Advertencia: este fic contiene una serie de razonamientos rimbombantes y de índole ensayística. Por eso, le he pedido a mi primo peruano, Hernández-Sensei, que lo puliera un poco. Imagino que con el nuevo vocabulario introducido por mi primo, os será más llevadera la lectura. También sería bueno advertir que este one-shot no ha pasado la censura en sus tres primeros intentos (algo de que Hernández no existe o que de existir, no sería peruano, que el fic es aburrido, que podría herir susceptibilidades y demás pegas habituales).
La empatía masculina.
La peliazul atravesó el Dojimarrón hasta toparse con el ojiazul de la coletinegra. Le cogió del trajirojo y le dijo, envuelta en una moradaura de combate.
-Estoy harta. A partir de ahora no somos nada. ¿Me entiendes? Nada. Ni prometidos, ni amigos ni conocidos. Nada. Si no hay más remedio y tienes que dirigirme la palabra, me dirás: "Tendo Akane" y eso es todo.
-Venga, Akane –protesto el sordiapuesto-. No seas tan infantil. Tampoco fue para tanto…solo dije que tu comida era una…
-TEN-DO A-KA-NE –insistió la ojicafé-. Hasta un orangután como tú puede aprender algo tan sencillo.
-¡Oye! Tampoco te pases, Akane. Que yo solo…
La siguiente secuencia de frases y sus respectivas respuestas se dio a velocidad vertiginosa, esa que solo consiguen aquellos que se conocen tan bien que casi intuyen la respuesta de su interlocutor antes de que salga de sus labios.
-Repite conmigo: Ten-do
-Ten-do.
-A-ka-ne.
-A-ka-ne.
-Ahora todo junto.
-Tendo Baka-ne.
La peliazul se rasguñó su precioso blancanievirostro con sus rojiuñas.
-Argh. Si serás…-protestó mientras calculaba un contraataque a la altura de la agresión infantil que había recibido-…; eres imposible, Rata Sapo-tome.
El artista marcial número uno de Nerima le miró con cara de confusión...perdón de verdiconfusión (porque la cara de confusión es verde, ¿no?)
-Eso no tiene sentido. Se supone que hablamos en japonés. No estoy muy seguro del juego de palabras que intenté antes pero este con vocablos en español es simplemente inadecuado.
-No te creas –repuso extrañamente Akane, quien de buenas a primeras había perdido parte de su forma de comportarse y razonaba de la misma forma aburrida y monótona que el Doctor Tofu-. Existen traducciones que consisten en cambiar las palabras para intentar recuperar el mismo efecto que produce en el texto original. Por ejemplo, "Boy, it began to rain like a bastard" se puede traducir a "¡Jo! ¡De pronto empezó a llover a cántaros!".
El ojiazul se acercó al azur del pelo de la peliañil y siguió de largo hasta su rosioreja. Luego le susurró:
-Akane…perdón, "Tendo, Akane", ¿no sientes a veces como si nos usaran?
-¿Por?
-Por ejemplo –insistió el coletinegro-, todo lo que mencionaste de las traducciones recién…¿no te pareció raro? ¿Como si alguien nos utilizara para enseñarle algo a un público invisible?
-Sí –admitió la del aura multicolor-, a veces me siento como en las propagandas de la tele en las que salen dos famosos comiendo una galleta y uno dice: "¡Qué rica!" y el otro le contesta: "¡Sí, y además es sana y nutritiva!"
Efectivamente, ambos jóvenes presentían que todas sus historias conforman un corpus difuso, un subgénero propio que nacía alrededor de una gran obra y sus subsiguientes imitaciones, refundiciones, copias, reediciones, etc, etc.
Akane se tomó un tiempo para pensar mientras se salía más y más de su yo habitual.
-Igualito que con las novelas de caballería. Unos personajes y aventuras que frecuentan las páginas de unos y otros autores. Nos parece algo re-moderno y en realidad es un síntoma cultural típico que se repite de era en era desde el principio de la cultura universal.
De pronto el coletinegro se llevó la albipalma a la frentiblanca y la golpeó con ella.
