Siento pena por ellos
Cuando mi padre se enteró de que, por fin y luego de tanto participar, le había tocado el premio gordo, es decir, que mi madre estaba de una vez y con completa seguridad embarazada de mí, lejos de manifestar la desbordante alegría que tal hecho le provocó, se centró inmediatamente en el paso dos de lo que sería mi vida. El primero, claro está, ya se había cumplido, mi existencia en la todavía pequeña tripa de mi madre, y el segundo era ponerme un nombre. El debate duró semanas, meses…y no años, por razones obvias. Mamá quería ponerme Ibu-no-se-qué pero fue papi quien, a la postre logró imponer su posición. A él le gustaban más los nombres occidentales. De aquella feroz disputa aprendí dos cosas. La primera, que me llamaba Musa y la segunda, que los hombres son los que mandan. Nuestra existencia solo se entiende como complemento suyo. Nacimos para agradarles y hacerles la vida más fácil.
Por supuesto, con semejante nombre, una chica guapa como yo, no tuvo una vida sencilla de buenas a primeras. Tuve que rechazar a infinitos pretendientes con nombres grotescos como Aoi, Fudo, Haro, etc. No fue hasta que cumplí los veinte que me topé con mi amor verdadero: Haiku-kun. Su apelativo tan poco común era perfecto para mí, más aún cuando me enteré de que efectivamente, se trataba de un poeta que componía poemas del tipo específico que su nombre delataba. Desde entonces fuimos inseparables. Y nuestro arte, irresistible. Yo, Musa, era la idem que inspiraba los haikus de Haiku-kun. A nuestro alededor, no podía más que admirarnos y muy pronto fuimos considerados la pareja perfecta. La sublimación del amor más pulcro, puro y artístico.
Un día, sin embargo, nos topamos con nuestra antítesis. Creo que llovía. No, no, miento. Estaba nublado. Lo de la lluvia vino después. La cuestión es que Haiku-kun caminaba como siempre unos pasos por delante de mí, recitando sus excelsas composiciones. Yo acarreaba sus maletas con los utensilios inspiradores más importantes. La verdad es que pesaba un poco pero todo fuera por el amor y, más importante aún, por el Arte con mayúsculas. Haiku-kun necesitaba llevar las manos libres para escenificar mejor, con gestos, lo que sus maravillosas palabras ya mostraban, la belleza pura. Y puesto que yo era su musa y por regla de tres, aunque le cantara a los árboles y macetas, yo sentía que se alababa mi divina beldad también. Y de pronto, el rostro de Haiku-kun se torció un poco. No dijo nada, ya sabéis que es muy educado. Bueno, no lo sabéis porque no os lo he dicho todavía pero imagino que lo habréis deducido: es un poeta. La cuestión es que un tremendo estropicio en la acera de enfrente había echado por tierra su verso más hermoso justo a la mitad –tercera sílaba-.
La verdad es que sentí pena por ellos. Un muchacho un tanto más alto que el mejor poeta de Nerima y mucho más fuerte –mi pobre Haiku-kun tiene la típica complexión frágil de todo poeta-, no paraba de atosigar a una jovencita de pelo azul con todo tipo de vocablos soeces, una serie de exabruptos que destrozaba, por su fuerza tónica, cualquier intento de Haiku-kun de sublimar la belleza del otoño. Pronto, se convirtió en un duelo fenomenal entre el arte constructivo de un delicado estilista que porfiaba por embellecer el mundo y la caótica verborrea de un asno inculto. Por supuesto, ninguno de los dos se rebajaría a aceptar que tal duelo tenía lugar. Cada uno, avanzaba a igual paso y distancia ensimismado en su tarea y simulando no notar los quehaceres del contrario. Peor aún fue el duelo en el que tuve que tomar parte contra la furibunda desconocida de pelo azul. Yo, una suave y bella musa de verano que mudaba poco a poco sus preciosas hojas al clima otoñal y ella, una "marimacho" como le llamaba él que le atizaba con todo tipo de objetos. Muchos de ellos rebotaban contra su cuerpo fuerte y robusto y se desparramaban por el suelo. Imaginad si yo le hiciera algo así a mi tierno Haiku-kun; tendría que acompañarle tres meses al hospital y le privaría del fresco aire del parque y del murmullo de los pájaros. ¡Imperdonable! Pero no. El muchacho de la trenza, Ranma parecía que se llamaba, iba aguantando los golpes y recogiendo uno a uno los objetos. Era gracioso. Al final, tanto él como yo, avanzábamos cargando el equipaje de su pareja que caminaba despreocupadamente por delante. Él, cinco libros, dos cuadernos, un estuche de lapices, un paraguas y tres pañuelos. Yo, un laud, cinco diminutos claveles, una rama de olivo, siete conchas de tortuga, dos tomos enciclopédicos sobre plantas y flores, dos paraguas con motivos silvestres y cincuenta terrones de azúcar, único alimento acorde a su dulzura de carácter. Ah, y su mascota, un osezno cojo de una pierna al que había que cargar en brazos para que no se sintiera dejado atrás por nuestros veloces pasos. "Un poeta –solía confesarme Haiku-kun- debe de ser capaz de cantarle incluso a las bestias menos agraciadas como los osos".
