La orden de los Caballeros Mortales
Por Javier Delgado aka Elnauhual
Fan fiction, inspirado en "Oh mi diosa" de Kōsuke Fujishima.
Capitulo XXXVI
En el inicio...
Ghadril miro hacia el horizonte donde el sol ya comenzaba a ocultarse, de entre las maravillas había descubierto del mundo mortal la puesta de sol seguía siendo su favorita, tal vez porque le recordaba al mortal con el que la había compartido por primera vez. Sabía que era solo una estrella que quedaba oculta tras un planeta y pero eso no evitaba reconocer que tenía una belleza que rivalizaba con lo más hermoso de su mundo.
El sol poco a poco se deslizaba por el horizonte sus rayos rojizos parecían no querer dejar atrás la tierra rehusándose a ocultarse, parecían tener vida propia al querer aferrarse a las sombras de los objetos en un último intento de no desaparecer, súbitamente por un breve instante se puedo un destello verde apareciendo sobre el rojo incandescente del circulo del sol antes de que este se ocultara completamente. Ghadril sonrió, Takashi le había comentado que en el lugar a donde se dirigía podían existir las condiciones para ver ese raro fenómeno y esos días lo había estado esperando. Fijo el recuerdo en su memoria, deseaba compartir con Takashi y sentir sus emociones, ese era un nuevo placer que había descubierto pero ahora debía continuar su misión.
Fue solo hasta ese momento que la diosa prestó atención al hombre que estaba detrás de ella, aguardando respetuosamente a que la diosa terminara lo que le parecía un extraño ritual. El hombre tenía la mirada fija en el horizonte y alcanzo a murmurar.
– Había escuchado sobre el destello verde, pero pensé que era solo una leyenda. Diosa mía, ¿Es ese un mensaje de los tuyos? Ahora comprendo tu poder y...
Ghadril levanto lentamente la mano y el hombre calló con temor, la diosa se preguntó que debía decirle, ¿Debía explicarle que el destello verde era solo un fenómeno natural que se daba bajo ciertas condiciones atmosféricas y no tenía nada que ver con los dioses? Miró al hombre con curiosidad y vio como este se estremecía bajo su mirada. Ghadril había escudriñado en su alma y sabía lo que ese hombre había hecho en el pasado. Ese mortal había sido cruel, había tomado vidas en sus manos sin importarles si eran hombres, mujeres o niños convencido de que había hecho lo correcto y pensando que eso agradaría a su dios. También sabía que ya nunca más lo volvería hacer pero ¿realmente eso lo convertía en un hombre distinto? Seguía siendo el mismo hombre y sus actos pasados no habían desaparecido, pero ahora él había visto sus acciones a través de los ojos de otros y había reconocido que él se había convertido en el mismo mal contra el que creía luchar. El hombre la miro esperando palabras de reproche de la diosa, pero solo vio una mirada de curiosidad, por lo que se atrevió a hablar.
- Mi diosa, nos ha dicho que no eres uno de mis dioses y que no nos juzgaras, pero yo sé que soy culpable de muchos pecados. Sé que puede mirar dentro de mí y ver que digo la verdad, y que ahora mi vida solo estará dedicada a reparar mis errores y si necesito morir para...
Ghadril lo interrumpió con un ligero gesto de reproche.
- No hables de muerte. Tú has tomado ya demasiadas vidas inocentes y dar la tuya en vano no las recuperara. Vive, dedica tu vida y no tu muerte para reparar el daño que has causado. En el final de tus días tu mismo serás tu propio juez y estoy segura que serás un juez severo... ahora ¿Estás listo?
El hombre se arrodillo frente a la diosa, y sollozo. Ghadril intentó comprender ese fenómeno. Takashi, el mortal que le había prometido compartir su vida con ella le había revelado muchos secretos del alma humana, pero la naturaleza humana parecía aun más extraña de lo que ella se podía imaginar. Este hombre poseía en su fondo un inmenso potencial para hacer el bien o el mal. Ante sus sollozos sintió algo extraño y se interrogo a sí misma, ¿que era ese extraño sentimiento?... Esa era la misma emoción que había sentido con los otros hombres que había transportado. Finalmente, esta vez la diosa pudo reconocer el sentimiento. Sentía compasión por el hombre, a pesar de sus pasadas acciones que lo condenaban, aun así sentía compasión...
Ghadril medito un instante en ello y decidió que era un sentimiento extraño y valioso, otra cosa más que compartir. Cerró los ojos para asimilarlo y luego avanzó hacia el hombre, lo toco en la cabeza y este se estremeció... entonces una cálida luz los rodeo y ambos desaparecieron.
Ante el contacto de la diosa Belldandy, Mir sintió desfallecer, sus rodillas se sintieron débiles y cayó postrado ante ella sollozando como un niño. Su culpa era grande y no merecía el perdón de la diosa. En ese momento no era el gran dios, el alto miembro del consejo, solo era un cobarde que había ocultado su crimen todos estos años. Entonces Mir sintió que la diosa colocaba sus manos en sus sienes y con suavidad lo obligó a elevar su rostro para enfrentarla. Sus miradas se encontraron, entonces la diosa le dijo:
- Hacia tiempo que sabia la razón de tu alejamiento.
Myr se estremeció ante esas palabras:
- ¿Lo sabías?, ¿entonces porque no me denunciaste para que pagara mi culpa?
Belldandy suspiro tristemente, le abría gustado hablar con Mir y lentamente guiarlo para poder reparar siglos de arrepentimiento y culpabilidad equivocadas, pero no había tiempo, lo necesitaba con urgencia. Entonces le hablo con dulzura:
- Escúchame, yo sabía que nunca habrías actuado contra mis padres. Yo sabía que su muerte era un accidente inevitable y nunca te culpé por ello. Solo deseaba que hubieras estado con nosotras.
Myr intento rehuir la mirada de la diosa.
- ¡Pero soy culpable! Yo quise enfrentar a tu madre con Hild para que comprendiera lo que había hecho tu padre, por eso convencí al consejo de enviar a tus padres como embajadores con Hild, fue entonces cuando algo paso y fueron interceptados por un grupo rebelde que...
- ¡Mir! - Lo interrumpió Belldandy con cierta impaciencia - Siempre he sabido que amabas a mi madre y que nunca habrías hecho nada para hacerle daño. Tu no fuiste responsable de su muerte, en ese tiempo lo sabía con mi corazón, pero ahora sé que no importa lo que hubieras hecho, ellos ya estaban sentenciados por una fuerza muy superior a ti y no tenias ningún poder para evitarlo...
- ¿Sentenciados? - exclamo Mir mientras un escalofrió recorría su tiempo- ¿...como es posible...?
Entonces Belldandy, que aun tenía sus manos en sus sienes, lo miro dulcemente y susurro:
- Te pido perdón por lo que voy a hacer...
La diosa susurro hechizo desconocido. Mir se aterrorizo al sentir como la mente de Belldandy irrumpía dentro de la de él, intentó luchar pero esa mente no era de la dulce y delicada Belldandy que había conocido, era una mente poderosa, y en cierta forma implacable que penetraba en lo más profundo de su alma sin ningún miramiento...
Mir sintió como el peso de siglos de culpa se desvanecía, intentó luchar pero la mente de la diosa lo dominaba completamente, sintió como la diosa examinaba y manipulaba sus recuerdos. Sus más preciados sentimientos, su intimidad más profunda estaba todo al descubierto y el estaba completamente inerme ante ella. ¿Era ella realmente su dulce y amada sobrina? Por un momento recordó un breve encuentro que había tenido con Hild, en el que ella había penetrado su mente para intentar manipularlo...
