Y por fin la conclusión con todo lo prometido: Final feliz y develamiento de identidades. Hizo falta recurrir a estrategias recontra gastadas en las telenovelas…pero, es que no quedaba otra. Había que contentar a todos. Y yo no soy Rumiko. Si se me exige violentamente un final feliz…pues lo escribo. Solo una cosa os digo. Con Minefine7 de asistente de Rumiko Takahashi, otro final del manga orginal tendríamos seguro.


Estimada Hiwatari. No sufras más. Yuko y Ranma no quedan juntos (me he dado cuenta de que a la pobre de Yuko hay quien la odia más que a Kikio)

Estimada Mire2006. A mí también me encantan estas historias. Aunque reconozco que me suelo pasar de la raya con tanto misterio y después ni me acuerdo de quién es quién.

Estimada Jacquesita Saotome. Le he dicho a Gohan que captó perfectamente le espíritu de Rumiko como me has pedido pero no me dio ni bola. Ahora anda obsesionado con la nueva película de Dragon Ball que está por salir. Desde que se enteró de que sale una nueva transformación de Supersaiyan, ya se olvidó de Ranma, Inuyasha, Pokemón y todo lo demás. Lo único que hace es preguntarme cada 10 segundos si ya la han estrenado en Japón.

Estimada/o Guest. ¿Por qué maté a Akane? Porque…no sé…lo siento…fue un error…me cegó las ansias de confundir un poco más a los lectores. No lo volveré a hacer.

Estimada elena 79. Sí es un poco confuso lo de "Ranma…ha escrito" pero… ¡Qué rápido que se redacta así! Copio y pego y cambio los diálogos. No hace falta describir nada.

Estimada Minefine7. Muchas gracias por censurar las otras veinte o treinta ideas maquiavélicas que tuve. Sin ti, el final feliz hubiese sido imposible. Que sepáis que en algunas versiones hasta el pobre de Ranma estuvo al borde de la muerte con lo del infarto.

Estimada angelikitap4emmett. Ojalá me hubiese simplemente castigado. Para ser sinceros estuvo durante toda esta semana fisgando cada párrafo que escribía. Parecía la maestra que corrige al alumno que tarda en hacer la tarea.

Estimada Massy13. Según Minefine7 ella hubiese preferido que Akane se muriera en las fosas de Jusenkyo al final abierto. Así que desde su perspectiva hemos mejorado un poco. Desde la mía no. Prefiero el final abierto…en fin, que este fic termina bien y se cierran todos los cabos sueltos.

Estimada Ran-chanx. Has dado en el clavo. Esta semana me he divertido más que nunca.


Ranma Saotome, Candidato a Presidente. Final

13 años atrás.

Era un día cualquiera en la Nerima de Rumiko. Pacifico dentro de lo que cabe aunque con mucho ajetreo, sobre todo por parte de los más jóvenes de la ciudad. Kuno volaba por los aires por culpa de una patada y caía a los pies de Ranma y Ryoga. Ninguno de los muchachos le prestaba atención enfrascados en su batalla matinal. A lo lejos Happosai saltaba entre chimenea y chimenea con su tesoro de braguitas entre los brazos. Solo Shampoo y Mousse marcaban con su ausencia alguna diferencia con la normalidad esperable. Habían partido a China para realizar unos trámites hacía unos meses sin saber que nunca más regresarían durante esa década a Japón.

-¡Rompe tu compromiso con Akane! –gritaba Ryoga-. ¡O te obligaré a hacerlo por la fuerza!

-No me vencerás –respondía Ranma sin dar a entender si batallaba por Akane o por mantener su record de imbatibilidad.

-¡Que rompas tu compromiso con Ukyo! –repitió Ryoga mientras le lanzaba su pesado paraguas a su rival.

-¡¿Con Ukyo?!

-Con Akane, con Akane. He dicho con Akane.

-No –repuso Ranma con sonrisa pícara-. Te ha traicionado al subconsciente. Has dicho "Ukyo". Lo he oído perfectamente. ¡A Pe-chan le gusta Ukyo! –comenzó a dar voces-. ¡A Pe-chan le gusta Ukyo!

Ryoga se puso de pronto como un tomate. Quieto, duro. Inmóvil. La vista fija en el suelo como si estuviera preparando uno de esos ataques suyos que demandaban extrema concentración en un punto. Salvo que no preparaba ninguno. Tan solo no era capaz de levantar la vista de la vergüenza.

