Advertencia 1. El siguiente crossover con Phineas y Ferb os podría hacer creer que soy fanatico de este dibujo animado. Nada más alejado de la realidad. Los autores repiten una y otra vez una serie de normas que establecieron en el primer capítulo y si las rompen de vez en cuando es precisamente para acentuar el efecto humorístico. ¿Cómo podría gustarme algo así? No solo eso, una vez introducen un elemento nuevo, por ejemplo, la cara de bebé gigante o el unicornio que le habla a Candace, estos se integran en el arsenal inmenso de guiños al espectador y vuelven a aparecer en los siguientes capítulos. Semejante técnica me parece simplemente asquerosa e irrespetuosa con el público nuevo que no entenderá ni la mitad de los guiños. Llega un momento en que, en lugar de tener espectadores, tienen solamente fanáticos obsesivos que buscan las referencias a otros capítulos hasta debajo de las piedras. Y a pesar de este odio que les tengo, he decidido dedicarles un crossover, ¿irónico, verdad?
Advertencia 2. Aunque pudiera parecer que mi única motivación para redactar este fic, radica en demostrar que sé escribir bien el apellido de Doofenshmirtz, también me he propuesto su elaboración porque llevo un par de meses con una idea rondado por mi cabeza sobre este dibujo animado. A propósito…Doofenshmirtz.
Más o menos cien capítulos hay de esta colección
y comienza una historia nueva.
Un three-shot muy largo y en ocasiones
Hay que releerlo porque un poco me pierdo.
Podríais
derramar una plimp,
olvidarte de todo,
recibir un buen ¡Plafui!
Naveguemos en un sitio que nunca existió,
y escapemos del Más Allá,
busca un temporal,
o una tormenta artificial,
sesos de Anticlímax en Halloween.
-Están por allí.
Un beso en extinción,
De verdadero y puro amor,
Hagamosla aparecer.
-¡Ibuki!
Como veréis mucho hay por leer
antes de ir otra vez a estudiar.
Quedaos aquí con Ranma y con Akane
que haremos eso y más.
Quedaos aquí con Ranma y con Akane
que haremos eso y más.
-¡Mamá! ¡Ranma y Akane están teniendo relaciones prematrimoniales!
El desesperado grito de su hermana, Kandsumi, llegó hasta los oídos de la peliazul en un santiamén, atravesó el delicado sistema de engranajes amorosos que reinaban en su cerebro y salió por el otro oído. A su lado su prometido seguía durmiendo. Tan guapo y desinhibido como siempre. Buena parte de su traje bermellón a medio desanudar y, por tanto, medio tórax todavía al descubierto. Tenía una expresión de calma extrema. Inusual e increíble en alguien tan reservado, arisco y nervioso. Akane lo tenía claro. Antes que del gruñón que no paraba de atosigarla con improperios, se había enamorado de este Ranma, el bello y calmo durmiente. Pensó en varias cosas, la calidez de la noche compartida, lo suave y calentitas que se sentían las sábanas junto a él y sobre todo en que tenía que aprovechar su somnoliencia antes de que se despertara y lo arruinara todo. Con aquel objetivo en mente, resbalaron sus dedos una y otra vez por su espalda hasta conseguir el efecto exactamente contrario. Despertar al huracán de sentimientos encontrados.
-Hum…¿Ya sabes cómo vamos a hacerlo hoy?
-N-no –tartamudeó, sorprendida-…no pienso en esas cosas todo el tiempo ¿sabes? Además somos solo prometidos…no deberíamos…
Ranma ya se había puesto de pie y le miraba de reojo, con esa mirada incrédula que parecía estar poniéndola a examen todo el tiempo.
-¿No deberíamos qué? –enarcó una ceja.
-Ya sabes…esto…-murmuró-. Kandsumi está avisándole a mi madre. Si Rumiko nos ve así…nos obligará a casarnos.
Ranma le abrazó con cierta fogosidad. No por delante, pero en algún lugar perdido de la profundidad de sus ojos, una ligera chispa de deseo ardía.
-¿Y eso sería…malo? Piénsalo, Akane…
-Quita, quita- le palmeó las manos hasta lograr zafarse-. Somos muy jóvenes. Quiero terminar mis estudios. Luego, ya veremos.
