vehículos de motor, algunos de ellos, les resultaban conocidos.
Entonces vieron luces que se aproximaban desde varios puntos y pronto fueron rodeadas de media docena de vehículos, de ahí un grupo de mortales descendió y con ellos llevaban varias cajas. Dos de los hombres se acercaron al Dr Shugahara y este los saludo.
- Somasindu, profesor Sripathi, Takahasi-san. Han llegado a tiempo, se los agradezco. - y se inclino ante ellos en un respetuoso saludo.
- Profesor Shugahara, no haga eso, no me puedo acostumbrar a sus modales. ¿En donde colocamos todo? Afortunadamente la gente de la universidad insistió en ayudarnos.- mientras señalaba al grupo que lo rodeaba y que cargaban varias cajas pesadas.- Seguimos sus instrucciones y esperamos en el area y en cuanto recibimos las coordenadas del GPS acudimos a su llamado.
El doctor saludo a sus colegas, que miraban con asombro la escena. Algunos de ellos ya conocian a las valquirias, pero el resto las veia por primera vez, y las observaban con intensa curiosidad, mas de uno saco a escondidas su celular para grabar de escena.
El Dr. Shugahara tomo la caja que traía Somasindu, el joven hindú, y se la llevo a Hild seguido de los demás. Ante la mirada intrigada de la niña que habia visto todo el intercambio con un profundo disgusto, la abrió y saco un pequeño estuche como el que había llevado al cuello, entonces le dijo como recitando un antiguo poema:
- Incontables fueron las lágrimas de Hild en su derrota, y cada lágrima era inconmensurable en su poder. Durante milenios tentaron a los hombres con su poder, pero ellos nunca pudieron cumplir con lo que estas pedían a cambio y esos infortunados fueron destruidos por ello. Pero yo se lo que esos cristales querían: Regresar son su dueña, pues son en realidad parte de ella.
Escucharon un grito y repentinamente Lind se colocó entre el Dr y Hild.
- NO, insensato. No sabes lo que estas haciendo. Le vas a devolver a Hild, a nuestra gran enemiga, todo su poder. No lo permitiré.
Entonces Keiichi se acercó y enfrento a Lind...
- Lind, hay algo que necesitas saber: Tu mundo esta al borde de la destrucción. Kamisama yace moribundo y el caos reina en el cielo. Solo tu y tus valquirias pueden restablecer el orden. Necesitas regresar al cielo, y Hild es la única que te puede ayudar.
Lind miro a Keiichi con incredulidad.
- ¡No hay manera de que sepas eso!
- Logramos establecer un enlace al cielo, gracias a una puerta trasera que dejo Urd en Yggdrasil. Por favor, toma mis pensamientos para que sepas que es verdad, te los ofrezco libremente.
Keiichi tomo las manos de Lind y las coloco en sus sienes. Lind lo miro a los ojos y supo que sus palabras eran verdaderas, así que cerró los ojos y murmuro en breve hechizo y entonces vio con horror las imágenes de destrucción de su mundo que se encontraban en la mente de Keiichi... sin poder soportar mas, separo las manos y cortó el enlace.
El dolor invadió su rostro, miro a Keiichi aun insegura y le dijo.
- Te declare mi amigo, y veo que has correspondido a esa amistad con creces. Confiare en ustedes.
Lind lentamente se hizo a un lado y miro a Hild. Una lágrima comenzó a recorrer su mejilla. Las valquirias abandonaron su posición de combate, inclinaron la cabeza y bajaron los ojos. No se sentían dignas de ver una lágrima de su líder.
Hild miraba hipnotizada el cristal que colgaba de la mano de Shugahara y dijo fríamente:
- Las condiciones para el contrato me parece adecuadas. ¿Que es lo que deseas a cambio? ¿Poder? ¿Dominar a este mundo? ¿Convertirte en un semidiós? Podrías desear ser el ser mas poderoso de tu universo. ¿Que deseas a cambio?
El doctor miro a Keiichi y a Sentaro, estos asintieron aprobando lo que diría. A pesar de las palabras de Hild, el no tenia ninguna duda de su deseo.
