La fragancia del amor. Segunda parte.

-¡Qué bien que hueles mi niña! –le decía el padre de Ibuki todas las mañanas al despertarse. Solía hacerlo muy temprano, antes de que saliera el sol. Y luego se iba a trabajar. A Ibuki le gustaba remolonear en la cama hasta bastante tarde. Así que rara vez abría los ojos para despedirse. Sin embargo, la barba de su padre dándole un beso le hacía cosquillas y, aún en el mundo de los sueños, esbozaba una sonrisa compradora, único premio que su progenitor buscaba para hacer frente al extenuante día de trabajo con otra cara. Aquel ritual se repetía desde que cumplió los dos años y comenzó a dormir sola en su fina cama de princesita hasta los diez años. Alguna vez, el padre un tanto distraído solía olvidarse de cumplir con el protocolo pero al día siguiente lo subsanaba con un doble beso y una doble sonrisa de su tesorito. En rigor a la verdad, los besos matutinos al principio eran esporádicos y duraban poco pero desde los cinco años, momento en que las cosas en la empresa comenzaron a torcerse, se convirtieron en una faena larga e ineludible. Genma Ibuki lo hacía todo por ella. Si iba a esa carnicería de tiburones que le estaba destrozando la moral y las fuerzas a cada instante era para que nada le faltara a su única heredera. Un buen día, cuando habían pasado dos semanas desde que cumplió los diez, el ritual se detuvo por completo. Esa misma tarde el secretario personal llamó a la casa para preguntar por él. Nodoka Ibuki se extrañó. Genma había partido como todas las mañanas. Es verdad que casi no la había saludado a ella ni se había despedido de Ibuki pero era muy temprano y lo había atribuido al sueño. Lógicamente fue buscado durante días por la policia. Incluso su foto apareció a menudo en los periódicos. Nadie sabía nada de él. Probablemente por su alto status, la parafernalia se estiró bastante. Nadie se animaba a decirlo y solo por casualidad, Nodoka se enteró a los quince días de lo que se rumoreaba: que la empresa estaba por quebrar y que antes de que eso sucediera, simplemente se había largado con el dinero de las nóminas de los empleados. Entonces ya no hubo forma de que sus socios ocultaran el secreto. El status de Genma Ibuki pasó de desaparecido a prófugo, Nodoka hizo lo que pudo para alejar a la niña de los rumores primero y de la realidad después, pero los niños no son tontos. Además, ya se sabe; cuando algo así ocurre, se habla en las casas a todo momento y tarde o temprano algún compañerito se entera y repite: "¡El padre de Ibuki es un ladrón, el padre de Ibuki es un ladrón!". De nada sirvió que la familia materna le consiguiera un buen puesto de directiva a la madre ni que poco a poco devolviera todo lo que su marido había estafado. La condena social estaba allí, latente, a donde quiera que fueran. Sobre todo a nivel escolar, época carente de sutileza y decoro.

La reacción de Ibuki Ibuki fue la única honrosa, dada su educación. Hacerse virtualmente inatacable. Apoderarse como fuera de las reglas del juego y devolver al mundo sin piedad lo que el mundo le había dado: rechazo, odio y falta de compasión.

Un mes antes del incidente con Akane, Ranma cayó volando a sus piés por culpa de un comentario fuera de lugar sobre el sabor del almuerzo que había preparado su prometida preferida. Una Ibuki ya adolescente y entregada en cuerpo y alma a su papel destructivo y autodestructivo, elevó la punta de la nariz y con voz nasal exclamó:

-Me has echado barro en el vestido, hedionda caricatura de ser humano.

Ranma se olió el sobaco. Lo de caricatura lo entendía. Eso explicaría muchísimas cosas de su vida…¿pero lo del mal olor? Si se acababa de bañar.

-Lo siento. No soy muy bueno lavando cosas. Pero se lo llevaré a mi madre. Cuando era joven le llamaban: Nodoka, la lavandera legendaria. Eso fue antes de que se casara con mi padre, Genma Saotome.

