Capitulo 7

Familia Escocesa

Candy y Sussete empezaron a conversar animadamente, ambas se sentían enamoradas, Sussete lo demostró al casarse con Tom definitivamente tenía que ganarse a la familia de su esposo quién le robo el corazón, se sentía culpable por haberle ignorado, se apenaba y se sonreían juntas.

-Vamos Sussete, eso no tiene importancia, lo hermoso es saber lo mucho que se aprecian el uno al otro, es tan notorio que mi hermano está feliz, aun siendo esposos, respetarse y dejar separadas las habitaciones, por no estar unidos en matrimonio por la iglesia, habla muy bien del amor y el respeto ante los demás, es muy bello de ambos.

-No sé si es bello, pero algo es seguro, lo amo Candy y mucho, me siento tan feliz, ahora tengo de nuevo una familia, Tom es mi esposo, ya no estoy sola. Candy la vio pensó, cuantas veces sintió lo mismo, cuánto tiempo estuvo sola, sin Albert, cuando perdió a Anthony, a Terry, a Ster, su cara no pudo evitar sentir tristeza, Sussete lo noto dijo

-Lo siento Candy dije algo que te entristeció,

-Oh, no es nada, solo es que durante mucho tiempo pasé por las pérdidas de varias personas a los que considero mi familia, sé lo que es perder a una persona querida, no es fácil olvidar, es hermoso recordar los buenos momentos que pasamos junto a ellos, siendo honesta Albert es mi familia desde siempre, lo conocí siendo niña, ha sido mi familia como Tom, como Jim, como todos los que hemos estado unidos toda la vida. Sussete la abrazó con cariño, le dijo

-Gracias Candy, ahora soy tu cuñada, una hermanita para mi, toda la vida. Ambas abrazadas sonreían, para Candy, Ann era lo más cercano a una hermana, ahora por su forma y estilo de vida, para no dañar la reputación de ella, la madre adoptiva de Ann, la había separado de Candy, pero Sussete sería su nueva hermana.

En otra parte del barco George y Albert conversaban,

- George, en el castillo Andrew debe estar con toda la familia, infórmate quienes están en la mansión O´Donell, dile a mi Tío que no invite a nadie solo a su familia y a los Mac Kay, que los Andrew se queden en el castillo, mi prometida y yo llegaremos a su mansión, nos hospedaremos con él si me lo permite, además manda un telegrama, hazte cargo de Jim Carthaway, para que lo traigas también es hermano de Tom y Candy, el está en espera de unos papeles, busca la solución aquí están los datos.

– Pero Sir William, se molestará su Tía Elroy

– Tú también con el miedo a la Tía Elroy, George, no lo puedo creer de ti, de ahora en adelante tu mayor temor será si me molesto contigo, avisa de inmediato estamos por arribar y necesito saber si puede recibirnos mi Tío. Esto lo dijo en un tono que el mismo George sintió su enfado, pues realmente Lady Elroy lo tenía muy temeroso por tomarse todo el derecho del Clan Andrew, cuando este le corresponde a Sir William solamente.

De inmediato salió George, fue a la cabina del Capitán, se puso de acuerdo con él, ambos concordaban, el capitán Mac Kay estaba feliz por la decisión de Sir William, de inmediato desde su privado, realizaban el telegrama con espera urgente, sin mencionar que Sir William viajaría para allá de forma directa, lo hacían de forma discreta, horas más tarde llegaba un telegrama de Sir Oscar O´Donell Andrew confirmando, en su casa no había llegado nadie, debido a que estaba muy retirado del castillo Andrew , donde todos estaban llegando, para su comodidad los esperaba por el puerto sur, donde con gusto el iría personalmente por ellos. Pues este comprendió de inmediato que se trataba de Sir William, al firmar George como urgente.

En ese momento entraba un telegrama para William, Jimmy salió en el barco siguiente, estaba por llegar, le envío telegrama a Albert, este le dijo a George que se hiciera cargo de todo para que nadie molestara a Jim y llegará con los O´Donell.

Al recibir estas noticias arribaron a Escocia, bajaron todos los pasajeros, se movió el barco, todos esperaban ver si Sir William bajaba de él, pero no fue así, algunos aseguraron que lo vieron bailar antes de arribar a Inglaterra, que tal vez bajo a descansar, vendría en el siguiente barco.

