Capítulo 5 Después de Aceptarlo
Abrí mis ojos sólo para volver a cerrarlos segundos después. Todas las ventanas de mi habitación habían sido abiertas y el sol de temprano en la mañana caía justo sobre mi rostro, a la misma vez pintando el resto de la cama de un color ambar. Con una pequeña maldición dejando mis secos labios, me levanté y froté mis cansados ojos para tratar de ver qué más había cambiado durante el corto transcurso del día. Miré a mi alrededor y pude ver en el reloj de mi mesita que eran tan sólo las seis de la mañana. Levantarse tan temprano en la mañana de un sábado no era tan irritante como encontrar que todas tus ventanas habían sido abiertas mientras dormías, al menos no para mi. Yo era de esas personas a las que les gusta conservar su espacio personal. No me gustaba que entraran a mi habitación sin permiso, que tocaran mis cosas sin en verdad ser necesario, cosas así. Siempre cerraba mi habitación con llave cuando salía de ella o me acostaba a dormir para evitar desórdenes y peleas causadas por intrusos y mis acusaciones. Mi privacidad había sido invadida temprano en la mañana y con solo eso, predije que el día no sería agradable. Estaba casi segura de que mi madre era la responsable del pequeño 'crimen.' Ella era el único ser viviente en esta tierra que se atrevía a entrar a mi habitación para cambiar algo de su estado original. Eso, y que era la única en la casa con llaves de extras.
Rindiéndome en mis esfuerzos de averiguar qué había sido tocado y qué no, me dirigí al baño para empezar mi rutina mañanera. Después de cepillar mis dientes y dar ofrenda al pequeño 'dios de porcelana', decidí tomar una ducha de agua fría para terminar de quitar reciduos de sueño y tratar de calmarme antes de enfrentar a los habitantes de mi casa. Mi santuario, el baño, era uno de los pocos lugares en mi casa donde podía encontrar algo de paz. Podía utilizarlo por horas y estar sola. Eso era arruinado solamente por el hecho de que las pelas comenzaban por mi manera de ser insensible con los demás y no dejarles tiempo para sus propias tareas. Mi hermano y mi padre se quejaban más, insistiendo que mi tiempo para el baño no debería ser más que el de ellos ya que yo no utilizaba maquillajes. Puedo jurar que esuché a mi madre decir que quizás los trataba y me los quitaba porque experimentaba y no me gustaba cómo quedaban. Para ellos fué una buena razón hasta que se dieron de cuenta que los maquillajes de mi madre estaban intactos, excepto cuando ella los utilizaba. La verdad tras todo este asunto del baño es el simple hecho de que estar bajo la ducha me relaja. En serio, no es un misterio tan grande.
Pude reír un poco mientras salía de la ducha, recordando pequeñas memorias de mi familia. Momentos así ya no ocurrían muy a menudo ya que mi madre tenía otras 'tareas' en la casa. Estaría mintiendo si dijera que no extraño esos momentos llenos de estupideces de mi parte junto con mi hermano, seguidos por regaños con moralejas de parte de mi padre mientras que mi madre reía casi inaudiblemente, solo revisando los daños y dando gracias a los cielos porque nadie había salido herido. Son momentos y memorias que muchos considerarían tontos o sin mucho valor, pero para mi eran de los mejores que se podían tener. Estoy en la adolescencia, años en los que el carácter cambia, los juegos son remplazados por planes para el futuro, las preferencias son definidas y van formándote en lo que serás desde cierto punto en adelante hasta que termines tu tiempo aquí. Años en los que te enamoras por primera vez y crees que esa persona es lo único que debería interesarte e importarte.
Sentía como un dolor de cabeza comenzaba a formarse como resultado de tanto pensar tan temprano en la mañana. Me dirigí nuevamente a mi habitación para elegir la ropa del día, preguntándome desde cuándo era que recordar memorias familiares y penar en el futuro y sus cambios producía dolores tan fuertes. Una simple elección, pantalones cortos negros y una camiseta color blanca, y estaba lista. Creo que ya escucho a mi madre después de ver mi elección de ropa para el primer día libre en mi casa.
"Está bien si eso es para estar aquí en nuestro hogar, pero deberías tratar de utilizar algo más femenino y presentable cuando salgas."
Creo que el dolor de cabeza me está haciendo escuchar cosas. Parece como si estuviera justo en mi habitación. Me encojo de hombros y cuando volteo para ir a desayunar, golpeo algo suave con la cara. El impacto fué repentino y mi rostro fué absorbido por el objeto desconocido, así que no se lo que es.
"Qué? Aún estás dormida? Pensaba que el sol haría el trabajo de despertarte." Mi madre me miraba con una sonrisa en los labios, sus ojos buscando señales de que entendía algo de lo que había acabado de decir. Tenía en sus manos algunas prendas de ropa, aparentemente mías y acabadas de lavar.
