Especial, capítulo 40.

Capítulo especial para celebrar que hemos llegado al episodio número 40 y todavía me lee gente, con un one-shot doble, un final alternativo censurado, muchas aclaraciones, una Historia Bonus épica y muchas, muchas más palabras de lo acostumbrado.


Últimamente he recibido algunos comentarios advirtiéndome de que estoy mandando al hospital muy seguido a los protagonistas. Y al otro mundo…así que he decidido (para arrojar un poco de luz y equilibrio al universo fanficranmakanesco), matar a todos los habitantes del planeta menos a ellos.


El fin del mundo 2

-Parece que nos hemos quedados solos.

-Sí, eso parece.

-¿Quién hubiese dicho que detrás de ese meteorito que destruyó el tío raro con cara de perro, vendría otro más grande?

-Sí, ha sido extraño. Mira que arrasar a toda la raza humana menos a nosotros. Luego de esto, ya no puedo decir que tengo mala suerte…ya sabes, por lo de la maldición…las múltiples prometidas.

El ceño del acompañante de Ranma se frunció y su tranquilo ki de lucha se elevó un palmo.

-De eso ya no tienes que preocuparte, Ranma –le repuso con la voz agria-. Nuestros padres están muertos. Nadie te obliga a casarte con la última mujer que queda sobre la faz de la Tierra.

-No es eso lo que quise decir…

-¿Por qué te callas? –le preguntó Akane luego de unos segundos-. Si empiezas a hablar, completa la frase, ¿no?

-Sí…es que no había pensado nada más. Normalmente en estos casos, suele interrumpirme alguien.

-¡Pues qué pena! Shampoo, Ukyo y Kodachi están muertas también.

El muchacho se echó los brazos a la nuca y simuló mirar hacia otro lado.

-Cambiando de tema…habrá que repoblar la tierra…no sé…si no te importa.

Akane respondió con asombrosa rapidez y seguridad.

-No me importa.

-Caramba ni colorada te pones…con lo que me ha costado decirlo.

-Bueno. Piénsalo un poco: nadie puede vernos, nadie lo sabrá. Nadie interrumpirá….Mejor vamos a lo nuestro. Ya tendremos tiempo después de sentir vergüenza.

Fin


¿Lo véis? Sin oposición y sin problemas, pasa esto: Ranma y Akane podrán pelear un poco pero al final terminan juntos fácil. ¡Es muy poco romántico! Si Rumiko, la que realmente tiene talento y conoce al dedillo a los personajes, solo consiguió una media confesión en términos trágicos…es porque hace falta un poco de drama o al menos de humor. A lo mejor si quito al resto de la gente pero pongo algún que otro ser sobrenatural que interactúe con ellos, seguro que esa misma frase del final: "Habrá que repoblar la Tierra" queda mucho más romántica. Vamos a intentarlo otra vez pero no os prometo nada.


Adanma y Akaneva

Genma Saotome, el gran panda manipulador y egoísta, asistía secretamente a una de sus pasiones favoritas. Observar partidos de tenis femenino. De más está decir que Nodoka le rebanaría en dos si se enterara y que cualquier integrante de su "hermosa" familia utilizaría el dato para chantajearle. Así pues, el hombre que se transformaba en enorme panda, observaba el sudoroso movimiento de las dos mujeres, sus curvas, el balancear de sus pechos cuando corrían tras la pelota y sus gemidos al impactarla con sus raquetas. Toda esta escena, que por separado parecía poca cosa pero que junta le resultaba de lo más excitante, las podía disfrutar desde la copa del árbol más cercano en donde se había escondido.

El partido estaba por llegar a su mejor momento. El tie-break. Pronto lucharían por cada punto como si sus vidas dependieran de ello y por tanto la potencia y pasión de los gemidos irían en aumento. Efectivamente, con el marcador 6-6, 4-1 en el tiebreak, una de las muchachas dio un fenomenal salto para alcanzar el globo de su rival y consiguió darle con alma y vida. La pelota de tenis se clavó en la tierra hasta casi achatarse y luego rebotó fuera del court con violencia inaudita. Dos segundos después, Genma Saotome cayó casi inconsciente y con la respiración cortada. Había recibido el impacto en el estómago. Mientras se desplomaba y antes de desmayarse, llegó a hacerse dos preguntas. ¿Por qué no se había transformado en panda antes de acudir al evento? ¿Y por qué los seres humanos no tenían costillas hasta el ombligo? Con lo útil que sería disponer de algo así…


Genma despertó en una especie de locus amoenus. Un río poco caudaloso y no muy fresco brotaba literalmente de la tierra y corría haciendo eses cerca de un gran olmo y unos arbustos. Junto a ellos se encontraba Ranma. Aunque verdad hay que decirlo, estaba un poco raro. Desnudo al completo y con una expresión de estúpida inocencia mucho mayor a la habitual.

-Padre –gritaba el muchacho mirando al cielo-. Me aburro. Créame a alguien con quien jugar.

