Yo he matado a Ranma Saotome. Final.
¿Qué es la sangre, su Señoría? ¿Un líquido? ¿Ketchup? ¿Agua con colorante? ¿Qué la hace tan especial? Para mí es uno de los entes más irónicos que han existido jamás. Por un lado, se trata, sin duda, del sinónimo de vida más reconocido por los humanos. Sin ella, no daríamos ni un paso. Por otro, todos le tememos como a un signo de muerte. La queremos, la necesitamos, pero no deseamos verla ni en foto. En este sentido somos más avaros y codiciosos que con el dinero. No regalaríamos ni una gota de ella sin una muy buena razón. Y por supuesto, casi siempre que lo hacemos, pretendemos una paga a cambio. Si a eso le sumamos que el corazón, su casa y motor, es considerado un símbolo de vida pero también de amor, hay que reconocer que su importancia es capital tanto fisiológicamente como fuente de inspiración para literatos y poetas. Lo que yo no sabía, sin embargo, es que allí, en la química secreta de la sangre, se desenvolvía el proceso mismo de la reencarnación. Por eso me extrañó tanto lo que pasó a continuación. Del corazón herido de Ranmakán obviamente pendían infinitos hilillos de sangre. Normal. Lo que no me lo parecía tanto era lo otro…lo de Akane. Después de todo se trataba madera muerta. Nada tenía que brotar de ella y de hacerlo, sería savia, nunca sangre.
-Veo que te sorprendes, hija –adoptó Anticlímax nuevamente un tono paternal apenas notó mi expresión de sorpresa por la espesa masa roja que iba creciendo y creciendo alrededor de todo el diámetro de los pedazos flotantes del respaldo.
-¿Qué es eso? –la señalé- ¿Sangre?
-Más o menos –me guiñó un ojo-.. Se trata de esencia de vida. En nuestra forma espectral podemos verla. En eso consiste la reencarnación. Cambian los cuerpos pero la esencia, el alma, se mantiene. Y esta energía vital se sostiene en la sangre. Ahora que han perecido, poco a poco va escapando la esencia hasta que no quede nada. Luego se transforma en la estrella nubosa que tú conoces y vuelve al Más Allá.
Mi padre se acercó hasta ambos "cuerpos" y realizó un laborioso trabajo de recogida en sendos frasquitos.
-¿Qué haces?
-Es obvio, hija, obvio. E irónico. No puedo matar lo eterno pero puedo atraparlo. Dilatar el proceso a placer.
-¿Entonces ya no reencarnarán?
-No –repuso con una expresión entre orgullosa y melancólica-. Ahora son míos. Para mi colección. Creo que los guardaré al lado del frasquito de Yuko.
Un temblor horripilante recorrió todo mi cuerpo empezando por la espina dorsal y extendiéndose de improviso a las extremidades. ¿Había oído bien? ¿Mi padre guardaba la esencia de mamá en un frasquito? ¿Ese era el castigo por olvidarle?
Para cuando habíamos terminado nuestra pequeña e insignificante plática sobre nada más y nada menos que el destino de dos almas enamoradas y de mi madre, nuestro cuerpo celestial ya era olisqueado por el Devorador de Almas en el Más Allá.
-Tranquila, volamos bajo pero no nos morderá. Por alguna razón, le caigo bien a ese chucho.
Sí, ya. Me lo creía. Eran igual de monstruosos. Pero, ¿por qué volábamos tan bajo? Yo por acompañarle. ¿Y él? A lo mejor la inminente condena eterna era parte del castigo por ser tan cruel.
-¿Sabes qué? Creo que dejaré estos cuerpos secos sobre los otros. Total, sin esencia vital el can infernal no se interesará por ellos.
¿Los otros? ¿Qué otros? Aquellas preguntas se respondieron solas a continuación. Volábamos tan bajo que la neblina gélida del suelo del Más Allá congelaba la parte inferior de mi alma. La superior, por el contrario, se mantenía caliente como ya dije, debido a la constante respiración del ser más anciano del universo. Yo diría que nos desplazábamos a escasos centímetros del fondo. Al menos podía ver frente a mis ojos una especie de luengos troncos afilados de color negro que se movían con nosotros; a la postre, descubrí que se trataban de sus enormes pezuñas. Y finalmente, luego de desplazarnos por unos meros kilómetros a velocidad de vértigo, las astillas del árbol del amor y la melena desecha de Ranmakán cayeron sobre los cuerpos inertes de Ranma y Akane. Ambos pares de enamorados quedaron amontonados de mala manera como si el suelo del Más Allá se tratara de un mero contenedor de basura.
-Ahora papá tiene que ir a catalogar sus nuevos especimenes y colocarlos en sus respectivas estanterías. Intenta no reencarnar en nada con vagina por favor. ¿Qué te parece una montaña como tu hermana Ikubi? Llevo seis milenios sin preocuparme por ella.
Y se marchó, su Señoría, sin darme tiempo a lamentarme por los cuerpos de mis héroes, preguntarle por mamá ni contarle lo que cierto minero hentai le hace a mi hermana cuando él no mira. De pronto, cuando ya estaba por cerrar los ojos para esperar que una nueva vida se apoderara de mis recuerdos, una voz de tono atroz pero de articulación extremadamente lenta y suave, casi maternal, se dirigió a mi. Era para mi sorpresa la del Devorador de Almas.
-Niña, podrías darme algo de comer. Tu padre solo pasa por aquí para tirar desechos, el muy maleducado.
