Disclaimer: Lizzie McGuire no es de mi autoría, ni ninguno de los otros personajes o lugares incluidos en la serie de Disney. El fragmento de canción incluido en este capítulo pertenece a la canción "Siempre" de Salsa Kids.

Capítulo I: Cuando los sentimientos se descubren

Gordo se despertó con una desagradable sensación de desconsuelo. Cada mañana al despertar la veía en su mente. Lizzie McGuire. Aquella hermosa muchacha. Aquella jovencita que conocía de toda la vida. Aquella a quien amaba con toda la fuerza de su corazón, con furia, con desesperación. Tan intensamente como la más violenta de las tormentas, y con tanta pasión… Sabía que era su mejor amiga, su confidente, su apoyo. No podría decirle lo que sentía.

"No sé si ella sienta lo mismo por mí.", pensó. "No quisiera destruir la confianza que hemos construido durante tanto tiempo." Gordo no podía creer que ella estaba tan cerca y tan lejos. Estaba cerca, porque era su mejor amiga, pero como su novia... eso era una historia diferente.

"Sólo sé que te amo, Lizzie. Y ya no me importa lo que pueda pasar. No puedo seguir callando. Hoy te diré lo que siento." decidió.

Recordó la estrofa de una canción que reflejaba su situación de esos momentos.

"Pero ya estoy decidido a no dejar

Pasar de largo esta oportunidad

De confesarle que es la causante

De este insomnio y de este amor

Que me está volviendo loco…"

-s-

La noche anterior Lizzie tuvo problemas para conciliar el sueño. Estaba encerrada en su cuarto. Se sentía triste. Nunca imaginó que podría llegar a enamorarse de su mejor amigo. Precisamente de él. De David Gordon. Pensaba que si se atrevía a revelarle sus sentimientos, podría perderlo. Ella había visto casos de amigos con los que sucedió eso que tanto temía. Pensaba que era como jugarse el todo por poco. Que podría perder a su mejor amigo por querer tenerlo como su novio. Sus sentimientos le dolían en lo más profundo de su alma.

Con el paso de los años, Matt había madurado. Ya no era el mismo niño fastidioso de antes. Era más tranquilo, juicioso y cauto. Un hecho decisivo para ese cambio radical fue un muy penoso hecho, la muerte inesperada de su mejor amigo, Lanny, en un accidente de tránsito, tres meses atrás. Desde entonces cambió su forma de ser con los demás, especialmente con Lizzie. Aquella muerte le enseñó a valorar más a las personas con las que compartía a diario, en especial a su hermana, quien era víctima de sus travesuras, experimentos y bromas pesadas. Ese suceso le enseñó que no todos estarían siempre con él, que la vida es frágil y no sabemos cuándo terminará. Ahora, junto con Miranda y Gordo, estaba entre los tres mejores amigos de Lizzie.

Más temprano en esa noche, Lizzie lloraba en su cuarto, y Matt la escuchó. Tocó a la puerta de la habitación de su hermana y preguntó:

"Lizzie, ¿puedo pasar?"

Lizzie se enjugó rápidamente las lágrimas con un pañuelo y respondió:

"Claro Matt, adelante."

M: "¿Qué te sucede? ¿Por qué lloras?

L: Tú ya lo sabes…

M: ¿Es por Gordo, verdad?

L: Sí… Lo amo, lo amo muchísimo y no quiero perderlo como mi amigo.

Lizzie se soltó a llorar. Matt la abrazó. Se quedaron así por un instante. Ella se sintió consolada por un momento. Matt dijo:

M: Entonces no tienes más que hacer que decirle lo que sientes. Gordo nunca te odiaría por eso.

L: No lo sé… Siento mucho miedo.

M: Te entiendo. Pero es mejor que se lo digas. Cuando esos sentimientos se guardan para uno mismo, desesperan, asfixian. Te haces más daño al callarlo. Y yo sé que Gordo nunca se portaría mal contigo. Es mi amigo y lo conozco, así como tú. No lo vas a perder, te lo aseguro…

L: Gracias Matt, gracias por preocuparte por mí.

M: Hey, ¿Para qué son los amigos? Sabes que además de tu hermano soy tu amigo. – él tocó la barbilla de Lizzie y añadió: - Mañana estarás mejor. Seguiremos hablando entonces. ¿Te parece?

L: Está bien, Matt. Gracias y buenas noches.

M: Buenas noches, Lizzie.

"Tengo que hablar mañana con Gordo" pensó Lizzie. "Al final, quien no arriesga, no gana, además, prometimos ser amigos por siempre, pase lo que pase."

- s-

Después de levantarse, Gordo tomó una ducha y desayunó. Ese día era domingo. Ya había terminado todas sus tareas el día anterior. Lo único que quería hacer ese día era poder ver a Lizzie y hablarle de sus sentimientos. A las nueve de la mañana, recibió una llamada de Miranda.

M: Hey, chico, ¿cómo estás? ¿Qué hay de nuevo?

G: Hola Miranda, estoy bien, gracias…

La voz de Gordo reflejaba tristeza.

M: Espera un momento, ¿Por qué hablas con ese tono de voz? ¿Te pasa algo?

G: Lo mismo de estos últimos días. Tú sabes que Lizzie me tiene al borde de la locura. He decidido hablar con ella hoy. La llamaré para vernos esta tarde en el Frijol Digital.

M: ¡Guau! Gordo, creí que nunca te decidirías. Y no temas, ¡se les nota a ambos a moverían montañas el uno por el otro!

G: ¿Qué quieres decir? ¿Que Lizzie…?

M: Sí, tontito, Ella también te quiere, y eso se le sale por los poros. ¡Ustedes dos son los únicos que no se han dado cuenta de lo que siente el uno por el otro!

G: No lo sabía, pero es lo que más espero. Entonces te llamaré por la noche, ¿Ok?

M: De acuerdo. Nos vemos. ¡Suerte!

Gordo colgó el teléfono. ¿Acaso tenía una oportunidad?