-¿Pero…? ¿Cómo…? ¿Es verdad? ¿Te gusta Ukyo?

Ryoga asintió con la cabeza.

-¿Y Akane?

-Odio admitirlo pero me ha confesado muchas veces, en calidad de Pe-chan, que te quiere a ti. Poco a poco he perdido las esperanzas y con ellas, la pasión inicial.

-¿Me quiere?

Ryoga volvió a asentir con la cabeza.

-Pues habrá que hacer algo…digo con lo tuyo. Y con lo mío.

Ryoga llevó a Ranma hasta una joyería y le mostró una pulserita dorada de la vidriera.

-Pensaba regalarle una de estas para su cumpleaños…pero es muy cara. ¿Me ayudarás a reunir el dinero?

-Suena bien –admitió Ranma rascándose el bolsillo-…pero ya sabes. No tengo ni un céntimo encima.

-Ya lo sé. He conseguido trabajo en el bar que está cerca del instituto Furinkan. Solo que no consigo llegar nunca a tiempo. ¿Qué te parece este trato? Tú me guías y yo te consigo trabajo allí. A fin de mes tendremos suficiente para comprar sendas cadenitas para las chicas.


Un mes exacto después, Akane ingresó en el Dojo con las manos entrecruzadas. La palma derecha sobre la muñeca izquierda y bajo ella, oculta por sus dedos una diminuta cadenita de oro.

-¡Qué lindo, Ranma! –exclamó desde lejos Kasumi, que para estas cosas tenía una vista de águila-. Lo que te regaló…y por el tintinear, parece auténtico. Se nota que te quiere. ¿Cuándo piensas corresponderle?

-¿A ese engreído? –repuso Akane entre lágrimas-. ¡Nunca! Ni aunque fuera el último hombre sobre la tierra. Tendría que cambiar mucho para que le quiera y ni así. Solo si fuera presidente o algo parecido, recuperaría mi respeto…el que pierde cada vez que le veo tontear con esas…Fíjate en la inscripción de las esmeraldas de la cadena que me regaló: ¡UKYO! Si será imbécil.

Kasumi sonrió mientras le daba una palmadita en el hombro.

-Seguro que es un malentendido.

-No. Ya lo he decidido. Con Ranma no me caso.

Kasumi frunció el ceño intentando que Akane se volteara pero nada. La chica no advertía sus gestos, o si lo hacía, no los interpretaba en su verdadera dimensión.

-¡NO ME CASO! –repitió entre chillidos.

-¡Muy bien! -interrumpió Ranma que acababa de llegar-. El compromiso queda pospuesto hasta que cumpla con tus ridículas expectativas. Y toma, esta es la tuya. Dale la otra a Ukyo de parte de Ryoga, por favor. ¡Adiós!

Y se retiró dando un portazo.

-¡Ay, Akane! –volvió a exclamar Kasumi mientras leía la hermosa dedicatoria de Ranma para "Akane, la belleza de la sonrisa que derrite las armaduras de timidez"- . Creo que has metido la pata. Mejor ve a disculparte.

-¿Para qué? Si es ÉL quien tontea con ELLAS. Que se disculpe ÉL conmigo primero.

-Si te da igual lo que pase, ¿por qué llevas la cadenita puesta, entonces? ¿No será que te hizo ilusión recibirla? No lo estropees.

-¡Déjame en paz! Ya lo aclararemos…a nuestra manera…además ¿qué va a hacer? ¿Presentarse a presidente del centro de estudiantes del instituto Furinkan?

-No lo sé, Akane…me parece que no lo ha interpretado así.


Presente

Secretaria 3 ha escrito

No pasarás.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito.

¿Cómo sabías en qué cementerio está enterrada Akane?

Secretaria 3 ha escrito

No pasarás.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito.

En realidad, nunca me he animado a visitarla. Será la primera vez.

Secretaria 3 ha escrito

No pasarás.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito.

Acompáñame entonces. Hasta me han dado la llave. No hay peligro.

Secretaria 3 ha escrito

No pasarás.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito.

Yuko. ¿Deseas decirme algo?

Secretaria 3 ha escrito

Mi nombre es "secretaria 3".

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito.

¿Segura?

Secretaria 3 ha escrito

Desde luego para ti no soy "Yuko". Nunca te ha gustado mi nombre.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito.