Volteé la cabeza hacia arriba y por primera vez le vi de cerca. Su cara parecía de piedra. Obviamente no lo era, pero lo parecía. La oscuridad y el frío habían esculpido sus rasgos durante eternos siglos concatenados. ¿De qué valía ser inmortal si uno estaba condenado a aburrirse por siempre sufriendo todo tipo de privaciones? Solo el Devorador de Almas lo sabía…
-No tengo nada que ofrecerte…solo mi alma aunque preferiría que no lo hicieras.
-Puajjj, ¿cómo demonios pretendes que coma algo así? Soy un perro. Quiero un hueso.
¿A usted le parece, su Señoría? Tantos siglos temiéndole y resulta que el señorito no devoraba almas. Solo tenía ese nombre porque a un Dios (no voy a decir quién) le parecía divertido e irónico que un perro llamado así, no se alimentara de lo que su nombre prometía. En todo caso, y para abreviar el cuento, tuve que optar entre amputar una tibia a Ranmakán o Ranma y a último momento y recurriendo a toda mi astucia femenina, me decidí por coger el pañuelo pirata de Ranmakán que llevaba el típico dibujo de la calavera y los huesos cruzados. Luego se la entregué. El viejo y casi ciego perro masticó el "manjar" con alegría. Hacía tantos siglos que no saboreaba nada similar que le parecía delicioso. Además, entre esas fauces probablemente los huesos más fuertes también se hubieran deshecho con la ligereza con la que lo hizo el pañuelo. Difícil que notara la diferencia.
-Gracias, niña. Te debo una. A propósito, ¿tienes idea de por qué ese cuerpo sin vida a veces parece como si se moviera? Es muy raro. Estoy seguro de que está muerto. Al fin y al cabo, diagnosticar eso es mi trabajo desde el principio de los tiempos. Pero también estoy seguro de que se mueve. Por muy ciego que esté no dejo de ser un perro. Tengo mi instinto.
Intuición masculina perruna –pensé, su Señoría, sin hacerle mucho caso-. Tan fiable como promesa de un Dios o de un político. Ahora que lo pienso, quizá por eso será que los políticos se creen dioses. O que a los dioses les gusta hacer política. Iróni…perdone, su Señoría, ya sabe…en el fondo llevo parte de sus genes. Como iba diciendo, continué flotando por mi camino sin hacer mucho caso al Devorador de Almas. Lo último que recordaba de aquellos cuerpos era que estaban muy fríos y por supuesto muertos, por eso me había hecho gracia que el brazo derecho de Ranma se apoyara sobre el torso de Akane como intentando abrigarla. Ahora que lo recordaba, al registrarlos los había desacomodado. La una había quedado inerte sobre unas piedras y el otro, bastante más lejos dentro de una especie de hendidura en el suelo. Decidí volver. Si tenían que arribar a tan trágico final al menos que quedaran por siempre abrazados. Recorrí el camino inverso sobrevolando todo tipo de porquerías –efectivamente mi padre utilizaba aquel sitio como vertedero- hasta que oí bufar complacido al Devorador de Almas. Efectivamente Ranma y Akane, mejor dicho, los cuerpos muertos, inertes e inanimados de Ranma y Akane, se había vuelto a juntar y abrazar como por arte de magia. ¿Hechizo o amor infinito que trascendía la muerte, el tiempo y el espacio, su Señoría? ¿O a lo mejor, ironías del destino?
-¡Sabía que se movían! –volvió a bufar-. Hasta yo lo he notado. Está claro. Son los de la profecía. La reencarnación del amor absoluto, Akanioja y Ranmiojo.
Sí, sí, Señor Juez, no hacía falta ser un erudito inmortal para sospechar, con esos nombres, que había alguna relación. Tampoco hay que ponerse en exigentes. Se trataba en el fondo de un perro. Bastante que hablaba.
-¿Esos quiénes son? –le pregunté.
-Se supone que los primeros grandes enamorados. Los inmortales que garantizan el buen final de toda historia de amor pura. Los verdaderos y únicos enamorados, de los que se dice, todos los demás son simples encarnaciones.
-¿Adanma y Akaneva?
-No, no, niña –meneó la cabeza con su grueso cuello de perro gigante-. Esos son humanos. ¿No has aprendido nada todavía? Estoy hablando de entes mucho más antiguos y por supuesto, sin las imperfecciones de los humanos.
La conversación más bizarra y vital que tuviera en toda mi vida, más aún de la que había mantenido anteriormente con Anticlímax se truncó de pronto por la urgencia de los acontecimientos. Ranma por fin se incorporaba con cara de confundido. Y luego, hacía lo propio, Akane. De sobra sabía que por muy terrible que fuera el escenario y románticas, las condiciones en que habían despertado, si les dejaba hablar, el primero diría algo de más y la segunda le mandaría volar bien lejos. No podía darme ese lujo. Así que antes de que pudieran ni pestañear, les narré toda la historia desde que mi padre les matara, pasando por lo de Ranmakán y la "E" y terminando en mi conversación con el Devorador de Almas. Akane se sonrojó.
-¿Te enamoraste de mi siendo una tabla?
-Sí –repuso el muchacho echándose los brazos a la espalda y mirando hacia otro lado-, y Ranmakán también lo hizo de una.
Una llama de furia capaz de derretir el gélido hielo de las profundidades del Más Allá rodeó la cabeza de Akane.
-¿Qué insinúas?
-Nada, nada, pecho plano. Busquemos a Anticlímax.
El Devorador de Almas se agachó hasta casi apoyar sus labios de perro sobre mi cuerpo celestial.
-¿Y estos son la reencarnación del amor absoluto? No me extraña que el Dios de la ironía se haya prendado de ellos.
