Torres se despertó sobresaltado y en su intento por levantarse, olvidando donde se encontraba, chocó su cabeza con el techo de Plexiglás. Maldiciendo por los mil diablos, rápidamente se acordó donde rayos estaba. Después de la pequeña batalla con los Raiders se había sentido tan mal que buscó un lugar donde descansar. Como toda la tripulación aún lo veía con malos ojos, prefirió encerrarse en el Hangar 4 y dormir dentro de la cabina de su avión. Otro pensamiento lo abordó al ver que estaba en dicho hangar. "Humanos que buscan la Tierra, no saben donde está¿porqué la buscan?... ¿de dónde vienen?... ¿van a conquistarla o solo a instalarse en ella?... si es así¿de qué o de quién escapan?... ¿de las naves con las que pelee ayer?..." Sus pensamientos fueron interrumpidos por un golpeteo en la cabina. Volteó a su derecha y encontró al Comandante Adama que le hacía señas. Abrió la cabina y se levantó pesumbrosamente.

-Buenos Días, Teniente Comandante- La voz del hombre mayor denotaba tranquilidad. Aparecieron en la puerta varios Marines, pero se dirigieron a un costado del Hangar y empezaron a realizar ejercicios de práctica. Torres creyó por un momento que lo llevarían a prisión.

-Buenos Días, mi Comandante- Comenzó a bajar del avión, dejando su casco en la cabina.

-Acompáñeme- Dicho esto, William dirigió al mexicano entre compartimientos y pasarelas, hasta llegar a una puerta. Tenía un volante, lo que le recordó las que había en los Buques de Guerra de tiempos de la Primera Guerra Mundial. Abrió el mayor de los Adama y se introdujeron en su camarote. Torres lo descubrió porque era el más ricamente amueblado de los pocos que había visto en la nave. Una mujer esperaba dentro. Era castaña, baja y tenía lentes. Rebasaría los 40 años, a juzgar por su cara, y tenía todas las facciones de una maestra de escuela.

-No sabía que el Ejército de Koból permitiera llevar a las esposas en las naves de combate, aún a los jefes- remató con una sonrisa pícara. Los dos adultos se sonrojaron, pero la mujer fue quien habló

-No, Comandante, no soy la esposa de este señor- Avanzó a paso firme hacia Torres y le extendió la mano –Soy Laura Roslin, Presidenta de las 12 Colonias-

-Teniente Comandante Roberto Torres, Fuerza Aérea Mexicana, mucho gusto señora- Ya había tenido ocasión de conocer a varios presidentes, pero era la primera vez que estrechaba la mano con Una Presidenta

-¿Ocurre algo, Comandante?- Dijo Roslin, con tono preocupado

-No, es solo...que de donde vengo solo los hombres ocupan las Presidencias de las Repúblicas o las naciones-

-Menudo mundo será...- respondió la mujer con una sonrisa

Torres paseó rápidamente su vista por el lugar. Había pinturas, libreros con varios tomos, estatuas... pero algo en especial atrajo su atención. Era una figurilla de bronce que descansaba en el escritorio del Comandante. Se aproximó, ante la mirada confusa de los mayores y tomó la pieza entre sus manos. Juraría que la había visto antes

-Es Artemisa, la diosa...-comenzó a decir Adama, pero Torres terminó la frase.

-La diosa griega de la esperanza, sí la conozco, ví una escultura igual en el Museo Helénico de Atenas- Su voz era temblorosa...estas personas adoraban los viejos dioses griegos...

-¿Griega?- Se oyó decir Roslin

-Sí, los griegos fueron una cultura antiquísima que prosperó en una región conocida como los Balcanes, cerca del Mar Mediterráneo...Eran politeístas, ya que adoraban a varios dioses- Torres se sentía como Profesor de Historia Antigua dando cátedra a dos estudiantes universitarios-como Zeus, el dios supremo, su esposa Era, Hércules, Atenea, Afrodita, Artemisa, A...-cayó de repente, analizando lo que iba a decir-...Apollo...- Volteó confuso a ver a Adama, pero Roslin fue más rápida

-Esos griegos que dice¿aún existen?- Su voz mostraba mucho interés

-Como país, sí, pero su nombre es República Helénica, por Helena de Troya...-intentó continuar la historia, pero esta vez fue Adama quien le robó la palabra

-Reina de Atenas, raptada y llevada a Troya, lo que causó la destrucción de esa ciudad...- volteó a ver a Roslin, quien le regaló una ligera sonrisa.

