Capitulo 25
Una esperanza
En el barco Wagner daba a luz la Señora Stevens, un varón precioso rubio de ojos verdes, Elisa le decía a la Señora,
-No he quedado embarazada y mi esposo desea mucho un bebe, le dijo,
- Debe ser muy paciente, sea muy tranquila, sumisa, que su esposo le de cariño delicadeza, Terry la escuchaba y daba gracias a Dios hacerse el dormido, estar vendado porque así no veían la risa que estaba aguantando. Las damas de la Sra. Wagner le ayudaron a la Sra. Stevens a dar a luz, el pervertido veía con ojos de interés a la Sra. Marie y Tom no se despegaba, lo peor fue la descarada que una oportunidad salió a tomar aire y tocaba al hermano dormido de Marie. Aprovechando que no podía hablar por los vendajes, en eso entró el señor Peter Stevens y salió corriendo la descarada dama a lo que Terry brincaba de la risa y se daba golpes en la pared. Y luego abrazaba a Tom y le decía
- Ve por Candy, corre ve por Candy. Buscaba a Candy estaba sentada en la parte alta con su bebe dando de comer pecho y tapándose con una cobijita, Wagner la miraba insinúate, según él provocador, se acercó y le dijo,
- Después de aliviarse de su embarazo cuanto tiempo se cuida de no estar con su esposo, Candy le dijo
-Tres meses señor. Y la cara de Wagner se aburría.
-Debe ser paciente con su esposa, señor y este buscaba ver los pechos de Candy a lo que ella quito a su hijo, se guardo bien y se fue topándose con Tom,
-Amor que bueno que estas aquí, necesito ir a la habitación. Era un cuarto chiquito de servicio, pero ahí estaban los tres, cuidándose las espaldas y los frentes decía Tom.
El viaje cada vez lo sentían más largo, Terry les dijo,
-Tom ofréceles algo para que se vayan más rápido a New York, diles que en cuanto lleguemos buscaremos darles alguna recompensa y Candy dijo,
-Ya sé déjenmelos a mí, en eso entro la dama de Elisa, les dijo falta poco para llegar a América y los señores Wagner quieren ofrecerles una comida.
Tom cargo al bebe dormido, Candy agarraba a Terry y lo alimentaba, ya frente a ellos en el comedor la plática muy elegante, amena de parte de los Wagner. Elisa decía
– Nosotros somos descendientes de los Andrew, nuestra familia, siempre hace lo mejor por los demás a lo que Candy les dio una hermosa charla
- Son ustedes personas magníficas, aunque no contaran con ese apellido, les puedo decir que estamos muy agradecidos, que Dios los haya puesto en nuestro camino, mi Padre está en New York, en cuanto lleguemos, les diré que les de un regalo y su sincero agradecimiento con la familia, en tres días después de que bajemos en New York, iremos toda nuestra familia a darles oficialmente las gracias y un espléndido regalo. A lo que los Wagner se miraban emocionados, Candy continuaba no siempre necesitamos de un apellido, la gente con apellido no sirve para nada, en eso Paul Wagner le puso mayor interés, le dijo,
- Nuestros padres a veces nos obligan a ser así, nos crean una atmosfera si no cuenta con dinero nos dan la espalda, mi esposa y yo pasamos por algo similar. Los padres no saben educar a sus hijos y agradezco a Dios que mi esposa y yo no los tengamos, pues no los obligaré a una sociedad injusta. Cuando me encontré con una hermosa mujer que me acepto como soy. En nuestro hogar jamás hubo un abrazo de amor. Como lo hay entre ustedes.
Candy asombrada de lo que escuchaba les dijo
– Pero si ustedes son personas que al dar tanto reciben y si ustedes dan respeto, serán respetados, si dan amor serán amados, si como platicábamos su esposa y yo, desean tener un hijo. Tomo la mano de Tom. Nosotros fuimos comprometidos desde niños y ambos disfrutábamos de nosotros en el mayor de los silencios que nadie jamás nos descubriera, Tom se ponía rojo y Terry estaba vendado no había como ver su expresión. En el mayor de los silencios, eso es mejor. Wagner le sonrío maliciosamente y le dijo,
- Nos lo sugiere usted.