Entonces dejó de luchar, ahora ya no era una mente fría la que lo tocaba, sino una mente llena de calidez y el peso de las culpas desapareció, los malos recuerdos se disminuían y los recuerdos más hermosos salían a la luz. Recordó los breves y preciosos momentos que había pasado con la madre de Belldandy y su corazón se lleno de emoción y atesoró el recuerdo. Recordó su rivalidad con Tyr y está le pareció una mera rivalidad infantil. Recordó el incidente en el que habían muerto y comprendió que él era inocente. Comenzó a recordar las alegrías de su vida y estas se volvían más presentes, mientras que los momentos tristes se disminuían. Entonces su mente se lleno de imágenes más recientes. Eran de la joven y hermosa diosa que acababa de conocer, la diosa Peorth, eran recuerdos cálidos y vivos. La volvió a ver brillante, emotiva, tenaz, capaz pero también femenina y seductora. Vio otras imágenes de ella que sabía que no venían de su propia mente, comprendió que la estaba viendo a través de los recuerdos de Belldandy y su corazón se lleno de emoción al conocerla con la profundidad que Belldandy la veía y sintió deseos por volverla a ver... tal vez tendría la oportunidad de volver a ser feliz...
Entonces Belldandy soltó las sienes del dios y el canciller Mir cayó sobre sus rodillas extasiado. Su mirada triste ahora tenía un brillo lleno de vida y energía entonces se inclino y se postro en la más humilde reverencia y exclamó.
- Belldandy, mi diosa, ya no te llamare Kamisama sino Megamisama, diosa entre las diosas. Me has devuelto mi vida y yo daré mi vida por ti...
Mir no pudo ver el rostro de Belldandy, se abría asombrado al ver que sus ojos estaban llenos de lágrimas y que su rostro tenía una expresión mezcla de temor y asco, entonces la diosa susurro para sí misma.
- ¡En que me he convertido! - miro hacia el cielo para ocultar sus lagrimas y dijo- pero no importa, no me detendré ante nada para proteger a Keiichi.
En su atiborrada oficina, el Dr. Edoardo Amaldi volvía a recorrer una vez más los sitios web de noticias deseando que todo lo que veía no fuera real. En pantalla se encontraba el rostro del Dr Shugahara, y el artículo proporcionaba información demasiada cercana a la verdad. Se detallaba la carrera del Dr Shugahara, su trabajo en magia antigua y su relación con las antiguas runas, además había fotos borrosas de él, que lo colocaban en el pueblo asediado. Había una entrevista con un tal Profesor Jan Krogh Danielsen que hablaba del antiguo manuscrito que le había enseñado Shugahara. Igualmente inquietante, era que se mencionaba que Shugahara había sido visto en el Aeropuerto D´orly, y luego había desaparecido. Soltó el ratón y lanzo un largo suspiro, luego sacó del cajón de su escritorio una pequeña botella de licor, tomó unos tragos y después tomó el teléfono. Marco rápidamente un número que ya había memorizado de tantas veces que lo usaba en ese día.
- ¿No tienen noticias del Dr Shugahara?
- Ninguna, - contesto una voz preocupada- las autoridades insisten en que no hay registros de su salida. Un guardia comenta que un grupo de hombres lo saco de en medio de la conferencia de prensa, tal como dice el reportaje, y luego nadie lo volvió a ver. Pensamos que podrían ser los terroristas, tal vez alguna facción que se rehúsa a entregarse y tal ves...
- Entiendo- lo interrumpió Amaldi con impaciencia. - por favor avíseme si hay más noticias.
Colgó el teléfono con excesiva brusquedad que delataba su nerviosismo. Tamborileo el escritorio con los dedos en lo que intentaba pensar en el rumbo a seguir, entonces tomo una decisión, de nuevo alargo la mano al teléfono, pero repentinamente se detuvo. Volvió a sacar el frasco del escritorio... observo su contenido, ya contenía menos de la mitad de lo que había en la mañana, hizo una mueca de disgusto y tomo otro par de tragos. Esperó un momento hasta sentir un ligero calor que recorría su torrente sanguíneo y entonces volvió a tomar el teléfono. Marco lentamente pensando el curso a seguir, entonces hablo...
- ¿Profesor Nambu?
- Estaba esperando su llamada, tendremos que adelantar nuestros planes.
- ¿Sabe lo que significa?
- Ya no nos podemos echar para atrás. Lo discutimos con Shugahara en el caso de que algo saliera mal.
- Bien, se ve que no es usted el que está arriesgando su puesto. Convocaré a reunión de emergencia entre los distintos centros científicos. Tal vez tengamos que adelantar algunos de nuestros planes. ¿Se contacto el grupo de los primates con usted?, ¿participarán en la reunión?
- Si, y tienen ideas muy interesantes, ellos tienen más experiencia que nosotros en tratar a los seres humanos, en algunas comunidades ya han comenzado a sembrar leyendas y mitos de la existencia de dioses y demonios para observar sus efectos. Tienen que hacerlo con cuidado para no chocar con las religiones, no deseamos fabricar una religión nueva... aunque confieso que eso simplificaría nuestros problemas.
- Por favor, no haga bromas, usted es un científico...
- Lo siento, creo que solo pensaba en voz alta, es solo que el escuchar a nuestros colegas de las áreas de humanidades y sociales me hace ver el mundo de otra manera.
- Lo entiendo, pero aun tenemos un serio problema. Las personas que manipulan el poder no son precisamente racionales, nos escuchan cuando les prometemos bienestar, riquezas y poder, pero nos rechazamos cuando decimos verdades incomodas. ¿Cómo hacer que escuchen sin provocar reacciones histéricas?
- No lo sé, pero es hora de buscar expertos en el tema y averiguarlo.
- Ya notificó al joven amigo del profesor Shugahara?... no recuerdo su nombre.
- Keiichi Morisato. Aun no, quería asegurarme de que solo era una falsa alarma, no deja de ser irónico que ese joven viva en un templo, pero es bueno recordar que a final de cuentas, los dioses y demonios están de nuestro lado.
- Eso, es justamente lo que me preocupa...
Hild observo con aire crítico los reportes que se habían materializado frente a ella. Sonrió ligeramente y se recargo contra el mullido respaldo de su trono en una estudiada pose de aburrimiento. Por supuesto, ese aburrimiento era solo aparente, había revisado el informe con todo cuidado veía con cierta preocupación que los daños causados por los demonios poseídos había sido más extenso de lo que esperaba, pero también sabía que las reparaciones avanzaban ahora mucho más rápidamente gracias a que ahora ya podían usar magia, gracias a los brazaletes fabricados por los mortales.
Levanto su brazo y vio con disgusto el brazalete que portaba. Cerró los ojos y percibió el poder que emanaba. No le gustaba ese ligero y extraño sabor que poseía, podía reconocer el sabor del mundo humano, pero Hild no se había mantenido en ese lugar por tener una mente cerrada. Había ordenado a todos los demonios usar solo la energía de los brazaletes y desde entonces no había un solo infectado. Regreso a su pose despreocupada y con un ademan desdeñoso disolvió los informes y se dirigió al joven demonio que estaba a su lado.
- El informe es aceptable, querido Walharen. – Después de una breve pausa Hild añadió- Haz hecho un excelente trabajo.
Walharen se estremeció, aun no estaba acostumbrado a ser elogiado por Hild, se sentía, ″antinatural″, así que solo bajo la cabeza.
- ¿Está funcionando bien la cura?
Walharen hablo con entusiasmo
- Si Hild-sama, logramos localizar el código invasor que provoca la locura. El problema era que usaba técnicas de encriptación y se escondía entremezclándose y fragmentándose con el código de los demonios infectados, no solo eso, creaba copias falsas que nos hacían creer que lo estábamos atacando y solo le servían para distraernos y ocultarnos mejor. La cura consistió en congelar la ejecución del código infectado usando la magia de las pociones de Urd para luego...
