Estimada Jacquesita Saotome. Una vez intenté esa táctica con Bulmita. La de "jugar" a contener la respiración bajo el agua. Era un día de muchísimo calor y estaba la piscina a reventar de gente. Imagina lo vergonzoso que fue ser mirado por todo ese público con gesto de reprobación por hacer llorar así a una niña dulce y tierna…

Estimada angelikitap4emmet. Ya me he olvidado de Ibuki…¿o quizás no? Bueno, ya me dirás si lo ves en este one-shot.

Estimada elena79. Yo también ando bastante ocupado por Semana Santa. Los hermanos mayores son así. Siempre que se caen procuran que un hermano menor amortigüe el golpe casualmente. Por lo menos Gohan siempre se las arregla para tropezar sobre Bulmita.

Estimada minefine7. Ya lo dejaré. Algún día. También algún día Rumiko reescribirá el final del manga, Ranma se curará de la maldición, Akane descubrirá que Pe-chan es Ryoga, etc.

Estimada Massy13. ¿Aprender a nadar o a desarrollar la agresividad al máximo?

Estimada Shiroki-san. Bienvenida otra vez. Deben de ser muy lindas las playas de Costa Rica. Buen lugar para aprender a nadar.

Estimada RosemaryAlejandra. Gracias. Espero que te guste esta historia también.

Estimada Hiwatari. Por "fallo" me refería a la ausencia de historia bonus. Tu historia es muy akanesca. Realmente me imagino a Ranma empujándote al agua y luego riéndose para disimular que le avergonzó-ruborizó el resultado obtenido.

Estimada Maxhika. Si mi hija fuera tan buena y simpática como intenta hacernos creer, efectivamente, una vez que reparé el "error" con los manguitos, me hubiese dejado en paz. Pero no, en castigo por intentar lo que no debía, una vez que se sintió a salvo, me despellejó de todos modos.

Estimada Lady Sc –Maaya. Bienvenida al grupo. Sí, es rarísimo que esté escribiendo por aquí. De hecho si me lo hubiesen dicho hace un año, me hubiese reído. Ha sido por influencia minefinesca.

Estimada Ran-chanx. Final abierto es cuando no se resuelve alguna parte de la trama. En el caso de Rumiko, es querida odiada por igual debido a sus finales abiertos puesto que se olvida de detalles sin importancia como casar a Ranma y Akane, la confesión mutua, el beso, etc, etc.


¡Sí, vamos de la mano! ¡Pero no, no somos novios!

Sobre la superficie rojiza de Marte, entre los vientos huracanados que levantaban terribles polvaredas de arenisca mezclada con oxido de hierro, avanzaban dos marcianos, Kang y Zorg. Atravesaban una serie de dunas amargas. Su volumen y aspecto informe las convertía en obstáculos difíciles de escalar. En rigor, el excepcional tamaño y aspecto extraño de Kang y Zorg, también les convertía en un dúo difícil de sortear. A unos cuántos kilómetros les esperaba el palacio del rey Akt y la hermosa princesa Gñé. Entre sus poderosos tentáculos violáceos, ambos marcianos transportaban su nuevo invento, uno que podría revolucionar el sistema ptolamolar tal y como lo conocemos (extrañamente los marcianos llamaban al sol: ptolamol, mientras que a su planeta, por una rara coincidencia cósmica, le llamaban: Marte).


Ranma tuvo un súbito despertar. De esos que incluyen un ligero temblor que atraviesa todo el cuerpo, como si las neuronas estuvieran haciendo un chequeo general en busca de extremidades doloridas. No las había. Bueno, había una en particular que no se encontraba en su estado habitual pero nada grave, solo un poco más calentita que de costumbre y abrigada. El joven de la coleta se frotó los ojos con la mano izquierda. Usualmente lo hacía con las dos manos pero ese día prefería no molestar a la derecha que tan cómoda estaba entre aquellas almohadas. Los rayos de luz que resbalaban por las aberturas de su persiana y serpenteaban hasta su cama y parte del placard no lucían muy potentes. Su debilidad y palidez solo podía deberse a una razón. A que recién estaría amaneciendo.

