Hola a todos. Con ustedes un nuevo fic que por momentos roza el lemon. Después de tanto conflicto en la relación de Ranma y Akane en "Ranma desbocado", me hacía falta crear una historia con un cambio radical de enfoque y registro. Espero que os guste igual.
Estimada Hiwatari. Sí, solo por eso ganó...por lo menos desde su punto de vista. Según Ranma, no solo ganó puntos por lo que disfrutó él sino que además deberían sumársele algunos por lo que pudo disfrutar Akane. Así piensan la mayoría de los chicos machistas y egocéntricos como Ranma…hablando de Rinne, ¿quién crees que es peor padre, Genma o Sabato Rokudou, padre de Rinne? De verdad que no logro decidirme.
Estimada Mire2006. Superman no se teletransporta ni tiene semillas del ermitaño…pero Superman suele llegar a tiempo cuando Jimmy o Luisa Lane lo necesitan mientras que Krilin se murió como siete veces. Digamos que en fuerza gana Goku y en eficiencia, Superman.
Estimada Jackesita Saotome. Y a mí me gusta escribir las historias bonus. Más que nada para que luego no se me olvide que hubo un día en que mi familia era así. Es mejor que mirar fotos.
Estimada Angelikitap4emmett. Sí, por supuesto. Rumiko es rica, famosa y muy talentosa. Sobre Mr. Satán…y sí, puede que le gane pero claro, el humano más fuerte es Ten-Shin-Han y al otaku le pareció injusto enfrentarlos porque, coincidirás conmigo en que lo hace pelota al pobre de Ranma.
Estimada elena 79. ¡Uy, la máscara! Es verdad, la puse para que no se notara que Ranma estaba llorando desde un principio, pensando literalmente: "bueno, ya explicaré después de dónde salió"…pero me olvidé de hacerlo. En fin…la fábrica abandonada era de disfraces…supongo…emmm, acepto sugerencias.
Estimada Maxhika. ¿Puedes hacerme un enorme favor? Por favor, por favor, por favor, no leas la historia bonus. No, después de este review que me has dejado.
Estimada RosemaryAlejandra. No es que Ranma malentienda las cosas. Es el mundo el que no lo comprende a él.
Los desprometidos
Y un buen día por fin, Ranma y Akane se casaron. Os ahorraré la tediosa historia de cómo se confesaron finalmente el uno al otro o de cómo se besaron por fin. Incluso no os diré nada de la espectacular boda porque sé que esos detalles en el fondo os aburren. ¿Romance? Puajj. ¿Comedia? Requetepuajjj. ¿Tragedia? Más puajjj aún. Sé perfectamente que vosotras solo mirabais Ranma y ½ por las asombrosas secuencias de combate. Los largos y profundos diálogos durante cada batalla y poco más…Igual que imagino que veíais Dragon Ball por las escenas románticas (¿o acaso no cantaba Bulma en el ending: "Romance te puedo daaaar"?). En fin, el caso es que Ranma y Akane se casaron.
Pasada la medianoche, en un tenebroso cuartito casi a oscuras, dos diabólicos hombres se congratulaban mutuamente.
-Excelente trabajo, colega.
-No, mi amigo, el mérito ha sido todo suyo. Suyo fue el plan y suya la mayor parte de la ejecución.
-No niego que merezca gran parte del mérito –se relamió el segundo- pero usted, también lo merece. ¡Pronto seremos ricos!
Cada tanto se colaba por la ventana unos pocos rayos de luz. Casi nada, ya que la luna llena estaba tapada por unos gruesos nubarrones, pero lo suficiente para adivinar la silueta de un panda sentado que de improviso se había transformado en humano.
-Sí, Soun. Seremos ricos. Ya queda poco. Solo esperar lo obvio.
-¿Y qué es lo obvio? –interrumpió una tercera sombra más menuda y frágil.
-¡¿Nabiki?! ¿Qué haces aquí?
La mediana de las hermanas Tendo encendió la luz.
-¿No pretenderéis pronunciar la frase "pronto seremos ricos" conmigo a menos de trescientos metros de distancia y que no os oiga?
Genma y Soun se reunieron en un rincón y cuchichearon durante algunos minutos. Cada tanto se oían frases sueltas del tipo: "habrá que decirle" o "por supuesto que no podemos matarle, Genma; es mi hija" o incluso "pero ya la conoces: se va a quedar con todo".
