La orden de los Caballeros Mortales

Por Javier Delgado aka Elnauhual

Fan fiction, inspirado en "Oh mi diosa" de Kōsuke Fujishima.

Capitulo XXXII

Hijo de Gaia

El mundo ya era todo obscuridad, pero eso no impedía que Urd siguiera maldiciendo y luchando por mantener su magia en acción. Nunca se había detenido ante dioses ni demonios, y no lo haría ante ese enemigo invisible que se oculta detrás de la cara de un universo hostil. Sintió que su conciencia de desvanecía, y maldijo una vez mas gritando para impedir caer en la inconsciencia...

El universo solo le devolvía silencio, siempre lo había hecho, así que se sorprendió cuando escucho una voz amable y familiar que resonó dentro de su mente.

- Mi princesa Urd, tu labor ha terminado por el momento, es hora de descansar, guarda tu furia para futuras batallas.

Urd se dio cuenta que el dolor desaparecía, por un momento luchó por volverlo a sentirlo pues le recordaba que seguía viva, pero su cuerpo ya no le respondía y en lugar de dolor sintió algo suave y reconfortante, unos brazos la sostenían. Urd intento maldecir. Indignada se había dado cuenta de que alguien la estaba cargando en brazos, como si fuera una niña pequeña. Intento luchar contra esos brazos y sorprendida se dio cuenta de que no podía hacerlo... Y tal vez ya no quería hacerlo, se sentían bien. Aun así intento protestar.

Por toda respuesta escuchó una risa suave y profunda que la llenaba de una mágica calidez.

- Yo no soy tu enemigo, mi princesa. Es extraño, nunca pensé en llamar así a la hija Hild, pero desde hoy te has ganado todo mi respeto.

En algún lugar de su mente, la voz hizo eco, Urd dejo de luchar, se sentía terriblemente cansada, la no existencia le pareció atractiva, entonces reconoció la voz.

- ¿Wotan? ¿Qué?. ¿Qué ha pasado?

Urd escucho que esa profunda voz entonaba un canto mágico, un antiguo y hermoso y antiguo canto curativo. Sintió una calidez que le envolvía el cuerpo, y poco a poco la obscuridad en la que estaba inmersa su mente comenzó a desaparecer. Urd se estremeció ante esa antigua magia. Una parte de ella comenzó a observarla comparándola con su propia magia, era magia mas simple, mas primitiva y tal vez mas poderosa como correspondía a la magia de un dios antiguo. Entonces escucho:

- Bien mi princesa, más adelante podrás estudiar mi magia todo lo que desees, te lo has ganado, no tendré secretos para ti. Pero por ahora solo intenta abrir los ojos.

Urd se sintió como una niña regañada por un maestro al intentar copiar un examen, y eso le ayudo a poner en orden su mente. Suspiro e intentó abrir los ojos.

In mediatamente los cerró, todo lo que veía era un confuso resplandor lleno de destellos verdes y azules. Inmediatamente cerro los ojos y lentamente los volvió a abrir mas lentamente, al principio todo estaba desenfocado pero poco a poco comenzaba a tomar forma, le era difícil reconocer lo que veía.

El mundo se había vuelto un hermoso tejido de encaje. Lineas de energía azules y verdosas se trenzaban lentamente unas con otras, formando una trama de encaje que rodeaba todo el espacio hasta donde alcanzaba a ver. Era una red que había crecido y protegía las paredes de la gran caverna, mientras que otras lineas de encaje rodeaban a los guardias dementes. Estos intentaban repelerlas inútilmente. Con una delicadeza inimaginable y irresistible, el encaje crecía y como acariciando comenzaba a envolver a los guardias que quedaban inmóviles, somo si un delicioso sopor los hubiera invadido.

Esa era la magia de un dios antiguo, sutil, compleja y sin embargo poderosa. Urd observaba hipnotizada. El encaje tenia toda la belleza de el canto mágico que el dios había entonado, era de una belleza sobrecogedora y Urd se sitio avergonzada ante su anterior despliegue de furia destructiva y ciega. Entonces observó que ante el avance inexorable de esa magia, muchos guardias comenzaron a desaparecer. ¡Estaban huyendo!, exclamo preocupada:

- Debemos ir tras ellos, antes de que causen mas daños, yo... - Urd intento moverse, pero su cuerpo se rehusaba a obedecer...El dios simplemente la sostuvo un poco mas fuerte en sus brazos oprimiéndola suavemente contra su cuerpo, como consolando a una niña pequeña.

- Lo haremos mi princesa, pero tu trabajo aquí ha terminado.

Entonces Urd recordó algo y grito.

- Bragg, que le pasó, suéltame, ¡quiero verlo!

Wotan hablo en voz baja:

- Aun vive, no se logra ser un guardia Élite siendo débil, pero no se si sobreviva. Por el momento lo he colocado en un capullo de suspensión.

Entonces frente a ellos, en medio de un suave resplandor dos figuras se materializaron, y al ver a Wotan llevando en sus brazos el cuerpo maltrecho de Urd se arrodillaron y bajaron su cabeza apenados. Urd los reconoció y con un esfuerzo logro preguntar:

- ¡Ekur, Shulgi! ¿qué ha pasado?

