¿Quién asesino a Akane Tendo? Final
El cielo es azul. Las rosas son rojas y Ranma Saotome siempre mete la pata. Por la razón que fuera, por muy al revés que estuviera el mundo, había leyes que ni aquella extrañísima situación podía quebrar. El nuevo Ranma podía odiar a Akane y ser un cobarde pero eso no le impedía hundirse en su propia falta en el peor momento y en el peor lugar. El nuevo Genma, por la misma regla de tres, se había esforzado al máximo por no herir sentimientos y sin embargo, habían sido sus acciones y su plan las que habían generado semejante encuentro. Y ¿qué decir sobre Shampoo que por millonésima vez veía mermado su protagonismo a pesar de haberse librado de sus principales rivales? A la postre había sido Yuko y no ella la que se llevara el gato al agua. Podríamos llamarla la gran paradoja de la humanidad. Casi siempre, nuestro reverso más perfecto consigue los mismos resultados que nosotros.
Yuko lloraba en un rincón. Cada tanto dejaba salir sentidos suspiros y algún que otro gemido de dolor. Ranma, por su parte, se había olvidado totalmente de ella. Podría decirse que la ignoraba aunque probablemente no fuera a propósito. A una distancia prudencial, analizaba una y otra vez lo ocurrido. Sea por la razón que fuera, el odio que sentía por Akane se había tornado de tal calibre que la insignificante atracción que profesaba a Yuko había pasado a segundo plano. Quizá hubiesen cambiado los polos de los sentimientos pero no las magnitudes.
-¡Qué insesible que es! Y frío. Parece mentira que sea mi hijo –protestaba Genma sin atinar a actuar-. Mírala, Shampoo. Akane sigue fuera, montando guardia y no le habla. Y la otra, sin comerlo ni beberlo, se ve totalmente despechada. Pero él tampoco le consuela. Como si no fuera con Ranma la cosa.
Shampoo asentía a todos sus razonamientos subiendo y bajando la cabeza. Hasta que coronó las explicaciones de Genma con una frase de lo más elocuente.
-Del agua de su indiferencia ya he bebido yo y no podría ser más amarga.
Mousse también había caído preso de la paradoja de los sentimientos espejados. Yuko se encontraba tan destrozada que no tardó demasiado en buscar consuelo en el único hombre libre que quedaba. Aspirar a comer segundos platos, su especialidad en el pasado, seguía siendo su método para ligar en el presente.
-¿Tú qué crees? ¿Me quiere? ¿O me engaña?
-Probablemente, ambas cosas –razonó el de la vista de lince-. Sin duda siente atracción hacia ti pero por las mismas razones que la sentía por Akane. No me parece posible que quiera a una y odie a la otra.
-T-tienes ra…zón. So…somos iguales. Si me quiere, es porque en realidad ama a Akane. Y si la odia, entonces, tarde o temprano me odiará a mí también.
-O a lo mejor sí que te quiere –interrumpió Genma que se había acercado-. Mirá cuán decidido viene a separarte de Mousse. Ha podido ir a aclarar las cosas con Akane pero al final ha optado por hacerlo contigo. Siente celos, sin duda.
Efectivamente, el muchacho de la coleta cubría distancias en cuestión de instantes. A lo mejor venía a montar uno de sus acostumbrados numeritos o a poner los puntos sobre las íes de su relación con Yuko. Sin embargo, la expresión de su rostro era bastante enfactica. Lo suficiente para que todos advirtieran perfectamente lo que se proponía hacer: pedir disculpas.
-Lo siento mucho –le dijo sin alzar la cabeza del suelo-. Estaba tan dolido por lo de Akane que no te he reconocido hasta ahora, Kodachi-san.
Instantes después, ya se había formado un semicírculo rodeando a Kodachi, muy similar a los de las reuniones de autoayuda. En el centro, la principal afectada contando sus penas y a los costados, un grupo de personas que habían experimentado un dolor similar y le apoyaban.
-¿Cómo lo has sabido?
-Vamos, Kodachi-san. Tan solo te has cortado el pelo, cambiado el nombre y te comportas como una persona normal. Pero en esencia sigues siendo la mima persona con el mismo aspecto físico.
-Sí, supongo que sí. Aún así, ¿por qué lo descubres ahora? Yo pensaba que saldrías a destrozar todo como siempre que te sientes confundido y acorralado.
-Sí, usualmente haría eso. Pero resulta que estamos todos al revés. Digamos que soy ahora un anti-Ranma. Por tanto, me he tomado mi tiempo para considerar el efecto que podrían tener mis acciones.
-¡Wow! –exclamó Genma-. Sí que eres el antiRanma perfecto. Casi ni te reconozco.
-He pensado mucho, ¿sabéis? ¿Qué tenemos en común todos los que estamos aquí?
Todos menearon la cabeza en señal de ignorancia.
-Pues que nos comportamos de forma contraria a como lo hacíamos antes. Esto tenía que incluir a Yuko. Entonces me di cuenta. Si se comportaba como Akane era porque originalmente se trataba de su reverso perfecto. Si mi prometida me quería pero no me lo decía, su contrario era alguien que me lo confesaba a diario pero mentía. Alguien que en lugar de sentir una genuina atracción, me veía como un botín, como un capricho que debía satisfacer. ¡Kodachi! Ella era la única de las cuatro que solo buscaba cumplir con vanos anhelos sin incluir en el proceso sentimientos verdaderos. Además, yo la odiaba. Ese sentimiento, profundo y sincero, es el que me empuja ahora a acariciarle el pelo. Es triste y decepcionante. Cada caricia que le estoy dando ahora, significa exactamente lo contrario. Desprecio. Y el beso solo puede significar una cosa: que no me mueve ni un pelo. De la misma forma, cada gramo del enorme rencor que siento en estos momentos por Akane puede traducirse por el más puro amor. Ahora entiendo por qué me encerró. Si vuelvo a verla, lo más probable es que intente matarla. Así de profundo era el amor que ella generaba en mí.
Genma, Shampoo y Mousse se reunieron a corta distancia y comenzaron a cuchichear entre ellos. Cada tanto alguno de los tres asentía con la cabeza.