No muy lejos de allí, Akane experimentaba un idéntico despertar. Primero esa especie de vuelta a la consciencia brevemente epiléptica. Como si le hubiesen sorprendido durmiendo en clase. Luego, una modorra ligera que parecía susurrarle al oído: "sigue durmiendo; es temprano". Y por último, una serie de cortos bostezos que escapan de su boca como rebeldes hipos de niña que había llorado mucho. Solo que Akane no había llorado nada. De hecho, no sabía bien por qué pero esa mañana se sentía espléndida.

Ranma llevaba puesta todavía la ropa de la noche anterior. Aunque no recordaba la razón. Sabía que se había quedado discutiendo con Akane sobre la famosa apuesta hasta largas horas de la madrugada…eso sí que le venía a la memoria pero no estaba muy seguro de cuándo había perdido la consciencia ni cómo había llegado hasta su cama. Tampoco le quedaba muy en claro por qué la luz del sol se colaba por la ventana a esa hora cubriendo el placard, en lugar de la pared contigua a la cama.

Akane también llevaba puesto el vestidito verde que había estrenado hacía unas veinte horas. Le pareció extraño. Era verdad que nunca prestaba una desmedida atención al cuidado de su indumentaria…pero ¡Era nuevo! Un agotamiento muy profundo tuvo que invadirle para olvidarse de dejarlo en su sitio, bien planchadito y acomodado.

De pronto, Ranma descubrió otro detalle que no cuadraba con sus habituales despertares. No había soñado con Akane. Aquello era su secreto más preciado. Desde que había dejado de vagar por el mundo con su padre y ya no dormía en improvisados campamentos, le costaba horrores conciliar el sueño. Y si lo hacía de un tiempo para aquí, era porque había dado con un truco que le reconfortaba. Imaginar que dormía junto a ella. Así se sentía seguro durante la noche…aunque a veces, durante el día, le hicieran sentir que vivía en una casa que no era la suya.

¿Cómo demonios hice para dormirme sin soñar con ella? –pensaba el orgulloso artista marcial- ¿Si necesito que esté a mi lado, aunque sea imaginariamente, para que el horrendo silencio nocturno de las ciudades no active mi radar antienemigos?

A Akane le ocurría otro tanto de lo mismo. Desde lo de Saffron, dormía junto a un peluche que de día llamaba "tonto de capirote" pero de noche tenía un nombre y apellido mucho más ajustado a su necesidad: "Osito Ranma Saotome". Abrazada al mamífero omnívoro en miniatura, Akane se sentía segura. Sin embargo, aquella noche el osito se había perdido entre un lío de sábanas y frazadas enredadas.

¡Ni la cama acomodé! –pensó Akane-. ¡Qué desastre de ama de casa que soy!

Ranma sintió entre sus piernas un objeto blando y suave, muy ajustado para ser acariciado. Era el osito de Akane.

¿Para qué demonios le pondrá coleta a un peluche esta tonta de Akane? ¿Y cómo llegó hasta mi cama?

Akane, todavía somnolienta vio el osito y exclamó: "¡Allí estaba! Gracias, Ranma".

Ambos muchachos se vieron a la cara al mismo tiempo, descubriendo que no estaban solos.

No…no sé que ha pasado -tartamudeó Ranma.

-Vete de mi cuarto, pervertido –le gritó Akane mientras le arrebataba el peluche de las manos. Ranma intentó poner pies en polvorosa pero solo logró avanzar dos pasos, luego el peso de la "almohada" que le daba calor a su mano derecha le hizo perder el equilibrio. Ambos muchachos cayeron al suelo. Al levantarse, vieron que sus manos seguían todavía entrelazadas. La apuesta seguía en pie desde el día anterior. Y todavía no había un ganador.


Kang golpeó el enorme portal de entrada del palacio de Akt con sus nudill…con sus tentáculos arqueados en forma de ele invertida.