Cuando te vi por primera vez pensé que eras Akane.

Secretaria 3 ha escrito

Pues, qué mal. No soy ella. Y de tanto negarme mi yukidad ya ni Yuko soy. ¿Qué puede hacer la tercera secretaria contra la primera prometida?

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito.

No quiero herirte ni mentirte. Déjame pasar.

Secretaria 3 ha escrito

No pasarás.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito.

Sigo amándola.

Secretaria 3 ha escrito

Ya me has oído en el programa. Los "amores imposibles" no existen. Lo que tú sientes no es amor. Es nostalgia.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito.

¿Y tú? Dices que me amas sin conocer nada de mí. Sin saber si quiera que provoqué su muerte. Si te quedas conmigo podría pasarte a ti.


Hace trece años

-Ranma, espera Ranma.

El muchacho de la coleta caminaba por el puerto con la mirada perdida. Había trabajado tanto durante el mes entero. ¡Con tanta ilusión! Desde que había tenido aquella conversación con Ryoga y había confirmado sus sospechas sobre el posible amor de Akane hacia él, había vivido en una nube…pero entonces, ese estúpido error le había devuelto a la realidad. Akane podría amarle, quizá sí. Pero no confiaba en él. Su forma de comportarse no era suficientemente…seria. Suficientemente aburrida para ella. ¡Con razón en el pasado le había gustado Tofu!

Akane gritaba su nombre mientras corría hacia él sosteniendo ambas pulseritas. El viento, traidor y celoso del amor puro, soplaba en dirección contraria a la deseada y se llevaba muy lejos de allí las voces de la muchachita.

No fue hasta que le alcanzó y tocó el hombro que Ranma descubrió que no estaba solo.

-¿Qué quieres ahora? ¿Te doy un discurso sobre economía?

-¿Tú? Jajaja. Imposible. Eres demasiado tonto.

-Lo sé…pero da igual si lo soy. Recuerda esto, Akane, y no lo olvides por nada del mundo: "Amor" e "imposible" son antónimos. Si amo lo suficiente, nada es imposible. Y por ti, estoy dispuesto incluso a cumplir con ese descabellado plan de convertirme en presidente de Japón.

-Déjate de tonterías. Yo nunca te he pedido eso.

Ranma se dio vuelta y se marchó. Probablemente no lo había pensado bien pero estaba dolido y ya se sabe: Ranma más dolor equivale a acciones irreflexivas e inapropiadas.

-Mañana parto a Okinawa. Allí tienen un prestigioso Instituto al que acuden futuros políticos para educarse. Ya ves; tan tonto no soy. No intentes detenerme. Ya he tomado mi decisión.


Tres semanas después Ranma comenzó su nueva vida en Okinawa, la isla más pequeña de Japón. Y seis meses después salió en todos los diarios la triste noticia de la tragedia marítima a escasos kilómetros de la isla. Un barco de pasajeros con destinos al islote fue arrastrado por una tormenta súbita. No hubo supervivientes. Una tal Akane Tendo, estudiante del Instituto Furinkan, viajaba en ese barco para visitar a su novio al que no veía en medio año. A la playa solo llegó parte de su equipaje con los restos. Entre ellos, la pulsera dorada que decía "Akane" y una carta atrasada.

Querido Ranma.

Voy a visitarte. Dicen que el correo tardará más en llegar que yo así que espero, ansiosa, poder entregártela en persona. Te extraño día y noche. Si no fuera por la cadenita que me has regalado, me deprimiría pero…es verla y recuperar la confianza y el buen humor.

Al final Ukyo rechazó al pobre de Ryoga. Intenté devolver la cadena sin suerte. Sé que hago mal pero llevo las dos puestas. Una en la mano izquierda y la otra en la derecha. Al fin y al cabo me has regalado tú ambas. Ya no me molesta que diga "Ukyo". Cuando me pongo triste, recuerdo que por culpa de esta cadena y mi falta de confianza estás lejos y…me prometo no volver a hacerlo. A partir de ahora confiaré en ti. Si tú dices que quieres ser presidente, por muy ridículas que me parezcan tus motivaciones, yo te ayudaré en cuerpo y alma. Esta cadenita me recuerda tu enseñanza: Con amor, nada es imposible.

Tu amor,

Akane Tendo.