"Si, ya estoy despierta. Es que no sabía que habías entrado y que estabas justo detrás de mi." La miré con ojos interrogantes mientras colocaba algunas piezas de ropa en el armario y otras en los cajones. Todo era colocado donde ella creía que debía ir. "Por qué entras a mi habitación sin permiso? Si cierro mi puerta es por que no quiero que entren mietras duermo."
"Pues para hacer esto. Tu no ayudas aquí en la casa, nisiquiera con tus propias cosas. Te lavo la ropa y no la vas a recojer cuando está seca. Siempre tienes las ventanas cerradas, así que la habitación no tiene suficiente luz." Nisiquiera me miraba. Solo colocaba la ropa 'en su lugar.'
"Pues a mi me gustan mis ventanas cerradas..." Mumuré, mirando como seguía acomodando la ropa a su manera.
"Tu habitación necesita luz. No eres un vampiro, Haruka-chan. Tambien me gustaría que salieras a compartir con los niños de los vecinos. Solo sales para hacer tus ejercicios. Creo que eres la única que se queda en su habitación sin que le castiguen." Ya había terminado de colocar la ropa. Ahora, qué hace dirigiéndose al armario si ya no tiene ropa que guardar?
"Me gusta estar en mi habitación. Ya no hay nada divertido que hacer con los demás niño ya que estoy en el octavo grado."
"Por qué lo dices? Cierto, ya no debes correr por ahí como los pre-escolares, ya eres mayor de edad. Pero puedes ir a hablar con los demás. Casi todos los niños de los vecinos son de tu edad. Deben tener varias cosas en común." Estaba sacando uno de los numerosos trajes que me había comprado hace tanto tiempo atrás. Uno de los mucho trajes que dejaron de interesarme a tan temprana edad.
"La niñas de mi edad solo quieren hablar de los ídolos que les gustan, los chicos de la escuela o cómo quieren que sea su futuro esposo."
"Yo no encuentro nada malo con eso. Al parecer las cosas no han cambiado mucho desde que yo tenía tu edad, si todo es como dices. No te gustan esos temas?" El vestido ya estaba en mi cama mientras ella seguía buscando otro parecidos en tamaño. No sé que tenga tramado, pero no pienso ponerme ninguno.
"En verdad, pienso que son temas aburridos. Es una perdida de tiempo pensar en ídolos que nisiquiera saben quién eres, en chicos de la escuela que quizás ni te conocen o en qué chico será un buen esposo. Es patético sentarse a hablar de esas cosas y no tener nada que hacer por ti misma." Me senté en la cama al lado del vestido, tratando de ponerme cómoda. La conversación estaba a punto de terminar, es sólo cuestión de tiempo, pero no quiero dar la impresión de que yo quiero que termine. En verdad ha pasado mucho tiempo desde que utilizé alguno de estos vestidos. No recuerdo ninguno.
"Y qué hay de los chicos? Seguramente ellos tienen algo que hacer." Los vestidos siguen saliendo. Si la conversación dura más de lo normal, puede ser que los saque todos. Quizás puedo abrir otro tema cuando éste termine...
"Ellos solo juegan baloncesto últimamente..." Mirando bien estos trajes, no se cómo me vería si los utilizo ahora. Se ven demasiado femeninos para mi apariencia actual. Son para damitas perfectas. Me recuerdan a Michiru...
"Deben sudar demasiado con este clima. No te culpo por no querer ir a jugar con ellos. No sería bueno si una chica se ensucia así a tu edad. No les darías una buena imagen para tus próximos años si juegas en un juego tan rudo. No creerán que eres una buena candidata para matri-"
"Ni lo menciones! Me niego a pensar en eso ahora. No quiero ni imaginarme casada con uno de esos patanes." El dolor de cabeza de hace algunos minutos estaba en acción ahora. Pensar en matrimonio solo segundos después de haber pensado en Michiru no ayudaba mucho tampoco. Se me subió el color a las mejillas por eso, pero quizás mi madre pensó que era por lo de posible matrimonio con alguno de los vecinos. Me sonrió un poco mientras colocaba el último traje en la cama. Terminé de expresar mi pensamiento después de un suspiro. "El sudor masculino no es razón para querer alejarme de ellos mientras juegan. No me dejerán jugar con ellos porque soy niña..."
"Pues quizás no sea buena idea jugar con ellos. Son chicos, casi hombres, y son más fuertes. Podría ser por accidente, pero pueden lastimarte en ese deporte. Cambiando de tema por un momento, qué vestidos quieres conservar?" Mi madre miró la cama llena de vestidos con cara pensativa, como si en verdad dependiera de ella qué vestidos se quedarían y cuáles no.