Segundos después Ranma recibió una bofetada como nunca la había recibido antes. No era la brutal y delicada mano de Akane. Esta había ido tan rápido que no la había visto. Al tacto se sintió despiada, dada con rencor y odio. Ningún enemigo le había atacado jamás con semejante sed de sangre. Y se lo había hecho nada más y nada menos que Ibuki, la chica más tonta, modosita y superficial del instituto.

-¡Jamás vuelvas a bromear sobre mis padres!

Ranma se levantó en un santiamén.

-No lo hago. Es verdad que a veces escucho risas de fondo sin hacer nada especialmente gracioso. Pero ahora ni eso. No sé quiénes son tus padres y francamente no me importa.

Rimi, que había presenciado la escena entera, le susurró al oído la verdad a Ibuki hasta que el color de su rostro pasó del rojo furioso a su acostumbrada tez pálida y luego, se puso aún más blanquecina, como si corrieran rios de leche por sus venas y no sangre.

-Lo siento -se disculpó la chica con lágrimas en los ojos, mientras Ranma no daba crédito a lo que veía. Aquella suma de perfección social, aquel manual de comportamiento andante, Ibuki Ibuki, quebraba por segunda vez en un instante las normas de conducta exquisita y en ambos casos por su culpa.

Por esta misma razón, porque se había sorprendido, Ranma escuchó pacientemente la historia de Ibuki relatada de sus propios labios como forma de disculparse por el golpe.

-No soy quién para opinar y menos luego de tanto tiempo, pero no creo que tu padre fuera culpable. Si os quería tanto como recuerdas, hay algo que no concuerda. Por mucha vergüenza que le diera, debió de despedirse de alguna manera. Si no lo hizo, es porque no pudo. No le dejaron.

Los ojos de Ibuki relampaguearon durante unos segundos. Desde los diez años no había hecho más que repasar todos los posibles escenarios del secreto que le angustiaba. Había diagramado miles de posibles historias que le justificaran y enaltecieran. Esta, sin embargo, era la primera vez que oía una de esas variantes de los labios de otra persona.

-Saotome-kun –le dijo mientras se alejaba conteniendo la respiración-, quizás no huelas tan mal como pensaba. Vamos, Rimi. Hay que limpiar este vestido.


Dos días después el grupo de Ibuki se reunió alrededor de un pequeño altar que escondían en el club de gimnasia rítmica y en el que solía sentarse su líder. Le rodeaban todas: Rimi por delante y también Moko y Akari, unos pasos por detrás.

-Informadme.

-Está comprometido con Akane Tendo. También con dos chicas más. Creo que una se llama Shampoo

-Y la otra, Ukyo –agregó Moko-. Pero la principal es Akane. Al menos vive con ella.

-Ajá. Habrá que ocuparse de ella –les guiñó el ojo-. ¿Algo más?

Moko y Akari se miraron entre ellas, luego se dieron leves empujoncitos unas a otras hasta que por fin Moko declaró:

-Se transforma en chica cuando se moja.

-¿¡Qué?! –exlamó Ibuki dando un salto de su asiento-trono.

-Que se transf…

Ibuki le interrumpió con un gesto de su mano.

-Sí, sí, ya lo he oído. Podéis marcharos.

Su larga cabellera rubia, similar a la de Raspunzel le envolvía parte del rostro y el cuello. Una vez a solas, comenzó a mecérsela con los dedos en un acto más nervioso que útil. A veces formaba coletas, en otras las desarmaba. Se cambiaba los adornos de sitio o se peinaba con un pequeño instrumento de plata que guardaba en el segundo bolsillo de su vestido.

Maldito travesti y yo creyendo que sentía algo por él -pensó Ibuki-. Tendré que vengarme de los dos.


Akane caminaba a casa con su prometido a corta distancia. Hablaban. O más bien lo hacía el muchacho. Akane solo parecía reflexionar y asentir cada tanto a todo lo que le argumentaban.

-No lo sabía, Ranma –exclamó de pronto-. Pero da igual si la han torturado psicológicamente cuando era pequeña. Eso no le da derecho a maltratar a la gente. Yo he perdido a mi madre a su misma edad y no por eso ando comportándome como una psicópata.