Uno de ellos. Ekur, levanto el rostro y sus ojos se humedecieron al ver el lastimado cuerpo de Urd, cubierto de quemaduras y llagas, donde en algunas partes se veía el brillo de su poder intentado escapar libre de su cuerpo. Con voz temblorosa contestó.

- Urd sama, Todos los guardias en suspensión fuero reanimados y liberados del hechizo de lealtad, perdonanos, pero decidimos esperar un poco para asegurarnos que no serian infectados. Tal como dijiste, Hjörþrimul, Sanngríðr y Svipul eran los lideres y ellos han jurado su lealtad a Hild por su propia voluntad. Les hemos ordenado localizar y capturar a los guardias infectados sin hacerles daño. Sera difícil, pero no imposible, Shulgi tuvo una magnifica idea para localizarlos usando su canal de alimentación de energía, pudimos comunicarnos con Walharen y dice que es posible. Los nuevos lideres de la guardia están de acuerdo en el plan, en unas cuantas horas todos estarán capturados. Te suplicamos nos disculpes por tardar tanto tiempo, es nuestra culpa que...

- Silencio. - Urd le dijo con un doloroso esfuerzo y Ekur se postró al suelo con temor, pero Urd le dijo con voz entrecortada y débil- Ekur, Shulgi, me aseguraré que mi madre ratifique el puesto que les he dado. Me siguieron cuando todo parecía estar en contra, cumplieron sus ordenes y supieron tomar decisiones. Levántense, no quiero verlos postrados ante mi, quiero me vean a los ojos. - los dos jóvenes demonios se levantaron lentamente y miraron tímidamente a Urd, esta realizo un esfuerzo, les sonrió y les solo les dijo

- Gracias.

Detrás de ellos, otro demonio se materializó, era el jefe de sanadores, este miro a Urd y con tono severo miró a todos

- Veo que unos aficionados han comenzado a usar magia curativa. - exclamo con una severidad fingida - Wotan, se que usted se considera un experto en cantos mágicos, pero el qué debe curar soy yo.

Urd miro al sanador y alcanzó a decirle.

- Debes atender a Bragg primero, su condición es mas seria que la miá, quiero...

El viejo sanador no pudo evita suavizar su mirada y la interrumpió:

- Mi princesa Urd, ya Wotan se lo dijo, su trabajo está terminado. Desde este momento, usted es solo una paciente y ya no puede dar ordenes. Yo soy quien decido, le prometo que atenderé a Bragg, pero yo daré las ordenes de aquí en adelante.

Urd intento protestar pero el sanador comenzó a cantar un hechizo, ella intentó luchar al verse envuelta en un capullo de luz, intentó protestar pero vio qué los otros demonios comenzaba a cantar y a unir su magia a la del sanador. Finalmente Urd dejo de luchar y suspiró con resignación. Al parecer se las tenía que ver con un nuevo golpe de estado... Afortunadamente este era amistoso...


Keiichi solo sintió que perdía la conciencia. Sin ninguna advertencia el dios había levantado su brazo y murmurado unas palabras, inmediatamente se vio rodeado de obscuridad. Algo penetraba en su mente e intentó luchar contra ese intruso, sabia que la magia del dios estaba intentando destruir su conciencia sin cuerpo.

El dios había atacado de un manera inmisericorde y sin ningún intento de verificar sus acusaciones.

Su sentido innato de justicia se rebeló, no podía esta bien, esa no debía ser la forma de actuar de un dios mayo y una voluntad que el no reconocía comenzó a luchar. Esa voluntad siempre había estado en el pero ahora sentía que tenia un deber que cumplir. Un pensamiento lo invadió: El era un juez, un juez de la de orden de los caballeros mortales, se le había dado la autoridad de juzgar por el bien de mortales, demonios y dioses. Él tenía autoridad.

¿Su autoridad...? ¿En qué consistía su autoridad? En la ceremonia donde Belldandy, en su dignidad de Kamisama, lo había designado como juez de dioses, él había protestado:

- Pero yo no se nada de las leyes de los dioses y demonios. ¿ cómo puedo ser juez?

Belldandy lo había mirado con su hermosos y profundos ojos azules y en un tono que de alguna manera reflejaba eones de sabiduría, le había dicho

- La verdadera justicia no son las leyes sino la capacidad de comprender lo que es bueno y malo. Tu debes confiar en el juicio de tu corazón, confía en tu capacidad para reconocer las injusticias y confiá en el juicio de tu mente para balancear la evidencia. Keiichi yo he visto tu corazón y sé qué es sabio. Esa es tu fortaleza, es por eso que tu existencia ha podido cambiar a los dioses que se han encontrado contigo, por eso te dejo esta protección,

A continuación Belldandy se había acercado a el, suavemente tomó su rostro en sus manos y le había dado un delicado beso en los labios que había estremecido al joven mortal hasta lo mas profundo de su ser. Tal era el poder de Belldandy, diosa entre la diosas.

Ahora al recordar eso una fuerza que nunca había sentido, un orgullo que nunca había sentido, un resolución que nunca había sentido lo lleno y lo inundo: EL ERA UN JUEZ...

Tenia la autoridad de su corazón y la protección del beso de la diosa entre las diosas.

Como despertando súbitamente de un sueño, expulso a la presencia extraña que se desvaneció como quien arranca una telaraña. En realidad solo una fracción de segundo había ocurrido, ro al dios que lo había atacado y observo una evidente expresión de sorpresa.

