Prometinovios on ice. Tercera parte.

En general cuando un objeto tan contundente como un palo de Hockey choca violentamente contra cuanto objeto haya en su camino, por ejemplo en un vestuario, lo normal es que este termine hecho añicos y los utensilios de higiene abollados e inutilizables. Si, por el contrario, quien agita el luengo bate es un artista marcial furioso, el apéndice se mantiene intacto y los destrozos amenazan también al mobiliario de dicho vestuario. De hecho, finas lonchas de metal iban cayendo una a una desde una de los casilleros. Cada veloz paso del "arma" las cercenaba con tal precisión que parecían filetes de vaca de un tono grisáceo, cortados por un excelente carnicero.

Por detrás del iracundo muchacho, solo había un gran vacío. Ninguno de sus compañeros se animaba a interrumpirle, mucho menos ingresar al habitáculo a intentar evitar los destrozos. Solo uno de ellos, la portera, se sentía en condiciones de hacerle frente, al punto de farfullar miles de insultos entre los que destacaban: "necio", "feo" y "arrogante". Además, también pronunciaba mudas amenazas del estilo: "como toque mi casillero le meteré el palo por donde le quepa". Y mientras así pensaba y así se quejaba, iba resoplando alternativamente por uno y otro costado de la boca. Sendos mechones castaños se elevaban y caían sobre su sitio impelidos por aquella forma tan sutil de mostrar indignación.

Si esto decía y esto pensaba, su corazón y cuerpo le traicionaban sutilmente. El segundo por apoyar la espalda contra la pared y sentir así las potentes vibraciones de sus golpes y el primero por razonar ideas muy ajenas a las de su mente. El corazón de Ibuki, única mujer del equipo, entendía muy bien la raíz misma de aquella frustración. Ella misma había provocado una escena similar cuando se enteró de que Hachiro abandonaba al equipo. Lejos del rencor, sus sentimientos se adaptaban más al compañerismo. De haber sido hombre, le hubiese invitado a un bar a tomarse unas copas y hablar mal del amor y sus trampas. Siendo mujer, solo negaba aquella corriente eléctrica que le atraía hacia aquel hombre herido en su amor y la disfrazaba de hostilidad.

Al final, la sabiduría y experiencia se hizo paso entre el remolino de jugadores cobardes que taponaban la puerta, le dio una palmada en el hombro a Ibuki y dijo:

-Tranquila, yo me ocupo.

Luego, TS, el entrenador, ingresó en el campo de batalla.

-¡RANMA!

El muchacho de espaldas le ignoró olímpicamente, si es que rebanar un banco de madera entero de un solo golpe puede llamarse "ignorar" y no "desafiar" a la autoridad.

-¡MUCHACHO, DETENTE AHORA MISMO O LLAMARÉ A SEGURIDAD!

Como única respuesta TS recibió un golpe seco, el del aire movido a tal velocidad que aún estando el agresor lejos y de espaldas lograba dar en el blanco con inusual fuerza. Justo es decir, en este punto, que TS en su juventud también había practicado ese deporte. No era la primera vez que recibía un golpe así. Quizá sí se tratara de la única ocasión en que se lo daban con tanta potencia y quizás sí fuera la primera vez en cuarenta años que revivía aquella sensación. Pero no se dejaría vencer tan fácilmente. Si el agresor era un artista marcial, nada tenía que hacer un viejo como él. Pero si su rival vestía un traje de Hockey, entonces aquello se convertía en un reto personal que no podía eludir. Así fue cómo TS decidió apretar los dientes, cerrar los ojos y patinar sin patines esquivando las potentes oleadas de aire de Ranma sin preocuparse por su integridad física. Para su fortuna, la rabia del joven de la coleta era tal que sus golpes se mostraban erráticos y poco precisos. Impactaban igualmente en el suelo, como en el techo y las paredes. De darle de lleno en un lugar vital seguramente no contaría el cuento…pero no pasó. TS tuvo suerte durante tres segundos y al cuarto hizo contacto con su jugador estrella.

-¿¡Entrenador?! –exclamó sorprendido Ranma-. ¡No le he visto!

Luego se quitó el casco, una especie de funda que le rodeaba la cara, unos protectores bucales, unos tapones de los oídos y desprendió de los orificios auriculares, finísimas estalactitas de hielo en miniatura.