- A cambio pido que salves la vida de tu hija, la de Belldandy y de que abras un portal dimensional al cielo para que Lind logre ir a su universo
El rostro de Hild se ensombreció y dijo.
- No necesitas pedirle a una madre que salve a su hija, pero me pides que salve la vida de mi futura rival y permita a Lind salvar al mundo de mis grandes enemigos... todo eso, a cambio de poder salvar mi mundo. - Hild miro al mortal con mirada severa y añadió de manera forzada - El contrato me parece... adecuado.
Antes de que pudieran reaccionar, Hild levantó los brazos y comenzó un lento y elegante gesto, su cuerpo comenzó a brillar y de las cajas que habían estado depositando los mortales a sus pies comenzó a salir un brillo semejante, entonces cantó en un susurro delicado y a la vez atronador:
- Lagrimas de mi derrota, fragmentos de mi cuerpo arrebatados con violencia, Volvamos a ser uno.
Un viento huracanado la rodeo, las tapas de las cajas se abrieron y los cristales se elevaron arrastrados por el viento, y poco a poco comenzaron a rodeara a la niña y su brillo aumento hasta volverse intolerable.
Todos se cubrieron los ojos. Repentinamente el brillo se apagó y todo quedo en silencio. Al abrir los ojos en lugar de una niña estaba ahora una mujer que emitía un aura de poder, de sensualidad. Ahora era realmente Hild la gran Daimakaicho.
La tierra se estremeció ante el poder apenas contenido de la gran demonio, y relámpagos de tormenta los rodearon. Los elementos parecieron enloquecer, y un viento huracanado los regodeaba.
Hild rio, y su risa helaba la sangre, entonces exclamo con voz atronadora:
- Mi poder, finalmente he recuperado mi verdadero poder.
Luchando contra el viento, Keiichi, Shugahara y Sentaro se reunieron y se enfrentaron a la gran Daimakaicho y ahora Keiichi con voz retadora le grito.
- Hild, ya tienes tu pago, ahora cumple con tu deber.
Hild enfureció ante estas palabras
- Mísero mortal, Tu no eres nadie para recordarme a mi, mi deber. Hild siempre cumple. Ahora vamos con mi hija. ¿En donde esta, no logro percibirla?
- Esta en el templo, protegida por la magia de Belldandy. Pero no podrás entrar a menos que...
Keiichi no pudo terminar sus palabras, Hild simplemente extendió sus brazos y su poderosa magia los envolvió. Todo se hizo obscuridad y repentinamente todos vieron que estaban en el patio del templo Tarikihongan, mientras en el cielo todo parecía conmocionarse.
El poderoso campo de protección que rodeaba el templo se estaba haciendo pedazos ante la magia descontrolada de la Daimakaicho. El domo invisible que rodeaba al templo comenzó a resquebrajarse mientras destellos y chispas salían de los fragmentos. Finalmente el cielo se convulsiono y desapareció dejando ver las verdaderas estrellas del cielo y no la ilusión que había existido.
Hild sonrió y luego cerró sus ojos, conforme retomaba el control de sus antiguos poderes. Poco a poco los elementos comenzaron a tranquilizarse, el suelo ya no se estremecía y poco apoco, Hild se transformo de una estremecedora visión, en una mujer sensual y bella.
Shugahara por primera vez pudo ver su rostro con claridad y reconocía en ella a Urd. Y por primera ves fue consciente del poder que podía llegar a tener su amada diosa.
Luego Hild miro a su alrededor, estaba rodeada de valquirias y mortales. Sonrió y ante su atónico público dijo con zalamería:
- Keiichi, cariño, es de mala educación tenerme aquí esperando. ¿No me invitaras a pasar a tu hogar? Además un té no estaría mal.
Keiichi se rasco la cabeza azorado, miro a Shugahara y a Sentaro y luego con una sonrisa tímida la invito a pasar.
Lind miro con gesto impasible conforme su temible enemigo entraba al templo y luego la siguió, solo se detuvo brevemente a dar una instrucción:
- Ghadril, prepara él te para la señora.
Ghadril abrió la boca para protestar, pero la ver el rostro severo de Lind... prefirió callar y solo dijo.
- Si mi señora.
Entretanto, el pequeño grupo de científicos comenzó a discutir en voz baja pero acaloradamente todo lo que habían presenciado, entre ellos se alcanzó a escuchar.