-¿Entonces? –interrumpió el minidiálogo Nabiki-. ¿Me vais a decir qué es "lo evidente"?
Genma y Soun se asomaron fuera, miraron a ambos lados y luego cerraron la puerta otra vez.
-De acuerdo, tú ganas. Desde luego, tarde o temprano te enterarás. Lo evidente es que Ranma y Akane no durarán de casados ni dos meses.
Aunque no se veía nada porque Soun había apagado nuevamente la luz, Nabiki señaló a ambos hombres con su dedo índice de una forma tan arrogante y aterradora que ninguno de ellos pudo ignorar un ligero sentimiento de culpa que les iba invadiendo poco a poco.
-¿Y por qué, si eso fuera verdad, os parece un acontecimiento deseable?
-Porque –murmuró Genma- cuando eso ocurra, podremos por fin trasladar el dojo.
Nabiki conocía algunos datos sueltos de aquel proyecto porque ningún detalle de su herencia se le escapaba. La construcción era tan antigua que hacía más de cincuenta años el ayuntamiento de Nerima la había declarado de interés nacional y por tanto, aunque se les permitía a los Tendo vivir allí pues era justos propietarios, no tenían derecho a obras, reformas ni mucho menos a ventas o demoliciones. Solo se contemplaba dos excepciones de traspaso. Herencia y divorcio. O en el caso que nos ocupaba, una mezcla de las dos.
-¿Qué habéis encontrado, viejos manipuladores?
Soun le abrazó suavemente como cuando era niña pasando su largo y huesudo brazo por alrededor del cuello de Nabiki. A lo mejor solo quería timarle o mimarle un poco pero la cuestión es que parte del sexto sentido de la jovencita se puso en alerta. Casi como si aquel abrazo escondiera una amenaza.
-Hallamos una cosita de nada. ¿Te acuerdas de la historia de Akane destrozando con cinco años buena parte del suelo del Dojo con una técnica que le enseñé?
-Sí, claro. Lo cuentas siempre con orgullo. Era tan pequeñita y aún así tan fuerte ya. Siempre repites cómo la muy tonta en vez de llorar por tener la mano ensangrentada, lo hacía por estar cubierta de barro. Y todo lo que te costó limpiarla. Lástima que me lo perdí.
-Ya –se sumó Genma a la historia-. Y a ti que eres tan inteligente ¿nunca te pareció raro que le costara tanto lavarla? El barro se disuelve muy fácilmente. ¿No crees?
-¿Qué insinúas, papi? –le brillaron los ojos-. ¿Petróleo? ¿En Japón? Imposible. No se ha encontrado nunca en la historia. (Nota del autor: de hecho, según wikipedia todavía faltarían como veinte años para que pase por primera vez, es decir, el cuatro de octubre del año pasado, en la provincia de Akita).
-¡Exacto! Por eso mismo es un hallazgo sin precedentes.
-No lo entiendo. Se supone que no podemos excavar dadas las restricciones. Pero también se supone que por esas mismas fechas el ayuntamiento te ofreció trasladar el Dojo al entero a un sitio más seguro. A cambio, nosotros conservábamos la propiedad del terreno y recibíamos una compensación económica para realizar una nueva edificación. ¿Por qué no lo has hecho así, papá?
-Porque lo de Akane sucedió un poco después y porque los de ayuntamiento se enteraron del tema y me retiraron la oferta. Llevamos años intentando que no nos desahucien con cualquier excusa para quedarse con el terreno.
Nabiki sumó toda la información nueva a la que ya tenía almacenada en su cabeza y dedujo el absurdo plan de su progenitor y de su tío. Solo había dos excepciones legales al impedimento de traspaso. Una era la separación de bienes, imposible para un viudo como su padre y la otra la herencia.
-¿O sea que nunca habéis comprometido en vuestra juventud a Akane con Ranma? ¿Desde un principio os inventasteis la historia con el objetivo de que se divorciaran? ¿Quién se va a creer que es un matrimonio verdadero?
-Allí está el truco, hija –sonrió Soun mostrando todos sus dientes gastados-. Allí está el truco. Se aman de verdad pero son demasiado diferentes. No pueden vivir juntos. Sobre todo si ayudamos un poco…
Nabiki se cruzó de brazos.