-Lo siento, con todo esto me cuesta oir nada.

-Claro, chico –bufó y jadeó el entrenador-. Se te han congelado las orejas por no hacerme caso y no ponerte la crema que te recomendé.

Ranma frunció el entrecejo y se cruzó de brazos.

-Ponerse crema es de chicas.

TS estuvo a punto de insinuarle que a veces sí lo era pero su intuición, no la másculina, la del anciano sabio, le impulsó a preguntar por lo realmente importante.

-Da igual. ¿Puedes explicarme cómo hiciste para atender una entrevista con esa sordera?

-Fácil –se encogió de hombros Ranma-. A unas preguntas decía que "sí" y a otras que "no".

-Ya decía yo –farfulló TS- que nadie en su sano juicio encontraría más guapa a esa víbora que a Ibuki.

-¿Qué?

-No, nada, nada. Dime, ¿por qué estabas tan enfadado recién?

Unos cuantos suspiros se escaparon de la boca del muchacho. En esa pose, tan enfadado y derrotado, parecía más un rival de Haiku-kun en el campo de las artes bellas que de Ryoga en el de las marciales.

-Ya no sé qué hacer para complacer a esa caprichosa. Esta vez ni le he pedido que se ponga la camiseta. Es más, hoy he pasado el disco como ella me recomendó…y nada. No esperaba que se me arrojara encima y me rogara que consumáramos nuestro matrimonio allí mismo pero por lo menos un: "bien hecho". Nada. Ni siquiera me esperó. Claro, como ganó el equipo que no le gusta. El del jugador menos guapo.

TS optó por hacerse el tonto y adoptar la pose de psicoanalista. Algo en su interior le decía que ya le estaba tocando personificar ese papel que no tomaba dese hacía casi un año.

-¿De qué hablas?

-Hablo de lo evidente –dijo con aplomo-. A Akane le gusta Hachiro. Está claro. Mi intuición nunca se equivoca con estas cosas.

La nariz rosada de TS -como imagino, la de muchos lectores-, se puso colorada primero y morada después. Palabras sulfurantes que exigían un buen "plafui" en la cara y ante la ausencia de Akane, un buen sermón de parte del entrenador. Lo que de ninguna manera se esperaba Ranma, sin embargo, era que el castigo fuera tan feroz.

-Chaval, déjate de hacer y decir estupideces, que no tienes personalidad. Tu única motivación para realizar actividades es ganarle a ella o al rival de turno. Nunca desarrollas un amor genuino por nada. ¿Si Akane se enamorara de un psicópata destripa gatitos, tú te propondrías destripar más gatitos que tu rival, verdad? Te da igual lo que sea con tal de vencer.

-¡Eso no es verdad…! –exclamó Ranma y luego bajó el tono de voz-. Me dan miedo los gatos -agregando en voz aún más baja-. Igual encontraría la forma de ganarle.

-Entiendo, solo juegas aquí por despecho. No necesito en mi equipo un jugador que no ame este deporte. Es una pena. Prometes mucho…pero prefiero que abandones el equipo ahora que todavía no nos jugamos cosas importantes que más adelante cuando se te dé por escalar el Himalaya porque Akane hizo un comentario al respecto y nos dejes tirados.

Ranma se rascó la cabeza, confundido.

-¿Qué me está queriendo decir?

-Digo que te prohibo volver a jugar aquí hasta que me demuestres que tienes un verdadero compromiso con el juego y el equipo.

Solo existía en este mundo una cosa que le molestara más a Ranma que le obligaran a hacer algo que no quería y era la actitud exactamente contraria. Que se lo prohibieran. Si tan solo Genma y Soun hubiesen tenido la inteligencia de prohibirle invitar a Akane a una cena romántica bajo la luz de las estrellas…

Así pues, y a pesar de que ya se estaba haciendo tarde, el muchacho obligó al anciano entrenador a quedarse en el recinto deportivo para mostrarle cuán duro entrenaba y cómo disfrutaba de aquella faena. Largas sesiones de abdominales, levantamiento de pesas y carreras cortas cronometradas con patines.

-¿Lo ve? ¿Lo ve? Nadie se machaca así por despecho. Esto es genuino amor por el Hockey.