Dos días después del naufragio.

Dos pescadores hallaron el cuerpo de una jovencita de pelo azul que estaba flotando cerca de la costa de una isla cercana a Okinawa.

-Muchacha, muchacha –le golpearon el rostro mientras le subían a bordo-. ¿Estás bien?

-Sí. Creo que sí. Me duele la cabeza…

El primer pescador le puso una chaqueta sobre los hombros y la sentó en un costado de la barca.

-No te preocupes. Te llevaremos al hospital. ¿Cómo te llamas?

-No lo sé.

De la mano izquierda de la muchacha pendía una cadenita medio rota. De pronto cayeron cuatros piedras al suelo.

-En esta cadena que llevabas, había unas cuantas esmeraldas que se han desprendido. U Y K O. ¿Así te llamas? ¿Yuko?

La muchacha negó con la cabeza.

-No sé. Puede ser. Sí, creo que sí. Soy Yuko.

-¿Yuko qué? –insistió el pescador que deseaba localizar a su familia cuanto antes.

-No lo sé.

-Dinos al menos de dónde vienes. Así podremos ayudarte mejor.

Los ojos de la muchacha se cerraban poco a poco.

-Déjala –le dijo el segundo pescador al primero-. Está agotada y confundida. Ya se enterarán en el hospital.

-Ranma…-murmuraba en sueños la jovencita-. Presidente…Yuko. Soy Yuko.


Hace tres años

Por el hall de entrada del prestigioso hospital infantil del Estado, ingresaban uno a uno, los mejores doctores de Japón. En la sala de conferencias, anexa al edificio, se disertaba sobre un tema muy especial. El desarrollo del plan de estudio de enfermedades raras a nivel mundial y el posicionamiento de los investigadores japoneses a la vanguardia de ese proceso. El Doctor Tofu, eminencia más importante y organizador del evento, aburría a sus compañeros con infinidad de detalles sobre el particular. Era común que a esos eventos asistieran figuras prestigiosas de la política local. Algunos por interés genuino en el tema, motivo de orgullo de la gestión de su partido político, otros, por la oportunidad de abrazar a la salida a algún niño enfermo frente a algún fotógrafo. Solo una persona del ámbito político acudía por una tercera razón. Ranma Saotome, Candidato a Presidente, aguardaba el fin de la disertación con grandes ojeras y el rostro totalmente demacrado. O había visto un fantasma o no dormía desde hacía al menos dos días. La intuición de Tofu, gran doctor, le hizo ver mientras continuaba con su conferencia, que se trataba de una mezcla de las dos cosas. Lo que de ninguna manera lograba comprender y le carcomía la curiosidad, era por qué llevaba su gran amigo Saotome, un frasco de sangre entre sus manos.

Pasadas las doce horas, cuarenta y cinco minutos después de lo previsto, Tofu se vio obligado a hacer una pausa para que los asistentes descansaran. En rigor, había procurado apurarse para tratar la grave urgencia, fuera cual fuera, de Ranma. De hecho se había saltado infinidad de ejemplos y estadísticas. Aún así, no había ni llegado a la mitad de su exposición. Una nube de jóvenes aspirantes a Doctor rodearon a Tofu en un patético intento de hacerle la pelota con miles de preguntas sobre el tema. El político de la coleta, aguardó pacientemente su turno hasta que por fin comenzó a hablarle con su estudiado tono de político incipiente. Con pausa y calma a pesar de la gravedad del contenido de sus palabras.

-Doctor…dígame que no estoy loco.

-No lo estás.

-No…-titubeó-. No me refiero a eso. Sé que no lo estoy. Dígame que mis sentidos me han jugado una broma. Que veo visiones por el stress. Que la sangre que he robado del hospital hace unas horas es de una tal Yuko Takanata como asegura ser y no de Akane.

-Akane está muerta. Bien lo sabes. Y robar no está bien.

Ranma asintió con la cabeza.

-Nunca hallaron el cuerpo. Hoy la he visto. La he contratado. Le he acompañado a realizarse le examen médico pertinente y en un acto de estupidez crónica me he robado este frasco. Sabes lo tozudo que soy. Será mucho más rápido y sencillo para los dos si haces los análisis pertinentes y me quitas esta locura de la cabeza con pruebas que razonando.

-Estoy en medio de un importante Congreso de Medicina.