El barco se dio camino hacia el puerto sur, más cercano a la mansión O´Donell, dentro del barco Tom se molestaba de forma juguetona, como lo hacía siempre cuando estaba con Candy,

- Como Albert ya todo mundo bajo, nosotros nos vamos a quedar más tiempo. A lo que Sussete sonreía por ver cómo le reclamaba juguetonamente a Albert, este le contestaba,

– Sabes cómo me interesa la seguridad de tu hermana Tom y no voy a arriesgarla, bajo ninguna circunstancia, a lo cual de inmediato decía,

- Si es por ella, está bien, no quiero que aturdan y traten mal a Candy, se las verán conmigo si le hacen el más mínimo desprecio. Albert y Sussete sonreían cuando Tom abrazaba mimosamente a Candy, el Capitán bajo, los vio,

- Todo bien Sir William, preguntando el Capitán Mac Kay,

-Por supuesto que sí, le digo a mi cuñado que no voy a arriesgar la seguridad de mi prometida por eso este cambio extra. El Capitán añadió

– No voy a permitir que su prometida corra ningún riesgo, la familia O´Donell Mac Kay protegerá si es preciso con su vida a su prometida Sir William. Candy se asusto vio a Tom ambos abrazados dijeron al mismo tiempo

- ¡Con su vida! - Tom molesto dijo

- ¿Quién quiere hacerle daño a mi hermanita, Albert?

- Que yo sepa nadie -dijo Albert,-solo que el Capitán Mac Kay ha sido invitado a nuestra boda, se unirá a esta celebración junto con su familia. Candy asombrada le dijo

– ¿Usted es de Escocia? El Capitán sonriente le contesto

– No hija, soy de Irlanda, los Mac Kay somos de Irlanda.

El barco se detuvo llamando mucho la atención pues un barco Andrew de esa capacidad jamás llegaba al puerto sur, se prepararon a bajar estaba fresco, Albert le sugirió a Candy, un abrigo Escocés hermoso a Candy, llevaba capa y gorro en forma que abrigará bien, ya que hacía frío por ese rumbo de Irlanda, este le cubría la cara un poco.

Varios carruajes les esperaban Sir Oscar O´Donell Andrew y su hijo Sir Héctor O´Donell Mac Kay estaban en el recibimiento, bajo Sir William lo abrazaron, saludaron a su prometida, después a Lady Beumont y les informaron que ella era la esposa legal del hermano de su prometida, esto de forma muy rápida, por subirlos a los carruajes. Bajo su cuñado, el Capitán Bastián Mac Kay, quien lloraba de emoción, abrazaba a Sir Oscar O´Donell, este le dijo

–Hermano tanto tiempo sin verte, me han avisado que los Mac Kay llegan a mi casa esta tarde, que gusto volver a verlos, lo abrazaba, este llorando sin decir nada.

Subieron todos a los carruajes, Albert subió con su Tío, su primo y su prometida en un carruaje, en el otro iba el Capitán Mac Kay, Tom, su esposa y George, ya en los demás iba el personal de servicio y en otros más sus equipajes.

En el carruaje, Sir Oscar O´Donell volteo a ver a la prometida de su sobrino quien se quito el abrigo, sonrió, diciendo,

– Un placer conocerlo Tío Oscar, al quitarse la capa, su cara, su vestido, su cabello y su medallón salieron a la vista. Quedando impactados tanto Sir Oscar como su hijo Héctor, Albert tomo la mano de su tío, en señal de tranquilidad, le dijo

– Nos quedaremos varios días sin avisar que hemos llegado, necesito que conozcan a Candy, ella es mi prometida, les contará como nos conocimos desde niños. Al decir esto Candy volteo a ver a Albert muy sonriente,

- Mi amor vas a querer que les cuente nuestra vida. Pobre Tío se va a aburrir de saber de mí, no es justo Albert, tío si usted no desea saber tanto le contaré solo lo que usted desee saber, es usted muy importante para mi prometido y creo que quiere que convenza a Tía Elroy que no se niegue en dejarme casar con su sobrino, porque soy huérfana sabemos de antemano que se negará a este matrimonio.

Sir Oscar O´Donell Andrew se quedo pasmado viendo sus ojos, ahora entendía porque su cuñado estaba llorando con él, su hijo la miraba, sin quitarle la vista, le tomo las manos, le dijo

– Bienvenida a Escocia, creo que has sido esperada por demasiado tiempo, nadie jamás podrá negar una petición tuya en este País, nadie se atreverá a negarte nada, ni siquiera la mano de mi primo William Albert Andrew. Siendo él quien te regresa a tu hogar. Candy sonrió pensaba que lo decían porque deseaban que Albert se casará, esperaron mucho tiempo a que se decidiera a traer a una esposa, que hasta su familia estaba sorprendida, vaya que estos si sabían presionar a Albert para el matrimonio.