De nada sirvió que Ranma hiciera y dijera todo eso ni que incluso besara el hielo de la pista con sus propios labios o que cuasi-secuestrara a dos o tres niñas del público que todavía seguían por allí para llenarlas de besos delante del entrenador. El viejo siempre le respondía lo mismo.

-Esforzarse por demostrar sinceridad en el amor es un error, muchacho. Se trata de un sentimiento tan puro que sale naturalmente. Gastar energías, por el contrario solo demuestra artificialidad y falsedad. No pienses, muchacho, siente. Los mayores actos de amor se realizan sin pestañear. En el momento en que te pones a justificar tus acciones ya le demuestras a tu interlocutor que mientes.

El cerebro de Ranma disponía de dos marchas. La normal que utilizaba en su vida diaria, es decir, pensar lo justo y necesario. Y la que surgía cuando se sentía entre la espada y la pared. En aquellas ocasiones, directamente no pensaba. Tan solo se dejaba llevar. Las palabras, en aquellos casos, nacían de la boca y el cerebro se enteraba de lo que aquella estaba diciendo gracias a que los siempre solícitos oídos le transmitían la información ya expresada en voz alta.

-¿Qué quiere que le diga entonces? –repuso Ranma- ¿Que renuncio a vencer a Hachiro? ¿Que estoy dispuesto a no jugar contra los Nerima Devils a cambio de que me deje participar de los demás encuentros de la temporada? Muy bien, usted gana. Estoy dispuesto.

Los ojos de TS brillaron.

-¿Por qué?

-No lo sé, viejo manupilador. Lo he dicho sin pensar y ya está.

-Piensa ahora –continuó el entrenador con la voz más suave y tranquila. Había pasado del enojo más puro a un tono paternal cautivador, un tono que Genma jamás había tenido la delicadeza de utilizar con él. Ranma suspiró. Su metabolismo y estado de ánimo habían sufrido ese mismo proceso. La furia inicial daba lugar a una calma nueva. En aquel estado, la respuesta se dibujaba en su mente con suma facilidad.

-Porque en el fondo sé que soy mejor jugador que Hachiro pero no sé si seré capaz de divertirme tanto jugando a otro deporte.

-¡Bien, por fin has entendido! Ahora reemplaza "Hockey" por "una cita". A mi por Akane. Y ve a arreglar las cosas. Si desconfía de tus verdaderas intenciones, ya sabes lo que hacer. NO PIENSES Y DI LA VERDAD. Esa verdad que ni tú mismo sabes conscientemente que existe.


Por supuesto, una cosa era hablar sobre motivación deportiva con un viejo regordete que se parecía a Papá Noel y otra, muy distinta hacerlo sobre futuras e hipotéticas citas con una mujer guapa de armas tomar y herida en su orgullo. Eso sin contar que entre una y otras tonterías ya eran las tres de la mañana.

-¡PERVERTIDO! ¿Estás son horas de llegar? –le recibió la peliazul- ¿Con quién te fuiste? ¿Con Shampoo o con alguna de las serpientes nuevas?

Usualmente, Ranma hubiese reaccionado con ímpetu y a la defensiva. Desde luego no entendía la indirecta sobre Shampoo porque no sabía nada del malentendido de la tele y venía bastante fastidiado por su propio malentendido. Sin embargo, las enseñanzas de TS las tenía bien presentes en su memoria. Imposible que las dejara de lado tan pronto. Así que el joven de la coleta, por fin y por primera vez, hizo una excepción y no atacó a Akane con todas sus fuerzas.

-¡LLEGO A LA HORA QUE QUIERO, MARIMACHO! ¡QUE ANTES HAS DICHO QUE IBAS A COCINAR TÚ Y ASÍ ME SALVO DE PROBAR TU ASQUEROSA CENA!

Todo esto dicho, por supuesto, sin ánimo de ofender. Gran paso hacia la madurez que le acercaba a su objetivo final de casarse eventualmente con el amor de su vida. Un paso hacia atrás si tenemos en cuenta que precisamente, el cacerolazo que recibió en la cabeza con la sopa que tan primorosamente le habían preparado a pesar del malentendido, le hizo retroceder un palmo.

-¡BRUTA! ¡ESTÁ HIRVIENDO TODAVÍA!