– Sí, señor Wagner, ¿Verdad mi cielo?, Tom todo colorado, le tomo el mentón, le dijo,
- Si mi vida. Poniendo cara de ensoñación. Terry aguantaba la respiración.
Por fin en New York, los tres daban las gracias, por la ropa que les facilito, se retiraban tomaban un auto y se iban a la mansión Andrew. En el camino le quitaban las vendas a Terry. Por fin es el viaje más lento que hemos hecho en nuestra vida. Llegaron, Albert estaba en la puerta viendo entrar a Candy el con un bebe en brazos, el con otro, apenas se vieron, el bebe que traía en los brazos se lo dio a Terry y le dijo
- Toma a tu hijo, hermano. Cargo a Candy en los brazos dándole un beso apasionado y con lagrimas ambos, el bebe que traía empezó a llorar y todo mundo vino a ver qué pasaba. Terry estaba de rodillas con su hijo en brazos admirándolo, Alister los vio y les grito a todos vengan Candy, Terry y Tom han regresado. Andrea, venía con una bebita en brazos, corriendo a ver a Terry. Cuando lo vio esta se arrodillo ante él y lo beso, estaba llorando emocionada sin poder tocarlo, se separó, Terry le dijo,
- ¿y ese bebe?, los dos son tuyos mi amor. Tom sonreía, Sussete le llegaba por la espalda y un pequeño niño parecido a él sonreía en los brazos de Sussete. Lo cargo y abrazo a Sussete y la besaba.
Albert se llevó a Candy y a su hijo a su cuarto sin decir nada, Terry acompañó a su esposa y ella les dijo -necesitan descansar nos veremos en la hora de la cena, Tom siguió a Sussete donde ella dormía.
Alister y Patricia empezaron a enviar telegramas, notas avisar que ya estaban completos a la familia que Alexandra volvía, Sir Oscar era el que estaba con George en Chicago, cuando le avisaron estaba feliz. La mayoría de la familia vino a ver a Andrea y se acababan de ir, ahora tenían el bebe de Alexandra.
Albert en su cuarto, acostó a su esposa, a su hijo, ella lo miraba enternecida, no decían nada, ella recostó al bebe que se quedo dormido, abrazó a su esposo, le dijo,
- Traeré un doctor para que te revise, ella dijo
-Si es necesario. Mi hijo tiene apenas dos semanas de nacido, nació en barco cuando veníamos para acá, pero Terry te contará en la cena conoce mejor a las personas que nos trajeron de regreso. Puso las manos al cuello de Albert, dijo
-Necesito bañarme, estas no son mis ropas, pero no quiero soltarte Albert, sabes por qué, este le contestó
- tengo una leve idea, - a sí, -porque no pienso soltarte yo a ti. Y ella le dijo a su oído, te extrañe, te soñé, te desee y en mis sueños te bese, te ame, él la miraba sonreía, la cargo en sus brazos, la desvistió, la puso en la tina y la bañaba despacio le dijo, te extrañe, te abrace, te bese, te desvestí, te bañe y jamás de ti me separaré, al terminar lloraba y le besaba su cara.
Su cuerpo estaba muy delgadito su piel muy descuidada, la bañaba despacito, con tal ternura, ella no dejaba que se juntará el agua en la tina se sentía muy sucia, el puso las esencias que le gustaban, después de bañarla un rato, junto agua y le lavaba su cabello, ven báñate conmigo amor, -si, se bañaba y ahora la sentaba encima de él seguía cuidando como un niño que no quiere que se dañe, ella le lavaba su cabello y lo rasuraba suavemente, lo besaba y le dijo
– Te extrañe cada instante mi amor, mi pequeño siempre me hizo recordarte.