En este momento, su Señoría, tengo que hacerle una pregunta. Está claro que si me ha permitido llegar hasta aquí es porque o está muuuy aburrido o porque intuye que radica algo de verdad en mis afirmaciones. En todo caso, sea cual sea la razón, es posible que acceda a responderme: ¿Ha visto o leído alguna vez Inuyasha? ¿Qué opina de Myoga, la pulga que acompaña al protagonista? ¿Sabe, al menos, que su nombre significa literalmente "ayuda invisible y divina"? Pues aunque se trata de un dato muchísimo menos conocido, Ranma también disponía de un insecto que le protegía…mejor dicho de dos: los piojos pro-Shampoo.
La primera vez que me pareció verlos, fue en el mismísimo instante en que narraba a los enamorados los acontecimientos de sus vidas pasadas. Fue algo así como un leve resplandor divino en su cabellera. La segunda fue efectivamente mientras caminábamos por el valle infernal en busca de alguna montaña que nos permitiera acercarnos al hogar de Anticlímax, y él se animó a preguntarme.
-¿Cómo es que estamos vivos? ¿No se supone que tu padre nos quitó toda nuestra esencia vital?
Fue en ese preciso momento que hicieron su aparición y contestaron por mí. Dos diminutísimos entes se posaron sobre los hombros de Ranma y Akane. El primero, un piojo pro-Shampoo de finos modales y mirada extraviada, hizo una reverencia.
-Seguís vivos gracias a nosotros, amo Ranma. Akanioja y yo les quitamos un poco de sangre a cada uno antes de morir y luego se la devolvimos. No fue tan difícil. Quitar y poner sangre es lo que mejor sabemos hacer.
-¿Cómo? –les pregunté angustiada-. La sangre y la esencia vital no son exactamente lo mismo. Solo una encarnación de ellos podría haberles devuelto la vida con una acción tan simple.
-Eso mismo, querida –sonrió Akanioja-. Esos chicos son como hijos nuestros. Nuestras encarnaciones 888 y 900. Serán tontos, orgullosos y desesperadamente lentos, pero compartimos un mismo ADN. Mejor dicho, una misma esencia vital. Por eso podemos alimentarnos de ellos y eventualmente devolverles su sangre sin problemas.
Entonces Akane sacó a revolear su bonito mazo y les apuntó con él.
-Ajá, ¿con que nuestros antepasados, eh…? ¿Y POR QUÉ SOIS PROSHAMPOO SI SE PUEDE SABER? ¿Tan mala soy que no me quiere con Ranma ni mi propio yo primordial?
-Es culpa de este –señaló Akanioja a Ramniojo-. Dice que Ranma solo actúa por oposición a algo. Desde que somos pro-Shampoo no la puede ni ver…estem…no hay de qué, guapa.
Akane se rascó la cabeza (ojo, porque estaba pensando; nada más que por eso; no se vaya a creer otra cosa, su Señoría).
-Sigo sin entenderlo. Si somos reencarnaciones vuestras, ¿cómo es que coincidimos en un mismo tiempo y espacio?
Ranmiojo saltó hasta el hombro de Akane y se sentó junto a su pareja eterna.
-Los piojos somos inmortales. Creo que ese detalle es evidente y explica muy bien por qué sobrevivimos a todo tipo de desparasitador que los torpes humanos inventen. Además, somos los primeros y verdaderos. Anticlímax va a por nosotros. Los que nos amamos desde el principio de los tiempos. Todos vosotros, sois por llamarlo así, fantasmas nuestros. Copias imperfectas de nuestro amor.
-¿Y no os peleáis? –preguntó Ranma incrédulo.
-Para nada. Fíjate: Akanioja, eres una pecho plano.
-Los piojos no tenemos pechos –repuso su alma gemela.
-Ah, claro, perdón –dudó Ranmiojo-. Estem…tus comidas son veneno para mi sistema digestivo.
-Los piojos no cocinamos ni tenemos sistema digestivo. ¿Lo ves? No tenemos razones para pelear. Son los humanos los que complican las cosas innecesariamente.
La conversación era amena y divertida pero no teníamos tiempo. Anticlímax pronto descubriría que seguían con vida y vendría a rematarles. El curioso equipo que formábamos una semidiosa como yo, el Devorador de Almas, Ranma, Akane y los piojos pro-Shampoo tenía que tomarle por sorpresa en un ataque fulminante. ¿El objetivo, su Señoría? Recuperar la esencia vital de todos sus prisioneros. Entre ellas, las de mis héroes y claro está, la de mi madre. Por tanto, cuando noté que Ranma se iba por las ramas y empezaba a preguntarle a Ranmiojo cosas que no venían al caso como: "Si un piojo bebe la sangre de Drácula mientras este está hincándole los colmillos a una doncella, ¿puede considerarse a la acción "metavampirismo"?", hice a un lado a Akanioja y le realicé la pregunta que realmente necesitaba hacerse:
-Sigo sin entenderlo. Los piojos sois parásitos. Se supone que necesitáis de un ser vivo para sobrevivir. ¿Cómo es que sois los primeros?
-Es obvio, chica. Nuestro primer hogar fue la cabellera de un Dios. Por eso somos inmortales. Porque bebimos de su sangre.
Y no hizo falta decir más. Los piojos pro-Shampoo, los archienemigos de mi padre, habían adquirido sus poderes semidivinos precisamente de él. Hecho de suprema ironía, acorde con todas las acciones de mi padre.
