Los "pervertidos" también pueden ser sensibles.

Estimada angelikitap4emmet. No, no existe esa ley. Me olvidé de aclararlo. Puedes dar por formalmente fallecido/a a Ibuki. Minefine7 no me deja obsesionarme con nombres de mujer.

Estimada Minefine7. Sí, me lo habías dicho. Pero tuve que elegir entre cambiar todas las veces que puse "candidato a Presidente" por "candidato a Primer Ministro" o hacer que sea candidato a presidente de partido y me decanté por la segunda por pura pereza. Por la misma razón, será que me olvidé luego de aclararlo y encima metí la pata con lo del final que ahí sí que tenía que ser Primer Ministro.

Estimada Massy13. !"Akanil"! Ya me había olvidado de ese adjetivo. Te lo regalo. Aka-ni-lo-uso ya.

Estimado/a guest. ¿A que eres "Hiwatari"? Comentario más largo y bonito como siempre y referencias al review anterior. Por suerte me di cuenta en seguida. Ranma y Akane no se enteraron de nada porque...la invasión en realidad n ofue para tanto. El temible ejército de los marcianos estaba ocmpuesto por Buk y nadie más. Lo de "carnicería" fue exageración de los medios de comunicación.

Estimada Akyfin02. Bienvenida. Me alegra que te guste lo que escribo. Y espero leer algo tuyo pronto.

Estimada Maxhika. Pues en Japón seguro que venden los peluches del osito Saotome. ¿Ibuki? ¿Qué Ibuki? Yo no conozco ninguna Ibuki.


¿Quién es el más fuerte? Yo, por supuesto. De eso no cabe duda. Quizá me de vergüenza admitirlo en público pero ahora que estoy solo y nadie me escucha, no tengo reparos en afirmar lo obvio: No solo soy el más fuerte, también le llevo sobrada ventaja al segundo más fuerte. De hecho, no tengo rival. Demás está decir que a las mujeres les gusta que sea el más fuerte. Podrán disfrazar su interés por los músculos con tonterías románticas o sensiblerías pero a la hora de la verdad, la de procrear, todas van por el más fuerte y dejan al tonto poeta tirando en un rincón y llorando por lo que pudo ser y no fue. Además…está mal que lo diga yo aunque no haya nadie presente pero…soy el más guapo también. Las señoritas creen que no me doy cuenta cómo me miran, cómo se les derriten los ojos al verme pasar. Cómo se voltean sus cabecitas tiernas cuando hablo. Cómo suspiran, cuando callo. Pero sí que me doy cuenta. Nadie es tan tonto para no verlo. Provoco terremotos de pasiones a mi paso.

Y sin embargo… "¡Pervertido!" "¡Pervertido!". Siempre me dice lo mismo. ¿No entiende esta tonta de Akane que voy en serio? Es verdad que mis métodos no son tan elegantes como ella quisiera y que a veces me distraigo con otras pero solo ella es mi amor verdadero. A veces pienso que es ciega. ¿Cuántos gestos de indudable amor tuve por ella ya? ¿Mil? ¿Tres mil? Para ser exactos, creo que ya voy por encima de la decena de miles. O a lo mejor, lo sabe y me ignora. Al fin y al cabo, vivimos en la misma casa. Sería muy doloroso que me rechazara directamente y seguir conviviendo. Probablemente sea eso. Teme romper mi corazón y por eso se hace la tonta. Seguro. Lo sospecho desde hace meses. Intento olvidar aquellas ideas tontas e ignorarlas. Más que nada porque en un hombre como yo quedan mal las lágrimas y los ojos enrojecidos.

No lloro por mi, qué conste. Lloro por ella. Por lo que se pierde. Es la gran afortunada. La ganadora de la lotería, la Louise Lane de Nerima. Pero ella nada, no se da cuenta. Ha perdido el ticket de la lotería y el teléfono de Clark Kent al mismo tiempo.