-¿Y cómo es el templo de Zeus?- esperanzada al ver que también había gente de las 13 Colonia con sus tradiciones. Pero la cara de Torres no mostró sino más confusión

-Señora Presidenta... ya nadie en Grecia cree en esos dioses... o son Católicos Ortodoxos o son Protestantes... – iba a ahondar en detalles, pero por tercera vez Roslin le ganó la palabra

-¿Ese país tiene bandera?...- Su voz, aunque triste, sonaba más emocionada

-Sí, una gran cruz blanca sobre un fondo azul rey... ¿qué ocurre?- esto vino al ver a Roslin tomando un viejo libro de el librero de Adama y lo abrió en una página. Se lo acercó a Torres y éste pudo ver la imagen de la bandera griega en un grabado de aquél tomo

-¿Es esta?- Esperaba una negación, pero Torres asintió lentamente con la cabeza

-Bueno, creo que esto podemos discutirlo después- dijo Adama, tomando el libro de manos del mexicano y devolviéndolo a su lugar en el estante –La cuestión que queríamos tratar es qué hacer con usted... –

- Lo que usted considere necesario, mi Comandante... – Aquella voz de Torres sonaba aún más firma que antes

Bill se paseó por su camarote, pensando, mientras Roslin se sentaba delante del escritorio de Adama. Torres se mantuvo de pie.

-Bien, Comandante, estará con nosotros hasta que encontremos la manera de llegar a la Tierra- Tomó asiento en su sillón y comenzó a escribir algo en una hoja amarillenta, aunque brillante, con una especie de pluma estilográfica larga y delgada. Sus lentes no dejaban ver sus ojos. Terminó, lo firmó y se lo extendió a Torres, aún de pie – Estas son sus órdenes Teniente Comandante, entrégueselas al CAG, el Capitán Adama, Se unirá al Grupo de Cazas, mantendrá su empleo actual, recibirá una paga y le buscaremos un camarote individual. A cambio nos ayudará a encontrar el camino a su hogar- Torres asintió. Era claro que Adama le entregaba la confianza y no quería verla rota

- Escuché lo que hizo ayer, Comandante. Espero siga peleando igual en protección a mi flota...- por fin Roslin le daba oportunidad de preguntar algo que se había mantenido retracto a cuestionar.

-¿Cuántos civiles hay a bordo?- la cara de Roslin se descompuso, aunque sin llegar a las lágrimas

-47,000... – Torres entendió la indirecta y decidió reanudar ese tema después. Saludó a Roslin, quien se iría a su nave privada (paradójicamente llamada "Colonial One", lo que le hizo recordar el "Air Force One", que tantas veces escoltó) y al Comandante Adama, y se dirigió a la sala de prevuelo, donde le habían dicho estaba Apollo, con sus pilotos

Solo entrar en la sala de Prevuelo, Torres se sintió poco más que indeseado. Todos se dieron vuelta y lo miraban fijamente: unos, con expresión de coraje o rencor; otros, confundidos. Solo Kat, Apollo y Starbuck lo saludaron y el capitán le hizo señas de que pasara. Bajó por el corredor, seguido por las miradas curiosas de los pilotos y le entregó las órdenes a Apollo. Esperó de pie.