Más allá, Ranma y Ranmiojo seguían con su estúpido debate. El de la coleta ya se había puesto sus gafas y leía unas notas que había sacado de wikipedia.
-En lógica y filosofía del lenguaje, un metalenguaje es un lenguaje que se usa para hablar acerca de otro lenguaje. Por ejemplo, "hablar se escribe con h" o "las letras http son siglas del inglés que en español significa protocolo de transferencia de hipertexto". Incluso podría usarse un lenguaje para hablar de un lenguaje que habla sobre otro lenguaje –Ranma levantó la vista, intrigado-. ¿Y si la doncella fuera una abogada? ¿Se trataría de "meta-meta-vampirismo"?
Akanioja se posó sobre el hombro de Akane y le susurró al oído.
-Ya lo ves. Tu Ranma no es el único ser sobre la Tierra capaz de aplicar apasionadamente un concepto más o menos complejo en una idiotez sin sentido.
-Y tanto. Con lo bonito y filosófico que hubiese sido aplicar el concepto de metalenguaje a las reencarnaciones o al tema de la diferencia de status entre humanos y dioses. Lo tenía todo tan preparado para decir algo inteligente sin casi esforzarse.
Los dos eslabones de la infinita cadena de sucesivas transformaciones de una misma esencia, Akane y Akanioja, sonrieron hermanadas en la comprensión mutua. Ranma y Ranmiojo también sonreían. Por fin habían llegado a una misma conclusión: de tener los piojos pelo, la sucesión de vampirismo sería eterna como lo eran las encarnaciones. Cada micro-ser sería más pequeño que el anterior y por tanto, necesitaría una ínfima parte de la gota de sangre que había chupado el otro, gota que se subdividiría eternamente en unidades más pequeñas de sí misma. A propósito, Señor Juez, ¿qué piojo cree que será usted en la infinita escala de encarnaciones? ¿Da igual, no? Somos desde el inicio de los tiempos, insignificantes. Y sin embargo, compartimos todos, parte de la misma esencia primigenia que se ha ido trasmitiendo de cuerpo en cuerpo desde el inicio de los tiempos. Somos parásitos de la creación y al mismo tiempo, su razón de ser. Irrelevantes como unidad, pero coparticipes de la grandeza de la existencia y de la vida. Se preguntará usted, por tanto, su Señoría, qué lugar tiene el amor en esta maraña de relaciones vitales e ínfimas. Yo diría que es el cemento que le da consistencia al Universo. Lo que impide que digamos que todo vale y nada importa. Lo que nos hace sentir uno con el Todo creador y recordar, aunque sea por un instante, que alguna vez, fuimos parte de esa unidad primordial del inicio de los tiempos. Un hombre enamorado es tan poderoso como un Dios. Y esto ya no es ironía. Se trata de ciencia pura. Tan grande es el amor que incluso puede explicarse con Drácula -un monstruo horrible- y con unos piojos, animales normalmente detestables y que jamás han tenido cabida en una novelita rosa. Incluso yo, una Ibuki hecha y derecha, me siento con derecho de trascender mis pecados de vidas pasadas con una gran historia de amor que todo lo borre y justifique.
Mientras pensaba en todas estas cosas, inadvertidamente mi pies se había separado del suelo y flotaban elevándose poco a poco hacía el cielo de los dioses. Entonces lo entendí. No nos encumbrábamos o hundíamos según nuestros éxitos amorosos en vida. Simplemente, nuestra altitud dependía del grado de consciencia sobre cómo funciona el Universo. En eso consiste el ser Dioses después de todo. A lo largo de la historia de la humanidad ha habido millones de hombres y mujeres que han amado y creído en el amor hasta la médula. Solo unos pocos como yo, sin embargo, lograban ir más allá de su propia historia de amor y comprendía que todo se interrelaciona. No bastaba con amar y entregarse al amor. Para trascender, se necesitaba tener la fuerte convicción de que se puede trazar un camino propio en este loco Universo de destinos predeterminados. Mi tonto y ridículo deseo de redimirme a través del amor luego de tomar consciencia de cómo funcionaba todo, había bastado para que comenzara a elevarme. Los piojos pro-Shampoo se habían montado sobre mis hombros y los tontos enamorados me acompañaban impulsados por sus propias convicciones. El Devorador de Almas nos miraba partir con infinita tristeza. Volvía a quedarse solo. No necesitaba decirlo para que lo supiera pero aún así lo dijo.
-Suerte, niña. Creo en ti. Tú puedes cambiarlo todo.
Me despedí de él prometiéndome a mi misma que si conseguía convertirme en una diosa completa, volvería a extirparle una costilla con la que crearle una Devoradora de Almas guapa. Promesa que en el futuro se reveló como sumamente irónica.
Poco después, comenzamos a atravesar por fin las nubes que limitaban el espacio del Más Allá destinado a los mortales y el destinado a los Dioses. Pronto estaría todo resuelto. Confiaba ciegamente en aquellos otros seres divinos que no conocía. Mi padre era un insensato solamente por el rol que le había tocado a la hora de repartir poderes cósmicos. Los demás, seguramente serían serios, maduros y responsables. Mi única misión sería chivarme como la niña consentida que todavía era y esperar a que los poderosos colegas de mi padre hicieran el trabajo sucio por mí.