-¡Hostia! ¡Otra vez…nos salimos de nuestro yo habitual! Será que pasamos demasiado tiempo, juntos. Yo…da igual…lo siento. Por lo de antes. A tus platos no les pasa nada. Se trata simplemente de la mirada del comensal que, teñida por sus propios preconceptos, rechaza la ofrenda sin siquiera catarla. La cocina, como la lectura, es cuestión de gustos. Una vez perdido el favor de tu público resulta muy difícil recuperarlo.
El pelo índigo de Akane parecía indignarse ante cada razonamiento de su prometido. Ese no era su Ranma. Su tonto, directo y simple Ranma. Además seguía furiosa. Y por fin recuperó algo de su compostura habitual.
-¿Tienes idea de lo que me costó cocinarlo? Podrías, por lo menos, demostrar un poco más de empatía.
En toda la historia de la medicina solo se han citado tres casos excepcionales en los que la palidez del rostro se hiciera extensible hasta el iris de los ojos. El caso de ojialbo, Ranma Saotome, era el cuarto. Aquella palabreja, "empatía", era la culpable. Imperaba aclarar las cosas de forma directa, claro que el del rubítraje lo hizo a la manera Saotome.
-Que te quede claro, Tendo Akane. Yo nunca, nunca sentiré empatía. Y menos por ti. Prefiero morir antes que rebajarme a eso. Soy lo que soy y nada más. ¡NO INTENTES CAMBIARME!
Mientras planeaba por el horizonte, los ojos del coletinegro recuperaron poco a poco su tono añil. El cielo índigo acompañaba aquella recuperación y más lejos aún, el azur Mar de Japón, visible desde esa grandísima altura, completaba la paleta de colores fríos de Rumiko.
La aurimorada, por su parte, se había quedado sola. Con el mazo recién sacado y una fiera mirada que no lograba esconder su melancolía "blue".
Empatía –se repetía-. ¿Cómo pretende que haya amor entre nosotros sin un mínimo de ella? ¿O acaso no es de enamorados intentar adivinar lo que va a decir el otro antes de que lo diga? ¿Conocer sus miedos y necesidades y buscarle remedio antes de que se manifiesten? Más aún, siendo como somos. El lenguaje no verbal, los sobreentendidos y la experiencia de convivir, tendrían que ser la base que sustente las verdades que no nos animamos a pronunciar en voz alta.
Durante los siguientes cuarenta grisesdías el coletinegro sufrió en carne propia lo que suele definirse en política alemana como "la espiral de silencio". Un sentimiento de angustia que impide al individuo sostener en voz alta y en público las opiniones sobre algo si estas divergen de la visión generalizada del tema. Por el contrario, la misma espiral de silencio impulsaba a la pelíndigo a relatar a diestra y siniestra que su prometido era un cerdo egoísta que solo pensaba en sí mismo. Un simio solitario incapaz de detenerse a disfrutar de la belleza de la empatía. Como dije, usualmente el ojigarzo hubiese saltado a defenderse de tales acusaciones con su filosa lengua pero en esta ocasión no lo hacía. No solo Sayuri y Yuka se horrorizaban ante aquella historia. El cuerpo femenino al completo del instituto Furinkan había tomado cartas en el asunto. El juicio social era muy claro. La peliañil era víctima de un tipo de machismo exacerbado, indigno de la modernidad del Japón de fines de los ochenta.
Perdido el reconocimiento de sus semejantes, seguramente poco faltaba para que el coletinegro recurriera a sus artimañas preferidas: acudir a su modo chica y demostrar sus dotes en aquella técnica femenina por excelencia. Pero no lo hacía. Tenía miedo de empeorar la situación puesto que Akane seguía furiosa. ¿Por qué? ¿Tanto le afectaba que, como todo hombre, fuera incapaz de realizar un acto tan "dulce", "ridículo" y "bajo"? ¿Acaso no era pedir demasiado que renunciara a parte de su hombría por ella? Su primer impulso fue pedir ayuda. Como hasta a su intuición masculina le parecía mala idea deberle un favor al viejo sabio de Happosai, desechó la idea y se lo pidió a un hombre mucho más apropiado para el trabajo, un señor de fama intachable y comportamiento poco errático, un caballero que sabía muy bien cómo tratar a las mujeres; su padre, un gran modelo a seguir.
