Capitulo 10

Familia numerosa

Empezaron a bajar todos y los chiquitos abrazaban a Candy quien jugaba con ellos. Se sentaron a desayunar, muy tranquilamente, Héctor y Tom estaban divirtiéndose como dos niños chiquitos, se secreteaban, ahora estaban juntos en otro lugar del comedor y Sussete, se sonreía con ellos junto a Amelia.

-Tom, aquí varias veces hemos competido y siempre ha ganado William

-No te preocupes Héctor, ya veras, le ganaremos a nuestro cuñadito, esta vez el pierde, estará distraído con Candy, ya lo verás, está enamorado.

-Eso espero, aquí las apuestas suben y William siempre sale triunfador, al parecer es muy ágil, ha viajado mucho, sabe mucho de caballos. Ambos sonreían y bajaban la voz.

-Si supieras como lo conocí, no pensarías lo mismo

-A que te refieres, sabes algo de él obscuro y secreto, mira que es el esposo de nuestra hermana, Tom.

-Era un vagabundo, en ocasiones se vestía de escocés, los pequeños en América no entienden ver a un hombre en faldón, para mí era un ermitaño solitario y nos hicimos amigos, ahora ver como todos hacen reverencian frente a él es realmente sorpresivo.

- ¡Tom! Soy escocés, uso el trae escocés, no es un faldón, ambos se reían, por lo que se enteraban, se ocultaban porque sin querer Tom había insultado a los escoceses.

Candy al verlos, un poco celosa de sus hermanos pues otra vez estaban excluyéndola, se quejo con su papá. Albert sonreía, ellos tramaban algo.

-Papá, ¿cómo ve usted? Que mis hermanos están tramando algo, habrá a caso algo donde se están poniéndose de acuerdo, esas miradas dicen que van en contra mía. Les decía en tono juguetón, todos los que la veían se divertían por como jugaba ella era muy parecida con su padre, estaban tan felices que todo se la pasaban jugando. Su padre la defendió,

– Pobre de alguno de ustedes, le haga algo a mi pequeñita, se las verán conmigo, mira Tom que Héctor si me conoce enojado, pero pobre de ti si no me cuidas a mi bebita. Todos se sonreían por como le llamaban ahora a Candy, bebita. Ella se defendía.

– Son unos envidiosos, ustedes grandulones, que no quieren que mi padre me diga como desee. Si para el soy su bebita, no importa. Ahora los que se sonreían eran los chiquitos, todos los demás estaban muy atentos, los primos de Candy, estaban divirtiéndose a lo grande, siempre que visitaban a los O´Donell se aburrían, con Candy allí esto ya llevaba otro ritmo, ellos demostraban su felicidad. De Inmediato se aliaron con ella Karen, Eliot y Marcus quienes le dijeron

- Primita nosotros estamos contigo, además les ganaremos en todo, los saltos de caballo, los lazos y los juegos no tan fácil le ganan a los Mac Kay. Cuando lleguen los O´Donell ya verás como acabamos con este par, ellos son muy buenos, Michael le ha ganado a muchos en todo, sonreían después Marcus le decía a Eliot. Mientras Candy sonreía ahora sabía que era lo que conversaban Tom y Héctor, sonreía picara por entender que era lo que harían.

– Si todas las chicas quieren a los O´Donell, todos se sonreían porque los O´Donell tenían fama de ser los galanes de Escocia, le comentaban a Candy que todas las mujeres perseguían a los O´Donell y se peleaban por ellos, más por su hermana, pues por su belleza, siempre teníamos que cuidarla mucho, no faltaba que atrevido la molestará, hasta los Mac Kay somos O´Donell honorarios, ambos hemos tenido que salvar a Andrea. Candy recordaba a Anthony, Alister y Archie, con los tremendos Legan y el enamoramiento de Elisa por Anthony, ahora contaba con primitos asediados de nuevo, sonreía de imaginarlos, parecidos a sus adorables Archie, Anthony, Ster o Terry, quienes también fueron muy asediados por las damas.