Hild tosió suavemente y Walharen se detuvo...
- Gracias, no requiero todos los detalles, Urd ya se encargo de explicarme más de lo que me interesaba saber, solo tienes que responderme si realmente funciona.
- Si, funciona pero el procedimiento es laborioso, solo podemos tratar a unos cuantos a la vez. Nos llevara mucho tiempo curar a todos los infectados, pero ya que nadie más se está infectando gracias a los brazaletes, creo que podremos curar a todos.
- ¿Enviaste al cielo la información?, ese fue el acuerdo con Belldandy.
- Si, Hild-sama, pero no estoy seguro de que la recibieran. Los dioses con los que hable no parecían muy interesados, ellos cumplieron con el acuerdo de recibirla y darme información de sus propios casos, pero la información que me enviaron es prácticamente inútil, creo que ocultaron lo más importante, pues temen que la podamos usar en su contra, sin embargo sirvieron para confirmarme que es el mismo agente.
Hild sonrió.
- Era de esperarse, creo que Belldandy no conoce a su propio pueblo, difícilmente aceptaran una cura que venga de nosotros, su orgullo es demasiado grande.
- ¿Entonces no la usaran?- pregunto Walharen asombrado... y vio una ligera sombra de irritación en el rostro de Hild, rápidamente se dio cuenta de su error y añadió – Ahhh ¡Hild- sama!
Hild sonrió divertida, le gustaba el entusiasmo del joven demonio, pero no podía permitirse que se olvidara de su lugar.
- Mis informantes me dice que Belldandy tuvo que dar órdenes directas como Kamisama para que usaran los brazaletes, de lo contrario la mayoría no abrían aceptado usar algo proveniente de los mortales, y con mayor razón no querrán usar algo que provenga de nosotros. Sera interesante ver hasta dónde llega la autoridad de Belldandy. Sera una prueba de su poder. Estaría tentada a aprovechar este momento, los dioses están debilitados y por su propio orgullo rehúsan las soluciones que se les ofrecen, en otro momento lo habría hecho pero tenemos otras prioridades. ¿Alguna información sobre el invasor?
Walharen carraspeo nervioso... - Hild no necesito más para saber la respuesta:
- Ninguna, está demasiado oculto entre las funciones más básicas de Nidhogg, y cada intento de localizarlo hace que se mueva a otro lugar. Creo que los intentos de detectarlo solo están empeorando la infección. Al menos hemos detectado la forma en que nos infecta, pero no la podemos evitar por lo que tendremos que depender de los brazaletes y usar los recursos de Nidhogg lo menos posible, pues no podemos confiar en su funcionamiento.
- Alguna idea de cómo evitarlo.
Walharen miro a Hild asustado, se le había ocurrido una idea, pero era demasiado descabellada y estaba basada en información confidencial proporcionada por Hild, información que le podía costar la vida si la divulgaba. Su miedo era evidente y Hild lo miro con curiosidad, parecía que tenía una solución, Walharen miro a su alrededor y luego susurro.
- podemos hablar en privado...
Hild lo miro intensamente, el joven demonio estaba tan asustado que había olvidado el ″Hild-sama″, debería ser algo muy serio, entonces con un ligero gesto en sus manos genero una barrera física que rodeaba a Walharen y a ella, ningún poder en Hell podría penetrarla para poder espiarlos. Era como una esfera invisible que los aislaba completamente de su mundo.
- Puedes hablar.- Le dijo Hild apenas con un susurro, pero el sonido al ser contenido en la esfera sonaba demasiado fuerte. Walharen miro a su alrededor, sabía que nadie lo podría escuchar, excepto Hild, lo cual no hacía más que asustarlo más.
- Según los archivos a los que tuve acceso, pude saber que Nidhogg e Yggdrasil, son realmente sistemas gemelos, creados por un mismo arquitecto...
Walharen pudo ver como se ensombrecía el rostro de Hild. Walharen había confirmado algo que el sospechaba, pero que ningún dios o demonio querría aceptar. Dioses y demonios descendían de un mismo pueblo. La guerra entre dioses y demonios había sido en realidad una guerra entre hermanos...
Hild susurro de manera amenazadora...
- Continúa por favor...
- Entonces... ah... entonces... - tartamudeo- Si pudiéramos superponer un sistema contra otro y sincronizar sus funciones, sería muy fácil detectar las anomalías e identificar al extraño... pero...
Hild lanzo una risa incontenible que lo hizo estremecer... no podía entender la razón, pero de alguna manera le helaba la sangre. Entonces Hild comento de manera casual…
- ¿Me estás diciendo que la única manera de liberarnos del intruso, es tomar completo control de Yggdrasil y usarlo junto con Nidhogg? y para ellos solamente debemos invadir el mundo de los dioses, para salvarlos a ellos y a nosotros. Me agrada tu plan...
Walharen retrocedió unos pasos asustado... ¿Su plan?.. ¿Declararle la guerra al mundo de los dioses?
- Comencemos a revisar tu plan., deseo ver la cara de Urd cuando le diga que la única manera de salvar a sus queridos dioses es invadirlos...
Walharen se sintió desfallecer, Hild hablo para sí misma un buen rato, pero Walharen no fue capaz de recordar absolutamente nada.
Myr observaba asombrado las información desplegada en las miríadas de pantallas que Belldandy había materializado, el era un experto y no había requerido muchas explicaciones, pronto se adentró en ellas y comenzó a sentir una frio que se apoderaba de su alma, apenas podía creer el nivel de manipulación al que había estado sujeto su mundo, el conocía muchos de los episodios que encontró y que había considerado simples coincidencias, en muchos casos afortunadas coincidencias, hasta que llego a las bitácoras que explicaban con fría lógica la razón de la muerte de los padres de Belldandy. Para el software habían sido solo una anomalía peligrosa que podía desestabilizar su mundo. El dolor lo paralizo, pero de alguna manera la manipulación que había hecho Belldandy se su mente lo salvo de sumergirse en el dolor de los recuerdos y pudo recuperarse rápidamente. Siguió examinado las bitácoras. Finalmente llego hasta el último registro, el archivo de Keiichi y se quedo en silencio sobrecogido por lo que acababa de aprender.
Mientras tanto Belldandy lo había estado observando, sabía que ahora Myr era incapaz de cuestionar la forma en que ella lo había manipulado, sabía que de esa manera podría hacer que cualquiera diera su vida por ella, y no podía evitar sentirse horrorizada por la idea. Estaba en contra de todos los principios en los que había creído, pero era demasiado tarde para marcha atrás y decidió tratar de no pensar más en lo que había hecho, era hora de actuar. Le hablo a Myr:
- Esos son todos los registros, pero debe haber más, sin embargo no logro recuperarlos. ¿Me ayudaras a encontrarlos?
Myr la miro con una mezcla de miedo y asombro.
- Nunca imaginé que la serie ADX pudiera ser tan poderosa, durante eones nos ha estado manipulando para darle forma a nuestro mundo, todo basado en lo que nuestros antepasados pensaron que era lo mejor para nosotros.
- Belldandy asintió, pero no entendía el terror del rostro de Myr.
- Y sin embargo, algo, una entidad extraña fue capaz de destruir toda la presencia de Adx-654 en Yggdrasil y ahora esa presencia extraña esta oculta, acechando en el sistema, y corrompiendo poco a poco a los dioses con la locura. ¿Te das cuenta del poder que tiene? Podría habernos destruido y no lo ah hecho, debe haber una razón. Es como si en lugar de acabar con nosotros, estuviera jugando, como si quisiera vernos sufrir y acabarnos lentamente.