-¿Quién osa invadir el palacio de Akt a tan altas horas de la noche? –exclamó un guardia-. ¡Invasión! ¡Invasión! ¡Llamad a la flota! ¡Que se prepare el capitán Buk.

Zorg que conocía muy bien la tendencia melodramática de los escuadrones de su majestad, se apresuró en interrumpirle.

-No existe tal invasión, colega Grurt. Somos nosotros Kang y Zorg. Traemos un presente para el rey.

Grurt observó el aparato con atención. Desde el desastre de la invasión utilizando el caballito de mar en el anterior palacio de Troit, no confiaba en ningún presente.

-¿No habréis escondido ningún ejército aquí dentro, verdad?

-¿Cómo quieres, amigo Grurt –le abrazó con tres de sus siete tentáculos- que escondamos nada en tan diminuto aparato?

-Vale, podéis pasar…y decidle a Buk que suspenda los preparativos.


-Parece que seguimos en lo mismo.

-Sí, eso parece –repuso Akane-. Habría que ponerle un fin. Digo yo…quedarse dormidos juntos…por no perder una apuesta…es cruzar una línea que no debiéramos.

-Desde luego –asintió Ranma-. Se nos ha ido de las manos…

Akane sonrió. El juego de palabras involuntario no dejaba de ser gracioso. La historia entera, si se miraba desde un punto de vista neutral, tenía por fuerza que resultar hilarante. Sobre todo para el resto de la familia. Y especialmente a Nabiki que les había entrelazado las manos por sorpresa el día anterior y había exclamado: "el primero que la suelta, pierde".

-Tienes razón Ranma. No podemos seguir con esto. Suéltame.

-Suéltame tú.

-Estamos en mi habitación –argumentó Akane-. Eres tú el que tiene que irse.

-Y tú la que no me deja. Deja mi mano libre. Si eres tan madura, te dará igual perder.

Akane aflojó un poco la mano. Pero luego la sujetó bien fuerte.

-No quiero.

-Orgullosa.

-Y tú. No te daré el placer…

Ranma asintió con la cabeza. De sobra sabía que estaban atascados en una puja eterna. Daba igual si en el fondo, preferían que aquello se perpetuara. Si se negaban por no perder la apuesta o por no perder la oportunidad de ir de la mano. Lo que realmente importaba, entonces, era llegar a alguna especie de acuerdo.

-Esto amenaza con alargarse. Quizá deberíamos intentar alcanzar algún tipo de trato. No sé…si tú tienes libre una mano derecha…y yo, una izquierda…cooperando, podríamos hacer como si no pasara nada, lavarnos los dientes, estudiar…hasta comer.

-Una idea interesante…

La puesta en práctica, sin embargo, fue mucho peor de lo que pensaban. No es que les costara demasiado sincronizar los movimientos. Si, en el fondo, se conocían de memoria. Era precisamente porque no les costaba, que el plan amenazaba con aguarse.

-Míralos –sonreía Kasumi cada vez que veía a Akane servirle un trocito de pulpo a Ranma en la boca-. Si parece que fueran novios desde siempre.

-¡No somos novios! –protestaba Ranma y completaba la frase con un hilo de voz-. Solo cooperamos para no darnos por vencidos en nuestra disputa.

Por la calle, las cosas no mejoraban.

-Adiós, pareja –les dijo el vecino cuando salieron del Dojo.

Incluso el cartero osó despedirse con un: "Hasta pronto, tortolitos".

Aquello ya lo habían sufrido el día anterior. Pero menos. Como se la habían pasado discutiendo sobre quién debía soltar a quién, no había quedado espacio para que nadie les comentara directamente nada sobre su supuesto nuevo estado. Ese día, sin embargo, el segundo de la apuesta, caminaban más resignados. Con la vista de ambos inclinada hacia abajo. En silencio y colorados como si fueran dos cerezas unidas por los cabos.

