Advertencia: este capítulo es la conclusión de la historia anterior: Prometinovios on ice. Por ser un especial aparecen tambien numerosas referencias a personajes recurrentes. Yuko, por ejemplo, suele ser una amnésica que aparece por pirmera vez en Ranma, candidato a presidente. Vega y Wu-Bei son pareja en A la deriva en el más allá. Aouda es la protagonista malvada de La vuelta a la Akane en ochenta Ranmas, etc.


Especial 90 de Halloween

Akane esperaba a Ranma ante las puertas cerradas del estadio. En realidad todavía era muy temprano para que las abrieran al público pero pronto –al menos eso se suponía- Ranma le daría el visto bueno para entrar antes de tiempo. Dudoso beneficio de ser la prometinovia del jugador estrella. La jovencita se frotaba los brazos mientras la espera se dilataba. ¿Por qué tardaba tanto? Si tan solo tenía que pedirle permiso al entrenador.

De pronto la temerosa figura de su coleta preferida se materializó tras unos cristales. Se movía nerviosamente hacia atrás y delante, invadida por un extraño nerviosismo que seguramente experimentaba el resto del cuerpo al que no lograba ver bien tras los vidrios espejados.

Al final una puerta lateral se entrabrió y por ella asomó, por fin, el resto de la cabeza de Ranma. Su semblante, normalmente desafiante y orgulloso, había dado lugar a uno mucho menos presuntuoso. Casi timorato.

-¿Qué pasa? –le preguntó la chica, sorprendida.

-Antes de dejarte pasar, tengo que decirte tres cosas que no te van a gustar…ha surgido algo…que me obliga a salir a ganar…con el cuhillo entre los dientes y sin misericordia…

-¡Lo sabía! –interrumpió Akane dando media vuelta sobre su propio eje-. Nabiki tenía razón. Los Ranmas nunca cambian. ¡ADIOS!

Y se iba, así, sin más. Desde luego Ranma no podía darse el lujo de permitir que aquello ocurriera. Solo quedaba por dilucidar si se lo impediría porque necesitaba su ayuda, porque no se sentiría totalmente satisfecho si le pateaba el trasero a Hachiro sin que ella estuviera delante o simplemente, porque la quería.

-Espera. Aún no sabes las otras dos.

-Están muy claras las otras dos –repuso Akane, que en sacar conclusiones apresuradas solía sacar medalla de oro en los juegos olímpicos de la falta de comunicación-. La primera, que Shampoo sí es tu novia y la segunda, que te comiste mis alitas de pollo mientras dormía.

-No…-titubeó Ranma- bueno…sí, me comí las alitas pero no era eso. Necesito que cumplas con tu rol de amiga.

¿Amiga? Aquello sonaba a un "plafui" caballeroso dado con las palabras en lugar de con la mano abierta. Antes que llamarla amiga ¿por qué no simplemente le hundía el frió plomizo de un cuchillo entre las vértebras?

-¿Lo ves? –resopló intentando no darle mayor importancia-. Sin alitas y degradada de prometinovia a amiga.

-Te dije que no te iba a gustar pero ahora necesito una amiga. Solo alguien así podría aceptar la tercera cosa…bueno, y lo de las alitas. Hoy me has pillado.

-¿QUÉ? ¿Qué es eso que solo una "amiga" puede hacer por ti?

La pose de Ranma volvió a cohibirse como la de una rata de biblioteca timorata que veía la luz del sol por primera vez en meses. La vista no se elevaba demasiado aunque furtivamente el muchacho intentaba hacer contacto visual con los ojos de su iterlocutora.

-Mi entrenador…necesita ayuda. ¿Podrías cuidarlo hasta que termine el partido? Sé que representa todo lo que odias en este deporte pero yo le respeto. No estaría tranquilo si se lo encargo a alguien más.

-¿Quieres que cuide al misterioso TS? ¿Al que nunca se deja ver en público ni sale a dirigir a los suyos durante los partidos? Dicen que es un borracho crónico. Que no muestra la cara para no avergonzar a los hinchas propios con su estado de embriaguez. Es objeto de mofa de todo fan de los Devils que se precie como yo.

Por primera vez en su vida Akane sintió el escalofrío que solían sentir los rivales de Ranma cuando este se enojaba de verdad y comprendió que también por primera vez, le había ofendido. Por eso mismo le sorprendió la forma que tuvo de dirgirse a ella a continuación.

-Amiga Akane, ¿podrías cerrar los ojos por mi y hacerlo? Sé que la novia y la prometida no se rebajarían tanto pero ¿y la amiga? Eres la única persona fiable de mi vida. Los demás, ya lo sabes, están locos. La más normalita, mi madre, es capaz de rebanarlo con la katana al primer eructo.

Las siguientes palabras de Akane salieron de su boca con naturalidad. Casi podría decirse que disfrutaba de la escena cordial.

-Yo tampoco soy precisamente una dama paciente.

-Eres Akane. Nunca atacas sin provocación previa.

-¿Estás, por tanto, aceptando que todas las veces que te di con el mazo fue porque tú antes me provocaste?

Ranma agachó la cabeza.

-Puede. ¿Me ayudarás?


Y así fue como Akane cayó en la trampa del destino. Entre sus propios preconceptos y las descripciones de Ranma, se había programado para tratar con un Happosai del tamaño de Genma. De ninguna manera había preparado anticuerpos mentales para tratar con viejas glorias y amargas historias de amor. Mucho menos para heredar el famoso bate negro.

-¡Dios mío! –exclamó apenas le vio- ¿¡Usted?! ¿¡Usted es el entrenador de Ranma?!

TS asintió con la cabeza, avergonzado. Era la primera fan con conocimiento de causa que le reconocía.

-¡Con razón no aparece nunca durante los partidos! –insistió Akane que no lograba salir de su asombro-. Si es el presidente de los Nerima Devils, Taichiro Sato. ¡Mi héroe deportivo! ¿Qué hace entrenando a sus rivales?

-Lo hago…por amor.

Por la mente un tanto nublada de Taichiro flotaron de forma inconexa todo tipo de recuerdos. S4, su mujer, era unos tres o cuatro años más joven que él. Decidida, enérgica y guapa, sobre todo en su juventud lo había sido casi tanto como Ibuki. Aparentemente había trabajado para algún político famoso por unos años, tema del que mucho no le gustaba hablar, hasta que había salido de aquel mundillo asqueada y buscando el amor verdadero. Sin embargo, y pese a haberlo encontrado en el guapísimo guardameta de los Nerima Devils, no había logrado desprenderse de algunos gajes de su oficio anterior. Conservaba una forma de ver el mundo extremadamente ambiciosa y, por esta razón, en su actual ocupación -tesorera de los Devils- se comportaba con mano de hierro, mejor dicho, con mano de Nabiki.