Ranma extrajo de su carpeta negra el currículum de Yuko Takanata, le mostró la foto adherida al borde superior derecho y le imploró de rodillas.

-Por favor. No me obligues a pedírselo a Kasumi. Olvídate del rostro. Ya sé que es idéntico. Céntrate en la sonrisa. Solo ella sabe hacer eso. Habrá mujeres parecidas, infinitas chicas con mal genio pero solo una tan encantadora como ella.


Hace tres años menos dos horas

-No estás loco.

-¿Entonces?

-Es Akane sin duda. Las muestras son idénticas. El grado de error no llega ni al 0,001%. Ni una gemela sería tan parecida genéticamente hablando. Solo la original. Tendré que revisarla. Si piensa que es otra persona…puede deberse a muchas causas. Por el momento no le digas nada.

Desde entonces, por orden de su jefe, Yuko pasó a estudiar lecciones de psicología con el Doctor Tofu dos veces a la semana con el propósito de entrenarle en el arte de la persuasión. El objetivo en la superficie era prepararla para ser la futura jefa de campaña del partido. En lo profundo, se trataba de una simple estratagema para que Tofu la tratara sin que ella se diera cuenta.

Dos semanas después Tofu le dio su veredicto a Ranma.

-He hablado con los Takanata y, efectivamente, son su familia adoptiva. Los pescadores que le salvaron del naufragio. No puedes decírselo. Ha perdido la memoria por culpa de la excesiva salinidad de las aguas de Okinawa. Si lo haces, Akane podría volver pero Yuko desaparecería deforma violenta. Corres el riesgo de que en el proceso enloquezca y perderla definitivamente. La única opción es fusionarlas. Hacerle recordar que era Akane.

-¿Cómo pretendes que haga eso?

-Haz lo que mejor sabes hacer. Flirtea con ella. Luego maltrátala un poco. Lo suficiente para que se enfade pero no tanto para que quede herida psicológicamente. Que se enamore de ti otra vez. Intenta que se olvide de Yuko poco a poco. Invéntate alguna excusa para ponerle un apodo. Recrea las condiciones anteriores. Contrata otras dos secretarias. Una muy hábil en lo suyo y la otra despampanante pero inútil y egoísta. Que se ponga celosa. Conecta con su subconsciente. Que luche por ser tu mejor subalterna.

-¿O sea que me invente un apodo para no llamarla Yuko…?

-Y un medio de comunicación que le obligue a pensar todo lo que dice. Ya sabéis lo irreflexivos que sois. Cuanto más tiempo tenga para razonar lo que le ocurre mejor efecto tendrán tus provocaciones. Si lo haces bien estoy seguro de que un buen día, con un poco de suerte, gritará a los cuatro vientos: "¡Soy Akane Tendo!".

-Yo ya no soy así. He madurado. No podré mentirle tanto tiempo

-Claro que puedes. Si le ocultaste tu amor durante meses y semanas en tu juventud, puedes ahora ocultarle la verdad por un tiempo. Es el mismo juego de antes. En el pasado no te declarabas porque esperabas que lo hiciera ella. Ahora también. Tiene que ser ella la que se declare. Si lo hace, la llevas al cementerio y le muestras la tumba vacía. Que sea el fantasma de Yuko el que descanse allí.

-¿Al cementerio? ¿No es muy fuerte eso?

-Sí, lo es. Pero no queda otra opción. Yuko debe morir para que viva Akane. Puede que se resista. Que comprenda en su subconsciente lo que está por ocurrirle a parte de su personalidad. Si eso ocurre, te lo dejo a ti. Significará que la salinidad no tuvo nada que ver y que un trauma ha provocado la negación de su personalidad. Deberás descubrir qué miedo o rencor le impide ser ella misma.


Presente.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito.

T&$%rtt/%&dst/&$·%·

Secretaria 3 ha escrito

Ja. ¡Se te ha roto! Esa última patada fue efectiva.

Ranma Saotome, Candidato a presidente ha escrito.

Fdt$et&e·ry


Presente, dos segundos después.

Ranma Saotome tiró al suelo su teléfono móvil roto y sacó otro de su bolsillo. El semblante de Yuko no se modificó. Con otra gran y medida voltereta en el aire consiguió hacerlo pedazos contra el muro. Ambos llevaban mucho tiempo sin practicar artes marciales pero Yuko luchaba con el corazón y Ranma sin uno.