Genma intentó acercarse, puesto que le llamaban, pero pronto se detuvo. En el cielo se hizo visible la enorme figura de un panda gigantesco.

-Adanma, hijo mío. ¿Qué te ocurre? ¿No te agrada el Paraíso?

-Sí, Dios padre, sí, me agrada. ¿Pero no sería mucho mejor si pudiera compartirlo con alguien? ¿Por qué no coge un poco de barro y me hace algún amigo?

Los cielos se oscurecieron de golpe como si Shen Long estuviera por aparecer.

-¡NO! ¡Es mucho trabajo!

A continuación un enorme brazo de panda se materializó junto a Adanma y le tanteó la barriga. Llevaba treinta y cuatro costillas, en lugar de las usuales veinticuatro, que le protegían hasta el ombligo.

-No creo que necesites tantas. Ya sabes. En el fondo soy un padre sobreprotector –le arrancó una sin siquiera avisarle-. ¿Qué te ocurre, Adanma? ¿Por qué aúllas? ¿No querías que te hiciera un compañero de juegos? Pues espabila. Todo cuesta en esta vida.

Durante las siguientes seis horas Ranma intentó espiar lo que hacía su padre, el gran Dios Panda de la creación, con su costilla en vano. Cada vez que intentaba asomar el hocico, era apartado con un suave manotazo, aunque de vez en cuando le tanteaban un poco y luego se disculpaban: Perdona hijo, es que no me acordaba si tenías dos o tres brazos. Todavía no entiendo bien por qué me decanté por hacerte tan simétrico. En fin, mejor verte a dormir. Por la mañana estará lista.

-¿Has dicho "lista"?

-No, no, estará "listo". "Listo" quise decir. ¡Qué error tan tonto!


Adanma abrió los ojos durante la noche en varias ocasiones. La verdad es que dormía a los saltos por la impaciencia. La quinta vez que lo hizo, todavía podía verse el destello mágico de la vida creándose a escasos metros de su lecho. A la sexta, ya no vio nada. Eso sí, estaba más cómodo y abrigado.

¡Qué buen padre tengo! –pensó-. Me crea un amigo y me abriga por la noche para que no me resfríe. Y qué frazada tan bonita me ha regalado. Es de color carne como mi piel y casi de mi tamaño. Un poco peluda en algunas partes pero da igual. Lo que importa es la intención.

Adanma decidió dormir boca arriba para observar el pronto amanecer y volvió a acomodar la frazada sobre sus piernas.

Y encima es mágica. Se acomoda por si misma sobre mi, cubriendo las áreas más frescas.

Diez minutos después la frazada mágica sintió como los rayos del sol punzaban sobre su espalda desnuda y despertó por primera vez en la vida. No es por meter razonamientos machistas sin que vengan a cuento, pero comparadas con las primeras palabras y acciones de Adanma: "¡Qué hermosa es la vida!" dando un gran bocanada de aire, las primeras de Akaneva: "Vete de aquí, pervertido" con puñetazo incluido dejaron un poco que desear.

Adanma voló solo unos pocos metros y en seguida se arrastró hasta unos arbustos cercanos a observar el prodigio. ¡La frazada mágica era su nuevo amigo! No sabía bien por qué, probablemente por el golpe de su violento compañero, pero sangraba un poco por la nariz. Más extraño aún le parecía no ser capaz de mirarle bien. Los ojos se le cerraban, la mirada se turbaba en demasía. Colorado, rojo, morado. Nunca se había sentido así. Verdad era que aquel compañero era un poco diferente a él pero ¿y qué? ¿No lo eran todos los animales también?

Al final, envuelto en múltiples dudas, elevó la vista nuevamente e interrogó a su padre. En rigor, fue la primera terrible conversación padre-hijo que se repite como ritual desde entonces.

-Ah, con que es una chica…-terminó de entenderlo todo Adanma- no me malinterpretes; no está mal pero yo quería alguien como yo.

Dichas estas últimas palabras una hoja afilada del tamaño de una montaña empezó a surgir del cielo en su dirección.

-Padre, ¿qué es eso?

-No querrás saberlo. Yo que tú me apuraría en hacer las pases con Akaneva.

Ranma meneó la cabeza, envuelto en nuevos tonos rojizos.

-No…no puedo. ¿Cómo quieres que vaya? ¿Así? ¿Desnudo?

-Llevas vistiendo esas "ropas" desde que naciste. Además he tenido en cuenta tu tendencia a avergonzarte por tonterías y le he dejado tres hojitas.

-No creo que con eso se arreglen mucho las cosas.

-Mira, Adanma yo me voy a ocupar de la katana de la vida y la muerte todo lo que pueda. Tú, arregla las cosas con ella. Me da igual lo que hagas. Solo una advertencia. Ni se os ocurra probar el bambú sagrado. ¿Está claro?

-Por supuesto, padre. No somos pandas.