– Hablando de pequeño apurémonos tenemos que traer al doctor y no tardará en pedir de comer, tus pechos están juntando mucha leche, les dio besitos, tomo unas toallas, la secaba, ella a él, le daba la ropa que ella escogía para él, para ella él se la ponía, escogía zapatos cómodos, ropa cómoda, ya terminaba y le daba besos a sus manos. El pequeño seguía dormido, ella se recostaba con él, salió por el doctor que ya estaba ahí, entró y reviso a su bebe, cuando iban a revisar a Candy el dijo - aquí me quedo si me permite,
-No hay problema. Necesita esto para sus cuidados, mucha tranquilidad y todo estará bien, en tres semanas estará libre para poder estar con su esposo. Ella sonrío, le dio las Gracias al Doctor, el lo acompañó y le dijo que revisara a sus hermanos. Regresó con Candy, le dijo, bien como se llama nuestro hijo amor
—No quise ponerle nombre esperaba estar con su papi para ponerle nombre debimos llegar desde hace tiempo pero el barco en el que veníamos nos paseo mucho. Y bien como le pondremos,
-William ¿qué? dijo él sonriendo y ella dijo William Anthony Andrew O´Donell. El la besó, se quedo abrazado de ambos recostado, el niño despertó vio a su padre a los ojos y dijo
- Amor tiene los ojos de los Mac Kay y ella dijo
- Pero todo lo demás es tuyo mi amor. La abrazó ella se acomodo y saco su pecho y empezó a reírse y le dio a su bebito que no quitaba la mirada a su padre, este le sonreía y le dijo
-a comer hijo, para que estés fuerte. Que a tu mami ya le traen algo para comer aquí en su habitación
—Amor, no quiere, creo que quiere estar con su Papá, le paso a su hijo, este lo cargo y el bebe lo miraba detenidamente y se levantaba a la ventana y sonreía ella se puso de pie y abrazo la cintura de su esposo, le dijo
– Gracias por salvarme amor, pero si lo vuelves a hacer, no me sueltes, porque te juro que me soltare de todo y me iré. Ella lloró recordando como cayó al mar.
En otra habitación, Andrea lloraba emocionada, sentó a Terry en una mecedora y le dijo
- Ven quiero verte aquí, el traía a su hijo en brazos, se sentó como ella le pedía, lloraba emocionado, destapo la carita de su hija y la acomodo en el otro brazo de su esposo.
– Es una niña Terry, ella es nuestra pequeña Candy Andrea y el es Terrance Albert, nuestros hijos mi amor, porque Albert nos cuido y nos protegió de todos, él sabía que tu cuidarías de su Candy, lloraban emocionados, Terry le dijo
-Sabes con quien nos vinimos en su barco,
- No ¿Con quién mi Amor? Terry se reía, se agachaba, le dijo
–En el barco privado de los Wagner. Ambos se soltaban a reír, después lloraban, le dijo -en la cena les platicaremos todo te parece mi amor.
– Como quieras, se sonrió le quito a los niños, le dijo ven te voy a dar un baño mi vida,
- si amor,- aquí tengo tus ropas esperándote que llegaras
– de verdad, dijo Alister que llegarían pronto, solo que no querías soportar mis antojos. Y salto una risa,
- ¿Cómo? Se reía ya verá Alister, bien que Tom y yo tuvimos que soportar a Candy llorona y pidiendo sus antojos y se volvía a reír.
– Y que te pedía Candy – Pescado a la plancha, con marea alta no salía nada, se reía.
- Bueno Alister me trajo fresas con aguacate
- ¿Qué?, Tenías ganas de fresas con aguacate, tenía ganas de dulce y luego de salado me comía las fresas con azúcar y luego el aguacate con sal.
–Andrea ¿eso es verdad?, -si, -qué bueno que me toco Candy y que me ayudo Tom y se reían los dos.