-Tú ganas, Yuko. No puedo vencerte por la fuerza.

-Mejor. ¿Nos vamos? Todavía estamos a tiempo de organizar una conferencia de prensa y explicar parte de lo sucedido.

-Claro, pechoplano. Lo que tú digas.

Yuko se llevó el mentón a la base del pecho y miró sus pechos con curiosidad. Era la primera vez que le decían algo así.

-No sé Akane pero yo los tengo bastante bien.

La desesperación de Ranma no le permitió ver que Yuko respondía con naturalidad. Efectivamente Akane estaba traumatizada con el tema. Pero Yuko había crecido tanto física como mentalmente sin sus constantes escarnios.

-Lo que tú digas, marimacho.

-No sé que pretendes con esos apelativos tan raros pero te vendrás conmigo por las buenas o por las malas y ya sabes que en estos momentos a las malas te gano.

Ranma utilizó el último as que tenía bajo su manga. La célebre técnica Saotome que le enseñara su padre. Con un poco de suerte lograría evadirse de su vigilancia hasta el cementerio y luego…el desenlace.

Buen plan. Lamentablemente Yuko no estaba por la labor de dejarse engatusar. Los movimientos de un Ranma tan debilitado le parecían en cámara lenta. No había forma de que le perdiera de vista. A continuación, calculó la trayectoria y punto de impacto más suave, y se arrojó sobre el político maduro. Ranma cayó pesadamente sobre el barro del camino de entrada al cementerio. Yuko sobre él y el portafolios desparramando su contenido por todo el sitio. No se veía bien por la escasa luminosidad del lugar pero Yuko creyó sentir que un objeto metálico se había enganchado en su mano izquierda.

-¿Y esto?

-Es tuya. ¿La recuerdas? Es la pulserita correcta. La que te regalé en segundo lugar, la que dice "Akane".

De los ojos de Yuko caían lágrimas a borbotones. Ranma se había dejado vencer a propósito para tener ocasión de depositar el objeto mágico sobre su piel. ¿Cómo no recuperar la memoria después de eso? ¿Cómo no conmoverse ante un regalo tan cargado de recuerdos? ¿Cómo ignorar el hecho de que su amor de juventud, el hombre que estaba postrado bocabajo retenido por el poder de sus muslos, había conservado aquel tesoro por más de una década?

-¡Idiota! –la arrojó muy lejos-. ¡A ver, si te enteras! ¡No soy Akane!

-Sí, lo eres. Tofu dice que sí. Que si no reaccionas es porque algún trauma te detiene. Dímelo, ¿qué es? ¿Qué te ocurrió para olvidarte de mí?

Yuko le dio vuelta y así cara a cara, ella sobre él, levantó el brazo con el puño cerrado.

-Como vuelvas a llamarme por su nombre no respondo de mis actos.

El puño temblaba en el aire, porfiando por descender pero sin hacerlo. El silencio del más de medio millar de muertos que dormían a escasos metros de nuestros protagonistas era el único sonido que llegaba a sus oídos.

-¿Recuerdas el beso? ¿El que te dio un muchacho con casi diecisiete años? ¿Podrías decirme quién es? ¿Cómo se llama? ¿Cómo es?

Yuko tragó saliva. ¿Cómo demonios conocía Ranma la existencia de ese chico? ¿Por qué siempre soñaba con él pero nunca lograba recordar ni su aspecto ni su nombre? Nuevos borbotones de lágrimas brotaron de sus ojos enrojecidos por el llanto.

-Céntrate. Piensa bien. ¿Qué te impide ser Akane nuevamente?

-¿Y a ti qué te importa mis novios de juventud o mis problemas? –contestó Yuko con una evasiva-. Lo único que te interesa es tu carrera política.

-No es verdad…no –tartamudeó Ranma-. Puede que no lo sepas pero te busqué durante tres años enteros antes de volver a Okinawa.

La cara de Yuko cobró unos tintes tan pálidos que ya no se sabía si era ella la difunta o los miles de inquilinos del hotel eterno que se encontraba a su alrededor.

-No es verdad. Mentiroso.

-Me pasé tres años enteros. Mil noventa y cinco días con sus respectivas noches registrando cada playa cercana a Okinawa. Buceando, buscando aunque fuera tu cadáver para darte propia sepultura.

Los músculos de Yuko se aflojaron por un instante y luego se tensaron al límite sobre el pecho de Ranma.