Candy veía sorprendido al joven parecido a Albert, sus ojos eran tan verdes como los de ella, veía al Tío Oscar que estaba pálido e intranquilo, lo observo insistente y noto que temblaban sus manos, soltó las manos del primo de Albert, tomo las del Tío se coloco de rodillas frente a él, toco lo frío de sus manos, dio un grito deteniendo el coche, sorprendiendo a Héctor y a Albert.

-Pare el carruaje, bajen de inmediato. Gritó Candy. Albert vio como revisaba a su padre, notaba que su color era distinto de inmediato se pusieron a lo que ella ordenaba, asustados por lo que Candy reaccionaba precavida ante el susto de su tío.

-Cálmese por favor Tío Oscar, respire profundo, caballeros bajen de inmediato, denme un minuto con el tío, Albert por favor consigue un poco de agua para Tío Oscar. De inmediato bajaron ella le tomo el pulso, le dio varias indicaciones, le dijo

-Tío por favor quiero que se calme, necesito que me escuche, soy enfermera, sé que está muy asustado por lo que siente, le pido que trate de respirar lento. Después le quito el corbatín, le aflojo la camisa del cuello, le quito el saco, lo abrazó, agregó, -Quiere gritar, hágalo, quiere llorar, hágalo, pero por favor cálmese, necesito que respire tranquilo, empezaron a salir lágrimas de él, abrazó fuertemente a Candy, a su oído le dijo,

-Te he esperado por 20 años hija mía, no sabes cuánto te he esperado Alexandra. Llorando sin soltar a Candy. Ella de inmediato comprendió que estaba en los brazos de su padre. Y que él de la impresión estuvo a punto de tener un paro respiratorio, cuando lo abrazó, oía el latido tan bajo de su corazón, empezaba a normalizarse, empezó a suspirar sin soltar a su hija, Candy lloraba, lo abrazaba de rodillas dentro del carruaje, los demás carros se detuvieron. Tom bajo de inmediato buscando a Candy, le reclamó a Albert

- ¿Dónde está mi hermana Albert?, Héctor se le quedo viendo, en el mismo tono le dijo

–- Mi hermana, esta con mi padre. Se vieron de frente, Tom busco a Albert,

- Tom, él es Héctor O´Donell Mac Kay, el hermano de Candy, ella ha sido encontrada por su familia. Tom le dio la mano a Héctor, le dijo

- Soy Thomas Stevens el hermano de Candy. Aunque la hayan encontrado, jamás dejará de ser mi hermanita. Héctor lo vio, en vez de darle la mano lo abrazo, sorprendiendo a Tom, quien de inmediato lo abrazó con la misma fuerza que este.

Tom, Albert y Héctor muy altos los tres pasaban del 1.90m de estatura, toparse ahí, Tom al verle los ojos a Héctor, que parecían a los de Candy, El Capitán Mac Kay bajo, vio a Héctor, lo abrazó, le dijo,

-La hemos encontrado al fin, mi hermana podrá estar tranquila, Alexandra regreso a casa. Lloraba y abrazaba a su sobrino, fuerte y firme Héctor no podía creerlo, tenía que saber porque la trajo Albert como su prometida, porque después de veinte años si la tuvo con él desde niños, porque hasta ahora, cómo era posible que su hermana fuera enfermera.

Albert se acercó a Candy, le dijo,

- Ten esta cantimplora con agua, sirve de algo,

-Por supuesto mi amor, -Diciendo a su padre- tome aquí hay un poco de agua, beba tranquilo, hay que movernos antes de que se haga tarde, - Después a Albert - vámonos ya mi cielo, dile por favor al cochero que le de despacio que los demás se vayan por delante, tenemos que viajar un poco más lento.