Cada tanto, Ranma veía acercarse a un desconocido y antes de que nadie pudiera decirle nada, exclamaba:

-¡Sí, vamos de la mano! ¡Pero no, no somos novios!


Zorg atravesó la laberíntica estructura del palacio de Akt en un plisplas. La paranoia del dictador (en el fondo, Akt, más que rey, era un tirano) había propiciado que la construcción del palacio entero, allí por el año siete millones trescientos uno, se realizara con todo tipo de pasillos, puertas falsas, y demás distracciones para evitar que una "invasión" les alcanzara. Solo los guardias más fieles o los marcianos más inteligentes conocían el camino para verle en persona. Zorg pertenecía al segundo grupo. Su sutil inteligencia le había permitido hace unos quinientos años deducir el patrón de construcción y diseñar unas cuantas rutas posibles. Y, efectivamente, la cuarta en cuestión resultó ser la correcta.

Finalmente Zorg avistó el trono del rey y a su majestad cómodamente sentada sobre él. Roncaba.

-Señor –le golpeó suavemente con su quinto tentáculo, el que el protocolo indicaba ser el de mayor respeto-. Le traigo un regalo.

Akt abrió un ojo, luego otro y por fin los cinco al completo.

-¡Invasión! ¡Invasión! ¡Llamad a Buk! ¡Que prepare la flota!


En el cuarto de baño, Akane le había quitado la cinta de la coleta a Ranma y procedía a peinarle.

-¡Dios! ¡Qué enmarañado tienes esto! ¡Se nota que nunca ha pasado una chica por aquí!

Ranma se dejaba hacer sin decir palabra. ¿Qué podía decir? ¿Que le gustaba? ¿Que ya se había olvidado del calorcito de su mano sobre la suya? ¿Que lo que realmente le apasionaba ahora, era pasar tanto tiempo con Akane sin pelear y tan cerca?

Akane forzó a Ranma a inclinar la cabeza hasta dejarla casi sobre sus rodillas. En esa nueva pose, casi rozaba con su nuca la parte baja de los pechos de Akane. El muchacho se ruborizó. ¿Cuánto tiempo llevaban sin intentar ganar la apuesta? Contó con los dedos. Una horas, dos, tres, cuatro, cinco, seis…

-Oh, he perdido.

Akane le cogió la mano de vuelta.

-Calla, tonto. Que no me dejas concentrarme. Este mechón lo desenmaraño yo, como que me llamo Akane Tendo.


Buk se retiró a dormir con los tentáculos colgando entre las piernas. Con esta, era la cuarta falsa alarma de la semana. ¡Con lo que le apetecía subirse a su nave y empezar a pulsar botones. Rayos, cohetes, bombas. Todas caerían sobre el horrible invasor.

Más allá, en la sala del trono, Zorg y Kang le mostraban a la hermosa Gñé, la princesa, su nueva invención.

-Con este radar podremos por fin deducir si hay vida en la Tierra o no.

-¿La Tierra? ¡Llamad a Buk! ¡Llamad a Buk! Dicen que allí viven enanitos verdes muy belicosos.

-Tonterías, su majestad –interrumpió Zorg sin advertir que su excesivo escepticismo científico le había llevado a faltarle el respeto al temible Akt-. Los terráqueos no existen. Son puras leyendas para hacer películas de terror. Pronto lo comprobaremos.

Kang encendió el radar de su invención. A diferencia de Zorg, su colega, el sí que creía que las ondas electromagnéticas que recibían cada tanto en su laboratorio serían producidas por seres vivos. Para eso había inventado el aparatito. Para amplificarlas hasta un volumen que sea audible por el poco sensitivo oído marciano.


Tres días después, Nabiki se presentó ante los jóvenes.

-Lleváis mucho tiempo así, ¿lo sabéis?

-Sí –repuso Ranma-. Somos tercos. ¿Te importa?

-A mi no –repuso Nabiki-. ¿Pero a Akane? Quizás sí. ¿Recordáis la apuesta verdad?

