Nueva historia dividida en dos partes.


Estimada minefine7. Solo decirte que cada día te quiero más.

Estimada Mire2006. Gracias por comentármelo. Por momentos dudaba si seguir publicando por separado o no. Pero este formato me obliga a continuar y eso es lo que necesito. Un poco de disciplina para escribir cada día aunque sea un par de párrafos.

Estimado Guest. Copio tu comentario literalmente: "Pensaba que era de Caballeros del Zodiaco pero no aparece Shiryu. Igual muy bueno. Lo que no entendí muy bien es por què si la tal AKne es su prometida, tiene que confesarse". Veo que no conoces a Ranma y Akane. ¡Mejor! Sigue en tu mundo de caballeritos en donde lo peor que puede pasar es que se destruya el mundo tal y como lo conocemos. En el universo de Rumiko la Tierra está a salvo, nadie se muere y aún así, te aseguro que sufrimos mucho más.

Estimada Massy13. Gracias por tomarte un tiempo para leer y por comentarme cada tanto. Con eso me conformo, de verdad.

Estimada Hiwatari. Si te ha desesperado Akane…mejor no leas el two-shot de hoy porque te va a dar ganar de matar a Ranma.

Estimada Angelikitap4emmett. ¡Feliz cumple!

Estimada Majomich. Lo mismo que a Hiwatari. Mejor no leer esta historia si eres extremadamente sensible a la estupidez amorosa aguda de los personajes.

Estimada Shiroki-San. Me encanta el diseño. De hecho me especializo en literatura medieval y trabajo mucho con manuscritos iluminados en donde literalmente las letras y las ilustraciones se funden en una sola cosa. Cada página es una obra de arte irrepetible. Así que comparto plenamente tu visión de las cosas. Cambiando de tema, ¡bien por tu sobrina!

Estimada Maxhika. Efectivamente, al principio pensaba ponerlos en el instituto. Pero luego me pareció que a Ranma le daría vergüenza confesarse en público y los cambié de ubicación.

Gracias a todos por seguir leyéndome.


Ranma desbocado.

Round 1

Se pronosticaba tormenta en Nerima. Según los noticiosos no sería nada del otro mundo pero aún así recomendaban llegar temprano a casa y cerrar bien puertas y ventanas. Ya se sabe que con el mal tiempo en Japón no se juega. También se mencionaba como al pasar en las noticias que se acercaba la primavera, época de hormonas revueltas, revoluciones y otros estados exaltados del alma. Un joven de silueta conocida, caminaba por el Instituto Furinkan como si ambos hechos no le afectaran. Lo recorría de palmo a palmo sin levantar cabeza. Algún tipo de jaqueca le aquejaba. No de las simples cuyo dolor se licua con una aspirina. Una mucho más potente se había instalado en su azotea; la que nace del continuo martilleo de un mismo pensamiento rebelde. A su alrededor, cual molesta mosca, un rival en el amor y en las artes marciales revoloteaba sin parar. De nada servía ignorarle y aún así, lo seguía haciendo.

-¡Oye! –asió Ryoga a Ranma del cuello de la camisa e intentó levantarle-. Te estoy hablando, ¿por qué no me contestas?

Ranma ni se inmutó. En la misma pose en que habían quedado, su cuerpo apenas si se levantaba del suelo debido a la enorme presión que ejercía hacia abajo el propio peso de sus músculos. Ambas manos en sus respectivos bolsillos y la mirada perdida completaban un cuadro de chulo desganado.

-Porque una vez en el baño –comenzó a responderle- intenté dialogar con la mierda que había cagado y fue inútil. Desde entonces no hablo con excrementos.

Ryoga cerró el paraguas y lo situó sobre su cabeza como si fuera un torero a punto de rematar la faena con su lanza.

-¿He oído bien? ¿Me has llamado…?

-Supongo que sí. Que has oído bien. ¿No lo sé…? ¿Tiene oídos la basura?

