Especial capítulo 50. Una historia corta (me queda poco tiempo libre, preparando las maletas) y tres historias bonus.


El amor con requisitos no es amor.

Un día después de la boda fallida. Dojo Tendo. Habitación de Doña Akane Tendo. Reunidos de una parte Don Ranma Saotome, menor de edad, y de otra, Doña Akane Tendo, menor edad, ambos vecinos de Nerima. Manifiestan ambas partes que acuerdan tener una pequeña charla. Comienza el primero.

-Akane, ¿qué dirías si yo me sobrepusiera a mi temor a los gatos y tuviera de mascota a Shampoo convertida en felina?

-Que eres un pervertido de mucho cuidado –responde la arriba mencionada.

-Claro, claro –insiste Don Ranma Saotome-. Me refiero a si no supiera que se trata de Shampoo. A que creyera que es una gata normal y corriente.

-Diría que nadie es tan idiota. Tendrías que darte cuenta por su forma de comportarse. Por el hecho evidente de que nunca aparezcan juntos en el mismo lugar al mismo tiempo.

-Ajá…oye, sé que parece raro ¿pero podrías hacerme el favor de ponerlo por escrito? Sobre todo, la última frase.

-Hoy estás muy raro –manifiesta Doña Akane Tendo, menor de edad, pero accede a suscribir el documento requerido y a rotularlo con su firma.

-En absoluto. Solo estoy curioso. Oye, ya que estamos. Imagina que efectivamente pasa todo eso, ¿tú me lo dirías?

-No.

-¿Por qué?

-Porque es tu problema. Si lo sabes, entonces no hay nada que decir y si no lo sabes, estaría traicionando a Shampoo. Quizás seamos rivales pero no me resigno en algún momento a la posibilidad de que dejemos las diferencias de lado y nos hagamos amigas.

-De acuerdo, pero eso implicaría que yo en mi ingenuidad y sin saberlo -claro está-, le diera demasiadas libertades. Quizá hasta me dejara ver desnudo delante de ella…

-Decir algo sobre eso sería aceptar que siento celos. Jamás haría algo así…porque no los siento.

-Ajá… ¿podrías poner eso también por escrito…por favor?

-De acuerdo, ¿algo más, su señoría?

-Si, solo una cosita minúscula. Imaginemos que luego de mucho esforzarte, finalmente confesaras tus sentimientos a alguien, por ejemplo, al doctor Tofu, y este no contestara nada. Ni te aceptara como pareja ni declinara la oferta. ¿Cómo te sentirías?

-Rechazada.

-¿Y si este argumentara, luego, que hubo interrupciones?

-Es igual. Las interrupciones no son eternas.

-Claro, claro. Pero Tofu podría ser tímido también. Podría defender su postura diciendo que le ha costado generar el clima adecuado para dar su respuesta.

-Es igual, si yo ya lo dije, ahora es su turno. Jamás volvería a hablar del tema hasta que se dignara a responderme.

-Por escrito, por favor.

-Ya está –vuelve a manifestar la segunda de las partes arriba mencionadas con cierta impaciencia en el tono de voz-. ¿Contento? ¿A que viene todo esto?

-Viene a que hoy he hablado con nuestros padres. Con los dos. Y he formalizado nuestra relación. En dos semanas se celebrará la boda nuevamente. Para entonces, estos documentos firmados, valdrán oro.


En el día de la boda, con la excusa de que tenían que ser honestos antes de casarse, Ranma expuso todos y cada uno de los argumentos según los cuales Akane había fallado durante su "noviazgo". En especial hizo hincapié en la identidad de Ryoga y el tema de la confesión sin respuesta adecuada en Jusenkyo.

-Por tanto, y en virtud de estos documentos, deberás reconocer antes de casarte, que es exclusivamente tu culpa que esto se dilatara tanto.

-Ranma, se me ocurren mil formas de rebatirte y la mayoría incluyen la fuerza bruta pero, para hacer honor a tu formalidad de escribano de los últimos días, te lo diré con una sola frase y por escrito.