Taichiro desde luego odiaba esa faceta de su mujer. Para alguien curtido en el deporte desde dentro, el único camino posible para el éxito era armar equipos a base de esfuerzo y compañerismo. Plan que se iba al traste si su mujer vendía a la promesa de la cantera para fichar a una megaestrella extranjera que ni siquera intentaba aprender el idioma. Por cosas como esta solían discutir a diario, hasta que poco a poco y sin que Taichiro lo notara, aquellas disputas fueron consumiendo la llama del amor dentro del corazón de S4. Y con ello, se volvió más despiadada.

TS todavía recordaba la escena que protagonizó hacía ya más de cuatro años con ella. Según creía -los detalles se le borraban un poco por el alcohol- hasta habían volado sillas y mesas con aquella última pelea, la de la ruptura.

-Ah, eso sí que no –se marchó dando un portazo alquel día-. Los Devils no se venden. Y menos a un equipo americano. No somos franquicia de nadie.

S4 le persiguió por la calle hasta dalre alcance. Para ser un anciano caminaba a la velocidad del rayo.

-Pero si nos pagan una fortuna…y conservamos nuestros puestos de ejecutivos. Nada cambia…solo la cantidad de ceros en nuestra cuenta bancaria.

-Y el nombre del equipo: "Nerima Saints". Y la camiseta pasa a color verde…

-Minucias –interrumpió S4.

-¿Minucias? Si somos demonios, no santos. ¡JAMÁS! ¿ME HAS OÍDO? ¡Jamás firmare ese contrato!

No hizo falta que lo hiciera, esa misma tarde el comité ejecutivo del club se reunió de urgencia y media hora después, un poco más de la mitad de los votantes se retiró con los bolsillos llenos de billetes de procedencia americana y S4, con el título de nueva presidenta del club.

Solo hacia falta que se cumpliera un detalle insignificante para que el trato se hiciera efectivo, que los Nerima Devils salieran campeones al menos una vez en los siguientes cinco años. Exigencia ridícula y fácil de cumplir puesto que merced al trato, S4 disponía de un presupuesto cincuenta veces superior al de cualquier otro equipo.

Y sin embargo, surgió de la nada un trio imbatible en el hasta el momento, modestísimo Chihaku. La mejor portera del mundo y el goleador más letal, dirigidos por el hombre de más experiencia en Hockey sobre hielo de Japón, TS a partir de entonces. Por cuatro años consecutivos, lograron contra todo pronóstico dejar sin corona a los Devils. Cuantos más y más jugadores y árbitros compraban los Devils, más y más conceptos sólidos sobre el juego inculcaba TS en sus dirigidos, a los que quería como a los hijos que S4 nunca quiso darle. Esta última temporada y con la soga al cuello, S4 tiró toda la carne al asador. ¿Para qué gastarse el dinero en jugadores que mejoraran solamente a su equipo si podía en un par de transacciones debilitar a su gran rival también?

Y aún así, a pesar de lo que se jugaba y lo que los quería, nada de esto les comentó a Hachiro y a Ibuki. No se sentía con derecho de pisotear la felicidad de sus jugadores solo para alcanzarla él. Por esta misma razón, a pesar de que su ojo clínico percibió enseguida las cualidades naturales de Akane, se cuidó muy bien de insinuar nada. La jovencita que tan amablemente le cuidaba vestía de rojo.

-¿Tú debesh de sher Akane, verdad?

-Sí ¿cómo lo has sabido?

-Ranmsha shabla shiempre de ti. Dishe que eresh lo unico bueno que hisho shu padre por él.

El corazón de Akane tembló en su sitio. Suele decirse que solo tres tipos de personas son capaces de decir la verdad con tanta inocencia: los viejos, los niños y los borrachos. Y Taichiro en ese momento de tanta vulnerabilidad era un poco de los tres. Si jamás había imaginado oir un piropo así de Ranma, desde luego menos lo había pensado con su héroe deportivo haciendo de intermediario.

-¡ESTO ES INCONCEBIBLE! ¡ME DA ASCO DE SOLO VERLO CON ESA CAMISETA PUESTA! Será mejor –le amenazó con el mazo- que me dé una buena explicación. ¿Por qué entrena a los Chihaku?

-Porque…shoy un viejo borrasho.

¡NNNNNNNNNN!

Akane oyó la bocina de comienzo de partido desde los camerinos sin darle mayor importancia. Al fin y al cabo si se había hecho de los Devils era por Taichiro. Había crecido soñando ser como él…y ahora que descubría la verdad, ya ni sabía por quién hinchar. ¿Por el sublime Taichiro de su imaginación? ¿O por el traidor, borracho y acabado? ¿Por los Devils o por el equipo de Ranma?

Envuelta en aquellas disquisiciones se sentó en uno de los toiletes del vestuario y cerró la puerta.

No entiendo cómo logra Ranma pasar tanto tiempo en un sitio como este –pensó-. Es tan poco acogedor.

Aún así se pasó unos diez minutos allí evacuando sus fluidos y razonando sobre todo lo que le había ocurrido. Su noviazgo, el nuevo pasatiempo de Ranma, el nuevo rival, la nariz rosada de Taichiro y también en Pe-chan que hacía mucho que no le veía, justo, justo desde que Ryoga se puso de novio con Ukyo y esta, por pura envidia, adoptó un cerdito muy parecido a su Pe-chan.

De pronto llegaron voces hasta los oídos de Akane. No era del tipo que disfrutaba espiando; mucho menos de las que analizaba el escenario por unos instantes antes de actuar. Sin embargo, se asomó por la hendija de su puertecita. La voz correspondía a una anciana y el tono era desafiante.

-¡Taichiro, qué bajo has caído! ¡Estás horrible! Como tu equipo. Perdéis veinte a cero al final del primer tiempo. Ese Ranma no vale para portero. Y sin él, los demás son incapaces de crearle peligro a Ibuki. Pésima performance de unos pésimos jugadores agravada por la pésima táctica elegida por su pésimo entrenador.

Con cada "pésimo" el cuerpo de TS se revolvía como si le estuvieran clavando el corazón y el orgullo con una estaca. Aún así, cuando su exmujer terminó de hablar, Taichiro sonrió, a lo mejor, con cierto grado de amor y respondió:

-Algo me dishe que eresh "peshimista" shobre el reshultado final. No te preocupesh Shaotome me prometió que osh dejaría una pequeña lush de ventaja para dar un poco másh de eshpeshtáculo.