-Vale -concluyó Genma-, estamos enfermos…pero ¿por qué nosotros? Sigo sin ver qué tenemos en común.
Kodachi miraba para otro lado. De a poco se parecía más a la original que a la falsa Yuko que había engañado a todos. Ocultaba algo. Y Ranma parecía saberlo. Mejor dicho, haberlo deducido.
-¿Happosai nunca se bebió el agua de Jusenkyo, verdad? –le preguntó Ranma mientras la rabia que aquella intuición le producia provocaba que estuviera a punto de besarla otra vez-. ¡Tú le pagaste para llevártela!
Genma les separó justo antes de que el muchacho comenzara a desvestirla.
-Hijo, desde que estás al revés…parecés mucho más sagaz y profundo que antes…
-Oye, sin insultar, ¿vale? Y ahora déjame que tengo que cantarle las cuarenta a esta diosa de la manipulación. ¿No lo entiendes? Todos los de aquí somos los apestados por Jusenkyo. Kodachi ha debido de mojarse por error mientras saboteaba mi boda. ¡Dios, qué guapa es!
Genma seguía sujetando a Ranma sin entender. Lo de Kodachi-Yuko era confuso pero parecía aclararse, lo de su reclusión forzosa también comenzaba a tener sentido…pero ¿y la historia de Akane muerta? ¿Por qué habían optado por algo tan enrevesado? ¿No era más fácil contarles la verdad de una? ¿Decirles que estaban en un psiquiátrico en lugar de una cárcel?
Fue entonces, cuando Genma tocó en su mente el meollo de la cuestión, que Mousse advirtió un hecho que daría respuesta precisamente a estos interrogantes.
-Akane no está sola.
-Es Hachiro –aclaró Kodachi-. Él planeó todo.
-No sé quién sea ese "Hachiro" pero lo estoy viendo claramente ahora –dijo Mousse asomado a la mirilla de la puerta-. Ryoga es quien está con Akane.
En la excepcional cabeza de Anti-Ranma se formó todo el cuadro de situación en un pispás. Aquello, la libertad de Ryoga, era la última pieza del puzzle. Alguien, probablemente el Doctor Tofu, había detectado un hecho inaudito, las fosas de Jusenkyo eran venenosas. Bastaba con estar maldito la suficiente cantidad de tiempo, para enloquecer. Si Kodachi había tardado menos en mutar su personalidad era, simple y llanamente, porque ya estaba loca antes de enfermar. La encargada de toda la operación habría sido Akane…
El joven de la coleta dejó escapar una risa de malvado de película antigua. El viejo Ranma quizá se hubiese horrorizado y porfiado por escapar en seguida pero ¿el nuevo…? El nuevo odiaba a Akane y aquel detalle que su joven prometida había dejado escapar, la identidad de Pe-chan, le ponían de un humor excelente. Ryoga también la amaba sinceramente. No tanto como él pero la amaba. Por tanto, estaba claro lo que había pasado. Aprovechando que Akane desconocía su maldita condición, y por culpa del veneno de Jusenkyo, se había vuelto malvado y manipulador. Seguramente le habría convencido de montar todo ese teatro. El objetivo, uno solo. Privarla de posibles defensores cuando decidiera por fin deshacerse de ella. Un villano normal, la hubiese acuchillado de buenas a primeras…pero Anti-Ryoga tenía que idear un plan retorcido y largo, opuesto a la natural linealidad del original.
El brazo izquierdo de Ranma se elevó sosteniendo una imaginaria copa.
-Brindo por tu pronta muerte, horrible Akane. Que tu ceguera te lleve a la tumba.
-¿Te parece bien ese desenlace? –le preguntó Genma con cara de Dalai-Lama.
-Claro, solo siento animadversión por ella ahora mismo.
-Sí, claro. Pero tu caso es diferente del de Ryoga. Él se ha vuelto solamente malvado. Tú en cambio eres consciente de tu situación. Lo recuerdo perfectamente. Tu frase sobre Kodachi: "Es triste y decepcionante. Cada caricia que le estoy dando ahora, significa exactamente lo contrario. Desprecio". ¿Vas a dejar que muera quien sabes que es el amor de tu vida solo por un detalle ínfimo como sentir un odio vivaz hacia ella? ¿Crees tú que Nodoka dejó de pujar a las quince horas de tu parto solo porque le dolía intensamente? ¿Qué se desanimó cuando el médico aseguró que la cesárea sería peligrosísima pues te encontrabas volteado? ¿Que se rindió cuando todos los doctores me rodearon para informarme que consideraban la tarea imposible pues el niño ya debía de estar muerto? ¿Te rendiste tú acaso en ese crucial momento del nacimiento o en algún otro?
Ranma oía a su padre con media sonrisa dibujada en el rostro. De sobra sabía que se había inventado sobre la marcha la historia de su nacimiento. De la misma forma, comprendía que, fuera real o no, la moraleja le resultaba irrefutable.
-Aunque tuvieras razón, si la busco solo duplicaría el peligro. Peor aún. Yo soy más fuerte que Ryoga y la odio más…Igual pronto saldré. Cada vez, me carcome con mayor ahinco el veneno. Llegará el momento en que no me contente con saborear su estupidez de dejarse matar por ceguera Pe-chanesca. Desearé ser yo quién le arranque el corazón del pecho. Ya sabes, obtener lo que siempre quise pero de forma literal. Irónico y perfecto.
-Hijo, un héroe es un héroe aunque odie. Y lo sabes.
Tres de la madruga del octavo día de encierro. Una terrible explosión de ladrillos, barrotes y metales retorcidos sorprendió a más de un loco de las celdas contiguas a la de Ranma. El veneno que había comenzado a comerse uno a uno los sentidos del joven de la trenza durante todos esos meses, había finalmente ascendido hasta el cerebro. Cuando se disipó el polvo, un antiRanma perfecto se hizo visible. Semejante al original pero con una mirada seria, profunda y directa. Sin timidez, nobleza o valentía. Un verdadero villano de película. Su presa se encontraba en la torre más lejana del psiquiátrico. Cierta conexión con Akane, imposible de destruir aún para un potente veneno, les seguía vinculando. Ranma conocía el paradero de Akane y Akane el de Ranma por instinto. Y daba igual si uno lo denominana ·amor" y el otro, "odio". A la postre, se trataba de un inmenso sentimiento que confluía en ambos corazones de forma sincronizada. Ni Akane necesitó oir el estruendo para saber lo que ocurría ni Ranma necesitó que Mousse le indicara el camino. Ambos sabían que la cacería había comenzado.