- Solo eres un mortal ¿Cómo pudiste sobrevivir a eso?

Keiichi lo miro, y el recuerdo del beso de Belldandy lo hizo sonrojar y por un momento regreso su timidez y con toda naturalidad dijo:

-Tengo la protección del amor de una diosa.

El dios extendió su mando hacia adelante, y murmuro un conjuro, un ligero brillo apareció alrededor de Keiichi y el dios exclamo sorprendido.

- Es una barrera mágica, reconozco esa magia es de Belldandy. ¿por qué esas protegido por Belldandy?

Keiichi intento hablar, pero el dios lo ignoro y dijo.

- No importa, no tengo tiempo ahora para ti, debo tomar el control de Yggdrasil, ya te estudiare después.

Con un gesto de desprecio materializo algo en sus manos y lo arrojo contra Keiichi. Al joven no le costo trabajo reconocerlo, era un disco metálico rodeado de símbolos mágicos que Keiichi pudo leer sin dificultada. El disco era idéntico a los discos que había usado para sellar a los demonios en la batalla del templo.

A pesar de su apariencia tímida, Keiichi eran piloto ganador ve varias carreras y sus reflejo no podían ser mejores. Sin poder evitar una leve sonrisa, extendió su mano, lanzo la orden mental que le había enseñado Urd y desactivo el disco. Este cayo inofensivo en su mano. Sonrió, sabia que se había arriesgado, pero estaba consciente de qué sus credenciales eran las mas altas en el sistema, de lo contrario no habría podido desactivar el sello.

El dios miro al joven con sorpresa, estaba definitivamente intrigado...

- Desactivaste el disco... Pero solo eres un mortal – La actitud de desprecio del dios desapareció, comenzó a mirar al joven con mas atención. - ¿Cómo aprendiste a hacerlo?

Keiichi miro al dios con cautela, por el momento parecía que no tenia intención de volverlo a atacar, tal ves si pudiera hacerlo hablar...

- Belldandy y Urd me enseñaron, los use para sellar varios demonios en la batalla del templo Tarikigonhan - El dios miro intensamente al joven, Keiichi aprovecho el momento. - No deseo luchar contra ti, pero deseo saber porque me atacas sin motivo, y sobre todo, saber si eres realmente el padre de Belldandy, me dijeron que habías muerto hace tiempo.

El dios se irritó ante las palabras conciliadoras de Keiichi.

- Por un par de trucos no lograras que té de información, no le debo nada a un mortal. - Entonces con un gesto imperceptible observo que hacia aparecer algo entre sus manos, Keiichi sintió y breve escalofrió, había visto a Hild usar algo similar, podía transformar a lo que tocar en algo irreconocible, recordaba que Belldandy a penas y había logrado detenerlo, el no tenia oportunidad a menos que … Keiichi sabia que eso haría saltar todas las alarmas del sistema, pero cuándo vio al dios preparase para lanzar el símbolo mágico murmuro el hechizo que le habian enseñado Belldandy Hild, era magia del cielo y magia de Hell:

- Vindum vindum vef darraðar þann er ungr konungr átti fyrri. Fram skulum ganga ok í folk vaða þar er vinir várir vápnum skipta.

Inmediatamente escucho en su mente una voz profunda e inhumana - Invocando autoridad de juez, Liberando protocolos de defensa. - Su mente se inundó de conocimiento antiguo, y en su mano derecha sintió algo solido. No necesitaba verlo, sabia lo que era y como funcionaba. Era el arma de los primeros nacidos.

El dios sintió algo extraño y si pensarlo mas, lanzó el poderoso símbolo mágico contra Keiichi, este extendió su mano con la palma extendida y el símbolo se estrelló contra esta, ardió con una flama ardiente y desapareció. El dios lo mito atónito. Algo había cambiado en el joven, especialmente en sus marcas en el rostro. Antes de que pudiera decir algo, Keiichi, el juez de dioses y demonios exclamó con solemnidad, el joven apenas podía reconocer su propia voz, esta resonaba y habia un poder extraño en ella.

- Te lo dije antes, Soy Keiichi Morisato, juez de la orden de los caballeros mortales. Siento que tu corazón esta lleno de odio y ambición. Me has atacado sin ninguna provocación y ante mi petición de que explicaras tus razones has repetido tu agresión. Es una agresión a un juez y por ello debo juzgarte, es por eso que debo escuchar tus razones y tus circunstancias para poder ser justo. ¡Habla!.

El dios miro con extrañeza a Keiichi, podía ver que algo había cambiado profundamente en el mortal, pero su corazón estaba cegado, y su expresión cambió, el odio regreso a su rostro:

- Los antiguos jueces pertenecieron a los mas grandes de las antiguas razas, pero veo qué ahora lo han convertido en titulo vacío al dárselo a un mortal. Sera interesante ver si el titulo sirve de algo, preparate mortal, vas a conocer lo que es la verdadera furia de los dioses.


El hombre reía enloquecido, mientras las balas destrozaba la ropa de la joven, las mujeres comenzaron a gritar con terror. Pronto todo comenzaron a gritar también. El hombre barbado termino de vaciar el cargador. A pesar del sol del medio día, un escalofrió recorrió su cuerpo, y sin pensarlos, inútilmente siguió oprimiendo el gatillo de su arma.