La conversación entre los ex continuó durante varios minutos, los que aprovechó Akane para escurrirse por un huequecito y salir al exterior. El enorme televisor del estadio repetía las imágenes más destacadas de los primeros compases del partido. Efectivamente, como portero Ranma daba asco.

Cuando Akane regresó al vestuario, ya no quedaban ni rastros de S4. TS, por su parte, había recuperado buena parte de su compostura. Por fin lograba mantenerse erguido sobre una silla y ya no hipaba. Al principio Akane no lo notó; estaba demasiado nerviosa para hacerlo.

-¡Ranma es tan patético de portero que dan ganas de entrar a la pista y atajar una misma!

Taichiro le miró por primera vez con su mirada penetrante y cristalina de siempre.

-Shi quieresh, puedesh.

-¿¡Qué?!

-Que puedesh shi esh lo que deseash –insistió Taichiro-. Ranma te inscribió la shemana pashada en el equipo. Dijo algo de cumplir un shueño jugando junto a ti.

-Eso no suena muy a Ranma.

La mirada esmeralda de TS se apagó un poco.

-De acuerdo. Lo confiesho. En realidad, dijo que shu shueño era obligarte a que te pushieras la camisheta oficial de los Shihaku en un partido ofishial y refregarte por la cara que lo quieresh másh a él que a los Devilsh.

-Ese sí que es Ranma.

-¿Entoncesh te la pondrásh?

-Entonces voy a cagarlo a trompadas y luego disfrutar del triunfo de mi equipo. ¡LOS DEVILS!


Akane salió al trote hacia el campo de juego para encontrarse con una escena soprendente. Ranma, su Ranma, el fuerte y poderoso Ranma, el invencible de Ranma, estaba literalmente molido a golpes. Yuko con su única mano le sostenía sobre la frente una bolsa de hielo. Lejos de mantener una actitud derrotista y a pesar de todos los moratones por todo el cuerpo, Ranma animaba a sus compañeros.

-¡Tonto! ¿Las has parado con las manos desnudas? Tienes que usar el palo y en su defecto un protector. ¡Con razón te han metido tantos! ¡Con razón estás molido a golpes…!

Entonces Akane cerró la boca de improviso. Debajo de la banca asomaba una decena de palos rotos y otra decena de protectores. Hachiro literalmente se había cebado con Ranma. Con un portero normal la cuenta sería de cien goles o más. ¿Por qué seguía? ¿Tan orgulloso era? ¿A qué milagro aguardaba?

Mientras eso se preguntaba, le arrastraba mecánicamente hacia el vestuario donde le esperaba TS y el maletín de primeros auxílios.

-Ouch, bruta –protestó Ranma cuando le aplicó el primer vendaje sobre el párpado izquierdo.

-Te aguantas. Si no aprieto se te inflamará más y no podrás ver nada.

Dijo todo esto con furia e impotencia. Impotencia por no haberle ayudado y furia por verle así tan indefenso.

-De acuerdo, aprieta. TS necesita que gane. No sé bien qué pasa pero no puedo fallarle.

-¿Realmente crees que vas a darlo vuelta?

-No, claro que no –le asomó media plimp que, con gran esfuerzo parpadístico, regresó al interior de su cuerpo.

-¿Entonces? Déjalo. Te está haciendo polvo. ¿Desde cuando a Ranma Saotome le gusta que le humillen?

El ojo amoratado de Ranma hizo contacto con los de Akane. Era la misma expresión fuerte y serena de TS.

-No me gusta pero se lo he prometido a mi equipo. Daremos la cara hasta el final. Aunque sea imposible.

-En tal caso -Akane se quitó la blusa dejando que el único ojo bueno de Ranma admirara secretos que no debía-, tendré que ponerme esto.

Justo es de decir que Akane no lucía tan bien la camiseta azul y amarilla que llevaba entonces como la roja de los Devils. Pero la sensación de repulsa y de bronca que emanaba de ella la hacían ver tan bella que Ranma no pudo evitar decir lo siguiente antes de caer desmayado por la impresión:

-Así estás más guapa.

-Vamos –le arrastró en estado de total colapso comatoso-. No tenemos tiempo para que te desmayes ahora. Tenemos unos culos que patear. Conmigo de portera solo tienes que meter veintiun goles para ganar.

La puerta del vestuario sin embargo no se abría. El bueno de TS la había cerrado con llave y se interponía entre ellos y la gloria. Por el momento, el gran duelo Ibuki-Hachiro vs Saotome-Tendo tendría que esperar.

-Si realmente pensáis hacerlo, antes tendréis que equiparos correctamente. Muchacha, mira para arriba.

Una serie de lámparas colgaban desde un extremo al otro del vestuario. Una de ellas colgaba de un palo de hockey negro, el legendario palo de Taichiro con el que se decía podía parar cualquier disparo, por potente que fuera, sin romperse.

-Sí, hija, sí –dijo Taichiro cuando vio la cara de incredulidad de Akane-. Es el que usé toda mi vida. El que clavé en el techo de un solo golpe por el enojo que tenía cuando me enteré que mi mujer me apartaba de la comisión directiva de los Devils. Muchos han intentado sacarlo de allí en estos casi cinco años y convertirse en mi heredero. Hachiro, Ibuki y el propio Ranma entre otros. De hecho, Hachiro, lo ha intentado dos horas por día todos los días durante más de tres años y ya sabes lo fuerte que es. De Ranma mejor ni hablar. Ya te imaginarás lo que porfió por sacarlo desde que se enteró de que Hachiro no pudo.

-¿Y usted pretende que yo lo consiga de buenas a primeras?

-Sí, pretendo que lo hagas…por amor.

-¿Y tú -se giró hacia Ranma- vas a permitir que YO te gane a algo a TI?

-Sí, yo haré tiempo. Sé que puedes conseguirlo. Yo lo intenté por orgullo. Tú –le guiñó el ojo- lo harás…por amor.

Una ruborizada Akane se aposentó sobre una escalerilla y comenzó a tirar, preguntándose qué ridícula estratagema utilizaría su prometido para darle tiempo a un milagro imposible. Si ya el marcador era lo suficientemente abultado como para hacer improbable toda remontada, de qué serviría conseguir lo que nadie podía en tiempo record si la distancia de goles se duplicaba entre tanto.

-Plan C –gritó Ranma-. Yuko, tú atajas.

