Tormenta. Tercera parte.

-Yo he muerto en Jusenkyo. Y ahora soy un fénix…

Las palabras no tienen consistencia y de tenerla no sería líquida; aún así las suyas gotearon una a una por las hendijas de mis oídos y se escurrieron hasta mi interior. Dolían. Y lo hacían por una razón muy evidente. Un artista marcial de los de verdad tenía que entrenarse incluso en tareas tan desagradables como examinar cuerpos inertes. Tarde o temprano, aunque se intentara ser justo, noble y generoso, aunque se perdonara al rival una y quinientas veces, llegaba el día en que la batalla era a muerte. Por tanto, dentro de mis capacidades se encontraba la habilidad de reconocer una entidad sin vida de una agonizante. No se trataba de un detalle menor. Darle la espalda a un muerto podía causar escalofríos pero dársela a uno medio vivo…podía transformarse en un boleto de ida al más allá y arribar allí aún antes que el moribundo.

Lo había negado una y mil veces, lo había atribuido a un milagro, nerviosismo y otros pesares pero la realidad -irrefutable y dura-, era que a Akane le había tomado el pulso en Jusenkyo. Su corazón había dejado de latir. Es más; tampoco respiraba. Incluso si le apretaba el pecho, nada de aire salía de sus pulmones. El Ranma de entonces jamás hubiese cometido un error así. Jamás hubiese dejado salir esas palabras de haber existido la más mínima posibilidad de que la receptora las decodificara y tuviese ocasión de darle respuesta. Incluso cuando volvió a la vida y me habló, aún entonces no respiraba…

Ahora que lo pienso…quizá fue por eso, porque seguía oliendo a muerta, que no la besé. Demostrarle amor físicamente se trataba de la conclusión lógica: gran aventura, estrechamiento de lazos afectivos, declaración y beso. Y ella estaba tan débil que dudo que se negara. Pero algo me detuvo. Ya le faltaba entonces brillo en los ojos e impulso a sus vientos internos. No los sentía. Ni al tifón ni a la sangre correr por sus venas. Quizá fue por eso también, porque había perdido humanidad como un fénix, que me contestó algo tan ambiguo y vacío: "te he oído". O quizá se trataba de otra cosa. Quizás…su respuesta estaba teñida de un profundo valor romántico. No se trataba de un rechazo sutil que venía a reemplazar el "yo también te amo" que me merecía. Era algo mucho más doloroso. "Te he oído…por eso he vuelto del otro mundo". Fénix por amor pero fénix al fin.

-¿Por qué esperabas a que me diera cuenta de tu estado? –pregunté esperanzado-. ¿Existe algún modo de recuperarte?

No me respondió. La única confirmación que obtuve con esa pregunta fue que se encontraba en cierto grado de apatía, similar a la de un Dios que bajaba una temporada a la Tierra de paseo y le ofrecían de comer peras y manzanas en lugar de ambrosía. También ocurrió otra cosa que me confirmó, por si hacía falta, que Akane era Akane. A lo lejos un punto en el cielo se hizo cada vez más grande. Un ave del tamaño de una mujer aleteaba suavemente en nuestra dirección. Sus gastadas alas apenas sí le sostenían pero el viento, esta vez a su favor, le empujaba y sostenía con gallardía. Casi diría yo que le acariciaba en el aire para que su fenomenal potencia no rasgara sus delicadas plumas. Finalmente Kima logró posarse sobre un árbol cercano y divisó la escena entera con terrible melancolía. No sabría decir yo, pero sospecho que no existe nada más conmovedor en este mundo que los suspiros atragantados por pudor de una mujer enamorada a la que le han roto el corazón. En rigor yo también debía de sentir algo similar. Además por muy hombre que fuera, lo mío era más reciente e intenso. No vamos a comparar ahora perder al niño de mamá de Saffron con despedirse para siempre de la colérica marimacho. Sin embargo, yo me encontraba lejos de un sentimiento nostágico o de derrota. Más bien me sentía como en una nube. Todo parecía una pesadilla sin serlo. La temperatura agradable que solo parecía rodearme y protegerme a mi, me reconfortaba en todo momento, incluso cuando me sitiaban los frios vientos. Aquello me generaba cierta sensación de compañía que borraba de un plumazo el trágico sentimiento de soledad que -de haberme embargado- me hubiese hundido hasta el fondo.