El primero en actuar fue Tofu. La torre se encontraba en el ala norte de la construcción. Al pie de ella, una decena de agentes armados partía en su dirección.
-Lo siento, Akane. Lo hemos hecho a tu manera y no funcionó. Puestos a elegir, un médico siempre debe priorizar la seguridad de la muchedumbre, aún en detrimento de su paciente.
El eco del llanto y los ruegos de Akane inundaba toda la construcción: "no le hagas daño". "Está enfermo". "No sabe lo que hace". "Es inofensivo" o "El veneno le ha cambiado". Nada funcionaba. Ni el contenido de sus palabras ni el tono entrecortado y amargo. Impasible como un muro, el joven doctor evadía todos sus ruegos sin darle importancia al hecho evidente de que eran pronunciados con el corazón en la boca.
Por dentro, sin embargo, Tofu se debatía entre seguir luciendo calmo y sereno o rendirse a la desesperación que amargaba a Akane. Unas enormes ojeras revelaban al visitante ocasional lo obvio: que había dedicado la última semana y media a intentar encontrar la cura a la maldición. No era fácil. De haberlo sido, ya se hubiese librado Ranma de su mitad femenina mucho tiempo atrás.
-Lo siento, Akane. No hay nada que debatir. Por muy cambiado que esté, sigue siendo fuerte y, aunque no se anime a usar su poder, tiene un claro objetivo en mente. No puedo arriesgarme.
-Pero yo sí –contestó Akane mientras le golpeaba con el primer objeto contundente con el que se topó: un matafuegos.
El galeno, tan galante como poco precavido, se desplomó sin siquiera ofrecer resistencia. Y luego, con un "lo siento" entre los labios y un "te salvaré" en el corazón, se despidió de su guarida, único refugio que le protegia de dos antiguos amantes devenidos en asesinos psicóticos.
El destino les encontró enfrentados y solos. A su alrededor, los cuerpos de los agentes enviados por Tofu. De algunos había dado cuenta Ranma con artimañas y armas caseras; de la mayoría, Akane, a base de puñetazo limpio.
-Me facilitas el trabajo, Akane. Barres con los estorbos y sales a la luz por voluntad propia. Si tanto quieres morir, no te defraudaré.
Ranma pronunció toda su amenaza, con el cuerpo encorvado y los brazos plegados sobre sí mismos. Los ojos entrecerrados, la nariz más puntiaguda que antes y cierto olor nauseabundo que le había brotado de vaya uno a saber donde. Todo junto le asemejaba a un Mr. Hyde Nerimesco. La metamorfosis no había respetado ni posturas, ni sentimientos, ni mucho menos, la gallardía. Más que Mr. Hyde parecía un Gollum frente al anillo que le habían arrebatado. Los ojos de la codicía le brillaban tanto como los del odio.
Akane aguardaba su ataque con entereza. Si le dolía el alma por ver a su hombre devenido en una cucaracha humana, más propia de una invención kafkeana que de una Rumikense, lo ocultaba con una amplia sonrisa en los labios. Por la razón que fuera, se sabía segura y a salvo. Probablemente, ni siquiera su seguridad le importaba en aquel momento. Solo comprobar en persona que nada le pasara a Ranma. Los cuerpos caídos de la élite policial de Nerima olían a objetivo superado.
La mano de Akane se paseó por la cabellera revuelta de Ranma. El cambio había desenredado la trenza, hecho que la muchacha no dejaba pasar por alto. Una incipiente clavicie comenzaba a manifestarse pues a AntiRanma se le iban cayendo los cabellos sin la protección del bigote de dragón.
-Me gusta más así –volvío a deslizar la mano por su cabellera.
-¡Valiente arpía eres! Meterte por propia voluntad en la boca del león y acariciarle la melena justo antes de que te mastique.
-No te temo.
-¿Qué no me temes? ¿No entiendes lo que está ocurriendo aquí? Soy el contrario exacto de tu prometido. No te amo. ¡Te odio! No me da vergüenza expresar mis sentimientos. ¡Te odio! No me tardaré toda una vida en intentar conseguir lo que quiero. Lo haré ahora. ¡Voy a matarte!
Akane le dio una caricia en el rostro.
-No importa lo que te ocurra. Siempre eres Ranma. Si hubieses cambiado un poco…te temería. ¿Pero así? Te conozco demasiado bien. Sé todas tus virtudes y defectos al dedillo. Y en su proporción justa. Mi Ranma es un héroe.
-Exacto –interrumpió el joven-. Ahora soy un villano.
-Mi Ranma no es cualquier héroe. Es el hombre más valiente del mundo. Será tonto, engreído y buen luchador, pero su principal característica ha sido siempre la valentía. ¿Por qué debería temer yo, ahora, al mayor cobarde del mundo?
Ranma se sentó a analizar la nueva situación. Ese detalle sin duda se le había escapado. Ahora que la miraba con atención. Más que odio, le daba miedo. Su corta cabellera parecía a punto de encresparse, sus brazos otrora delicados, no lograban disimular sus potentes músculos. Su expresión amable, no ocultaba el mal temperamento.
Trastabillando sobre sí mismo, Ranma apenas atinó a dar dos potentes zancadas hacia atrás. Y hubiese seguido retrocediendo eternamente si no se hubiese topado de pronto, con una pared rocosa. La que daba al exterior de la construcción.
-Quizá no lo sepas, Ranma, pero estamos en una isla. No podrás escapar aunque venzas a todos. Afuera solo hay infinita cantidad de cuevas. Ha sido idea de Ryoga. Ya sabes lo prudente que es. Si los que te queremos fallamos en salvarte, al menos no harás daño a inocentes.