Al oir aquellas palabras y descubrir que seguía tirando sin rendirse, al descubrirse con una camiseta de los Chihaku confiando en él hasta los límites más insospechadamente inverosímiles, Akane descubrió por fin que estaba locamente enamorada de Ranma Saotome. Por él, haría cualquier tontería. Incluso, desposeer de un título seguro al equipo de sus amores.


Una ensordecedora risa nerviosa se originó en un punto perdido de las gradas y luego fue contagiando al resto hasta conquistar todo el estadio. A la sonrojante goleada se unía el hecho cuasi dramático. Una portera manca se hacía cargo de la portería. Con la mano buena cogía el bate. ¿Con cuál atraparía el disco? Nadie lo sabía. De allí las burlas y desconfianza. Incluso los fanáticos de Chihaku como Haiku-kun ya habían abandonado todo esperanza de ganar y solo apostaban por ver lo nunca visto. Una goleada de escándalo.

-Yuko –le dijo Ranma para animarle procurando disminuir con su potente voz la atronadora burla-. Sé que no confias mucho en ti pero tienes que demostrarte y demostrarles a los demás que hay una Akane dentro de ti capaz de las mayores proezas. Y este es el momento de sacarla a relucir. Me da igual que seas tímida y nunca hables. Hoy sacarás toda tu furia por el equipo y harás frente a las burlas con decisión. Solo tienes que aguantar diez minutos más. Eso es lo que calculo que tardará nuestra Portera Tres en venir a ayudarnos.

¿Diez minutos? –pensó Yuko-. Puedo hacerlo.

Sin embargo, el primer gol de Hachiro fue un juego de niños, esquivó a uno, a dos jugadores, aguantó con su fuerza inusual la carga de otro y golpeó al disco justo antes de que Ranma llegara a interceptarle. La pelota iba al ángulo, imposible que la parara un portero normal, menos Yuko.

¡Plafui!

El disco salió disparado hacia la portería rival de un certero cachetazo. Ni cerca de ingresar a portería estuvo. Más aún, fue Ibuki la que tuvo que esforzarse para evitar el gol del rebote de Yuko.

¡Soy una Akane! –se animaba en silencio Yuko-. ¡Soy una Akane! Puedo hacerlo. Puedo hacerlo.

Una lluvia de aplausos comenzó a bajar desde el público. El marcador seguía 20-0. Partido perdido. Pero Chihaku por fin jugaba en equipo. Se merecían una ovación.

Aquello molestó a Hachiro. Orgulloso de verdad -no por falta de madurez como Ranma,

si no realmente necesitando alimentar su ego con el aplauso ajeno-, se avalanzó otra vez sobre la portería protegida por Yuko. Esta vez, notó cómo un ligerísimo viento le pasaba de forma imperceptible por la derecha. Cuando volvió a mirar el disco, este ya no estaba. Ranma se lo había birlado y se disponía a disparar a portería contraria. A lo mejor Ibuki no amaba realmente a Hachiro, o quizá conocía los entresijos de la venta de los Devils o tal vez, el tiro de Ranma le tomó por sorpresa y por eso se lo escurrió entre las piernas. No podría saberlo a ciencia cierta.

¡20 a 1! Gol del honor. Simpática rebeldía de los vencidos que el estadio aplaudía de pie sin convicción en la remontada y que provocaba un hervor desconocido en la sangre azul de Hachiro. El "príncipe del hockey" como habían empezado a llamarle desde que cambió de equipo, comenzó a sospechar que quizá, Ranma jugaba mejor que él. Terrible certeza que le puso de un humor de mil demonios cuando el joven de la coleta volvió a robarle el disco y a marcar.

-¿Cómo lo has hecho? Nadie le roba la bocha a Hachiro dos veces seguidas –vociferó Hachiro que de tanta fama se había acostumbrado a referirse a si mismo en tercera persona.

-Es fácil –repuso Ranma-. Te gusta lucirte. Siempre eliges la ruta más complicada al gol para demostrar que puedes. Sabiendo donde vas, es fácil interceptarte.

-¿Y por qué me lo dices, IDIOTA? –estalló Hachiro- ¡Ahora que lo sé, me basta con cambiar mi patrón de ataque para ganarte!

-Porque a mi también me gusta lucirme. No tiene mérito ganarte así. Ataca con todas tus fuerzas y mete un gol si puedes.

Esta vez Hachiro no se lo pensó dos veces. Sacó del medio y disparó desde allí mismo con fuerza, precisión y rabia. Luego sonrió. Yuko ni se movía. Iba tan fuerte el tiro que no alcanzaba a reaccionar.

¡Palo!

Entonces fue el turno de soreir de Ranma.

-Yuko quizá sea manca pero no es ciega. ¿Para qué atajar un tiro que no tiene destino de gol?

Un truco de las castañas y un poco más de psicología inversa después el marcador llegó a un todavía indigno 20-4, momento en que la paciencia de S4 comenzó a resquebrajarse. A ese ritmo había tiempo suficiente para que le amargaran el negocio definitivamente. Luego se acercó hasta el banquillo de los Devils y le dio una orden a su entrenadora jefe.

-Aouda, ya es hora. Que entre Wu-bei.

-¿Usted cree? Ese tipo me da escalofríos. Además se lleva fatal con Hachiro. Ya habrá visto que se merienda con los ojos a nuestra portera. Estoy segura de que en otra vida ese mastodonte era un canibal come-Ibukis.

-Da igual. No quiero un equipo armonioso. Eso es para pobres sin recursos. Lo que yo deseo es ganar.

Aouda y S4 mantuvieron la mirada fija la una en la otra por al menos un segundo más. Por mucho que lo intentaban, ninguna de las dos lograba encontrar en la otra el más mínimo gramo de humanidad o pasión. Y puesto que no descubrieron ningún reparo moral en su interlocutor que les impidiera poner en práctica un plan tan sucio, lo hicieron. Cuando Wu-Bei ingresó en la pista, Yuko ya llevaba siete fabulosas paradas y tres palos de hockey destrozados. Ranma, por su parte, había robado otros tantos discos y se aprestaba a meter el sexto gol. A Wu-Bei poco le importó que efectivamente se materializada el 20-6 en ese mismo instante. No entendía de marcadores ni le importaba el juego. Él solo buscaba sangre. De hecho, no sabía patinar sobre hielo ni lo necesitaba. Su enorme cuerpo era tan desproporcionadamente pesado que a cada paso, el hielo se hundía bajo sus pies. Imposible que resbalara. Y así, mientras Ranma estaba muy distraído marcando el séptimo gol, el mastodonte se acercó pasito de gigante a pasito de gigante hasta la portería de los Chihaku. Luego, cuando estuvo frente a frente con su presa, atacó sin piedad.