Mientras en la habitación de Tom, ella lo bañaba y su hijo estaba en su cunita descansando, él la abrazaba y la metía con él a bañar, se amaban por una hora, hasta que bebe de Tom lloró y ambos salieron a atenderlo, ella lo puso al tanto de todo, le dijo lo de su Padre, de cómo Albert y Jim se han hecho cargo de las procesadoras, de que todo funcione bien, que Albert se escondía en el trabajo, pero que no ha reído en ningún momento desde que se perdieron, sus ojos han estado tristes, le contó que su padre estuvo con ella en los primeros meses, que la consentía y que le daba todos sus antojos, que él murió feliz de saber que tenía un descendiente en mi, que no perdiera las esperanzas de que volverías porque eras muy fuerte, tu honor te haría volver, que jamás nos abandonarías, después le dije que tu no sabías que estaba esperando un bebe, me dijo, con mayor razón eso será una sorpresa, veré a mi hijo cuando le enseñes a tu hijo, se abrazaba a Tom y este lloraba con ella, la sentó en sus piernas y seguían conversando ella le contaba como todos los Andrew buscaban a los tres, como se había desplegado muchos barcos y no aparecían, el se sonrío, le dijo
-Vayamos a la cena. Ahí les platicaremos a todos de una buena vez.
En la cena, empezaron a bajar, no todos estaban, pues por el trabajo y la búsqueda, muchos estaban lejos, Alister y Patricia, Terry y Andrea, Tom y Sussete, Candy y Albert, solo ellos estaban con sus hijos, cenaron, ya había sonrisas tranquilas, se sentía mucha armonía, algunas lagrimas y otros muy serios, pero todos cenaban pasaron a la sala de estancia. Albert comenzó a explicar, como los encontraron, que estaba en cuidados y que gracias a Candy su primo entro a cirugía y quedo bien, Albert solo estuvo vendado y en reposo dos meses para poder quedar bien. De los demás gracias a Dios poco a poco se fueron recuperando todos, que al principio estuvieron perdidos muchos y después la mitad fue encontrada, solo faltaban ellos tres.
En este tiempo perdimos a la Tía Elroy, el padre de Tom, el padre de Jim, la abuela de Diana, el padre de Amelia. Se casaron aquí Michael y Leonor, viven en Inglaterra, Jim y Karen viven en Lakewood, Archie y Ann están en Chicago, estaban allá por trabajo Sir Oscar y George, aquí en New York está los Grandchester, ya se les aviso, no tardarán en llegar, Héctor y su familia en Escocia, los Mac Kay en Irlanda. Sussete se puso mal y al principio se la llevó Jim, después me la dejo aquí, ya que a mí no me dejaban salir, hasta que recuperara mi espalda, caminaba y me movía, pero había fracturas por sanar. Andrea tuvo un embarazo de alto riesgo y no debía moverse, están aquí bajo el cuidado de Alister, Patricia y el mío.
Después Candy hablo muy enternecida, que no quería mucho recordar, pues la isla donde estaban había sido su salvación temporal, sufrieron muchas cosas, caídas horribles, de Tom, al subir para saber que estaban en una Isla, de Terry, heridas por las rocas del mar, mías por mis antojos y mis emociones y todos sonreían. Después de muchos intentos por salir, de encender el fuego y que lloviera, un día el menos esperado un barco apareció y nos rescató, a este barco le prometimos que en dos días lo recompensaríamos quedamos de verlos en el hotel central de los Cornwall y que iríamos nosotros con nuestra familia. Los dueños del barco no se portaron maravillosamente bien pero solo el último día que estuvimos con ellos se aplacaron y descubrimos que según ellos sus padres los hicieron ser las personas que son, que ellos son así por las circunstancias y por su familia.
Tom complemento, nos hicimos pasar por otras personas, Candy vendo la cabeza de Terry y dijo que este era su hermano, que con su barco se había quemado, su cara estaba desfigurada. Yo era el esposo de Candy que como aseguró Terry no la reconocerían nadie así que se llamaba Marie la esposa de Peter, ambos esperábamos un hijo y yo me hacía cargo de cuidarlos, ya que nadie sabe como es la gente que nos rescata. Nos urgía llegar a América porque mi esposa va a dar a luz.
Candy amarro todo el tiempo su cabello, Terry le dijo compórtate como una dama sumisa. Terry le pidió que piense que era Sussete, y yo le dije no, no porque ella si los mata y se reían, entonces le dijo Terry mejor como Betty tu dama, recuerda como ella, está bien. Terry era mi cuñado John, indicando a Terry, este lo llevábamos envuelto de toda su cabeza con vendas diciendo que por quemaduras del barco había quedado todo desfigurado y por esa razón hablaba poco. La verdad pensé en decir que era mudo, porque si se enojaba este les decía sarcasmos y se los fregaba con solo hablar, pero decidimos que mejor casi no habla. Para esto ya todos estaban con cara de interrogación y Andrea se abrazaba con Terry. Después me encargue de proteger a mi cuñado y a mi esposa, pues vaya que me dieron mucho trabajo y Sussete abrazó a Tom.