-¡ES PARA QUE NO TE TRANSFORMES, FENÓMENO! EN EL FONDO SOY LA ÚNICA QUE TE ENTIENDE Y TE TIENE CONSIDERACIÓN.

-Lo sé. Siento llegar tarde –se llevó un dedo a la boca untado de salsa de la olla- y siento haber probado este potaje tan azucarado.

Akane se sorprendió. De acuerdo, el segundo "lo siento" era irónico-agresivo pero aún así. El primero sonaba a sincero. Y el Ranma Saotome que ella conocía jamás uniría en una misma secuencia de palabras dos disculpas ni siquiera para enfatizar un efecto irónico.

-Te escucho. ¿Por qué llegas tan tarde?

El muchacho se tanteó apresurado toda la ropa buscando pruebas de todo lo ocurrido hasta que un sudor frío comenzó a resbalar por su frente y recordó las enseñanzas de TS.

-Me distraje haciendo tonterías para demostrar cosas que no necesitaba demostrar.

-Suena lógico. Aunque por muy tonto que seas no concibo una explicación para lo de Shampoo en la tele.

-¿Estuvo Shampoo? No la vi. Tenía la visera del casco empañada. ¿Por quién hinchaba por mi o por Hachiro?

Akane sonrió. Si la primera pregunta sonaba a mentira para cubrirse, la segunda era tan genuinamente ranmesca en el modo de hundirse solito y sin ayuda, que había que aceptar que la primera desbordaba sinceridad. Realmente no la había visto.

-Por ti, tonto de capirote. Todas las chicas hinchamos por ti…


Akane subió a su cuarto desbordante de alegría. Se había sacado dos pesos de encima muy grandes. El primero, resolver el malentendido que le angustiaba y el segundo, comprobar que, en ocasiones, era posible hablar con Ranma.

Una figura fraternal, sin embargo, le taponaba la entrada de su cuarto, apoyada sobre el marco de la puerta.

-¿Hermanita –preguntó Nabiki- realmente le vas a dejar salirse de rositas con esto? Al final te tuvimos que aguantar Kasumi y yo llorando como una madalena. Por lo menos que se entere de la estupidez que te hizo. Que sepa que sufriste. Yo, desde luego, la hubiera perseguido a Shampoo con el palo de Hockey por toda la pista de hielo.

-No estamos en esa etapa de la relación. Esto es casi un noviazgo. Tengo que hacerme a la idea de que ser novia de Ranma implica pasarlo mal de vez en cuando sin que necesariamente sea su culpa.

-Ya –rio sarcásticamente Nabiki-. ¡Y tú eres capaz de asumir algo así! A este noviago le veo menos futuro que a tienda de refrescos en el ártico.

-A veces los esquimales tienen calor, las sirenas temen ahogarse y las Akanes maduramos. No es tan raro.

Aquella respuesta le chocó un tanto a Nabiki, aún así continuó con su ataque despiadado. Desde su óptica, la estaba protegiendo.

-Aunque "las Akanes maduren" los Ranmas siempre seguirán igual. Como te dije, este noviazgo tiene fecha de caducidad. El día que se enfrenten los Nerima Devils con Chihaku y descubras que la rivalidad que siente por Hachiro es mayor que el cariño que profesa hacia ti.

-Mañana es el partido. Ya verás que no pasa nada

Y sin embargo, aquella noche Akane no pudo dormir. Ya en la tranquilidad de su cama, diferentes dudas le aquejaban. ¿Ranma era inconcebiblemente tonto? ¿O un manipulador de mucho cuidado? ¿Le amaba? ¿O solo estaba encaprichado con ella? Y en tal caso, ¿cuánto tardaría en obsesionarse con otra cosa?

De la misma forma Ranma lo pasaba mal en el cuarto de baño. Se había desvelado totalmente. Con la mente en frio y las pulsaciones a cero, volvían a asaltarle los mismos fantasmas de siempre: ¿A Akane le gustaba Hachiro? ¿Realmente sería posible que Akane fuera tan tonta y ciega como para considerar que existe gente en el mundo que hace alguna cosa mejor que él? ¡Tonterías! Si se dedicara a apagar incendios, sería el mejor bombero del mundo. Si se pusiera una capa, sería un superhéroe invencible. Y como jugador de Hockey, otro tanto de lo mismo.

