Capitulo 18

Una Aprehensión

Albert, estaba pensativo, ella lo quería desde que lo vio en Inglaterra, siempre me fui de su lado, ella descubrió que se casó con un hombre que no pensó en ella, que todo este tiempo, estuvo alejándose de ella, hasta que por accidente la bese. Por Dios, Candy no era su novia yo le deje el camino libre, me fui dos años, la deje. Candy, Candy, mi Candy.

Candy se tranquilizaba, sonreía melancólicamente, el entro la vio, se acerco, se poso de rodillas frente a ella y le dijo,

- Me perdonas… la vida sigue, es verdad, yo estuve poco ahí y si te extrañe mucho, pero no cambiaría eso por estar hoy aquí, contigo, ha pasado tiempo y me siento feliz, toda mi vida la he pasado cerca de ti, sin saberlo en ocasiones como cuando me rescataste, en ese hospital, sin saber quién era, me enamore de ti con amnesia, cuando la recuperé me di cuenta que me había enamorado de ti desde niño, luego me defendiste frente a tu familia, les dijiste que estábamos comprometidos desde que tenías seis años, me volviste a defender, luego cuando llegó Terry, no te importo, te importaba más yo, cuando te dijeron de una fortuna y una posición, lo único que peleabas, era estar cerca de mí, cuando no me soltabas de tus abrazos frente a todos, no quise irme al castillo Andrew, solo quería seguir abrazado por ti. No regresaría al tiempo atrás, cada cosa te deja enseñanza para ser mejor, jamás me hubiera imaginado que un día no muy lejano esa pequeña de ojos hermosos, que me impulsaba siempre a regresar a verla y salir en su búsqueda, terminaría algún día siendo mi esposa.

-Albert estás utilizando mis palabras, cuando te dije que no cambiaría nada de lo que he vivido, por estar a tu lado.

-Si Candy, tu aprehensión, me hizo sentir aceptado por ti. ¿Me perdonas?

-No tengo nada que perdonar, solo fueron las circunstancias mi amor, si con ellas te demostré lo importante que eres para mí, que sin ti, me siento sin equilibrio, siento que una manada de vacas acabaría conmigo si no te tuviera cerca.

Albert sorprendido - ¡Candy!, y sonreía.

-Siento que un león me atacaría, me ahogaría, que me perdería sin ti… la vida no es la mía.

-Candy. Te amo. Sin ti, mi mundo no tiene risas, mi vida es un camino sin destino, es un bosque sin vida, un lago sin peces, una melodía sin letra, un sonido, un eco, una pregunta sin respuesta.

Candy, se levantó, se puso de pie con él, lo abrazo, le dijo, -No hemos perdido nada, lo hemos ganado todo, no sabía lazar, ni curar, ni amar como te amo, si no te hubiera ansiado tanto todo este tiempo.

-Mi amor, yo me muero de ganas por amarte cada que estoy cerca de ti.

-¡Albert! Yo también.

Ambos se besaron, no querían nada más que estar amándose el uno al otro, ven te voy a rasurar, traes barba le dijo Candy. Albert se río le dijo,

-Te molesto mi barba

- No, pero quiero enamorarme todo el tiempo de ti recordar cuando te vi sin barba por primer vez,

- Candy, eres increíble, vamos yo me rasuro,

- Albert, recuerdas cuando llegaste herido al hospital,

- sí, - me encargue de inmediato de ti,

-si, -cuando no despertabas, te rasure, te bañe, te ame

- ¡Caaaandy!,

- Eres guapo mi amor, también pude darte pastillas para dormir,

-¡Candy traviesa! ven acá,

- Si te vi, te curé, te toque, tu no, se burlaba Candy de Albert ambos jugaban se reían, ahora lo tenía corriendo por toda la habitación jugando, por lo que le confesaba.

—Candy te voy a atrapar, ya veras,

- Albert, te tuve mío, solo mío y tu no,

-Candy, me vas a volver loco, ven acá, tramposa,

- Albert, te soñaba, te amaba, te deseaba,

-Candy, detente ya, por favor. Sonreían jugaban como niños, Candy brincaba por la cama.

Por fin Albert la atrapaba, le daba de besos, le decía sin soltarla,

- Candy cuando dormías en el departamento, entraba a verte, hablabas dormida, te escuchaba, te veía dormir, te destapabas Candy, cuando enfermaste, te cuide, te ayude, te hacía de comer y cuando no querías comer, te daba en tu boquita. En ese momento Albert la besaba tiernamente, la sentaba en sus piernas y la abrazaba,

-Albert te amo. – yo también te amo. Se arreglaron se vistieron uno al otro, se escogían sus ropas, Candy le coqueteaba sus vestidos, iban a bajar en Irlanda, pero Candy quería seguir ahí con él, para ella solita. Albert se divertía.

