Tormenta. Segunda parte.

Cuando oí el nombre de Saffron de los labios de Akane, todo comenzó a tener sentido. Todavía había muchas dudas y preguntas sin respuesta en mi cabeza pero ya disponía de alguna certeza. Más importante aún, ya tenía en claro cuáles eran los interrogantes que debía resolver. La primera ecuación se me daba bastante bien. Su naturaleza tan sencilla y obvia no se me escapaba: "Saffron" sumado a "cambio de actitud de Akane" equivalía a "Kima". El tema a resolver era el resto: ¿Me habían devuelto a la Akane falsa y Saffron tenía raptada todavía a la original? ¿O fue la misma Kima la que simuló irse con el robaprometidas? Y en todo caso, si ya la tenían, ¿para qué simulaban un regreso? ¿Por qué me revelaba su identidad tan displicentemente? En suma ¿qué demonios se habían dejado olvidado en la escena del crimen y planeaban arrebatarme ahora con tretas baratas?

La línea más prudente de acción consistía en hacerse el tonto –se me daba de maravilla- y escaparme sin dejar ver que ya había resulto parte del acertijo. La menos correcta…tirarle un balde de agua hirviendo por sorpresa. En condiciones normales hubiese optado por la segunda. Sin embargo, la vida de Akane quizá estuviera en peligro. No podía darme el lujo de dejarme llevar por la rabia.

Por otra parte, quedaba pendiente el tema más extraño y de difícil explicación. ¿¡Saffron!? ¿Cómo? Si no había pasado mucho más de un año…mejor que entretenerme en peleas absurdas era pedir ayuda. Acudir a la sabiduría de alguien confiable: el doctor Tofu.

Partí en seguida a su consulta sin siquiera despedirme de la falsa Akane. Ahora que sabía que no era la verdadera me causaba tal rechazo que ni fingir que me caía bien podía. Me lo encontré en la puerta y le expuse toda la historia escupiendo las palabras y los hechos de forma tan vertiginosa que parecía que estuviera haciendo un truco de las castañas con la boca. Él oyó todo mi monólogo con atención y el gesto adusto. Parecía concentrado, no sé si en interpretar los hechos en su lógica linealidad o simplemente en seguir el hilo de mis palabras enredadas. Al final, coroné mi punto con la siguiente frase: ¿Cómo es posible?

-No entiendo tu pregunta, Ranma. ¿Qué tiene de raro que te atacara así? Es tu enemigo más fuerte después de todo.

-Está muy claro. No han pasado todavía más de quinientos días desde la batalla en Jusenkyo y tiene la apariencia de un joven.

A Tofu le brillaron los ojos. Estas cosas le encantaban.

-Recuerda que no es humano. Ha nacido de un huevo, ¿no es verdad?

-Bueno, sí, pero…

Se dirigió a su biblioteca, buscó en el cuarto estante, el correspondiente a los ejemplares veterinarios y hojeó tres o cuatro tomos enciclopédicos hasta que halló toda la información que necesitaba.

-Mira, Ranma. Aquí se expone el tema que te interesa con precisión –comenzó a leer-. Entre las dos y cuatro semanas después de nacer los pollos y crías de pato ya tienen plumas, y a las ocho semanas ya tienen el plumaje de adulto. A las doce semanas son expulsados del grupo por sus madres para que formen el suyo propio o se unan a otro. A los cinco meses de edad alcanzan la madurez sexual, siendo normalmente los machos quienes antes la alcanzan –cogió otro tomo y siguió leyendo-. En el caso de los pavos reales y los cisnes, aves de mayor tamaño, el proceso se alarga hasta los doce o veinticuatro meses. No me sorprendería según lo que pone aquí –señaló un tercer tomo de medicina medieval en el que se describía las costumbres de los animales fabulosos-, que un fénix haya alcanzado su primera juventud al año de nacimiento e incluso antes de forma excepcional. Después de todo, más allá de la magia, se trata de un ave común y corriente.