Enfrente de el, en lugar de un cuerpo destrozado, la joven seguía de pie, sus ropas estaban hechas jirones pero su actitud ya no era desafiante, su rostro ahora mostraba un dignidad que dejaba sin aliento. Debajo de sus ropas destrozadas se veía su blanca piel, completamente intacta.

- ¿Qué brujería es esta? - grito el hombre de la barba, sus ojos desorbitados se habían inyectado de sangre por la ira.

Sus hombres miraban confusos a la joven, sabia que lo que estaban mirando no era natural, comenzaron a vociferar.

- Un demonio, un demonio- pero la joven acalló los gritos con un gesto decidido y habló con una voz suave que sin embargo penetraba en lo mas profundo de sus mentes:

- No soy ningún demonio.

Con gesto de desprecio. El hombre gritó

- Seas demonio o no, no podrás salvar a las mujeres, y levanto el detonador, pero antes de que pudiera activarlo la joven extendió sus manos y con una voz suave, que sin embargo los estremeció, afirmó.

- Soy una diosa.

Y de su cuerpo emergió una criatura. Era el ser mas hermoso que había visto en su vida, era un ángel de extensas alas y dulce sonrisa.

Los hombres gritaron, algunos de terror, otros de sorpresa, y otros se tiraron al piso mientras rezaban. El hombre barbado se repuso rápidamente y gritó.

- No puedes ser ninguna diosa, eres un demonio y yo te castigare... - Intentó oprimir el detonador, pero antes de eso el ángel extendió un mano y el detonador se convirtió en cenizas.

El hombre barbado gritó de sorpresa, pero su rostro solo mostraba odio, le arrebato el arma a uno de los hombres que se había postrado en el piso y sin decir nada comenzó a disparar en dirección a las mujeres.

El ángel voló rápidamente, mas rápido que lo que podía percibir el ojo humano y se colocó enfrente de las mujeres, extendiendo sus alas y las balas rebotaron en todas direcciones, hiriendo a algunos de sus propios hombres.

La confusión se había extendido entre los terroristas, entonces para añadir mas, uno de ellos grito señalando al campo minado.

Al estar absortos con la joven, nadie había advertido que un grupo de hombres armados en uniforme militar sin identificación se acercaba corriendo por el campo minado. Zigzagueaban de un lado al otro con una velocidad inhumana, y esquivaban los lugares en donde estaban las minas. Antes de que los terroristas pudieran reaccionar, los hombres armados ya estaban sobre ellos gritando como enajenados.

La confusión dentro del pueblo fue total, los gritos y llantos de las mujeres, los alaridos de los invasores, los rezos y los gritos de terror supersticioso de los hombres.

Pronto inicio una breve batalla, muchos de los terroristas estaban tirados en el suelo rezando, pero algunos alcanzaron a disparar antes de ser sometidos, pronto fueron abatidos por los invasores, no sin haber heridos entre los militares.

Al ver a los caídos, los que quedaban en pie comenzaron a arrojar sus armas y pronto fueron sometidos sin ninguna resistencia, no podían separar su mirada del ángel que ahora flotaban en el aire llenándolos de un temor supersticioso. Apenas y se atrevían a protestar al ser atados.

El hombre barbado comenzó a salir del estupor que le había provocado la súbita invasión. Había temor en su rostro. Miró a la criatura que tenia enfrente y grito.

- Diosa o demonio, no me importa, el poder sigue siendo mio, aunque sea último que haga con mi vida. Tomo la bolsa que traía en colgada en el cinturón de ahí sacó un pequeño frasco que contenía una substancia cristalina y sin decir nada mas lo arrojo al piso y con las ultimas balas del arma que tenia, le disparo.

El frasco estallo en mil pedazos dispersando su contenido en el aire... Y luego...

NADA... ¡no pasaba nada.!

El hombre grito...

- ¡Porque no estalla!, yo mismo vi su poder...

Un hombre se separó de entre los invasores armados y le dijo:

- Porque solo es sal, sal común completamente inofensiva.

El hombre miro al que hablaba, inmediatamente los reconoció:

- Hervieux... Como es posible que...- El hombre callo y luego dijo- Entonces ¿qué fue lo que vi?, yo vi el poder que contenía, vi como esa joven los hacia estallar.

- Ese poder no estaba en los cristales, lo que viste fue el poder de una diosa, que solo aparentaba ser una débil joven.

Hervieux desvió su mirada del hombre barbado y observo maravillado a la joven, pero fue interrumpido.

– Entiendo, desde un principio nos traicionaste. Lo tenias planeado, Traicionaste a los tuyos, has traicionado a tu pueblo

- Silencio,- grito Hervieux con ira- yo no soy el que ha traicionado a su pueblo. Tú has traído muerte a este pueblo, has dado muerte a seres inocentes en el altar de tu odio. Estuviste a punto de arrastrarme pero …

Sin decir mas avanzo hacia la joven y se arrodilló ante ella.

- Te agradezco que me hayas dado la oportunidad de redimirme. Se que no eres una diosa de mi religión, pero aun así te lo agradezco.