-Ryoga es Pe-ch…
-Adelante, Ranma. Dilo. ¿Quién soy yo? –les interrumpió Ryoga, avanazando hacia ellos con paso lento pero seguro. Se había cambiado su habitual atuendo a uno que iba mucho más a tono con su nueva personalidad. Traje, camisa y corbata blancas que contrastaban con unos impecables mocasines negros y un pañuelo negro y amarillo que asomaba del bolsillo de su saco.
Akane respiró aliviada. Con la ayuda de Ryoga le reducirían con facilidad y ya no tendría que temer por la vida de Ranma. Su amigo siempre había sido un poco más débil que él. Incluso de luchar seriamente, ninguno saldría gravemente herido.
-¿Entonces, Ranma? ¿Se lo dices tú o lo hago yo? ¿Rematarás tú la tarea? ¿O me la dejas a mí?
No hizo falta que Ryoga continuara con sus irónicas preguntas pues Ranma ya había optado por adoptar la actitud más conveniente para el joven distraido. Esconderse en una cueva del exterior y espiar desde allí los acontecimientos. Ryoga, probablemente, también se había convertido en un cobarde como Ranma, pero con tiempo de planear y dar rienda suelta a su locura. Iba armado con granadas, bombas y varias pistolas. En ese contexto, Akane no le causaba la menor mala impresión. Mano a mano, serían toro contra torero y daba miedo, pero ¿así? Se trataría de un corpulento carnicero contra un corderito indefenso. Akane se encontraba a las puertas del matadero y sin darse cuenta.
-Habrá que ir a por él, pobrecito mío. Le has asustado –dijo la peliazul mientras salía en su búsqueda.
Eso, eso –pensaba por su parte Ryoga-. Dame la espalda, Akane. Sirvete en bandeja de plata para que te deguste a placer.
Con sus nuevas habilidades recientemente adquiridas, Ryoga hubiese sido capaz de encontrar a Ranma en un santiamén. Ninguna de las laberínticas cuevas hubiese logrado hacerle perder el norte al gps andante en que se había convertido. No sabía en cual estaba, pero le bastaba con revisarlas una a una para tarde o temprano dar con él. Solo que no lo hacía. Tan solo simulaba caer torpemente una y otra vez en el mismo pasaje hasta que la muchacha se confiara demasiado. Y luego, zas. Navajazo y fin de la historia. En rigor podría deshacerse de ella de un solo tiro. Había tenido miles de oportunidades durante la última semana. Su malignidad, sin embargo, le dictaba otro curso de acciones. Debía hacerlo delante de Ranma. Darle la oprtunidad de salvarla y que no lo hiciera por miedo o, mejor aún, por compartir su odio. Aquel desenlace era el que anhelaba y el que había planeado cuidadosamente durante días. Por cumplir aquel objetivo, había manipulado a Kodachi, se había dejado ver por Mousse y había permitido que Ranma huyera. El mundo patas arriba y en contra de Akane porque, no lo olvidemos, siempre había sido Akane el centro de todas las intrigas. El objetivo de todos. Ranma y Ryoga la cortejaban. Y Shampoo y Ukyo, aunque lo negaran, en el fondo deseaban ser ella o como ella. Una persona tan dichosa en el amor que hasta se podía dar el lujo de ocultar sus sentimientos indefinidamente.
Lejos de allí, el resto del grupo había sido neutralizado y vuelto a encerrar. Mousse relataba los progresos de la acción colgado a los barrotes de la ventana. Genma, Shampoo y Kodachi le gritaban a Akane con todas sus fuerzas. Inútil. Se encontraban demasiado lejos. Movido por la desesperación, Genma se arrojó sobre el lavabo común y, ya convertido en panda, volvió a arrojarse, esta vez, sobre las paredes. No obtuvo éxito alguno. La bondad de carácter le había mermado un poco las fuerzas y la nueva prisión, mucho más dura y firme, hacía el resto del trabajo. Entre las escenas más patéticas que ha dado la historia de la humanidad se podría perfectamente poner la siguiente en el top-20: un panda adulto arrancándose los pelos, mechón a mechón y por pura impotencia. Más aún cuando Mousse relató el nuevo cambio de situación: "Ya está detrás de ella. Ha sacado el cuchillo".
-¡Akane! ¡Detrás de ti! –se pudo leer en un cartel de Genma.
-¡Volteate! –gritó Mousse.
Nada. No fue ese el ruego que oyó Akane.
-¡Espabila, fea!
Akane dio media vuelta con alegría. Por fin Ranma había revelado el lugar de su escondite. Y entonces, vio a Ryoga.
-¿Qué haces con eso? –le quitó el cuchillo de un manotazo-. Acordamos que no le haríamos daño.
Ryoga volvió a sacar otro más grande.
-Ya, pero nada acordamos sobre no hacerte daño a ti.
-Tú…t-tú, ¿tú también? –le señaló ocn el índice tembloroso y sin entender-. Pensaba que solo afectaba a los de Jusenkyo.
-Ajá…
-¡Dios! –Akane dejó salir lágrimas por los ojos y se los tapó con ambas manos-. ¡Qué ciega he sido! Lo siento, Ryoga. No me había dado cuenta hasta ahora. Habrás sufrido muchísimo.
-Yo…bueno, sí. ¿No te molesta?
-Claro que no. Eres el cocodrilo de Kuno. Te entiendo perfectamente. A mi también me daría vergüenza revelar mi identidad. En todo caso, si estás maldito, tendré que salvar a ambos. Y tu problema es el mismo que Ranma. Tampoco te temo.
Ryoga sonrió.
-Lo tenía previsto. Por eso, me traje esto. Es una pistola bastante precisa ¿sabes? No es tan perfecto como lo había planeado pero me vale.
¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!
Luego, la protagonista femenina de tantas aventuras cayó al suelo envuelta en sangre. Sus últimas palabras antes de cerrar los ojos fueron: "¡Qué estupidez he hecho!".