Unos segundos después, el futuro marido de Akane pudo leer con perfecta letra caligráfica y por triplicado, el documento que su casi esposa le entregaba para que ambos firmaran:

Podría citar el temita de las múltiples prometidas y de las agresiones verbales para empatar esto pero no sería justo para ti ya que -métetelo en la cabeza-, el amor con requisitos no es amor.

FIN.


Historia bonus 1

Mis primeras vacaciones con Minefine7. Final.

Y desparramé todo el mate. Para que os hagáis una idea, aunque el sabor es parecido al té, sus propiedades ´manchativas´ están a otro nivel. El agua queda de un color verde fosforito como el de Hulk. Una macha de mate, por tanto, se ve a cien kilómetros de distancia sin exagerar. Años después nos acostumbramos a tener los hombros manchados de mocos (sucede seis o siete veces por hora cuando tu niño/a de dos años se golpea, llora, le haces upa y se limpia los mocos contra lo primero que encuentra). Por tanto, el tema de tener la ropa un poco sucia durante unos momentos casi nos parece natural en la actualidad. Pero entonces, para Minefine7 era terrible. Una situación que debía solucionarse de inmediato. ¡Y a la perfección! Así que no nos fuimos a la playa de inmediato. ¡Yo, en mi primer momento de vaciones, la había privado de media hora de playa, lo que había tardado en dejar todo perfecto! Pero no me dijo nada. Comprendía que se trataba de un accidente aislado…diferente fue la cosa cuando volví a cometer el mismo pecado al día siguiente por la mañana

-¿No puedes estar un día sin hacerme un desastre?

-Claro que puedo –argumenté haciéndome el enojado- y te lo voy a demostrar.

A continuación cogí mi reloj de pulsera y sincronicé la alarma para el mismísimo instante del día siguiente.

-Ya verás que no vuelvo a tirar nada antes de que suene esto.

Solución incómoda e inútil. Si fallaba, mal. Y aún de lograrlo, ¿qué conseguiría? Si me tardaba veintiséis horas sería más o menos lo mismo. O yo lograba adaptarme a ella y sus cosas o ella se hacía a la idea de mi torpeza. Cualquier otra solución era patear la bomba para que estallara más adelante.

A la noche, fuimos a comer al restaurante asociado al hotel para cumplir con nuestra media pensión. A tres mesas de distancia se encontraba una mujer cenando sola. Resaltaba su presencia por su saber estar que delataba cierta costumbre y porque era la única mesa con número de clientes impar. Todos los demás éramos parejas de novios o padres con dos o cuatro hijos. Solo ella estaba sola.

-¿Lo has notado, Sensei, ayer también estaba y también se encontraba sola?

-¿Y?

-Parece que está de vacaciones. ¿No es triste irse de vacaciones sola? ¿El resto de su vida cómo será? ¿También sola? ¿Será viuda? ¿Tendrá hijos?

Desde luego, este tipo de incógnitas la resuelve la gente hablando directamente. En nuestro caso, solo nos cabía conjeturar.

-No es posible saberlo –le contesté-. Pero ya es mayor. Y no se le ve triste en absoluto. Probablemente lo que no ves ahora, lo tiene en otro sitio o al menos lo tuvo en el pasado.

-¿Insinuas que a lo mejor cuando era joven venía aquí con su pareja y se compadecía de la soledad de otra mujer mayor sola?

-A lo mejor.

-¿O sea que a lo mejor puede pasarme a mí en el futuro?

Caramba y carambolas. Me la daba de inteligente y mirad cómo había caído en una trampa tan simple y sencillita.

-No, eso no es posible.

-¿Por qué?

-Porque tengo pensado seguir tirándote el mate por el resto de nuestras vidas.

-¿Y eso te parece una frase romántica?

¡Acorralado! Listo para el golpe del knockout. Visto para sentencia. Sin salida. A menos que…

-También es casualidad que siempre nos topemos con ella cuando vamos a comer. Ayer fue a las nueve y hoy a las ocho. A lo mejor existe algún vínculo mágico entre ella y nosotros.