La joven lo miró, elevo sus brazos y un brillo la envolvió, sus destrozadas ropas desaparecieron convertidas en un hermoso traje que parecía un elegante uniforme, su apariencia frágil cambio. Ahora era la imagen de una orgullosa diosa guerrera, ella era Ghadril la valquiria. Hervieux maravillado observó la transformación, y exclamó:

- Entonces esta es tu verdadera forma. - Y entonces bajó la mirada, al sentirse indigno de verla.

La diosa miro a su alrededor y todos bajaron la mirada avergonzados. Ella miró a Hervieux y le dijo.

- No tienes que arrodillarte ante mi, tú aun tienes una misión que cumplir con tu gente, siento que tu corazón aun no esta satisfecho.

Ghadril giro para mirar a las mujeres que estaba detrás de ella y ellas lloraron atemorizadas. La diosa extendió una mano y en ella apareció su hacha de combate. La empuño y con movimientos que el ojo humano no podía seguir corto las ataduras de las mujeres, las cargas explosivas cayeron al piso y con su hacha las desintegro.

Su ángel descendió entre las mujeres y las toco. Ante el contacto las mujeres comenzaron a dejar de llorar sorprendidas porque este maravilloso ser las honraba al tocarlas, se sentían llenas de una paz que nunca antes habían sentido.

Hervieux corrió hacia las mujeres, conocía varias de ellas de muchos años atrás, cuando era solo un niño con grandes sueños, y comenzó a llorar mientras ellas lo abrazaban.

Pero el hombre barbado no había terminado y le grito

- No puedes abandonarme tan pronto, recuerda que has dado muerte a uno de esos extranjeros, ellos nunca te lo perdonaran porque...

- Lo podemos personar, porque no ha dado muerte a nadie...

Entre los hombres de uniforme se separó uno especialmente fornido que hablaba con un fuerte acento francés. El hombre barbado lo miro horrorizado.

- Tú deberías estar muerto, vieron tu cadáver ensangrentado, no se atreverían a mentirme.

Por respuesta una voz burlona le dijo

- Solo un viejo truco de cine

Hervieux se limpio las lagrimas y se separó de las mujeres avanzando en dirección al recién llegado y le dijo con humildad:

- Sargento Valois. Podrá perdonarme alguna vez por lo que hice, por poner en peligro a tanta gente, especialmente a esa joven...

El hombre barbado grito con desesperación, su mundo comenzaba a caerse en pedazos. Se inclinó para sacar un cuchillo que tenia oculto en su pantalón y con un alarido se lanzó contra el teniente Valois gritando.

- Tú deberías estar muerto...

Este lo vio y afirmó sus piernas contra el suelo. Lo recibió con un rápido movimiento de su brazo izquierdo que desvió el cuchillo y con el derecho lanzo un poderoso golpe contra el estomago del hombre que se desplomo sin aliento. Inmediatamente uno de los hombres de Valois se lanzó contra el y lo inmovilizo contra el piso. La acción apenas había durado unos segundos, Valois sintió una leve indignación al sentir que todo había sido tan fácil, miro con desprecio al hombre postrado y luego avanzó a encontrarse con Hervieux, extendiendo la mano abierta le dijo

- No tengo nada que perdonar, he visto la clase de hombre que es realmente y los peligros que ha corrido con tal de corregir sus acciones. Con la información que obtuvo al fingirse terrorista hemos podido atrapara a todos los agentes ocultos y ahora... - dijo señalando a su alrededor- hemos capturado a los mas peligrosos, gracias a usted el mundo sera un mejor lugar.

Hervieux dudó y miro a Valois, este repitió el gesto y volvió a extender la mano, finalmente Hervieux también extendió su mano y estrecho la mano del militar, ambos hombres se estrecharon las manos con energía, nunca mas serian extraños entre si. Finalmente Valois dijo:

- Ahora nuestra tarea...

- Aun no ha terminado...- lo interrumpió una voz, todos volearon y vieron que era Shugahara y el niño. Habían recorrido lo últimos metros del campo minado, pero esta vez evitando detonar mas minas para no llamar la atención. Shugahara continuo- Aun queda mucho que hacer. Todos estos hombres aun están llenos de odio...

Hervieux y Valois lo miraron y vieron que Shugahara señalaba a todos a su alrededor, no solo a los terroristas.

Valois soltó la mano de Hervieux, luego sin poder evitarlo cerró los puños, sentía que el reclamo de Shugahara era injusto, lo miró no pudiendo contener su irritación:

- Estos son los hombres que me pidió reunir, es cierto que muchos de ellos están llenos de odio, es un odio justificado, la mayoría han pedido a un ser querido victimas del terrorismo o han sido sus victimas, por eso aceptaron ayudarnos.

Shugahara los miro, en muchos de ellos se veían efectos de antiguas heridas, algunos de ellos les faltaban una mano, en otros se adivinaban miembros artificiales y no necesitaba adivinar para saber lo que había en sus corazones. La mayoría había aceptado la invitación de Valois ante al expectativa de una venganza, entonces Shugahara inclinó la cabeza un momento, pidiendo disculpas y le dijo:

- No he dicho que su odio sea injustificado, solo he dicho que debe desaparecer, pero primero hay que atender a esos hombres.

Señaló algunas figuras postradas en el suelo, eran los terroristas que habían intentado defenderse y caído rápidamente ante las balas de los militares.

- Son terroristas,- gruño Valois- primero hay que atender a mis hombres, algunos de ellos también fueron heridos.