El largo de aquella zona nubosa era sorprendentemente extenso. Tanto que más de una vez llegamos a dudar si aquello tendría fin. Si no se trataría de un timo más del Dios de la ironía. Sin embargo, no nos rendimos. Salvaría a mi madre a como diera lugar. La densidad de vapor de agua era tal que casi no podíamos ver nada. Solo oscuridad que se hacía más o menos potente en algunos sitios concretos. Cuando arribamos al sector más oscuro de todos, mi cabeza chocó con una especie de material duro y junto a él, un picaporte. La puerta espectral se deslizaba en posición horizontal en lugar del acostumbrado vertical. ¿Por qué no? La verticalidad es para los tontos humanos que no saben volar. Luego, accedimos a un diminuto cuarto de dos metros cuadrados. Allí solo habitaba Anticlímax y una pequeñísima estantería con las famosas esencias.
-¿Qué es esto? ¿Dónde estamos?
-En el Paraíso.
-¿Solo esto? –pregunté sorprendida.
-Sí, ¿Qué esperabas? ¿Una mega-ciudad repleta de tesoros y riquezas? Un Dios no necesita de mayor opulencia que su propia compañía. ¿Irónico, verdad?
-¿Y los demás? ¿No vas a decirme ahora que tú eres el único Dios y responsable de todo lo que ocurre allí abajo?
-¿Irónico, verdad?
Sí que lo era, Señor Juez. Todo, absolutamente todo lo que conocemos es y ha sido regentado desde un cuartucho de oficinista amargado por un Dios psicópata y al que le falta un tornillo.
-¿Tú eres el único Dios? –le insistí, angustiada-. ¿El responsable final de todo el Universo? Pero si estás chalado.
-Claro, mi niña –me respondió con cierta seriedad-. No me digas que recién ahora lo notas. Mira el mundo. Obsérvalo bien. Con Inocencia y objetividad. ¿No ves que es un mundo loco, imprevisible, irónico y anárquico? No existe el amor, ni la trascendencia, ni el dolor, ni nada. Solo una serie de acontecimientos tan irracionales, válidos y poco relevantes como cualquier otro tipo de sucesión de hechos arbitrarios. ¿Qué le importa al cavernícola o a Ranma, si Ranmakán se casó con Shampianne, se salvó con su barco fetiche o murieron ambos en el intento? Nada. Lo vital para uno es irrelevante para el otro. Y viceversa. Todo da igual. Incluso si alguien en ese entonces hubiese llamado a Shampianne "Shampoo" por accidente, ninguno de los marineros hubiese dicho nada. Somos todos figuritas o cromos intercambiables. Tan válido o inválido uno como otro. A nadie le interesa realmente la vida del prójimo. Solo la propia. ¿O acaso realmente crees que a alguno de ellos –señaló a Ranma, Akane y a los piojos- le importa realmente lo que le pasó a tu madre? Esos te acompañan porque les conviene. Recuperadas sus esencias te abandonarán como lo hacen todos.
Supongo que tenía razón, Señor Juez. Probablemente, cuando usted haya dictado sentencia, da igual si favorable o no, nuestros caminos ya no volverán a cruzarse. La dinámica de las relaciones humanas ha seguido siempre esta tónica. Podíamos realizar a lo largo de nuestra vida, infinitos intercambios de tiempo, mercancías o servicios con gente sin rostro en nuestra memoria y luego olvidarles por completo. El trato podría haber sido cordial o violento pero casi siempre efímero. Las circunstancias, así mismo, a veces nos empujaban a arriesgar la vida por alguien y al instante siguiente a no volver a verle. ¿Cómo creer en el destino y la fuerza del amor si el garante de esos grandes entes era Anticlímax?
-¿Entonces? –le pregunté- ¿Por qué has hecho todo esto? Ya he descubierto que no existen los dioses que juzgan el amor de los humanos, ni la trascendencia espiritual que se suponía que podían ganar. También sé que el Devorador de Almas no se alimenta realmente de ellas. ¿A qué vienen tantas patrañas? ¿Por qué les has atacado? ¿Por qué, si no son una amenaza real a tu poder, has intentado destruir al amor de Ranma y Akane en sus sucesivas encarnaciones?
-No lo sé. Supongo que por envidia. Un Dios sintiendo celos de unos humanos, ¿iróni…?
-…¡Alto! –le interrumpí-. No mientas más. No puedes sentir celos y sostener al mismo tiempo que todo da igual…a menos que vivas en una contradicción permanente, la mayor de todas, la que provoca todas las ironías: ¡sigues enamorado de mamá! –Anticlímax agachó la cabeza sin responder-. ¡Qué tonta he sido! Cada muletilla, cada estúpida y molesta muletilla era "un amo a tu madre" encubierto. Cada repetición, un pedido de ayuda disfrazado por el ridículo orgullo de un Dios omnipotente que sufre por amor como cualquier ser vivo. Ya sabía, señor Juez, que los de mi familia no somos dados a las muletillas repetitivas…su Señoría.
-Yo…-comenzó a tartamudear- no merezco vuestra ayuda.
Por supuesto que no la merecía. Pero yo sí que merecía a mi madre. Así que volvía a presionarle
-Dime la verdad. ¿Qué pasó?
Entonces, puesto al descubierto, el corazón de mi padre latió por fin con sinceridad. El rostro abandonó la permanente sonrisa socarrona, el tono se hizo más fino y entrecortado y la pose regia dio paso al encorvamiento propio de un poeta flacucho. Más que el ser supremo de toda la creación, parecía un Haiku-kun que había perdido a su musa (aunque dudo que a él le afectara tanto).
