Ranma Saotome, Candidato a Presidente. Segunda parte.

Estimada Hiwatari. Eres la primera pero no la última en declararse formalmente confundida…me gustaría decirte que todo se aclara con lo que viene. Pero la verdad es que se enreda aún más. Como ya dije antes…paciencia.

Estimada Minefine7. ¿Qué pasó antes? Todavía no lo sé. En eso estoy.

Estimada angelikitap4emmett. ¿Cómo se pudo quedar Gohan dormido en la mejor parte? Este hijo mío tiene la capacidad de estar hablándote y quedarse dormido mientras le contestas. No tarda ni dos segundos. Por contrapartida se despierta igual. Al segundo siguiente de levantarse, ya te está hablando como si nada. Sin desperezarse ni bostezar antes.

Estimada RosemaryAlejandra. Mucha suerte en los exámenes.

Estimada Ran-chanx. Sí, te entiendo. Creo que todos pensamos lo mismo sobre los personajes de Rumiko. Que aunque Ranma y Akane son de todos, nos pertenecen en algún momento del día en exclusiva.

Estimada Massy13. Prometo que tu "pobre corazón pro-Akane" no sufrirá hasta el final….aunque por ahora es posible que sí sufra un poquito.

Estimada . La verdad es que estuve a punto de poner a Nabiki pero recapacité. Ya obtuvo demasiado protagonismo en el anterior.

Estimada kikyo taisho. A continuación la respuesta a muchas de tus preguntas. Espero que también te guste este aunque probablemente sea incluso más confuso que el anterior. Gracias por el comentario tan bonito.


A partir de ahora os costará muchísimo más creer que este three-shot es pro-Ranma y Akane. Solo os pido un enorme esfuerzo más. Y paciencia. Mucha paciencia.


SEGUNDA PARTE

Yuko Takanata se movía nerviosa por el plateau del canal 7 de noticias de Tokio. En veinte minutos empezaría su batalla particular con la arpía amarillista que deseaba arrebatarle de las manos a Ranma Saotome. No se lo permitiría. Habían trabajado demasiado. Muchas horas, días y meses de esfuerzo. Interminables veladas a la luz de las velas planeando estrategias para sacar a Japón adelante. A Yuko le importaba un rábano el pasado de Ranma. Le admiraba por el hombre en que se había convertido. Si en el pasado fue un niñato torpe y ridículo, seguramente no lo había sido más que cualquier otro adolescente. Estaba segura de ello. Bueno, casi segura. A unos pocos metros, se encontraba su rival. Pelo azul corto, ojos castaños enormes y una mirada melancólica que fulminaba almas y derretía paredes. Un poco más abajo de sus perlas marrones, la famosa sonrisa que atravesaba corazas. Todavía la conservaba. De hecho, en persona era mucho más impresionante que en las fotos que había hurtado de la casa de Ranma. La tal Akane se había desarrollado bien. Estaba bellísima. Comparada con ella, sería la batalla de la modelo pseudoperiodista contra la anteojuda burócrata. A Yuko se le aceleró el corazón. No podía evitarlo. Por muy curtida en mil batallas que estuviera, aquella mujer le intimidaba. El tironeo por Saotome era puramente político pero…y si la muy putarraca insinuaba algo…¿sería capaz de contener la circulación de su sangre? ¿Detener el rojo intenso que se pintaría en sus mejillas? De sobra sabía que si eso ocurría en directo, se acabaría todo…su carrera política, la de Ranma Saotome y probablemente, ya no tendría excusa para pasar el tiempo con él.