Aquella jugada maestra de la manipulación y la crueldad pasó a la historia entre las diez jugadas más sucias de la historia del deporte. Enviar una montaña para deshacerse de una jovencita tímida e indefensa solo para ganar un partido que ya estaba ganado. Solo la malévola Aouda podía poner en práctica un plan así.

Probablemente por la cercanía de su presa, el gigante atontado comenzó a babear. De hecho, antes de levantar el brazo y destrozar a la segunda portera de los Chihaku, aún tuvo tiempo de saborear la escena y pronunciar unas palabras imprevistas.

-¿Te gustaría ser mi novia, Vega?

Yuko se ruborizó mientras se mecía, con su única mano sana, sus luengos cabellos rojizos. El mastodonte apenas si se mantenía en pie de lo mucho que le temblaban las rodillas.

-¿Vega? Ese nombre me suena.

Wu-Bei se arrodilló provocando un miniterremoto a escala estadio de Hockey y extendió la mano con un cofrecito.

-¡Qué demonios! Dejémonos de tonterías. ¿Quieres casarte conmigo? –abrió el recipiente, revelando un precioso rubí sobre un anillo de compromiso-. Sé que soy el más pequeño y débil de mi familia…pero prometo protegerte por toda la eternidad.

El extraño destello del rubí despejó la nublada mente de Vega y le hizo volver a su antiguo yo.

-¡Mastodonte! –le abrazó olvidándolo todo sobre su vida de Yuko-. ¡Por fin! Vámonos de aquí.

A medida que la nueva parejita se alejaba, el rostro de S4 hervía de la furia. Aouda, por su parte, pestañeaba sorprendida.

-Bueno -dijo esta última luego de unos instantes de reflexión-, no es lo que esperaba pero me vale. Nosotros tenemos reemplazante para Wu-Bei…ellos se han quedado sin porteros.

Mientras tanto Akane seguía tirando, ya agotada y sin fuerzas, del palo incrustado en el techo. Nada. Estaba más atorado que espada de Tsuyoi. Y no cedía un milímetro. Por el contrario. Se parecía un tanto al tonto de Ranma. Cuanto más le empujaban en una dirección más parecía porfiar por ir en la contraria. Una idea infantil se materializó, pues, en su mente. Empujarlo hacia dentro. Dejar que el palo de hockey vaya hacia donde quería ir. La luenga rama de árbol tallada a mano por el mismo Taichiro en su juventud hasta tener la forma y tamaño reglamentario se deslizó con suavidad hacia la cavidad del techo falso hasta desaparecer. Luego se abrió una trampilla y este cayó a sus pies.

-Nunca fuerces a nadie a hacer lo que quieres –le dijo Taichiro mientras lo recogía y depositaba en las manos de Akane-. Antes ayúdales a resolver sus problemas. Ya se encargarán ellos de devolverte el favor cuando lo necesites.


Ranma no llegó a lamentarse por el primer gol encajado nuevamente como portero pues pronto oyó los murmullos del público y un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Estaba tan acostumbrado a confiar ciegamente en Akane para las cosas importantes que a veces se olvidaba lo extraordinaria que era su forma de ser. Otra vez llegaba en el momento justo para salvarle el pellejo. Otra vez abandonaba todo por él, incluso sus colores, para protegerle de un enemigo colosal. Escudo contra Saffron o portera contra Hachiro. En ambos casos sería imbatible. La noticia de la aparición del heredero del famoso Taichiro Sato se esparció por toda Nerima en cuestión de instantes. Más aún cuando el misterioso TS se sentaba por fin en su asiento de entrenador y daba la cara. Para cuando el tiempo muerto que este pidió se había agotado, toda Nerima había ingresado al estadio a curiosear. El resultado parcial, dada la deserción de Yuko, era de 21 a 7.

-Quedan quince minutos para que acabe. Según mis cálculos, Ranma necesita un minuto entero para recuperar la pelota y meter gol. Si Akane para todo y el muchacho no falla, ganaremos.

Para contrarestar el poder ofensivo de Ranma, Aouda hechó mano a unos fichajes estelares de último momento, antes de quedarse sin un céntimo en el bolsillo: Herb, Kiima, Kuno. Mousse y hasta Ryoga que creeía que le caería en gracia a Akane jugando para su equipo favorito y que por suerte para él se presentó a jugar en el estadio de los Himalaya Suns.

El terrorífico Dream Team apabulló a los jóvenes. Con un marcador final de 97 a 7, Ranma y Akane comprendieron que no funcionaban bien como equipo y decidieron dar por finalizado su prometinoviazgo. Taichiro, por su parte, nunca hizo las paces con S4. Desde entonces, los Nerima Devils pasaron a llamarse los Nerima Saints. Vega recordó las miradas lascivas de Wu-Bei hacia Ibuki y lo mandó a freir espárragos. Y Aouda se volvió a Inglaterra sin aprender nada sobre el amor y la naturaleza humana. Toda esta secuencia lógica se pasó por la mente Ibuki cuando vio ingresar al terreno de juego a sus nuevos compañeros y por un momento deseó librarse de la maldición que le obligaba a estar siempre del lado de los villanos. A pesar de estar tan cerca de su objetivo, aquello le parecía demasiado cruel. Luego apretó los dientes y se mantuvo fiel a los Devils. Por Hachiro haría cualquier cosa. Incluso atajar alguno de los disparos imposibles de Ranma para llegar a un final de corte trágico.

También un poco de esto pensaron Akane y Ranma. Por fin trabajaban juntos. Fallar no era una opción, sino la demostración práctica de que no eran el uno para el otro. Las apuestas estaban 100 a 1 en su contra y, sin embargo, ambos notaban perfectamente un detalle único en las gradas. Nabiki apostaban toda su fortuna contra todos y cada uno de los espectadores a favor de ellos. ¿Por qué? ¿Qué sabía Nabiki que ellos no? Pronto, cuando las apuestas terminaron, lo supieron. La hermana del medio simplemente se aposentó en primera fila sacó una pistola de agua de su bolsillo y mojó a Ranma.

-Como chica eres casi tan fuerte que como hombre pero el doble de rápido. Sobre patines, ninguno de esos puede igualarte ahora.

Entonces S4 y Aouda comprendieron en el lío en que se habían metido. Las fuerzas entre Ranma y Hachiro y entre Ibuki y Akane quizá estuvieran igualadas. Pero ni ellas dos juntas le llegaban a los talones a Nabiki Tendo.