Akane estaba bastante lejos aún. A unos ochenta o cien metros cuando Ryoga empezó a perder los papeles. En el fondo no había visto nada pero tenía el sexto sentido más que entrenado para detectar esas cosas .Especialmente desde hacía un par de meses en que los duelos con Ryoga se habían vuelto un tanto más agrios y, por decirlo de una manera suave, desagradables. Dos razones había para el cambio y bien evidentes. La primera era sencilla. La fuerza de Ranma se había multiplicado tanto que Ryoga ya no representaba un reto, hecho que el chico del pañuelo delator no toleraba. El segundo, un tanto más difícil de explicar, podía describirse en una sentencia: incontinencia verbal aguda del chico de la coleta mezclada con una agresividad hasta el momento desconocida en él. ¿Hiriente? Sí, casi siempre. ¿Borde? También. Pero ¿maleducado hasta la médula y grosero sin reservas? Solo desde hacía dos meses.

-Deteneos, por favor –clamó Akane mientras corría hacia ellos-. No me gusta cómo peleáis últimamente. Parece como si ya no fuerais amigos.

Ranma cogió la mano de Ryoga con un uña y se la apartó de la camisa.

-La amistad es un término muy laxo, Akane. Como el "compromiso". Para algunos significa mucho y para otros, nada.

Soplaba un poco de viento alrededor del trío en disputa. A lo mejor se avecinaba la famosa tormenta que habían pronosticado los medios. O a lo mejor no. En todo caso, con o sin naturaleza revuelta, algo peor que una simple lluvia huracanada estaba por desatarse entre ellos. Desde luego, ninguno se percataba de las leves brisas. Estaban demasiado ocupados en sus propios pensamientos y posiciones. Ryoga porfiaba por no perder terreno en la pelea pues comenzaba a notar que muy pronto se convertiría en un uno contra uno entre los otros dos jóvenes. Akane, por su parte, solo examinaba a Ranma de pies a cabeza como buscando algo. Probablemente al chico dulce del que se enamoró. Ranma seguía en la misma pose pedante de antes. Ni movía un músculo ni se podía adivinar qué demonios pasaba por su cabeza.

El silencio se rompió por donde se rompe siempre, por la mujer.

-¿Eso va por mi? –indagó Akane, confusa-. Yo nunca he faltado a una promesa. ¿Desde cuándo te has convertido en alguien tan…tan cínico?

-¿Desde cuándo? Dos de diciembre de 1987. Fue en ese día que te conocí.

Fin del Round 1.

Ranma Saotome 1, Akane Tendo 0.


Round 2

Por la noche Akane decidió que no bajaría a cenar. No soportaba su presencia, sus nuevas poses, sus comentarios horrendos, su nueva actitud en general. Si había involucionado a un chiquillo que disfrutaba probando su lengua afilada con todos y a todas horas, ella no tenía por qué aguantarle. Además, tenía un plan. Tarde o temprano, alguien iría a buscarle. En el mejor de los casos, el párvulo desbocado como le llamaba ella. En el peor, Kasumi. Daba igual quien fuera pues el mensaje le llegaría igual. Bastaba con responder pausada y fríamente: "Hoy no ceno. No me gusta compartir mesa con maleducados" para dar por empatado el combate singular que estaban sosteniendo.

Pasaron cinco minutos, diez. Media horita entera. Y una hora más. Nada. El estómago ya hacía ruido a cada paso de las agujas del reloj. Lo entendía de Ranma, incluso se lo esperaba. Pero ¿y los demás? ¿Nadie le echaba en falta? ¿Ni siquiera Kasumi?

Al rato oyó los pasos de dos personas subiendo las escaleras y no pudo más que pegar la oreja a la puerta.

-¿De verdad Akane estaba tan cansada, Ranma?

-Sí, Nabiki. Me pidió varias veces que la dejáramos sola. Ya sabes lo borde que se pone con su privacidad. Mejor para mi…como ha sobrado comida, Kasumi me dejó repetir.

Fin del Round 2

Akane Tendo 0 Ranma Saotome 2.