Llegaron algunos telegramas Albert los recibía, Candy y él cenaban después de una semana de andar en barco, visitando varios puertos de Irlanda, Inglaterra, Escocia, una noche veían un fenómeno natural que Candy describía como maravilloso, Albert le explicaba

- La aurora boreal es un fenómeno complejo pero hermoso, aparece en el cielo nocturno, cerca de los polos. Es uno de esos paisajes hermosos que nos regala la naturaleza, que de seguro jamás olvidaremos, no estamos tan cerca del polo norte pero vivir en directo sus colores muy vivos, verdes, amarillos, azules.

-Candy tenemos noticias, Archie se casa en cuanto lleguemos, Terry dos semanas después y Jim ya se regresó a América.

-Albert estas bromeando conmigo.

-No mi vida, como crees, estoy leyendo los telegramas que nos enviaron, por la distancia, acabo de dar instrucciones al Capitán de volver para poder llegar a la boda de Archie y Ann.

-No puedo creerlo, esto de casarse se contagia, sonreía Candy, hacía reír a Albert, lo abrazaba y le daba besos, mientras estaba sentado frente al comedor.

- Candy, si van a ser felices como nosotros, me casaría dos años atrás.

Ambos se amaban tanto, ella se dedicaba a él por completo, no quería ir a ningún lado, lo gozaba todo el tiempo, sus juegos, sus conversaciones, todo en él le gustaba, había aprendido a amarlo todo el tiempo que vivieron juntos.

En el puerto norte de Escocia llegaban los Legan, sin haber leído el telegrama, pues ellos llegaban, alguien los observaba, nadie los esperaba , así que ellos buscaban el transporte, por su cuenta, un hombre muy caballeroso se acercó a Sarah y Elisa mientras Niel buscaba el transporte adecuado,

- Buenos días bellas damas, a donde se dirigen,

- Elisa contestó, no le conocemos porque le hemos de contestar,

- Soy Paul Wagner, mi mansión está en Dundee al este de Escocia, concordando con los amables vecinos Andrew de Glasgow.

– Siendo así soy Elisa Legan, y vamos a visitar a mi abuela, Elroy Andrew,

- Es un placer conocerlas, madame, beso su mano y después la de Sarah, les dejo mis datos para cualquier detalle, mi casa es de ustedes, viendo muy insistente a Elisa, llegó Niel y se presentó, ambos caballeros se saludaron, dijo que él es hermano de Elisa y ella su madre, le pidió permiso para cortejar a su hermana, si tenía algún compromiso, este sarcásticamente le respondió, que tenía muchos pretendientes, pero que no había formalizado con nadie, Paul notando lo interesados que se veían le dijo, pues actualmente gozo de buena fortuna, pero en cuanto me casé, mi padre en su testamento me dará otra parte, siempre y cuando me de la mano de su hermana.

-– Elisa escuchaba, todo lo que el hombre hablaba con su hermano y le decía a su madre, que era rico, que vivía en Escocia, que eran vecinos de los Andrew, que pudiera ser interesante conocerlo, que podían arreglar un matrimonio, que ella ya estaba cansada de esperar a que le consiguieran un partido importante. Si Sarah daba su consentimiento, con el pretexto de llegar, podemos ir a conocer su casa primero y luego pasamos con la Abuela.

-Madre, el Señor Wagner nos ofrece su carruaje, y llevarnos al castillo Andrew, pero nos invita a comer en su casa antes, le gusta la idea, preguntándoles a las damas.

-Me parece bien Niel, solo que traemos más personal con nosotras, tendrá carruaje doble para que nos acompañen o tendremos que enviarlo a parte.

No era verdad lo de más personal, lo dijo para fanfarronear y Niel contestó

-Madre ya lo he enviado, con parte del equipaje, solo deje una parte simple del equipaje, déjame ver si el Sr, Wagner trae un transporte adecuado solo para nosotros.

– De inmediato asintió Paul, que escuchaba.

Paul Wagner iba ir directo al grano, esa oportunidad de casarse ya terminar con este estúpido lío de casarse con una Andrew, la dama que llegaba, se veía bien, no era como las O´Donell, pero era una Andrew, al final si en el trayecto le decía que se casaría en cuanto ella decidiera, pues pensaba viajar pronto.