Akane Tendo le miraba de reojo desde su rincón. Conocía muy bien la expresión de superioridad femenina que le había dedicado. Era la misma que solían dedicarle incontable cantidad de mujeres desde que tenía uso de razón. Se ajustó las gafas, tic nervioso con el que intentaba ocular sus facciones. No podía decirse que Yuko fuera fea pero desde luego no sabía llevar bien sus curvas ni su extremada palidez. Lo que otra hubiese aprovechado para lucir como una femme fatal, una bella durmiente despierta, a ella le causaba tanta vergüenza que lo ocultaba tras un flequillo que tapaba medio rostro y una pose cohibida que apenas dejaba ver el resto. Akane Tendo seguía espiándole desde lejos. Ahora sí, no ocultaba su antagonismo ni su sonrisa socarrona. Se sabía vencedora del duelo antes de empezarlo. ¿Cómo demonios pudo Ranma Saotome enamorarse de una mujer así? Yuko cerró los ojos e intento concentrarse en las cosas buenas que le pasaron en la vida. Como cuando siendo muy pequeña aún, su papá le compró dos helados en vez de uno y a escondidas de sus hermanas. O como cuando con casi diecisiete años recibió el único beso verdadero de su vida y su primer regalo de amor, una pulserita de oro con su nombre grabado en ella, "Yuko", adorno que todavía conservaba y que utilizaba en ocasiones importantes como esa. También pensó, por supuesto, en el recuerdo más intenso. El día en que Ranma Saotome le entrevistó para el puesto de secretaria. Tenía ventisiete años y había esperado toda la mañana su turno junto a más de cincuenta jovencitas. Todas eran despachadas a velocidad de vértigo. Cuando llegó su turno, entró timorata y cabizbaja, reculando contra la pared del fondo.

-Adelante –dijo Saotome con una sonrisa-. Esto es exactamente lo que necesito. Una chica tímida –señaló el asiento-. Siéntese por favor.

-No…no le entiendo.

-Mire; iré al grano porque ya no me queda más tiempo ni paciencia. Si le doy este trabajo, necesito antes que capacidad o esfuerzo, lealtad. Y usted -lo veo en sus ojos- no sabe mentir. ¡Contratada!

-Yo…no sé qué decir…¿podría al menos ver mi curríc…?

-He dicho: "contratada" –le interrumpió.

-No –se levantó del asiento, temblando con la cabeza gacha y susurrando-. No, puedo aceptar un puesto así. Usted necesitará lealtad pero yo necesito un jefe al que pueda entender y respetar. O me contrata por mis méritos profesionales o me marcho…

Ranma Saotome se acercó hasta ella con una candorosa sonrisa. No se trataba de esas poses falsas de los políticos a usanza. Era una verdadera expresión de satisfacción.

-¡Bien! ¡Por fin una mujer honesta! Ya estaba por desesperarme. Llevo toda la mañana contratando así a todas tus antecesoras y todas han aceptado sin pestañear. No necesito lealtad para este puesto. Lo que necesito es a alguien con la valentía de avisarme cuando me equivoco. Juzgando tu timidez, debes de ser aún más valiente de lo que ya aparentas.

-¿Entonces…?

-Entonces, leeré su currículum y el del resto que superen la prueba y luego escogeré a la más capacitada profesionalmente hablando.

Al día siguiente Yuko recibió la ansiada llamada y tres días después comenzó a trabajar con Ranma Saotome junto con las otras dos chicas que superaron la prueba.

-Yuko Takanata, Shizuka Minamoto y Himawari Nohara. Espero mucho de vosotras. Creo firmemente en la superación personal por méritos. Si trabajáis bien, os iré confiando mayores responsabilidades. ¿Quién sabe? Quizá alguna de ustedes llegue a ser directora de campaña…

-Muchas gracias señor Saotome –asintieron Shizuka y Himawari al unísono.

-Nos esforzaremos mucho, jefe –completó entre susurros Yuko mientras se retiraba.

-Ah y una cosa más. Yuko…estoy harto de que me llames "jefe". Tengo nombre, ¿sabes? Soy Ranma Saotome, candidato a presidente.

Yuko se ruborizó.

-Lo siento, jefe.

-De acuerdo, Yuko, tú ganas. Si no puedo contigo, me uniré a ti. ¿Te parece bien, secretaria número 3?

Desde entonces Yuko escaló posiciones hasta cumplir con la profecía de Ranma. Por el camino los apodos de ambos se encasillaron en "secretaria número 3" y "Ranma Saootome, candidato a presidente". En los candorosos labios de Yuko, la aposición del apodo parecía presagiar lo inevitable. Poco a poco su timidez se fue diluyendo hasta creerse por momentos guapa. Yuko sospechaba que Saotome flirteaba con ella por necesidad, para levantarle la autoestima y sin verdadero interés pero no le importaba. El efecto era innegable. Al lado suyo, se sentía la mujer más deseable del mundo, más allá de sus gafotas cuadradas y su torpeza natural. Pero ahora, una fantasma del pasado había surgido para fastidiarlo todo. Akane Tendo y su espectacular saber estar frente a las cámaras, le devolvía su correcta imagen. La de una mujercita que todavía no había salido de su capullo.