Belldandy se quedo petrificada por la idea, había estado tan obsesionada buscando información sobre el propósito y el destino de Keiichi, que había dejado pasar lo más obvio, los motivos de su anónimo atacante. Myr continúo
- Megamisama, nuestro mundo está en peligro, por mucho que la serie ADX nos haya manipulado de una forma implacable, estaba intentando preservar nuestro mundo, pero esta nueva entidad que lo ha destruido es completamente hostil a nosotros, pero ¿Qué es lo que quiere? ¿Por qué no nos ha destruido? Más aun, creo que también Nieghood debe estar infectado de la misma manera, pues la locura que afecta a los demonios es idéntica. He visto la información que nos enviaron.
Belldandy súbitamente sintió como si estuviera despertando de un sueño febril, la locura también había infectado a Hell, y recordó que Urd estaba ahí, luchando contra la locura en Hell, y no sabía nada de ella.
- Urd, ¿Sabes algo de Urd? Ella estaba trabajando en la cura.
- Los informes que nos han enviado de Hell son muy extraños, los pocos que los han leído tenemos dudas de su veracidad, especialmente por su origen, se menciona el nombre de Urd pero no creo que...
Belldandy lo interrumpió bruscamente
- ¡Explícate! ¿Por qué dudan de su veracidad?
- Dicen que encontraron una cura, pero las circunstancias me hacen difícil creerlo, se menciona que Urd dirigió a un equipo de sabios de Hell y junto con un grupo de mortales... ¡Mortales trabajando con demonios! ¡Imposible! Los demonios jamás trabajarían con mortales, además nuestros más grandes sabios no han logrado acercarse siquiera a algo parecido a una cura, mucho menos un grupos de demonios y mortales.
- ¿Encontraron una cura y nos enviaron la información? - Belldandy estaba asombrada - ¿Por qué no fui informada?
- ¡Megamisama!- protesto Myr inquieto ante la reacción de la diosa - Eso es algo imposible. Las pociones de Urd no son verdadera magia y los mortales jamás podrían...
Belldandy frunció el ceño y Myr se estremeció, la voz de la diosa parecía amable pero la emoción que yacía en el fondo hizo que Myr se sintiera como un niño pequeño siendo castigado. Había pocas cosas que hicieran enojar a Belldandy y una de ellas era dudar de sus hermanas.
- No conoces el poder real de las pociones de Urd. Ella ha estado trabajando en la tierra con un sabio mortal llamado Shugahara, un hombre que le ha enseñado a Urd a hacer aun más poderosas sus pociones. Si Urd dice que encontró una cura, debe ser cierto. ¿Intentaste verificarlo?
Myr bajo la mirada... habría preferido enfrentarse a Hild que a la ira de Belldandy.
- Megamisama- dijo lentamente – no leí el reporte completo, me pareció algo tan increíble - Entonces para corregir su error con un gesto mágico materializó una pantalla e introdujo su autorización para tener acceso a esos archivos... Comenzó a revisarlos ávidamente... su mirada lentamente se convirtió en asombro... un escalofrió recorrió su cuerpo al darse cuenta de su error y exclamo con un susurro de voz:
- La cura es real...- sus manos se estremecieron y miro a Belldandy apenas atreviéndose a hablar- pero creo que ningún dios aceptará ser tratado con ella.
Belldandy había leído el informe junto con él, y meneo la cabeza tristemente, por la reacción de Myr ella sabía que tenía razón. Si incluso un dios de mentalidad tan abierta como Myr había rechazado la existencia de la cura por estar basada en las pociones de Urd, entonces la gran mayoría de los dioses se rehusaría utilizar algo que involucraba casi todo lo que ellos rechazaban: ¡pociones, magia de demonios, conocimientos mortales! ... Ni siquiera ella con todo su poder podría obligarlos a usar esa cura. Belldandy sintió como si un gran peso cayera sobre ella, al parecer todos sus esfuerzos para ayudar a su gente implicaban ir en contra de la voluntad de los dioses. Se dirigió a Myr y le pregunto en voz baja, como si temiera hacer la pregunta.
- ¿Cuantos dioses han sido infectados?
- Hasta el momento en que ordenaste que todos usaran estos brazaletes, uno de cada cinco dioses habían sido infectados, desde entonces no ha habido un solo caso. Aun así hay muchos dioses que están en contra del uso de los brazaletes, no desean contaminarse con algo fabricado por los mortales, pero tus órdenes fueron directas y de momento nadie se atreve a desobedecerlas.
- Y aun con una amenaza de ese nivel, ¿crees que rehúsen a la cura desarrollada en Hell?
- Se que lo harán- Myr bajo la mirada, sabía que el mismo dudaría en recurrir a ella.- Debemos buscar otra opción, si tan solo hubieran participado sabios de nuestro pueblo, pero ellos rehusaron colaborar con Hell hasta que les diste la orden directa, pero en ese momento se cortó la comunicación con Hell y no tiene mucho que fue restaurada.
Belldandy se quedo pensativa buscando opciones, camino lentamente hacia un ventanal donde se veía su hermoso mundo, con la mirada triste recorrió el paisaje su bello rostro mostraba una profunda preocupación, y pensó en qué forma podría preservar todo esto, si sus habitantes parecían rechazar todos sus esfuerzos. Los minutos pasaron mientras la diosa meditaba en silencio y luego sin voltear a ver a Myr le dijo.
- Yo también conozco una forma de curarlos. El avatar de mi padre estaba infectado y lo pude curar, aunque al final termine destruyéndolo, sin embargo leyendo los informes que nos enviaron de Hell, creo que podría usar todo mi poder para purificar la infección...
Belldandy se dio la vuelta y avanzo hacia Myr, la idea de una cura proveniente de la misma Belldandy parecía algo maravilloso. La diosa se detuvo frente a él y le toco el rostro suavemente, Myr pudo sentir como Belldandy le transmitía parte de sus pensamientos y recuerdos de lo que había pasado con su padre y de las posibles alternativas... Entonces Myr se separo asustado de Belldandy, sus rostro estaba pálido y le dijo con voz temblorosa.
- El curar a tu padre casi te destruye, y sugieres tu sola curar a millones de dioses, ¡te destruirás!
- Si esta es la única forma que acepta los dioses, entonces lo haré. Pero ahora veo que no será solo por ellos. Me has ayudado a darme cuenta de que los dioses no somos los únicos que estamos en peligro. Debemos informar a todos los que pueden ser afectados. Debo hablar con Hild y entregarle esta información.
Myr miro boquiabierto a la diosa, entonces él la tomo por los hombros y le dijo:
- No puedes compartir esta información con Hild, tendrías que darle secretos de nuestro mundo, secretos que solo unos pocos dioses tienen autorización de consultar...
- Aun así, Hild debe conocerla, no solo estamos hablando de una amenaza a nuestro mundo. Escúchame Myr, confió en ti como no he confiado en otro dios. Millones de vidas están en juego, ¡ayúdame!
La petición de la diosa lo estremeció, para él era mucho más que una orden directa.
- Convocare una reunión de consejo, ellos deben aprobar los términos y entonces organiza...
- el consejo no debe enterarse- le contesto Belldandy con una expresión adolorida – Se de antemano que ellos no lo aprobaran y entonces pueden interferir para bloquear todo acceso.
- Megamisama, ¿sabes que pasara si el consejo se entera?, incluso ahora que los has dominado por la fuerza, no podrás evitar que se unan contra ti.
- Lo que hemos descubierto también involucra a Hell. Debemos compartirlo con ellos.
- Pero todo esto – dijo señalando a toda la información que los rodeaba- es tan confidencial y... y...