Efectivamente el primero en sucumbir fue Mousse que malgastó todas sus armas sin dar siquiera una vez en el blanco. Luego fue Kiima la que intentó igualar su velocidad volando pero los patines le pesaban y terminó agotándose. Kuno, por su parte, abandonó en cuanto descubrió que se enfrentaba a Akane y la chica de la coleta. Finalmente Herb intentó imitarle convirtiéndose él mismo en jovencita pero luego se sintió tan torpe y frustrado en esa nueva apariencia que olvidó como patinar equilibradamente. Solo Hachiro, el único que había sido entrenado por TS y por tanto manejaba herramientas propias del Hockey para obstaculizar a un rival superior, hacía frente efectivamente a Ranma. Sin embargo, aún cuando de vez en cuando lograba situarse en posiciones idóneas para el gol, Akane se mostraba como una muralla infranqueable. Reflejos suficientes para parar sus tiros y un palo fuerte como el roble, de hecho, tallado de una rama de roble, que no se rompía con nada. Faltando cinco minutos la diferencia era de solo seis y faltando tres, de dos. Ya ninguno de los rivales, salvo Hachiro, pensaba en la portería de enfrente, inexpugnable dada las acrobacias de Akane. El resultado final para casi todos era una carrera contra el tiempo. Y en esto caso, la predicicón se TS se mostró como falsa a favor de su equipo. La sintonía entre Ranma y Akane era tan buena que en tan solo 30 segundos lograban recuperar el disco y meterlo en la portería contraria.

Y entonces, ocurrió el milagro que suele ocurrir en toda historia de amor. Ese amor que nos hace más fuertes y provoca que logremos lo imposible ante la adversidad. Ese que empuja al equilibrista nuevamente hacia la cuerda cuando está por caer de ella. Bastó que Ranma metiera el aparente gol del triunfo a falta de un minuto y medio y Hachiro mirara a Ibuki con su mirada furibunda de desagrado para que ella lo interpretara como un ultimátum. O atajaba el siguiente disco o se acaba todo entre ellos. Y por supuesto, aunque fuera injusto y dañino, aquello a Ibuki también le parecía amor. Amor entre villanos que es raro y retorcido pero también existe. Solo así podría explicarse el milagro doble que ocurrió entonces…por amor. Ranma a un minuto del final cogió un nuevo rebote de Akane y disparó con todas sus fuerzas. Si convertía el 23-21 se acababa la historia. El estadio entero clamaba por su equipo. La atmósfera efervescente por la gran remontada así lo exigía. ¿Después de dejar escapar una ventaja así qué clase de villano porfiaría todavía por evitar lo inevitable? Uno enamorado. Lo que ocrrió no fue que Ibuki adivinara la trayectoria ni que de pronto sacara más fuerzas de dentro de su ser. Simplemente, protegía al amor de su vida. Tampoco Hachiro se sentía más fuerte o "iluminado" que antes. Pero si Ibuki atajaba por amor, él debía por la misma razón, convertir el gol del empate. ¿Era el amor de Hachiro e Ibuki más fuerte que el de Ranma y Akane? No, desde luego que no. Pero sí que era más sincero (nunca se habían ocultado los sentimientos) y sí que llevaban más tiempo juntos. A lo mejor, por eso, Akane no logró parar el disparo aparentemente sencillo pero que se envenenó poco a poco con una parábola extraña. Quizá también por aquella razón, Ibuki volvió a detener el contrataque de Ranma en el último momento. Cuando Hachiro se dirigió hacia la portería con el marcador empatado y solo treinta segundos por delante, sintió que algo se entrometía entre sus patines y el suelo. Era el palo de Hockey de Ranma.

¡NNNNNNNNNNNNN! ¡Penalti!

-Jajajaja –festejó Hachiro mientras se levantaba del hielo-. Hemos ganado.

-Lo hice a propósito.

-¿¡Qué dices?!

-Akane lo atrapará y luego tendremos la oportunidad de ganar el partido.

Hachiro escrutó la cara de Ranma intentado encontrar la trampa. Luego miró hacia la tribuna. Por alguna razón Nabiki le había vuelto a empapar. Esta vez con agua caliente.

-Lo que sostienes es estúpido. Si tanto confias en ella, bastaba con dejarme pasar.

-Así es mejor –replicó el muchacho nuevamente convertido en hombre-. Se trata de un mano a mano. Nadie puede ayudarte a ti o a ella. Por tanto, no tengo que preocuparme de rebotes afortunados. Además el tiempo que se gasta en un penalti no cuenta para el tiempo final. De esta forma me quedan unos segundos para armar mi jugada.

-Ridículo –volvió a argumentar Hachiro ya completamente fuera de sí-. Estamos empatados. Las chances de que marcara eran de un veinte por ciento. Y las has incrementado a un 75%. Además ya conoces la potencia de mis disparos. O marco o le desfiguro la cara con el disco. No hay otra opción. Solo un cobarde huiría de mi para dejar que su mujercita le haga el trabajo sucio.

Otro Ranma, el del pasado, probablemente le hubiese dado la razón. Este, un poquito más maduro, tan solo contestó:

-No es cobardía. Es juego de equipo.

Hachiro se colocó frente al disco, pletórico de confianza. Disponía de una técnica secreta para estas ocasiones infalible. Si cogía el palo por el medio pesaba menos y por tanto el golpe se producía con mayor velocidad. Un truco similar a utilizar una katana pequeña, una kodachi, en lugar de una normal. Obviamente en una jugada de partido no disponía del tiempo suficiente para agacharse y cambiar de sitio en donde empuñaba pero en un penalti podía prepararse todo lo que quisiera sin que le interrumpieran.

Cuando el árbitro dío la señal, el disco salió disparado con tal velocidad que producía un ruido muy característico al resbalar sobre el hielo: HOOHOHOHOOHOHO. El tiro iba directo a la cara de Akane. O lo esquivaba y perdían o lo recibía con la frente, quedaba fuera de combate y sucumbían en la jugada siguiente. En ambos, casos, fin de la historia. Cuando la última línea defensiva, el palo de Taichiro, se partió en el intento de protegerla, todos entendieron en el estadio que el partido estaba perdido y que Hachiro había excedido a su mentor. Todos, menos los dientes de Akane que atrapaban el disco con tal vigor que al final, y luego de echar algunas chispas, este se detuvo y cayó al suelo.

-No dejaré que ninguna Kodachi le haga daño a mi Ranma.