Sí –le interrumpió Akane que se sincronizaba tan bien con Ranma que ya ni se interrumpían al hablar-. ¿Cómo olvidarlo? Nos juntaste las manos de improviso y gritaste "el que la suelte primero pierde". En realidad da igual; no hay nada en juego, ni premio ni prenda, salvo el honor, y aún así, ninguno quiere perder.

Nabiki sonrió.

-¿Sabes por qué lo hice?

-Para reírte de nosotros.

-¿Solo eso? Bien sabes que no soy tan lineal. Más bien retorcida suelo ser. Debéis saber que según una antiquísima ley japonesa si una pareja de jóvenes se mantiene unida de la mano por voluntad propia por más de cinco días…quedan formalmente casados.

Ranma apretó más fuerte la mano de Akane, hecho que ella no llegó a notar por el sofocón de la noticia, y luego preguntó:

-¿Cuánto nos queda?

-Yo diría que tres minutos. Adiós.

Mientras Nabiki se retiraba Ranma comenzó a pensar a la velocidad de la luz. Solo tres minutos. 180 segundos más. 179, 178, 177...

Y de pronto, Ranma se encontró con ambas manos libres. La chica de los cabellos azules le había dejado solo.


Akt examinó cada una de las veinte válvulas que danzaban hacia arriba y hacia abajo sobre el extraño artefacto. Llevaban ya diez minutos oyendo la nada. Cada tanto alguna luz verde o azul se encendía sobre el panel derecho.

-Lo siento, su majestad –explicaba Zorg con tono didáctico-. Azul o verde significa "sonido inaudible". Solo si se enciende una luz roja, tendremos certeza sobre si hay vida o no en la Tierra.


-Entiendo –pronunció Ranma con tono cansino y derrotista-. Siento haberte hecho perder el tiempo los últimos días…y los últimos años. ¡Qué triunfo más amargo!

Akane no respondía. Le temblaba la mano. Probablemente la tendría entumecida luego de tanto esfuerzo por no separarse. O quizá, simplemente, empezaba a delatar por allí, el nerviosismo que las palabras de Ranma provocaban en ella.

-Supongo que me lo merezco… -se despidió Ranma-…pretender casarme contigo porque nos obligan o nos engañan…qué tontería…la próxima vez, intentaré tomar yo la iniciativa.

Akane cerró el puño, ese que había abierto espontáneamente segundos atrás.

-¿Por qué no empiezas ahora? –susurró aproximándose hasta la puerta.


Y cuánto tiempo más tendremos que esperar –indagó el rey de los marcianos-. Ya son las cuatro de la mañana. En cinco horas me toca ejecutar a los tres rebeldes que osaron insinuar que Marte es redondo y no plano.

Kang farfulló: "¡Bestias! No había oído semejante aberración desde que Galng Galngei insinuó que Marte giraba alrededor del ptolamol. Si es evidente que ptolamol gira alrededor nuestro.


-Perdona, Akane, si no me salen las palabras pero creo que Nabiki no nos vio. Hasta donde yo sé, está acción vale más que mil palabras, si es que me aceptas…

El brazo tembloroso de Ranma se acercó poco a poco hasta el de Akane y le cogió de la mano. Al principio la mano de la jovencita bailoteaba sobre la de su prometido, por los nervios. Luego, ambas se volvieron a entrelazar con un nudo tan fuerte y sincero, que ya nunca más intentaron separarse.


-He ganado, Kang –sostuvo Zorg-. Llevamos casi dos horas con solo luces verdes y azules.

-Diez minutos más. Déjame diez minutos más y verás.


Al día siguiente Nabiki tuvo un extraño despertar. Su sexto sentido le decía que se la habían jugado aunque no sabía muy bien cómo. Registró todo el cuarto en silencio. Ningún cambio. Se registró a continuación a sí misma. No caería en el viejo truco del maquillaje horrendo puesto durante la noche por una vengativa hermanita menor. Nada, tan solo un calorcito extra en su mano izquierda…

-¿Kuno? ¿Qué haces aquí?