Efectivamente, aunque nunca nos animamos a hablarle, nos propusimos todas las noches llegar a un horario diferente y en todas nos topamos con ella. Gracias a ese detalle, Minefine7 se olvidó de continuar con sus insinuaciones sobre mi escaso interés en ahondar la relación y se obsesionó con ella. Al final nos tocó volver y ya nunca la vimos. Pero el caso es que el vínculo continúa. Todavía nos acordamos de ella, todavía cada tanto nos paramos a argumentar sobre su situación cada cuatro o cinco meses y todavía ahora, en vísperas de las vacaciones nuevas una parte de nosotros sospecha que quizá, tal vez, la semana que viene, aunque ahora estemos en España y haya pasado casi una década, nos topemos con ella en el buffet del hotel de la playa. Sola, impasible, elegante. Cenando al mismo tiempo que nosotros a unas pocas mesas de distancia. Entonces sí, si sucede el milagro, será todo diferente porque ahora tengo un arma secreta. Ahora no habrá distracción posible que le impida a Gohan invitarla a cenar con nosotros e interrogarla sobre su familia. A falta de nombre, la bautizamos "señora sola" y luego, el apelativo fue deformándose con el paso del tiempo hasta llegar a "señore sole".

Para el tercer día de vacaciones yo ya estaba, como había prometido, más rojo que un tomate y no me apetecía salir para nada.

-¡Haberte puesto crema solar! –me retaba ella.

-No me gusta. Me da asquito –me mal defendía yo.

-¡Sabotea-vacaciones!

-No soy ningún sabotea-nada. Soy un…-plafff, volví a darle a la dichosa bebida-. Soy un tira-mates.

Entonces, como cabría imaginaros, no exagero y aquí está Minefine7 para corroborarlo, sonó la alarma. Se cumplían veinticuatro horas exactas del último incidente. Y claro, nos echamos a reir. Ya nunca discutimos sobre el tema y menos aún cuando se reveló, luego de unas semanas de convivencia que ella, era y es, al menos tan destructiva como yo. Luego de más de quinientos vasos rotos y por sugerencia gohanesca optamos por comprar vasos de plástico. Desde entonces, podría decirse que sobrellevamos nuestra torpeza como un equipo aceitado. Uno rompe, el otro limpia y nadie se queja.

De aquellas primeras vacaciones queda poco singular por contar, la playa, tomar el sol, los castillos de arena, las olas y el cumple de Minefine7. Unos meses atrás me había abierto una cuenta de correo electrónico: cumple26 y había mandado un montón de tarjetas virtuales a esa casilla. Cuando llegó el momento, quise llevar a Minefine7 a un ciber a toda costa para darle la noticia. Sin embargo, ella no quería saber de nada. Nunca le han gustado los cibers, la verdad. Hoy en día me cuesta horrores convencerla de que entre en uno y siempre procura escaparse a las primeras de cambio. Al final, con tretas y engaños la convencí, luego le pedí que cerrara los ojos y…puse la contraseña mal (en el sitio de nombre de usuario), luego volví a equivocarme y…de pronto, escuché a minefine7 gritarme:

-¡Que allí no es!

Y sí, pedirle a una mujer en su cumpleaños que cierre los ojos por más de diez segundos es demasiado pedir.

Desde entonces hemos tenido muchas vacaciones; en el fondo, aunque ya dure diez años, esta estadía en España fue concebida originalmente como una macrovacación. Y ninguna ha tenido ese punto de lo desconocido y ese sabor de triunfo que tuvo la primera.