-La suerte que tenemos es que Amelia y Sussete ya tienen quien las defienda de planta, se sonreían. Mientras Tom abrazaba a Sussete como protegiéndola. Eliot continuaba,

- Ellas son tan hermosas que nos meterían a cualquiera en un lío enorme, más se sonreían, después Marcus le dijo,

- Vienes a hacerle juego a todas las damas de esta familia, aquí solo nacen las mujeres más hermosas de Escocia, ninguna descendiente directa de los O´Donell y Andrew son feas, ellas no solo llevan la belleza por dentro, sino el honor y la valentía por fuera. Todos se sentían orgullosos, Albert al escuchar a un Mac Kay hablar así de la familia, se quedo orgulloso de su familia. Eliot se animo a decir,

- Cuido a mi princesa como cuido a las O´Donell, abrazaba a Karen dándole un beso en la frente, sabemos por tu leyenda que la mujer más bella de Escocia, es una O´Donell Andrew como Andrea ella es como tú. Todos se sonreían, Marcus les contaba que las descendientes Andrew siempre son muy perseguidas,

-Amelia tenía a todo mundo tras de ella y sin que se dieran cuenta amaneció un día casada con Héctor, todos se volvían a reír,

- Y tu Alexandra, tan perseguida que al momento que naciste ya te habían casado con el mejor partido William Albert Andrew, eres la que lleva la delantera, soltaban tremendas carcajadas. Decía Marcus para completar.

Candy se sonreía por todo lo que se enteraba, sus hermanos más porque ellos amaban como Eliot y Marcus jugaban con ella, Albert bajo la cabeza, no dejaba de reír ese par lo traían vuelto loco y solo esperaba a Jim arribará y al juntarlo con Tom la que se iba a armar en esa mansión, sonreía solo de imaginarlo hasta que Héctor lo noto y dijo

—Oye Alexandra, tu esposo trama algo, ese trae algo bajo la manga ya se está riendo, eso es que el siempre sabe todo antes que nosotros. -Tom lo conoces más, dile que de una vez nos diga. En eso alguien se paró en la puerta, lo recibieron y pasó al comedor, Candy se levanto, grito

– ¡Jim! un guapo joven ojos grises cabello castaño claro cenizo hermoso, alto bien parecido, muy fuerte delgado hecho un hombre, vestido de vaquero. Candy se lanzo a sus brazos, -Estas aquí hermanito lindo, ya estás en casa, bienvenido se abrazaban levantando a Candy, le daba besitos en su frente y su cabeza, girando con ella sonrientes los dos como niños, se miraban a los ojos.

-Mi jefa, la mujer más linda de América está en Escocia. Todo el comedor tenía la boca abierta, los miraban, se levanto Tom, sonriente al verlo de inmediato lo abrazó le dijo

-Anda Jim que ya son muchos los que nos van a quitar de ser los únicos de la familia de Candy, Tom lo presento -Familia les presentamos al hermanito menor de Alexandra, desde pequeño ella lo cuido y lo hemos visto crecer. Se dirigió a Jim, le dijo -Candy fue encontrada por su familia, todo el comedor es familia de ella, a lo que Jim se quedo viendo las caras, cuando vio a Héctor miro sus ojos, la niñita hija de él, sé paro en su silla, lo miro con las manitas en su cintura, tratando de alzar la cabecita para ver girar a su tía Alexandra de nuevo.

- ¡Es cierto! mira Tom tienen una mini Candy –Todos se reían, por cómo le decía a la pequeña Clarita

Sir Oscar se levanto – pasa a desayunar muchacho, estas cansado del viaje, esta es tu casa y George se acerco le dijo

-Vamos joven si desea le ayudo a prepararse

—Gracias George, en un momento por favor, mientras sonreía saludando a todos los mayores sonriente al saber que eran la familia de verdad de Candy

- Vamos ponte cómodo, le decían, lo ponían al tanto a Jim, quien estaba muy feliz de haber viajado, ya estaba hecho un hombre. Karen al verlo se quedo atónita, está hermoso el joven Americano, su hermano lo noto, le dio un empujón, haciendo que se ruborizará, Marcus se río en eso Jim la vio, noto que estaba ruborizada, se sintió avergonzado porque se dio cuenta que la joven estaba así por él. Sussete sonriendo por saber que era parte de su familia al saludarlo lo abrazó y le dio un beso en la mejilla, sin saber que era la esposa de Tom.