El tonto enamoradizo de Kuno se levantó más confundido que daltónico jugando al twister. Llevaba una nota en la mano libre.

Querida Nabiki.

Os he pegado con pegamento las manos. No os preocupéis; no es tóxico. Y el efecto se pasa rápido. Tan solo ciento veinte horas…mejor dicho, cinco días. Que lo paséis bien.

Nabiki gritó con su garganta, pecho y corazón como nunca antes lo había hecho.

-¡Akane te voy a destrozar!


Y de pronto una luz roja en el artefacto. Zorg se apresuró a calibrar todas las válvulas y ha conectar el traducto1000 para que el material recibido que saliera por los altavoces fuera comprensible por todos.

-¡Akt-Kang-Gñé te voy a destrozar!

Los soldados gritaron al unísono.

-¡Los diminutos hombrecillos verdes de la Tierra amenazan a nuestro rey, a la princesa y a nuestro mejor científico! Llamad a Buk. Llamad a Buk.

Tres días después se desató una brutal carnicería entre terráqueos y marcianos que solo se saldó unos cuántos meses después con un tratado de paz duradera, cuando el valiente capitán de los marcianos, Buk, se enamoró y se casó con una bella amazona. Ranma y Akane no llegaron a enterarse, de tan aislados que estaban en su luna de miel. Y Nabiki…bueno, Nabiki tuvo que elegir entre cortarle la mano a Kuno o casarse con él. Su decisión fue tomada por el muchacho como una declaración de amor y afecto y desde entonces fueron también felices.

Fin.

PS: Shampoo no entender. Shampoo salvar al mundo, enamorando tonto marciano y nadie hablar de ella. En cambio a la Lum esa (que ser menos guapa que yo), dedicarle manga entero.


Historia Bonus

Por fin sus hijos se han casado, Ranma y Akane, Nabiki y Kuno y por último la mayor, Kasumi, también ha abandonado el nido. Genma y Soun se encuentran solos bebiendo y ahogando las penas.

-La verdad es que los extraño.

-Sí, yo también. Gracias a Dios que has decidido quedarte un poco más conmigo colega. No soportaría la idea de quedarme completamente solo en el Dojo.

-Venga, Soun. Tampoco es para tanto. Pronto volverán los niños de sus respectivas lunas de miel. ¿Sabes lo que haremos? Encenderé la tele. Así dejarás de pensar en tonterías.

Hace apenas unos minutos el jefe de Gobierno de Japón, el primer ministro Shinzo Abe asistió al acto benéfico…

-¿Primer ministro? Yo pensaba, Soun, que en Japón teníamos Presidente…no te acuerdas de lo de Ranma…

-Si serás bruto, consuegro…el puesto de primer ministro existe desde la era Meiji. El cargo que ocupó Ranma fue el de presidente de uno de los partidos políticos…

-Pero…¿y lo de dictar leyes… y otras tontadas?

-Un lapsus, nada más. Ahora déjame ver el noticiero que está por salir el reportaje a la actriz Ibuki Sato.

-Soun, perdona que te lo diga pero ahora sí que estoy seguro. Ibuki es nombre de hombre.

-No, qué va. Pareciera que eres un tonto niñato occidental que no sabe nada de la cultura oriental. Hay Ibukis hombres en Japón porque tienen el apelativo en el apellido. De hecho, el rival de Ranma se llamaba Bunmei Ibuki. Pero el nombre de pila es de mujer. Por ejemplo, la niña repelente que persigue a Godai en Maison Ikkoku se llama Ibuki Yagami. Su nombre significa: "respiracion profunda, que da vida, no un suspiro, es el primer respiro de la primavera".

-Pues es la última vez que aprendo cosas en un fanfiction –protestó Genma-. Esta gente mete la pata todo lo que quiere y luego no tiene ni el detalle de admitir que se equivocó. Y para colmo se hace llamar "Sensei". ¡Qué barbaridad!

Fin