-¿Me estáis diciendo que les obligasteis a casarse para ahora obligarles a divorciarse?
-Exactamente. Luego, separación de bienes y por tanto, derecho a trasladar el dojo donde sea y a excavar.
-No, no, no. Ni yo soy tan mala para destrozar la vida de Akane por unos cuantos milloncitos. Y menos ustedes.
Soun puso ambas manos sobre los dos hombros de Nabiki y le dedicó una demoledora mirada de sinceridad absoluta. En esta nueva pose, la pequeña y tan valiente Nabiki se sintió, de pronto, intimidada.
-¿Milloncitos? Hija, no estamos hablando de milloncitos. Son trilloncitos. Seríamos los únicos proveedores de gasoil de todo Japón, el país más industrializado del mundo. Con ese dinero Akane se puede comprar cien Ranmas al día y viceversa. Incluso volver a casarse entre ellos en el futuro, cuando seamos tan poderosos que nosotros pongamos las leyes. Solo un problema el divorcio tiene que parecer verdadero y no fingido; Ranma es un pésimo actor. Por esa razón le emparejamos con Akane, porque no podía funcionar de ninguna manera.
-Me dais asco. Y no es por eso que lo hicisteis. Dime la verdad, papá, ¿temías que me quedara con todo el dinero si se hubiese quedado conmigo?
-¿Me equivocaba?
Nabiki suspiró.
-No, supongo que no. Y Kasumi está coladita por el Doctor Tofu; jamás hubiese aceptado…
Mientras tanto en el cuarto nupcial, dos jóvenes se aprestaban a ingresar en terreno desconocido. Habían empezado bien pues se comían a besos…pero de pie, muy lejos de la única cama, completamente vestidos y en un pose bastante estrafalaria. Con los respectivos cuerpos arqueados hacia atrás de tal manera que solo los labios contactaban con los de su pareja. Como novios, hasta allí habían llegado. Tampoco había que culparles, durante el largo noviazgo de veinticuatro horas no habían tenido mucho más tiempo para experimentar o vencer la timidez. Kasumi les había pescado por accidente, confesándose amor eterno entre susurros y veinte minutos después, ya habían recibido todos los invitados su correspondiente pase para la boda de aquella noche. Soun y Genma se movían a la velocidad del rayo. Ranma y Akane, en cámara lenta, cuadro por cuadro, y por momentos, más prestos a presionar el botón de rebobinar que el de fforward.
Ya me desvestirá él…no quiero quedar como la pervertida aquí –pensaba ella.
Ya me acariciará en otros sitios ella –razonaba él-. Un paso en falso y puede darme con el mazo.
Las piernas, debido a la pose forzada, comenzaban a entumecerse. Podían sentarse en la cama. Sería un buen avance. Sutil, delicado, con marcha atrás si hacía falta…pero no. Como todo en la vida, uno de los dos tenía que dar el primer paso. Y ninguno era tan osado. Tampoco estaba tan mal perpetuar aquel beso. Los labios de Akane eran carnosos y sabrosos. Se los había imaginado muchas veces. Creía que serían suaves y delicados, que se abrirían poco a poco. Pero nunca se le había ocurrido que pudieran tener sabor. Mucho menos que la boca entera de Akane, labios, lengua y dientes pudieran tener personalidad propia. Moviéndose con la osadía que a su dueña le faltaba. Buscando y explorándolo todo tanto en el interior como, poco a poco, en el exterior, mentón, cuello, lóbulos de ambas orejas…las manos de Ranma respondieron a aquellos estímulos, despertando brevemente de su modorra. Se pasearon nerviosamente por la espalda de su prometida… ¡No, ya no era su prometida…! ¡Estaba acariciando la espalda de su esposa! Pronto descubrió que aquel hueco tenue que la existencia de la columna vertebral generaba, tan propicio para que resbalaran dedos y palmas, se convertía en una autopista por donde transitaban ambos brazos. Cada tanto la torpeza del novato provocaba algún que otro atasco pero mejor así. Fue precisamente, merced a esa torpeza, que tropezaron cerca de la cama. Una cama que a la postre no desvirgarían en aquella ocasión pues el suelo cubierto de pétalos por la bienintencionada Kasumi, les sirvió de primer lecho de amor. Aún tendrían, sin embargo, que