- ¿Pudiste grabarlo?
- Con todo detalle, nos puede llevar años lograr entender lo que paso... - Y continuaron su animada discusión.
En el interior Keiichi condujo a Hild a la habitación de Urd donde pudo contemplar el cuerpo de su hija, contenido en un campo generado por dos valquirias, para mantenerla con vida.
El rostro de Hild rostro parecía impasible, pero Keiichi no pudo evitar notar que había un brillo en sus ojos, como si se hubieran humedecido. Entonces Hild se sentó lentamente en el piso, indicando a Keiichi a acompañarlo. Una de las valquirias coloco una mesa baja y coloco las tazas para él te. Luego Hild miro a su alrededor y dijo.
- Lind, Sentaro, Ma-chan, Dr Shugahara favor acompáñenos, creo que esto también les concierne.
Silenciosamente Lind se acercó y se sentó junto a Keiichi, pero no despegaba los ojos de Hild vigilando cada movimiento. Hild continúo.
- Ahora Keiichi, necesito saber lo que paso aquí para poder actual. Extendió su mano hacia Keiichi, pero fue interrumpida.
- No, yo soy la otra parte del contrato, toma mis recuerdos:
Hild sonrió y extendió su mano en dirección al doctor, cerró el puño bruscamente y este no pudo evitar una exclamación de dolor ante la violencia de la magia de Hild.
Hild cerró los ojos mientras examinaba los recuerdos y finalmente hablo mirando a Urd, e ignorando a los presentes.
- Urd, te enfrentaste a un enemigo muy superior a ti y lo lograste derrotar. Realmente eres mi hija. Ahora entiendo porque Anang-Reng no tenía todo su poder. En cierta forma tú me salvaste la vida.
Luego miro a los tres mortales, y dijo:
- Reconozco esas auras, pero nunca pensé llegar a verlas. Tres mortales como ustedes juntos. Algo extraño debe estar pasando.
Fue interrumpida por el servicio de te. Hild sonrió de placer.
- Ah, las mezclas de Belldandy, es lo mejor que sabe hacer.
Fueron momentos embarazados, mientras Hild tomaba su te, bromeaba y se burlaba de los presentes, sabiéndose dueña de la situación.
Pero finalmente termino y se levanto. Ahora su rostro expresaba decisión. Ignorando completamente a los presentes, se acercó a los cuerpos inermes de las diosas, y con un gesto firme, extendió sus brazos, y las cuatro valquirias que las habían estado atendiendo, fueron arrojadas con violencia, rompiendo su trance.
Hild comenzó a cantar, un canto dulce, hipnótico, primitivo:
Gengr Hildr vefa ok Hjörþrimul,
Vindum vindum vef darraðar
þann er ungr konungr átti fyrri:
fram skulum ganga ok í folk vaða
þar er vinir várir vápnum skipta.
Los cuerpos de las diosas comenzaron a elevarse, sus ropas se disolvieron dejando al descubierto sus terribles heridas, por un momento el rostro de Hild se contrajo al ver lo que había sufrido Urd, pero continuo repitiendo su canto. Y entonces los cuerpos de las diosas parecieron disolverse. De su interior comenzaron a salir largos filamentos que al observarse con cuidado eran en realidad largas hileras de símbolos.
El Dr Shugahara grito horrorizado como el cuerpo de Urd pareció disolverse y quiso lanzarse a detener a Hild, pero sintió la mano de Keiichi que lo retenía y este él dijo en voz baja.
- Todo está bien, Hild esta desensamblado su código, ya había visto algo parecido. Debe localizar el código dañado y repararlo. -
La voz de Keiichi tembló un poco, a pesar de sus palabras tranquilizadoras, él estaba impresionado por lo que veía. Lind y algunas de las valquirias observaban silenciosas el poder de Hild. Las más jóvenes estaban impresionadas por ese poder y ese nivel de control, pues ella finalmente era el enemigo, un enemigo que habían aprendido a odiar y temer durante millones de años.
Hild seguía con su canto, mientras manipulaba el increíblemente complejo código que constituye el cuerpo de una diosa. Su canto creaba programas y subprogramas de control y verificación de datos. Se detenía brevemente la encontrar alguna rutina dañada que era reparada con habilidad.