Vale. De acuerdo. No era un ser humano. Se trataba de un ave con tal apariencia. ¿De que me sorprendía? ¿Mi padre se transformaba en panda, no? Raro pero aceptable dentro de mi loco mundo.

-¿Qué piensas hacer ahora? –me preguntó.

-Iré a por Akane. Pero necesito ayuda. ¿Podrás vigilar a la falsa por mi?

-Claro. Se supone que está enferma. Seguro que Kasumi me deja "atenderla" en tu ausencia.

No suelo entretenerme describiendo detalles sin importancia y menos si son la antesala de un combate pero en este caso haré una excepción. Nerima al entero, los parques, las casas, los puentes y hasta los vehículos se encontraban cubiertos de una especie de nieve amarillenta. Intenté no darle mayor importancia. Tenía cosas mucho más importantes en las que pensar. Y lo logré durante al menos tres calles. Luego empecé a notar que el polvillo helado que iba cubriendo poco a poco la ciudad tenía un peso desmesuradamente grande en proporción a su masa. Algunos coches estacionados en la acera tenían sus techos hundidos por culpa de una delgada capa de hielo dorado. Yo mismo encontraba dificultades para avanzar. Como si caminara por un pantano. Incluso si avanzaba a los saltos como me gustaba a mi, sentía cómo aquella masa viscosa se adhería a mi ropa y ralentizaba mis movimientos. Tampoco me importaba demasiado. Puesto que no sabía bien en dónde comenzar a buscarla no tenía ni las prisas ni la impaciencia de quién sabe su destino pero desconoce el horario de llegada. Al final hice lo de siempre. Avanzar contracorriente o lo que era lo mismo en este caso: contra viento y marea. La borrasca se intensificaba en ciertos puntos de Nerima casi como si tuviera vida propia. Mientras vencía pacientemente su resistencia, dando lentos pasos en dirección contraria al viento, mientras tapaba mis ojos con un pañuelo para evitar que objetos desagradables se infiltraran en mis puntos débiles, no pude dejar de pensar en Akane. A la postre, lo que hacía entonces tenía cierta similitud con una de las interminables peleas que sostenía con ella. Tozudez para enfrentar a la naturaleza desatada y acercarme a ella cuando lo más prudente sería alejarse. A mí, por lo menos me parecía romántico. Cuánto más me empujara hacia fuera con su rechazo, más porfiaría yo por alcanzarla. Y sí, sabía perfectamente que bastaba con dar un rodeo para llegar a destino sin oposición como había hecho Saffron para conquistar a Akane pero yo no era así. Yo iba de frente. Cara a cara y a los golpes si hacía falta. Si algún día llegaba a ella sería para darle un beso en la boca como un hombre que se merecía a su prometida: sin ocultar nada ni dar pasos al costado. De nada me servían los besos de Judas dados desde un flanco y sin mayor mérito que haber tomado un atajo que eludía la confrontación. La batalla inútil y sin premio visible contra la borrasca se extendió por dos días y dos noches. A veces se oponía a mí en dirección sudoeste, en otras, me tapaba el camino norte. Y así, como si me hubiese guíado con un manual de psicología inversa hecho de aire, el viento me atrajo, de tanto repelerme, al nuevo castillo de Saffron, erigido en un monte a las afueras de la ciudad. En aquel punto del mapa y a pesar de las fuerzas del viento, la nieve extraña se amontonaba en cantidades industriales. Su textura más fría por la altura que el resto le asemejaba a lingotes de oro helados. Grandes trozos de hielo amarillento con el que se podría construir una pirámide si hiciera falta.

-Uffff –se quejaba un lacayo de Saffron que cargaba un enorme cubo de hielo, Corma creo que era-. ¡Cómo pesa! ¿A quién se le ocurre hacer un castillo de hielo?