"Si por mi fuera, todos desaparecerían. No me gusta ninguno." Dije, tratando de esconder el pequeño tono de esperanza en mi voz. Quizás ahora pueda convenserla de que no me gustan los vestidos y que prefiero pantalones.
"No creo que te queden muchos. Has crecido desde la útima vez que te vi con uno. Puede ser que te queden muy cortos o que no cierre la cremayera..." Dijo esto último mirándome por la esquina del ojo, como tratando de decir algo sin recurrir a palabras.
"Me estás queriendo decir que... estoy gorda?" Dije con una voz algo indiferente. En verdad no me importaba si los demás piesan que estoy gorda o no. Lo único que me importaba últimamente era lo que Michiru pensara de mi. Todo pensamiento que Michiru tuviera en mi era importante. Mi cabello, mis ojos, mi piel, mi ropa. Todo debía estar en perfectas condiciones para cuando Michiru dirijiera sus ojos a mi por primera vez en el día. Estaba llegando al punto de la obseción con esa chica. La risa de mi madre me errebató todo pensamiento dedicado a mi hermosa amiga de cabello acuamarina.
"No, Haruka-chan, no creo que que estás gorda. Es solo que... estás un poco más grande." Aunque sus palabras eran para calmarme, seguía mirándome con ojos de crítica.
" Pero, Okaa-san, 'grande' es otra palabra para 'gorda'. Utilizas palabras suavizadas para no hacer sentir mal a tu hija. Que no te de pena, dime la verdad." En verdad no me molestaría si piensa que estoy gorda. Solo estaba jugando con ella.
"Tennoh Haruka, no pienso que estés gorda. Simplemente has crecido. Eres más alta y tu cuerpo ahora tiene... músculos?" Dijo esto último mientras tomaba uno de mis bíceps con una mano, tratando de encontrar el mencionado músculo. Cuando lo encontró, me miró con una sonrisa triste. "Tu cuerpo está muy tonificado gracias a tus ejercicios. Es bueno que tengas un cuerpo firme y saludable, pero no te esfuerzes mucho. No deberías perder tu figura femenina."
"No me esfuerzo lo suficiente, ese es el problema. La última vez que corrí en la escuela, casi me quedo sin aire antes de llegar a mi meta. Tengo que salir a dar las vueltas de esta mañana. Qué harás con los vestidos?" Tengo perfectamente claro que mi madre piensa que no soy femenina y que quisiera algo diferente en una hija. Ella siempre había querido una niña para poder vestirla con trajes y para hacerle peinados, para que la ayudara en las tareas de la casa. Una niña que fuera diferente a lo que yo soy.
"Pues tu prima, Hiroko, tiene casi la misma estatura que tu tenías a su edad y me llamó para saber si tienes vestidos que no quieras. Estoy tratando de ver cuáles serían de su agrado sin quitarte alguno que quieras." Su voz tenía un tono de esperanza. No me gustaría acabar con su sueño de tener una damita por hija en vez de 'el chico' que tiene en frente pero si no actúo ahora, puede ser que nunca tome una desición por mi misma en esta casa.
"Lo siento, Okaa-san, pero no me gusta ninguno." No la miré directamente a los ojos, no quería ver esa mirada decepcionada. Traté de sonar triste pero no podía esperar a ver esos horrendos trajes en un bolso y de camino a la casa de mi tía.
"Bueno, sabes lo que significa. Tendremos que ir de compras pronto. Sin esos vestidos, tu armario se ve muy vacío, Haruka-chan." La sonrisa le volvió al rostro en cuestión de segundos. No hay nada mejor que ir de compras para algunas mujeres y mi madre era una de esas.
"Qué bien!" Mi entusiasmo finjido no duraría mucho y se me iba a ir toda la mañana haciendo planes para un viaje de compras que no me emocionaba para nada. Buena hora para una ruta de escape rápido. "Voy a dar mis vueltas y luego, con tu permiso, voy a llamar a una de mis amigas de la escuela. Quizás quiera ir de compras con nosotras."
Mi madre parecía pensativa por unos minutos. Ya me había perdonado lo de hablar a escondidas por teléfono con Michiru. Mis padres pensaron que necesitaba alguna interacción con alguien de mi edad, ya que casi no salgo de mi habitación. Mi madre debe haber pensado que una amistad con una niña de mi edad aceleraría el proceso de convertirme en una damita como las demás. Gran error, pensando en mis sentimientos por Michiru.
'Toma la carnada, déjame salir de aquí. Volveré, hablaré con Michiru y quizás hasta se nos olvide el asunto de las compras por un tiempo. Déjame ir ya, por fa--'
"Está bien. Necesitaremos a alguien de tu edad. Mis gustos no van muy a la par con estas modas de ahora y si por ti fuera, comprarías sólo pantalones y camisetas." Rió un poco, tratando de suavizar el comentario que le molestaba casi visiblemente.