-Mentiroso. Te esperé a la deriva. Te esperé pero no viniste. Siempre me rescatabas. ¿Por qué? ¿Por qué no apareciste de la nada para salvarme? ¿No dijiste que "amor" e "imposible" eran antónimos? Por difícil que fuera, ¿no tenía derecho yo a creer que bastaba con amarte para que te teletransportaras hasta mí y me rescataras?

-Te fallé. No lo niego. Y sin embargo, todavía recuerdas mis palabras y las das por válidas. Se las has dicho espontáneamente a Shampoo en el programa y a mí en dos ocasiones. No lo niegues. Sigues creyendo en el amor y en mí.

-Yo…-tembló su cuerpo entero como si se exorcizara de un viejo demonio-. Ya no creo en el amor…no es tan poderoso como yo creía.

-Akane, claro que crees. Por eso has vuelto a encontrarme a pesar de que no me recordabas. Ranma Saotome, el gran artista marcial y prometido tuyo, o Ranma Saotome, Candidato a Presidente, da igual quién sea yo, siempre querrás estar conmigo. Akane Tendo, mi hermosa prometida, o Akane Tendo, mi desmemoriado amor, siempre te querré. Además, ¿Quién te enseñó a nadar? Yo, justo antes de irme a Okinawa. No es perfecto pero podríamos decir que te salvé por derivación.

-Mi héroe.

Akane apoyó sus labios sobre los de Ranma. Las cálidas lágrimas que resbalaban por sus mejillas empapaban al joven candidato a presidente. Ranma también lloraba solo que en secreto y para sus adentros, no fuera cosa que Akane se diera cuenta y pensara que se había ablandado en todos esos años de separación. El beso duró toda la noche. El escenario de fondo daba miedo por supuesto. Pero más miedo les daba a ellos dejar de besarse por un solo instante. Al fin y al cabo, el último beso, ese que se dieron justo antes de que Ranma partiera a Okinawa, había ocurrido trece años atrás.

Ranma se separó un instante de Akane para coger un poco de aire. Parecía por la gravedad de su mirada que diría algo importante aunque ya estaba todo dicho, aunque fuera más que evidente que la boda se realizaría de forma inmediata. Aún así, a Akane le entró un sonrojo difícil de describir. Llevaba demasiados años sin plantearse la posibilidad de que Ranma pronunciara las palabras mágicas.

-A propósito, Akane, te descontaré el precio de los dos teléfonos de tú salario.

-¡Si trabajo gratis, explotador!

Luego, Ranma salió despedido por los aires como no lo hacía en los últimos trece años. La brisa del viento en el rostro, el pómulo enrojecido…¿quién diría que se sentiría tan bien imitando otra vez a las aves? Ya tendría tiempo de pedirle matrimonio cuando aterrizara. Pero primero lo primero, sentir nuevamente un adolescente feliz y tímido que interpreta los golpes de su amada como confesiones de amor era una prioridad y la había cumplido.


Dos años después

Entrevista web

Periodista 1 ha escrito

Presidente Ranma Saotome, es el primer candidato en la historia de Japón que vence en las elecciones con un apoyo del 100% de los votantes. ¿Qué le parece estos datos?

Ranma Saotome, Presidente ha escrito.

Me parecen normales. Si algo he aprendido durante la semana pasada es que Ibuki no existe.


1 día después de las elecciones

Ranma Saotome, Presidente, ha escrito

¿Eres consciente de que te has enamorado dos veces de mí?

Akane Tendo, primera dama, ha escrito

También de que has tardado más en reconocerme a mí que a Shampoo cuando se disfrazó de mí.

Ranma Saotome, Presidente, ha escrito

Si tenemos en cuenta que tú nunca te diste cuenta de que Pe-chan y Ryoga son la misma persona, podríamos dejarlo en un empate. A propósito ¿te parece bien esta nueva ley: se prohíben los finales abiertos en Japón con carácter RETROACTIVO?

Akane Tendo, primera dama, ha escrito

No lo sé. Si a la bruja se le da por hacerte caso y arreglar el final tú no serías presidente.

Ranma Saotome, Presidente, ha escrito

Vale la pena.

Fin


Hoy no hay historia bonus. Creo que me he ganado un poco de descanso con este largo desenlace.

Un saludo a todos,

Leandro-Sensei.