-¿Con que empatía, eh? –se rascó la cabeza Genma-. Creo que me suena el término. ¿Es un perfume?
-No seas bruto, viejo –respondió exasperado el ojiazur-. Es una de esas cosas que tienen dentro de la cabeza las mujeres. Ya sabes. Una especie de arma secreta del gremio femenino.
-¿Y por qué demonios te exige que la sepas usar, entonces?
-Yo que sé –se abrió de brazos-. Ya sabes cómo son las mujeres. Pretenden que hagamos el esfuerzo de entenderlas sin hacer ellas el propio de facilitarnos las cosas y a sabiendas de que son más inteligentes que nosotros. ¿No sería más fácil que ellas entendieran cómo somos nosotros y por tanto se rindieran?
Genma oyó todo el monólogo de su hijo en silencio y con un cubo de agua en la mano. Cuando este calló, se convirtió en un panda alboazabache que le hizo una seña para que le siguiera. Luego, ya nadie les volvió a ver por tres días.
Durante los dos primeros, Tendo Akane (como se hacía llamar desde entonces incluso inconscientemente) se despreocupó del tema totalmente. Estaba acostumbrada a los viajes de entrenamiento de Ranma. Sus súbitas desapariciones le preocupaban tanto como las de Pe-chan. Poco. Sin embargo, durante la tarde del tercer día, tuvo que vérselas con un neuronasescasas que le cerraba el paso a la salida del instituto.
-Kuno, ¿qué quieres? Déjame pasar –protestó la pelíndigo sin lograr evitar que su gracia añil cautivara aún más a las dos neuronas que todavía funcionaban en la cabeza del hermano de Kodachi.
-Dos días y medio sin paradero conocido. Interesante. Sabes que según el Código Civil venezolano…
-…estamos en Japón –le interrumpió la peliañil.
-Ya, pero yo solo encontré el de Venezuela en la Wikipedia.
-Y estamos a fines de los 80…-insistió la peliazul-. No existe todavía la Wikipedia que es de 2001.
El rayiazur de Furinkán continuó hablando como si nada.
-Según un código civil cualquiera que encontré en algún sitio de Internet, se pasa de la simple "ausencia presunta" a la "ausencia declarada" a los dos años. Y a los diez ya se le puede dar por muerto. El cónyuge o prometida, pasado ese tiempo, tiene derecho a disolver el vínculo y rehacer su vida aunque no haya pruebas definitivas de su defunción. También si se cumplen cien años desde el nacimiento del susodicho, cualquier ciudadano honesto, yo por ejemplo, puede declarar la "presunción de muerte". En fin, solo nos queda esperar…
Y efectivamente, la aurimorada (a veces aurinegra, a veces auriroja) se esperó hasta que la silueta de Kuno se fundiera con el horizonte antes de ponerse a pensar otra vez en Ranma. ¿Estaría bien? Por supuesto que sí…pero ese tonto de Kuno…le había hecho dudar.
Se tomó un segundo para mirar el paisaje y aclarar las ideas. El cieliazur, las nubialbas y y el suave y ligero silencio de la tarde. Caminaba sin rumbo fijo. Pensando y repensando en sus temas. La mayoría de las cosas buenas y malas, le pasaban por ser tan reflexiva. Ante el menor ataque de Ranma reaccionaba sin pensárselo dos veces. Y a veces hasta era injusta con él. Pero después…después la procesión iba por dentro. Le daba más y más vueltas al asunto hasta convertirlo en un remolino que chupaba poco a poco sus demás pensamientos de su consciencia. Y finalmente, se hundía toda ella en aquel mínimo problema que capaz que ni existía realmente. Ranma, los chicos, nuevamente Ranma, los estudios, las tonterías de Nabiki, la magnificencia culinaria de Kasumi que difícilmente alcanzaría y nuevamente, Ranma. Aquel chico tonto iba borrando uno a uno sus demás intereses y miedos hasta convertirse en su único interés y su único miedo. Bonita sublimación que algunos eruditos anotan en sus diccionarios como una acepción más de "amor". Y de pronto, como una ironía más del destino, se le quedaron las ojiplatos tan abiertos y redondos de la sorpresa que apenas si lograba pestañear. Allí, a escasos metros de distancia, estaba su Ranma. Un Ranma que aún ausente y desaparecido conseguía que solo él existiera en su mente. Le acompañaba Genma y un escenario sorprendentemente sano. No peleaban. Mejor dicho, se enfrentaban -indudablemente lo hacían-, pero sin puños ni patadas. Sentados sobre sendos bancos de un parque jugaban al shogi, o al menos eso parecía. El caso es que lo hacían sin piezas ni tablero. Cantándose mutuamente las jugadas según la nomenclatura oficial.