Y puso en marcha el plan, la joven ya era mayor de 21 años, no necesitaría la firma del padre, solo la de ella, como testigos la madre y el hermano, subieron al carruaje y se fueron directo, si gustan, me encantaría atenderles en mi sencillo hogar sé que con una boda que tuvieron los Andrew está abarrotado de invitados el castillo, creo que las mansiones de los alrededores de las familias cercanas también se llenaron según me comento directamente Enzo Mc Ollwen y Oscar O´Donell Andrew, al decir esto ellos se vieron y dijeron

- Bueno siendo así, tal vez nos podremos quedar nosotras, mientras Niel visita a mi madre, para avisarle que estaremos en su mansión, como guste mi lady, al decirle mi lady, esta se sintió más elevada, llegaron a la mansión Wagner, hermosa, elegante, bien distribuida, con suficientes habitaciones,

-Lo que ellos no sabían es que estaba hipotecada a los Andrew, precisamente, con toda sus tierras,

- Y bien les gusta, sean ustedes bienvenidos, como no hay dama en esta casa, no hay quien de órdenes, solo yo, así que permítanme para que seamos atendidos y nos sirvan los alimentos.

– Pase.

-Mamá, está bien, es atractivo, alto, distinguido, tiene mansión, sería un buen partido mamá, ya ándale si.

-Bueno hija, déjame consultarlo con tu abuela. Pensé que te interesaría más Michael.

-Niel, sería bueno que comas y fueras en caballo a ver a mi abuela y preguntar por este caballero, tal vez me caso de una buena vez.

-Como quieran. Niel pensó si se casa, me dejan en paz y me caso de una buena vez. O busco a Candy, total ya no es una Andrew. William ya no debe protegerla tanto.

Les sirvieron los alimentos, estaban muy agradecidas, les indico sobre sus habitaciones, pero dijeron que esperarían a Niel que regresará, se instalarían en ellas.

Niel, fue a caballo, llegó al castillo Andrew, quien se encontró con Archie y Terry, estos le dijeron que la abuela no estaba, que estaban muy ocupados pues ambos se casarían ese mes, que no estaban invitados los Legan a sus bodas, no después de haber peleado con Sir William Albert Andrew, pues su padre Guillermo Cornwell estaba encargado del castillo, no se les recibiría a los Legan ante tal mentira contra Candy,

-Por favor, se de buena fuente que su adopción fue anulada. Que Terry te vas a casar con ella.

– No. –Entonces, si el Tío William ya se casó, cual es su pena, ella ya no es su hija.

– Como sea, te agarró bien a golpes según escuche dijo sarcásticamente Terry, el regresará pronto si gustas le preguntamos.

-No será necesario, tenemos mucha familia en Escocia que nos aprecia, así que me devuelvo, avísenle a mi abuela que estamos en la mansión Wagner. Y se fue.

Al escucharlo, no lo podían creer, de inmediato entraron y estaban riéndose Terry y Archie, llegó Sir Oscar O´Donell, le comentaron todo lo que paso. Este abrió los ojos, dijo,

-Bueno creo que siempre si podría conquistar a una descendiente Andrew, solo que la mansión y las tierras Wagner, están hipotecadas con meses de vencido por los Andrew y entra en la dote de Andrea, pues William dio la dote de la descendiente Andrew y esa mansión le corresponde a ella, por eso la perseguía el maldito. Terry se quedo serio,

-Como esa casa es para mi esposa, por ser descendiente Andrew,

-Hijo, cuando se perdió Alexandra, ella era la mujer única directa descendiente, la otra es Andrea, nació después de Alexandra, ella no recibió nada de mi madre, como independiente al casamiento cedí, los bienes de mi hija a los Andrew, ellos pagaban una dote extra a mi sobrina, por ser descendiente directa de mi madre. Independiente de que si se casará con William o no, pues él solo tenía el compromiso de ser esposo de Alexandra. La otra descendiente indirecta, pero con una buena posición es mi nuera. Y Elisa, es indirecta, pero la fortuna Andrew no le da dote.

-Vaya con eso, como sea, Andrea no necesita dote, ella vale por sí sola, todas las dotes del mundo. Dijo Terry.

Andrea lo escucho venía llegando atrás estaban su madre y la Tía Elroy. Y dijo

– Gracias Terry, por lo que me toca al escucharte hablar así.

-Elroy necesito hablar un minuto contigo. Dijo Sir Oscar O´Donell.

-Con mucho gusto. Dijo Elroy, seria, mortificada cada que se acercaba a Oscar ella mostraba vergüenza y pena, no podía dejar de sentir cargo de conciencia. Tanto que por ella sentía mejor evitarlo.

-Al parecer llegaron los Legan, se están hospedando ya. No lo vi pero vino a avisarte Niel que se quedaron en la mansión Wagner. Dijo Sir Oscar O´Donell, serio y formal.

-Gracias. Dijo Elroy y se retiro. Ya sabía que estaba advertida de sus nietos, no tenía caso hablar con él de ellos.