¿Por qué me rechaza, pues? Si creo haber aclarado de forma bastante objetiva el punto del atractivo físico y excepcional fuerza. ¿Acaso hay algo más que pueda querer una mujer que eso? Solo se me ocurre una cosa. Pero es demasiado horrible siquiera insinuarlo. Jamás diría que Akane es una interesada de mierda porque eso sería faltarle el respeto. Me da igual si todas las chicas del mundo describen a su galán ideal como: "guapo, fuerte y rico". Yo de ninguna manera pensaría que Akane es una p…rastrera que me rechaza por mi delicada situación económica. Porque solo cumplo con las dos primeras premisas. Eso sí que no. Eso sería pasarse tres pueblos. Una barbaridad. De seguro que debe de haber alguna otra razón. Hay quien dice que es el pudor. A ella le gustaría entregarse a mis dones pero no se anima. Es acercarse a ellos y empezar a pensar estupideces como que no me merece. Y es verdad que no me merece. Que estoy años luz por encima en virtudes que ella pero da igual. Ha tenido suerte. Me he encaprichado con ella y no dejaré que tonterías como las diferencias en atractivo social nos separe. Da igual si yo soy un diez y ella, un cinco y medio. Juntos seremos un quince y medio. ¿Qué digo? Tonto de mí. Juntos seremos un veinte. Obviamente, cuando seamos novios deberá esmerarse para conservarme e irá limando sus imperfecciones poco a poco. Yo puedo esperar. No soy tan engreído como para pretender tener una Akane diez ya. Eso llegará con el tiempo…y mis enseñanzas. Tendré que enseñarle de cero a vestirse, caminar, hablar. En el fondo, no haré nada nuevo. Todos los hombres reeducamos a nuestras mujeres desde el mismísimo momento en que nos casamos. Soy consciente de que algunas de sus costumbres dañinas son más difíciles de erradicar que otras. Por ejemplo, tendré que aceptar que de vez en cuando tenga la necesidad de que hablemos sobre sus sentimientos o sobre el "futuro". Como si no tuviera yo bastante con el difícil "presente" y el tan esquivo "pasado". También me he resignado a que, en una pelea, recordará cada una de mis palabras en el contexto más favorable a sus intereses argumentativos, en lugar del momento y lugar en que fueron pronunciadas. Solo una mujer sería capaz de hacer pedir perdón a una persona por decirle "te amo, eres maravillosa". Si le conviene, ya te saldrá con un reproche del estilo: "¿O sea que solo me amas porque soy maravillosa? ¿Y si un día me levanto malhumorada y menos "maravillosa" ya no me querrás más? ¿Apenas baje un poco mi nivel de "maravillosidad" me vas a dejar por otra más "maravillosa"?"

Así son las mujeres. Incluso Akane. Tampoco la puedo culpar por ser así. ¿Qué otra forma tienen de intentar hacernos frente en una discusión que utilizando infinitas tretas en el diálogo?

Es que no lo entienden. Se cree, ella y las demás, que por ser hipersensible, eso le da derecho a machacarme. ¿Qué se piensa? ¿Que yo no tengo mi corazoncito? ¿Mi sensibilidad? ¿Acaso no tengo yo derecho a sentirme herido si me dice "pervertido" como volvió a decirme esta mañana? ¿Y por qué me dijo algo tan hiriente? ¿Tan inapropiado? Por una tontería de nada…si tiene más de veinte braguitas en su armario. ¿Qué le importa si me robo una para mi colección? La verdad es que estoy harto. A partir de ahora, pasaré de Akane Tendo. Hay otros peces en el mar para este anciano.


Happosai se levantó de la mesa y se acercó hasta Ranma que estaba en la cocina. Su tono serio y duro delataba una extrema solemnidad en sus palabras.

-Muchacho, lo he meditado mucho y finalmente he tomado una decisión. Tienes un rival menos en el campo del amor.

Y se marchó.

Al rato Akane que estaba un tanto más lejos intentando infructuosamente coser una bufanda nueva, arrojó ovillo y agujas a un costado y miró a Ranma.

-¿Sabes lo que le pasa al maestro? Esta mañana me ha devuelto todas las braguitas que me había robado.

-Nada, nada. Cosas de viejo senil. Ya se le pasará. Cuando terminé de lavar los platos, si quieres, te lo cuento. Pero promete no reírte. Para él es cosa seria.

Fin.


Obviamente ninguna de vosotras habrá pensado que el narrador era Ranma, ¿verdad? Eso sería dudar de las convicciones morales del pobre joven de la trenza sin prueba alguna. Sería sacar conclusiones precipitadas sobre su forma de ser y comportarse. Si lo habéis hecho, que os sirva de lección. Ningún hombre en su sano juicio piensa así por muy natural que os parezca que todos sí lo hacen. Estamos demasiado ocupados pensando en fútbol y cosas mucho más vitales para el buen desenvolvimiento del equilibrio económico mundial como la fecha de estreno de la nueva película de Dragon Ball en español. Por poneros un ejemplo, este fic al entero no está inspirado en una experiencia autobiográfica ni nada por el estilo. Se inspira en el fútbol. Más específicamente, en las famosas palabras de Cristiano Ronaldo: "Me pitan por envidia. Porque soy guapo, rico y juego bien al fútbol".

Si queréis, podéis intentar refutarme eso de que ningún hombre piensa realmente así, relatándome la cosa más horriblemente machista que hayáis escuchado y/o leído.


Historia bonus.

Bulmita lleva dos semanas jugando a volver a casa desde el cole sin pisar ninguna "línea", es decir, ninguna conjunción de baldosas en el suelo. Al principio, aunque tardábamos una eternidad en llegar a casa le dejaba. Sin embargo, desde la semana pasada me ha obligado a unirme al juego lo que me ha obligado a desarrollar la aparentemente inútil capacidad de caminar sin pisar obstáculos inexistentes en el suelo. Hete aquí que hoy a la mañana, tuve que salir de casa muy temprano y todavía se encontraba en plena ebullición el carnaval desatado de Semana Santa. Borrachos por el suelo, vómitos, basura, ríos de cerveza derramada. Y sin embargo, gracias a las enseñanzas de Bulmita, llegué a destino sin pisar ningún obstáculo. Niña sabia.

Fin de la historia bonus.