Capitulo 11
Actividades de la familia
Entraron Alister, Patricia y un pequeño menor de un año con ojos azules, cabello castaño hermoso en brazos de Alister,
-Tío hemos llegado temprano, no desocupamos la mansión por completo, pero por lo pronto estamos aquí.
– Bienvenido muchacho esta es tu casa, William ya me puso al tanto, ustedes no saldrán de este hogar sin nosotros,
- Gracias -decía Patricia enternecida.
-Ya conocen a los Grandchester, Alister de inmediato contestó
– Por supuesto, Terry es compañero nuestro del San Pablo, todos los Andrew le debemos mucho, abrazo a Terry, gracias a él repare una avioneta hermosa en su cobertizo cuando joven y hace poco que vivo en su mansión la he vuelto a dejar como nueva. El Duque Grandchester dijo
– Eso es cierto hijo, que bien, debemos quedarnos cerca de él, si sigue reparando las cosas que tenemos en Escocia. Se sonreían animadamente. Terry dijo
– Que bueno es verte de nuevo, Patricia que hermosa estas, y ese chiquito que buen mozo es.
Patricia agregó—Gracias Terry es un honor conocer a tu padre y que estés con los Andrew de nuevo.
En eso sale Candy, los ve – Paty, Ster, llorando, abrazándolos. Terry se asombraba de verla ahí, era Candy, estaba ahí, con las amistades de su Padre.
- Candy mi nenita linda estas aquí, abrazaba, elevando a Candy, mientras Albert, Tom, Héctor, Jim y los demás los veían mientras se acercaban.
—Como has cambiado pequeña, mírate eres hermosa, Patricia ahora es tu prima, además ya tienes un sobrinito. Alister abrazaba emocionado a Candy. Recordó cuando ella no aceptaba que este se fuera a la guerra, como se fue despidiéndose de ella ahora la tenía de nuevo en sus brazos.
– Alister resulta que no soy tu prima soy tu tía, no por eso soy una vieja, se sonreían.
- Si Paty me dijo que Albert era el Tío Abuelo, pero no te preocupes, estas tan bella, verdad Patricia, ella siempre será una Andrew. Héctor sonrió, por supuesto que es una Andrew. Candy agregó
– Alister es que también resulta que soy de la familia, mi nombre es Alexandra O´Donell Mac Kay. Estoy casada con Albert desde que nací. Varios de los jóvenes que habían llegado se quedaron atónitos, Jim dijo
– ¡Ya te casaste! Todos se reían. Terry abría los ojos con sorpresa, que bueno que se daba cuenta pensaba.
-Paty, que lindo es tu hijo, mira te ves tan hermosa. Mientras tomaba al pequeño abrazándolo y besándolo.
-Candy siempre me veras hermosa, eres muy buena conmigo, como no he de apreciarte. Ambas se abrazaban muy efusivas, mientras Alister continuaba presentándola con la familia, dándole su lugar.
Terry escuchaba en el marco de la puerta, aguardando una sonrisa al escuchar el asombro del joven que había hablado. Este atónito, se sonreía, abrazo por la espalda a Candy, le dijo
– Como esta mi Tarzan pecosa,
- ¡Terry!, dijo Candy sonriendo quien no lo había visto por los Cornwall y el pequeño que la tenían distraída.
-Felicidades pecosa, tu padre nos recibió, nos dijo que había encontrado a su hija, por Dios, si hubiese planeado verte, jamás lo creería, estas divina, el matrimonio te sienta bien, se burlaba y se sonreía, como es eso que te adelantaste, bribona. Albert estaba serio y escuchaba sin decir nada, esperando para acercarse, Sir Oscar le dijo al Duque,
-Richard ella es mi hija, Alexandra O´Donell Mac Kay, la reconoció, se sonrío agachando la cabeza, ella se acerco, lo abrazo.