Lee le hizo una seña a la rubia Thrace, quien, después de ver las órdenes, intercambió unas palabras con el CAG y asintió con la cabeza. Luego que ésta tomara su asiento, Lee se dirigió a los demás pilotos

- Por órdenes del Comandante Adama y la Presidenta Roslin, el Teniente Comandante Roberto Torres, aquí presente, se unirá al Grupo de Caza- Un murmullo atravesó la multitud de hombres y mujeres. Lee continuó –Ya varios lo saben, pero para los que no, su numeral es Valkirya 810 y su nombre clave es Quetzalcóatl...-

-¿Y qué demonios es un Quetzalcóatl?- preguntó divertido un piloto en el fondo de la sala

-El dios azteca de la vida. En náhuatl quiere decir "Serpiente Emplumada"- El piloto estalló en carcajadas, pero nadie le siguió el juego

-¡¡Imagínate¡¡Una serpiente con plumas, qué ridículo!- Torres estuvo apunto de ir a su lugar y mostrarle como golpeaban los que no creían que fuera algo ridículo. Lee estaba molesto

-¡¡Constanza, ya fue suficiente!-

-Disculpe Capitán- Torres le regaló una mirada asesina. Constanza entornó los ojos

-Bien, Comandante, tiene un día para ponerse al corriente de los sucesos... –un suboficial entró en ese momento y le susurró algo al oído a Lee. Éste asintió – Torres, acompañe a este hombre, lo llevará a su camarote. Si trae cosas, le recomiendo que las pase al camarote, mañana le toca patrulla. Puede retirarse-

Torres saludó a Adama y Salió de allí, no sin antes volver a observar con rencor a Constanza, quien esquivó su mirada, un poco con miedo. Después siguió al suboficial entre otras pasarelas, que reconoció cercanas al Hangar donde su nave estaba. Entró a un camarote grande, pero sobre todo individual. Solo Adama y el tal Coronel Tigh poseían uno propio. Había un camastro, un escritorio, una silla y un buró. El ropero, o lo que parecía a un clóset, estaba incrustado en la pared. Decidió pasar sus cosas ese mismo día, como le había recomendado el CAG, porque sí traía varias.

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-¡¡¡Maldición!- chisteó Torres al caerle más de ese indeseable polvo cósmico en la cara. El ala izquierda de su nave estaba invadida de polvo y se prometió, cuando tuviera tiempo libre, darle una buena limpieza; si se acumulaba, el polvo podía atascar el motor y entonces tendría que aprender a volar uno de esos diminutos cazas Viper.

-¿Necesita ayuda?- Una voz masculina apareció detrás de él. Movió la cabeza y distinguió la silueta, sin darle ninguna importancia; aún así, era obvio que necesitaría ayuda en esto...

-Ehh...sí, por favor, páseme el dado de 1 3/4 ...? –pidió, esperando que la persona supiera cuál herramienta necesitaría. Sin embargo, dicho dado, con todo y matraca apareció frente a él.

-Ah...gracias- dijo, al tiempo que lo tomaba y empezaba a destornillar los sujetadores del Pod de Viaje. La figura no volvió a hablar hasta que terminó el desarme, pero el piloto sabía que aún estaba allí.

-Déjeme ayudarle, Comandante...- le dijo la persona, sosteniendo parte del pesado Pod, mientras lo bajaban con cuidado, cerca de la puerta del hangar 4

-Listo...muchas Gracias, señor...-

-Tyrol, Jefe Suboficial Tyrol, mecánico en jefe, mucho gusto Comandante.- Respondió, estrechando su mano- y qué es exactamente esto?- continúo, examinando el pesado objeto de hierro forjado que acababan de bajar del ala del caza

-Un Pod de Viaje...antes de perder el conocimiento, como creo usted ya sabe Jefe, iba de viaje desde mi antigua base, la nave Ticonderoga ya que me habían reasignado al Enterprise...y pues este Pod sirve para que el piloto lleve sus cosas de un lado a otro...- Se detuvo cuando vio que Tyrol ahora le prestaba atención al gran caza