Apenas comenzó con su cuento idílico, comenzaron a caer las primeras plimps. Yuko y él, en algún momento habían sido unos simples humanos. No lo sabía, señor Juez. Tampoco sabía que se habían enamorado en el mundo real y que habían vivido intensas aventuras en distintas encarnaciones. Llegado el punto, sus corazones estaban tan sincronizados que nadie hubiese osado sugerir si quiera que no era la mejor y más perfecta pareja que se hubiese formado jamás. No discutían, no podían vivir el uno sin la otra y para colmo, se enfrentaban continuamente a todo tipo de obstáculos que, mientras los superaban, les unían cada vez más.
-Hasta que un día…aparecí aquí –entró de lleno en la parte trágica de la historia-. Por primera vez en siglos me tocaba encarnar lejos de mi amada. Al principio pensé que me había tocado la lotería. Ser en un Dios equivalía a la inmortalidad y la libertad de hacer y deshacer a mi antojo. Ya nunca me tendría que preocupar por nada. Pero…pronto noté que se trataba de una especie de maldición. Yuko ya no me recordaba tan fácilmente. Aunque procurara ocupar el cuerpo de alguien cercano a ella en cada encarnación, nuestros corazones se desincronizaban más y más. Era mi culpa. No es lo mismo morir juntos y reencarnar juntos a que solo uno lo hiciera y el otro le buscara por todo el tiempo y el espacio…hasta que una vez, no sé bien qué me pasó. Si me distraje construyendo una pirámide con alfileres gigantes o cruzando una ballena con una tortuga a fin de generar una especie nueva o tan solo debatiendo con mi buen amigo Yusuf-Den-Parim sobre la escasa calidad artística de los humanos…la cuestión es que Yuko encarnó sin que yo me enterara y luego, le perdí el rastro. Para ese entonces, tú tenías dos añitos. ¿Extraño, verdad?
-Pues sí –le respondí-. Se supone que tienes la capacidad de encontrar a cualquiera sin mucho trabajo.
-A cualquiera no. Solo a los que he memorizado la estructura de su esencia (una especie de huella dactilar a niveles cósmicos). La verdad que lo que sea que me distrajo fue por varios siglos. Ya sabes que para un Dios esa cifra es irrisoria. Y para serte sincero…ya no recuerdo bien cómo era.
Gran despiste, su Señoría, para tratarse del mayor enamorado de todos los tiempos según su propia definición pero creíble. Por muy Dios que fuera, también era un hombre. Sé de buena fuente que cuando Romeo jugaba a las cartas con sus amigos, Julieta desaparecía totalmente de su mente por horas.
Observé la estantería. Allí junto a los frasquitos de Ranma y Akane había uno que ponía Yuko y que contenía apenas unas meras gotas que según él había conservado como regalo de cumpleaños.
-¿Por qué no usas la esencia que tienes guardada de ella? Si abres el frasco, esa porcioncita se reunirá con el resto. Solo tendrías que seguirle el rastro.
Entonces Anticlímax me hizo caso sin pronunciar palabra. Estaba claro que aquella idea ya la había tenido y que realizaba el experimento constantemente.
-No se mueve. ¿Irónico, verdad? Yuko ya no existe en esta dimensión.
Efectivamente, era la única explicación. Se había literalmente esfumado. La otra, que hubiese encarnado también en un ser inmortal que no necesitara de toda su esencia vital para sobrevivir, me resultaba imposible. Solo existían cuatro entes inmortales conocidos: el propio Anticlímax, los dos piojos pro-Shampoo y…
-Papá, perdona la indiscreción…pero ¿le has mirado en alguna ocasión la entrepierna al Devorador de Almas?
-Por Dios, hija, no. ¡Qué asco!
-¿O sea –pregunté satisfecha de mi inteligencia- que no has comprobado nunca si es macho o hembra?
¿Qué opina, su Señoría? ¿El Dios celestial de las alturas del Paraíso y el can demoníaco de las profundidades del Más Allá? Ya imaginará lo que dijo mi padre cuando le insinué la posibilidad…y su alborozo. Literalmente daba pequeños saltitos sobre uno y otro pie. El único problema era que ya había pasado demasiado tiempo separados, para volver a sincronizar los corazones tenían que volver a morir y reencarnar. Imposible siendo inmortales.
-¿Un mundo sin dioses? –dijo un Anticlímax inusualmente locuaz y entusiasmado cuando le sugerí mi idea de volver a encarnar en un humano-. No se me ocurre nada más irónico que eso. Pero solo hay una forma de matar a un Dios. Lo que le ocurrió a mi antecesor y probablemente al primer Devorador de Almas. Morir de aburrimiento.
Y al fin, su Señoría, comprobé que realmente existía el destino y el amor. ¿Cómo explicar entonces la presencia de Ranma y Akane, usuales protagonistas de tantas aventuras, en esta sin haber hecho nada relevante hasta el momento? ¿Por qué casualmente estaban allí si no era para dar un final feliz a toda la historia? A continuación, Anticlímax, el Dios que estaba por resignar su inmortalidad por amor, y todos los demás descendimos hasta las profundidades. La Devoradora de Almas no entendía muy bien lo que pasaba. Para ella éramos tan solo unos extraños que le visitábamos cada tanto pero no le molestó la compañía. Luego Ranma volvió a extraer su serie de impresos de wikipedia y comenzó a leerles a la pareja de ex-enamorados sus nuevas teorías a medio redactar.
-Tesis sobre el Metavampirismo. Capítulo 1. Las diferentes especies de murciélagos y su diferencias…
Media hora después el gigantesco Can y el Dios de la Ironía caían rendidos y abrazados. La única fuerza más potente que el amor y la eternidad de un Dios le había atravesado la existencia, el aburrimiento. Y si no me cree, su Señoría, piénselo bien. ¿Cuántos escritores existen ya en miles de años de humanidad? ¿Cuántos libros? Y sin embargo, ni todos ellos juntos logran vencerle. El aburrimiento podrá detenerse momentáneamente pero siempre vuelve. Existe en todo ser vivo y no nos abandona hasta la muerte.