"Nos vemos luego y envía saludos de mi parte a Hiroko y los demás." Con sólo eso, salí a dar mis primeros ejercicios del día.
Saludé a mi hermano y a mi padre e ignoré por completo el desayuno que acababan de servir a la mesa. Se me había ido el apetito por hablar tanto con mi madre acerca de vestidos, los hijos de los vecinos, y todo lo demás. También tenía un pequeño nudo en mi estómago por pensar tanto en Michiru durante las pocas horas que llevo despierta. No se por qué me ocurría esto último.
He pensado mucho en Michiru. Pienso en ella todos los dias desde que la conocí, mucho más desde que me di de cuenta de que mis sentimientos por ella pasan más allá de la amistad. He pensado en todo lo que hemos hablado en tan poco tiempo juntas, en nuestras experiencias juntas, en nuestras pequeñas aventuras por el teléfono, en cómo me hace sentir cada vez que la veo. Pero no todo es tan bueno y agradable.
Además de pensar en Michiru, tambien he pensado en mi situación. En como solo ella ha despertado este tipo de sentimientos en mi; como hace que se esfumen mi fuerzas, casi tan rápido como hace que se esfumen mis problemas; como una sola mirada o sonrisa hace que mi mundo se vuelva en un lugar oscuro y desolado, salvo por su luz y calidez. En como hace que me vuelva poeta. En serio, he tenido estos episodios poéticos más seguidos desde que la conocí. Casi me cuestan la buena reputación que he ganado.
Alguna vez te ha pasado que estás tan concentrado en algo que se te olvida hasta dónde estás y qué se supone que hagas? Kaioh Michiru me ha presentado tal problema. No a propósito, claro está, pero pensar en ella, tenerla tan cerca, hace que actue fuera de lo normal. Mi cuerpo no quería obedecer a mi cerebro porque dicho músculo estaba muy ocupado pensando en cierta diosa acuática, en plena clase!
El profesor se me había quedado mirando porque me veía 'fuera de órbta' mientras otro estudiante leía del cuaderno de ejercicios. Todos los estudiantes se nos quedaron mirando cuando, de la nada, el profesor pidió al alumno que dejara de leer y se dirigió a mi asiento.
"Tennoh-san, cuál es la contestación a la pregunta que Matsuda-san acaba de leer?" Preguntó pacientemente el profesor, aunque me contaron después que estaba rojo de furia por que yo seguía con cara de 'ido.'
"Los labios de Ka--" En esos momentos, caí en cuenta de lo que estaba murmurando. Se me había subido el color al rostro y traté de cubrirme lo más rápido posible. "Sensei! Estaba a punto de decirle que no entendía la pregunta. Me ha atrapado en medio de un pensamiento sobre la pregunta y no lo ví ahí parado!"
"Es usted bastante inteligente, Tennoh-san, tratando de cubrirse con una excusa como esa. Pero, cuando escoja una excusa para la próxima, tenga al menos alguna idea del tema. No estamos hablando de los labios de nadie en la lección de hoy."
Casi todos los estudiantes comenzaron a reir en esos momentos, con sufieciente cuidado para no ganar regaños del profesor que ya estaba de tan mal humor. La mayoría de los que rieron eran varones. Las chicas tenían cara de preocupación, todas excepto Michiru. Ella me miraba de forma rara, una forma que aún no he podido descifrar.
El recuerdo de ese incidente mientras corría trajo memorias de Michiru a mi mente, haciendo que se formara una pequeña sonrisa en mis labios. Recuerdo que esa noche hablamos y mi madre me sorprendió con el teléfono. Me asusté tanto que casi pego un grito que seguramente hubiera dejado a la pobre niña de cabello acuamarina sorda por un buen rato. Me obligaron a colgar, pero gracias al cielo habíamos hablado por un buen rato. Llegamos a hablar de nuestro tema principal y estábamos a punto de abrir otro cuando vi la forma de mi madre en contraste con la luz del pasillo. Me asusté tanto porque me recordó a una escena en una película de terror que había visto antes de llamar a mi mejor amiga.
Michiru me había pedido antes de ir a su autobús que la llamara porque tenía noticias del incidente de la clase de ciencia. Después de saludarnos y preguntar sobre lo que cada una había hecho hasta tales horas de la noche, Michiru me dijo la razón por la cual la chicas del salón tenían cara de preocupación. Al parecer, creen que 'el ídolo del salón' está enamorado y que esa chica lo tiene tan loco, que hasta se está descuidando de sus estudios.