Increíble –pensó Akane-. Con lo tonto que es y consigue semejante nivel de concentración y abstracción.
Una mano maternal y empática se posó sobre su hombro. Era la de Nodoka que observaba el desarrollo de la contienda desde cerca.
-Sé lo que estás pensando. Pero no te extrañes. Viajan juntos para entrenar desde que Ranma era un niño. En sus entrenamientos no había espacio para trastos. Si querían entretenerse, no tenían más remedio que hacerlo así. En sus cabezas. Míralos. Fíjate cómo se observan y estudian. Se conocen tanto. Cada gesto, cada emoción reprimida es una pista para dilucidar lo que está pensando su rival, para comprender el intrincado tablero interno de cada uno. Se trata de la famosa empatía masculina.
-N-no…no puede ser. Se supone que no existe. Que es un mito.
-Es rara, hija. Muy rara…pero existe. Sobre todo entre artistas marciales de alto nivel. Mi hijo ha pasado al siguiente estadio de concentración por ti. Porque le pediste que hiciera algo fuera de su alcance y antes que fallarte, prefiere superarse. Nunca lo olvides. Para bien o para mal, da igual lo que un hombre te diga, no puedes fiarte ni de los insultos (que pueden esconder inseguridades) ni de las palabras melosas (que siempre ocultan malas intenciones); lo realmente importante no son las palabras; es lo que son capaces de hacer por ti. Y allí le tienes, dominando la milenaria y extrañísima empatía masculina.
El rojicorazón de Akane dio un vuelco. Los hechos, los grandilocuentes e inequívocos hechos, le daban la razón a Nodoka. No solo le amaba; también se lo demostraba con tanta simpleza y de forma tan directa que apenas se podía dudar del compromiso que tenía con la relación, más allá de que luego, lo negara con las palabras. De haber sido posible le hubiese besado allí mismo y pedido perdón por el malentendido de antes. No pudo. Ranma acaba de alzarse con la victoria y el panda alboazabache se marchaba refunfuñando. Oportunidad perfecta para hablarle pero que, como siempre, aprovechaba antes el muchacho de la coletinegra.
-Lo siento, Akane…me importas mucho pero…no puedo…por mucho que me lo pidas…va contra mi naturaleza…no soy capaz de empatar con nadie…ni siquiera por ti.
El corazón de Akane dio otro vuelco. En este caso de estupefacción. ¿De qué demonios le estaba hablando?
-¿Empatar?
-Sí, claro –repuso el del rubítraje-. ¿Empatía es eso, no? Empatar con tu rival. Yo, ya lo sabes. Soy un ganador. No logro concebir un enfrentamiento lúdico, sin ánimo de aplastar al rival de turno.
Una mirada entre agria y morada se depositó sobre los hombros de Nodoka, quien, instintivamente, se defendió diciendo la verdad.
-No me mires a mí. Yo no lo eduqué. Fue ese oso panda inculto.
Es curioso realmente cómo funciona el corazón de las mujeres. Si instantes antes estaba a punto de abrazarle y jurarle amor eterno, ahora empuñaba la katana que le había arrebatado a su suegra y le apuntaba con ella.
-¿Y si un ogro terrible me tiene secuestrada y dice que me va a matar si no peleas con él y empatas?
El de la coletinegra ni pestañeó. Ni temía al mazo ni le asustaba más que de costumbre una katana que ya estaba muy vista. O quizá, aunque se muriera de miedo -¿cómo no temer a una Akane furiosa empuñando algo con filo?-, no por eso dejaba de ser Ranma. Y por eso, contestó la verdad.