- Ellos están muy malheridos, no los dejare morir, al menos hoy el odio no debe cobrar mas vidas.

Shugahara pidió que le acercaran a los hombres. Sus cuerpos ensangrentados y acribillados apenas mostraban señales de vida. Sacó su pequeña caja metálica y comenzó a usar las pociones mágicas de Urd para atenderlos, pronto comenzaron a verse sus efectos. Todos exclamaron sorprendidos ante la magia que veían ante ellos. Luego pidió que trajeran al resto de los heridos.

Shugahara estaba tan absorto que no vio que alguien mas se inclinaba junto con él. Con sorpresa miro y vio a Ghadril, ella le dijo.

- Dejame ayudarte, me has mostrado tu corazón al desnudo, realmente mereces el titulo de juez.

Entonces Ghadril comenzó un canto curativo que aumento el poder de la magia curativa de Urd. Hombre y diosa comenzaron a atender a los heridos sin prestar atención de su identidad, todos recibieran el mismo tratamiento.

Un murmullo comenzó a escucharse entre todos, terrosos, gentes del pueblo y militares.

- Los dioses y sus enviados han llegado.- Ante sus asombrados ojos una diosa caminaba entre los hombres y los curaba.

Finalmente Shugahara y Ghadril terminaron de curar a todos los heridos. Solo entonces Shugahara prestó atención al hombre barbado que yacía inerme, atado en el piso. Lo señalo y ordeno a los hombres a su alrededor

- Tráiganlo conmigo, es hora de atenderlo también a él.

Hervieux y Valois se miraron extrañados... ¿Atenderlo? El no mostraba ninguna herida.

Shugahara miro a su alrededor, señaló un edificio y pregunto

- Es esa la escuela, en donde fue asesinada esa joven maestra

Hervieux asintió, mientras su rostro se llenaba dé lagrimas

- Si, esa joven era mi sobrina, Yo la convencí de ser maestra, pagué sus estudios y le pedí que ayudara al pueblo y por mi culpa ella pagó con su vida. El debe ahora pagar con la suya.

Shugahara miro a Hervieux con tristeza y negó con la cabeza, solo dijo.

- Acompáñenme.

El grupo comenzó a caminar hacia el viejo edificio. Ghadril caminaba junto a Shugahara mientras su ángel volaba encima de ellos, era una visión maravillosa, poco a poco todos se unieron en una procesión bajo ella.

Finalmente entraron a la vieja escuela, el ángel penetró a través de las paredes y se dirigió a la mancha de sangre aun visible en el piso. Descendió y la toco esta comenzó a brillar suavemente y su rostro silencioso se lleno de dolor.

Shugahara volteó a ver a Ghadril y esta asintió, miró a su ángel compartiendo sus pensamientos y este se elevó y avanzó, extendiendo sus manos, en dirección el hombre barbado. Este por primera vez se lleno de terror al ver a esa hermosa criatura avanzando hacia él.

- ¿Qué clase de tortura es.?- pero fue silenciado cuándo la criatura extendió sus manos y acaricio su rostro, para luego tomarlo entre su dos manos...

El hombre se quedo petrificado, poco a poco su rostro abandono su expresión de terror y su expresión de odio, para llenarse de tristeza, lagrimas comenzaron a correr por su rostro mientas los recuerdos de la joven maestra inundaban su mente mostrandole un mundo que el nunca había imaginado, un mundo de promesas y sueños truncados.

El ángel lo soltó, y desapareció por el techo pero después de unos segundos volvió, estas ves entró por la puerta llevando a una niña de una mano y en la otra a un soldado al que le faltaba una mano. Ambos se dejaban llevar fascinados por el ángel y sin darse cuenta este los llevo junto al hombre barbado. La niña se lleno de terror y el hombre lo miró con odio. Aun así no pudieron protestar cuando el ángel hizo que ambos pusieran sus manos en el rostro del hombre.

El hombre barbado se estremeció, en su mente comenzó a sentir el temor de uno y el odio del otro. Pero tanto la niña como el hombre también pudieron sentir los sentimientos del hombre barbado. También tenia sus razones, un vida miserable llena de injusticias, a la que solo había podido sobrevivir sostenido y alimentado por su fanatismo y odio.

Shugahara volteo a mirar a Ghadril y le dijo.

- Realmente has podido comprender el corazón de los hombres. Ayudame entonces a sanar todos estos corazones llenos de temor y odio. Ese es un enemigo mucho mas terrible que cualquiera contra el que hayas podido luchar,

Ghadril entonces se inclinó frente a Shugahara y puso una rodilla en tierra en señal de respeto. En la mente de todos la visión de una diosa arrodillada ante un ser humano los lleno de maravilla. Ghadril se levantó y comenzó a cantar, era lo mas hermoso que hubieran escuchado, así en esa noche, en un pequeño pueblo perdido en el desierto, la humanidad vivió una chispa de lo que podía ser su futuro.


Belldandy se separó de Lind, sabia que una había asuntos urgentes.

- Debes salir de mi mente antes de que sea tarde, comienzo a sentir que mis barreras intentan cerrarte el acceso.

Lind asintió, seria mucho mas sencillo ahora que tenia todos sus poderes, se elevó y comenzó a alejarse, al ascender miró a su alrededor, este mundo que era la mente de Belldandy se había desplegado ahora en toda su belleza y complejidad, esta era la mente de una gran diosa y sintió la satisfacción de haber ayudado a liberarla.