Las campanadas sonaban insensibles a las dudas de Yuko. En rigor todavía faltaban diez minutos para que comenzara el programa pero Akane Tendo ya se había colocado en su tarima y dialogaba con el moderador. No podía seguir ocultándose. ¡Ella era la que jugaba de local! Desde luego si alguien debía tener al presentador de su parte tenía que ser la representante del político creíble y no la trepadora que buscaba dos minutos de fama…

Entonces ocurrió lo inesperado. Yuko podía ser timorata, torpe, poco femenina pero sin duda no era idiota. Sabía perfectamente discernir entre un ambiente normal y uno hostil, entre lo natural y la trampa artera. Por muy nerviosa que estuviera, Yuko jamás dejaría de chequear los sitios predilectos de los confabuladores: la tercera línea de butacas del público, las puertas de emergencia y los pasillos lindantes. En el segundo asiento de la tercera hilera de butacas había un hombrecito de traje negro, nariz puntiaguda y palidez cadavérica. Se trataba de Monsieur Mitako, abogado y mano derecha de Ibuki. Una vez detectado al soplón, no le fue difícil a Yuko descubrir que la rosa que adornaba el pelo de Akane Tendo era muy rígida y de un color no muy vivo. Debía de ser el auricular con el que Mitako planeaba guiar a la jovencita. ¡Mejor! Antes que lidiar con una cualquiera prefería hacerlo con su archienemigo. ¡Número dos de campaña de Ibuki contra número dos de Ranma! Estaba en su salsa.


El moderador miró alternativamente a cada una de las mujeres en debate y luego a la pantalla de estadísticas de su tarima. Cada tanto se frotaba los ojos intentando disimular su emoción. Ni era cadena nacional ni se trataba de un político muy conocido todavía. A sus treinta años, Ranma Saotome recién comenzaba a despuntar como figura relevante de la vida política japonesa. Sin embargo, su reciente infarto, el escándalo en el hospital, los rumores de que la culpable del alboroto se trataría de su jefa de campaña, unido a la bomba de Akane Tendo era material irresistible. A sus ojos estaba los resultados. Todavía ni había empezado el debate pero ya tenían una media de espectadores record.

Yuko Takanata se sentó en su lado de la mesa. Akane hizo lo propio con soltura. La espalda recta, los brazos sin cruzar y la sonrisa constante delataban a una persona acostumbrada a estar sentada en público. Debía de trabajar como oficinista, periodista o algo parecido. Yuko envidiaba todo de ella. Su belleza, su trato con el Ranma adolescente. Su compromiso forzoso. ¡Qué fácil que debió de ser para ella corresponderle sin siquiera tener que pasar por la molesta aduana de la confesión o del miedo al rechazo! Probablemente Akane también envidiaría a Yuko. Era obvio, pues estaba allí. ¿Qué otra motivación podría tener para realizar esto, si no era vengarse de Ranma? Dicho de otra manera, a Akane Tendo desearía probablemente ocupar su sitio, ser parte de la vida de su exprometido. A ser posible, ser Yuko misma, la mujer sin la cual no podría ni llegar a la esquina. Obviamente nada de esto podía saberse a ciencia cierta pues Akane presentaba una expresión opaca. Seria y relajada frente a su oponente y alegre y distendida frente a la cámara.

Y no, no era una batalla de novia contra exnovia. Pero lo parecía. El plateau al entero se teñía de rosa tanto física como metafóricamente. Sobre todo cuando el moderador escupió su primera pregunta venenosa.

-¿Qué es Ranma Saotome para vosotras?

¿Qué es? –pensó Yuko- Mi jefe, claro. Pero para ella…¿lo es todo? ¿Nada? ¿Un traidor que la dejó tirada? ¿Un famoso que conoció en su juventud y del que quiere aprovecharse? ¿Qué demonios es Ranma para ella? Quiero saberlo y quiero saberlo ya.

-El candidato a presidente es…mi amor imposible.

¿Amor imposible? No te vengas a hacer ahora la mosquita muerta, hipócrita. Que bien que lo tuviste para ti todo lo que quisiste y más. Servidito en bandeja de plata y preparado para comértelo entero en cuanto te apeteciera.