Y en el centro de esos torrentes de códigos, yacía una forma luminosa, que brillaba en torno a una pequeña esfera. Era su esencia y su corazón, contenidas por el increíble poder de Hild para evitar que se dispersaran en el vacío.
Finalmente Hild termino sus manipulaciones y el movimiento del código se revirtió, y el cuerpo de las diosas comenzó a formarse de nuevo. Pero esta vez era perfecto, sin ninguna herida ni cicatriz. Ante los atónitos ojos de los mortales los cuerpos desnudos de las diosas aparecieron terminaron de reintegrarse y poco a poco fueron descendiendo para reposar suavemente en el piso.
Hild hizo un ultimo y teatral ademan. Se quedo quieta un momento y finalmente se acercó a Urd quien yacía en el piso, su rostro era tranquilo, y su respiración era suave como si durmiera tranquilamente, y entonces lanzo una exclamación de sorpresa al verle el rostro.
Keiichi escucho que Las valquirias también emitían exclamaciones de asombro contenidas, entonces le pregunto a Lind:
- Que esta pasando, las marcas de Urd son distintas, ¿que significa? ¿Se ha vuelto un demonio?
- No estoy segura.- Contesto con preocupación en su rostro- No pensé que fuera posible, sus marcas son de dios y demonio. No debería se posible algo así.
Hild paso su mano encima de Urd, trazo un signo por encima de su rostro, e inmediatamente el cuerpo de Urd fue rodeado por un campo de energía, como si rechazar su contacto. Hild exclamo furiosa.
- Diosa y demonio, no pensé que esto pudiera pasar. No puedo revertirlo. Su cuerpo me rechaza incluso sin que ella sea consciente. Urd, ahora no perteneces a ningún de nuestros dos mundos.
Hild se estremeció, pero permaneció silenciosa, y repentinamente volteo a ver a Shugahara.
- La primera parte del contrato ha sido cumplida, en unos minutos despertaran. Pero no se cual será ahora el destino de mi hija, tal ves habría sido mejor no salvarla pues ahora será rechazada por el cielo y por Hell.
El Dr Shugahara se acercó a Hild manteniendo su mirada firme sobre la gran señora de Hell y le dijo con decisión.
-Urd no será rechazada por mí, ni por nadie de los que la queremos. No importa lo que sea, ella esta viva y seguirá su propio destino.
- Así sea mortal, pero no le des tanta importancia a tu breve existencia. Hoy has podido intervenido en el destino de los dioses y los demonios. No es algo que podrás hacer de nuevo.
Un sonido lo interrumpió, las diosas comenzaban a despertar, Shugahara corrió a abrazar a Urd, mientras Keiichi corría por una frazada para cubrir sus cuerpos desnudos.
Keiichi llego a tiempo para ver a Belldandy abrir los ojos. La diosa lanzo una exclamación de alegría a ver a Keiichi y antes de que este pudiera reaccionar, lo abrazo y lo beso apasionadamente, como si en ello le fuera la vida. Keiichi estaba sorprendido con la frazada en las manos, pero pronto correspondió liberando con ellos todo el temor y todas las emociones de los últimos días.
Mientras tanto Urd abra los ojos y miraba embelesada al mortal que la abrazaba. Shugahara olvido que era una diosa-demonio, para él era simplemente Urd, su amada ambos entrelazaron las manos y se miraron a los ojos, Urd exclamo.
- Gracias Kenji. Gracias por todo lo que has hecho. Cada vez que estabas conmigo hubiera dado todo por poder contestarte.
- ¿Me podías escuchar?
- Escuche cada una de tus palabras y cada uno de tus locos planes. Como esos héroes de las viejas historias que tanto admiras, tu has intervenido en el destino de los dioses y has salvado a tu diosa.- Urd rio ante una ocurrencia- Tendré que crear un canto para que tu hazaña perdure por siglos.
- Yo ya tengo mi recompensa- Y la beso con ternura y con los ojos llenos de lágrimas por la emoción.
Fueron interrumpidos por la voz de Hild que con calculada ironía se burlo de ellos...