Albert tenía a Candy a su lado, Albert abrazo a Candy la atrajo a él con una seriedad y sorpresa. Sentía que algo no iba a salir bien, Alister se puso de pie y estaba con la respiración agitada, como que algo no era bueno de todo esto y Sussete empezó a ponerse nerviosa, Patricia tomo la mano de Alister y lo atrajo a sentarse, le dijo espera sigue Terry de contarnos.
Comenzó Terry, cuando llegó el barco tenía un lente y los vi desde ahí fragüe todo por proteger a Candy y que el barco nos aceptará teníamos que salir pues ella iba a dar a luz, así que les dije son los Wagner. Alister y Albert se pusieron de pie. Andrea apretó el brazo de Terry, les dijo,
-Creen ustedes capaz a Paul de salvarme o a Elisa de salvar a Candy. – Yo no.
–Subimos, Candy llevaba todo el tiempo escondido su cabello, por su embarazo, Tom y yo la cuidamos del libidinoso ese que por estar embarazada ni así dejaba de verla insinuante el muy imbécil, los tres dormíamos en un camarote de servicio juntos, eso nos salvo, pues una ocasión estaba dormido y Candy y Tom afuera y entró la dama en cuestión y se me puso encima, agarrando todo lo que podía, pero dijo que estaba quemado de la cara, no manco y ni mudo, así que asustado me levante, cayó al piso en eso que entro Tom y salió corriendo, nadie se reía todos estaban asustados.
Después con Candy, le preguntaba que si con el embarazo podía tener relaciones, a lo que Candy dijo que no y después de aliviarse, dijo que debía esperar tres meses. Estúpido a una dama no se le preguntan esas cosas, lo hacía adrede el muy imbécil, agradezco estar envuelto, de mi cara, y que mis expresiones no se vieran pero está mal, ella se comportaba muy digna pero hay personas que jamás cambiaran. Y ella estaba cansada de estar encerrada, es horrible, el mar el calor y escondernos solo porque ellos no quería avanzar, fue eterno el viaje. Volvían hacer escándalo, por las noches Candy se tapaba la cabeza con una almohada, Tom, mordía la suya y yo al ver que ellos si aguantaban, les recordé al caballerango, al capitán veloz y disfrutábamos las noches de locura de los Wagner. Decía Terry con sarcasmo. Candy se enojaba y nos decía, párenle o les traigo al espantapájaros.
Albert empezó a tallarse la cabeza y la mano en la cintura paseaba como león de un lado a otro y Alister esperaba más. A Tom lo intentaron encerrar en un cuarto y a mí en el camarote, pero Candy se hizo amiga de la mucama y la cocinera, ellas nos sacaron de apuros en varias ocasiones. Candy por su embarazo estuvo siempre Tom con ella y yo porque me tenía que estar cambiando los vendajes, dormíamos y Candy dijo que se sentía en el hogar de poni, la verdad estábamos muy ajustados, Tom y yo enormes, Candy con su pansa y los tres en un mini cuarto. Que hogar de poni ni que nada, el hogar era de niños, de diversión ahí era de miedo, de cuidarse y de serenarse.
Al final una charla de Paul Wagner dijo, - Nuestros padres a veces nos obligan a ser así, nos crean una atmosfera agresiva y déspota para luego obligarnos a casarnos con alguien. Imbécil como te cuidaron tus padres para estar deseando mujeres todo el tiempo y a su esposa, para meterse con un desfigurado descansando, porque la maldita noche no podíamos dormir y el día ella se escapaba de su marido para buscar otros hombres y decía "los padres no saben educar a sus hijos y agradezco a Dios que mi esposa y yo no los tengamos" y yo pensaba Dios es bondadoso, que si vas a dañar a una hija así. Y luego dijo cuando había perdido todas las esperanzas, de ser un mejor hombre, me encontré con una hermosa mujer ambos nos necesitábamos.