-No existe tal cosa como el "amor imposible" –repuso Yuko-. Si es amor verdadero –pronunció las últimas palabras rechinando los dientes- entonces no es imposible. Y si, efectivamente, es imposible, entonces no se trata de amor. Será capricho, ilusión ingenua pero desde luego "imposible" y "amor" han sido siempre y serán, antónimos.

Akane Tendo asintió a todos los razonamientos de su rival con una mueca de fastidio. Esperaba algo de esto. Que contrapusieran al tono pasional que ella pretendía mostrar, uno más frío y didáctico, propio de las disertaciones políticas. Si esto seguía así, ella ganaría en popularidad y vencería a Yuko por aburrimiento pero la imagen pública de Ranma Saotome permanecería impoluta. No podía permitirse semejante desenlace.

-En tal caso, tendré que dejarme de eufemismos y decir las cosas con todas las letras. Ranma Saotome es el padre de mi hijo. Con dieciséis años estábamos comprometidos. Mi niño tiene ahora trece para catorce y nosotros treinta y medio. Podéis hacer vuestros cálculos si queréis. De todos modos dará igual. Los políticos nunca reconocen sus errores y tened por seguro que Ranma Saotome cataloga a Oko como un error, un desliz al que puede seguir ignorando.

Las mejillas de Yuko se pusieron primero rojas, luego azules, por momentos moradas y finalmente, rojas otra vez. El niño de la foto que Akane Tendo mostraba a diestra y siniestra era igualito a Ranma. Pasaron dos, tres, cuatro segundos. Ante una bomba así, el límite eran cinco segundos. Un instante más que permaneciera en silencio y el público daría por cierta su historia sin molestarse en comprobarla. ¿Pero qué decir? Si Ranma se había negado a darle los detalles. Desde luego era mentira, pero ¿mentira nueva? ¿O una mentira que ya conocía bien su jefe pues se la habían planteado ya en su momento?

-Podríamos caer en tópicos políticos en este momento. Sería muy fácil para mi parte, negar todo, pedir una prueba de ADN que tardan meses y patear todo para delante. O incluso pagar una pensión acorde a la codicia de Akane Tendo en secreto para evitar el escándalo. Pero si no lo hemos hecho, si estamos aquí, es porque Ranma Saotome no tiene nada que ocultar. Esta semana me ha dicho que solo amó a una mujer en su vida y que a esa mujer no le ha tocado ni un pelo. Me cuesta creer que esa mujer fuera Akane Tendo pero de algo estoy segura. Ni a ella ni a quien fuera, le ha tocado un pelo. Yo le creo.

El moderador volvió a frotarse las manos.

-¿Está usted insinuando que Ranma Saotome con treinta años es virgen?

Yuko apretó los dientes. Había metido la pata pero ya no tenía marcha atrás.

-Eso me ha insinuado él a mí por lo menos.

-Extraña confesión teniendo en cuenta que usted solo es su jefa de campaña.

Yuko no tuvo tiempo de desear escapar de allí o de enterrarse tres metros bajo tierra. Había advertido perfectamente como el número dos de Ibuki movía los labios poco antes de que el moderador iniciara sus ataques. Una trampa doble en toda regla.

-Le recuerdo que el candidato a presidente tuvo un infarto hace poco. Fue en el contexto de su recuperación que me comentó detalles de su vida pasada. Es la actitud normal de alguien que enfrenta una experiencia traumática.

-¡Experiencia traumática! ¿Debemos creerle a Ranma Saotome que puede dirigir este país cuando sufre "experiencias traumáticas" a diario? ¿Cuando no es capaz de poner orden siquiera en su vida privada?

Yuko tragó saliva. ¿Desde cuando se le daban tan mal los debates, siendo que era su principal fuerte? O daba vuelta la tortilla ya, o sería catalogada como la peor jefa de campaña del mundo. Intentó concentrarse. Había cometido demasiados errores de primeriza por culpa de la temática que le ruborizaba. Daba igual lo que pensara ella. Lo importante era lo que pensaba su defendido. Debía centrarse en contestar lo que diría Ranma si estuviera allí. Cogió dos bocanadas de aire, ajustó un poco la pulserita de oro sobre su muñeca, hecho que según Yuko atraía a la buena suerte y comenzó a hablar.