-¿Cómo está Sr. Grandchester?, muchos años de no verlo, que gusto, ahora ya sabe quién es mi papa y quien es mi esposo, Sir William Albert Andrew, sobrino de mi padre, primo mío y mi esposo legalmente. Albert al ver que Candy lo mencionaba sonrió y se acercó, dijo
–Bienvenidos a todos, hace unos días llegamos de América, Candy y yo nos comprometimos para casarnos, en el viaje descubrimos que es Alexandra O´Donell Mac Kay, que nuestros padres nos habían casado desde niños, pero ambos no lo sabíamos hasta que llegamos aquí a Escocia, así que nada de adelantos , ni malos pensamientos, familia - Alister, Patricia, Archie, Ann , Candy y Terry son compañeros de estudios y para ti Michael ella es tu prima hermana y también sé que estudiaste con ellos en el San Pablo, ahora que todos estamos aquí y aclarando detalles, estos días van a ser muy emocionantes con los O´Donell reunidos, la familia Cornwall, los Mac Kay y los Grandchester. Y eso que aquí no venía nadie tío, pero ya que están aquí les aviso, no podrán salir, pues nadie debe saber que William y Alexandra están escondidos en esta casa. Por la última vez que vine tampoco deben informar que Andrea y Alister están aquí. Son protegidos de los O´Donell Andrew.
En una parte los O`Donell sonreían
-Daniel ya viste quien llegó
-Si, Terrance Grandchester, el hombre más famoso de América y futuro Duque de Grandchester, llegó con su padre. Michael dijo
-Es muy bravo, en el colegio acabo con varios cuando se molestó, defendiendo a alguien, nunca tuvo amigos, pero apuesto lo que quieras que el mismo Paul temblaría frente a él.
-Por favor Michael, Paul temblaría con cualquier Andrew, le tiene pánico a William, mucho sería que intentara venir aquí y molestará a Héctor para que el bastardo saliera corriendo.
-Ya te diste cuenta que Alister vino de la guerra, mira quién lo diría mi hermana esta resguardada en una fortaleza, que el mismo William está atrayendo aquí, ese Tom y Jim, son hermanos de Alexandra, en América, al parecer eran su familia.
-Pero tienen diferentes apellidos.
-Pues Alexandra, ya no, ahora está en su hogar, es nuestra y es una O`Donell.
-Viste la cara de Andy, parece que con ella se sintió identificada.
-Pues es correspondida, Alexandra, no dejaba de abrazarla, dijo que era gemela de su esposo, ambos sonreían.
Los sirvientes subían los equipajes donde bajaron de inmediato los recién llegados, no querían perderse de nada, en este caso bajo primero el Duque de Grandchester quien de inmediato se puso a jugar con Oscar en las apuestas, con un tablero de ajedrez que comenzaban el Capitán Bastián y Sir Alfred, todos realizaron apuestas por sus hijos, los jinetes con los caballos preparados.
Albert escogía un caballo para Candy, platicaba con ella, jugaban ella lo abrazaba, se platicaban al oído, se ruborizaba Candy escondiéndose en Albert, se ponían de acuerdo para no correr riesgos en nada, pues ellos estarían pronto en su boda, esto era solo una diversión en honor a ella, no era necesario ganar, por el contrario, solo se divertirían.
En eso Terry le asignaban un caballo, cuando vio a una hermosa joven rubia de ojos cielo que se alejaba, se escondía haciéndose muy misteriosa ante él, sin poder verla más, lo dejaba con la boca abierta pensaba ha de ser hermana de Albert se dijo para sí. En eso se topo con ellos
- Albert que gusto, felicidades hermano, es muy grato venir a tu boda, sin saber que eras tú quien se casa ahora, con mi hermosa Candy. Ella lo escuchaba, le dijo
—Terry no cambias, eres el mismo, este tomo la mano de Candy para darle un beso muy galante Jim se acercó, le dijo
– He nada de besos es mi hermana, es una dama. Se sonreían, pero Jim siempre había celado y cuidado a Candy, Albert que estaba ahí, solo opto por sonreír, pensó, estos cuñados míos son lo mejor que me pudo suceder.
Tom que estaba listo dijo
—Héctor ya valió, estos que llegaron también son aliados de Candy y de mi cuñado. Ambos se reían, mientras Terry abrazaba con un brazo a Albert y otro a Candy. Albert notaba que Terry, estaba informado de que era su esposa y que no la veía diferente, sino como una vieja amiga, sin embargo Albert no bajaba la guardia.
Siguieron las presentaciones, Karen, veía al actor Terry, un hombre muy guapo y famoso, él le daba un beso en la mano, viendo el parecido de ella y Candy se sorprendió, pues el cabello de Karen es castaño rojizo y muy rizado como el de su prima. Como todo un caballero saludaba a las damas y agradecía estar en Escocia donde la fama, no lo perseguía.