Round 3

Esta vez Akane se pasó toda la noche en vela diseñando un plan de acción. En el fondo Ranma era un chico. Por muy inteligente que se creyera, su capacidad de ataque verbal tenía que ser discreta. En la superficie podía parecer amplia pero en el fondo todo su arsenal podía resumirse a dos o tres técnicas de ironía que variaba hasta el cansancio según el contexto. Y nada más. Le faltaba, por muy grosero que se creyera, un palmo o dos de astucia y mala leche. Por tanto, llevaba todas las de ganar. Simplemente, sacaría la artillería pesada. Atacaría directamente a su masculinidad sin nombrarle. Comentando como al pasar el historial amoroso de todos y cada uno de sus compañeros hombres. Se las podía dar de galán y de pluriprometido pero a la hora de la verdad, ni una cita y ya iba para los dieciocho y medio. A los diciseis, vale, te entiendo, eres tímido. A esas edades…

También atacaría su punto más fuerte con sutileza. Mencionaría a los distintos campeones de lucha que conocía. Quizá, a lo mejor, hubiera mucha gente que le considerara fuerte en Nerima pero en los torneos nacionales…no pasaba nunca de cuartos. Resultado excelente dada su edad pero que muy en su interior le fastidiaba un montón.

Por último, si todo eso fallaba, o en caso de éxito para rematar la faena, le insultaría de la peor manera posible. Contando a todo el mundo su mayor secreto; que ronca tan fuerte al dormir que todos en el Dojo usan orejeras.

Akane esperó plácidamente sentada en la cafetería a que el muchacho de la trenza apareciera. Se había sentado explícitamente en su sitio para que no pudiera ignorarle y le había emboscado en su momento de mayor nerviosismo, cuando tenía el estómago vacío. Una sola palabra de más, alcanzaría para desatar la pelea que ella anhelaba. Si aparecía con Ukyo o Shampoo le daba igual; había preparado arsenal lingüístico para todos. Incluidos Kuno, Kodachi y hasta Nabiki.

Esta vez, a diferencia de la noche anterior, la jovencita no tuvo que esperar mucho tiempo. La venganza se acercaba paso a paso, sin siquiera parecer notarlo. Iba solo, distraído, mirando el techo. Casi melancólico, podría decirse. Sin duda pensaba en algo, algo tan complicado y doloroso que le estrujaba el corazón y le hacía comportarse como un gilipollas.

No, no, no. Akane. –se repetía a si misma- Céntrate. No te compadezcas. No se lo merece. Ni tu perdón, ni tu comprensión. Si tiene problemas que acuda a ti con madurez en lugar de desquitarse contigo. Destrózale como se merece. Estás lista.

Ranma se paró justo frente a ella. Parecía dispuesto a abrir la boca. "Estás sentado en mi sitio", eso es lo que deseaba que le dijera y ya nadie podría contener la catarata de respuestas hirientes que tenía preparada para ese eventual inicio de hostilidades.

-Veo que llevas muchas notas. Imagino que quieres decirme algo. Muy bien, te escucharé –dijo mientras se sentaba-. Pero primero escúchame tú a mi. Solo tengo una cosa que decirte.

Akane asintió con la cabeza. Sabía de sobra que no debía cederle así la iniciativa. Que de esa forma le daba aire para escapar o peor aún, para voltear todo en su favor. Pero le había cogido de la mano y le miraba con ternura. Quizás…quizás pretendía disculparse…o confesar lo que le ocurría…o…

-Akane Tendo. Ojalá nunca te hubiese conocido.

Fin del Round 3

Akane Tendo 0 Ranma Saotome 3


Fin de la primera parte

En el próximo capítulo, el desenlace. No puedo adelantar nada salvo lo evidente. Que alguien ganará por KO.


Dos historias bonus

Cómo conquistar a una chica siguiendo las lecciones amorosas de Goku.

Resulta que Gohan tiene una noviecita desde las cuatro o cinco años. Y hay que llamarle así, noviecita, porque la relación ya lleva su tiempo, es exclusiva y según él, se han dado ya algunos besos (sí, ya lo sé, mi hijo con siete años es más avispado que Ranma; qué se le va a hacer). La cuestión es que un día le vi un tanto triste así que comencé a interrogarle. Al principio no quería contarme nada porque le daba vergüenza pero al final me dijo que Videl había roto con él porque le había dado la razón a una amiga en una pelea en vez de a ella. Y yo en plan padre, consolándolo, explicándole que no pasaba nada, que era muuuuy joven, que seguro que después se arreglaba todo o encontraba otra nena y que de última, tampoco le iba a pasar nada por estar sin novia con siete años.