atravesar múltiples barreras. Al fin y al cabo, aunque para ellos se habían abierto puertas que cerraban gruesos candados, la realidad es que en rigor a la verdad, hasta seguían vestidos y casi sin rozarse. Así de lento, fue el primer encuentro. En aquella nueva pose, recostados sobre la madera cálida y seca de la entramada superficie de la habitación, las piernas recuperaron su frescura natural. Ya no estaban incómodos y por tanto, tampoco sentían la necesidad de ir con prisas. Lo que traducido al lenguaje Ranmakanesco, significaba conquistar migajas de amor como hormiguitas viajeras, hincar la bandera de los territorios invadidos cada cinco o diez minutos. Una caricia con el codo en la cintura de Akane. Una respiración agitada sobre el hombro de Ranma. Y poco más durante la primera media hora. Suaves, atentos, gentiles; así eran los movimientos que les aproximaban milímetro a milímetro. Al final, las tripas de ambos chicos se rozaron y Ranma pudo sentir por un instante dos pequeñas protuberancias sobre su pecho, rodeadas de sendas masas calientes redondeadas. En su ingenuidad, había soñado infinitamente tocarlas con las manos. Nunca se le había ocurrido que su lugar natural fuera allí, sobre su pecho. Akane, por su parte, no contrastaba la realidad con lo que había largamente deseado en el pasado. Su imaginación volaba mucho más atrás. Cada beso, cada caricia, le transportaba a otro mundo. El del pasado cercano en el que sus amigas, quizá con un poco de mala leche, le habían asustado. No entendía por qué había tenido tanto miedo. Por qué esa intimidad con el ser amado se describía socialmente como un taboo. Si ya tenía diecinueve años. Si ahora que la experimentaba en primera persona, le parecía algo inocente y natural. Muy lejos de algo vergonzante. ¿Intimo? Sí, desde luego. ¿Pero feo, agresivo, sucio como lo describían sus amigas? Para nada. No con Ranma por lo menos.
Siguieron sucediéndose los minutos con ligereza hasta que por fin por la mañana, Akane se animó a desabrochar un botón de la camisa de Ranma. Por la tarde fue Ranma y su pecho ya al desnudo, quien levantó la falda de Akane hasta un poco más arriba de la cintura.
Entonces llamó Kasumi a la puerta. Para bien o para mal, la mayor de las hermanas Tendo jamás pensó que pudiera estar interrumpiendo algo. O ya todos los obstáculos habían sido vencidos hacía más de diez horas, o lo habían dejado para otro momento. De ninguna manera podían estar todavía en el tema. Les había perdonado el desayuno pero saltearse dos comidas ya le parecía demasiado.
-Chicos –golpeó con los nudillos-, hora de comer.
-¿Tienes hambre? –interrogó Ranma con tono impaciente.
-No, realmente. Pero será mejor que salgamos a dar la cara. Luego podemos continuar donde lo dejamos.
Claro que podemos –pensó Ranma-. Estamos casados. Las interrupciones ya no son tan molestas con este nuevo status.
Afuera les esperaba la primera emboscada del día. Genma por un lado y Soun por otro, aguardaban en sus respectivos sitios. Tenían algo de prisa pues Nabiki se había esfumado desde la noche anterior y sospechaban que para nada bueno. Había que ganarle la partida como fuera y "como fuera" incluía atacar con rapidez y desparpajo, pisoteando corazones, sentimientos y otras paparruchadas sin valor.
El primero en actuar fue el suegro de Ranma.
-Hijo, ¿ya puedo llamarte así, verdad? –Ranma asintió con la cabeza-. Ven un rato a charlar conmigo, quiero darte algunos consejos sobre cómo tratar a mi Akane.
Y así se llevó al chico de la coleta a otra habitación, dándole vía libre a Genma para culminar su plan.
Ni lerdo ni perezoso, el enorme panda avaricioso plantó su trampa con presteza. La mochila abierta de Ranma y dentro, una carta de amor dedicada a Shampoo en la que le explicaba que su padre le obligó a casarse con una marimacho fea, bombones, un anillo que tenía la inscripción: "Para mi verdadero amor, Shampoo. De Ranma Saotome", y unas prendas de lencería fina poco apropiadas para usar en público.