Historia bonus 2

Cuando era pequeño solía jugar muy bien al ajedrez. La primera y principal razón porque se trataba de una forma de jugar con otros niños sin que pudieran agobiarme con sus palabras. Entre los cuatro y los ocho años mi nivel de timidez rayaba el ridículo. Jugando al ajedrez, estaba prohibido hablar y eso me permitía "jugar a que jugaba" con otro niño, aunque en rigor, no quitara la vista del tablero. Unos años después, cuando ya tenía doce, el grado de timidez descendió bastante pero ya me había aficionado al dichoso juego-ciencia. Obviamente era muy bueno para mi edad pues, a diferencia de los demás, a mi nada me distraía de la partida por las razones antes expuestas. Solo tenía dos puntos débiles: los que jugaban mucho mejor que yo que obviamente los había y…las chicas. En los abundantes torneos a los que me llevaban mis preocupados padres para que entablara relaciones un poco más normales, siempre había una o dos chicas. Solían participar unos cincuenta niños y la cosa se definía en siete partidas. En cada ocasión, se enfrentaban los que tenían igual cantidad de puntos. Por ejemplo, en cuarta ronda, luego de ganar las tres primeras partidas, me tocaba con otro que también tenía tres puntos, uno que jugaba mucho mejor que yo y a la postre me ganaba a mi y a todos los demás. Luego en quinta ronda, me tocaba siempre con alguna niña que también había ganado tres y perdido una. Las había más guapas, más feas, más defensivas o inusualmente ofensivas, pero a mi me daba igual. Estaba demasiado cerca de mi…imposible no distraerme. Una vez despojado de mi principal virtud ajedrecística, la concentración, también me tocaba perder con ella. De hecho, no recuerdo haber ganado nunca a una chica en toda mi infancia y adolescencía. Al final ganaba las últimas dos partidas y con cinco puntos sobre siete, acababa siempre sexto sobre cincuenta. No estaba mal, aunque sospechara que deshaciéndome de la maldición podría terminar en el podio.

¿Por qué cuento esto? Porque ahora viene la parte romántica, la que os gusta. Durante toda mi vida imaginé que cuando tuviera un hijo, jugaría con él a todas horas como lo solía hacer con mi papá. Es una de las pocas expectativas que solía tener. Me daba igual que fuera chica o chica, o si se hacía de mi club de fútbol o del rival o si le gustaba Dragon Ball o Inuyasha, lo importante era que le gustara jugar al ajedrez. Pero…aunque Gohan tiene un nivel matemático superlativo, no le agrada el juego básicamente por la misma razón que a mí sí. ESTÁ PROHIBIDO HABLAR. A Bulmita sí que le gusta pero…por el momento no pasa de mover las piezas a su bola y de llamar al "alfil", "delfín".

Hete aquí que este año les tocó en el cole al grupo de Gohan un profesor fanático del ajedrez que les estuvo enseñando. Como era en clase y Gohan es cuadradito ni se le ocurrió la posibilidad de negarse a jugar cuando el profe les contó a todos que se celebraría un torneo en el pueblo de al lado. Imaginad mi emoción; por fin, vería a Gohan jugar un torneo. Además había un taller de ajedrez, con un poco de suerte podría matar dos pájaros de un tiro metiendo a Bulmita en él. Al principio Bulmita se negó a ir pero…hubo un raro efecto mariposa, Videl (¿Os acordáis de Videl, no? La noviecita de Gohan desde los cinco años) decidió mágicamente de un día para el otro (oh, qué casualidad) que le gustaba el ajedrez y que quería participar en el torneo. Y obviamente, si Videl iba, pues Bulmita también tenía que ir (¿obviamente? ¿Por qué? ¿Qué demonios tenía que ver? No lo sabía, pero os aseguro que Bulmita fue).

Antes de empezar, Bulmita se pegó a Videl y por fin lo entendí. Le rogaba una y otra vez que la acompañara al taller. Argumentaba que el ajedrez era una "m… para hombres" y que ella había accedido a venir a esta "m…", por la merienda que se celebraría al finalizar el torneo y porque creía que Videl le acompañaría en el taller.

Pero no. Videl tenía otros planes. Sabía muy bien que al igual que Goku y Milk (los de la tele), existía la remota oportunidad de que les tocara emparejarse en el torneo a ella y a Gohan.