El objeto amado, inerte y cubierto de sangre, fue recogido por su media naranja y juntos huyeron a la cueva más cercana. En el exterior los alaridos de júbilo de Ryoga daban cuenta del terrible efecto del veneno de Jusenkyo. Poseído totalmente en cuerpo y alma por su bizarro particular, solo atinaba a gritar.
-¡Vamos, tortolitos! Asomad la cabeza. Solo estáis retrasando lo inevitable.
Akane arrojó un poco de agua caliente sobre el cuerpo herido de Ranma.
Un disparo en el pecho sobre la tercera costilla izquierda, otro en el hombro, y dos más en las piernas. Transformarse en chica para tener menos miedo era un plan que no había salido como esperaba. Y ahora agonizaba en brazos de Akane. Se veía cruzando el túnel famoso por el que los personajes olvidados de manga se despiden del conocimiento público. Ya veía a Astroboy y algún otro héroe cuyo nombre ya no conocía, cuando llego a sus oídos el ruego implorante de Akane.
-Por favor, no te mueras. Yo…yo te amo.
Y aquello claro está, le salvó. Después de todo era antiRanma. ¿Cómo evitar la tentación de parodiarse a sí mismo y a Akane?
-Te…t-te he oído.
-Tonto más que tonto –le golpeó Akane con alegría en uno de los pocos sitios que no tenía herido- ¿Por qué me defiendes, con tu vida? ¿Acaso no decías hace unos instantes que me odiabas? Y mírate ahora. Estás vivo de milagro.
-Por supuesto que te odio más que nada en el mundo y que me muero de miedo también pero…mientras yo siga siendo Ranma y tú Akane, da igual cuánto hayamos cambiado o en qué situación nos encontremos, prometo que siempre encontraré la manera de protegerte. A propósito, ¡qué fea eres!
De los labios de una Akane más que ruborizada solo pudo salir el último intento de negar sus sentimientos.
-Herido y todo, tampoco es que difieras mucho del Ranma real.
-Pero es que ahora lo pienso de verdad. Eres horrible, fea y tienes el pecho plano. Jamás me casaría con un adefesio como tú.
-¿De verdad? –suspiró Akane y le cubrió de besos-. Oh, Ranma. Yo también te quiero.
-Déjame, asquerosa –le apartó de un manotazo-. Lo único que me gusta de ti. Es ese vestido rosa que te has puesto. Te queda divinamente.
-Caramba, Ranma, ya la has cagado otra vez. ¿Ni así te puedes quedar callado? ¿Se puede saber qué tiene de malo este vestido?
-Nada, es hermoso. Te queda esplendido. Se nota que Ryoga tiene buen gusto.
-Ahhh, entiendo. A lo mejor debiera quitármelo.
Ranma frunció el ceño.
-¿Dices que te quitas la ropa? ¿No estarás tú maldita también?
-Era una broma, tonto. Además, tú eres mi maldición. Eres tú el que ha puesto mi vida de cabeza desde el primer día en que te conocí. A ti te pasa esto ahora. Pero mi vida lleva patas arriba desde que mi padre recibió esa dichosa postal.
-Akane, aunque me da mucha vergüenza, algo en mi me obliga a confesarte que yo…estem…estoy empezando a odiarte aún más. Es por culpa de ese brillo en los ojos con los que me miras ahora. No te favorece en absoluto.
-Sabes muy bien lo que significa ese brillo. Es amor.
Unos largos chorros de sudor recorrieron el rostro de Ranma. Hecho que provocó que se cubriera instintivamente la cara.
-Por favor, deja de mirarme así. Me da tanto asco que creo que voy a vomitar.
-Ay, antiRanma, si supieras cuán parecido eres a mi Ranma…
-¡Pero yo lo digo en serio!
Akane se recogió el pelo en un acto mecánico, más cercano a un tic nervioso que a una verdadera acción estética.
-Yo creía que él también lo hacía.
Un gesto despectivo salió de los labios de AntiRanma.
-Pssst, ese tonto se pasaba la mitad del día insultándote y la otra mitad golpeándose la cabeza contra la pared.
-¿De verdad? ¿Qué más hacía?
-Yo…no debiera…
-Bien sabes que no eres capaz de ocultarme nada, ANTIRANMA.
-De acuerdo. Pero…
-¿Pero qué?
-Nada, estaba esperando la típica interrupción de cuando estoy por decir algo romántico y jugoso.
Una sonrisa espléndida se dibujó en los labios de la muchacha.
-Ahora eres AntiRanma. Nada te salvará.
-Mierda.
El tiempo parecía haberse detenido por completo. En aquella cueva en la que se habían escondido apenas si se colaba algún rayo de luz. Por su intricadas cavidades surcaba un fuerte viento que embarullaba los cabellos de ambos jóvenes. No había mucho espacio. De hecho, el horrendo pecho de Akane –en palabras de Ranma, claro está- rozaba el brazo del muchacho. Bastaba un leve movimiento de cabezas para que, sin que nadie en el exterior lo notara, cruzaran miradas, labios y caricias.
-Ranma guarda un diario en el que escribe compulsivamente cada hora del día en que tiene ganas de besarte. Al principio solo marcaba siete u ocho momentos por día. Desde lo de la obra de teatro de Shakespeare, se pasa al menos una hora escribiendo cada segundo del día y dibujando un corazón al lado. No le juzgues. Dice que le sirve para que la vergüenza le duela un poco menos.
-Me están entrando unas ganas locas de no curarte nunca y de llenarte de besos.
-¡Jamás!
-¿Y si te dijera que planeo casarme con Kuno?
-Bueno, un besito no le haría mal a nadie.
-También me gusta Ryoga. No salgo con él porque todavía me cuesta olvidarme del doctor Tofu y de Shinosuke.
Aquellas falsas palabras atravesaron los oídos de antiRanma en un santiamén y se depositaron en su cerebro. Si hubiese tenido tiempo de oler la trampa, quizá no hubiese caído, pero la femenina fragancia de Akane le provocaba tanto asco que casi ni podía pensar. Así pues, lleno de celos y odio, comenzó de pronto a sentir un poco de atracción hacia a Akane, momento que aprovechó la chica para cumplir con su promesa y partirle los labios de un soberano besucón.