En ese momento, Kasumi terminó de cocinar la cena y se sentó cómodamente en el sofá de su casa a ver el partido por la tele. Lamentablemente, la avalancha del público entusiasmado por aquella proeza y la siguiente de Ranma impidieron a la hermana mayor disfrutar del desenlace. Solo supo que habían ganado gracias a una genialidad de Ranma en el último segundo. Unas horas después llegó Akane con un trofeo en la mano derecha y arrastrando el cuerpo inerte de Ranma en la izquierda.

-No lo entiendo –exclamó Kasumi-. ¿Al final cediste y le ayudaste, verdad? Tu camiseta te delata.

Akane asintió con la cabeza.

-Y él confió en ti…hasta donde yo sé, si ganaron es porque él accedió a jugar en equipo.

-Ajá.

Kasumi estalló.

-¿Y entonces? Habéis ganado y aprendido la lección. ¿No deberíais estar revolcándoos en el hielo como dos tontos enamorados? Se supone que él había madurado y tú te habias conmovido. ¿Qué rayos pasó?

Akane le pegó un fuerte pisotón en la cabeza a Ranma.

-Al final metió la pata…como siempre.

-¿De verdad? Hasta él –señaló el despojo humano que arrastraba su hermanita entre sus manos- es incapaz de hacerlo en un mísero minuto.

-A menos que tenga entre ceja y ceja ganar. ¿Recuerdas el punto débil de Ibuki?

Kasumi asintió con la cabeza.

-Pues, tu futuro cuñado no tuvo mejor idea que sacarse la camiseta y mostrarle los músculos para meterle el gol.

La palma de Kasumi chocó con su propia frente en cuestión de instantes. Incluso Nabiki en día de rebajas en el mercadillo se comportaba con más tacto que Ranma.

-¿Quieres que lo llevemos al fondo de mi armario?

Los ojos de Akane brillaron.

-¿En serio, hermana? ¿Puedo? Yo…no sé si estoy preparada para algo así.

-Claro que lo estás. La rebeldía de ningún hombre resiste una sesión completa en pantalla de cine y con palomitas de "La Familia Ingalls, el live action japonés". Te recomiendo que empieces con el capítulo 1, Los pioneros de Nerima.

-Noooooooooooooo –exclamó Ranma que justo recuperaba la consciencia y porfiaba por escaparse-. Cualquier cosa menos eso. Se mueren más personajes secundarios que capítulos tiene y eso que no se quedaron cortos a la hora de filmar episodios.

De un golpe seco Akane le hundió parte del casco hasta taparle la boca.

-¡Shhhht! ¡La próxima vez que te parezca buena idea mostrarle tus musculitos a otra te lo vas a pensar dos veces, patán!

Fin de Prometinovios on ice (fueron felices y comieron alitas de pollo).


Epílogo

Pasadas las tres de la mañana no quedaba nadie dentro del estadio. En las afueras una mujer lloraba desconsoladamente, sentada sobre las escaleras de entrada. Era S4. Otra, Nabiki Tendo, saltaba de alegría. Se había convertido literalmente en billonaria. La mujer más rica de Japón. Normalmente Nabiki se hubiese ido así sin más. Pero un detalle le llamó la atención. TS, nada menos que TS, estaba junto a ella… ¡consolándola!

-¿Por qué estás aquí? –se sobaba los mocos S4 contra el hombro de TS-. Después de todo lo que te hice. Deberías odiarme.

Taichiro la tomó de los hombros y le obligó a levantar la vista. Lo que tenía que decir era cara a cara, sin lágrimas ni mentiras de por medio.

-No creas que no sé para qué necesitabas tanto dinero. Están por cerrar el orfanato en donde te criaste. Si alguien tiene que disculparse aquí soy yo. Recién me enteré de todo ahora. De haberlo sabido antes…

-…de habértelo dicho me hubieses dejado vender el equipo. No podía hacerte eso. Prefiero perderte y que me odies a obligarte a traicionar tus convicciones. Ya conseguiré los cien mil millones de yens de otra manera.

Ambos viejos se abrazaron por primera vez en años. Les invadía una mutua culpa indefinida. Debido a su falta de comunicación, por culpa de haber llegado hasta la vejez comportándose todavía como un Ranma y una Akane original casi lo perdían todo. De haberlo hablado cinco años atrás quizá hubiesen encontrado juntos una forma diferente de financiación. Ahora, el destino del orfanato era uno solo, el cierre.

Y encima era Halloween. Nada aterraba más a Nabiki -ni Drácula, ni Frankenstein-, que se le pusiera a hablar aquella vocecita llamada conciencia. Al día siguiente una donación anónima salvaba el orfanato. Según se supo después el donante había sido un tal Tatewaki Kuno al que había asustado un crío con una sábana para convencerlo. También se rumoreaba que una jovencita le había pagado una moneda al crio y dado las instrucciones pertinentes. Solo la foto de Bill Gates sobre la cual Nabiki lloró durante cinco días y cinco noches jurando que no lo volvería a hacer, conocía la identidad de la generosa salvadora del orfanato.

Más allá en el cuarto de Kasumi, Akane se apiadaba de Ranma y apagaba el proyector. Momento que aprovechó su prometinovio para preguntar:

-¿Por qué me ayudaste a vencer a tu equipo? ¿No habías dicho que no se te ocurría nada más doloroso que presenciar eso?

Existe una cosa más dolorosa aún –pensó la peliazul- que era ver caer entera esa media plimp que te asomó en el entretiempo. Claro que no puedo decírtelo así a la cara.

-Digamos que mi equipo es el equipo en donde juegues tú. Aunque sea Chihaku.

Mucho más allá aún, en el aeropuerto de Tokio, Aouda estaba por hacer el check-in para su vuelo a Londres mientras repasaba en su cabeza las posibles razones de su fracaso. Si había reunido poco antes del partido a todos los mejores villanos. ¿Qué había salido mal? ¿Quién había faltado para por fin vencer a los buenos?

Una silueta conocida se le apareció por detrás y le susurró al oido.

-Creo que estás pensando en mí. Y sí, conmigo hubiese sido todo distinto.

Aouda se quedó helada en su sitio. La sonrisa maléfica de su interlocutora no dejaba lugar a dudas. Se trataba de la mujer más cruel que hubiese pisado jamás fanfic alguno. Si de corriente parecía tan buena e inocente, su verdadera personalidad por fin salía a la luz. Era la Clark Kent de los villanos.

-Tú…tú eres…-tartamudeó Aouda.