-Entiendo, entiendo –se acomodó el traje-. La marimacho prefiere trabajar a casarse. Ejercer de hombre de la casa…ya me veo relegado a la cocina y esperándote con el pelo teñido de rojo y la comida hecha en el horno.
Akane se levantó también, furiosa. Se esperaba la agresión pero…la naturaleza de esta le había cogido desprevenida. De sobra sabía que le provocaba a propósito y aún así no conseguía tolerar tanto machismo.
-Podemos trabajar los dos. Y aún si trabajara solamente yo…no sería tan raro.
-Nada es suficientemente raro, conviviendo contigo. ¿Sabes? Tengo otras opciones más sumisas y deseosas de ser el ama "de casa" de mi casa.
¡Plest! La cachetada voló con precisión y generó un eco fuerte y continuo. Justo entonces, Kandsumi abría la puerta de la habitación con una mano, mientras arrastraba de la otra a su madre. La sonrisa triunfal de la primera dio paso a una irónica de la segunda.
-¡Ah, sí, Kandsumi! –aseveró Rumiko Tendo Fletcher-. Ya lo veo. Están preparados para el matrimonio. En esta habitación reina un nivel de madurez supremo.
-Pe..pe..pero…si antes…las sábanas revueltas –señaló la cama impecablemente hecha- y el torso desnudo –señaló el pecho de Ranma-. Os la váis a cargar. Ya os pillaré…y cuando lo haga…será legendario.
Una hora antes, en otra dimensión, el genio más malvado del Área de los Tres Estados, Doofenshmirtz, terminaba su nuevo invento, el crossoverinator. Solo le faltaba pulir una serie de detalles menores: insertar el botón de autodestrucción y esperar a que uno de sus habituales conocidos le interrumpiera, Vanesa o Perry, el ornitorrinco.
¡Clank! El incofundible sonido de una trampa activándose llegó hasta sus oídos. Extraño. Perry solía irrumpir primero -rompiendo alguna pared o generando algún destrozo- y solo después caía en alguna de sus múltiples trampillas antiornitorrincos. Además, el sonido venía indudablemente del exterior, del descansillo de la escalera.
-¡Vanesa! –se sorprendió el brillante inventor de aparatos ridículos-. ¡Esa trampa no era para ti!
La jovencita le miró extrañada, mientras porfiaba por separar los barrotes de su cárcel particular.
-Pues tampoco será para Perry. Has dejado mucho espacio entre una y otra vara de metal.
Doofenshmirtz escudriñó cada centímetro del descansillo entrecerrando los ojos.
-Pues no. No era para él tampoco. Se trata de mi nuevo Desalientanovietor. Una forma de AVISAR –levantó la voz por las dudas, mientras estiraba el cuello y volvía a revisar el descansillo- a los nuevos pretendientes de lo que tu padre es capaz de hacer.
-¿Vas a sacarme o no?
Doofenshmirtz se rascó la cabeza.
-No sé…normalmente cuando tengo a alguien atrapado en una jaula siento unas ganas irresistibles de contarle mi plan maestro.
-Pero yo no soy P…
-…verás –le interrumpió Doofenshmirtz-, Vanesa, la…hijanica, ayer he visto un capítulo del Coyote y el Correcaminos. Como ya sabrás, tu abuela no me dejaba ver ninguna cosa en aquella tele que me gané en el sorteo anual de la vendimia de los tractores con la excusa de que todos los programas eran "violentos" pero resulta que a tu tío, Roger, sí que se lo permitía…¡en mi tele!
-Ya, ya, papá. Infancia infeliz. Trauma traumático. ¿Puedo salir ya?
-Haz el Perry, Vanesa…escápate tú solita. Ya eres mayor. Un poco de iniciativa. ¿Por dónde iba? Ah, sí. La cuestión es que he notado que el Coyote no siempre fracasa por lo mismo. Muchas veces es por su culpa…como cuando yo pongo un botón de autodestrucción en mis "inators" o cuando el Coyote prueba innecesariamente la trampa después de montarla. En otras ocasiones, el fallo se debe a la brillante mala leche del animal exótico que tiene por rival. Como Perry y yo. PERO…hay veces que simplemente las cosas no tienen sentido, ocasiones en que al Coyote y a mi nos funcionan nuestras invenciones, las usamos correctamente contra nuestros enemigos y entonces, cuando les tenemos acorralados…ocurre algo totalmente imprevisto. El Correcaminos atraviesa un tunel pintado en una roca, por ejemplo…o las leyes de la gravedad optan por irse a tomar un café por unos minutos. ¿Tiene sentido eso, Vanesa? ¿Verdad que no? ¿Tiene sentido que a mi me caiga algo encima porque sí en el peor momento posible? ¿Sin que Perry haga nada para que ocurra?