Al rato, el panda simuló distraerse y se escondió detrás de una columna. Antes de partir, dejó caer accidentalmente el contenido de la mochila por toda la mesa. Akane cogió todos y cada uno de los presentes y los examinó de arriba abajo. El panda dejó ver un cartel que ya nadie leería: "Esto marcha mejor que bien".
Al rato se echó un balde de agua caliente a sí mismo y se aprestó a consolar a su nuera. Si le defendía con la torpeza suficiente, el matrimonio de su hijo con Akane sería historia.
-Oh, caramba, Akane –exclamó al reingresar-. Me he dejado la mochila de Ranma aquí. La has encontrado. Gracias.
-Sí, tío Genma pero no es la de Ranma. Lo que está dentro no son sus cosas.
Maldita sea –pensó Genma-. ¿Desde cuando es tan lúcida para discernir entre la verdad y un malentendido?
-¿De verdad? –insistió Genma-. Aquí en esta carta pone Ranma Saotome….oh, caramba. No debí haber sacado esto. Pobre de mi hijo. Le he metido en un lío.
-La verdad que ha tenido suerte Shampoo. Mira que encontrar tan rápido a un chico que le corresponda y encima que se llame igual que mi marido.
Genma pestañeó cinco veces. La mirada inexpresiva de Akane, no delataba ni rencor, ni ironía. Genuinamente creía lo que estaba diciendo.
-Tienes razón, querida. Debe de ser de OTRO Ranma Saotome. Debe de haber MUCHOS llamados así en Nerima. Igual es curioso que tenga justo la misma mochila que mi hijo y que justo esa mochila aparezca en nuestra casa.
-No es tan raro, tío. Se llaman igual. Es normal que las confundieran en el instituto.
Genma se alejó derrotado y cabizbajo. Murmuraba.
-No lo entiendo. No lo entiendo.
-Si quieres yo te lo explico, tío –exclamó Nabiki que ya había regresado-. Akane es un hueso duro de roer. Estamos hablando de la mujer que todavía cree que Ryoga y Pe-chan son dos entes diferentes. Una vez que se le mete algo en la cabeza es muy difícil quitárselo. Ahora cree que Ranma es perfecto y no saldrá de allí por mucha prueba falsa que le pongas de lo contrario. Es como cuando Ranma se ponía celoso de todo el mundo y Akane no lo interpretaba como una demostración de amor. Es literalmente ciega para todo lo que no concuerde con su visión del mundo. Mejor, déjamela a mi…solo pido un 50%; el resto os lo repartís entre vosotros.
Genma musitó:
-De acuerdo. Pero un 33% que es lo justo.
-40%.
-35%.
-Hecho.
Fin de la primera parte.
Historia bonus.
Resulta que hace un par de días me pasé toda la tarde escribiendo y leyendo. Finalmente me empezaron a doler los ojos así que agaché la cabeza y me los froté con una mano. En ese exacto momento entró en la habitación Minefine7, me sorprendió así y empezó a mimarme y llenarme de besos mientras me preguntaba qué me pasaba. Yo no sabía bien qué responder porque en rigor no me pasaba nada. Tampoco iba a desperdiciar la oportunidad explicándolo de buenas a primeras, así que al rato, luego de un laaargo interrogatorio lleno de mimos le confesé por fin que solamente tenía la vista cansada.
-Ah –dijo ella-. Me pareció que estabas llorando.
-La verdad es que no…pero, ¿y si hubiese estado llorando era para reaccionar así?
-Por supuesto. Eso y más.
La verdad es que no me lo creía. Así que decidí probar el conocimiento nuevo adquirido con vosotras. Es decir haciendo que Ranma la embarre en "Ranma desbocado" a más no poder y luego que Akane lo perdone simplemente…porque se pone a llorar…y voilá. Funcionó. A la inmensa mayoría de ustedes les pareció aceptable y hasta tierno, bonito, etc. etc. En estos momentos me siento el hombre más poderoso de la tierra. Tengo en mi posesión un secreto increíble. Casi como si supiera la contraseña para ingresar a una logia secreta o hipnotizar a gente por la calle. En fin…supongo que alguna de ustedes sentirá la tentación de leer esto y no comentar. Vale, podéis hacerlo pero tened en cuenta que si no lo hacéis…me pondré a llorar.
Fin de la historia bonus.