Adanma recorrió el Paraíso de principio a fin. Akaneva no estaba en el establo de pegasos alados, ni en el bosque de los petit-arbres -curiosos ejemplares del mundo vegetal cuyo fruto y hojas eran patatas fritas-, ni siquiera se le veía un pelo en la fuente eterna de chocolate blanco.

Por fin le halló junto al volcán que en lugar de lava derramaba salsa de fresa y escupía piedras de caramelo.

-Por fin te encuentro.

Akaneva estaba en una pose extraña. Parecía deprimida. Y tanto parecía estarlo que su grito y golpe apenas si le movió un palmo.

-Vete de aquí, pervertido.

-¿Qué te ocurre?

-No lo entiendo. He visto a tantos animales bebiendo del volcán que he decidido probar la dichosa salsa de fresa. Estaba deliciosa. Luego me he apiadado de la pobre tortuguita que tardaba tanto en llegar hasta aquí y le he transportado con un palo un poco de salsa y…le pareció repugnante. Todo lo que toco se vuelve amargo. Soy un monstruo…

Adanma le abrazó.

-No es verdad. Seguro que la tortuga tiene mal gusto. Pruébame a mí.

-¿De verdad? –pegó un ligero salto de emoción Akaneva-. Ahora vuelvo.

Adanma se frotó un ojo y luego el otro. Esperaba, en el mejor de los casos, que le sirvieran un poco de salsa en la boca, la primera y más bonita escena romántica de la historia de la humanidad. O en el peor, que tuviera que servirse él mismo. Daba igual. Él lo recordaría como algo romántico. Lo que de ninguna manera se había imaginado era que Akaneva cogería una enorme piedra y la tallaría ella misma a puñetazo limpio hasta darle la forma de un caldero y que luego comenzaría a tirar ingredientes variopintos en ella sin ton ni son. Salsa de fresa, chocolate blanco y negro, un chorrito de vinagre de la catarata de los condimentos y hasta un erizo vivo le había parecido ver que caían irremediablemente en el mejunje ese.

-Ahora solo me falta un sitio donde calentarla…

-De eso me ocupo yo –aseguro Adanma mientras le cogía de la mano y la llevaba a un sitio alejado del Paraíso. Aquel paseo de la mano, en busca de los ingredientes, la primera cita en regla de la historia, les sirvió para conocerse un poco. Hablaron de todo. Los animales, la belleza del entorno y de ellos mismos hasta que por fin, Adanma escaló dos o tres pedruscos y le señaló con el dedo.

-Esta es la piedra de los lamentos y la furia. Tiene tan mal carácter que recordar cualquier hecho poco adecuado según su visión del mundo le irrita un montón. Mira.

Adanma se acercó a la piedra y comenzó a divagar sobre el tiempo, las nubes y sus formas.

-A que esa de allí se parece a una tele, Akaneva.

Los pesados párpados de la piedra se abrieron de inmediato. Y luego sus filosos dientes negros comenzaron a increparle.

-¿Tele? ¿Y cómo demonios sabes tú lo que es eso? Si eres el primer hombre –le gritaba mientras se ponía más y más roja-. Todavía ni se inventó la electricidad. ¡ODIO LOS ANACRONISMOS!

-Ahora -gritó Adanma y Akaneva, ni lerda ni perezosa, le colocó la olla sobre la calva.

Diez minutos después, Akaneva cogió una rama del árbol de las pruebas de fuego, la hundió hasta embadurnarla bien de su potaje y se le acercó a Adanma. Desde luego no olía muy bien, hecho que el primer hombre, más cercano a un primate que a un ser humano moderno, era perfectamente capaz de sentir con su fino olfato.

De pronto Adanma se sintió entre la espada y la pared, mejor dicho, entre la enorme y gigantesca katana que le pinchaba en la nuca y que por alguna razón extraña Akaneva no podía ver y el cucharón nauseabundo.

-¿Te ha gustado?

Adanma tragó intentando que la mayor parte resbalara por su boca sin tocar la lengua y asintió con la cabeza. La primera mentira de la historia.

Akaneva se ruborizó primero. Luego se le aceleró el corazón y por último empezó a sentir como un calorcito le invadía el pecho y bailoteaba hacia arriba y hacia abajo por su interior. Veía a Adanma con otros ojos ahora. Era gentil, guapo y atento. Pero sobre todo guapo. Y además…continuaban desnudos.

-Pervertido –le dijo mientras se escondía detrás de unos arbustos.

-Y tú también. Que nos hemos pasado todo el día desnudos y juntos. ¿Ahora te acuerdas?

-Es normal que no tenga ropa yo; acabo de nacer. Tú llevas más tiempo aquí y nunca le has puesto remedio. No pienso volver a dirigirte la palabra nunca.

Adanma dejó salir un suspiro.

-¿Y si te llevo con mi amiga la oveja Kasumi? Ella es capaz de solucionar nuestro problema en un santiamén.