-Ranma Saotome no habla de su vida privada. Tampoco tiene nada que ocultar. Existen innumerables pruebas de su óptimo estado de salud de los últimos años y de su conducta intachable. Cualquier periodista responsable o tendencioso puede acceder a todos los datos y realizar la investigación que desee. No encontrará pruebas que avalen las teorías aquí expuestas por Akane Tendo o por un presentador que necesita que le dicte por el pinganillo las preguntas el número dos de campaña de Ibuki, aquí presente. Y será mejor que no lo niegue. Porque mis afirmaciones, a diferencia de las vuestras, se basan en las pruebas.

Dicho esto, Yuko dio un salto formidable hasta el público cogió de un brazo a Mitako y le obligó a subir al escenario a rastras. Luego le arrebató el móvil de las manos y lo alzó al aire para que todos lo vieran. A continuación Yuko se lo llevó a los labios y dio un gran grito sobre él.

Ambos, moderador y Akane Tendo, saltaron de sus asientos dando grandes gestos de dolor y se quitaron respectivamente la rosa falsa y el pinganillo de sus respectivos oídos, a los que masajeaban con ambas manos.

Y todo hubiese terminado así, con un postrero triunfo por KO de Yuko sobre la bocina si no hubiese pasado nada más. Lamentablemente, a la pobre Yuko todavía le faltaba experimentar la mayor sorpresa de todas. Tras los bastidores una sombra que había observado la secuencia entera decidió ingresar al plateau y avanzó con paso firme hasta ponerse frente a frente con Akane Tendo. Se trataba de Ranma. Llevaba el rostro más sombrío que nunca. Unas ojeras, propias de su estado, que solo conseguían ensombrecerle la expresión aún más. Traje negro, pantalones oscuros y corbata a juego. Parecía de luto. Akane Tendo temblaba en su sitio sin ser capaz de mirarle a la cara ni sostener la intensa mirada de odio de su exprometido.

Yuko observó el bolsillo de Ranma. Dentro de él se adivinaba su mano en constante movimiento. ¡Estaba escribiendo un mensaje de texto! ¡Hasta cuándo seguiría con esa tontería! Yuko no sabía cómo hacía para escribir tan rápido y sin mirar pero no le importaba. Lo que le angustiaba era esa furibunda mirada asesina que no dejaba de dedicarle a Akane y que su propio móvil, mudo y silencioso, no daba cuenta de ningún mensaje recibido.

De pronto, se oyeron dos bips inconfundibles proviniendo del bolsito de Akane. Ranma desvió la vista hacia allí haciendo gala de un lenguaje no verbal envidiable. Akane intentó hacerse la tonta pero, luego, se sintió tan intimidada por aquel gesto que corrió a cogerlo sin siquiera darse cuenta de que su cuerpo se movía por si mismo. Sus ojos repasaron el breve mensaje de texto unas cuantas veces. Y comenzaron a caer las lágrimas. No eran ni gruesas ni finas. Pero sí, abundantes. El público permanecía anclado a sus asientos. Aquello era demasiado. Infarto, escándalo en el hospital, duelo de "pretendientes", el supuesto hijo no reconocido, Yuko acorralada por el presentador, el desenmascaramiento de Mitako y ahora…esto. Akane Tendo llorando a lágrima tendida frente a su exprometido. (Nota del autor: ¿Si Akane llora a lágrima tendida, Ranma llorará a lágrima Saotomida?)

Ranma observó caer los fluidos sin conmoverse o por lo menos, no lo manifestó ni verbalmente ni con un gesto. Después, cada uno por su lado. Perdido sobre la mesa, abandonado por un terrible sentimiento de culpa, descansaba todavía el móvil de Akane. Ambos exprometidos, Ranma por la izquierda y Akane por la derecha ya habían abandonado el plateau y el estudio. Público, presentador y Yuko seguían en sus asientos sin reaccionar. Solo el director, curtido en uno y mil episodios como este, tuvo la sangre fría de llamar a publicidad.

Al final, Yuko juntó las fuerzas necesarias y cogió el móvil. Una parte de su cadena de oro que colgaba sobre su suave muñeca golpeó la pantalla al tomarlo, generando un angustioso repiqueteo que acompañó lúgubremente toda la lectura.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito.

Querida Shampoo, encantado de verte luego de tanto tiempo. Si fuera en otras circunstancias te preguntaría por tu vida y por ese niño tan majo que tienes. O por cuán buen padre debe de ser Mousse. En todo caso, por favor, deja de profanar el nombre de Akane. Es evidente que no lo sabes pero ella murió al año de marcharte a China.