Saffron también callaba. Su actitud incluso se percibía más agria y distante que la de Akane. ¿No era yo su enemigo jurado? ¿El mayor de todos? ¿No le había matado una vez? ¿Por qué no intentaba atacarme? Vale, lo de Akane me partía el corazón pero Saffron de ninguna manera era de ese tipo de personas. No podía contentarse con eso. No podía valerle una venganza refinada e irónica.

-Vamos. Me aburro –dijo Akane y levantó vuelo sin alas ni mayor magia que su deseo de flotar en el aire. Saffron le siguió sin pronunciar palabra.

¿Aburrido yo? Podía aceptar que me dejara. Que se fuera con mi peor enemigo. Que fuese una muerta en vida pero…¿Aburrirse de mi? Eso sí que no. Llevaba demasiado tiempo siendo su mayor héroe con las acciones y el mayor villano con las palabras para que ahora me ignorara.

-¡Tonta! ¡Fea! No intoxiques a la gallina con tus platos. No sé si es capaz de revivir dos veces por día.

Ya me daba la espalda cuando se volteó. Por un momento pareció que dejaría caer una lágrima pero no fue así. Ninguna maquinaria en su interior funcionaba. Ni siquiera las bolsas lacrimales parecían estar conectadas ya a los ojos. De hecho, recién entonces lo noté; no pestañeaba.

-Te he oído.

Y se fue. Probablemente no era ese el sentido de su frase pero instantáneamente pensé: "Yo también te quiero".


Al rato bajó Kima.

-¿Por qué les dejas ir? ¿No siente celos?

-Sí, supongo. Tampoco es que vayan a hacer gran cosa en ese estado apático en el que se encuentran.

Un rastro de plumas marcaba el camino desde nuestra posición hasta el álamo en el que se había posado anteriormente. Llovía o había comenzado a llover. No lo había notado. Demasiado absorto estaba en las expresiones inexpresivas de Akane para notar un tonto cambio climático. Kima, ya en su forma akanil, se había acercado probablemente por esa razón; porque con la lluvia se notaba menos que lloraba. A lo mejor yo también lo hacía. No lo recuerdo bien.

Recogí un par de plumas. Demasiado pesar tenía en mi alma pero aún así había hueco para comportarme como un caballero y preguntar.

-¿Qué te pasó?

Kima miró para otro lado.

-Por favor, dime.

-Nada. Que soy tonta. Intenté devolverle a su estado normal. Al Saffron que según mi abuela era cálido y amable…-volvió a callarse y a intentar alejarse de mí. Al final, siguió hablando sin que yo llegara a pedírselo-. Solo tuve éxito a medias…

Interesante. Efectivamente, -ya lo había notado-, Saffron tampoco se comportaba como yo esperaba. Pero, ¿cómo? ¿Por qué?

-Intercambiamos años de vida. Él ha regresado en el tiempo dos o tres muertes, a cuando le hastiaba todo pero no era maligno. A mi ya casi no me queda nada de futuro.

No me considero una mala persona. Ni terco ni egoísta. Por lo menos, no con las cosas importantes. Admito sin embargo, que su tragedia me causó alegría. ¡Existía un método para recuperar Akane! ¡Y estaba a mi alcance! Mi juventud por su alma. No era mal trato. Para nada. Lo de Saffron se trataba de un imposible. Demasiadas veces había revivido ya. La vitalidad de Akane, aunque marchita, no hacía mucho tiempo atrás se había distinguido por su desbordante frescura. Kima lo notó en seguida.

-Veo por tu expresión, que te alegras.

-Y-yo…

-No trates de ocultarlo. No hace falta. Yo también me alegré cuando mi abuela me lo narró. Mamá murió así, a los dieciocho años. Mejor dicho, a la edad de noventra y tres. Y yo repetí sus dos errores. Enamorarme de la misma pared y sacrificarlo todo por un imposible. Hay muros que no pueden treparse. Y ya no me quedan fuerzas para intentar superarlo con mis alas.

-Yo…-tartamudeé-, lo siento. Es muy triste. Haré que ese canalla te devuelva lo que te quitó.

Kima encogió el rostro como si fuera una uva pasa.

-Nada me quitó él por su propia voluntad. Yo se lo entregué…a la fuerza. Un beso de amor. Y luego soplé en su interior. Cada segundo que duró el beso, cada hilo de mi aliento le otorgó un año de vida nuevo. No puedes reprocharle nada. Ha sido mi elección.