Primera partida. Gohan contra un nene pequeño, callado, de gafas…en fin, un nerd de mucho cuidado como yo. Se notaba a la legua que se pasaba horas y horas practicando desde hacía años. Imposible que Gohan le hiciera siquiera sombra, con solo dos semanas de entrenamiento. Era el mejor de su clase pero apenas si sabía mover las piezas y un par de trucos que le enseñé. Y efectivamente el rival lo fue destrozando poco a poco hasta que acorralado y sin piezas, Gohan utilizó uno de los trucos que le enseñé y logró que le ahogaran el rey, es decir, un empate en obvia inferioridad material. Para el que no sepa ajedrez, es como si empataras un partido de fútbol en el tiempo adicionado con dos jugadores menos y metiendo un gol con la mano en posición adelantada. Una victoria moral en toda regla. Y yo no cabía en mí del orgullo. Ni Videl que también había empatado su partida.

Segunda ronda: ganadores contra ganadores, perdedores contra perdedores y los que empataron contra otros que empataron…y sí, Gohan contra Videl. Su padre nunca le había ganado a una chica en toda su niñez por pura timidez y al hijo de su madre le pasaban estas cosas en su segunda partida… ¿me superaría? ¿Rompería el hechizo de los Senseis? ¿O heredaría el mismo problema? ¿Se enojaría Videl si Gohan le comía todas las piezas? ¿Provocaría el enfrentamiento una crisis de parejita?

Le tocó mover primero Videl, pensó unos segundos y…sacó el peón de la torre. Gohan se dio vuelta en seguida, me miró con cara de ternura pues se daba cuenta de que era el mismo tipo de error que solía cometer Bulmita y que muy pronto le iba a ganar. Luego, volvió a concentrarse en la partida. Pasaron cinco, diez segundos y no movía. Extraño, las primeras jugadas se las sabía de memoria. Era verdad que le había recomendado que se tomara su tiempo para mover pero no en la primera jugada. ¿Estaría nervioso?

-¿Tablas?

Y la tonta de Videl, cuando escuchó que le decían "tablas", es decir, que le ofrecían dar la partida por empatada sin siquiera jugarla, se puso colorada. De sobra sabía que Gohan jugaba mejor que ella y que si se lo ofrecía era porque se trataba de su novia. Y, como lo sabía y es una chica encantadora, se negó. Siguieron jugando, mientras Gohan le ofrecía lo mismo más y más veces. Pero ella siguió negándose hasta que finalmente perdió la partida. Luego se levantó envuelta en una alegría galopante. Su encuentro predestinado no podía haber sido más romántico y más aún, teniendo en cuenta que se trataba de una juego aburridísimo. A todo el que quisiera oirle, le decía: me ha ofrecido tablas ¡Tablas! A mí, a su novia.

Tercera partida. Gohan vs una compañera de curso, llamémosla Shampoo, pero por ninguna razón en especial; no seáis mal pensados.

Primera movida.

-¿Tablas?

Videl, que estaba jugando a unos metros contra otro nene se levantó furiosa de su asiento y le increpó.

-¿Qué haces?

-Videl –le susurró-, que mi papá dice que no se puede hablar ni levantarse en medio de una partida.

-¿Y a mi qué me importan las reglas? ¿Por qué le ofreces tablas si juegas mejor que ella?

-Por que es mi compañera. Me da pena ganarle.

-Yo pensaba que a mi me las ofrecías porque era TU NOVIA.

-Sí, y a ella porque…es mi amiga.

-¡BIEN! Pues tu amiga ahora va a rechazar la oferta y tú vas a ganarle. ¿ESTÁ CLARO?

Y así se hizo. Dos minutos después, Videl se retiró del torneo, se fue hasta el taller de los niños pequeños y se sentó cruzada de brazos junto a Bulmita.

-Tenías razón, Bulmita. El ajedrez es un juego de "m…".