Candy les dijo – Pero si ustedes son personas dan respeto, serán respetados, si dan amor serán amados, si su esposa desean tener un hijo. Tomo la mano de Tom. Fuimos comprometidos desde niños y ambos disfrutábamos de nosotros en el mayor de "los silencios" Tom se ponía rojo y yo estaba asustado de lo que Candy les decía, imagínate dándole consejos a esas bestias asusta niños y continuaba hablando con ellos diciéndoles es "el mayor de los silencios", creo que les decía que ya le bajaran a su escándalo, pero y sus formas de ser, no. Wagner le sonría lujurioso y provocador ¡bastardo! Y claro que se iba a quedar callado le dijo, - Nos lo sugiere usted. Candy muy seria y agarrada de Tom Sí, señor Wagner ¿Verdad mi cielo?, Y Tom todo colorado, yo muriéndome de la risa, me imagino a ese par sin hacer escándalo, son unos estúpidos, por fin Tom para que ya no les dijera nada le tomo el mentón y le dijo, - Si mi vida. Poniendo cara de bobo. Yo me reía.
Albert dijo y ahora hay que premiarlos porque no alcanzaron a hacerles nada. Candy dijo, la verdad escuche que ya no desean el barco, por lo tanto propongo que lo compremos, pues ahí nació mi hijo. Me gustaría conservarlo. Los empleados trabajan por necesidad, pero no se molestan y les da lo mismo el escándalo que hacen sus jefes, ellos toman café y se divierten. Tal y como lo hicimos nosotros, reír de los escándalos de los Wagner. Me gustaría que Tom, Terry y yo, con una buena cantidad de dinero les paguemos el viaje y los invitemos a cenar, mientras ustedes escuchan la conversación, después se presenten y les demos las gracias y nos retiremos, les parece bien.
Andrea dijo, como me toca entrar al final y esta Terry ahí, acepto. Albert dijo, ¿a mi me toca el final? Candy le dijo –si. –Bueno acepto total esta Tom y Terry a tu lado estarás bien. Sussete dijo,- los niños no, ellos no mi hijo no tiene que verlos. Candy le contestó, estarán en sus brazos, no en los nuestros. Mi hijo llegó a los brazos más seguros del mundo, los de su Padre. Además llegarán mi Padre y George, los Padres de Terry, creo que estaremos bien. Agregó Candy.
El día estimado llegó, en un salón privado del hotel recibían a los Wagner, ellos se acomodaban y vestían lujosamente. En eso entró Tom, sonriente se sentó con ellos, elegantemente vestido y después entro Candy muy elegante y Terry al final.
Cuando entró Paul se paró y puso cara de furia, pero le hizo una seña como de dinero Elisa, se sentaron y Terry hablo—Paul si hubieras visto mi cara, ¿me hubieras rescatado?, Paul con sarcasmo dijo –No. Y Candy dijo Elisa, si supieras que de niña viví en tu casa con el nombre de Candy, ¿Me hubieras ayudado? Con despotismo dijo – claro que no. Y Tom dijo y si de niña en tu caballo me tiraste toda la leche y Anthony iba tras de ti, ¿Y me hubieras reconocido? Interrumpió bruscamente Elisa a Tom diciendo – Definitivamente no.