Ranma se echó los brazos a la cabeza.

-Si lo hicieras, yo te entendería. Es lo más normal. Kasumi se convirtió en la madre que no era para tapar el agujero. Nabiki se volvió enfermizamente manipuladora para suplir la merma económica que su ausencia provocaba y la más débil, se hizo irracionalmente fuerte para sobrevivir en este mundo. Es lo normal.

Akane le golpeó en el hombro.

-¿Qué eres ahora? ¿Psicoanalista?

-No, lo siento –eso es lo que dice mi madre-. Que les tenga paciencia a ti y a Nabiki como vosotras me la tenéis a mí. Dice que soy el más inmaduro porque no he tenido ningún trauma de envergadura que me empuje a cambiar.

Los labios de Akane se torcieron formando una expresión entre la risa y la mueca, la famosa sonrisa burlona.

-Claro que eres inmaduro. ¿Sabes qué? Yo creo que no las has defendido por piedad ni por la singular coincidencia en el nombre de vuestros respectivos padres. Siempre saltas a defender a la más guapa.

Ranma protestó exhaltado.

-Eso no es verdad…

-Claro que sí. Siempre la más bonita y más perfumada te parece la más frágil y digna de ayuda. ¿Recuerdas cuando pasamos por la calle anterior? Ayudaste a la niña que lloraba porque se raspó la rodilla.

-Sí. ¿Qué tiene de malo?

-¿Y el vagabundo que había al lado? ¿No necesitaba más ayuda él que la niña?

-No es lo mismo…

-Claro –le interrumpió-, el vagabundo "huele mal".

-Bueno, sí, para empezar eso. A saber qué enfermedades tiene…es un desconocido.

-Como la niña.

Ranma saltó sobre una valla y siguió andando sobre ella.

-No entiendo por qué tenías que darle tu almuerzo.

-¿Cómo que no entiendes? ¡Insensible! Porque tenía hambre.

-Por eso mismo… ¡Pobre hombre! Sin hogar, sin dinero y viéndose forzado a probar algo que cocinaste tú.

-Idiota, ahora verás.

Ranma se cubrió instintivamente el rostro. Es lo que tocaba. Había hablado de más y ahora le mandarían a volar. Con un poco de suerte caería sobre un sitio seco.

Pasaron uno, dos, tres segundos y el muchacho volvió a abrir los ojos. Akane no estaba. O mejor dicho, sí que estaba pero lejos y acompañada.

-Ranma, si no te importa, este señor –señaló al vagabundo que caminaba de la mano con ella- nos acompañará hoy a cenar. Así aprenderás a respetar a todos y no solo a las que te parecen más guapas como Ibuki.

-Yo respeto a todos. Además…-agregó para sus adentros: "tú eres la más guapa".

Fin de la segunda parte.


Historia Bonus a pedido de AiHwatari

Cómo empecé a escribir fics.

Esta es una pregunta que todos los que escribimos aquí deberíamos hacernos. ¿Por qué sujetarnos a personajes que no son nuestros y que de tan gastados que están -por tanta producción ajena al autor inicial-, se han vuelto un tanto estereotipados? De hecho, ¿no habéis notado que muchos fics, en el fondo, solo tienen de Ranma y Akane el nombre de los personajes? A quien les situa en otro tiempo y espacio y les da una personalidad totalmente diferente de la que tienen y una vida pasada ajena a la que diseñó Rumiko, ¿no le hubiese valido más escribir un cuento sobre Cuchufleta y Cuchuflito? No digo con esto que salirse de los personajes esté mal. Al contrario. Eso significa que tienes otros intereses además de la obra de Rumiko. Pero, ¿por qué, entonces, no salirse del todo? Cada uno tendrá sus razones para no hacerlo y sospecho a la luz de este hecho, que probablemente sean de lo más diversas. A continuación, las mía.

Para empezar -imagino que no es un secreto-, me gusta escribir como a todos los que estamos aquí. De hecho, comencé a cursar Letras con la falsa y ridícula expectativa de que allí me enseñarían a hacerlo mejor. No me quejo; me ha preparado lo suficiente para enseñar –aunque tampoco de forma directa-. Que no es poco y me gusta tanto o más que lo primero.