Todos subieron, esta vez Candy iba abrazada de su Padre, ella aprovechaba el abrazo para escuchar su respiración, su corazón y sus signos vitales, el abrigo de ella lo llevaba en sus piernas Albert, las cosas de su padre, las llevaba su hermano Héctor. Este último pensaba, la veía atónito a su hermanita, igual a la foto de su madre en casa, sus ojos, su boca, esos rizos en su cabello, el medallón de la abuela, ella una enfermera, todo lo que debió sufrir para convertirse en una mujer empleada, su hermano con otro apellido, mi tío dijo que es quien la encontró, por Dios es hermosa, mi hija es idéntica a ella, si la ve, dirán que mi hija cuando crezca será como su tía Alexandra, soy el padre de una niñita igual a mi hermana perdida en América. Todos llegaron antes ya los equipajes y todos estaban dentro, los Mac Kay llegaron por el puerto norte, habían sido avisados de que se vieran de forma inmediata, sin decirles para que y sin que anunciaran a nadie su llegada.

Héctor bajo, dio indicaciones, Albert bajo abrazo a Candy, la cubrió con su abrigo en forma de capa escocesa, vinieron varias personas, ayudaron a bajar despacio a Sir Oscar, quien estaba como nuevo, sonriente todo había sido por la sorpresa de ver a su hija. Candy abrazaba fuerte a Albert, le decía

– Mi amor, pase lo que pase no me sueltes, no me sueltes. Candy suplicaba a Albert que no la dejará. Albert la veía, buscaba su rostro, le daba pequeños besos por toda su carita, para que se relajara, se tranquilizará, entraron todos, pero Candy no quería entrar, estaba con Albert le pregunto.

-Mi amor, ¿tú sabías que él es mi padre?

-Me di cuenta en el camino, después de investigar tu medallón, el Capitán Mac Kay es hermano de tu madre, creo que lo mejor era que lo supieras por tu Padre, que el reconociera si tu eres su hija.

-Albert, ¿eres mi primo? Albert tratando de adivinar, sentir sus nervios le contesto,

-Si, pero lejano, el es primo descendiente de mi padre, yo soy sobrino "lejano", no hay porque no nos podamos casar. Albert sonreía, pensaba que Candy estaba así no por su padre o su familia sino por él, porque los pudieran separar, la abrazaba muy fuerte, la cubría por el fresco de la noche, le dio un beso muy amoroso, le dijo

–Jamás permitiré que te alejen de mí, lo juro Candy. Ella lo abrazo muy fuerte, se sonreía, le decía

-Más te vale o me regreso a buscar otro Capitán de un barco. Albert con ternura le subió el mentón la miro le dijo,

- Mi amor, te amo tanto, la beso nuevamente, ella temblaba, estaba nerviosa, no quería moverse, pero al sentir a Albert junto a ella, besándola así tan suave, tan cariñosamente, le abrazó de su cintura, le dijo

– Entremos tengo que revisar a mi papá. Ya en la puerta, Candy la invadía un sentimiento se sintió como en Lakewood, ahí donde tantas veces estuvo, ahora veía ese portal enorme parecía un castillo antiguo con toques modernos, bien conservado, con elegancia, tal y como las mansiones Andrew en América, esta lucía obscura por la obscuridad que ya se mostraba, el hogar que tantas veces estuvo en espera de ella, a que regresar. Hoy por fin estaba en casa.

Su corazón estaba tranquilo, al entrar había muchas personas, vestidas formalmente, sirvientes atrás, su padre al frente, su hermano, Tom y Sussete en un lado, George, los sirvientes de los Andrew y de los Beumont tras de ellos. En espera de órdenes, todos observaban al entrar Candy que ella iba abrazada de Albert, el se acercó le quitó su abrigo soltando su cabello el abrigo, lo sostuvo en su brazo. George se acercó para recibirlo, Candy le tomo la mano a Albert, él entendiendo con su otro brazo, la abrazó por su espalda tocando sus hombros. Ya frente a todos, su padre más tranquilo, le dijo.

-Hija bienvenida a tu hogar, te hemos esperado mucho tiempo, ya conoces a tu hermano Héctor O´Donell Mac Kay, y a tu tío Bastián Mac Kay, hermano de tu madre sé que viniste con él, ella es su esposa Marian Mac Kay, sus hijos Karen y Eliot Mac Kay, ella es Aurora Mac Kay de Mac Lean hermana de tu madre, su esposo Alfred Mac Lean, su hijo Marcus Mac Lean Mac Kay.

Somos tu familia, sé que viene contigo el Sr. Thomas Stevens que es tu hermano, me dice mi cuñado que es quien te encontró de niña y se convirtió en tu hermano mayor, tengo una hermana Adriana O´Donell Andrew y su familia, pero ella debe estar con los Andrew, no sabíamos que te recibiríamos a ti hoy hija mía, extendió sus brazos, Candy corrió a él abrazándose fuerte.