Candy dijo –Lo sabemos, a veces las personas no etiquetan con mala forma crecemos en una atmósfera no adecuada y nuestros padres no están ahí para educarnos como a ustedes y darnos la protección del dinero y de la sociedad. Paul usted sabe que es que le den la espalda, temíamos que nos dejaran ahí donde nos encontraron, estaba por recibir a mi hijo, le pedía a Dios que enviará a personas a rescatarnos y ustedes llegaron, sabemos que no desean nuestra amistad, nosotros sabemos que no somos amistades dignas para ustedes, pero aun así venimos a pagar lo que prometimos, Terry sacó un fajo de billetes y le dijo
-Gracias Paul, no espero ser tu amigo, pero si algo puedo hacer por ti es no odiarte. Tom saco otro fajo de billetes y se los dio a Elisa, estaba enojadísimo no por el dinero sino que comprobó que a Terry y a Candy los odiaba y Candy le dijo, -Gracias Elisa, nunca seremos amigas pero siempre recordare que nos salvaste y jamás te odiare y mi hermano Tom tampoco, por cierto mi nombre es Alexandra O´Donell Mac Kay de Andrew y el niño que nació en su barco es el futuro Patriarca de los Andrew, en eso salió Albert, Andrea, Sussete, con George, Sir Oscar, Richard y Eleonor Grandchester, Alister y Patricia, Archie y Ann en silencio y sin decir nada,
-Muchas gracias por rescatar a nuestra familia, dijo Albert, dejando en su mesa un fajo de billetes. Paul odiaba a Albert le puso una serie de golpes, veía a la hermosa Andrea a su lado y más lo odiaba, después Terry la abrazaba y se le acercaba, este se moría de envidia, Elisa vio a los Cornwell con sus familias y todos con hijos y ella no tenía ninguno todavía, vio a Albert como le daba un beso a Candy y el Tío Oscar ni le dirigía la mirada solo abrazaba a Candy y le sonreía por la dignidad que esta mostraba y como les había dicho su nombre, ellos se quedaron mudos y Paul cuando salían buscaba ver a las damas de forma libidinosa y Elisa lo veía, mientras Tom que lo conocía tapaba a su mujer con su cuerpo haciendo la seña a los demás de que las cubrieran y pasaban las damas adelante y ellos las cubrían. Y se retiraron todos, salieron y subieron a sus autos, con dirección a la mansión Andrew.
Allí esperaba una cena de verdad y todos estaban tranquilos, habían cumplido con lo prometido, pero les dieron más les quitaron de enfrente a las personas que más odiaban, los meseros les sirvieron los mejores platillos y los mejores vinos, la cena estaba pagada. Esa fue la última vez que Candy y Elisa se vieron, o se cruzaron, Terry si se cruzo varias veces a Paul, pero ambos no se miraban con desprecio, solo se omitían y todo cambio. La familia había crecido, los Grandchester volvieron a Inglaterra y los Grandchester Mac Arthur vivían en Escocia, paseaban seguido por América y mucho muy seguido por Irlanda e Inglaterra. Los Andrew, viajaban, pero radicaban en Escocia, salían juntos a los viajes que a pesar de ser negocios, siempre los convirtieron en placer.
La vida no es una tragedia es una serie de sueños que podemos hacer realidad, soñar no significa que nos conformemos con querer y no tener, el sueño más hermoso es contar con un día más de tranquilidad de saber que todo lo que hiciste ese día fue correcto, que no le hiciste daño a nadie, que tu conciencia no lastimo ni le hizo una herida a alguien más, el que vive para hacer sus sueños realidad, es aquel que sabe el secreto de la vida es servir a los demás. Aquel abogado que nunca vendió su dignidad, aquel arquitecto que no compro materiales de dudosa calidad ni realizó una obra por más dinero y menos trabajo. El hombre es el ser más complejo, en alguna parte de nuestra cabeza sabemos lo correcto y lo incorrecto, Candy lo sabía y fue escrita con ilusión las veces que la vimos llorar, son las veces que más la pudimos comprender y nos hicieron que no la podamos olvidar. Felicidades a la escritora de Candy Candy porque una vida de tragedia y perdida, la hizo ser una mujer fuerte, valiente y escribir el deseo de ser bendecida y amada. Espero les guste la historia si queremos ver tragedias, hay noticias en donde sea y la violencia puede estar tan cerca que sería una lástima escribirla, leerla y memorizarla.
FIN
Está hermosa historia fue de las primeras que escribí, pensé y modifique muchos detalles para hacerla mejor
disfrute leyéndola en las noches de lluvia como si fuera una historia ajena
pero cada que la leí pensé en los personajes en cuanto se puede llegar a soñar
pero sobre todo en cuanto puedes lograr cuando sientes que la vida no es justa
algo la puede cambiar y al final el amor lo puede todo
Mayra Exitosa
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