Y mientras razonaba sobre todo esto, lejos de visualizar sus típicas ensoñaciones levantando trofeos, mangueras gigantes y aplastando supervillanos, solo conseguía ver dos puntos verdes en el vacío, la fulminante mirada esmeralda de su entrenador. TS, no era alto ni fuerte, pero la potencia de sus ojos verdes cuando se enfadaba, había hecho mecha en su imaginación. Siendo honesto consigo mismo, solo apagaría un incendio para salvar a Akane, enfrentaría a Lex Luthor solo si este la hubiese secuestrado y necesitaba vencer a Hachiro solo por aquella afrenta del café. ¡Todo por Akane!

A las cinco de la mañana, la peliazul, cómodamente desvelada en su cama, se pellizcó un brazo y dejó salir un leve quejido. ¡No estaba soñando como tantas otras veces! Realmente Ranma había entrado a hurtadillas en su habitación. Y por fin en lugar de poner la estúpida expresión de celoso de un cerdo, ponía la de sus sueños, la del galán enamorado que buscaba besos furtivos.

-Por favor –le dijo mientras se sentaba en el borde de su cama-, ven conmigo al partido.

-No –contestó tajante y algo desencantada por el rumbo de la conversación-. Prefiero verlo por la tele. Lejos estaré a salvo de tus tonterías.

-Por favor.

-¿Para qué? ¿Para ver tu patética disputa con Hachiro? Si él os mete diez goles, tú intentarás meter once aunque eso provoque que pierda tu equipo.

El aliento de Ranma le embriagaba un tanto. Se encontraba tan cerca y ella estaba tan indefensa que parecía mentira que estuvieran hablando de semejante tontería. Mejor. Akane no se sentía con fuerzas para evitar lo inevitable si de pronto, ocurriera lo que tenía que ocurrir.

-Probablemente meta más goles que Hachiro –prosiguió Ranma sin notar el rubor de su prometida- pero en realidad, mañana voy a divertirme. Si quiero que asistas no es para que me veas anotar muchos goles. Es porque no concibo la idea de pasármelo bien lejos de ti.

-A mi también me gustaría…pasármelo bien contigo…

Ranma sonrió. Por fin había logrado que lo confesara. Ahora solo faltaba coronar la faena con un par de acciones.

-De acuerdo –se levantó-. Entonces está todo arreglado. Mañana iremos juntos. Buenas noches –le dio un beso en la frente y se despidió.


Ambos muchachos se durmieron casi a continuación. Cada uno en su cuarto y pensando que todo iba de maravilla. A lo mejor había cierta falta de sincronía etre los tiempos de uno y otro pero ambos avanzaban en la misma dirección. Al final, por tortuoso y largo que fuera el camino, llegarían de la mano a la meta. La que no durmió tan bien como nuestros protagonistas fue Ibuki. Al enorme acoso de la prensa por la revelación de su amor secreto y sobre su papel en el clásico de mañana se sumaba una bomba en forma de carta certificada. Repasaba los detalles con la vista una y otra vez sin creérselo del todo. ¡La habían transferido esa misma tarde a los Nerima Devils! La nota rosa transmitida y retrasmitida por todos los canales, había fructificado en un fichaje relámpago para evitar suspicacias y generar un buen final en la trama amorosa. Solo un detalle le chirriaba. ¿Justo a horas del partido más importante del año? La portera suplente, Yuko, era literalmente manca, contratada para publicitar la labor social del club. Y no quedaba tiempo de encontrarle un sustituto válido en tan pocas horas. ¿Felicidad personal plena o fidelidad a su equipo? Entre ambas opciones se debatía el corazón de Ibuki.

Esa misma mañana se presentó en la oficina de TS, manager y entrenador, quien parpadeó tres veces, ofuscado, cuando recibió el papel del fichaje de las propias manos de la portera.

-No me esperaba esto de ti, Ibuki.

-Es lo que hay –se encogió de hombros.

TS volvió a parpadear. El gesto de desgano de su portera prodigio escondía fuertes sentimientos encontrados. Aunque no le convenía, su vena psicoanalista porfiaba por asomar la cabeza.