Las chicas de nuestra escuela van a tales extremos, que se preocupan hasta por los estudios del chico que les atrae. La mayoría está formada por niñas tímidas que lo observan desde lejos, nunca atreviéndose a dirigirle la palabra, y sueñan con que sea él quien de el primer paso y las escoja entre la multitud de la escuela. La otra porción son un poco más 'atentas' y hacen sus acercamientos visibles para intimidar a las demás. Este grupo de chicas son capaces de buscar maneras de eliminar a la 'competencia' para tener el camino libre. Hay algunas que van a cualquier extremo por conseguir al menos minutos de atención del bishonen deseado. Algo tienen en común estas categorías de niñas, y eso es que están atentas a la vida amorosa del chico en cuestión. Lo más que observan es su interacción con las demás féminas del cuerpo estudiantil y algunas que logran ver en su vida personal. El grupo de la escuela que me tiene en la mira nunca ha notado trato especial con otra chica además de Michiru, Akemi, Junko y Asuka. Saben todo lo que hago, a qué hora y con quién.
Al principio, me asustó. Tener este tipo de atenciones era nuevo para mi y creía que me harían daño en algún momento determinado. Con el tiempo, y con ayuda de mis amigas, logré comprender el funcionamiento de esta sociedad estudiantil. Algunos chicos también se unen al 'Fan Club de Tennoh-sama', como le dicen mis amigas para molestarme, pero la mayoría me admiran por tener cualidades de rival. Hay ocasiones en las que me encuentro disfrutando de sus atenciones! Se me presentan regalos, siempre hay equipo para deportes disponible, no hay muchos problemas para recibir el almuerzo y cuando necesito ayuda en algo, siempre hay más de una persona que quiere ayudar.
Michiru me dijo que las chicas tienen muchas inferencias respecto a la chica que 'les robó las posibilidades.' Muchas piensan que el 'Ka' que llegué a pronunciar es el principio del nombre. Hay algunas chicas con eso en su nombre, de eso hay posibilidad. Otras creen que es el principio de algún apodo cariñoso que tengo para la niña en cuestión. Si fuera así, tendrían más trabajo que hacer. Ahora, esto último que mi confiada amiga me dijo me puso un poco nerviosa. También piensan que es el principio del apellido de la chica de mis sueños. Cuando dijo esto, pude notar que la voz de Michiru estaba en la fina línea de risa y emoción. Claro, puede haber sido mi imaginación. Creo que conozco a Michiru lo suficiente, así que me la imaginé con una sonrisa en sus labios mientras me hablaba. Esto me aseguraba un poco de que tomó todo el asunto de 'la chica de mis sueños' en broma.
Michiru también me dijo que algunas de las chicas del salón le comentaron que quizás ella misma era la niña en cuestión. Su apellido Kaioh cae en la última posibilidad y, como ella y yo somos tan cercanas, a nadie le sorprendería que alguno de nosotros tenga sentimientos por el otro. Luego bromeó un poco con la posibilidad de ser mi pareja ante los ojos del cuerpo estudiantil, pero paró poco después al notar que yo no le encontraba mucho de que reir. Mi imaginación seguía mostrándome posibilidades de que quizás Michiru tenía alguna clase de sentimientos por mi. Eso era cruel pero emocionante a la vez. Una chica como Michiru nunca se fijaría en alguien como yo, lo único que me quedaba era soñar.
Admito que estaba nerviosa cuando Michiru me confió esa información. Que alguien pueda haber pensado en la posibilidad de que mi pequeño momento en el limbo tenga algo que ver con Michiru, me ponía los nervios de punta. Mi brillante cerebro recordó en parte de que estaba en un salón de clases y casi me hace llamar a Michiru por su apellido. Si eso llegaba a suceder, todos, mi diosa incluida, hubieran tenido conocimiento de mis sentimientos. Hubiera estado vulnerable, lista para la crítica y burla de todos. Michiru se hubiera enterado de mi pecaminoso sentimiento y, además de haber enfretado burla, hubiera enfrentado rechaso. Si Michiru se entera de mis sentimientos por ella, nuestra amistad se encontraría con un doloroso final. No creo poder resistir algo así.
Cómo pude dormir tranquila después de esto? Aparentemente, Kami-sama se sentía generoso conmigo y permitió a Michiru una útima risa por teléfono antes de que me preguntara quién era 'el misterioso Señor Ka' que había robado mi corazón y mi concentración ese día. Reí nerviosamente y le dije que no había ningún 'Señor Ka' y que estaba pensando en algo que había escuchado anteriormente. Dudo que me creyera por completo, pero siendo la piadosa amiga que es, me consedió el beneficio de la duda y no movimos al próximo tema. Bueno, eso planeábamos, hasta que llegó mi madre.
Mis ejercicios de la mañana terminaron y regresé a mi casa. Mi hermano ya estaba sentado frente a la televisión, como de costumbre. Mi madre estaba encargándose de los últimos platos del desayuno mientras que mi padre se preparaba para empezar su trabajo en el patio. Como acababa de llegar de correr, decidí tomar otra ducha, una más breve que la anterior. Mi madre vió como me dirigí al baño y decidió cuestionarme un poco.