Ya en las primeras monografías teóricas los profesores me decían más o menos lo mismo que vosotros: no es ni remotamente lo que esperaba leer; no se parece a ninguno de los trabajos de los otros alumnos pero es original y se ajusta a los cánones. Por otro lado, mientras aprendía más y más de teoría, porque eso es lo que se aprende en letras, daba clases particulares a chicos de secundario para ganarme unos pesos y escribía mi primera novela.

En ese entonces no tenía muy en claro cual de las tres vertientes terminaría fructificando más. Aunque pronto me di cuenta, y no es falsa modestia, que escribir no era lo mío. Por lo menos no para vivir de eso. Disfrutaba horrores del hecho lúdico de ponerme frente al ordenador a crear historias, pero la realidad es que me costaba y me cuesta aún un montón convertir las ideas en frases.

Aquella primera novela que inicié en el 2000 la terminé recién en 2012. No es que fuera lento escribiendo. De hecho, la primera vez que dije: "he terminado", fue en el mismo año 2000. Un lindo manuscrito de unas doscientas hojas con una temática que me gustaba. El problema es que nunca quedaba conforme con el resultado final. Nuevamente, no es falsa modestia. Me agradaba el argumento pero el estilo con que lo plasmaba era patético. Totalmente insuficiente. Solo si me pasaba largas horas puliendo poco a poco y detalle a detalle me quedaba más a gusto, exclamaba "ahora sí, terminé" pero a los dos meses la releía y vuelta a empezar. Así, reescribiendo a paso de hormiga, sobre la base de una historia de doscientas hojas llegué a completar un mamotreto de casi setecientas.

Cada una de las sesenta y ocho veces que juré que ya la había terminado durante la última década, Minefine7 accedió a leerla…menos la última vez que, casualmente, como con Pedro y el lobo, era la definitiva de verdad. Hay que reconocerle que leer sesenta y siete veces una novela de esa envergadura tiene ya mucho mérito. Si además le añadimos el detalle de que es, por largos pasajes, tremendamente aburrida ya que me la paso moralizando sobre la condición humana y el gobierno de una sociedad…pues no puedo reprocharle nada.

Resumiendo a cinco de septiembre de 2012 aunque fuera solo un hobby, tenía los siguientes problemas como escritor: solo quería que me leyera Minefine7. Escribía veinte folios en dos días pero me los pasaba corrigiendo tres meses o más. Mis historias aburrían a la gente (lo más parecido que conoceréis a mi estilo original es el one-shot en el que el edificio del instituto Furinkan se la pasa moralizando sobre su condición existencial). De tanto corregir, en lugar de tener un estilo fresco tenía uno rimbombante (en palabras de Minefine7). Y para empeorar la crisis…Minefine7 se la pasaba leyendo fics de Ranma y Akane en lugar de la novela aburrida que había escrito para ella. Esa novela que se sabía de memoria pero a la que le había cambiando en la útlima corrección unos diecisiete adjetivos en setecientas páginas.

¿Cómo conseguir que Minefine7 me leyera otra vez? ¿Cómo quitarme de encima la timidez de no dejar que nadie más me lea? ¿Cómo asegurarme de que una vez terminado un cuento, aunque no estuviera perfecto, no me lanzara a corregirlo por siglos? En suma, ¿cómo dejar de ser rimbombante? Entonces se me ocurrió una idea genial: hacerme una cuenta en fanfiction sin que Minefine7 se enterara y publicar algo allí. Obviamente le daría pistas para que una vez leído, me reconociera. Primero un nombre bien "rimbombante" (con esa palabreja estuve más tiempo obsesionado que con "Ibuki") y al mismo tiempo que fuera inconfundible: mi segundo nombre y mi profesión, Leandro-Sensei. Y después, un enemigo que hablara y se comportara como uno de los personajes de mi novela al que le inventé un nombre estrambótico a propósito: Yusuf-Dem-Parim. Y por último en el capítulo 4 de Cocinera por amor, mi primer fic de Ranma y Akane, puse la palabra clave: "rimbombante". Obviamente no tenía miedo de que no me leyera, Minefine7 se merienda literalmente todo fic que se publique sobre la parejita tímida.