-Puajjj, -escupió Ranma al suelo-. Ha sido horrible.
-A mi me gustó. Y solo hizo falta mentirte un poquito.
-Me encanta la forma que tienes de manipularme. Me recuerdas a los bellos planes de Nabiki. Ojalá el tonto de mi padre me hubiese comprometido con ella.
Como había dicho antes, parecía que el tiempo se había detenido alrededor de ellos para darles intimidad y permitirles por fin completar una escena romántica sin interrupciones. El hechizo de Jusenkyo había funcionado espléndidamente para alejar intrusos de antiRanma y Akane pero también había provocado la furia de Ryoga. Su fatal sentido de la orientación se había trasmutado en una finísima intuición para hallar caminos y objetos perdidos. Si no lograba dar con la parejita, eso quería decir que su despite original era menos poderoso que la maldición original de Ranma: las constantes interrupciones. Aquella certeza le hacía bramar, chillar y ofuscarse.
-Muy bien. Muy bien. Vosotros lo habéis pedido. Si no puedo hallaros, tendré que optar por el plan C: volar la fortaleza entera. He escondido un arsenal en puntos estratégicos del mapa. Ya me gustaría ver cómo os las arregláis para llegar al interruptor antes que yo. Os daré una pista. Se encuentra en el último piso de la torre este.
-Yo iré, Ranma. Tú tienes que descansar y recuperarte. Por el camino te mandaré a Tofu.
El joven sin coleta cual jinete sin cabeza se levantó sin mostrar el más mínimo signo de dolor.
-No llegarás a tiempo. Esto es un trabajo para antiRanma.
Akane le observó de pies a cabeza y de la cabeza a los pies. Su prometido se había convertido en una caja de sorpresas continuas. Parecía ileso.
-¿Será posible? Estás…bien. ¿Cómo? ¿Por qué?
-Ya lo entenderás. Ahora dame la mano y no la sueltes por nada.
Un suspiró de resignación fue exhalado por la jovencita. Luego, caminó junto a él, frustrada pero alegre pues sus manos volvían a juntarse, más allá del escalofrío del que el muchacho no lograba librarse.
-Ranma, antiRanma. Al final siempre termino confiándote todo a ti.
Minutos después, un jadeante y triunfal Ryoga llegaba hasta el interruptor camuflado tras una falsa pared de la torre oeste del complejo, la contraria de las que le había dicho, y lo activaba…nada. Unos cuantos cables pelados unos metros más adelante echaban chispas junto al causante de su cortocircuito: Ranma.
-¿Cómo lo has hecho? ¿Si he tomado el camino más corto y te he engañado sobre su localización?
-Ahora soy Anti-Ranma. Si antes, cada vez que estaba a punto de lograr mis objetivos, alguna cosa extraña me lo impedía, hoy el destino juega a mi favor. Ahora podría incluso no ocuparme de ti y ya algún maremoto espontáneo o similar te impediría vencerme. Soy virtualmente invunerable. ¿Sabes cómo he llegado aquí? Me he topado por el camino con un gps, un sensor de bombas, uno patines y un billete de lotería premiado. ¿Sabes por qué no estoy herido? Por la misma razón. Todos tus disparos han pasado a milímetros de mis puntos vitales. Ninguno ha causado mayor daño que un golpe de los que solías darme cuando eras valiente.
Ryoga acusó el impacto con entereza. Ranma parecía llevarle la delantera pero él guardaba un as bajo la manga.
-Sin embargo, antes siempre me ganabas. Ahora que estamos al revés, lo natural es que te venza yo a ti. Antes tú eras el protagonista, ahora lo soy yo.
-Tienes razón. Si peleamos, perderé –repuso Ranma con malicia-. Ahora ya no soy fuerte, ni noble, ni sacrificado como antes. En el pasado jamás hubiese traicionado a un amigo contándole a Akane que Ryoga es Pe-chan. Eso iría en contra de mis principios. Ahora, ups…se me ha escapado.
Una gigantesca sombra que se escondía detrás de Ranma comenzó a emanar un potente ki violáceo de pelea. Luego, ambos jóvenes salieron volando por los aires.
-Intentar matarme es una cosa –bramó la del mazo- pero mentirme es otra totalmente diferente, so degenerados.
Para cuando Ranma y Ryoga recobraron la consciencia, Tofu por fin había hallado la cura y se las había inyectado. Un final feliz en toda regla salvo por algunos detalles…un panda sin pelo se hundió en lo más profundo de la jungla y juró no volver a aparecer hasta que le creciera todo. Y la pareja ya había vuelto a la normalidad, es decir, a no confiar el uno en el otro, por lo menos superficialmente hablando.
Caminaban de regreso al dojo en soledad.
-¿Por qué me mandaste a volar a mi también?
-Por ocultarme la verdad sobre Ryoga y por besar a Kodachi. ¿Cómo pudiste hacerlo?
-Y tú me hiciste creer que estabas muerta. ¿Te parece bonito?
-Pues sí. Si creías que estaba muerta se te irían las ganas de hacerme cosas raras…
-O sea que sabías que te amaba.
Akane se sonrojó.
-¿Qué?
-Lo sabías. Por eso fingiste tu muerte. Lo acabas de decir.
Akane dio un pequeño salto y se metió en su cuarto. Luego se asomó.
-¿Qué has dicho? No te he oído bien.
Ranma subió las escaleras con cierta nostalgia en el rostro. La experiencia entera les había hecho cambiar a los dos. Aquello, la falta de concreción amorosa, ya parecía un juego de mutua complicidad. Bien visto, ya no le daba vergüenza decírselo. Solo necesitaba un buen momento y un poco de la buena fortuna de la que poseía el antiRanma. ¿Cuán difícil podría ser? Su decimoquinto cuaderno del amor seguía esperándole en el cuarto para que rellenara los instantes en los que pensó en Akane durante los últimos días. La puerta se abrió de un golpe seco. Luego la almohada cayó al suelo empujada por una ávida mano que tanteaba cada centímetro del colchón sin hallar su tesoro.
-¿Buscas esto?