Por la tarde, los jóvenes se habían hecho con unos exquisitos ropajes dignos de un rey y una reina (aunque la piedra de los lamentos y la furia sostenga que falta mucho para que entre dentro del sistema ideológico de la sociedad, el tabú de la desnudez y mucho más para que exista un organización social basada en el liderazgo de una persona y aquello degenere en la figura del rey). Ambos se habían recostado sobre el lecho de Adanma y esperaban abrazados el pronto anochecer, espectáculo que según Adanma, sobrepasaba la imaginación humana pues desde allí podían observarse todas las estrellas y algunos planetas, en especial uno marrón y celeste que estaba cerca.

-A ese le llamo "Tierra". Porque desde aquí parece que tiene mucha. Aunque mi padre quería ponerle "Agua". Según él tiene más de lo segundo que de lo primero…

-Perdona -le interrumpió Akaneva-, ¿tienes padre?

-Claro. Mi padre es Dios.

-Dios no existe.

-Claro que sí, tonta. Yo converso con él a diario. ¿No es suficiente prueba de su existencia, la nuestra?

-Los dioses no existen. Nosotros hemos nacido naturalmente, igual que los demás animales y el Paraíso.

Unos cuántos metros más arriba el panda y la katana conversaban.

-¡Ay, qué bonito! –exclamaba la katana-. La primera blasfemia. Y solo lleva un día de vida. Está claro que es la mujer ideal para nuestro hijo. No te conoce y ya se da cuenta que eres un bueno para nada.

-Pues a mi me están entrando una ganas de convertirla en costilla otra vez y comérmela asada.

La katana se colocó junto a la yugular del gran Panda Dios.

-A esa chica me la respetas, ¿eh? No quiero más tonterías. Es perfecta.

Mientras tanto más abajo, Adanma hacía un gran descubrimiento.

-Me parece que estoy mal de la vista. Cuando te veo de lejos me parece que tienes el mismo color de piel que yo. Pero cuando me acerco y te observo mucho más de cerca, te veo roja.

Akaneva sonreía en silencio mientras el muchacho la cogía con las dos manos por ambos lados y la acercaba y alejaba para hacer sus experimentos.

-Tendré que pedirle a papá que me invente unas gafas.

-No seas tonto, Adanma. Siempre dependiendo de lo que no existe. ¿Qué te impide a ti crearlas?

-No sé…es la tradición. Yo no sé crear nada. No puedo.

-Claro que sí. Si confías en ti puedes imaginar y darle forma a lo que sea. Mira, yo por ejemplo he creado esto ahora mismo. Creo que voy a llamarle beso.

Adanma sintió cómo Akaneva se ponía en puntas de pie y luego cómo juntaba sus labios contra los suyos.

-Me he equivocado hoy a la mañana cuando lloraba. No todo lo que toco sabe mal. Tus labios son sabrosísimos.

-Y los tuyos…pero no puedo hacerlo. Antes tienes que saber la verdad. No me gusta llevar estas ropas –dijo tanteándoselas-. Me pican. Y tampoco me ha gustado tu plato. Lo siento. Si vamos a estar juntos por siempre, no quiero que ese "beso" que inventaste sea el fruto de una mentira.

Akaneva se dio media vuelta.

-Me has engañado durante toda mi vida. Pervertido. No te me vuelvas a acercar. Ya encontraré a otro que quiera besarme sin mentiras.

Esa misma noche Adanma tuvo la penúltima conversación con su padre.

-Papá, quítame otra costilla, por favor, te lo suplico.

-Muy bien, hijo, muy bien. Ese es el espíritu. Si una te rechaza, ya habrá otros peces en el mar.

-No, padre, no. Quiero que hagas un hombre con estas costillas. Uno que no le guste pasearse desnudo y sin el sentido del gusto hiperdesarrollado. Uno que haga feliz a Akaneva.

-¿Estás tonto, hijo? Eso es contra natura. Tendrías que darme nueves de tus costillas para conseguir algo así. ¿Vas a sacrificarlas casi todas y a ti mismo para que ella sea feliz? Yo pensaba que te gustaba. ¿A santo de qué le buscas otro hombre?

-Es lo que ella desea. Me lo ha dicho.

Cuando la katana oyó aquello, se disparó enloquecida en dirección a la garganta de Akaneva. Solo los milagrosos reflejos del brazo del gran Dios Panda pudieron pararle a tiempo.

-¿Puedes hacerlo, padre?

-¿Perderte como heredero, crear vida imposible y al mismo tiempo retener a la katana de la vida y la muerte…? Sí, creo que sí. Por suerte para ti, soy Dios.


Adanma despertó tres días después. Solo recordaba haber dejado salir nueve poderosos aullidos y que Akaneva le había oído y protegido durante toda la primera noche. Estaba claro que ella le estimaba. Que podían pelearse pero que a la hora de la verdad, cuando la necesitara, siempre podría contar con su valentía y generosidad. Aquello le pareció tan bonito que decidió ponerle nombre: amor. Luego intentó levantarse pero no podía. Todavía le dolía una barbaridad el ahora frágil y blando estómago. Akaneva se había marchado hasta el riachuelo cercano a buscar agua. Pronto volvería, le vería despierto y le ayudaría a incorporarse.