Al rato, la muy osada de la peliazul, -"Akane", le llamaba el muchacho grosero-, regresó sobre sus pasos y recogió algunas de sus pertenencias sin decir palabra. La muy descarada, aunque no se notara, había calculado perfectamente la maniobra. Un 50% llevaba él, y otro tanto, ella. ¿Cómo podía ser tan malvada, luego de atizarle así, de privarle de la dicha de acarrear con todo el equipaje de su pareja? ¿Hasta que punto podía llegar su maldad?
-Musa –me llamó Haiku-kun con su melodiosa voz de recitador profesional-, parece que va a llover.
Tenía razón, tonta de mí. No me había dado cuenta. Por suerte, su intelecto superior descubrió justo a tiempo el cambio climático que estaba por acontecer y logré abortar el peligro con ligereza. Corrí tras de él y alcancé a abrir ambos paraguas sobre su delicada cabellera antes de que ninguna gota llegara a tocarle. No podíamos darnos el lujo de que eso ocurriera. El más leve contacto con el agua fría, podía enfermarle irremediablemente. Por eso llevábamos dos. Para cubrirle por ambos flancos.
En la acera de enfrente, una escena similar se desarrollaba.
-Ven, tonto. Vayamos juntos, que sé que no te gusta mojarte -dijo Akane mientras habría su único paraguas y le invitaba a compartirlo.
¡Horror! Blasfemia. Acurrurcarse ambos bajo una misma protección sin ser suficientemente dignos. Mientras me iba poco a poco empapando, sentí pena por ellos. Tan groseros, torpes y faltos de amor.
-Musa, querida, se me ha ocurrido un poema viendo esta hermosa lluvia. ¿Quieres oirlo?
-Claro, mi amor -le repuse, intentado que no se sobresaltara en demasía mi corazoncito.
-Que llueva que llueva./ La vieja está en la cueva./ Los pajaritos cantan/ y la vieja se levanta./ Que sí, que no,/ que caiga un chaparrón,/ con agua y jabón.
-Oh, maravilloso –exclamé alborozada y le aplaudí-. Otro éxito, mi vida.
Y nos marchamos a casa. ¡Qué me importaba a mi si el osezno pesaba, si estaba empapada o si el oso mojado olía a peste! Con aquella obra de arte que me había dedicado a mí, me sobraba para sentirme querida y feliz. Y otra vez volví a sentir pena por ellos, por muy acurrucados que fueran caminando ahora o por muy coloradas que tuvieran las caras, jamás sabrían lo que es el amor como lo sé yo.
Ya estaba terminando de perderlos de vista cuando presencié la última procacidad de la pareja espantosa. ¿Cómo se permitía el tal Ranma utilizar los labios, instrumento de recitación de poemas, para algo tan obsceno como besar a la susodicha Akane? Con esos modales no me extrañaría en absoluto verles casados muy pronto. Espantoso. Como bien me dice Haiku-kun, el casamiento es una convención social que intenta apresar entre sus barrotes a la dulce alma del poeta que solo desea volar en libertad y posar su nido en tantos sitios donde le plazca y con tantas "almas gemelas" como pueda encontrar. ¡Eso es amor!
Fin
Notas
Soy consciente de que hay muchas versiones de la canción de la vieja. En España, por ejemplo, es así:
Que llueva, que llueva
la virgen de la cueva,
los pajaritos cantan,
las nubes se levantan,
Que sí, que no,
que caiga un chaparrón,
que rompa los cristales
de la estación.
En otras versiones se agrega el siguiente verso al final: "arriba del colchón". O termina así: "que caiga el chaparrón/ con azúcar y turrón". Incluso conozco este remate: "Que caiga el chaparrón/ encima de un ladrón".
¿Vosotros qué versión conocéis?
Historia Bonus
Hoy Gohan y Bulmita decidieron jugar a lo bruto conmigo como en los viejos tiempos. ¿Las reglas? Para ellos todo vale. Para mí, sobrevivir sin hacerles daño. Cuando eran pequeños, resultaba tarea fácil. Había que detener los movimientos de Gohan con una mano y con la otra defenderse de los letales ataques de la asesina profesional. A medida que fueron creciendo, la dificultad de salir ileso sin lastimarlos comenzó a convertirse en todo un reto. En muchas ocasiones hacía falta usar las dos manos para parar al gordo y las triquiñuelas de Bulmita se hacían cada vez más sofisticadas. Hoy, finalmente, gracias a las brillantes tácticas de Bulmita, en un momento de distracción, me vi acorralado en el sofá y tuve que escoger entre ellos o yo. Gohan se caía al suelo empujado por su astuta secuaz. Pesaba demasiado y solo podía salvarlo, sosteniéndolo con las dos manos. Fácil. Salvo que eso dejaba mi cabellera a total merced del peor enemigo posible, una niña nabikiesca que estaba jugando al todo vale y que ya se había posicionado estratégicamente detrás de mí.