Y allí estaba antiAkane en su cuarto hojeando su cuaderno de los secretos amorosos. Y digo que era antiAkane pues por fin se había animado a tomar la iniciativa, harta de esperarle y con sus certezas amorosas ya confirmadas, solo quedaba dar el paso y lo había dado.
-Creo que ya va siendo hora de que escribamos juntos en estas hojas, amor mío.
Fin.
PS: Ah, sí, ¡el beso! Ese día no se lo dieron. Ni al siguiente. Fue durante el tercero desde que regresaran del psiquiátrico. Ya iban de la mano y se consideraban mutuamente novios pero no había pasado de allí. Las palabras de Ranma sobre el primer contacto por muy antiranmanescas que fueran, pesaban: "Puajjj. Ha sido horrible". Sucedió entonces que se toparon con Kodachi y con Ryoga. Ambos se habían esfumado desde que Tofu les curara, envueltos en la más oprobiosa vergüenza. Sus peores secretos: la identidad de uno y la treta de la otra, habían salido a la luz. Ranma alzó la cabeza al verlos y paso de largo con orgullo. Akane le siguió de la mano sin pronunciar palabra alguna. No hacía falta reprocharles nada pues ya no jugaban en la misma liga del ridículo. Ahora Akane era de Ranma y Ranma de Akane. Y ya nunca se perderían. Instantes después se besaron.
Historia Bonus
Otra romántica cita de Gohan y Videl
El jueves 30 de mayo a eso de las 15:00 hs. Minefine7 recibió el siguiente mensaje de la madre de Videl: "¿Podrías recoger a Videl a la salida del cole y cuidarla hasta que llegue? El dentista lleva más de una hora de retraso en el orden de atención".
Cuando Gohan se enteró del tema, decidió tomarse el asunto como lo que era: una cita en toda regla. Ya sabéis; la timidez le puede…En fin, el caso es que insisitió en que en lugar de llevarla a casa, nos fuéramos al ciber del pueblo a pasar la tarde.
-¿Te parece, Gohan? Allí solo hay juegos de chicos. Videl seguro que se aburre.
-¿Cómo se va a aburrir si está conmigo?
Lo dicho; mi hijo es tan humilde y tímido que llega a conmoverme. Quince minutos después estaban los dos jugando a counter-strike contra dos compañeritos dos años mayores. Llamémosles "Freezer" y "Cell".
-¿Y esa quién es, Gohan? –preguntó Freezer con malicia.
-Es mi novia.
-¡Ah! –se abrazó a Cell y comenzaron a cantar- ¡Gohan tiene novia! ¡Gohan tiene novia!
-Sí –respondieron los dos al unísono. Somos novios.
-Ah. ¿No os molesta que cantemos?
-No. ¡Tengo novia! ¡Tengo novia! –comenzó a cantar Gohan.
-¡Tengo novio! ¡Tengo novio! –replicó Videl.
Yo creo que aún hoy, con dos hijos en mi haber, me moriría de vergüenza si un puñado de niñatos me rodeara y empezaran a cantar: "A Sensei le gusta Minefine7". Y desde luego, conseguir que Minefine7 se ponga a jugar a algo de chicos conmigo como el counter-strike me parece una utopía de muy difícil concreción. Tampoco me puedo quejar; entre las múltiples virtudes de Minefine7 que os estuve narrando en anteriores historias bonus me olvidé de la más importante. ¡Le gusta el futbol! Y si a eso le sumamos su memoria fotográfica para los nombres y las fechas, pues sí, es una enciclopedia futbolística andante, capaz de deciros la formación del River Plate del 92 y su posición final en tabla sin siquiera pestañear.
Volviendo a la cita de los niños, al rato les dio hambre y les compré un paquete a cada uno de patatas. En su interior venía uno de esos rascas que prometen fabulosos premios pero que solo salen en uno de cada cien millones de paquetes.
-Oh –se lamentó Videl-, he perdido.
-Toma el mío, Videl. Seguro que tienes más suerte.
A medida que rascaba el segundo papelito, a Videl le iban centelleando los ojos más y más. ¿Estaría emocionada por el regalo de su novio? ¿Sería posible que le hubiera salido premio? No, le pasaba desde su perspectiva, algo aún más romántico y emocionante.
-"Siga participando". ¿Te das cuenta, Gohan? A los dos nos salió exactamente lo mismo. Se nota que estamos predestinados…
Predestinados o no (¡qué vocabulario complejo que usa la niñata de siete años!), se volvieron los dos de la mano a seguir jugando. A propósito, lo que sí puedo asegurar es que más de la mitad del paquete de Videl estaba predestinado a terminar en el estómago de Gohan.
Levanten la mano ahora, los que piensen que es totalmente imposible generar una escena romántica jugando al counter. ¿Sois mayoría, verdad? Pues os equivocáis. Y no una, sino dos veces. Poneos en el lugar de Videl. Una pobre soldadita sin experiencia que debe ser protegida de los "malos" por su héroe. ¿Os parece escasamente romántico y hasta cierto punto, machista? Bien, imaginaos, entonces, a una sincronizada máquina de matar que se escondía hasta que mataran a Gohan y luego simulaba: "Oh, Gohan has perdido y yo no sé manejar esto…necesito ayuda" (mentirosa, si te escondíste en el lugar preciso en el momento adecuado). Acto seguido, Gohan se levantaba, la rodeaba con ambos brazos, y así, abrazados, ella sentada y él parado detrás suyo, la iba guiando por el mapa virtual. Llegados al punto de encuentro, Videl retomaba el control de los mandos y se merendaba a los "malos". Y Gohan, por supuesto, más orgulloso que Ranma por tener una maniática asesina de novia.
Pasada una horita, comenzaron a aburrise y a Gohan se le ocurrió ponerse a hacer avioncitos de papel. Videl a su lado, también hacía los suyos. Y Minefine7 los miraba con infinita ternura.
-Ahora se los intercambiarán y los guardarán por siempre. Y cuando sean mayores y se reencuentren se reconocerán por los avioncitos.
-No sé –le repuse-, me parece que su relación ya está a otro nivel.
-¿Por?