Las nubes del cielo parecían más vivas que nunca. Una de ellas se asemejaba a un panda empuñando una katana. Adanma pestañeó, sorprendido. Le había parecido ver que la nube le guiñaba el nuboso ojo. Luego apareció algo al lado suyo y se acurrucó contra él. Tenía la cabellera morada y un cuerpo como el de akaneva pero más indiscreto, puesto que se sobaba sin miramientos contra el pobre e inmóvil muchacho.

-Llamarme Shampvíbora.

-¿Qué es esto? –exclamó Akaneva-. Ya lo entiendo. Te has buscado otra a la que sí le guste que te desnudes.

-A Shampvíbora gustarle. ¿A ti no?

Akaneva se ruborizó.

-Estoy harta de este sitio.

-Y se marchó directo al bambú sagrado.

Rayos y centellas cayeron a su paso pero no pudieron impedírselo. El gran Panda Dios estaba demasiado ocupado intentando detener a la katana como para apuntar bien. Luego Akaneva cortó de un manotazo el tallo y le dio un soberano mordiscón.


Tres días después, Akaneva vagaba por la Tierra, su nuevo hogar, con tristeza. No había nada allí, salvo agua, pedruscos y poco más. Sobre el amanecer del cuarto día oyó como el aleteo de un ave y luego un extraño artefacto que aterrizaba junto a ella.

-¿Qué haces aquí?

-He intentado probar el bambú sagrado para poder estar contigo… pero sabía más feo que tus platos –repuso Adanma.

-Tus disculpas no comienzan muy bien.

-Como no pude hacerlo –continuó el muchacho-, me inventé esto: lo llamo el cuadripegaso-piedra-de-los-lamentos-y-la-furia-car ruaje. Dos pegasos a cada lado de la piedra, volando y ella haciéndome de asiento (en el espacio hace mucho frío).

-Tonto. Podrías haber vivido por siempre con Shampvibora…y el volcán de fresa y la fuente de chocolate…al lado de eso….la vida parece que durará un instante.

-Un instante contigo es todo lo que necesito para ser feliz.

Akaneva sintió que le latía el corazón tan rápido y fuerte que pronto le estallaría en el mismo pecho.

-Además –le susurró Adanma-, esto está muy vacío y yo sé lo duro que es estar solo.

-Eso es verdad, amor mío. Mucho me temo que habrá que poblar la Tierra.

-Y si no hay más remedio…

Fin


Final alternativo censurado por Minefine7

(dice algo así como que prometí no volver a matarlos al principio del fic. La verdad que ya no me acordaba; fue hace más de 3000 palabras atrás)

Genma volvió a despertar, esta vez, en el mundo real. En su ausencia, un meteorito había caído sobre la Tierra y arrasado a la raza humana salvo a él y a Nodoka.

-Deberías haber visto a tu hijo. Cómo luchó por defender a Akane. Antes de que le aplastara un pedazo de meteorito ha destrozado con sus puños más de cien mil fragmentos.

-Es extraño, mujer –se rascó la cabeza-. No se te ve muy triste.

-Ha muerto como un verdadero hombre entre los hombres.

Genma se encogió de hombros. La erradicación de la raza humana al completo, y más específicamente de su hijo, mucha gracia no le hacía. Por otro lado, había sobrevivido lo único que realmente le importaba.

-Nodoka, sé que no te lo digo muy a menudo pero…te amo. He tenido un sueño que me ha hecho darme cuenta de lo importante que eres para mí. Aún con poderes ilimitados no sería feliz sin ti a mi lado.

-Yo también te amo, mi panda de peluche.

-Habrá que repoblar la Tierra.

-Sí.

-Bueno, a ver si esta vez nos sale alguna niña.

-¿Siempre has querido una, verdad?

Genma asintió con la cabeza, avergonzado.

-Ya decía yo que lo de Jusenkyo no pudo ser un accidente. Si hablas hasta en quince dialectos de chino.

-Diecinueve, he aprendido cuatro más cuando estuvimos allí.

Fin del final alternativo censurado por Minefine7


Aclaraciones

1) Ya sé que el nombre de Shampvíbora es horrible. No se me ocurrió nada mejor. Lo siento.

2) Tendría que haber puesto a Ukyo con Shampvíbora, una a cada lado de Adanma pero se me ocurrió tarde.

3) "Adán" en inglés se escribe "Adam". Por culpa de eso en muchísimas ocasiones escribí "Adamna" en lugar de "Adanma". Ahora que caigo en la cuenta, Adam West, el actor de Batman se llama literalmente: Adán Oeste. Si me sobrara el tiempo, ya mismo estaría escribiendo un fic de Adán Oeste en la sección de Batman (¿Existe una sección de Batman, no?)