-¿Y? –se encogió de hombros Vanesa-. Tienes tanta mala suerte como el Coyote. Añádelo a tu larga lista de traumas. ¿Puedo salir ya?
-No es mala suerte. Se trata del universo en el que estamos. Un universo en el que está prohibido que los malos ganemos…a menos…que nos fusionemos con otro universo, uno en el que el mal tenga permitido ganar…el universo de "Death Note", por ejemplo. ¿A cuánta gente se cargó Kira, ya? Si hasta a L. se dio el lujo de eliminar. Y yo no pretendo tanto. Solo dominar el Área de los Tres…Tokios. Si el Coyote y yo somos tan parecidos…solo tengo que encontrar un malo que triunfe y que se parezca a mí en otra dimensión…y voila, el éxito.
Doofenshmirtz completó el extenso monólogo elevando ambos brazos para enfatizar la última palabra, "éxito", sin notar que justo entonces, su némesis, el mamífero semiacuático más ágil del planeta, hacía añicos una ventana del comedor e ingresaba por el hueco resultante. Los ligerísimos cambios en la rutina provocaron en ambos contendientes cierto sentimiento de incomodidad que pronto se convirtió en mal humor. En el caso del ornitorrinco se manifestaba en golpes más fuertes de lo acostumbrado, de los que daba cuando le sorprendía peleando con el agente oso panda. El genio malvado, por su parte, se defendía con uñas y dientes. Por primera vez tenía la confianza de coseguir su cometido si lograba presionar el dichoso botón de encendido de su crossoverinator. Y el resultado, para variar, fue el mismo. En el mismísimo instante en que Doofenshmirtz lo apretaba, Perry hacía girar con su cola la rosca que indicaba "Death Note" y la dejaba en la otra posición, la de "Ranma ½".
Aquella mañana, instantes después, Candace y Kasumi se despertaban envueltas por un extraño rayo rojo que les causaba un ligerísimo picor. Luego, se desencadenó una lluvia de leves resplandores y finalmente nació Kandsumi, el producto de la fusión de las dos hermanas mayores de los protagonistas de ambas series. Y por similar proceso pasaron el resto de personajes principales y secundarios de sendos universos.
Doofenshclímax protestó:
-Maldito seas, Pe-chan el cerditorrinco, lo has arruinado. Antes vivíamos en un mundo con finales malos para mí y ahora estamos presos en un universo sin desenlaces. ¿Irónico, verdad? En fin, has activado mi plan B. No conquistaré el área de los Tres Tokios pero resolveremos uno de mis traumas, porque…mejor que los sepas ahora, soy PROAKANE. Y el final abierto de esa loca es la peor de mis heridas psicológicas.
Nada de toda aquella maldición oyó el agente Pe-chan que ya volaba en dirección al Dojo en su aladelta. Tenía que llegar antes de que su Akane decidiera tener relaciones prematrimoniales con Ranma y además tenía que convencerles de que armaran una descrossoverinator…claro que no sería fácil. ¿Qué Ranma en su sano juicio querría colaborar para volver a la situación anterior?
Efectivamente, en el jardincito del Dojo, en un lugar apartado y oculto, ambos muchachos daban rienda suelta a sus instintos.
-¿Qué estáis haciendo, chicos? –les preguntaría Ukyela si se le diera por pasar por allí. Pero no, Ukyela no estaba allí. Isabela, la eterna amiga que ya había disfrutado de escenas románticas a su corta edad y que sabía que se llevaría el premio mayor en el futuro, se había fusionado con la otra eterna amiga, la que por mucho que se engañara, sabía que nunca dejarían de ser solo amigos. Y por supuesto, Ukyela estaba furiosa. ¿A santo de qué se habían fusionado todos menos Phineas y Ferb? ¿Dónde estaban? ¿Por qué existían Kandsumi y ella pero en el caso de los protagonistas…, Phineas y Ferb simplemente habían sido reemplazados por Ranma y Akane? De haber ocurrido las cosas como correspondía, ella sería ahora Akanela y estaría interactuando con Ramneas. "¡Injusto! ¡Muy injusto!" desde su óptica.
