Capitulo 4

Compromiso ventajoso

-Te divertiste, Candy

-Mucho, Albert como nunca, le tomaba sus manos, Albert la llevaba abrazada para entrar a la casa, sabes pensé que iríamos directo a los barcos, no me imagine que tuvieras una casa aquí en Inglaterra.

-Candy, esta es tu casa, el viaje del barco será mañana por la tarde, como podrás ver hay mucha seguridad.

-Si, me siento muy bien Albert, pero no por la seguridad, sino por ti,

-Candy, me haces pensar que soy un hombre muy fuerte, se sonreían, la acompañó a su habitación donde las damas que habían ido a arreglarla, estaban en espera de ella. Albert se despidió dándole un tierno beso en los labios, Candy le acarició el rostro cuando lo hizo, para decir

-Que descanses Albert.

-Igualmente mi amor. Se retiraba extasiado.

Candy entró, en su mente decía "mi amor" se oye tan bien, se sonreía recordó… Candy, como esta princesa, ahora porque vistes así… Candy, tu no estarás así, ella se enamoro de un cobarde, tu no lo harás, no te preocupes, ella estará bien… Estoy muy grande, si me llamas Bert pensarán que soy un niño Candy… Hola Candy, te ves muy hermosa, pensé que no te reconocería… Podrías hacerme el honor de ser mi esposa Candy… Candy soy el hombre más feliz sobre la faz de la tierra… Esperaba que te ocultaras tan bien que nadie me fuera a ganar a la maravillosa dama oculta… cuando me dijiste que eras enfermera, te imaginaba en un hospital y no podía creer, tanto venir en ser una dama… Perdóname Candy, debes tener frío-Igualmente mi amor mi amor. Mi amor. Suspiraba

Esa noche Candy entre las emociones recibidas no podía dormir, estaba muy feliz, se escuchó un ruido, Candy se asustó, se puso la bata, salió cuidadosamente, caminó por la casa, vio luz en la cocina, con delicadeza se asomó, vio a Albert, con una mano sangrando, deteniendo con una toalla.

- ¿Que te paso? Dijo Candy sorprendiéndolo

-Se calló un vaso y un vidrio me saltó, haciéndome una cortada, leve.

-Déjame revisar… buscaré un botiquín, abriendo un par de cajones, encontró una cajita blanca, de inmediato, limpió, desinfectó y envolvió cariñosamente la pequeña herida…. Listo, ahora dígame que hacía a estas horas en la cocina. Albert se sonreía, no podía creer que lo estuviera regañando.

-No podía dormir, iba a calentar un poco de leche

-Bueno tomaremos un poco de leche tibia, tal vez así podremos dormir, revisó, prendió la tetera, en un pequeño satén calentó leche busco unas galletitas, se sentó a su lado, le sirvió leche y un platito de galletas, ella se hizo un té, lo acompañaba con las galletitas, sonreía.

-Te ves hermosa Candy, creo que no podré dormir, menos imaginando tu cara.

-Ya verás que sí, me verás enojada y mejor te dormirás, ambos se sonreían, tal vez de imaginarse a Candy enojada, convirtiendo en pesadilla sus sueños, se sonreían… -Vamos Albert es muy tarde, debemos descansar, no olvides que mañana que estemos en el barco, me encantaría estar a tu lado, ver el atardecer o el amanecer sería muy agradable. Esto le comentaba mientras subían a sus habitaciones, fue ahora el turno de Candy de decirle,

-Duerme bien mi amor, mañana será otro día. Le daba un beso en la mejilla, Albert le tomo el mentón, le beso sus labios, mas afanosamente, ambos soltaron el beso sonriendo, se fueron a descansar.