-Agradezco que rechazaras la oferta. Como dije, no me lo esperaba de ti pero…la gloria deportiva solo dura un instante. En cambio el amor es eterno. Además –agregó el viejo con el mismo tono ameno que utilizó con Ranma-. No tienes que preocuparte por nosotros. Nos arreglaremos bien. Tampoco te ofendas pero, dado tu punto débil, una portero manca contra Hachiro es posible que lo haga mejor que tú.

Ibuki se dio media vuelta, solamente para que el viejo TS no le viera derramar lágrimas que se congelaban antes de llegar al suelo y se despidió.

-Muchas gracias, entrenador. Usted es el mejor.


Por la mañana Ranma llegó al estadio temprano para encontrarse con un espectáculo singular. Por si quedaba alguna duda, la nariz rosada de TS no se debía al frío del estadio. Y la generosa barriga de Papa Noél tampoco se debía a su buen comer.

-Venga, Ramsha –le grito apenas le vio ingresar al vestuario-, vamosh a brindar por otro fracasho. ¡SHI!

Botella de sake en alto, sonrisa melancólica y pose tambaleante. Esa era la patética imagen que personificaba el anciano, desparramado por el suelo del vestuario.

-¿Qué ha ocurrido?

-Ibushki fishó por losh Devilsh. Hemosh perdido antes de empeshar.

Ranma le recostó sobre la banca de los suplentes y trituró un poco de hielo de la pista con el truco de las castañas. Luego, lo puso en una toalla y lo dejó reposar sobre la cabeza del entrenador.

-Da igual si perdemos. Vamos a divertirnos como nos dice siempre.

TS le miró con infinita melancolía. Tras sus ojos de jade, ambas esmeraldas mantenían la fortaleza de carácter de siempre más allá de la cierta relajación provocada por el alcohol.

-No…no puedo darme eshe lujo, mushasho…tengo que ganar…por amor.

-En ese caso –repuso Ranma con aplomo-. Plan B. Yo seré el portero.

Fin de la tercera parte.


Historia bonus

El día en que Shampoo se enamoró de Haiku-kun

Iba nuestra chinita preferida caminando por la calle, ensimismada en sus finísimos pensamientos: "Yo robar Ranma a Akane a como dar lugar porque estar encaprichada", cuando de pronto, una suave melodía cautivó su corazoncito amazónico. La tenue música provenía de una casita no muy lejana. Bastaba con dar dos pasos hasta un callejón lateral y avanzar por allí unos veinte metros para dar con una escueta ventana desde la que provenía la prodigiosa canción. Al principio Shampoo intentó ignorar el tema y de hecho, muy pronto se olvidó de aquello y se dirigió hacia el Dojo Tendo. Sin embargo, cuando regresaba con el morro entre las piernas, notó con una gran angustia en la base de su estómago que todavía se podía apreciar aquel nectar auditivo. Aún así, no osó acercarse. Tampoco fue al día siguiente -cuando volvió a oir las maravillosas vibraciones de un verdadero Orfeo modernista- que Shampoo se asomó a aquella ventana. Recién a la tercera semana, ya cuando el estribillo pegadizo se había apoderado de su raciocinio y su cordura, fue que juntó el valor para fisgonear.

Un joven alto y flaco, casi esquelético era el causante de su dolorosa obsesión. Estaba recostado sobre una especie de alfombra persa y una jovencita a la que llamaba su "Musa" le servía uvas en la boca, entre pausa y pausa. Shampoo pensó para sí: "Tener novia. Dar igual. No ser la primera vez que ocurrirme". Asi que, días sí y días también, volvió a asomarse a aquel ventanuco para admirar ese sabroso arte.

Aconteció un día que la tal "Musa" se ausentó por unos problemas personales, ocasión que aprovechó la tímida protagonista de esta historia bonus para invadir terreno prohibido, saltar sobre el muchacho espantado hasta dominarle y exigirle:

-Ahora, cantar para mí.

-D-de...acuerdo...

A continuación, la transcripción de la cancioncilla que cautivó el corazón de Shampoo.