Ahora hacedme el favor de comparar en vuestras mentes las experiencias del padre con las del hijo. Y decidme, por favor, cómo hago para explicarle al pequeño Sensei del pasado, el que se imaginaba a su hijo jugando torneos, lo que acaba de ocurrir.

PS: Gohan ni se enteró de que Videl estaba enfadada, por tanto no creyó necesario disculparse y la novia, que ya está bastante acostumbrada a su ceguera infantil, ya le perdonó.

PS2: El galán de mi hijo ganó todas las partidas que jugó contra niñas y ninguna contra chicos.

PS3: Cuando juego con Bulmita, no solamente pierdo, sino que tengo que inventarme reglas que originalmente no existen en el ajedrez normal, para justificar el triunfo de mi niña.


Historia bonus 3.

¿Os acordáis de que hace unos meses escribí un fic un tanto trágico y lo justifiqué con que me dolía una muela? No sé si se habrá notado mucho, pero la semana pasada también me dolía (sobre todo cuando maté a la buena de Kasumi). Minefine7 me insistió con que llamara al dentista para pedir cita pero yo me negaba tozudamente pues, argumentaba, me la darían para el día de las vacaciones. Y además creía recordar que ya tenía estipulada una cita previa desde la última vez que fui. Pues bien, macabra vuelta de tuerca del destino, a las dieciséis y dieciséis de este lunes me llamó la secretaria del dentista para confirmar la cita que tenía prevista para el martes. Bueno, no fue exactamente a las dieciséis y dieciséis pero casi. La cuestión es que me dije a mi mismo: si con esto consigo no volver a ver al dentista durante ocho años, puedo darme por muy satisfecho.

PS: Pues no, me toca volver en julio.


Comentarios

Estimada Massy13. Pues yo también estuve sin internet la semana pasada. Llegué incluso a pensar que tendría que irme de vacaciones sin arreglarlo. Lo pasé horrible. Luego cuando todo volvió a la normalidad, sentí un alivio supremo. Soy libra y aunque n ocreo mcuho en los horóscopos me sentí, literalmente, como si las balanzas hubiesen vuelto a equilibrarse.

Estimado LU4AVG. Imagino que te habré dejado satisfecho. Tres historias bonus por el precio de una.

Estimado MATT. Desde Ranma presidente tengo pensado un fic que me estoy resistiendo a escribir por retorcido, complicado, confuso y poco previsible. Luego de tu comentario, sin embargo, me están entrando ganas de finalmente ponerme manos a las obra. El título es: ¿Quién ha matado a Akane Tendo? Ya puedes empezar a conjeturar.

Sobre Ibuki...me he autoimpuesto no volver a mentarla, por lo menos no, hasta que cierta lectora asidua que supo quejarse en su momento de su excesivo protagonismo vuelva a dar signos de vida. Sé que a lo mejor solo se aburrió de comentar, o se aburrió de mis fics por otra razón o simplemente estará muy ocupada pero no dejo de sentir que -como se dice aquí- me he pasado tres pueblos con mi obsesión por el dichoso nombre.

Estimada Ai. A mi me pasó algo similar con una chica antes de conocer a Minefine7. Por suerte tampoco me animé a hablarle.

Estimada eternalminami. Espero que te haya gustado el desenlace.

Estimado/a Guest. Gracias.

Estimada elena 79. Voy a confesarte un secreto sobre los hombres. Pensé en pasta dental, escribí "pasta dental" y luego apareció escrito mágicamente "champú", por culpa de estas cosas totalmente involuntarias es que somos patéticos a la hora de hacer la lista de las compras y las compras en sí mismo (para cuando llego al supermercado, en todo caso, hace rato que he perdido la dichosa lista).

Estimada RosemaryAlejandra. Yo no llego a ser pro-Nabiki como hay algunos autores sueltos por allí, pero sí que siento un afecto especial por el personaje. Tanto que cuando no aparece para nada, suele meterla aunque sea en un epílogo.

Estimada Minefine7. Sí, claro, tema resuelto; no sufro para nada por miedo a tirar el café en vez del mate. El café no mancha...