Por la mañana, todos en el desayuno muy serios, por la desvelada, Candy veía a los jóvenes, se sentía incomoda, no estaba acostumbrada, Albert lo noto, al terminar el desayuno la invito a caminar, mientras se preparaban para salir al barco

-Te note incomoda Candy, en el desayuno

-No estoy acostumbrada a estar rodeada de tantos caballeros, me sentía extraña

-Te entiendo, sabes quisiera conversar contigo, sobre porque estaba sin dormir anoche,

-Mientras no tenga que contestar eso, adelante. La cara de sorpresa de Albert al contestarle de esa manera, hizo que sonriera, lo dejaba con curiosidad por saber porque no podía dormir ella. Candy lo noto e hizo una sonrisa discreta, que no paso desapercibida por él.

-Ayer cuando escuchaste que Niel ha dicho estar comprometido con la hija de los Kennedy, fue un ardid para encontrarte, después llega tu carta donde me dices que has estado comprometida, sin decir el nombre de quien, me sentí incomodo, pensé por un momento que lo podían ligar a ti, por eso me aparecí como tu prometido sin serlo.

-Digamos que Gracias, es una palabra muy pequeña. Contestó Candy muy tranquila.

-Candy, la fortuna de tus padres es mucho mayor que la nuestra, no es muy digno pedirte matrimonio, cuando me siento mal por que piensen que es un compromiso ventajoso, temía que al escuchar un comentario así, sintieras que tu fortuna me interesa, y no es así.

- ¡Albert! No pienso así. Sabes bien que estuve a punto de perderlo todo, si hay a alguien a quien le debo haberla recuperado es a ti, pero piensa ahora, crees que con esa fortuna me comprare un marido honesto. O que compre acaso una amistad como la nuestra que lleva años, tal vez alcance para una familia como los Leegan, ¿querrás dejarme con ellos Albert? De forma tajante e inmediata contestó

- Eso nunca Candy, ellos son los culpables de esta situación, no permitiré que estén cerca.

-A veces es imposible, entre más queremos alejarnos de las personas, más las atraemos a nosotros, ya ves anoche, llegó a nosotros y se atrevió a acercarse sabiendo quien era yo, que pude haberlo exhibido ante todos como un petulante, pero eso solo encendería el fuego del odio.

- Así es, no hay que darles pie, sobre todo porque el consejo acaba de dar con ellos como responsables del desfalco, también fue quien afecto la fortuna Andrew, por eso es que debe estar unida, pero no quiero que pienses que es por eso, es que te pedí matrimonio Candy

-Bueno, si tanto insistes, no lo haré, pero te regalo mi fortuna, por permanecer a tu lado y conversar.

- ¡Candy!

- Un buen amigo, vale más que toda nuestra fortuna Albert

-Gracias, por considerarme tu amigo,

-Eso es aparte que ya eres mi prometido, no te vayas a pensar que lo olvide. Lo decía con picardía mostrándole el anillo, ambos sonreían. Albert estaba feliz, ella lo hacía sonreír, era tan desinhibida cuando estaban juntos y solos que se sentía feliz, ahora solo en su mente estaba pensando porque no podía dormir ella anoche y se sonreía.

- ¿De qué te ríes Albert?

- De algo que no me puedes contestar

- ¿Así? Y que es

- Para que decirlo si no me lo contestarás

- Me dejarás con la curiosidad

- A caso crees que tu no lo haces para conmigo

- ¡Albert!, vamos te diré un secreto si me dices lo que no puedo contestar

- Mejor me contestas y no me dices el secreto

- Y si es algo penoso

- Tendrás pena conmigo Candy

- Hay cosas que toda dama le da pena

- Soy tu prometido, tu amigo, no preguntaré cosas de damas

- Esta bien, ¿Cuál es la pregunta que no puedo contestar?

- Me das tu palabra de que me la contestarás. Candy se quedaba pensativa, no es justo, es algo que no puedo contestar y recordó el inicio de la conversación, mientras no tenga que contestar esa pregunta adelante, sonrió ruborizándose por completo

- Ahora de que te ríes Candy

- Ya sé que es lo que deseas saber

- No te lo he dicho

- Pero acaso es lo con lo que iniciamos nuestra conversación, acerca de por qué no podía dormir anoche

-Bueno eso sería agradable saber, así te ayudaría a dormir mejor. Soltó una risa apenada, esta se ponía toda ruborizada.