En un bosque de la china la chinita se perdió
como yo andaba perdido nos encontramos lo dos

En un bosque de la china la chinita se perdió
como yo andaba perdido nos encontramos lo dos

Era de noche y la chinita

tenía miedo miedo tenía de andar solita

anduvo un rato y se sentó

junto a la china junto a la china me senté yo

(bis)

y yo que si y ella que no

y yo que si y ella que no

y al cabo fuimos y al cabo fuimos

y al cabo fuimos de una opinión

(chinita no quelel comel fluta no quelel comel veldula,
solo quelel comel alozzz)

bajo el cielo de la China

la chinita se sentó

y la luna en ese instante

indiscreta la besó

(bis)

luna envidiosa

luna importuna

tenía celos celos tenía de mi fortuna

anduvo un rato y se sentó

junto a la china junto a la china me senté yo

Fin de la historia bonus.


Comentarios

Estmada Xochiquetzalli. Ufff, lo que me ha costado copiar este nombre de usuario. Muchas gracias por comentar...no eran pedradas...unos darditos envenenados de nada.

Estimada Daia. Lo siento. Soy hombre y pro-Ranma. La que tiene que sufrir es Akane. Concuerdo. Shampoo une más de lo que separa.

Estimada evanmychem (cap. 24). ¿Qué puedo decir? Me encanta escribir cartas.

Estimada evanmychem (cap. 27). ¿Te has puesto a pensar que si Mr. Satan le pide ayuda a sus amigos, Ryoga y compañía no tienen manera de salvar a Ranma?

Estimada evanmychem (cap. 29). Tengo aquí en el pueblo una pequeña sierra que suele jugar al escondite conmigo porque siempre que salgo a la calle por la mañana todavía es de noche pero mientras voy caminando va saliendo el sol. Y recién a mitad de camino se hace visible.

Estimada evanmychem (cap. 30). Bienvenida al mundo de Ibuki.

Estimado LuyyiAVG. Es que en el caso de Bill Gates y Nabiki, la alumna ha superado al maestro. El contenido del armario de Kasumi se revela, como no podía ser de otra manera, en el especial 90.

Estimada evanmychem (cap. 33). Y sí, para qué negarlo. Es la más divertida y trágica al mismo tiempo.

Estimada evanmychem (cap. 34). Ánimo. hasta Bulmita aprendió a nadar...

Estimada Candy. Tengo demasiados juegos favoritos. Aventuras gráficas, de plataformas, defensa de la torre. El que más disfruté es el Maniac mansion 2. Igual soy capaz de pasarme horas jugando al Lemmings, humans, Ugh, peggle, Monkey Island, Colin McRae, Framed, the incredible machine, etc.

Nunca estuve en situación de friend zone.

Estimada Isakura Tendo. Nunca es fácil y menos para estos dos. Al menos no, cuando se los tomo yo prestados a Rumiko.

Estiamda Ai. Y vuelta a la normalidad. Te comentaré poquito tu comentario. Muy astuta. Si pongo las siglas es porque quiero ocultar su identidad. Pero no. No es Rumiko.

Cumplemés: término de Minefine7 que yo consideraba de uso corriente y ahora me entero que no.

¿Un cuchillo en la mano? No hace falta. ¿O sí? Ya veremos cómo termina.

Aunque te haces la inocente, apostaría un riñón a que sabes más de Inuyasha que de Ranma 1/2. Es una intuición.

Ya, solo 678 palabras. He perdido. Pero me esforcé. Muuuuucho.

Estimada minefine7. Claro, claro. Tus pesadillas son mcuho más lineales. Si llevamos años de psicoanálisis gratuito por mi parte...

De hecho me encontré con un árbol.

Estimada Akyfin02. Pues...yo tengo una tortuga...bueno, tenía. Está en Argentina...¡pero es feroz! Mucho más que tu tigre y tus chihuahuas.

Tranquila. El mazazo lo he recibido...acompañado de la frase: Akyfin sí que me entiende.

Estimada evanmychem (cap. 35). En realidad sí es candidato a presidente. Porque son elecciones dentro del partido y cada partido sí que tiene presidente. Luego, el presidente del partido ganador se convierte en primer ministro.

Estimada evanmychem (cap. 36). Te creo.

Estimada evanmychem (cap. 37). ¡Qué pena! Seguro que no sincronizaste bien los pasos.

Estimada evanmychem (cap. 39). Eso es precisamente. Llorar al muerto alarga su estadia en el Limbo.