Poco a poco ese paisaje comenzó a disolverse, al final entró en el torrente de datos que conectaban al mundo real con la mente de la diosa y entonces...

Lind abrió los ojos.

La demás valquirias aun estaban sentadas alrededor el cuerpo de Belldandy, pero se veía el agotamiento en sus rostros, y no solo eso, sus cuerpos comenzaba a verse translucidos

- Bienvenida Lind. Tu misión ha sido un éxito, hemos logrado nuestro ultimo gran objetivo. Proteger a Kamisama. Gracias por encomendarnos esta misión.

Lind se levantó lentamente, el cambio de lugar la había desconcertado, pero sabia lo que esta pasando. El código de autodestrucción ya había iniciado y el tiempo estaba por terminarse. Pronto todas desaparecerían.

Lind sintió un profunda tristeza, pero no comprendía la razón, el propósito de una valquiria era proteger a su mundo, proteger a Kamisama. Ellas habían dado su vida con ese propósito, no debería entristecerse, sin embargo su corazón le dolía y su ojos se humedecían. Pero intento ocultarlos a sus compañeras.

- Herja, Oth, Rota, Eir. Belldandy esta a salvo y pronto recuperara la conciencia, ya pueden liberar su cuerpo.

Las valquirias interrumpieron su concentración y poco a poco se levantaron, avanzaron y rodearon a Lind.

Herja hablo primero:

- Lind, creo que te has ablandado- Le dijo sonriendo- la humedad en tus ojos no es propia de una Valquiria- avanzo y le puso una mano en su hombro y sonrió, no podía ocultar que sus propios ojos estaba humedecidos - pero aun así, te lo agradezco pues entiendo lo que significa. Nosotras nos iremos pronto, tú deberás reportar lo que ha pasado y después nos acompañaras. Confío en ti para que nuestro nombre se puede seguir diciendo con honor.

Las interrumpió una voz...

- ¡NO!, debo intentar salvarlas.

Era la voz de Belldandy quien se incorporó con esfuerzo ignorando las heridas de su cuerpo.

Al escuchar su voz, las valquirias la rodearon y pusieron una rodilla en tierra, inclinando la cabeza con respeto.

- Belldandy-sama. Hemos sido tu escudo, ha sido un honor dar nuestra vida por ti, hemos cumplido con nuestro deber, ahora debemos cumplir con nuestro destino.

Una a una, se fueron disolviendo, mientras los ojos de Belldandy se llenaban de lagrimas. Sabia que tenían razón y sin embargo sentía el dolor de saber que a pesar de ser el ser mas poderoso de ese universo, no tenia el poder de salvarlas. Inclino la cabeza con respeto por las guerreras.

- Herja, Oth, Rota, Eir y Arjuna, Las mas altas entre las valquirias, las conservare para siempre en mi corazón. ¡Gracias!.

Unos instantes después Lind y Belldandy se encontraban a solas en la destrozada caverna. Lind habló:

- Debemos ir al consejo central, mi deber es presentar un reporte completo de lo que paso, para que sus nombres no queden manchados del crimen de atacar a Kamisama. Se los debemos, después de ellos, yo debo unirme a ellas. Debemos apresurarnos, no me queda mucho tiempo.

Al oír estas palabras, el rostro de Belldandy se inundó de nuevo lagrimas.

¿Cómo podría salvar a Lind?

Entonces recordó las palabras de su padre, había una forma demasiado cruel. El no había dicho cual era, pero Belldandy lo había adivinado... ¿Qué otra cosa podría ser mas cruel para una Valquiria? . ¿Podría ella ser tan cruel con el fin de salvar su vida?

Belldandy se irguió y una expresión de decisión apareció en su rostro y dijo.

- Lind, espero que me pueda perdonar alguna vez, acabo de descubrir que soy una persona muy egoísta y no puedo soportar la idea de perderse.

Belldandy avanzo hacia Lind, que la miraba desconcertada, colocó la palma de su mano en el rostro de la valquiria y comenzó a cantar un complejo hechizo. Lind grito, se daba cuenta de que no se podía mover.

- No, por favor Belldandy, tengo que cumplir con mi destino...

- Perdoname Lind, ¡por favor perdoname.!


En el cuarto de control de Yggdrasil, una alarma sonó y los corazones se petrificaron.

Nunca había sonado esa alarma, pero todos sabían su significado. El protocolo Ragna había sido ejecutado. El gran consejo de las valquirias había actuado en contra de Kamisama y ahora la líder de la rebelión debería aparecer ante el consejo para explicar sus acciones, antes de ser ejecutada.

Peorth se dejo caer, después de todas las desgracias que había ocurrido, esto estaba mas allá de lo que podía soportar, ¿cómo podría haber actuado Lind en contra de Belldandy? ¿Qué razones podría haber tenido? Este era el mas grande crimen que se podía concebir en ese universo. Kamisama era la autoridad suprema.

Pero el protocolo Ragna era claro y había sido imbuido dentro de todos y cada uno de los dioses. Todos sabían que hacer. Peorth y los demás dioses comenzaron entonar un canto fúnebre, era la ley, debían unir sus voces en un canto para borrar el crimen y prepararse para escuchar el juicio contra la valquiria...