-Porque ahora Gohan está haciendo pis y ella está con él, dentro del baño y hablándole sobre la mejor forma de plegar el papel para que el avión vuele más.
A continuación volvieron a jugar al counter-strike. Lamentablemente, a Freezer y Cell se les acabó el tiempo, así que tuvieron que enfrentarase novio contra novia. Malo…y peor si dos almas envidiosas y resentidas se sientan al lado de Gohan a intentar sabotear la relación.
-Parece que tu novia juega mejor que tú, Gohan. Jajajaja –se burló Cell.
-Sí, yo a mi novia jamás le permitiría que me gane a nada –agregó Freezer.
Gohan se encogió de hombros.
-Pero no tienes novia.
-Bueno, pero si la tuviera. Jamás me ganaría a nada. Eres patético. La marioneta de Videl.
Y Gohan cayó de lleno en la trampa.
-Yo podría ganarle si quisiera. Me estoy dejando matar porque es mi novia.
Y a Videl, que estaba muy cerca le creció de golpe la vena del enojo akanil. Y pum, tiro a la sien desde el otro lado del mapa.
-¿Ves? Me estoy dejando.
Pum. Pum. Otros dos certeros disparos más dejaron el marcador en 17-0.
-Yo le diría a mi novia…
-No tienes –le interrumpió Gohan.
-De acueeeerdo. Si yo tuviera novia y estuviera en tu situación, le amenazaría. Le diría como me vuelvas a matar, rompemos.
-Eso –agregó Cell-. Tienes que impedir que te siga matando. Si no lo haces, ya no serás digno de seguir jugando con nosotros…si yo tuviera novia, lo conseguiría con una sola orden.
Gohan suspiró. Se encontraba entre la espada y la pared. ¿El amor o el honor infantil?
-No soy muy de dar órdenes pero puedo conseguir que deje de dispararme con una sola palabra.
Cuando oyó semejante manifestación de control, la vena guerrera de Videl se hinchó al máximo. Dijera lo que dijera Gohan, la respuesta sería la misma: descargar todas las balas que le quedaban sobre su pretenciosa cabeza. Dicho en otras palabras, se quedaría sin ambas cosas. Sin su estúpido honor de jugador de counter-strike y sin novia.
La tensión iba en aumento. ¿Qué le diría? ¿Rogaría por su perdón, le amenazaría, intentaría negociar, comprar el fin de las hostilidades con algún regalo? Pero sobre todo, ¿cómo conseguiría cualquiera de aquellas opciones con una sola palabra?
-¿Tablas?
Videl miró a un lado, a otro. Se aseguró de que realmente le estuviera hablando a ella y no a Shampoo y luego se arrojó a sus brazos.
-Claro.
Por suerte para Gohan, todavía estaba fresco el trauma del torneo de ajedrez…y Freezer y Cell se tuvieron que marchar con el rabo entre las piernas.
No es por burlarme de vosotros pero ¿os imagináis a Ranma diciendo "tablas"? ¿O a Akane saltando a sus brazos y gritando "claro? No, ¿verdad? ¿Me pregunto qué pasaría si estuvieran en la exacta misma situación? Obviamente, Ranma la amenzaría con romper el compromiso. Y por supuesto, ella aceptaría y le ganaría. Luego él quedaría destrozado, seguiría practicando en secreto y la buscaría en todo momento sin quedar muy claro si desea hacer las paces u obtener una revancha. Al final la cosa se enredaría porque Ranma se vería obligado a confesar que no puede vivir sin ella pero Akane lo interpretaría como una trampa para conseguir la revancha.
El diálogo sería más o menos así:
-Juega otra vez conmigo.
-No pienso volver a hacer nada contigo nunca más. Ni jugar, ni estudiar ni casarme.
-En ese caso, mi vida ya no tiene sentido. He perdido todo lo que era importante para mí.
-Si tanto te va afectar perder tu dichoso honor de artista marcial virtual, terminemos con esto de una vez. Venga, te desafio, Ranma Saotome.
-No, yo me refería a…oh, rayos, es igual. Juguemos.
La partida se desarrollaría de forma similar pero Ranma sacaría provecho del estado de total frustración de Akane y justo cuando está por ganarle a su prometida, él le ofrecería "tablas". Da para un one-shot…aunque ya sabéis el final. Mejor lo dejamos como historia bonus de Gohan y Videl.
Fin de la historia bonus.
PS: Lo sé, lo sé. La historia bonus me salió más graciosa y romántica que la de Ranma y Akane. Y eso que no mencioné a Bulmita.
PS2: Como diría la mamá de la nana Fine de la serie de los noventa, La niñera: "Al hombre no se le gana hasta después del matrimonio".
Comentarios
Estimados todos. Sí, claaaaro, por supuesto. Caritas volteadas. Claro que lo sabía. si era obvio...me estaba haciendo el tonto. Ejem...caritas volteadas...y yo que pensaba que se trataba de una intricada red de códigos adolescentes para que los adultos no entendamos nada como el geringoso...
Estimada Massy13. Al final le he encontrado el verdadero uso al movil: Jugar al Pou. Culpa de Gohan.
Estimada Akyfin02. Me ha costado un poco de tortícolis pero he lgorado ver las caritas de lado.
Estimado lu4AVG. Si, estoy de acuerdo. Akane es tal como la pintas. Pero a la hora de redactar, suelo usar más a Ranma que a Akane por razones obvias y me dejo llevar por el punto de vista del muchacho que no es muy imparcial que digamos.
Estimada Ai. Ay, la prima de Akane. Pensaba incluirla en el final hiperfeliz y me olvidé. Lástima. Ya aparecerá en otro one-shot. Ah, y gracias por advertirme del error en el final del capítulo pasado. Es un three-shot como casi siempre. :D.
Estimada Shiroki-San. ¿Line? Ya lo veré, gracias. ¿Los emoticones tienen origen japonés? Eso lo explica todo. Parecen ideogramas.
Estimada Majomich. A mi también me cae mal Yuko. Por eso le puse ese nombre para despistar un poco. Pobre Kodachi, no cae bien ni ocultando su personalidad.
Estimada Minefine7. Es que soy de matemáticas. No de letras.