4) Hoy no ha aparecido Ibuki y eso que pensaba dedicarle el especial del capítulo 40… bueno, será para el 50.

5) Akaneva se llamaba primero Evane. Durante algunas horas a veces se llamaba de una manera y luego de otra hasta que cierta persona me mandó a arreglarlo.

6) Ibuki no es mi primer tilde. Suelo tildarme con una cosa y repetirla hasta el cansancio con asiduidad. Esta semana es la frase de mi hija: "tranquilate" en lugar de "tranquilizate". Llevo ya "tranquilándome" toda la mañana…


Historia Bonus

La confesión

De acuerdo, Minefine7 tenía novio. A mi modo de ver existían tres maneras honrosas de asimilar la situación.

1) Batirme a duelo de espadas con Ese.

2) Olvidarme de Minefine7 y buscar a otra.

3) Confesar mis sentimientos a pesar de la situación incómoda y que fuera lo que Minefine7 quisiera.

Probablemente pensaréis que escogí la tercera, más que nada por el final feliz al que evidentemente llegamos y por el título de la historia bonus. Habría que aclarar en este punto, que los finales felices no están reñidos con los obstáculos, rivales, timidez y demás ingredientes telenovelescos. También habría que poner bien en claro que además de las tres salidas honrosas existía una enorme cantidad de opciones ridículas, inmaduras, torpes y ranmakanescas. Y una de ellas elegimos de mutuo acuerdo: seguir como si nada. Amigos de distinto sexo pero idénticos intereses que pasan mucho tiempo juntos disfrutando de una tarea común: aprender.

Por ese entonces comenzó silenciosa y lentamente mi reeducación mental por parte de Minefine7. Yo solía pensar y, lamentablemente todavía una parte muy diminuta de mi piensa, que los valores morales pueden ser flexibles según el contexto. Por ejemplo, robar siempre está mal pero ¿y si te encuentras una moneda de escaso valor por la calle que no pertenece a nadie? Eso es suerte. Buscar al dueño desesperadamente, ridículo. Al final algún pícaro te dirá: "sí, es mía". Por dar otro ejemplo, si la playa está toda sucia porque la gente tira envoltorios de galletas, colillas de cigarrillo, etc., lo correcto es no hacerlo tú. Y si quieres estar realmente comprometido con el medio ambiente, pues limpias un poco a tu alrededor. ¿Pero pasarse limpiando veinte minutos las arenas? Me parecía exagerado. Pues para Minefine7 ningún tipo de eventualidad en el contexto le impide hacer estas cosas. Es bondad pura. Ese tipo de gente que sufre una y otra vez pensando que el mundo es como ellos y desengañándose a cada instante. Yo pertenecía al segundo grupo, el que intentaba no hacer cosas malas pero era plenamente consciente de que la maldad en el mundo existía. Era, en definitiva, de los que de vez en cuando, si el daño no era mayúsculo y me convenía, hacía algo poco ético como colarme en la fila del banco para que me atendieran antes.

Pasada una semana desde que me enteré de la dichosa noticia de que Minefine7 tenía novio, paseábamos ella y yo por los alrededores de la facultad, bebiendo cada uno, una pepsi. De pronto la expresión de Minefine7 cambió de la tranquilidad a la desesperación más inquietante. Casi se tiraba de los pelos y murmuraba al viento protestas ininteligibles: se había dado cuenta de que le habían devuelto unas monedas de más cuando pagó su lata.

-Da igual –le dije-. El importe no es mucho. Y estamos lejos.

Minefine7 se puso pálida y casi dejó escapar una lágrima.

-Claro que importa. Este dinero no es mío.

-¿Qué más da? –argumenté-. Con eso no te compras ni dos chicles. Piénsalo así: has tenido suerte. Además estamos a más de quince calles. A lo sumo se lo devuelves otro día.

Minefine7 me miró con esa odiosa cara de lástima que me suele poner cuando descubre que no soy perfecto. Os juro que no hay nada más horrible que te mire así la mujer que amas. Con desilusión. Un abismo moral se abrió entre nosotros en seguida. La sentía lejos, inalcanzable. Incluso, mientras rehacíamos nuestros pasos en dirección a la honestidad, el abismo se hacía mayor y mayor. De hecho, yo me preguntaba cómo había logrado sobrevivir una persona así en un mundo como este. Una persona que sufría así por un error que no era suyo y le favorecía. En aquel mismo momento descarté dos de los posibles desenlaces felices para mí. Que Minefine7 decidiera tener una aventura conmigo o que no estuviera realmente enamorada de Ese. Imposible dado su carácter. También, descubrí, con algunas hábiles preguntas, que Ese no tenía ni idea del tesoro que tenía entre manos y que probablemente ni había notado la singularidad de aquella forma de comportarse.


Ese mismo día nos dijeron que estudiáramos los ejercicios de fonética de la página trece del cuadernillo. La verdad es que eran bastante fáciles. Nada que ver con los de la página catorce a la que había espiado por defecto profesional y que me parecían mucho más largos y complejos.