Así, pues, Ukyela se encontraba en su casita de niñas exploradoras preparando galletas para vender en su gran pala de cocina y pensando en cómo hallarles. Cierto grado de angustia acompañaba los tenues movimientos de la pala al calentar las pastas. ¿Y si no los volvía a ver? ¿Y si no se deshacía nunca el nuevo embrujo científico?
Ukyela era perfectamente consciente de que encarnaba a la típica jovencita enamorada que todavía no había visto correspondido su amor con claridad. A aquella jovencita a la que el sentido común le decía: "eres una Ukyo; desiste" pero que aún así proseguía pues el amor le decía exactamente lo contrario: "a lo mejor eres una Isabela". ¡Qué pena sentía por las que finalmente se rendían! El amor en última instancia era también una lucha; no se merecía amar quien no estuviera preparada para pelear por ser feliz. ¡Y cuánta tristeza sentía al mismo tiempo por las que insistían! Al fin y al cabo nueve de cada diez Ukyelas tarde o temprano descubrían que eran unas simples Ukyos enamoradas de su ganas de amar y ser amadas y que utilizaban al galán de turno como mera excusa para simular que su herida comenzaba a cicatrizar.
A lo mejor aburro al lector desprevenido delineando un poco el mundo interno de este nuevo personaje pero lo cierto es que hace falta para comprender la delicada cuerda por la que hacía equilibrio su nuevo estado de ánimo y entender así sus siguientes acciones. Probablemente, un narrador más hábil hubiese aprovechado su mismo desorden en la ejecución y hubiese descripto con finísimo detalle la desesperación en el andar, para dar cuenta de lo mismo sin acudir a una moralización extensa. A este lector solo decirle que tiene razón. Que Ukyela, esa contradicción andante, dejaba ver a cada paso que daba, un poco de su indecisión interna. Cuando no tropezaba con una silla, se quemaba los dedos con las galletas recién tostadas, error impropio de una cocinera de su nivel. Las calamidades no llegaban todas juntas pero se iban acumulando. Si derramanba el contenido de un frasco de harina en el suelo, no se le pegaba la pasta de la futura galleta a la pala inmediatamente…pero lo hacía antes de que terminara de limpiar el primer despropósito. Una cadena eterna de problemas que incrementaban poco a poco su gravedad hasta pasar de lo sencillo a lo simplemente inmanejable. Por todo esto, no es de extrañar que cuando el Doctor Jeremy pasó a buscar su encargo por la casita de las niñas exploradoras, Ukyela le recibiera cubierta de grumos de platos mal cocinados y le preguntara sin rodeos: "¿Doctor, existe una cura para el amor?". Pregunta carente de sentido y "cursi", si se razonaba desde el punto de vista de quien no está enamorado o de quien ya ha satisfecho su necesidad de compartir afecto. Interrogación vital para ella, dado que era una Ukyela, y bastante perturbadora para él, pues el Doctor Jeremy en el fondo, se le parecía bastante. El Doctor Tofu no llegaba al nivel de secundariedad de Ukyo pero vivía alborotado por unas inseguridades que su otro yo, Jeremy, no conocía.
El doctor se acomodó su profusa melena rubia y esbozó esa sonrisa de médico que solía generar tanta seguridad en sus pacientes.
-Podrá parecerlo por momentos pero el amor no llega al status de una enfermedad. Es contagioso, causa dolor de forma intermitente y crea un sinfín de síntomas extraños. Sin embargo, carece del ingrediente principal para ser considerado como tal. El cuerpo, gane o pierda, combate contra las enfermedades. El amor, por el contrario encuentra en los órganos de su víctima a sus mejores aliados. El corazón sublima sus latidos de puro alborozo, la piel adquiere diferentes tonos, probablemente por culpa de esa circulación más vigorosa de la sangre y el resto del cuerpo parece como si se moviera solo… ¿Has entendido lo que te quiero decir?
-Sí, que el amor es una enfermedad inmunodeficiente y que a usted no se le da bien curar este tipo de dolencias.
Jeremy chasqueó los dedos.
-Eso mismo. ¿Tienes ya mis galletas?
Ukyela envolvió los restos menos quemados de cinco o seis pastas y se lo entregó. Tanto de textura como de sabor estaban impresentables. Da igual –pensó- si en el fondo ellos sí que se quieren. Seguro que le gusta de todos modos.