Entonces una voz les grito

-Detengan esas tonterías- Todos se callaron inmediatamente, no por la orden, sino porque alguien se había atrevido a llamar tonterías a uno de los rituales mas sagrados de su mundo, pero ese alguien era un alto miembro del consejo. Era la voz de Tyr - De nada sirve cantar, hay otros millones de dioses que pueden hacerlo, en cambio tenemos un trabajo que cumplir. No podemos dejarlo abandonado. Algo completamente inusitado esta pasando, no podemos ignorarlo.

Peorth miro al dios e interrumpió su canto, miro al dios con asombro, el dios le sonrió y le dijo.

- No te preocupes. Esta ves la culpa la asumiré yo...


El dios cerro los ojo sin decir murmuro un hechizo. Detrás de Keiichi se comenzó a formar una masa obscura y tenebrosa. No era magia de Yggdrasil sino magia prohibida y maldita en este mundo, pero Keiichi ya la había visto antes.

Keiichi giró rápidamente, y tal como le había enseñado Ghadril, extendió el arma, que se abrió y extendió como un larga pértiga y atravesó la obscura masa en el centro.

Al contacto con el arma, la ominosa magia negra estalló violentamente, el arma de manera automática creo un campo protector. Entonces Keiichi escucho un grito y giro para ver la causa.

El dios observaba su mano sorprendido. La retroalimentación había provocado una quemadura. Keiichi lo miro preocupado, no había sido su intención lastimarlo:

- Siento mucho eso, pero si me querías asustar, debo decirte que comparado con Hild eres solo un aficionado.

Esta ves el dios miro con sospecha al mortal

- Conoces los sellos mágicos, y dices que te has enfrentado a Hild – observo el arma en la mano de Keiichi- Ademas tienes una de las armas de los primeros nacidos. No puedes ser un mortal común, esa capacidad no forma parte de su diseño.

Entonces el dios miro su mano con disgusto y se concentró en curarla, al terminar volvió a prestar atención a Keiichi y especialmente al arma, no podía ocultar su curiosidad.

- Todas esas armas fueron destruidas hace muchos eones y solo las valquirias tenían en su resguardo algunas de ellas. ¿Cómo la obtuviste?

Keiichi suspiro, la curiosidad del dios era mejor que su ira, y realmente no tenia nada que ocultar.

- Fue Lind quien me la entregó, he intercambiado votos de amistad con Lind después de que porte a su ángel, Peepermint por un breve tiempo.

Esta ves el hombre quedo boquiabierto.

- Imposible, Conocí a esa fría valquiria y nunca podría haber sido amiga de nadie, solo le interesaba ser mas y mas poderosa, y mucho menos permitiría que un mortal llevara a su ángel.

Keiichi sintió que si lograba hacerlo hablar, podía evitar la lucha.

- Entonces no conocías realmente a Lind. Ella solo quería tener poder para invocar simultáneamente a sus ángeles gemelos Spear Mint y Cool mint

- ¿Incluso eso lo sabes? Muy pocos sabían de sus ángeles gemelos. ¿ Cómo supiste sus nombres?

- Ellos me lo dijeron ellos, y las extraño- Keiichi se señaló el pecho y le dijo al dios con amabilidad- Tuve a un de ellos alojado en mi interior, ahora entiendo a los dioses mas de lo que te imaginas. La sensación de vacío que me dejo cuando tuvo que regresar con Lind seria insoportable si no fuera por el amor de Belldandy.

Al escuchar lo ultimo el rostro del hombre se suavizó, comenzaba a sentir que había algo extraordinario en ese mortal, entonces comenzó a ver su aura, hasta ese momento no le había prestado atención.

El dios comenzó a comprender. Era un mortal que podía soportar un ángel, un mortal que podía manejar el arma de los primeros nacidos y un mortal que podía contar con el amor de una diosa, el amor de la diosa entre las diosas, el amor de su hija...

Keiichi sintió su cambio de actitud, contrajo el arma hasta que esta cupo en la palma de la mano y la ocultó, comenzó a acercarse lentamente al dios. Esto lo vio maravillado mientras intentaba leer su aura, y murmuró.

- Se supone que aun no deberías existir, solo una lenta manipulación de generaciones de humanos podría dar lugar a... Y ademas se necesita su permiso...- El hombre se estremeció como recibiendo una revelación y exclamo emocionado y fascinado- El programa de defensa predictiva debió haberlo hecho, debió apresurar tu aparición, eso debe ser, el programa debió predecir que una gran amenaza se cernía sobre los multiversos para acelerar esto... Pero...

Keiichi estaba ya frente al dios y sin decir nada, extendió su mano, el dios no pudo contenerse y sin saber porque, también la extendió. Al contacto sintió como una sensación de paz lo invadía, repentinamente sus planes, su odio, sus ambiciones, todo eso parecía ser tan infantil... Su rostro se llenó de dolor al darse cuenta de lo que había estado a punto de provocar...

Miro a Keiichi a los ojos, como intentando penetrar en ellos. Ahí estaba, ya no le cabía duda. Joven, inexperto, pero lo podía sentir. Cerro los ojos y los abrió lentamente y le dijo al joven mortal.

- Bienvenido, hijo de Gaia.


Fin del capítulo XXXII