Y al día siguiente, la profesora de prácticos hizo pasar a dos jóvenes al azar a resolver en la pizarra dos problemas. Luego a otros dos.

-¿Lo entiendes, verdad? La profesora no tiene por qué hacernos pasar de dos en dos. Es más incómodo para corregir y para hacerlos. Si insiste en este sistema es porque estamos compitiendo entre nosotros ya desde ahora. No importa con quien me toque, cuando me llegue el turno tengo que machacarle. Terminar antes y mejor que él.

-¿Te parece?

-Por supuesto, esto es una jungla. La nota es el trabajo en clase más el examen. Pero somos demasiados. La nota en clase no se define por tus intervenciones orales, sino por las dos o tres veces que te toca pasar a la pizarra. Sobre todo en nuestro caso que somos tan tímidos. O te tiras como una hiena a chuparle las medias a la profesora o machacas a tus rivales en el uno contra uno. No te queda otra.

-Yo he estudiado bien. Debería sacarme un diez sin problemas.

-La nota puede variar dos o tres puntos arriba o debajo de los merecimientos según popularidad.

La conversación se truncó por culpa de la dura realidad. Por último nos tocaba pasar al frente…a nosotros. ¿Operación machacar a Minefine7? Imposible. Hubo que pasar al sabroso plan B. Me levanté con el corazón en la garganta de la emoción. Os parecerá tonto pero por mi cabeza pasó la siguiente frase: "nuestra primera cita".

Primero me dijeron a mí que resolviera el número siete y luego a Minefine7…el veinte.

No, no, no –protesté para mis adentros con furia-. El veinte está en la página catorce. Es de los difíciles. Los que no teníamos que estudiar. Injusto. Muy injusto.

Repasé en un instante las opciones: enfrentar a la profesora. Imposible. Era demasiado tímido para hacerlo. Segundo, que Minefine7 lo resolviera. Difícil. Ese tipo de ejercicios eran casi matemáticos. Y Minefine7 era y es muy mala para resolver algo así si no se ha preparado antes. De hecho el día anterior le habían dado bien el cambio pero ella había contado mal las monedas. Tercera opción. Resolver rápido hasta la mitad el mío, luego ayudarle y terminar los dos al mismo tiempo. Pero ¿cómo? Si yo por muy bueno que fuera en mates, y por mucho que hubiera practicado el día anterior la página catorce, tampoco estaba muy seguro de cómo hacerlo.

Un minuto después había terminado con mi parte y eché un vistazo a su mitad de pizarra. Estaba bastante bien. Lo tenía casi resuelto como yo. De hecho, lo tenía demasiado parecido al mío. Básicamente porque también estaba haciendo el ejercicio siete. ¡El que me tocaba a mí! Esa era una buena solución que no se me había ocurrido. Hacer yo el difícil y ella el fácil aunque nos hubiesen indicado lo contrario. Claro que Minefine7 no lo había hecho por eso. Ya sabía yo de sobra que era demasiado buena y distraída. Tan solo se había equivocado. Pero claro, yo ya había casi terminado el mío. Si presentábamos los dos lo mismo…en comparación pues salía perdiendo ella. Incluso la profesora podría pensar que se había copiado de mí. Y si empezaba ella ahora el que le correspondía ni siquiera tenía tiempo de nada.

Única opción posible, borrar el mío y hacer el otro, el difícil, en menos de veinte segundos. Bueno, ¿por qué no? Los artistas marciales de la tele salvan a sus amadas de terribles enemigos por amor, los bomberos, de terribles incendios y los futuros profesores…de terribles ejercicios. Tan solo tuve que elevar mi ki académico al máximo, adquirir de la nada una nueva técnica para resolverlo y deshacerme de él en un santiamén. Igualito que Goku.

Al final de la clase, la profesora dio un sermón sobre la diferencia entre un secundario y la Universidad. Y cómo la exigencia era mucho mayor. Que ya no valía dejar todo para último momento y que mejor nos vayamos dando cuenta ahora, en el primer cuatrimestre de carrera, o luego lo pasaríamos mal.

Estos dos episodios, el de las monedas y la pizarra me dieron la respuesta que estaba buscando a la pregunta: ¿Cómo había sobrevivido tanto tiempo en un mundo como este? De casualidad. A la semana siguiente ni siquiera se dio cuenta de que la clase estaba mucho menos concurrida ni que casualmente la mayoría de los que habían abandonado eran los que habían fallado en los famosos ejercicios. De hecho, cuando la tortilla se dio vuelta y fue ella la que sacó la máxima nota y yo una muy mediocre en Teoría y Análisis, tampoco pareció importarle demasiado. En el fondo lo mismo de antes. Las circunstancias dan igual. Lo que realmente vale para ella es hacer bien las cosas. Quedarse una monedita de más es robar aunque sea pequeña y estudiar bien es estudiar bien, sin importar el carácter de quien te toma el examen, si este pretende que le digas la respuesta correcta o cuán genial es como profesor y cuánto le admiras. Me costó mucho tiempo entender que tenía razón. Que la forma correcta de abordar las cosas es con ingenuidad. Con esa misma ingenuidad le dije un día en la cara que la amaba y luego la besé. Con esa misma ingenuidad me desperté, a continuación, muy desconcertado. Ya estaba listo para decírselo, sino no lo hubiese soñado tan vívidamente. ¿Pero cuándo? ¿Cómo?