Como ya adivinaréis, puesto que estamos hablando de la persona que creía que me gustaba Aburrida-a-más-no-poder, tuve que decirle yo quién era Leandro-Sensei; hubo que darle todo tipo de pruebas como que me sabía párrafos de memoria e incluso llegué a entregarle mi nombre de usuario y contraseña para que lo viera por sus propios ojos.

Terminada la broma quise retirarme sin pena ni gloria de este mundillo pero Minefine7 me obligó a terminar el fic puesto que no hay nada que odie más que un escrito de Ranma y Akane abandonado a su suerte por el autor. Y tuve que hacerle caso porque si he aprendido algo de convivir con ella tantos años es que nunca hay que meterse entre ella y el deayuno y que nunca hay que tomarse a la ligera sus palabras cuando las dice con convicción.

Terminado el fic, descubrí que no sentía ansias de corregir nada, aunque era consciente de que podía haberlo hecho mejor. También que otra gente me leía y comentaba y que por primera vez en años había creado algo que no tenía nada que ver con la novela. No estoy propugnando con esto que sea mejor dedicar poco tiempo y esfuerzo que mucho. Todo lo contrario. La puntuación es vital. Es la única herramienta que tenemos los autores para que el lector lea con el ritmo que pretendemos y entienda perfectamente lo que quisimos decir. La gramática es esencial. Sin ella, no estamos escribiendo; de la misma manera que no pintamos con un pincel sin colores. La variedad de estructuras gramaticales y de vocabulario hacen a la belleza del escrito. Lo que digo es que no siempre hay que escribir con el objetivo de que el fic sea lo más bello posible. A veces interesa enseñar o compartir experiencias o, simplemente, divertirse, en cuyo caso la hermosura se convierte en firuletes con los que tropieza la vista del lector. Sin ir más lejos, en el caso de Ranma y Akane, si los diálogos en lugar de ser rápidos y graciosos, son intelectuales y bellos…pues nos estamos saliendo de los personajes. Y…este es el típico párrafo teórico que Minefine7 suele saltar cuando me lee (como el de Ovidio y las Edades en el fic pasado).

En suma, escribo fanfics porque me divierto. Los hago de Ranma y Akane para que me lea Minefine7. Hago one-shots porque me da la libertad de usar cualquier idea que se me ocurra, aunque no se ajuste en nada a lo que escribí antes. Y os escribo historias bonus porque muchas veces en la vida real ocurren cosas más interesantes que en mi imaginación y no puedo quitármelas de la cabeza hasta que las escribo. Y hablando de historias bonus…una que me acabo de acordar sobre por qué no pongo ´disclaimer´ nunca al inicio de un fic.


Historia bonus 2

Los disclaimers según Bulmita

Minefine7: Deberías poner un disclaimer.

Leandro_Sensei: ¿Y eso que es?

Minefine7: Un parrafito inicial en el que explicás que no tienes ánimos de lucro al tomar prestados los personajes de Rumiko.

Leandro_Sensei: Eso es un poco redundante. Si los publico en fanfiction que prohibe expresamente ese tipo de actividad…

Bulmita: ¿Qué es ánimo de lucro?

Leandro_Sensei: Que quieres ganar dinero.

Bulmita: Ahhhhh. Escribe, escribe.

Leandro_Sensei: Lo has entendido mal. No se puede ganar dinero con los personajes de otros. Eso es robar.

Bulmita: ¿Entonces para qué sirve el leimer ese?

Leandro_Sensei: DIS-CLAI-MER

Bulmita: Eso, el leimer. No lo entiendo. Si hay que ser bueno para ganar dinero escribiendo, puedes usar tus propios personajes. Así no hay problema. Y si no eres bueno…entonces no hace falta aclarar nada con el leimer ese.

Leandro_Sensei: ¿Eres capaz de expresar un pensamiento así de profundo pero no de pronunciar bien la dichosa palabrita?