Volví a mirar la construcción con otros ojos. Esta vez con los que se habían librado de la venda del artificio y conocían la verdad. Efectivamente, se trata de una enorme escultura de nieve con apariencia de morada de malo de película. La nieve que había visto caer antes sobre Nerima no era más que los restos inútiles que el viento se había llevado.

¡En la puerta de entrada le aguardaba Kima! Extraño, se suponía que me esperaba en el Dojo. ¿Cómo demonios había llegado hasta allí antes que yo? Y sin que la viera. Más raro aún, se le veía avejentada. Casi como una abuelita. Las alas débiles y bajas. Pocas plumas; descoloridas en su gran mayoría. Y sin duda era ella.

-¡Masala! Sal a ayudar a Corma.

Se asomó el otro lacayo con cara de miedo.

-¿Ha regresado el amo Saffron?

-No, tranquilo. Puedes salir.

El sirviente se limpió unas gotas de sudor de su frente.

-¿Me lo juras? Antes era malo…pero ahora se ha vuelto un demonio. No quiero ni verle.

Kima le dio una palmada y le invitó a mirar por él mismo.

-Tranquilo, no está. Además no es su culpa. Ya sabes cómo es lo de su poder de fénix. Cada vez que revive pierde un poco de humanidad y se hace más frío y egoísta. La abuela siempre me cuenta que hace cien años se trataba de un jovencito encantador e idealista. Incapaz de arrancarle las plumas a alguien por pura diversión –se masajeó la espalda- o de azotar a sus conciudadanos como hizo contigo.

-¿Por qué no nos vamos, entonces? Tú misma lo has dicho. Ya no es él.

Kima agachó la cabeza intentando ocultar su rubor.

-Puedes irte. Yo le seguiré hasta el final. Aunque ya no sea él. Todavía creo en su fuerza. Quizá tarde cien años más pero de alguna manera la gente fuerte se reencuentra tarde o temprano con el sendero correcto.

Mientras Masala razonaba de esta manera sobre su amo con Kima, Corma seguía porfiando con el cubo de hielo a solas. Por momentos parecía un equilibrista a punto de caer. Por otros, una cabra montesa a la que le caería una avalancha encima a la cuenta de tres. Y por fin, ocurrió lo segundo.

-¡Cuidado!

El bloque de hielo cayó sobre la carretera muy cerca de Kima y se hizo añicos. Algunos trozos cayeron sobre la mujer pájaro y al entrar en contacto con su piel perdieron consistencia. Como resultado se transformó en Akane. Solo que una Akane vieja y decrépita. La espalda encorvada, unas arrugas que le tapaban la cara por debajo de la nariz y una contextura física similar a Kaede.

El viento volvió a soplar, esta vez en dirección contraria al Dojo. Entonces, cuando la naturaleza me guió por la contraria en la dirección que más me convenía, até por fin los cabos sueltos. Kima no podía ser la Akane que me abandonó. Nunca lo había sido.


Otra vez tonto y atolondrado volví a casa utilizando todas mis fuerzas y sin pararme a pensar en los dos nuevos misterios. ¿De qué naturaleza era el viento aquel que me ayudaba impidiéndome actuar? Y ¿Qué demonios le había pasado a Kima para lucir tan anciana?

Cuando por fin logré regresar, exhusto y sin fuerzas, Tofu me confirmó la verdad. Akane no se había movido de allí. Luego, una brutal sensación de "deja vu" me invadió. Otra vez mi prometida en la calle, otra vez de la mano de otro, otra vez con un desconocido cuyas facciones se parecían en algo a las de Saffron aunque no lo suficiente.

-¿Por qué? –alcancé a preguntar antes de que se marchara nuevamente.

-Ya te lo he dicho. Me cansé de esperar…

-¿De esperar? –le interrumpí, dándole un empujón al intruso- Si te dije que te amaba aunque después me diera vergüenza. Si estuvimos a punto de casarnos.