Gohan me puso su asquerosa sonrisa condescendiente, me dio una palmada en la espalda y me contestó:

-Tranquilo, papá. Que mañana volverá a ser mi novia.

-Ah, muy bien. ¿Tienes un plan? ¿Qué piensas hacer?

-¿Yo? Nada. Ya volverá ella. Ella rompió. Ella tiene que volver.

-Sí, bueno. No siempre es así. En realidad casi nunca. No te digo que tengas necesariamente que ponerte de rodillas y pedir disculpas si crees que tenías razón pero algo tendrás que hacer para demostrarle que la quieres.

-Que no, papá. Esto es como cuando Milk se enoja con Goku y al rato están juntos de vuelta. No hay que hacer nada.

-Bueeeno, Mirá que con Yamcha y Bulma pasaba igual…

-Porque Yamcha intentaba arreglar las cosas. ¿Has visto tú a Vegheta alguna vez persiguiendo a Bulma para que le haga caso? Las chicas deciden con quién están independientemente de lo que hagamos o digamos.

Y no pude rebatirle. Por lo menos, no dentro de la lógica amorosa de Akira Toriyama.

PS: Efectivamente, al día siguiente Gohan y Videl estaban juntos de vuelta. Yo por mi parte, todavía me estoy preguntando si no sería la vida amorosa de todos más fácil si le prestáramos más atención a las lecciones de Goku y menos a las de Rumiko.


Segunda historia bonus

Un día a lo Rumiko pero en la vida real

Resulta que ayer tuve que asistir a una de esas cenas sociales en las que hay que ir "guapo", bien vestido y arreglado. Dicho de otra manera, incómodo. Unas cinco horas antes de la cena me tuve que ir a trabajar y Minefine7 me rogó que me pusiera mis zapatos de gala, esos que "ya se moldearán" pero que, aunque no me quedan chicos, tampoco se terminan de amoldar nunca y me aprietan un montón cada vez que camino. Mi plan era sencillo, caminar muy despacio hasta mi lugar de trabajo, luego quedarme sentado todo lo que pudiera y repetir la misma operación a la noche. Pero Rumiko…digo el destino me tenía preparado otro plan.

Salí de casa y vi a una calle de distancia a una pobre viejita que iba caminando sin bastón y con muchísima dificultad. Encima había mucho viento y parecía que iba a caerse de un momento a otro. Para peor, se iba tropezando torpemente con una caja que había tirada en el suelo y que, mágicamente, caía nuevamente justo enfrente suyo a cada tropezón que daba. Si la situación ya me ponía los pelos de punta, mucho más la actitud de los transeúntes que no la ayudaban. Y eso que ella daba voces suplicando por una manita. Al final me harté y fui corriendo hasta allí (con todo el dolor que eso provocaba en mis pies) solo para enterarme de que la ancianita no se estaba tropezando con las cajas sino que deseaba tirarlas a la basura y por eso las pateaba, ya que le pesaban mucho como para llevarlas en la mano. Así que media vuelta con mis doloridos pies y a caminar otra calle más en dirección contraria a mis intereses. Cuando la estoy tirando, escucho a la viejita que me grita: "No, allí no. Hay un contenedor de cartones al otro lado de la calle". Finalmente regreso sintiendo como poco a poco van apareciendo las ampollas y me encuentro a la ancianita en la puerta de la casa con otra caja idéntica a la anterior. ¿A que estas cosas solo le pasan a Ranma? ¿Nunca a las personas reales? ¿Qué iba a hacer? ¿Decirle que mi dolor de pies era comparable a su problema? Desde luego, hice exactamente lo mismo que hubiese hecho Ranma: llevarme la segunda caja sin preguntar si esa era la última. Y obviamente, no lo era.

Moraleja: me parece que me voy a comprar unos zapatos nuevos dos tallas más grandes que la mía por las dudas.