Albert más tranquilo, observaba a Terry se oía más maduro y relajado, pero sobre todo no tomo a mal la relación de ellos, al final ya habían pasado varios años de eso, Candy elegía su caballo junto a Albert y se secreteaban juntos. Ellos eran una pareja muy complementaria, todo el tiempo se hacían señas, se sonreían y jugaban. Comenzaron a jugar los saltos de caballos. Sir Oscar les dijo
-Aquí el secreto está en los caballos combinados con sus jinetes, el que perdiera, automáticamente tendrá cero puntos, el que quede en el mejor lugar tendrá diez puntos el segundo cinco y el tercero dos, así que no había mucho por pelear, ni ganar sino mantenerse en la competencia.
En los saltos, todos se divirtieron, se veían elegantes, las damas observaban a los caballeros, vestidos con pantaloncillos, chaquetas elegantes, botas altas y se veían muy atractivos desde el porche donde ellas estaban sentadas, esperando su turno, Candy permanecía de pie, tras de ella Andrea que le admiraba su cabello rizado sentadas estaban Patricia con su hijo en brazos, Amelia con la pequeña Clarita y Sussete con dos niños rodeándola diciéndole que era muy hermosa sonreía de imaginar a uno como Tom.
Karen también estaba de pie, veía al guapo de Jim, Candy volteo a verla, se dio cuenta, sonreía, tomo la mano de Andrea, platicaban para que le dijera de si iban bien o mal en los saltos
– Todos van muy bien
– A ti no te llama la atención alguien en especial, le pregunto Candy,
- Se sonreía, no decía nada. Ambas descubrieron a Karen, con una risa se abrazaban. Terminaban, todos los caballeros quedaban en muy buena posición, ellos estaban entrenados para ser los mejores y los americanos, sabían mucho de caballos.
Tocaba el turno de las damas, se iban por sus caballos Alister y Héctor regresaban para cuidar que sus hijos se quedarán en el porche, para que los pequeños no corrieran riesgo de acercarse a los caballos.
Los demás venían con ellos para gozar de la vista de las damas, Albert se sentó en el barandal, Terry hizo lo mismo colocándose a un lado. Tom y Jim, se quedaron de pie cerca de las escaleras, nunca faltaba algo, ellos estaban muy preparados para cualquier accidente, Eliot y Marcus se unían a la mesa de la limonada, Michael y Daniel se sentaban con Alister y Héctor.
Salieron las damas, Amelia y Sussete iban primero, después llegaban Karen y Patricia, al final se quedaba Candy con Andrea sin poder verlas ellas estaban atrás. Observaban todo Candy, desconociendo sobre la participación se quedaba con Andrea para que le diera su consejo, pero esta solo le decía que se divirtiera, eso siempre daba buenos resultados, mientras que Candy le decía que no deseaba perder, ella le explicaba.
Empezaban las damas, todos los hombres estaban atónitos, parecían amazonas, iniciaron con sus cabellos recogidos en un sombrerito muy divinamente, iniciaban la forma de saltos. Las damas estaban muy bien preparadas, Amelia lucía profesional, ella sabía cómo lucirse. Sussete igual sabía de ese tipo de competencias y su estatura la hacía lucir genial.
Albert empezó a ponerse nervioso porque no veía a Candy, pero cuando salía iba junto a Andrea, al brincar ambas se veían espectaculares, sonreían las dos, ellas si se divertían, mientras las demás en su perfección, muy preocupadas por quedar bien y no perder, ellas todavía no entraban a los saltos, estaban jugando con sus caballos como dos pequeñas traviesas, corrían de un lado a otro, se acercó Sir Oscar abriendo sus ojos y su boca semi suelta les dijo a los caballeros.
-Parece a lo lejos que estoy viendo a Rosemary y Clara jugando cuando se conocieron. Todos las vieron muy insistentes se levantaron a verlas, efectivamente no habían entrado a la zona de saltos ya no traían sus sombreritos, sus cabellos volaban cual amazonas, se veían hermosas, Andrea y Candy traían caballos blancos, jugando entraron a la zona de saltos, Andrea se adelantó, le dijo
-Vamos Alexandra, demuéstrales quienes somos las Andrew, al decir eso Albert se sorprendió, Terry estaba viendo a la dama, tan asombrado que los hombres que jugaban al ajedrez lo veían y le hacían señas al Duque
– Tu hijo está perdido con Andrea. Sonrió Alfred al ver a Terry con la boca ligeramente abierta, sin quitar la vista de la joven.