-Si un ogro te secuestra, le gano y te salvo. Como siempre.
-¿Poniendo en riesgo mi vida? –le acercó la punta de la katana al estómago.
-No sería riesgoso realmente. Se trata de mí. Ranma Saotome. ¿Qué posibilidades habría de que me ganara?
-No es ese el punto –insistió la peliañil-. Lo que digo es que tu orgullo te importa más que mi seguridad.
Ranma se rascó la cabezihueca.
-Me batiría con un ogro horrible para salvarte. Está claro que sí me importa tu seguridad. Además, yo también puedo jugar a eso. ¿Si un ogro me secuestrara y te pidiera para liberarme que cocinaras el plato más sabroso del mundo, lo prepararías o le darías con el mazo?
-Ese supuesto es altamente improbable –aseveró la peli-grosa.
-Pero…¿qué harías?
Akane se derrumbó por un momento. Tenía razón. Lo más seguro es que intentara cocinar el plato sabroso pero, luego, si había oportunidad, seguramente terminaría recurriendo a la fuerza bruta.
-Yo…ehhh, un momento. ¿Desde cuándo tú, Ranma Saotome, aceptas que existe un ogro tan poderoso que pueda "secuestrarte"?
-No, no, claro –dio un paso hacia atrás el ojigarzo y empezó a menear ambas manos en señal de negación-. Es imposible. ¡Qué tontería! Secuestrarme a mí…creo que me dejé llevar por tus argumentos…por un momento quise ponerme en tu situación y ver qué se siente ser Akane...ya sabes…siempre secuestrada y en peligro. Hacer eso me resulta más fácil que "empatar"…
La katana descendió un palmo. Temblaba en la mano de Akane.
-H-has…supuesto por un instante…que no eres invulnerable…por mí…es lo más lindo que has hecho…jamás…por nadie…–se le cayó la katana al suelo-. Has flaqueado por mí. Te importo más que tu orgullo después de todo.
Desde luego Ranma no entendía nada de nada. Ni la raíz de su furia ni por qué de pronto se le había puesto los ojos brillantes y luminosos. Solo comprendía que le acusaban de haber bajado la guardia por un momento.
-Yo mataría a mil ogros por ti. De un solo golpe si hace falta –se palpó el bíceps contraído en toda su envergadura-. No me costaría demasiado.
En realidad sí que le costó y bastante. Unos mil yens a Nabiki por cada uno de los cien ogros que le consiguió al día siguiente para demostrar su punto. Derrotados los primeros 99, Ranma se encontraba tan fatigado que apenas si se podía mantener en pie. El último rival, un ogrillo enclenque que jamás le derrotaría ni aunque Ranma se desmayara, comprendía perfectamente que si se alejaba el tiempo suficiente y esquivaba bien los golpes con su gran velocidad, el evento entero terminaría en un más que justo empate. También, comprendía que aunque simulara mirar para otro lado, Akane Tendo espiaba la fenomenal refriega desde la ventana de su habitación. En un enorme acto de empatía masculina y arrojo, el pobre y sacrificado ogro le guiñó el ojo al del rubítraje y simuló caer fulminado por un espectacular truco de las castañas, acción por la cual Nabiki cobró, por supuesto, una jugosa paga extra.
Fin.
PS: Ja, lo he comprobado. Sí existe "peliañil" en Internet y causalmente solo aparece en diversos fics de fanfiction. Podríamos por tanto acuñarlo como un "fanfictionismo". También existe en el registro culto, "ojigarzo" que según algunos foros especializados es aún más correcto que "ojiazul" pues "garzo" significa "azul de los ojos". Incluso existe "ojizarco" con idéntico significado. Desde luego, no conozco mucho del tema. Y estoy dispuesto a recibir vuestros tomatazos en forma de reviews en el que me detalléis el uso y región exacta en donde se utilizan estos sustantiadjetivos.
Al final me dijo minefine7 que pasé la censura por los pelos…intuiciones masculinas a parte, sospecho que me lo dijo con doble sentido.
Historia Bonus
El peinado nuevo de minefine7 y la tele.