- No lo creo, definitivamente no lo creo y sonreía

- Es grave, acaso está enferma mi prometida, lo decía en un tono juguetón en el que ella sonreía.

- Albert, confórmate con saber, que eres tu quien robo mi sueño anoche, se retiraba entrando a la casa, dejando a Albert sonriente. Donde salía Anthony, Archie y Alister viendo a Candy entrar toda ruborizada de forma rápida y discreta. Anthony dijo

- Oye tío, que le has hecho a tu novia que va en un tono muy apenado, todos se sonreían animados por lo que dijo Anthony, mientras Albert estaba con una sonrisa enamorado. Gerald salió, dijo

- Le sucede algo a la señorita Candy, paso de prisa apenada. Saltaban las carcajadas. Alister dijo

-Es culpa de Albert, le dijo algo que no debió, más se reían todos. Gerald ingenuo dijo

- Oye Albert eres un caballero que le estás diciendo a tu prometida que la apeno de esa manera, debes ser más consciente, no está acostumbrada a tener a su prometido tan cerca. Saltaban las risas burlonas de los jóvenes al decirle eso Gerald y esta vez él también se sonreía. Albert dijo

-Si supieran como mata la curiosidad, no estuvieran averiguando, pero no le dije nada, fue ella quien me dijo algo que la hizo ruborizarse, así que quédense con las ganas de saber cómo le robo a mi prometida su ruborizado, con permiso. Todos se quedaron asombrados, ella iba muy ruborizada y no le dijo nada Albert, como es eso. Dejo a todos curiosos.

Salían a los muelles para subir a los barcos, casi todas las personas que se graduaban estaban ahí, al parecer el barco ya estaba lleno, Albert vio a Gerald para que viera que los Leegan estaban ahí, este le dijo

-Revise la lista de pasajeros ellos no están incluidos, al parecer se vendieron todos los boletos y no alcanzaron a comprarlos tendrán que irse en el siguiente barco dentro de unas semanas

-Estas seguro Gerald, ¿qué hacen aquí?

-Asegurarse que Candy vaya a América, o ver que tu estas con ella, lo cierto es que recibió una notificación del consejo tendrá que ir a Norteamérica para que no le decomisen todas sus propiedades, justificar porque la fortuna la manejaba el, debe tener todo un plan. Llamarán a Candy si sigue soltera, debes hablarlo con mi Padre para que puedas seguir representándola y quede unida a los Andrew.

- ¿Dónde está tu padre?, Gerald

-En el carruaje con Candy, ambos volteaban a verlos y notaban que las damas traían capas, que Candy iba cubierta como si fuera la esposa de George, mientras Sofía se quedaba atrás, como dama de compañía de su Tía Elroy. Albert dijo

- Mira Gerald, tu padre lleva a Candy como si fuera tu madre, ve con ella y tómale el otro brazo. Iré con mi Tía Elroy.

Llegaba un carruaje donde bajaban los Grandchester y venían varias damas también cubiertas este de inmediato saludo a Albert.

- ¿Cómo estas William? Listo para América

-Si, un poco aturdido por el desvelo, pero ya descansaremos en el barco

-Oye ese tal Niel estuvo vigilando mi casa, la guardia lo tuvo que espantar parece que nos vigila a los Grandchester.

- Y eso porque, ¿Que le hicieron?

-Nada, ayer le dije engreído, porque ni siquiera conocía a la señorita Kennedy, le dijo a todos que era su prometida. No le tengo miedo William

- Terrance, en América los van a ajusticiar, ellos son los responsables de intentar desfalcar a los Kennedy

- Vaya, eso nos afecto a los Grandchester también, al quitar su fortuna todos los negocios se venían abajo y odiamos al señor Kent Kennedy por eso.