- Myr- sonrió Belldandy tristemente- Creo que en los últimos días he comenzado a sentir que puedo confiar más en Hild que en mi propia gente. No deseo que el consejo sepa de esto o nos detendrá. Escúchame, esto concierne a dioses, demonios y mortales. Ya es hora de acabar con los secretos.
El lugar era una habitación cerrada y uniformemente iluminada por unas lámparas fluorescentes empotradas en el techo que le daban una sensación de esterilidad. Una alfombra grisácea, y paredes de plástico de un gris anodino recordaban una moderna oficina, pero no había muebles, solo una cama plegable en una esquina, y en ella se encontraba el cuerpo de un hombre.
El cuerpo parecía tener una rigidez cadavérica, pero el pecho se movía débil y a un ritmo muy lento. El hombre estaba sumergido en un profundo coma casi cercano a la muerte.
Súbitamente su rostro se contorsionó en un gesto de dolor, pero por un buen rato no paso nada más. Entonces lentamente su respiración se comenzó a acelerar y el cuerpo comenzó a perder su rigidez. Un estertor comenzó a salir de su garganta y un rictus de dolor recorrió el rostro del hombre, para después a convulsionarse. Súbitamente abrió los ojos, e intento hablar pero de su boca solo salió un ronco granizado. El rostro del hombre mostró entonces que estaba realizando un gran esfuerzo, y aun así apenas se movía, pero poco a poco logró controlar su cuerpo. Finalmente tras una gran lucha, logro tomar control y sentarse en la cama, sus ojos vidriosos poco a poco comenzaron a tener vida. El Dr Shugahara finalmente había recobrado la conciencia.
Estuvo sentado un rato, intentando sobreponerse a la debilidad de su cuerpo, levanto un brazo y acerco sus manos a su rostro, para observar sus dedos y susurro como hablando a uno de sus alumnos en un examen:
- Hormigueo en la punta de los dedos, sabor metálico en la boca, músculos aun parcialmente paralizados... me debieron haber administrado tetradotoxína o algún otro neurotóxico similar... a juzgar por la debilidad y el hambre debo de haber estado catatónico durante mucho tiempo. - miro a su alrededor intentando identificar el lugar, y vio una diminuta cámara en una pared que lo miraba de manera impertinente, con gran esfuerzo se levanto y camino dando traspiés en dirección a la cámara. Cada paso implicaba un gran esfuerzo... finalmente se detuvo y miro fijamente a la cámara y habló.
- Me administraron una droga muy peligrosa, ustedes no deben ser gentes que respeten la vida humana. - Cerró los ojos como esperando una respuesta, luego los abrió de nuevo y continúo hablando. - pero no creo que me quieran muerto. Tengo mucha sed, al menos me podrían dar algo de agua.
Apenas alcanzo a decir esa frase y cayo desmayado...
Nunca supo cuanto tiempo paso, pero el siguiente despertar fue menos doloroso. La sed y el hambre habían desaparecido. Sintió algo en el brazo y sonrió... le deberían estar dando suero con glucosa para estabilizarlo. Oyó voces alrededor pero aun le dolía demasiado la cabeza para intentar hacer el esfuerzo de voltear a ver y prefirió cerrar los ojos. Entonces alcanzo a escuchar una voz femenina, muy amable que decía su nombre.
- Dr Shugahara, por favor despierte, espero que se sienta mejor.
Shugahara abrió los ojos y vio frente a él a una atractiva mujer occidental en sus treintas, estaba vestida de un blanco inmaculado, vio como de su saco sacaba una pequeña linterna, gruño cuando la mujer le abrió los parpados y mientras lanzaba un rayo de luz contra sus ojos y luego procedió a hacerle una revisión concienzuda, parecía ser una medico competente.
Durante el examen Shugahara aprovecho para mirar a su alrededor, parecía estar en la habitación de un moderno hospital. Se encontraba en una cómoda cama rodeada de biombos que impedían ver el resto de la habitación, había una mesa un monitor cardíaco y el soporte para el suero. Su mirada atenta no pudo evitar observar el techo, eso le revelo que era la misma habitación con apariencia de oficina en donde se había despertado, todo era un engaño. La mujer le hablo con dulzura.
- Espero que se sienta mucho mejor. Quiero pedir disculpas por la forma en que lo trataron, estaba preocupada, nos lo trajeron muy drogado e ignoraba cuando tardaría en despertar, estamos haciendo todo lo posible por su pronta recuperación.
Shugahara miro con extrañeza a la mujer, sabía que estaba mintiendo. Por la forma en que había recobrado anteriormente la conciencia, sabía que su cuerpo había estado postrado si ningún monitor medico, nada de suero y ninguna vigilancia, seguramente había despertado antes de tiempo, sin darles tiempo para su elaborado montaje. El dolor de cabeza y su lentitud para pensar aumentaron sus sospechas, le habían administrado alguna droga para alterar su mente. Paso la lengua por sus labios resecos, y hablo con voz ronca.
- ¿Quien son ustedes y que quieren de mi? No necesita fingir esa amabilidad, por los síntomas que tenia, me debieron haber administrado un cóctel de drogas muy peligrosas, apostaría que era un cóctel de hígado de pez globo y algunas hierbas de Caribe. Es una poción muy especial que usan los brujos de la zona y que dio lugar a la leyenda de los zombis. Ustedes querían acabar con mi voluntad para poder manipularme... - cerro los ojos por un espasmo de dolor- pero tengo que advertirles que antes ya he estado en contacto con algunas substancias que me han hecho resistente a ese tipo de magia, así que si quieren obtener información de mí, me temo que ese método no va a funcionar. Entonces Shugahara bruscamente tomo el tubo de la sonda que lo alimentaba, acerco el frasco de suero y antes de la mujer pudiera reaccionar, lo arrojo contra el biombo que le obstruía la vista.
Al caer el biombo revelo la presencia de media docena de hombres, estaban vestidos con los trajes que proclamaban que debían ser ejecutivos de alto nivel de alguna gran empresa. Entonces un grupo de hombres que parecían ser sus guardaespaldas se interpusieron para ocultar sus rostros y luego apresuradamente los sacaron de la habitación, a todos excepto uno que rehusó a salir. Con un gesto desdeñoso alejo a un guardaespaldas y miro con intensa curiosidad la escena.
Ante todo eso la amable sonrisa de la mujer desapareció como por arte de magia, su rostro se volvió duro y un brillo maligno apareció en sus ojos, le dijo con un tono frió y amenazador.
- No esperaba menos del famoso Dr Shugahara, el gran especialista en etnobotánica que ha estado en contacto con brujos, chamanes y curanderos del mundo- esbozo una sonrisa maligna y añadió- Así que parece que es inmune a mis drogas favoritas. Es una lástima, tendremos que usar métodos más tradicionales para obtener información,- lanzo una risa sádica que contrastaba con su bello y frió rostro, y añadió en tono amenazador- ¡odio ensuciarme la ropa...!
Shugahara rió ante las palabras amenazadoras de la mujer, esta lo miro intrigada y le dijo:
- No sé si es valiente o simplemente estúpido...
Shugahara la miro y siguió sonriendo.
- He conocido a la reina de los infiernos, y créame, usted es solo una aficionada, pero debo informarle que hay un método más sencillo para obtener información que funciona en la mayoría de los casos...
- ¿Y cuál es ese método maravilloso?- dijo la mujer con desprecio.
- Podría decir: "Por favor".
Keiichi caminaba de un lado al otro en el atiborrado salón principal del templo de Tarikihongan, Se detuvo y pregunto en voz alta.
- Galileo, ¿Aun no has podido saber nada del Dr Shugahara? - La voz de Galileo salió de su teléfono y dijo claramente.