Candy le dijo a Albert

-Mi amor, por eso te reías sabías que en cualquier momento llegaba Jim, chicos mi hermanito es ganadero de los mejores de América es un Carthaway, al igual que Tom son mis hermanitos en América, así que si llegan los O´Donell, sabrán que les llega competencia y los dos abrazaban a Candy, - son mi familia, (Tomando la mano de Albert), Después Candy viendo a Héctor dijo

-Ahora sé de que se están riendo Tom y Héctor. Ya verán, para tu información Héctor, enseñe a lazar a Tom, soy buena jinete, no me caigo fácilmente de un caballo, Albert sabe que soy muy buena competiendo, ya lo verás hermanito. Intimidaba Candy a su hermano Héctor. Héctor al escucharla, se quedo serio, volteo a ver a Tom

– Vez ahora ya tiene su bando, para colmo William esta con ella. En ese momento empezaron a reír a carcajadas, eso estaba muy feliz, para quitarle la tristeza a Héctor, Amelia le ayudo diciendo:

-Mi vida, no te preocupes, Alexandra no conoce a ninguno de los O´Donell, somos muchos los que sabemos. Recuerda que hoy llegan los O´Donell ellos no conocen a Alexandra y a ti siempre te han querido mucho mi amor, lo divertido va a ser cuando se enteren que si llegan aquí no saldrán, se cubría la boca y soltaba de reír, -ellos se quedarán aquí sin salir, eso va a ser muy divertido tratándose de tus primos Daniel y Michael.

Sir Oscar intervino, - la última vez, ni con la revancha le ganaron a mi sobrino William. Mi hija tiene todo mi apoyo para las apuestas ella está mejor colocada en el tablero, con su esposo. Y recuerda Héctor quien viene a la mansión no podrá salir de aquí. Volvieron a sonreír, esta vez ya no le ganaban su padre tenía razón, pero los Mac Kay no habían competido con Candy y Albert allí, ellos estaban fascinados.

Jim sonreía tomando las manos de Candy, este al igual que varios de los jóvenes a pesar de ser menor que Candy, su cuerpo y su figura era muy atlética, sus manos fuertes, sus ojos grises, su nariz estilizada, con un porte muy atractivo, pasaba por galán de teatro, su cabello corto y bien acomodado, una sonrisa galante, conquistador, sobre todo para la más joven de la familia Karen.

Candy les servía a todos su pastel de chocolate, todos estaban asombrados.

– ¿Los hiciste tu hija? decían sus tías, asombradas comiendo de forma apetitosa el pastel,

-Si, me levante temprano y los hice para todos ustedes,

- No podías dormir, le dijo su hermano Héctor, sonriendo de forma dolosa, para saber si estaba lista para competir.

- Dormí muy bien, traigo todavía movido mis horarios por la doble guardia del hospital donde trabajaba, así que me levanto muy temprano. Otra vez todos estaban asustados, ella los vio, se sonrío abrazando por la espalda a Albert. Quien tomaba sus manos, las besaba sonriendo por ver la cara de Héctor.

Candy ayudaba a los niños con su pastel de chocolate, le ayudaba a Amelia con ellos, que querían estar en el comedor cuando ellos siempre comían aparte, ahora con su tía no la dejaban ni un minuto. En eso se dio un giro, encontrándose de frente a una dama. Ambas se vieron, se quedaron enganchadas en la mirada, Andrea dijo - ¡Tía! -En un susurro que solo Candy escucho.

Llegaron tres jóvenes una dama idéntica a Albert, alta hermosa, delgada con una finísima forma, blanca cabello lacio, ojos color cielo y dos varones fuertes gallardos, se topaban las dos damas de frente Andrea y Candy, los jóvenes la admiraban, veían un medallón en su cuello.