-Esperar a que te dieras cuenta –repuso con un tono seco y frio mientras volvía a darle la mano a mi enemigo-. Que notaras que ya no había vida insuflando mis movimientos. Yo morí en Jusenkyo. Y ahora soy un fénix…como mi Saffron. Es natural que desee emparejarme con él.

La frase de Kima resonó en mi corazón con inusual fuerza: "cada vez que revive un fénix pierde un poco de humanidad y se hace más frío y egoísta".

Fin de la segunda parte.


Historia Bonus

La cuenta de fanfiction de Gohan

¿Cómo sé que un niño normal está enfermo? Pues lo dice, se queja. Le duele en algún sitio. Vomita, tiene fiebre o similar. ¿Cómo sé que Gohan está enfermo? En principio no lo sé. Es tan…pero tan…pero tan tan tan…que no te cuenta nada ni manifiesta ningún tipo de dolor. Por ejemplo, es común descubrirle terribles moretones por todo el cuerpo. Y si le preguntas, te dice: "Ah, ¿esto? Me lo hice hace cuatro días jugando al fútbol. Me duele un montón".

Sin embargo, tiene un pequeño detalle que le delata. En condiciones normales odia leer y escribir, básicamente porque es una tarea solitaria que se realiza en silencio, incompatible con su personalidad por el momento. No obstante, cuando está lo suficientemente malo como para preferir no correr ni saltar ni hacer ninguna actividad que requiera esfuerzo físico, me doy cuenta que está por caer enfermo porque siempre, siempre, se acuesta en el sofá a leer un libro, única actividad lúdica que se siente con fuerzas para realizar. Al día siguiente, por fin, le sube la temperatura o le vienen los dolores abdominales.

La cuestión es que hace dos días me ocurrió un terrible suceso: iba caminando de noche y se me metió un mosquito en el ojo con tan mala suerte que se quedó enganchado entre la pupila y la cornea. Hasta que llegué a casa y Minefine7 me lo logró sacar se me puso todo colorado y me ardía un montón. Por tanto me tocó hacer un poco de reposo (casi todo lo que hago requiere el uso intensivo de mi vista) mientras cuidaba a Gohan que casualmente estaba en plan intelectual. Yo temporalmente ciego y él con proyectos faraónicos que sabía que nunca llevaría a cabo.

-Papá ¿me haces una cuenta en fanfiction?

-¿Para qué? Si igual no lees nada.

-Para escribir una historia que se me ocurrió.

Lo normal era explicarle que es muy pequeño, que tendría que seguir unas pautas para utilizar Internet con una cuenta para las que todavía no está preparado, etc, etc. Por otra parte, ¡él estaba malito y yo tenía tiempo libre! Era mi oportunidad de hacerle trabajar un poco en algo que no le gusta.

-Primero deberías escribirlo a mano.

Jaque mate. Se pondría a trabajar cinco minutos, escribiría un párrafo, luego se aburriría y me dejaría tranquilo. Yo no tendría que ocuparme en explicarle cosas complicadas como seudónimos y prudencia al hablar con desconocidos y él practicaría un poco de escritura.

-Vale –me dijo y se puso manos a la obra. Cada tanto me traía más y más folios dicéndome: "¿Los ves?", "¿Te gusta?". La verdad que no. No veía nada de nada. Pero le decía que sí pensando que me mostraba siempre el mismo folio al que le había agregado una o dos palabras.

Al final resultó ser, cuando dejó de arderme el ojo, que se había mandando en una tarde una historia bastante decente. Llena de errores de ortografía y puntuación. Con nulo desarrollo pero con un argumento aceptable y algunos diálogos graciosos. Así que tuve que cumplir mi promesa, darle forma, agregar descripciones y palabras difíciles, pasarlo a ordenador y publicárselo con su propia cuenta que creamos para la ocasión: gohan067. El fic, obviamente de Dragon Ball, se llama: "Pan, Broly y el gran secreto". Al que quiera dejarle un comentario se lo agradeceré enormemente porque me pregunta cada diez segundos: "¿Ya me lo ha leído alguien?" "¿Ya llegué a cien reviews?" Podéis encontrarlo en mi perfil en la zona de favoritos.