El momento y lugar era fácil de elegir, cuando fuéramos a comer juntos al bar de la esquina en el primer momento que me sintiera con valor para hacerlo. Tres semanas después, se lo dije.

-No sé si te habrás dado cuenta…pero…me gusta…una chica de Letras.

-Sí, me he dado cuenta.

-¿De..verdad? Yo…estem…¿qué opinas?

-Me parece bien. Es una chica guapa. Si quieres te puedo ayudar a hablarle.

-¿¡EH!? ¿De quién hablas?

-De la chica que te pidió los apuntes el otro día para fotocopiar.

-¿Quién?

-Esa que es así y asá.

-¿Quién?

-La que siempre dice en clase "no se qué y no se cuánto".

-Ah, Aburrida-a-más-no-poder.

-Sí, esa. Estoy segura de que te gusta. Es la única chica a la que le hablas además de mí.

-Claro, hablar con una chica siendo tan tímido, es prueba inequívoca de atracción.

-¡Lo sabía! ¿Te gusta, verdad?

O minefine7 me estaba rechazando sutilmente, o era más ciega que Akane con pe-chan o me quería solo como amigo. Urgía explicarle bien las cosas. Y de ninguna manera comportarse de forma inmadura y ridícula como Ranma.

-Sí, lo has adivinado. Me gusta Aburrida-a-más-no-poder.

Fin de la segunda parte de la Historia Bonus.

En la próxima: Ese y Minefine7 se pelean. ¿Para siempre?


Comentarios

Estimada Massy13. Es verdad cada tanto uso todavía "akanil". También, se habrá notado hoy, me gusta el adejtivo "ranmakanesco".

Estimada Ai. Vega salió cuando vio que Ranma se equivocaba de escalera. Ante todo y aunque no le guste reconocerlo, Vega cree hasta la médula en el amor. Jamás dejaría que la historia de amor de otro terminara mal por puro despecho en la suya.

Estimada Mire2006. Siete años también es muchísimo tiempo. Enhorabuena y que duréis muchos más.

Estimada elena79. Eres muy valiente sin duda. Escenas como la que me cuentas debe de ser muy difícil de presenciar.

Estimada minefine7. Mi amor, no me spoilees la historia, por favor. Tu versión de los hechos segur oque es más acotada a la realidad pero yo me acuerdo las cosas así.

Estimada angelikitap4emmet. Sí, le llamo "Ese" pero no para preservar su identidad que realmente me da igual sino porque de verdad que no me acuerdo de su nombre. Menos aún de Aburrida-a-más-no-poder. De ella ni siquiera me acuerdo del más mínimo rasgo de personalidad.

Estimado Lu4AVG. A mi también me cuesta un montón dejar reviews. A veces tardó más con uno que con una capítulo mío. Debe de ser cosa de hombres. En fin, gracias por comentar. Y estoy de acuerdo, si miraba Ranma en un principio era por el humor en primer lugar y por el romance en segundo. Mucho menos por las secuencias de acción que no son malas pero al lado de Dragon Ball o Caballeros del Zodiaco..en fin. Tragedia me gusta escribir porque sé que soy el autor y lo voy a terminar bien. No me gusta nada ni leer tragedia ni ver películas trágicas.

Estimada RosemaryAlejandra. Gracias por mencionar lo de Nabiki. Fue corto pero, a mi por lo menos, me parece que es por lejos la escena más cómica del three-shot.

Estimada TsukiNoHikari90. Muchas gracias por la felicitación. Igual me imagino que te dejé más intrigada que antes con la segunda parte de la Historia Bonus.

Estimada Akyfin02. Ninguno de mis alumnos saben que me gusta el anime. Supongo que alguno se pondría contento como tú pero también estará quien aprovechará la ocasión para mofarse de su profesor. Así que no lo saben. Seguramente tendrás alguno que también le gusta y que como yo no lo dice. Estadísticamente, por lo menos, seis de queda seis hombres son fanaticos de Dragon Ball. Así que has tu propias cuentas.

Estimada Maxhika. El clima bien todavía. Pronto empezará a ser caluroso pero aún no. Yo espero que empiece le mes que viene que es cuando me tomo unos pocos días de vacaciones.

Efectivamente se rumorea mucho sobre la posible nueva temporada de Dragon Ball Z. Pero no os alegréis demasiado. Rumiko es un hueso mucho más duro de roer.