Aunque no he llegado a comprobarlo, según Ranmiojo y Akanioja, mis padres han reencarnado en el futuro, juntos y felices. Ya les volveré a ver cuando muera…mientras tanto, aprovecharé que ya no puede controlarme para vivir una vida libre y plena.
Y por fin di por terminado mi extenso monólogo. El famoso Señor Juez, resoplaba sobre su silla de la justicia mientras apretaba el mazo con más furia que la peliazul cuando se sentía engañada.
-¿O sea que Ranma y Akane están vivos, sanos y salvos?
-Sí, su Señoría –le repuse.
-¿Y pretende que le perdone esta multa de tráfico en virtud de la terrible vida que le ha tocado vivir?
-Efectivamente. Eso dice mi abogada, Nabiki Tendo. Dadas las experiencias traumáticas que he vivido, ¿no es normal que me distraiga unos segundos justo frente a un semáforo en rojo y lo cruce inadvertidamente?
-Tiene lógica. ABSUELTA.
Fin
PS: Me retiré tan feliz y emocionada por librarme de pagar la dichosa multita de 1.000 yens que tardé en advertir que la cuenta por los servicios legales de Nabiki ascendía a más de 10.000. ¿Irónico, verdad?
Historia bonus
El metavampirismo
Como siempre, como con todas las (perdonad mi argentinismo) boludeces que me invento, resulta que ya existe el término. Cito textualmente a una tal Ana Martínez Casas: "he llamado metavampirismo, o hipervampirismo, a la corriente de la literatura vampírica que reflexiona y tiende a cuestionar las características biológicas de los vampiros como las únicas determinantes distintivas de su naturaleza. Es decir, su objetivo es que el fondo y la forma del texto experimenten con las facetas que las obras canónicas, hijas del isomorfismo vampírico (otro término que he inventado), han desconocido".
No, no, no. Perdóname Ana, pero no. No hay derecho y me da igual que lo hayas inventado antes. El término es de Ranma y tiene el significado que le di yo. Si ni siquiera se entiende a qué te referís o a lo mejor sí; me dormí a la mitad del párrafo.
Diferente es lo del fic de 3R sobre Buffy de 2011. ¿Qué puedo decir? Está en fanfiction. Es por tanto de un colega… ¿debería rendirme? ¿Resignar el término a otro solo porque se le ocurrió antes? Yo creo que si los escritores de antes del siglo XX hubiesen dispuesto de acceso ilimitado a Internet como nosotros, la mayoría de sus obras serían diferentes.
En todo caso, vamos a lo realmente importante: página siete del buscador de google: "Metavampiros nivel 1 No tienes YoSoys". No tengo ni idea de qué significa y no pienso meterme en la página para enterarme. Tengo miedo de arruinarla. Así, fuera de contexto, es…es…es tan bonita y misteriosa que me da ganas de derramar plimps. Da para que Ranmiojo y Ranma debatan por siglos.
Sin contar que en 2008 se estrenó una obra escolar en Cádiz a la que acudieron 400 personas titulada "Metavampirismo avanzado". Estoy empezando a tirar la toalla. Está claro que es imposible inventar algo que no exista por ridículo, rebuscado y extravagante que sea un término. La cultura está saturada. Antes que crear hay que empezar a destruir cosas. Viva el anarquismo…
Pero no. No es así el oficio de escribir. Quien escriba para ser original o el más original pierde el tiempo. Todos somos originales y en el mismo grado. Incluso quien plagia palabra por palabra a otro es, en última instancia, original. No importa cuan repetido sea un tema o la forma de abordarlo, será único, como únicos somos todos. A lo sumo, la originalidad es un rasgo y nunca un objetivo. Renunciar a escribir algo porque ya está escrito es como decir: "yo no pienso enamorarme porque ya lo han hecho otros" o yo no pienso enamorarme porque nunca seré tan delicado en el sentir como la parejita de moda". Escribir, enamorarse, vivir, soñar, etc. son derechos universales íntimos. Así pues. Tendrás o no tendrás hijos teniendo en cuenta tus deseos de ser padre, el momento y tu nivel de madurez. Nunca según lo que hagan o piensen los demás. Te casarás o no con tu esposo/a si crees que el/ella es perfecto para ti. El resto de matrimonios aunque parezcan idénticos al tuyo, ten por seguro que en esencia no lo son. Como el que plagia palabra por palabra una obra y obtiene sin embargo un escrito único, el matrimonio y la familia es algo singular y diferente en cada caso.
A propósito…no existe "metaplimp". JA. SOY ORIGINAL.
Historia bonus dedicada a la Guest nocturna.
Comentarios
Estimada Ai. No pasa nada. Hay mandamientos que nacen para romperse y otros para respetarse por siempre y este es uno de esos. Me alegro de haberme esperado un poco para publicar. Sí, lo de Akane=barco era un poco obvio. Nada que ver con el final que es bastante...raro...e imprevisible.
No te la agarres con Anticlimax que en el fondo es un buenazo...sanguinario...pero buenazo.
Bulmita es muy sabia cuando no llora. Lástima que eso sucede muy pocas veces al día. Ya madurará.
¿27 años dije? Quise decir 127. En el fondo y aunque diga eso estoy resignadísimo. Sé que va a hacer lo que quiera.