- No. He buscado en todas las redes, debe estar aislado y separado de cualquier equipo conectado a red. Además he penetrado en varios sitios de intel... Keiichi tosió teatralmente para interrumpirlo, no era bueno anunciar que había estando penetrando en las redes de inteligencia de algunos gobiernos, añadió apresuradamente:
- No necesitas darme los detalles, solo avísame si encuentras algo.
Nerviosamente Keiichi miro a su alrededor, no era la primera vez que el templo estaba lleno de gente, pero esta vez no era los jóvenes miembros del club de automovilismo sino gente de mucho más alto nivel. El solo era un ingeniero, pero no podía evitar conocer algunos de las personalidades que se encontraban ahí, tan solo conocer al director del CERN lo había dejado sin habla durante unos momentos. Keiichi no pudo evitar sonreír, primero demonios, luego dioses y ahora grandes personalidades de la tierra, era como tomar un curso acelerado en diplomacia interdimensional... Y no era para menos, había personalidades de las áreas de ciencia y humanidades, algunas de las mejores mentes de la humanidad estaban ahí bajo tu techo y protección. Se relajó un poco al pensar que no podían estar más seguros. En una esquina, hermosa e imponente en su uniforme de gala, Ghadril cuidaba el lugar con ojos atentos, además la diosa guerrera había construido una poderosa red magia de protección, al menos estaban protegidos contra cualquier amenaza humana y de la mayoría de las amenazas no humanas. Junto a ella, y sin sentirse menos, el sargento Valois portaba su mejor uniforme, aunque su mirada parecía vigilar a solo una persona, cierta joven que era difícil de ver porque constantemente estaba completamente rodeada de personas que la escuchaban asombrados. Keiichi tenía una vaga idea de lo que hablaba, sabía que en los últimos días ella estaba cruzando fronteras que él ni siquiera sospechaba, un breve escalofrió recorrió su cuerpo, no estaba seguro si ese conocimiento seria para bien o mal, pero el Dr Shugahara siempre le había dicho que lo más peligroso siempre era no saber.
Keiichi miro su reloj. Se acercaba la hora. Su corazón se aceleró, extrañaba tanto a Belldandy. Observo las manecillas de reloj y contó mentalmente.
Entonces el mundo se obscureció y todos sintieron una poderosa fuerza que los rodeaba, incluso los que nunca había conocido la magia, sintieron que algo estremecedor se acercaba.
Ghadril reacciono inmediatamente. Avanzo un par de pasos y golpeo su arma contra un círculo mágico que se encontraba en el piso. El circulo se ilumino y se volvió algo tangible ante el asombro de todos los mortales se formo una pared de energía, una versión aun más poderosa de la barrera física que usaban las diosas para protegerse y entonces dejaron de sentir la magia que se aproximaba. En el interior del circulo apareció un portal lleno de símbolos Mágicos, era mucho más poderoso que el que había traído a los demonios en días anteriores pues este era el portal de Hild, pero Ghadril estaba usando todo su poder para ocultarlo del exterior y que evitar que la magia de Hild pudiera ser reconocida, su magia eran tan poderosa, que usualmente era posible para los supervisores del cielo cuando Hild visitaba la tierra, pero esta vez nadie se enteraría.
Finalmente el portal desapareció. Y solo que quedo Hild, magnifica, sensual y poderosa. Algunos de los mortales presentes sintieron la necesidad de evitar verla directamente, su presencia era sobrecogedora.
Keiichi avanzo frente a ella y puso una rodilla en el piso, inclino la cabeza y anunció formalmente:
Yo Keiichi, juez de la orden de los caballeros mortales le doy la bienvenida a la gran Daimakaicho, gran señora y gobernante de Hell al templo Tarikihongan, suelo neutral para los tres universos. El contingente del mundo mortal ya se encuentra esperando.
- Keiichi-chan, veo que tus modales siguen mejorado. Espero con ansias que me puedas ofrecer un poco de té. Creo que esa bebida podría ser una razón suficiente para invadir el mundo mortal. - Keiichi solo asintió, sabía que Hild no esperaba respuesta, Hild miro a su público con disgusto- No entiendo porque Belldandy insistió en la presencia de estos mortales. ..
Keiichi levanto la cabeza y susurro...
- Algunos de estos mortales son responsables por los braza...
Hild golpeo el piso con el pie con enojo y siseo:
- No necesitas recordármelo. Reconozco que tengo una deuda con ellos pero no lo vuelvas a mencionar.- Keiichi asintió levemente y decidió cambiar de tema...
- Hild-sama, No he tenido noticias de Urd, es muy importante que hable con ella, tengo graves noticias que darle.
Hild levanto las cejas con desdén y lo corrigió:
- "Urd sama" aun se está recuperando de... algunos problemas que tuvimos- luego añadió en un tono más suave y una sonrisa de orgullo- Pero no creo que la pueda retener mucho tiempo, ella ansia tanto ver a ese mortal, ¿En donde se encuentra? Tengo un asunto pendiente con él y no deseo posponerlo mucho tiempo.
Keiichi no supo contestar, no creía que la desaparición del Dr Shugahara, el mortal al que ella le debía la vida la hiciera muy feliz... pero afortunadamente fue interrumpido.
Un nuevo portal apareció, la energía era igualmente poderosa, pero cuidadosamente controlada y no era amenazante como el portal de Hild, aun así Ghadril repitió la misma maniobra. El gran consejo celestial nunca se enteraría que el dios supremo de su mundo estaba haciendo una visita no autorizada a la tierra. Para Keiichi el mundo se detuvo cuando sus ojos se encontraron con la mirada de los bellísimos y azules ojos de su diosa.
Keiichi debía seguir el mismo protocolo: poner la rodilla en tierra, proclamar ante los presentes los títulos de Megamisama, la gran gobernante del cielo, y luego debía introducir a los asistentes... pero esos ojos azules lo hicieron olvidar absolutamente de todo. Belldandy y Keiichi se lanzaron a los brazos uno del otro y se unieron en un profundo y apasionado beso.
Más adelante se tendrían que reescribir varios volúmenes del protocolo para poder incluir este tipo de circunstancias...
El Dr Shugahara emitió un quejido apagado cuando sintió un nuevo golpe restallando contra sus costillas, su cuerpo desnudo mostraba moretones en varios lugares. Se encontraba colgando amarrado de las muñecas por medio una cuerda que atada al techo, sus pies apenas rozaban el piso y el agotamiento le impedía tensar los músculos para resistir los golpes. Frente a él un hombre musculoso empuñaba una manguera de hule rellena de arena. Hubo una pausa y una airada voz femenina le dijo.
- Podemos seguir así durante horas. Me han dado órdenes de no causar daños de manera permanente, pero estoy autorizada a provocarle todo el dolor que quiera mientras que no pierda la conciencia, y puedo asegurarle que tengo una gran experiencia en esa área. Así que debo insistir, dígame toda la verdad.
El Dr Shugahara respiro profundamente y dijo con un esfuerzo:
- Desde un principio le he dicho la verdad.
- ¿La verdad? ¿Que conoce a una diosa y que ha aprendido a hacer magia con ella?, nos cree estúpidos, sabemos que usted debió haber descifrado alguna manuscrito extraído del diario de Urth y con ello aprendió a controlar los medallones. Debe entregarnos esos secretos. El poder de esos medallones no le pertenece a usted, sino a la hermandad de Urd. Solo nosotros debemos poseer ese poder.
Shugahara intento enderezarse, apretó los dientes para sobreponerse al dolor y finalmente le dijo:
- ¿Entonces desean el diario de Urth? Se los puedo entregar, por ahí debieron haber empezado.
La mujer lo miro boquiabierta...
- Usted tiene del diario de Urth?.. Imposible, el original se perdió hace siglos, sospechamos que contiene grandes secretos que usted no es capaz de comprender, si lo tuviera no estaría...