Saltaron hermosamente los corceles, Candy sonreía, veía a Andrea, esta le seguía, lo que sorprendía de Andrea es que ella jamás sonreía como lo hacía en ese momento con Alexandra, sus hermanos estaban muy felices, Daniel lloraba en silencio. Tom y Jim, lo notaron, miraban a los demás. Albert estaba emocionado, Candy realmente desconocía de ese tipo de competencias, elegantes pero Andrea la apoyaba y la instruía, dándole el camino, ambas por ser muy esbeltas y delgadas, hacían que sus corceles no tuvieran dificultad en los saltos, sin tumbar ninguna pieza, al estar tan relajadas sonriendo guiándose una a la otra, hacían verlas solventes y despreocupadas, la cara de Terry era de asombro, Andrea tenía una sonrisa delicada, toda una dama digna, mientras Candy, con su perfil más delgado, su sonrisa era abierta, despreocupada, haciendo que Albert quisiera estar a su lado.
Candy y Andrea empataron en primer lugar ganando su diez cada una, los saltos fueron perfectos. Se alejaron a dejar los caballos. Candy regresaba con Albert, mientras Terry esperaba ver a Andrea, pero esta nunca salió, ya se había metido a su habitación a darse un refrescante baño para la hora de comida, Terry deseaba verla, pero ella comió en su habitación, no salió más. Eso no pasó desapercibido para los hermanos de Andy, quien notaban el interés de Terry por su hermana, Michael sonreía de lado, pensativo y dudoso, sabía que Terry sería un excelente partido para su hermana, no solo por su carácter, sino porque este vivía en Inglaterra, se lo hacía saber a Daniel, quien solo optaba por quedarse serio.
Seguía las carreras por la tarde, todos se retiraron a descansar después de comer, pues el sol estaba en pleno pico, nadie se molestaba en salir, los jóvenes jugaban dentro y platicaban. Fue ahí donde Jim le preguntó a Daniel, porque lloraba al ver a la dama tan feliz, Tom y Terry estaban a sus espaldas y escuchaban,
—Jim, Andrea es mi hermana, desde hace tiempo que no sonríe, no sale sola, hay gente mala que le quiere hacer daño, juramos todos que la cuidaremos de esa bestia, pues a ella una ocasión la intentaron secuestrar, la salvamos no le hicieron nada, ella dejo de sonreír, es la primera vez que sonríe, creo que se hallo muy bien con Alexandra y las damas aquí. Terry escuchaba, Tom le hacía seña de que no indagará más.
Terry se sorprendía su corazón se agitaba con las imágenes en su mente en la joven de cabellos largos, su sonrisa, por Dios, trataba de controlar su pecho agitado, nunca se había sentido así.
Por la tarde, bajaba el sol, seguían las carreras, todos se divertían mucho, en la competencia de carreras de los hombres participaban los más livianos, las damas solo algunas participaban, Alexandra, Karen y Andrea, comenzó la carrera, Candy (Alexandra) para sentirse más cómoda, le pidió a Albert que cuidara de sus botas, este se las quitó sin saber porque, no le entendía, luego le hizo la seña a Jim que por favor la amarrara al caballo, Jim entendió de inmediato.
Las apuestas comenzaban, corrían las damas, quedo Candy en primero, después Andrea y Karen. Alister sonrío, mira que Candy tan lista, quito toda la fricción, se amarró al caballo para hacerlo sentir libre,
-Los jóvenes lo escucharon, vieron como ganó Candy. Jim aclaró,
-Así corremos nosotros desde niños, pues como éramos chicos, tenían miedo que nos caigamos del caballo, es una costumbre nuestra. Sir Oscar pregunto
- ¿Hijo desde que edad jugaban carreras ustedes tres?
- Desde los doce años Tom y yo, Candy empezó más chica, para salvar a los caballos de los Legan, porque siempre los espantaban, ella iba tras ellos y los rescataba. Por eso es la mejor con el lazo, nadie le gana a Candy. Albert se quedo serio, recordó aquella ocasión en la que envenenaban a un caballo, lo salvaba de Niel al que agarró a golpes. Sabía que eran capaces ese par. Todos los escuchaban. De los caballeros solo participaron Jim y Eliot, ganado Jim, después Eliot.