Hoy en día existiendo Internet, las funciones de la televisión se han visto reducidas drásticamente. Si antes servía para informarse en directo (mejor que los periódicos), ver películas sin salir de casa (mejor que el cine), presenciar eventos deportivos (mejor que gastarse un dineral en viajes y entradas) y mirar dibujos animados…ahora uno se entera de las cosas por Internet, ve películas en sus discos duros del ordenador y tan solo acude al dichoso aparato cuando quiere ver un evento deportivo en vivo si es que no lo hace también por el ordenador. Por tanto, solo el alma repetitiva de los niños, considera a la tele un aparato vital. A ellos le da igual si han visto en la aplicación de Clan (el canal infantil número 1 de España) de su tablet el mismo capítulo hace instantes ni les molesta la publicidad. Tampoco son muy exigentes sobre los tamaños y distancias. Así pues, cuando se nos rompió la tele del comedor hace más o menos un año…me dije: minefine7 y yo casi ni la usamos…mejor les dejo mi tele pequeña a ellos y no reemplazo la otra. En el fondo, la típica disquisición mental de quien prefiere pensar las cosas en vez de vivirlas: es decir, el contenido más importante que la apariencia. Por tanto, más valía ocuparme de que vieran Phineas y Ferb en lugar de Fanboy y ChumChum a ocuparme de reemplazar un soporte visual que valía tanto como cualquier otro.
Y sin embargo…, hace una semanita más o menos, conseguí una tele de 37 pulgadas en una oferta de esas que aparecen muy cada tanto. Al precio de una normal y en una tienda de total confianza. Obviamente, como no estoy muy en el tema…no tenía muy en claro las dimensiones (imaginaba que la enorme cajota contenía mucho cartón y telgopor en el interior). De más está decir que cuando terminé de montar la base sobre la pantalla y la encendimos, Gohan cogió el mando con la velocidad del rayo y puso los dibujos animados. Fue entonces que comprendí que había un pequeñísimo fallo en mi aseveración de hacía un año. Literalmente se me caía la baba cuando noté las primeras diferencias. La enorme cabezota de Doraemon aparecía en primer plano con un tamaño y una calidad de color que no había visto nunca. Fue así que recordé que el cine y el teatro no se asemejan tanto a la literatura. La imagen y el sonido son parte integral del contenido, mientras que las hojas, la tinta y la cubierta de un libro, no. ¿Un ejemplar escrito con letras doradas y con incrustaciones de rubíes en el lomo? Horrible. ¿Una tele de alta definición y tamaño interesante? Pues, cuando los nenes se durmieron, nos quedamos con minefine7 mirando un documental, entre sorprendidos y fascinados. Realmente parecía que estaba el río allí cerca…desde luego, y desde entonces, solo se ve una cosa en nuestra casa: Dragon Ball Z por muchas protesta que Bulmita quiera interponer.
¿Por qué cuento todo esto? Sucede que desde que tengo uso de razón, cada vez que minefine7 va a la peluquería, me entero a los tres días y porque escucho que alguna amiga la felicita por su nuevo peinado. En el caso de minefine7, el contenido me tiene tan absorbido el coco, que apenas si noto el continente. Basta que se vaya de la habitación para que olvide instantáneamente qué ropa lleva puesta. No obstante, hoy cuando volvió de la peluquería me quedé nuevamente babeando. La peluquera simplemente había acertado como nunca a trasladar la personalidad de minefine7 al corte y ella lo lucía con gracia y simpatía. Y luego se me escapó un piropo que la dejó bastante descolocada, puesto que se había pasado toda la sesión contándole empáticamente a la nueva peluquera cómo nunca le reconozco un peinado nuevo.
Obviamente, os preguntaréis cómo es el peinado. Paso a describir…es…estem…minefine7 no está aquí y que me peguen si me acuerdo sin verla. Y no es por persistir en comparar a mi mujer con una tele pero cuando llego a casa, cansado y distraído, suelo pegar un respingo de metro y medio del susto que me llevo cuando veo ese enorme aparatejo que se encuentra en el comedor en el sitio donde antes nos entretenía un discreto televisorcillo que ha heredado Bulmita y que nadie se atreva a intentar quitárselo.
Fin de la historia bonus.