Entonces el hombre de traje, que había sido solo un espectador finalmente hablo interrumpiendo a la mujer. Su voz tenía un extraño acento, tal vez Europa central, su voz denotaba una intensa emoción
- ¿Dice que tiene el manuscrito? ¿Cómo es posible? Debe mostrármelo.
La mujer intento protestar por la interrupción, pero el hombre la calló con un gesto y le dijo – El diario es muy importante para nosotros, aunque sea solo una posibilidad debemos investigarlo.
Shugahara hablo con voz ronca:
- Pueden encontrar una copia en mi laptop junto con una traducción parcial del texto, claro que necesitaran mi password para ello- y añadió con una sonrisa forzada- o pueden esperar unos meses a que salga publicado, me dicen que la primera edición será pequeña, tal vez solo dos mil ejemplares.
La reacción de asombro de la mujer y el hombre de traje fue tan grande que incluso con el dolor no pudo evitar una sonrisa. Era una pequeña satisfacción por lo que había recibido.
- ¿A la venta? ¡PIENSA PUBLICAR EL DIARIO!, – grito el hombre- ¡está completamente loco! Ese diario posee grandes secretos que... - se detuvo al ver la sonrisa en el rostro de Shugahara- ¿Es esa otra de sus mentiras?
- Desde el principio les he dicho la verdad, no tengo ninguna razón para no hacerlo. - tosió para despejarse la garganta y escupió sangre al piso- Le seguro que tengo mucho interés en conocer a los integrantes de la hermandad de Urth, me asombra que aun existan, tengo grandes noticias para ellos.
El hombre lo miro con desprecio y dijo fríamente:
-¿Y cree ser digno de estar con los sabios de la gran hermandad de Urth? Muéstreme algo que me respalde sus palabras.
Shugahara miro a una mesa en donde estaban sus pertenencias, su laptop, y sobre todo, su pequeño estuche metálico con sus pociones, lo pensó un momento y dijo.
- Por favor abra ese estuche metálico, hay unos pequeños parches medicinales en el. Por favor tomen uno de los que están marcados en azul y colóquelo en mi piel. No se preocupen, no tengo intención de suicidarme.
El hombre de traje asintió, la mujer tomo el estuche, lo examino con curiosidad, lo abrió y olfateo su contenido. Una expresión de sorpresas se reflejo en su rostro... susurro para sí misma- ¡Pociones mágicas!- Entonces tomo el parche indicado, con intensa curiosidad despego el papel adhesivo y se lo coloco al Dr Shugahara en un brazo, entonces retrocedió unos pasos asustada al ver el resultado.
El cuerpo del Dr Shugahara fue rodeado de un resplandor azulado, y conforme avanzaba, los moretones y golpes de la piel comenzaron a desaparecer, su rostro debilitado se recupero con su energía habitual, finalmente Shugahara dijo entonces con voz firme.
- Son ustedes quienes no sospecha siquiera la sabiduría encerrada en las páginas del diario de Urth, esto es verdadera magia.
El hombre de traje miraba boquiabierto la transformación, entonces ordeno a sus guardaespaldas.
- Avisen al consejo que tendremos una reunión extraordinaria. Liberen al Dr Shugahara y pónganlo cómodo. - lo miro fijamente a los ojos y después de pensarlo un añadió- Tiene mi palabra de que no le haremos más daño, pero también le aseguro que tendrá una muerte será rápida e indolora si no nos entrega esa magia y los secretos del diario.
El Dr Shugahara vio como el hombre se alejaba, ahora que las fuerzas habían vuelto a su cuerpo y que tenia la mente clara, comenzó a dudar si habría hablado demasiado, pero al menos tendría una nueva oportunidad de vivir un día más.
La escena parecía extraída de un sueño. En una larga mesa, la gran demonio y la gran diosa tomaban te amigablemente con un grupo de humanos, o al menos eso aparentaban. Algunos de los comentarios casuales de Hild había provocado más de un escalofrió entre los presentes, pero este pronto desaparecía ante las cálidas palabras de la bella diosa. Finalmente, con un gesto imperceptible Belldandy hizo desaparecer los alimentos de la mesa y dio a entender que era momento de iniciar las conversaciones.
- Los he reunido a todos porque existe un peligro que amenaza a nuestros tres universos- El silencio fue absoluto ante sus palabras, Belldandy tenía toda su atención y continuo.
- Hay una entidad extraña que ha invadido los grandes sistemas de computo que mantienen al cielo y a Hell, nunca antes habíamos tenido que enfrentar un enemigo que pudiera penetrar nuestras defensas con tanta facilidad para hacernos tanto daño y aun así, podría habernos hecho más daño, es como si simplemente estuvieran disfrutando viéndonos sufrir, Hild, es por eso que necesito que trabajemos juntas.
- Mi querida Bell-chan, por lo que se no todos tus dioses están de acuerdo contigo, ¿Qué garantías tengo de vale la pena unirnos?
- Sin dudarlo, Belldandy tomo un cristal de uno de sus aretes y lo levito hacia Hild quien lo tomo en la palma de su mano y lo miro con curiosidad, era un simple cristal de información, miro a la diosa con curiosidad y realizo un gesto mágico para abrirlo, con sorpresa noto que no tenía ninguna protección, abrió una pantalla para desplegar su contenido, comenzó a examinar su contenido y soltó una exclamación de asombro y rápidamente lo cerro, luego miro a Belldandy atónita – Aquí hay secretos de tu mundo, secretos que tengo mucho tiempo persiguiendo. Con esta información podría pasar por muchas defensas del cielo e invadirlo... ¿es una trampa? Ni siquiera como Kamisama tendrías autorización para entregarme algo así.
- Hild, aunque no lo creas, he aprendido a confiar en ti, se que harás lo correcto para salvar a tu mundo, sin importar el precio a pagar. El precio es que no nos ocultaremos nada. También tengo mis fuentes de información, se que has estado haciendo algunos planes que implican algo, invadir mi mundo, pero sé que no lo harás si la amenaza para nuestros mundos es mas grande. Examina la información y te darás cuenta de lo grande que es. Tendremos que unir nuestras fuerzas para luchas contra ella.
Hild tomo el cristal y luego miro fijamente a Belldandy, luego inclino su cabeza en una ademan de respeto.
- Bell chan... - Hild titubeo, y miro fijamente a Belldandy, luego abandono su tono condescendiente - No, tu ya no eres Bell chan. Te has convertido en una diosa muy sabia y atrevida. Ningún dios tendría el valor de hacer lo que estás haciendo.- diosa y demonio se miraron fijamente y ambas se saludaron con respeto, entonces Hild miro a su alrededor y pregunto...
- ¿Por qué citaste a los mortales? Es cierto que su intervención nos ha ayudado mucho, pero si es lo que creo que vas a hacer, es un paso que no debería ocurrir ahora, sino dentro de algunos miles de años más.
- También su universo está en peligro, no sólo tienen derecho a saberlo sino que nos han demostrado que pueden ayudarnos.
Al oír esas palabras, uno de los mortales presentes se levanto solemnemente de su asiento y pregunto.
- Diosa Belldandy, no sé si así debo llamarla. Por sus palabras entiendo que hay algo que amenaza a sus mundos, pero ¿en que nos afecta a nosotros? ¿Qué podemos hacer? Si ustedes son tan poderosos, no creo que nuestro mundo pueda parecerle atractivo a un enemigo como el que ustedes enfrentan.
Belldandy sonrió dulcemente y comento. - ¿conocen la paradoja de Fermi?
El hombre la miro con sorpresa miro a su alrededor y contesto como sacando a la luz un recuerdo viejo.