-¿Le gusta?...-se puso a su lado y comenzó a enumerarle las especificaciones del avión- Jefe, le presento al SAAB-AEROMEX JP (por Jet de Pelea)-130 Valkirya II. Es un Caza-Bombardero Polivalente de Largo Alcance, todo tiempo y muy bien armado-sonaba como un orgulloso padre que presenta a su hijo con sus amigos-mide 14.45 metros de longitud, 8.53 de envergadura y 4.07 de altura. Puede cargar 6 toneladas de armamento, tiene capacidad de 2.000 litros de combustible y su alcance máximo, en el espacio, es de 35.000 kilómetros- Lo siguió hasta la cola del avión- su planta motriz es un General Electric J85-GE-21B con 2.268 Kg de empuje en el espacio, y va armado con un cañón Minigun de 30mm, amén de portar varios cohetes, misiles, bombas y torpedos-

Tyrol se había agachado, inspeccionando el tren de aterrizaje, sin decir nada, pero escuchando atentamente los datos del caza. Sin embargo vio algo que le llamó la atención

-¿Qué es eso?- dijo señalando un misil grande y gordo en la panza del avión

-Ese es un Torpedo AUTOMAR Mk-26 dirigido con cohetes. Tiene una cabeza explosiva de 32 kg de A4 y su alcance es de 19 Km- como notó que el Jefe no comprendía, buscó una explicación más satisfactoria- Una especie de misil especial para atacar naves grandes, como Acorzados o Cruceros Pesados de Combate...Jefe¿me puede echar la mano en llevar el Pod a mi camarote?...-

Tyrol se levantó –Claro- y diciendo esto, cargaron el Pod y salieron rumbo al camarote de Torres, que estaba en la mampara 21. Durante el camino, el Jefe le contó las especificaciones más generales de los Viper, prometiéndole desguazar uno para mostrárselo por dentro. Llegaron y dejaron el Pod en el suelo. Tyro, hizo además de retirarse

-Jefe...-

-¿Si, Comandante?...-

-¿Dónde puedo ir a tomar una copa?...-

-Si quiere una copa, le recomiendo que vaya al Comedor de Oficiales, en la mampara 39, le recomiendo que pruebe la Ambrosia...Si puede darse una vuelta después por los Hangares 2 y 3 para que le muestre los Viper en vivo y a todo color, estoy disponible... Tenga un buen día- y dicho eso, salió de ahí

-Gracias...- Torres comenzó a sacar cosas de su Pod. La más importante era una computadora portátil Hewlett Packard HP Pavilion 5120. Por suerte, descubrió que el enchufe era de 4 ciclos, pero como la conexión de la Lap era de tres, podía consumir de buena forma la electricidad para cargar la batería. La corriente dentro de la nave corría a 218 Voltios, de manera que no habría problema. Tras acomodar todo, incluso la foto de cierta persona que más adelante conoceremos, se cambió el traje de vuelo por el uniforme beige de faena (con el cual podía volar de Scramble, si era necesario), recordó buscar un lugar

donde conseguir una gorra con el emblema de la nave y cerrando su camarote, salió hacía el comedor de oficiales.

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-¡¡Color, jajaja¡¡de nuevo gano esta mano!- Starbuck saltó emocionada de la silla. Lee, Hello y Racetrack miraron fastidiados como Thrace recogía los Cubits de la mesa. No sabían si tenía cartas escondidas, pero era un condenado milagro el porqué de su racha ganadora. Hello intentó relajar la tensión que se respiraba en el aire: Kat no estaba muy amigable que digamos con la repentina serie de victorias de su superior y estaba como agua para chocolate, así que intentó hacer conversación con el CAG.

-Oye Apollo¿Y por qué tu padre le dio el voto de confianza a ese tal Torres?... ni siquiera sabemos si en verdad es de la Tierra como dice...-

-No lo sé, pero tiene una especie de sexto sentido para con la gente... sabe cuando está mintiendo, y parece que la historia de el chico es genuina- Lee levantó su vaso y se lo tomó hasta el fondo

-Bueno, pero yo no confió en él- dijo Constanza, sentado en una mesa próxima-Todo esto me huele a trampa de Cylon...-

Calló repentinamente cuando vio que sus compañeros reprobaban con la cabeza su opinión. Iba a preguntar, pero se dio cuenta que alguien estaba detrás de él. Levantó la cabeza y observó a Torres, de brazos cruzados y una cara de pocos amigos. Llevaba un uniforme color arena, con alas de plata y los galones en las hombreras.