-El joven rubio dijo— ¡Santo Dios! miren esta belleza en casa de los O´Donell, de inmediato Albert se paró al escuchar a Michael, se sonrío esperando que las dos damas se movieran, pero Andrea, se abrazo a Candy muy fuerte, ella la abrazo al sentirla vulnerable, también Candy sintió una conexión con ella de inmediato, en silencio se abrazaban, Andrea acariciaba su cabello, Candy acariciaba el de ella, después Candy le dijo al oído,

-¡Bienvenida! Andrea se reincorporo, tallando sus ojos sus lágrimas, fue entonces que Albert noto que estaba nerviosa, ella al ver a William, lo abrazo, lo saludo,

-Primo que gusto verle, Albert dijo

-Les presento a mi esposa Alexandra O`Donell de Andrew. Candy lo volteo a ver, sonrío de medio lado por como la presento. Daniel y Michael estaban helados, Daniel dijo

–La leyenda O´Donell ¡Wow! Ahora los sorprendidos eran ellos.

-Hola soy tu prima Andrea MacArthur O´Donell y este par de tremendos son mis hermanos mayores Daniel y Michael MacArthur. Que hermosa eres, no sabía que te habían encontrado, le volvió a abrazar, le dio un beso. Candy asombrada le contestó,

- Ni yo sabía que tenía una prima tan linda y que parece gemela de mi esposo. Albert sonrió al escucharla, por supuesto que era su esposa. Todos sonreían. El mayor un joven rubio de ojos miel claros, cabello a los hombros alto bien parecido de nombre Michael y el otro alto de ojos verde olivo cabello castaño claro, muy atractivo de nombre Daniel.

Se acabo el desayuno, se fueron a cambiar, todos de ropa para cabalgar, para iniciar era el de jinetes de la cabalgata, así que de inmediato Albert y Candy, tomados de la mano se subieron a cambiarse, mientras Tom y Héctor, se lamentaban el haber provocado a su hermana.

Aurora y Marian conversaban, que la madre de Alexandra era muy buena compitiendo, que era la mayor Clara y que su sobrina se parecía demasiado a ella hasta en el hablar. Al retar y jugar se parecía a su padre, pues la madre no jugaba al momento de retar. Esto lo escuchaba George, sonriendo, ellas lo vieron y le preguntaron sobre Alexandra,

-¿Entonces apostamos por Alexandra?, él muy cortes decía,

-No lo sé ella es enfermera, ayudará a todo el mundo. Ellas se quedaban mudas, con los ojos abiertos como platos, mientras George se sonreía de ambas sutilmente.

Ya estaban algunos vestidos, empezaron a ensillar los caballos para ir a la pista a calentar pues harían saltos continuos de barras. El tablero lo controlaba George, las apuestas las llevaba Oscar. Bastián, Marian, Aurora y Alfred apostaban por sus hijos, Alexandra y William eran tomados en cuenta, siendo Sir William el patriarca, nadie apostaría contra alguien tan preparado como ese hombre, pues ya había competido y era muy bueno en otras ocasiones, ahora con Candy ahí, debía ser mejor.

Ver a los hermanos de Alexandra en reto era muy interesante, Sussete competía sonriente, se aliaba a Amelia con quien se sentía muy identificada, Candy por sus nervios ante todos los cambios se sentía distante, después de la llegada de Andrea, ella la acaparaba cuando estaban juntas, fue entonces que Amelia y Sussete apostaban por sus parejas que estaban aliadas, ellas se comprometían con sus parejas.

Sir Oscar ya se estaba divirtiendo a lo grande, en eso todavía no llegaban de traer los caballos, cuando llegaron los Grandchester, seguido otro carruaje con Alister y su familia. Sir Oscar de inmediato, fue a recibirlos, gritando

- Richard ¿como estas?, Bienvenido a Escocia, estás en tu hogar bienvenidos. Estamos jugando en festejo a mi hija que ya la hemos recuperado. El Duque Grandchester contestó

-Excelente amigo, ¡qué maravilla!, me da gusto saberlo, veinte años buscando a tu hija, que por fin este contigo, esto es un honor, se abrazaban fuerte y muy afectuosamente, este es mi hijo Terrance Grandchester.

-Lo sé amigo, sé también por toda la situación, Mc Ollwen me puso al tanto, aquí se distraerán mucho de todo, sus habitaciones están listas, hijo te recomiendo que participes, hay muchos competidores de tu edad, te garantizo que te divertirás.