- Si, básicamente dice que si la vida es realmente estrambóticamente posible, deberíamos haber ya contactado con alguna civilización extraterrestre...
- Le puedo informar que eso nunca sucederá, la tierra es el único planeta de este universo que contiene vida. Creo que ustedes ya se han dado cuenta de que el resto de su universo es tremendamente hostil a la vida, y este planeta no tendría vida si no fuera por...
-¿Si no hubiera un ajuste fino de las leyes del universo?- La interrumpió el hombre que pareció comprende hacia donde se dirigía el razonamiento de Belldandy.
- Así es, - Asintió Belldandy- nosotros hemos alterado algunas propiedades de su Universo para que la vida sea posible, y esas propiedades deben estarse ajustando constantemente...
Un murmullo inundo el salón, Belldandy continuo explicando.
- su universo necesita un ajuste fino constante para que la vida pueda existir. Nosotros somos responsables de ello, y si algo nos pasa, la vida dejara de existir y ustedes, los seres humanos con los únicos seres vivos que alcanzaron la conciencia en este universo, morirían.
Entonces al fondo de salón se escucho la voz de una mujer joven...
- Pero ustedes también deben estar obteniendo algo a cambio. Por lo que he aprendido gracias a Galileo, el universo de los dioses y los demonios son multiversos de 10 dimensiones espaciales y algo elemental, es que es imposible que un universo de más de 3 dimensiones temporales sea estable. ¿Están obteniendo esa estabilidad de nuestro universo?
Keiichi intervino al ver la curiosidad en la mirada de Belldandy y explicó:
-. Ella es Miss Jenny Rossenthal, ella colaboro en el desarrollo de la estructura cristalina de los brazaletes y está desarrollando algo que no entiendo sobre los multiversos.
Belldandy sonrió y asintió en un saludo
- Tienes razón, estamos tomando algo de su universo, algo que nos permite darle estabilidad a nuestros universos, y a cambio de ello lo ajustamos para mantener la vida y como compensación, a algunos humanos les concedemos deseos, según acordamos con Gaia.
- ¿Gaia? ese es el nombre griego de la madre tierra...
- Existe una entidad en este universo, es extremadamente poderosa, pero no posee conciencia, al menos no como la conocemos. Es la que nutre a su mundo para mantenerlo vivo, su poder supera al nuestro, pero no percibe el mundo igual que nosotros por lo que toda comunicación con esa entidad es limitada, sin embargo algunos seres humanos parecen estar conectadas a ella. Tal ves un dia ustedes logren averiguar su naturaleza, pero a cambio de que nosotros otorguemos dones a los seres humanos Gaia nos deja tomar energía de su universo.
Un sordo murmullo lleno el salón, conforme los presentes cuchicheaban, intentado no interrumpir la conversación.
- ¿Existen otros universos?
- Ese conocimiento se ha olvidado, cuando nuestros antepasados descubrieron que nuestro universo es inestable buscaron la forma de contactar a otros universos, cuando descubrieron el universo que sería el mundo mortal se abandonó la búsqueda, prácticamente no existen registros de ello o si descubrieron otros universos, incluso está perdida la información de cómo explorarlos. Es como si esos archivos hubieran sido destruidos.
Jenny parpadeo asombrada, los dioses no lo sabían todo, e incluso esa poderosa diosa reconocía esa ignorancia, su mente comenzó a volar llena de ideas... y comenzó a pensar en voz alta.
- Tal vez si pudiéramos medir con mayor precisión las ondas gravitacionales...
Una entusiasta voz al fondo la interrumpió.
- Ya lo intentamos y no funcionó, no tenemos formas de hacerlo directamente, pero tal vez por medio de los modos B de polarización de la radiación gravitacional podríamos…
Belldandy hizo un gesto para interrumpirlos:
- Por eso ustedes pueden ayudarnos, esto es lo que hemos perdido los dioses y demonios, esa curiosidad y esa pasión por aprender. Por el informe que recibí de Hell, me doy cuenta de que ustedes pudieron guiarnos para encontrar la cura para la locura. Por eso los necesitamos como aliados.
El primero mortal que había hablado, se encontraba conmovido por lo que escuchaba y pregunto.
- ¿Porque nosotros? Debió solicitar reunirse con nuestros líderes, nosotros no tenemos poder ni somos representantes de la humanidad, no podemos hablar por todos.
Belldandy se levantó y miro a los mortales presentes, inclino la cabeza en señal de respeto, y les hablo:
- La mayoría de sus líderes no comprendería lo que está pasando, se que el Dr Shugahara está planeando revelar nuestra existencia a toda la humanidad y lo apruebo. Sigan adelante, él es una persona sabia y sé que también puedo confiar en ustedes. Keiichi supo escoger bien al seleccionarlos, puedo ver en sus corazones que todos ustedes son dignos representantes de la humanidad y que son capaces de anteponer el bien común a sus deseos personales, por ellos ante dioses y demonios los reconozco como representantes de la humanidad y reconozco ante ustedes que los necesitamos. Este templo es un lugar sagrado para nosotros y sé que lo será para ustedes. Sellaremos este pacto para iniciar una nueva era.
Las palabras de la diosa conmovieron a los presentes. La responsabilidad que se depositaba en ellos era inmensa. Ayudar a salvar tres universos, y transformar a la humanidad para aceptar la existencia de dioses y demonios.
Entonces la diosa elevo sus manos y comenzó a cantar. Los mortales presentes no entendían la letra, pero en el fondo intuían de qué se trataba, eran un canto mágico que sellaría solemnemente su alianza. Ningún acto humano se había firmado de manera más indeleble y solida que lo que les transmitía ese canto...
Mientras tanto Hild, había participado en el intercambio con una sonrisa enigmática, meditaba en lo que estaba pasando y llego a la conclusión de que lo que estaba haciendo Belldandy perturbaría profundamente al mundo de los dioses, y eso le gustaba, entonces al oír el canto de Belldandy puso una cara de resignación, se levanto de su asiento y añadió su voz de contralto al canto mágico, con un contra tema con los ritmos de Hell.
Poco después una tercera voz se incorporo al canto, era Ghadril, la armonía resultante de esas voces penetraba en lo más profundo en el corazón de los hombres. Algunos intentaron tararear la compleja melodía, y sin darse cuenta comenzaron a añadir tímidamente sus propias armonías al gran tema.
Y en sé momento, en la entrada del templo se añadió una nueva voz, al principio era apenas un tímido murmullo, pero Belldandy lo escucho y volteo a ver de dónde provenía la voz, sus ojos se llenaron de lagrimas, era Lind, pero ya no era la diosa, ni la valquiria, era la mortal Lind, quien ya no portaba su uniforme sino un sencillo vestido que le había pertenecido, y que resaltaba la dulzura interior que la guerrera siempre había ocultado. Lind avanzo con pasos lentos y un tanto inseguros en dirección a Belldandy. Finalmente llego frente a la diosa e intento ponerse de rodillas ante ella, pero Belldandy no lo permitió y en lugar de ello la abrazo. Entonces Lind supo que aun podía servir a Belldandy. La gran diosa le señalo a los mortales, y Lind asintió, avanzo al grupo de los mortales y con su voz les ayudo a darle forma a su armonía. La gran música comenzó a llenar el lugar de magia que sellaría un pacto que cambiaría para siempre la historia de tres universos.
Fin de Capitulo XXXVI
notas:
Paradoja de Fermi: La paradoja de Fermi es la contradicción entre las estimaciones que afirman que hay una alta probabilidad de existencia de civilizaciones inteligentes en el universo, y la ausencia de evidencia de dichas civilizaciones. Trata de responder a la pregunta: «¿Somos los seres humanos la única civilización avanzada en el Universo?