- Ya tendrán tiempo de estar solos, ahora necesito cumplir la segunda parte del contrato. No quiero apresurarlos, pero tengo un mundo que reconquistar.
Las dos parejas interrumpieron sus rencuentros. Belldandy y Urd exclamaron casi simultáneamente.
- ¿Que contrato?
Urd miro a Kenji con preocupación.
- ¿Que mas le has pedido a... a Hild?
Hild se acercó lentamente y miro a su hija con altivez.
- ¿Así me pagas el haberte salvado mi vida, ni siquiera te atreves a decirme "madre"?
- Hild, tu sabes la razón, ese sello de lealtad que me impusiste hace años. Sabes bien que si digo esa palabra, se activare y olvidare a la gente que he aprendido a amar.
Hild se rio, y señalo a Shugahara.
- Ese mortal se encargo de romper el sello, pero además hizo algo que tal ves no estés tan contenta. Aun así, te seguiré considerando mi hija. Pase lo que pase.
Urd miro con extrañeza a Hild, a esa mujer que había admirado de niña, y odiado de adulta. Y sintió la emoción oculta detrás de esas palabras, y un torrente de recuerdos la inundo, Recuerdos agridulces, de sus días con ella.
Miro a Shugahara y luego a su madre, y entonces dijo con miedo contenido.
- Ma... ¿madre?
Hild suspiro profundamente ante esas palabras, se inclino sobre la pareja, y en voz apenas imperceptible dijo.
- Mortal, durante eones soñé con volver a escuchar esa palabra. Tengo una deuda contigo. Pero no abuses de tu suerte.
Keiichi y Belldandy continuaban abrazados, mientras Belldandy lloraba de felicidad al ver que su hermana parecía hacer las paces con su madre.
- Urd, finalmente comienzas a reconciliarte con tu pasado. Cuanto me alegra. Hild-sama. Te agradezco lo que has hecho por nosotras, incluso cuando sea por un contrato. Pero ahora por favor dime. ¿Cual es la otra parte del contrato que debes cumplir?
Pero Hild no tuvo oportunidad de contestar. Una luz atravesó el techo del templo e inundo a Belldandy. La diosa soltó una exclamación de sorpresa y se levanto haciendo a un lado a Keiichi. La luz la rodeo y observaron que algo venia con ella. Era muy parecido a los torrentes de código que habían visto antes. Eran como finas hebras de luz, que rodearon a Belldandy mientras Keiichi gritaba pidiendo ayuda a Lind.
Pero noto que Lind y las demás valquirias estaban inmóviles, como si supieran lo que estaba pasando. Así que volteo a ver a su amada.
Ella no parecía sufrir ningún daño. Solo veía maravillada las líneas de código que se integraba a su cuerpo y volteo a mirar a Keiichi como queriendo decir algo, pero no lograba hablar.
Finalmente la luz comenzó a desaparecer de una manera muy suave, hasta quedar reducida a un suave brillo que envolvía el cuerpo de Belldandy. Keiichi se acercó y la tomo de las manos, y pregunto con preocupación.
- Belldandy, ¿que es lo que esta pasando? ¿Que es fue esa luz?- Luego miro al rostro de la diosa y noto que algo había cambiado. - ¿Que le ha pasado a tus marcas?'
Pero Belldandy no alcanzo a contestar, repentinamente escucharon una orden enérgica de Lind
- Escuadrón elite de valquirias. ¡Reúnanse.!
Rápidamente las valquirias fueron entrando al cuarto y se fueron formando alrededor de Belldandy, que parecía no poder salir de su asombro. Finalmente Lind se puso al frente del grupo, puso una rodilla en tierra, y todas las demás valquirias la imitaron. Luego hizo una profunda reverencia a Belldandy y exclamo con voz de mando.
- El escuadrón elite de valquirias te saluda y se pone a tus órdenes, Kamisama
Fin del capitulo XXI.
notas:
Kami-sama: Aqui podria haber usado "megami-sama", pero la palabra "megami" es decir el femenino de Kami, es de uso reciente en Japon, y es pocas veces usada en fuentes tradicionales, ya que la palabra Kami, se usa tanto para el masculino como el femenino. Asi que preferi usar el termino tradicional.