¡Era broma! Por supuesto que era Zak. A propósito: si Ranma confunde a Efron con Saffron dado la similitud en los nombres y lo ataca ¿de qué lado te pones?
Sí, creo que era así lo de Ibuki y Sayuri.
Estimada evanmychem (cap. 74). Y eso que nunca vi una telenovela...bueno, un poco de Betty, la fea que era bastante divertida y de Celeste, Siempre Celeste no me acuerdo bien por qué. Creo que justo habían matado a Goku y me puse en huelga de Dragon Ball creyendo que ya no volvía. ¿O era Optimus Prime de los Transformers? La cuestión es que luego de ver diez capítulos aprendí que hay cosas peores que la muerte temporal de un superhéroe. Ahora que me acuerdo todavía debo la versión ultratelenovelesca de Ranma 1/2. Tenía escrito por allí medio capítulo que no pasó la censura...ahora a lo mejor sí. Noto a Minefine7 un poco más laxa últimamente y este capítulo es la prueba viviente de que ya puedo escribir cualquier cosa que me responden con un: "si a ti te parece...". Ustedes que tienen intuición femenina: ¿un "si a ti te parece" significa que pasé la censura, verdad?
Estimada evanmychem (cap. 70). No sé. ¿Una encuesta para elegir el mejor peor enemigo de Ranma? ¿Justo ahora? ¿Sería un tanto irónico, verdad?
Estimada evanmychem (cap. 69). Claro, nunca viene mal una receta nueva.
Estimada Guest (cap. 23). ¿Cuándo es exactamente tu cumple? Mi papá es del 9 y mi hermano del 12.
Las ideas salen del aburrimiento. Tengo mucho tiempo de trabajo mecánico de oficina en los que no puedo escaparme ni dejar de trabajar pero solo trabaja el cuerpo. La cabeza puede pensar lo que quiera. Y así salen muchas ideas diferentes.
PS: Pinky y Cerebro es genial.
Estimada Guest (cap. 24).
Al contrario. Me encanta recibir varios comentarios seguidos. Para eso pongo todas las historias juntas. La idea de la colección de one-shots es que el lector vaya saltando de una a otra sin aburrirse.
Estimada Guest (cap. 23).
Sí que he pensado hacer fics de Inuyasha. De hecho acabo de insinuar la idea hace un par de capítulos. Creo que me he comprometido, de hecho.
Estimada Guest (cap. 21)
No lo he probado nunca pero por tu descripción se me hace agua a la boca: caldo de frijoles con aceite de oliva, arroz blanco y queso fresco…no sé si Minefine7 me lo cocine (como te enterarás más adelante si sigues leyendo…es legendario el desprecio de mi mujer por el queso).
Jajaja. Cuando Bulmita se llamaba todavía Gotenska…
Estimada Guest (cap. 20)
"Ajedrez contra la Muerte" es rara pero especial. Fue el primero de varios three-shots.
Estimada Guest (cap. 18)
Suele ocurrir que se rían de ti por ser otaku. Tienes que hacer como Gohan que empiezan riéndose de él y terminan cantando la canción de Dragon Ball con él. Así de convincente es.
Estimada Guest (cap. 19)
¡Bienvenida! Agradezco tu entusiasmo.
No, no. Me parece que estás confundida. Rumiko jamás torturaría a sus lectores. No es su estilo…
Hablando de gobernar Japón…te recomiendo el capítulo 31.
Estimada minefine7.
Sí, claro, lo del circo. Me había olvidado. Pasó otro circo por el pueblo pero diferente: mucho más espeluznante. Con pirañas, serpientes de cinco metros, cocodrilos, etc. Y Bulmita en un acto más de sus permanentes metamorfosis, quiso ir y se lo pasó genial. Igual es un tema taboo porque Gohan estaba enfermo y no pudo ir. Así que es un secreto. No se lo digáis a Gohan. Haced como Bulmita que desde que le recomendé que no se lo dijera le grita en el oído: "¡NO HE IDO AL CIRCO!" y luego se ríe.
Estimada evanmychem (cap. 68).
Estos últimos capítulos que has leído, el de las plimps y la intuición masculina son casos especiales. De ninguna manera aquellos conceptos se repiten en capítulos subsiguientes. Bueno, casi…
¿Qué estudiaron? No me acuerdo. Algo que les gustaba. Ya lo explicaré más adelante si me acuerdo.
Esa historia bonus ha quedado un tanto desactualizada. Se ve que son épocas. Ahora hay bastante actividad en el foro.
Estimada evanmychem (cap. 65).
La intuición masculina da para grandes debates. Pero intuyo que los perderé todos. Así que los dejaré para otro momento.
Te creo. Yo también hice un diagrama. A veces me divierto más así, planificando las cosas aunque luego ni las escriba.
Estimada evanmychem (cap. 64).
Sí, tormenta me quedó bastante bien, modestia aparte. Creo que era época de dolor de muelas.
Estimada Akyfin02.
Gracias. Ese tipo de reacción es el que esperaba generar. Ojalá este final también sea de tu agrado aunque reconozco que me fui mucho por las ramas. A propósito…México en el grupo de Brasil para el mundial. Mucha suerte.
Estimada candy.
Historia de los piojos completada. Espero que te haya gustado. Veo que no soy el único padre con paciencia hacia sus hijos…el castigo ha sido leve.
Estimada Daia. El cambio de Bulmita duró 24 horas. Luego, recuperó el tiempo perdido llorando por el día que tocaba y el que no había llorado anteriormente. De hecho, si ahora mismo viene un sacrificado novio a pedir su mano, la envuelvo para regalo.