Oí su explicación sin pena. Seguía siendo el mismo Ranma de siempre. El ingenuo y noble. Que madre e hija se enamoraran del mismo hombre. Que ambas se sacrificaran por él para nada, no entraba dentro de mi concepción de amor. Lo mismo pasaba con Akane. Ni aceptaba que se fuera con otro ni que se hubiese muerto. Encontraría mi final feliz aunque tuviera que poner el mundo patas arriba. Y de pronto se puso. El viento, el amigo invisble que protegía a Kima y me atacaba a ratos, comenzó a soplar otra vez con una violencia hercúlea. Esta vez sin patrón fijo. A veces empujando hacia el cielo, otras hacia el averno. Ora a oriente, ora a occidente. A la imprevisibilidad de las rachas se unía una potencia sin igual. Tan fuerte soplaba que tenía que cerrar los ojos para que el aire no lastimara mis pupilas por el mero contacto. Rasguños como de arañazos me sorprendían cada tanto aunque al final creo que me acostumbré a todo. Me sentía como una piedra que aguantaba el vendaval sin moverse o como un árbol cuyas raices le sostenían a pesar del temporal. Quieto y en armonia con la naturaleza. Entonces, cuando más concentrado estaba en adquirir mi nueva capacidad, sentí un pinchazo. Luego un líquido cálido resbaló por mi cuerpo desde la espalda a la altura de los riñones hasta los pies y el suelo. Era mi sangre.

-Es curioso –me dijo Kima mientras retiraba el cuchillo que ella misma me había clavado a traición y se disponía a iniciar un segundo ataque-. Según la profecía solo podrá vencer al fénix un hombre más fuerte que el viento. No sé cómo lo has sabido ni por qué te entrenas con tanto ahinco pero no permitiré que lastimes a mi Saffron.

La daga enrojecida por la alta capacidad de teñir de la sangre se elevó dos palmos pero mi vista no le siguió el movimiento. Se quedó detenida a la altura de sus ojos. Como dije antes, llovía. Kima, por tanto, tenía la apariencia de Akane. Aún sabiendo que no era ella y aún comprendiendo que era mi fin pues estaba tan agotado que no me quedaban fuerzas para esquivar el golpe, no lograba apartar los ojos del triste espectáculo de una mujer similar a Akane llorando. No me importaba el cuchillo ni mi herida entonces, solo procurar que dejara de hacerlo.

-No llores. Yo también mataría por amor –le mentí.

El cuchillo volvió a hundirse en mi cuerpo sin compasión más allá del río de lágrimas que aquello le provocaba. Esta vez por debajo de omóplato izquierdo. Nuevamente en un punto no vital. Aproveché que se encontraba más cerca y le sequé las lágrimas con los dedos de la mano.

-Mejor así. Dile a Akane que los vientos soplan por naturaleza. Y son más fuertes que un fénix. No necesitan de una razón o de magia para volver a reactivarse. Solo convicción.

Kima sostenía mi cabeza con una mano mientras yo balbuceaba mi despedida. En la otra empuñaba todavía la daga muy cerca de mi corazón. Primero se sintió como la picadura de un mosquito. Luego la mordedura de un perro y después, la de una serpiente. Cada centímetro nuevo de carne que atravesaba su filo traía un dolor más intenso que se sumaba al anterior. Una patada de mula, una corneada de toro, una de rinoceronte y por último, un puchero de Akane.

Fin de la tercera parte. En la próxima el final.


Historia bonus.

Una competencia padre-hijo.

Por la noche

Gohan: Papá, ¿cuántos reviews vas?

L-Sensei: Tres.

Gohan: ¿Y yo?

L-Sensei: cinco.

Gohan: Jajajaja.

L-Sensei: ¿De qué te ríes?

Gohan: Soy más listo que tú.

L-Sensei: Tener éxito y ser listo son cosas diferentes aunque es posible que tengas razón.

Gohan: 5 a 3. 5 a 3. Jaja.

L-Sensei: ¿No vas a dejar que me olvide de esto, no?

Gohan (con tono condescendiente): No te deprimas, papá. Todavía puedo comentarte yo si tú quieres.

Por la mañana

Gohan: ¿Cuántos reviews vas?

L-Sensei: Once

Gohan: ¿Y yo?

L-Sensei: Siete.

Gohan: Pues no pienso comentarte nada, ¡tramposo!

En el fondo tiene razón. Un poco de trampa involuntaria sí que hice porque Hikarus y Ai me pusieron por diversos motivos, dos reviews cada uno. Pero no pienso decírselo. JA-JA.