-Sí. Soy yo. Y tranquila, en el especial cien se acaba todo. Siento pena por ellos.

Fin del epílogo.


Historia bonus especial de Halloween.

Akane tiene hipo justo, justo en Halloween. ¡Qué conveniente!

-¡Hip! ¡Hip!

-Caramba, hermanita –dijo Nabiki-. Ya llevas más de media hora así.

-Si, bueno…¡Hip! Ya se me irá. Sobre todo ¡Hip! no se lo digáis a Ranma.

-Claro, claro –sentenció Kasumi-. Es Halloween, tienes hipo. Seguro que le parece gracioso asustarte…a propósito, han llegado las invitaciones del casamiento de Shampoo. El enlace con Ranma será este fin de semana.

-¡¿EHHHH?! ¡Hip!

Kasumi chasqueó los dedos.

-Repámpanos, no ha funcionado.

El rostro de Akane se puro de un color violáceo. No le había gustado nada la bromita pero se lo perdonaba. Kasumi nunca tenía mala intención .De hecho, no sabía muy bien lo que era eso. Diferente reacción hubiese mostrado si el autor de la chanza hubiese sido alguien de coleta y sentido común nulo.

-Será mejor que me vaya con Tofu. Él me dará un remedio científico y formal –dijo rechinando los dientes, casi como si realmente hubiese sido Ranma y no Kasumi quien se inventó lo del casamiento Saotome-amazónico.

Por el camino, sin embargo, el destino quiso que se topara con quien menos deseaba. A pesar de que se mordió los labios e intentó responder con la cabeza y sin palabras, al final ocurrió lo inevitable.

-¡Hip!

-¡Oh! ¡Tienes hipo! ¿Sabes? Conozco un remedio muy bueno…

-…¡NO! –le interrumpió-. Nada de bobadas. Me iré con Tof¡hip! Ël sabrá qué hacer.

Ranma se encogió de hombros.

-Vale.

-¿Vale? No me mientas. Entiéndelo, Ranma. ¡No quiero que me asustes! No me gusta Halloween. Y no me parecen graciosas tus bromitas.

Ranma se llevó una mano a la cabeza.

-De acuerdo. De acuerdo. No era eso pero de acuerdo. Vete con Tofu. Por una vez que me ofrezco ayudarte…

De camino a la consulta de Tofu tuvo que aguantar los sanos consejos de Sayuri sobre el poder mental y de Yuka sobre el yoga para eliminar todo tipo de disrupción corporal.

Ya con Tofu, el buen galeno le examinó la garganta y el pecho con el estetoscopio.

-Solo es hipo. Se irá solo…

-Ya, doctor…-le miró con ojitos suplicantes-. Es que es Halloween. Ya sabe. Ranma es tan infantil…

-Claro, claro –meneó la cabeza Tofu con signo de reprobación-. Te entiendo. En tal caso, ¿qué tal si pruebas este jarabe? –lo vertió en una cucharita y esperó a que lo ingiriera-…no, no, espera…me he equivocado…¿ya lo has tragado? Creo que… era venenoso.

-Yo…sí…me lo he…¡Hip!

-¡Caramba! No ha funcionado.

Desde luego, Akane salió de la consulta tan iracunda y furiosa que a punto estuvo de darle con el mazo a Tofu por error.

Caramba con el doctorcito de pacotilla –pensaba Akane mientras volvió al Dojo a marcha forzada-…al final parecía un Ranma más disfrazado con bata. Todos los hombres son imaduros. Hasta el doctor.

Ya de regreso en el Dojo, Ranma le esperaba en la puerta con los brazos cruzados.

-¿Qué quieres?

-Nada. Hace frío y es tarde. Estaba preocupado por ti.

-Estohip bien. ¡Hip!

Entonces Ranma le cogió de la mano imitando la pose de Tofu al examinarla. –Ya veo –dijo-. Todavía sigues igual –le puso dos dedos sobre la garganta y le pidió que tosiera-. Está claro que puedo ayudarte si lo deseas.

Akane se dejaba hacer, confundida. Esperaba que aquello despertara la vena infantil de Ranma. Jamás la de "pervertido".

-Hip.

-Ya estoy harto. Esto se arregla así de fácil.

Los labios de Ranma se aproximaron a los de Akane con decisión.

¿Por qué no? –pensó Akane-. Si ya somos prometinovios.

Un minuto después, Ranma preguntó.

-¿Qué tal? ¿A que no se te había ocurrido mantener la respiración por tanto tiempo?

Akane no contestó. De enterarse Nabiki que la cura para el hipo era el café, sería capaz de abrir una franquicia de cafeterias por todo Japón: Saotobucks Coffee. Mejor mantenerlo como un secreto de Halloween.

Fin de la historia bonus.


Comentarios

Estimado LuyyiAVG. De acuerdo, no hacía falta. Ranma es así. Pero yo necesitaba que se amigaran pronto para que Akane pudiera ayudarlo en este capítulo a ganar. Por lo que dices en este comentario, imagino que por muchas razones disfrutarás de este especial.

Estimada Daia. Saludos. A mi también me gusta la inocencia de Ranma y Akane.

Estimada Akyfin02. Chihuahas, salchichas…nada pueden hacer contra un quelonio entrenado.

PS: No la animes a Minefine7 que ayer le vino la regla y no, no es "alegre". Lástima. Otra vez será.

Estimada Ai. Responde Ibuki: en la mano, por supuesto.

Sí, era una buena solución lo de Takahashi. La pista paternal daba para eso. Fue sin querer.

A Ranma le gusta que le perdonen. Es un perdonado patológico.

Sí lo de los 1000 reviews y los 100 capítulos es un objetivo. Pero muy difícil. Para conseguirlo me tendría que aparecer alguna lectora más como evanmychem, Daia o Chikibell que comenzaron hace poco a comentarme los capítulos desde el principio. Igual más que la cantidad de reviews, lo que hace ilusión es precisamente que aparezcan lectores nuevos que disfruten de mis historias.

Siento haber lastimado tus sentimientos akaniles. Seguro que te sabes de memoria los dos mangas por igual y que le tienes el mismo cariño a unos personajes que a otros. Aún así, algún día me planteo escribir un fic de Inuyasha. Aquí y entre nosotros, me conozco mejor los detalles de los personajes secundarios de Inuyasha que de los de Ranma.

Estimada Minefine7. ¿Entonces por qué no recuerdo que ni una sola vez hayas estado enojada conmigo mucho tiempo?

¿Te has puesto a pensar que es Ranma el que se sienta con la chinita?