"A dónde vas? No piensas pasar tiempo con la familia?" Preguntó desde el lava platos, a penas mirándome por encima del hombro.
"Voy a darme otra ducha. Estoy sudando casi tanto como los chicos que jugaron baloncesto." Era la verdad, y conociendo a mi madre, preferiría que me duchara otras mil veces más antes de tenerme sudando así, como un chico.
"No te tardes tanto esta vez, Haruka-chan. No sabemos qué se gastará primero, el agua o tú." Volvió a sus labores y tomé la oportunidad para correr al baño. Casi me llevo a mi padre de por medio.
"Hey! Cuidado ahí, Haurka-chan! Corres suficiente afuera, no?" Fué un regaño, pero lo dijo mientras llevaba una cálida sonrisa. Estaba saliendo de la habitación que compartía con mi madre llevando las llaves para el portón trasero.
"Ah, Otou-san! Es que no me gusta sudar como un chico." Puse cara de asco por unos segundos antes de reirme. Mi padre sabe que no me molesta para nada actuar como un chico. En fin, sabe que me gusta más que tener que pretender que me gusta llevar vestidos y hacer cosas denominadas para señoritas. Nunca me ha dicho si le molesta o no, pero tampoco me ha criticado al respecto.
Después de una ducha casi a velocidad luz, traté de encontrar a mi madre. Necesitaba confirmar su permiso para hablar por teléfono con Michiru. La busqué en la cocina, en la sala, en su habitación, en mi habitación, pero no la encontré hasta buscar frente a la computadora. Estaba a punto de conectarla cuando me vió parada en la puerta. Acaso se habrá olvidado de mi llamada?
"Okaa-san, necesito llamar a Michiru-chan." Dije sin quitar los ojos del cable del teléfono que tenía en las manos, el cable que le daría acceso a su 'pasatiempo' y me arrebataría a Michiru por unos días más.
" 'Necesitas', Haruka-chan?" Dijo mientras trataba de conectar el cable.
"Si. Te dije que tenía que llamar a Michiru-chan para preguntarle si nos quería acompañar a comprar mi nueva ropa." Espero pacientemente por su atención, sabiendo claramente que no la tendré por completo mientras esa chatarra esté ahí.
"Michiru-chan... Eres muy cercana con esa niña? Ya se llaman de esa forma?" Ahora me estaba mirando, después de que el cable estaba en su lugar y su preciada computadora estaba lista para uso.
"No conocemos desde hace dos años, Okaa-san. Es mi compañera de clases. Eso significa que si, somos muy cercanas." Me mantuve tranquila, bajo control. Trataba de no pensar en la posibilidad de que no me dejaría hablar con mi amiga, una persona a quien verdaderamente conozco, para ella poder escribirle a alguien que se encuentra sabrá Kami-sama en dónde.
"Me he preguntado, Haruka-chan, si tu amiga Michiru-chan será en verdad alguien de buena influencia para ti." Ya estaba sentada en su silla, pausando en su acción de tomar el teclado solo para mirarme. " Dime, qué clase de amiga te invita a hablar a tales horas de la noche, haciéndote correr el riesgo de ser atrapada por tus padres? Eso sin mencionar el hecho de que perdiste horas de sueño para hablar con ella."
"Perdona que no te conteste directamente, Okaa-san, pero qué clase de amigos puedes encontrar en el Internet, tales que te hagan perder tiempo con tu familia y acercándote cada vez más a un posible divorcio?" Acabo de decir eso en voz alta? A mi madre? Alguien, por favor, sálveme!
Pude ver como rápidamente el color subió al rostro de mi madre, pintándolo de un color rojo intenso debido a la furia que la atacaba en esos momentos. Furia causada por esas palabras que se escaparon de mi boca sin poder ser refleccionadas. Correr o quedarme? Mirarla a los ojos o bajar la mirada la piso? Esperar el golpe o tratar arreglar el daño?
"Creo que has contestado mi pregunta con eso, Haruka. Nunca habías hecho algo así, no antes de revelar tu amistad con... Kaioh-san, es su nombre?" Se viró por completo en su silla para poder mirar su monitor antes de seguir con la sentencia. "Ahora tienes razón para ir a tu habitación y no salir hasta que se te indique. Ni pienses en preguntar por una oprtunidad para utilizar el teléfono."
"No es justo! Me dijiste que podía llamarla después de que terminara con mis ejercicios! Lo único que te importa es utilizar esa chatarra para estar con esa gente!" En verdad, mis intenciones eran las de darme la media vuelta y encerrarme en mi habitación. Simpre había sido obediente cuando se me castigaba, seguía mis órdenes sin pregunta alguna cuando las encontraba justas. Al parecer, cuando se me negó el poder hablar con Michiru, fué la peor injusticia que se me podía demostrar.