- El no fue, fueron los Leegan.

- Gracias por advertirme, mi padre y yo estaremos con los Andrew y los Kennedy, si requieres de nuestro apoyo, pero insisto porque los Leegan nos vigilaban, acaso pensaban que Candy está con nosotros.

- Bueno si lo dices así, los más poderosos en Inglaterra son los Grandchester, ella estaba escondida en Inglaterra, coincide que fuiste su pareja de baile cuando estudiaba, el único amigo que ella hizo en su colegio, aparte de mí, si vigilaron a los Andrew, no nos dimos cuenta.

-William llámame Terry, entonces ellos nos vigilan porque creen que teníamos escondida a la Srita Kennedy. Sonriendo de medio lado. Me encanta la idea, ella se disfrazaba de todos, la vieron cuando me gradúe, pues fue mi compañera de baile, por eso piensan que la protegíamos y escondíamos los Grandchester, genial,

- ¿Que quieres decir Terry?

- William, le debo un favor a Candy, digamos que se lo pague sin querer.

- Un favor.

- La señorita se prestó a bailar y ser mi pareja en la graduación, advirtiéndome que estaba comprometida. Me ofrecí a venir por ella si no lo hacía su familia, antes de que mi padre me comprometiera a bailar con la Srita. Festone. Con lo que me entero ellos piensan que tuvimos a la Srita Kennedy con nosotros, lo aceptare, total si él la quiere comprometer, no solo estarás tú, estaremos los Grandchester también.

- Gracias Terry, llámame Albert. Se dieron la mano y los Leegan observaban todo, ambos vieron hacia donde los Leegan estaban, sonreían con las manos unidas en saludo,

-Lo ves, ellos no pueden contra dos, los Andrew son muy fuertes en América, parte de Europa, nosotros los apoyaremos, seremos más contra ellos. Dijo Terry.

En el barco Candy estaba viendo el mar alejándose de Inglaterra, después de un tiempo de haber partido, la nostalgia de dejar a tras su escondite, pensar ahora en volver a ver su hogar, la hacía recordar a su Padre y a su madre.

Papá que escondes ahí… Documentos importantes Candy, son para protegerte a ti y a tus hermanos hijita, no lo dudes si te quieren obligar a algo, defiéndete, no porque tus hermanos no estén, ellos volverán por ti… Mi pequeña, ya tus hermanos no volverán, Ken, Tom, Jean ya no están, se han ido al cielo mi amor, estamos solas, Papá desde allá nos cuidará, tienes que ser muy buena para esconderte, muy buena, si es necesario huir, sabes hacerlo solo déjate llevar por tu corazón, si sientes miedo aléjate de esas personas, si te sientes protegida, abraza a esas personas, porque serán tan buenas como tu… Candy lloraba no recordaba bien las imágenes de sus padres y sus hermanos, solo sabía que se quedo sola, que su madre murió de tristeza cuando supo que habían muerto sus hijos, en eso Albert la vio, llegó por su espalda y la abrazó, ella se asustó, vio que era Albert, volteo y lo abrazó muy fuerte.

-Candy, ¿Por qué lloras?

- No sé si sea bueno volver a mi hogar, donde todo fue tan triste, no sabes todo lo que perdí

- Si lo sé, tu familia completa. Yo la perdí en Escocía, pero en Norteamérica perdí a mi hermana la madre de Anthony, el es lo único que me quedo de mi sangre, los demás son familiares, pero al estar solos nos unimos para ser fuertes.

- Lo sé, lo sentí cuando fueron a la graduación, me hubiese gustado festejar mi graduación de enfermera, pero era muy joven se puede decir que soy enfermera de contrabando, Albert saltó las risas, la vio a la cara, beso sus ojos que todavía tenían marcas de haber llorado y beso sus labios suavemente.