Comentarios
Estimada Majomich. No deberías sentirte avergonzada. Tus reviews son tan elocuentes que sé perfectamente qué te gusta de lo que escribo sin necesidad de que te pongas a escribir seguido. Por eso, a la hora de elegir temas te tengo en cuenta como lectora.
La verdad, no era consciente de la coincidencia del día de la Virgen de Guadalupe en México y el tema que traté.
No sé si llegue al capítulo 100 este año. En realidad me he propuesto hacerlo pàra el 17 de enero que es cuando se cumplen 365 del primer one-shot. Depende de cómo vaya de tiempo e inspiración.
Felices fiestas por las dudas también.
Estimado MATT. ¡Qué bueno que reapareces también! ¿Será un caso de empatía masculina?
Trituradora de hombres personalizada...entiende tu orgullo por haber sobrevivido.
Otro saludo para ti y tu familia. A pasar felices fiestas.
Estimada evanmychem. Naruto terminará bien. Desde luego habrá un momento que parecerá que el protagonista muere para salvar a todos. Es inevitable que haga eso. Pero luego tendrás un final cerrado y digno. ¿Cómo lo sé? Porque es un manga de acción para varones. La tortura psicológica va por otro lado: ¿se salvará mi personaje secundario favorito? ¿O precisamente por ser secundario y favorito le van a sacrificar para vender más?
Estimada Akyfin02 (cap 96. primera parte). ¡Un concurso! Mucha suerte y diviértete. Por supuesto, no espero que me comentes sí o sí cada capítulo pero sí te exijo que publiques algo más de Mizaki antes de fin de año. Sin prisas...el miércoles ya estás libre. ¿Para el jueves te viene bien?
Estimada Akyfin02 (cap 96. segunda parte). Efectivamente, irónico. ¡El Grinch! Por supuesto que me gustaría ver la grabación. De paso me enteraría qué es eso de "Grinch" porque entre mis navidades inexistentes de pequeño y mi falta de interés de mi época madura, no me he llegado a enterar muy bien de qué me acusa minefine7. Sólo sé que es un tipo verde que odia la navidad. ¿Hay historia de amor? ¿Disparos, explosiones? ¿Vueltas de tuerca?
Estimada Ai. Dos tazos en la misma bolsa...una vez me salieron diez del hombre araña. Y el resto de las bolsas de la caja estaban vacías. Me tocó repartir entre los compañeritos de Gohan...tendría que haber cerrado la bocota cuando me di cuenta.
Por un lado soy de los que odia el autocorrector de word porque considera que la mitad de sus sugerencias son tonterías de robot sin alma. Por otro...escribo tan rápido que dos de cada tres palabras me salen con errores de tipeo. Al final me es más rentable tenerlo activado y corregir al corrector que desactivado. De allí mi amor-odio hacia esa noble herramienta.
Mi madre se lleva bien con minefine7 pero como todo suegra mantiene cierta distancia normal. Cosas como mandar al hijo a estudiar al extranjero o pagarle a chicas para que intenten ligar con el hijo solo pasan en la telenovela que Bulmita me acaba de hacer ver.
Hablando de los piojos pro-Shampoo me acabo de acordar de la pulga sabia. Creo que ella detentaría mejor el rol de líder del universo conocido.
De tu historia bonus solo puedo decirte dos cosas: 1) es preferible no ir a Disney "porque no" y ya está...a no ir a Disney porque son "la sublimación del capitalismo más asqueroso que precisamente tiene como cara visible a una rata" y un sermón que duró cinco horas más.
2) Quizá publique algo en Navidad. Sé que habrá gente leyendo.
Estimada Minefine7. Sí, es verdad...¿pero y el sentimiento de culpa por dejarte sola en la Navidad de los adultos? ¿Cuándo vas a entender que quiero que te sumes a la de los niños y podamos compartirla como corresponde...destrozando juguetes?
Estimada Fidelia. ¡Tanto tiempo sin hablar contigo! Aunque te cueste aceptarlo, hay un poco de ti en Ibuki. Claro que Dante es mucho mejor partido que Hachiro. Cuídate mucho y no te preocupes; no me olvido de ti. A propósito, no había un segundo asesino. Solo un mayordomo ladrón.