-Si alguna vez tu trasero está en peligro, no dudes que estaré ahí para salvarlo... – finalmente dijo – Pero si sigues de hipócrita, lo patearé tan fuerte que cada vez que te sientes recordarás mi cara... –

Todos rieron por el comentario. Constanza se levantó dispuesto a cualquier cosa para lavar su pisoteada dignidad... solo para encontrar que le faltaban quince centímetros para poder ver al gigantesco piloto a los ojos. Lee intervino antes que las cosas pasaran a mayores.

-Bienvenido Comandante, venga siéntese, le invito un trago- Torres, ignorando a Constanza se sentó en la silla que Kat acercó – y bien¿qué tal su camarote?- dijo, mientras observaba su mano, no muy buena.

-Nada mal... es decir, confortable comparado a la que tenía en el Ticonderoga... – Tomó el vaso de Ambrosia que Starbuck le alargó y lo probó, degustando el vino como un verdadero conocedor – Algo fuerte este vino, pero muy bueno...-

-Así que- interrumpió Kara-¿Cómo es la Tierra?-

Torres se pasó las siguientes dos horas contando los pormenores de la Tierra: situación geográfica, social, política, económica y... militar. Obviaremos los detalles, que no sirven de mucho en este momento, y los incluiremos como avance la historia, siempre de acuerdo con las memorias del Almirante Lee Adama, publicadas en Madrid.

El Comandante Bill Adama entró en el comedor de oficiales y encontró a Torres en una amistosa tertulia con los demás pilotos. Todos se pusieron de pie y saludaron al superior

-Lindo uniforme- le dijo a Torres, quien agradeció con un movimiento de cabeza, mientras tomaba asiento. Bill tomó una copa que Kara le sirvió, antes de volver a repartir las cartas. Por alguna extraña razón, el piloto mexicano había aprendido a jugar muy rápido y ya había ganado 80 cubits en su primera victoria, aunque sinceramente no sabía como gastarlos.

-Por cierto, mi Comandante- Torres dijo mientras observaba su tercera carta-... mañana revisaré la computadora inercial de mi Valkirya. Así podré ver cuanto viajó mi nave desde que perdí el conocimiento en aquella tormenta electro-magnética. Nos ayudará a saber cuanto falta, porque en verdad desconozco a cuanto estamos de la Tierra- Adama asintió, mientras veía a su hijo bromear alegremente con Starbuck... Aquella chica estuvo muy próxima a ser su yerna, pero la fatalidad se lo impidió en aquel momento. Sintió como una lágrima bajaba por su mejilla al recordar a su otro hijo, Zak, el otrora prometido de Kara y quien murió en aquel nefasto accidente.

Pero ahora, al ver bromear a Lee, ver lo alegres que estaban sus dos mejores pilotos, cercanos el uno al otro, siempre apoyándose, siempre peleando hombro con hombro... bueno, creyó que el sueño de poder llamar a Thrace como su "hija" quizá no estaba tan lejos.

Kara había ganado aquella mano y Torres había usado un nuevo mote para ella: "Tahúr", que es quien es experto en cualquier juego de cartas, como bien puntualizó Torres. Hotdog declaró que era mejor ese término que el de "Dios", como osó autoproclamarse Starbuck.

Torres prefirió retirarse pasadas las 2300 horas, no sin antes escuchar a Lee, quien lo despedía de la fiesta

-Preséntate mañana a las 0800 en la Sala de Prevuelo para lo de tu patrulla... habrá también un servicio funerario para los pilotos caídos, mañana te comento lo demás-

Torres agradeció, saludó a Adama y a Tigh, quien ya llevaba la mitad de una botella de whisky, y retirándose hacia su camarote, se durmió con el sueño de los valientes.