"No me hagas repetirlo! Ve a tu habitación y no salgas! No me des razón para impedirte la amistad de esa niña!" Solo volteó la cabeza para gritarme. Mi madre nunca había sido una mujer agresiva, no recuerdo alguna ocasión en la que nos golpeó a mi hermano o a mí. Verla así, llena de ira y gritando sin importar quién escuchara, me hiso temerle por primera vez.
"Haruka-chan, ve a tu habitación. Hablaré contigo después."
En verdad no recuerdo haber sentido a mi padre llegar, pero ahí estaba, su mano en mi hombro. Seguí sus instrucciones y me dirigí a mi habitación, lista para alejarme de las peleas y buscar refugio en mi propio mundo. Acabando de cerrar la puerta de mi santuario, pude escuchar como ambos se dirigían a su propia habitación para tener, seguramente, una de las ya constantes discuciones.
"Y qué sucedió ahora?" Escuché la voz de mi padre, una mezcla de tranquilidad y preocupación.
"No empieces con el acto de pasivo e ingenuo, Ryuu. Sabes muy bien lo que sucedió." Mi madre estaba un poco alterada, su voz un poco más alta de como hubiera estado en circumstancias normales.
"Haruka-chan quería hablar con una amiga y se lo negaste después de haberle dado permiso. Eso es todo lo que tengo entendido." Mi padre seguía con el mismo tono, tratando de darle una oportunidad a mi madre para que ella diera su lado de la historia.
"No se lo permití porque no creo que sea buena idea dejarle hacer algo que al principio hacía mal." Algo que hise mal, dijo? Lo hise de esa forma porque no me lo hubieran permitido de cualquier otra!
"Ambos hablamos al respecto y decidimos que sería bueno para ella si tiene a alguien de su edad con quién hablar. Pensamos que sería bueno tener a alguien de la escuela así de cerca por si necesitaba material de alguna clase." Yo pienso que esa era una buena razón tambien, aunque hasta ahora solo había pensado en llamarla para hablar, tan sólo para escucharla.
"Puede conseguir a alguien más, alguien a quien ambos aprovemos. Esa niña debe ser una mala influencia para Haruka-chan. Escuchaste cómo me contestó?" Mi madre se estaba poniendo algo histérica con el asunto de su pregunta y mi contestación. Se que lo hise mal, pero era la verdad y en esos momentos estaba molesta.
"Ambos sabemos que Haruka-chan no tiene muchos amigos en la escuela. Quizás esta niña, Kaioh-san, sea el comienzo de algo más. Quizás ella le muestre a Haruka-chan que puede tener más amigos y luego no se sentirá tan sola." Si, Michiru podría ser el comienzo de algo más, solo que ese 'algo más' no era lo mismo que teníamos en mente.
"Entonces vas a dejar que se salga con la suya y que hable con ella? Vas a quitarme mi derecho de madre y vas a quitarle su castigo para hacer algo que yo creo que está mal?" Si, definitivamente histérica. Mi madre habla mucho sobre sus 'derechos' cuando cree que algo o alguien le va a impedir hacer algo que solo ella cree que está bien. He tenido esta teoría de que mi familia por parte de mi madre es un poco paranóica, y mi propia madre aveces lo confirma.
"Nadie va a quitarte tus derechos de madre, Yuki. Simplemente quiero darle una oportunidad a Haruka-chan para que vea lo que es tener una amiga tan cercana. No me gusta que Haruka-chan se excluya de otras personas a tan temprana edad. No es bueno para su futuro en la sociedad." Mi padre seguía con su voz llena de paciencia y entendimiento, pero através de la pared que dividía nuestras habitaciones, pude notar que su voz tambien comenzaba a demostrar pequeñas partes de desesperación. Si la conversación seguía sin progreso alguno, sería cuestión de tiempo para que comenzaran las verdaderas discuciones.
"Está bien, puede utilizar el teléfono. Pero sólo por unos minutos! Si esto trae consecuencias, tú te harás responsable. No podemos dejar que hagan todo lo que quieran, Ryuu. No quiero que mis hijos terminen como delincuentes." Gracias a Kami-sama que están por terminar! Mi madre ya estaba a punto de comenzar algún discurso estilo psiquiatra.
Después de algunos minutos, recibí un pequeño golpe en mi puerta. Mi padre estaba probablemente parado al otro lado esperando para darme las noticias. Abrí la puerta para conprobar mis inferencias y me sorprendí al encontrar, no a mi padre, sino a mi hermano allí. Tenía cara de apresurado, probablemente porque se había alejado de la televisión para hacer una pregunta y se estaba perdiendo algo.
"Telfnopartioneesn." Dijo todo corrido y no le entendí nada.
"Qué? Hiroshi-kun, tranquilo. Dime con calma, respira." Terminé riéndome al ver su cara de desesperación. Respiró profundamente antes de volver a hablar.