En todo caso, muchas gracias a todos. Si le hubieseis visto la cara de ilusión cuando leía los comentarios…es rara la frase que voy a escribir ahora viniendo de un padre pero: ¡Lástima que ya se siente mejor!

Fin de la historia bonus.


Comentarios

Estimada D-Uzumaki. Lo siento, al final se me alargó un poco. Las respuestás en la cuarta y última parte.

Dear Znta: De old one is Kima. Akane really left him for Saffron.

Estimada Angelikitap4emmett. Shhhht. No le cuentes a nadie pero Ranma no se murió nada. Te lo cuento para que no me mates, dado tu review anterior. El fin de semana o a más tardar a principios de la que viene el final feliz.

Estimada Massy13. Por suerte lleva un 98% de genes de Minefine7. La que más heredó de mi y se le nota por su forma de manipularnos, es Bulmita.

El seudónimo de Minefine7…sí, ya….me lo explica todos los días…sería muy tonto de mi parte olvidarme de algo así…algo que aprendió en literatura alemana…no es por cambiar de tema, pero tiene otro que me gusta mucho más: "Fidelia". Ese fue por una historia que escribí. ¿O le puse al personaje "Fidelia" porque ya tenía ella el seudónimo? No me acuerdo. Mejor te contesto en el próximo capítulo.

Estimada Miztu Akari. Que te mejores. Igual debería equilibrar un poco las cosas y contar algo desde el punto de vista de Akane. Para que no sea siempre ella la que parece que se va con otro y luego no.

Estimada RosemaryAlejandra (cap. 61). Me ha costado describir a Akane como un viento sin que suene a que estoy obviando su parte tierna. Al final creo que salió razonablemente bien.

Estimada RosemaryAlejandra (cap. 62). Sí, tranquila el final feliz llegará. Si es que se me ocurre alguno de aquí al fin de semana.

Estimada Ai. Si todo el mundo comentara por duplicado como tú e hikarus, ya tendría mil reviews...

Kungfu Panda es un dibujo que aquí tiene mucho éxito inspirado en la película (como los pingüinos de Madagascar). El personaje principal es un oso panda muy torpe pero que al final se convierte en el guerrero del Dragón (el luchador más fuerte del mundo). En la serie ya es el guerrero pero sigue siendo buenazo, ingenuo y muy torpe. En el capítulo que te contaba reacciona desmesuradamente cuando se entera que tiene un club de fans. Bulmita y Gohan lo ven cada cinco minutos así que me conozco todos los capítulos de memoria igual que con Phineas y Ferb.

No es mi intención engañar con la trama. Solo que insinuo cosas para tener más opciones. Por ejemplo, lo más romántico sería que el viento fuera el alma de Akane, de hecho el principio de la cuarta parte es así: /atención, no leer, spoiler/ Cuando recuperé la consciencia pensé en lo evidente. En que había muerto y regresado a la vida de la misma forma que Akane. Por amor. O sed de venganza. Pero no. Seguía respirando. Y por debajo de mis múltiples vendajes todavía sentía latir mi corazón. Kima estaba en una silla, muy cerca de mi cama.

-Te he dado quince cuchilladas más cuando has perdido el conocimiento. Parecías inmortal

-¿Entonces…?

-No lo eres. El viento te protege. Cada golpe fue desviado y debilitado por él sin que lo notara. Me dio tanta rabia que cogí la daga con ambas manos y me tiré sobre tu pecho…

Me tanteé el cuerpo con cuidado.

-No…no siento una herida así.

Kima señaló más allá de la ventana, en el exterior. Un pequeño torbellino giraba sobre sí mismo arremolinando hojas secas.

-Eso de ahí, lo que te entrena para vencer a Saffron, me empujó al suelo. Tiene entidad propia. Estoy segura.

Por fin comenzaba a vislumbrar mi final feliz. No sabía quién me había vendado si Kima o algún doctor, ni cómo me sentía tan fuerte a pesar de las heridas pero tenía una ligera certeza sobre la identidad del viento: el alma de Akane. Solo tenía que procurar que se reencontrara con su cuerpo y todo volvería a la normalidad….

Luego, tú y yo ya sabemos que le daré una vuelta de tuerca. Todavía no tengo ni idea cuál.

Estimado Hikarus. Gracias por tus palabras para mi y para Gohan. Que Akane quiera escuchar otra vez las palabras de Ranma en Jusenkyo como motivación para actuar así es una buena idea. A lo mejor termina de esa manera. Todavía no lo sé.

Estimada Minefine7. ¿De qué era tu nick?