Unos veinte pelos menos después, logré zafarme…aunque en el camino, se ve que Bulmita tuvo un leve roce con mi nuca. Desde su perspectiva, por más que tuviera sus manos repletas de mis pelos, yo había quebrado las reglas. Y luego…me sentí como un estúpido Freezer que acababa de matar a Krilin sin darse cuenta de la que se avecinaba. Montó en cólera y me atacó con todas sus fuerzas desatadas. Por suerte no son muchas. Pero creedme, pasé un poco de miedo. Una SuperBulmitayim provoca un mayor temor en el rival que Goku.
Fin.
Comentarios
Estimada Akyfin02. Ya van para tres años de noviazgo creo. Tienen más estabilidad que muchos adultos.
Estimada Massy13. Hazlo. Yo dudaba mucho sobre escribir para alguien que no fuera yo mismo y la verdad es que resulta bastante divertido. Sobre todo una vez que te sacas la timidez de encima, claro está.
Estimado MATT. Al final estos días estuve de demasiado buen humor y no pude escribir todavía la trágica historia prometida. Igual, vas por buen camino. Obviamente, si prometo final feliz, Akane no está muerta. Pero…
El chiste genial. Y tienes razón; hay una parte importante de mi que no se quiere ir. Cuesta cambiar de rutina.
Estimado Lu4AVG. Estos días me he acordado de ti. Mi antivirus, el AVG, se volvió un tanto loco. Creando archivos temporales de más de 30 GB y saturando la máquina con procesos más grandes de lo normal, etc. Seguro que tu nick es por otra cosa, pero aún así, me he acordado de ti.
Estimada Majomich. Jaja. !Eso mismo, pretextos! Mira a la buena de Kikko. Me ha dejado reviews en 7 capítulos seguidos. Hablando en serio, muchas gracias por tomarte un poco de tiempo para comentar. Y no se lo cuentes a Minefine7 pero no pienso ponerme crema solar. Es una cuestión de honor.
Dear Kikko (ch 44). I really like the way Nabiki behaves. That's why I always try to put her in one or two scenes.
Dear Kikko (ch45). I don´t know about long stories but, the short ones, must be sweet, like a poem.
Dear Kikko (ch46). As you should know now, he lives her because it´s all a big fantasy. In reality, he isn´t able to live her alone in a situation like this.
Dear Kikko (ch47). Yes, Akane is pregnant. That is a good way to separate them.
Dear Kikko (ch48). Hachiro is Akane´s husband y Seiko is Hachiro´s lover. Yes, indeed, you made review 400th. I really like this kind of things. See you in the 500th and 600th reviews.
Dear Kikko (ch49). Of course, I kept repeating about the mystery of Akane´s answer in some parts of the fic to help the reader to remember that Akane wouldn´t left Ranma without an answer. She is not like that. Not at all.
Dear Kikko (ch50). The true meaning of Akane´s phrase is: "if you put some conditions to love me, then you don´t love me as much as I love you". Ranma was looking for some kind of apology but she made him see that this is not necessary.
Estimada Maxhika (cap47). Algo parecido me dijo Minefine7: "menos mal que sé el final del fic. Si no lo supiera el embarazo de Akane me hubiese molestado muuuucho".
Estimada Maxhika (cap 48). Ahora que lo mencionas, Akane cocina bien, Ryoga es cartero. ¿Hacen falta más pistas para descubrir que es un sueño o alucinación?
Estimada Maxhika (cap 49). Muchas gracias por comentarme siempre. Sigo en deuda contigo y por triplicado. A veces es escoger entre escribir o leer y termino escribiendo.
Estimada Maxhika (cap 50). Sí, llegué a 50 capítulos. Aunque a ti te falta solo un par para conseguirlo con Akane y medio. Creo que llevamos el record, por lo menos en español. Y lo tuyo desde luego tiene más mérito. Se trata de una historia unitaria.
Estimada RosemaryAlejandra. Lo triste de la frase es que Minefine7 me la dijo una vez a mí. No me acuerdo por qué pero no era para taaaanto. Igual me quedó la frasecita dando vueltas y voila, un fic nuevo.
Estimada Ai. Le he dicho al sensei del pasado que estos tiempos son otros y me contestó: "tú problema, Sensei del futuro".
¿Cómo el clue? Puede, todavía no pensé mucho en cómo lo voy a narrar. Solo el desenlace. Si puedo adelantar que será un three-shot.
Estimada Minefine7. Solo te hice firmar el libro de familia. Suficiente.
1) Se supone que no tenías que ver. Te pedí que cerraras los ojos. 2) Es verdad. A la fuerza no se puede. Hay que llevarte engañada...como al dentista.