Shampoo ha escrito

Shampoo sentirlo. No saber nada. Cegarme la ambición. Ibuki darme mucho dinero.


Secretaria 3 ha escrito

Lo siento mucho yo también pero tienes que salir y hablar. No es algo que pueda hacer yo sola sin conocer los detalles…

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito

No puedo.

Secretaria 3 ha escrito

Por favor, no me dejes sola. Estoy destrozada.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito

Tengo algo que hacer.

Secretaria 3 ha escrito

Yo…yo no aguanto más. Pensaba decírtelo en persona pero ya da igual. Te amo, Ranma. Deja que sea tu Akane. Sé que no es lo mismo pero estoy segura de que me parezco a ella. Podría funcionar.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito

No es posible. Yo también pensaba que te amaba pero en el momento del infarto he visto toda mi vida: mi infancia, a mi madre con la katana, los entrenamientos con mi padre, a Happosai, Ryoga, el trío de prometidas, el instituto Furinkan, mis primeros pasos en política, mis tres secretarias pero al final de todo no estabas tú, Solo ví la imagen de Akane. Lo siento…de verdad que lo siento. Si saliéramos, terminarías siendo un fantasma de ella. No sería justo para ti.

Secretaria 3 ha escrito

Podrías decírmelo a la cara por lo menos. ¿No sabes que es de mala educación romperle el corazón a una chica por sms?

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito

No es posible. Te habrás preguntado muchas veces por qué todavía no dije ni una palabra desde que desperté en el hospital…es porque me he prometido no volver a hablar hasta que confiese lo que siento a Akane…es lo mínimo que puedo hacer por ella y por mi.

Secretaria 3 ha escrito

¿Ahora? Estamos en Tokio. Llegarás a Nerima de madrugada…

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito

Ranma Saotome, Candidato a presidente y gran artista marcial, puede saltar la valla de un cementerio.

Secretaria 3 ha escrito

¿Dónde estas?

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito

No pienso decírtelo. Tengo que hacerlo solo.

Secretaria 3 ha escrito

Estás malo del corazón. Deja que te ayude.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito

No.

Secretaria 3 ha escrito

¿Vas a obligarme a que registre todos los cementerios de Nerima?

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito

No…sé que eres supersticiosa. No te haría eso. Iré mañana por la mañana.

Secretaria 3 ha escrito

Mentiroso. ¿Realmente crees que puedes seguir engañándome? YO ya me he quitado la máscara. Te amo. Y puesto que te amo, puedo leer en ti como un libro abierto.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito

Entonces lee esto. Te preocupa mi corazón pero ya no tengo uno. El mío murió con ella hace trece años.

Secretaria 3 ha escrito

Y tú lee esto, idiota.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito

Ouch, eso duele. Déjame pasar.

Secretaria 3 ha escrito

No.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito

¿Te pones en pose de batalla? ¿Te da miedo que salte una valla con mi corazón enfermo pero no te parece mal que peleemos?

Secretaria 3 ha escrito

Llámame egoísta pero si te vas a morir que sea conmigo. No con esa.

Fin de la segunda parte.


Yuko, Shampoo, Akane. ¿Quién es quién? ¿Cómo demonios puede terminar bien y ser un fic pro-Akane esto? Ahora que lo pienso no dije nunca nada de un final feliz…aunque nunca se sabe. O mejor dicho sí. Se sabrá este mismo sábado por la mañana de España. Hasta entonces.

Leandro-Sensei.


Historia bonus,

Leandro-Sensei: Buenos días, Gohan.

Gohan: Buenos días, papá

Leandro-Sensei: ¿Podrías terminarme el cuento de ayer?

Gohan: Claro, papá. Entonces Inuyasha saltó y rompió el meteorito con su espada y luego se casó con Kagome.

Leandro-Sensei: Estem…era de Ranma y Akane.

Gohan: No, Era de Inuyasha y Kagome. Me acuerdo perfectamente.

Leandro-Sensei: Venga, Gohan, era de Ranma y Akane. No me dejes otra vez con final abierto.

Gohan: Da igual. Tiene el final abierto con Ranma pero final feliz con Inuyasha. Es lo mismo.

Leandro-Sensei: ¡NO ES LO MISMO!

Fin