Muchas, muchas, muchas gracias. Y tranquilos, no volveré a pediros algo así hasta que vuelva a enfermarse que esperemos sea dentro de mucho tiempo.

Fin de la historia bonus

PS: Tampoco sé nunca cuándo está enferma Bulmita porque es el caso opuesto. Es tremendamente melodramática. Cualquier contratiempo es causa de llanto, pseudo-desmayos o toses artuificiales.


Comentarios

Estimada Shiroki-San. También me gusta One-Piece aunque todavía no llegué a la cresta de la ola. Me falta leer medio manga. Suerte en el examen. Y tranquila, esos profesores suelen asustar pero también son los mejores para aprobar porque está muy muy claro lo que quieren.

Estimada angelikitap4emmett. ¿Casi veías venir a quién? No la conozco. Me alegro que esta te guste más que la anterior (bueno tampoco hacia falta esforzarse mcuho para que saliera mejor que el 60).

Dear znta. Well, yes. It was Saffron. It is odd but...everithing in Ranma´s world is odd...

Estimada maxhika (cap. 55). Justo cuando creía que nadie podía competir con Ai a la hora de escribir reviews...

Odio las alergias. No te dejan hacer vida normal. Otras cosas aunque se mantengan en el tiempo, más o menos te acostumbras pero una alergia es difícil. Suerte y que se pase pronto.

Es un trato. Para navidad me pondré al corriente contigo también (siempre y cuando no se te dé por escribir muchos más de chiquicientos capítulos en los próximos seis meses).

Me lo creo. Está claro que a Ai le gusta mucho esta comunidad y se lo toma muy en serio igual que tú. Tengo suerte de tener dos lectoras vip así. Aunque siento culpa por no estar a la altura de vuestra dedicación. Como mucho tengo libre para leeros y comentaros cinco minutos.

Gohan y Videl siguen igual aunque ahora es verano y se ven menos.

¿Eras buena alumna? Me alegro. sobre le resto, ufff, todos tenemos anécdotas similares con profesores autoritarios. Es ley de vida, parece. Siempre nos toca la menos uno. Claro que a nosotros también nos pasa al revés. Siempre me toca al menos una Ibuki y un Hachiro en clase.

Estimada Miztu Akari. Mousse no es un santo de mi devoción así que no sale mcuho pero aún así, tampoco es inmune a las redes de Akane. De hecho, fue uno de los primeros en caer en el capítulo ocho: "Un Ranma normal".

Estimada Ai. Creo que todas tus preguntas han sido respondidas en el segundo capítulo.

Los Ranmas de la vida real no son tan pacientes. A lo mejor te lo encuentras antes.

Vale, te propongo este trato: El final de la historia de los piojos en el especial 70.

Sigo sin imaginar maldad en alguien como tú. ¿Alguna vez lastimaste aunque sea una mosca por pura diversión con un mote? Yo creo que no.

PS: No solo no me molesta que tomes frases mías sino que además me siento como Po, el de Kungfu Panda, en el capítulo en que libera al demonio que se hace grande cuando lo golpean.

Estimada Massy13. Minefine7 está recontenta con tu comentario. Lleva una cara de :"Te lo dije" y "Sin mi no sos nada" que no hay quién se la quite.

Estimado hikarus. La amistad y el amor de verdad se da luego de un tiempo y de compartir muchas experiencias. Si no se ha llegado a ese punto, se trata de mera atracción, afinidad o admiración. No sé si es el caso con tu amiga perdida pero de serlo, yo no me lo tomaría tan a pecho.

Estimada minefine7. Mientras comíamos la barra de helado de turrón ayer, pensé: menos mal que el amor no se derrite tan rápido.