Bulmita: ¿Y para que me voy a esforzar en aprender una palabra que no sirve para nada?

Leandro_Sensei: Touché.

Bulmita: ¿Touché? Jajaja. Esa me gusta más.

Conclusión: Bulmita tiene más facilidad para el francés que el inglés.


Comentarios

Estimada elena79. No, no creo en el amor eterno. Eso sería muy fácil. Yo creo en el compromiso constante. La verdad es que la gente cambia mucho en un par de años. Si crees que el amor es un ente estable y abstracto, que basta con enamorarse para que dure para siempre, tarde o temprano se agotará. Minefine7 y yo nos queremos más que cuando nos conocimos pero porque desde el primer día tenemos el compromiso mutuo de hacer el máximo esfuerzo para que esto funcione. No me averguenza decir que soy una persona totalmente diferente de la que conoció a Minefine7 y que las razones por las que la amo ahora son diferentes a las que me atrajeron de ella en un principio. Supongo que esto vale para todos, que en teoría, incluso la pareja más despareja puede ser feliz eternamente si trabajan lo suficiente. Más bonito que seguir amando siempre igual, es enamorarse cada día de nuevo del ser amado.

Estimada TsukiNoHikari90. ¡Bien! Por fin tengo a alguien que le cae bien Ibuki.

Estimada angelikitap4emmett. Eso no vale. No le cambiés el nombre a Ibuki. ¿No se vale lo que le hice a Minefine7? Claro que sí. Quizá sea un cliché decirlo pero todo vale en el campo del amor.

Estimado elpatolocosisi. Pues no, no me molesta. Yo soy mi principal crítico y de hecho, aunque disfruté al máximo escribiendo todos los one-shot…eso fue como escritor. Como lector, soy más que consciente del nivel de lo que escribo. Hay algunos one-shots míos que no me gustan para nada y son pocos los que me gustan al 100%.

Sobre Minefine7, sí, estamos casados.

Estimada Ai. Tu primera pregunta creo que ha quedado parcialmente contestada en este capítulo aunque ya sabes, nunca terminan las cosas siendo lo que parecen. Las motivaciones de Ibuki están claras pero las de Ranma…

La tercera ha sido contestada extensamente en la historia bonus. Sobre la segunda: "¿Cuándo nos comenzó a gustar el animé?", tendría que escribir otra historia bonus. El resumen sería el siguiente. A mí me gusta desde Mazinger Z o lo que es lo mismo, desde siempre. A minefine7 desde que la engañé para que viera Ranma ½ haciéndole ver el ova 12, el de la muñeca, y haciéndole creer que el animé al entero era así de romántico todo el tiempo.

4ta pregunta: Sí, es de Argentina (aunque no se parece nada a una argentina normal). Llevamos viviendo en España diez años (tampoco se parece a una española, creo que es única). La historia de cómo llegamos aquí es más romántica que la anterior. Ya la contaré más adelante.

Mucha suerte en el examen.

Estimada Massy13. Para mí también valió la pena la espera para el desenlace solo que en lugar de esperar unos días para leerlo, tuve que esperar casi un año para vivirlo.

Estimada Minefine7. En esa época no se conocía el manga ni era muy accesible. Pero de animé si que ya era fanático. Igual no tengas dudas, hubiesémos terminados juntos de todas formas y en el mismo momento en que terminamos. Quizá no crea en el amor eterno sin esfuerzo, pero sí en el destino.

Estimada RosemaryAlejandra. Estoy de acuerdo. Es una gran singularidad de su relación la falta de honoríficos y efectivamente se debe a esa confianza que tienen. Porque aunque sean tontos, tímidos e inseguros y por tanto parezca que no confían el uno en el otro, la realidad es que la confianza ciega en el otro es la base de su relación, la que les permite seguir adelante aún sin confesarse.

Estimada Akyfin02. Hacer la tarea primero siempre, ese es el truco que le enseñé a Gohan para poder jugar más. Parece que no, pero funciona. Sin la presión de tener que hacer nada más, se disfruta cualquier actividad lúdica mucho más. Y si te acostumbras, se hace rutina y ni te cansas.