"Te-lé-fo-no pa-ra ti, O-nee-san!" Cada sílaba pronunciada con esfuerzo para que lo entendiera. Teléfono para mí, eh? Fué efectivo, pero le tomó más tiempo.
"Gracias." Fue lo único que dije antes de dejarlo irse a ver la televisión y pararme frente a la puerta de la habitación de mis padres. Toqué tres veces, como acostumbro a hacer, y esperé por una respuesta.
"Haruka-chan." Mi madre contestó después de abrir la puerta. Estaba completamente seria y sólo pude ver la espalda de mi padre detrás de ella, él estaba sentado en la cama.
"Hay una llamada para mí. Puedo contestarla?" No me atreví a mirarla a los ojos, pero sé que ella me miraba directamente. No se movía para nada pero sé que estaba registrando lo que le había dicho. Respiró profundamente antes de contestarme.
"Puedes atender la llamada. Pero no vas a hablar mucho, entiendes?"
"Hai... Okaa-san?" Esperé unos segundos antes de volver a hablar. Estaba nerviosa pues no sabía si me quería escuchar o no. "Gomen nasai."
No fué mucho tiempo, pero para mi se hiso una eternidad. Sentí como su mano derecha descansó en mi hombro por unos segundos y cuando me atrevía a mirarla, me dedicó un sonrisa. Era una sonrisa cálida, casi igual a las que solía sonreírme antes de graduarme de la escuela elemental. Esa sonrisa que tanto me encantaba, que la caraterizaba como mi madre, poco a poco desaparecía con cada hora que pasaba frente al monitor de aquella bestia. Le sonreí brillantemente y me dirigí a la sala.
Pensando solamente en el teléfono y en la persona que me esperaba en el otro lado, me dirigí a la sala pasándo por todos mis obstáculos. Mi hermano no me prestó mucha atención cuando llegué y se quejó sólo un poco al notar que le había bajado el volumen a la televisión. Mientras efectuava cada acción, memorias recientes y deseos románticos surgían en mi mente. Cabello acuamarina que imitaba al mar con su movimiento, ojos tan azules como la profundidad del más turbulento océano, labios rosados y apetecibles, piel blanca y sedosa. Rezando a Kami-sama desde lo más profundo de mi corazón, tomé el teléfono en mi mano mientras me sentaba y hablé claramente.
"Moshi moshi, Michiru-chan." Mi recompenza fue una risa melodiosa. Mi corazón dió un brinquito de más antes de volver a caer en su lugar correcto.
"Cómo supiste que era yo, Haruka-kun?" La curiosidad sólo hacía su voz más angelical. Cómo amo a esta niña y cómo me duele saber que debo mantenerlo en secreto.
"Estaba rezando porque fueras tú..."
Quizás algún día pueda dejarte saber este deseo, secreto y oscuro, que lleva mi corazón.
Mi Michiru...
Fin del Capítulo
Próximo capítulo: Celos y Sospechas (Parece que a Michiru le gusta algún chico mayor. Serán los celos de Haruka visibles? Podrá alguien descubrir su secreto?)
Notas de la Autora
Este capítulo fue empezado el 08 de agosto a las 19:23 (07:23 pm) y terminado el 09 de agosto a las 1:30. Perdonen los numerosos errores que deben haber por ahí. Me inspiré bastante con este capítulo. Comencé a escribir y paré solamente para ir al baño o para prestarle atención a mi cachorrita (Inevitable. Es muy kawaii) o para jugar solitario mientras esperaba más inspiración. Tengo los párpados pesados pero no quiero dormir. Mis noches ya no son las mismas. Ahora están llenas de sueños sin descanso y posibilidades de un futuro arrebatado... Me siento inservible escribiendo esto aquí. Estoy depresiva y no quiero que eso arruine capítulos tempranos de este fic.
Les dejo saber, en otras noticias, que estoy siendo plagada por ideas para fics nuevos. No tengo seguridad de cuándo los publicaré. Quizás cuando termine con éste. Me gusta escribir un fic a la vez para que no se junten las ideas y para no tener a tanta gente esperando más de una cosa. Tampoco tengo seguridad si van a ser exclusivamente en inglés o si los escribiré en español. Mis ideas llegan en inglés pero las palabras para escribir llegan mejor en español. Vaya dilema el mío, ne? Envíen algún mensaje o déjen saber en un review si quiere esos próximos fics en español. Si hay muchas peticiones, puedes ser que haga algún esfuerzo.
Dejen reviews con cometarios, sugerencias, saludos o cualquier otra cosa.
Tsuki Eira
Ahora te extraño, pero siempre te amaré. Este fic, en su totalidad, está dedicado a tí. Conservaré nuestra memoria através de Haruka y Michiru. Envíame inspiración desde donde quiera que estés. Aishiteru!