El doctor Jeremy volvió a chasquear los dedos y le guiñó el ojo.
-Hoy la invitaré al concierto de Love Doco. Deberías hacer lo mismo con el que te causa la enfermedad. Si acepta, bien. Si te rechaza, por lo menos ya lo sabes.
Ukyela se arrojó sobre su cama a llorar y meditar en silencio. Efectivamente, ansiaba asistir a ese concierto más que nada en el mundo. Llevaba una semana entera esperando que Phineas la invitara. Pero ahora que tenía una Ukyo metida en el corazón y Phineas brillaba por su ausencia, incluso el plan B que había sugerido el Doctor Jeremy, dar ella el primer paso, le resultaba distante e imposible. Y así se quedó durante casi una semana y media, inmóvil y aburrida. Sin lograr resolver el embrollo y con ganas de dejarlo todo. Aprovechar el bloqueo de ideas para abandonar definitivamente ese mundo que en realidad no era el suyo. Ya había ayudado a Phineas en más de cien ocasiones. ¿No era tiempo ya de que comenzaran las puñeteras clases de nuevo? ¿De descansar un poco? Se sentía literalmente vacía y sin ideas. Agotada por un megaproyecto que le había absorbido demasiado tiempo y esfuerzo. Y por fin, cuando se cumplían los once días de abandono, una muela comenzó a molestarle. No por eso se le ocurría nada nuevo para hallar a sus amigos pero algo le decía que aquello era el punto de partida. Si tienes un problema crónico que se niega a desaparecer, abórdalo con dolor de muelas. Efectivamente, desde entonces, los engranajes de la imaginación se engrasaron solos y ya solo tuvo que sentarse a ordenar las miles de ideas que cruzaban por su pequeña cabecita. ¡Y pensar que estuvo a punto de dejarlo todo! En lo primero que pensó fue precisamente en la naturaleza de aquella dolencia. ¿Sufrimiento físico en el universo de Phineas? Sí, a veces, a cuentagotas, casi siempre en carne de un malo o, a lo sumo, al servicio de un nuevo invento. ¿Sufrimiento inmotivado e inútil? Nunca. Entonces lo comprendió por fin. La razón por la que compartía cuerpo y mente con una Ukyo…se debía a algo, al accionar de un aparato extravagante que lo estaba provocando. Demasiado tiempo había compartido con Phineas y con Ferb para no ser capaz de notar la intervención de un artefacto científico en el cambio radical de las leyes naturales. Luego, se dirigió a su cofrecito de los tesoros, sitio donde guardaba básicamente todo lo relacionado con Phineas que había logrado pillar y rebuscó entre trocitos de tela, tuercas de inventos viejos y demás souvenirs, hasta dar por fin con lo que necesitaba, un detector de inventos nuevos que le había confiado el niño de nariz puntiaguda en persona por si alguna vez necesitaba hallarles y la naturaleza del proyecto lo impedía.
El sitio no estaba tan lejos. Se trataba de un enorme rascacielos con forma de cabeza de Ferb. Según las lucecitas de su radar, el epicentro de los cambios se encontraba en la azotea del mismo. Por un momento imaginó que llegar hasta allí sería coser y cantar. Solo tendría que entrar a vender galletas como acostumbraba. De hecho, sin mal no recordaba, ya lo había hecho antes. Sin embargo, un obstáculo imprevisible le tapaba la única entrada. Un centenar de animales ataviados con sombreritos ridículos se agolpaban en la puerta principal del edificio. Entre ellos Genma y Ryoga en modo Panda y Cerdo.
Entre tanto, Ranma y Akane ya habían tomado algo de consciencia de lo que les ocurría. Fue a lo largo del undécimo día, momento en que ya habían repasado el kamasutra del derecho y del revés hasta en cuatro ocasiones y decidieron tomarse un respiro para su pelea semanal cotidiana.
-Akane, por favor. ¡Casémosnos! No sé qué demonios está ocurriendo pero ten por seguro que es temporal. O aprovechamos ahora que no nos da vergüenza y nadie nos interrumpe para finiquitar todo o corremos el riesgo de que la sitruación vuelva a su estadio anterior.
-De eso nada, Ranma. Los demás podrán haberse vuelto locos pero nosotros no. Yo sigo siendo Akane y tú, Ranma. Si hemos intimado…como conejos…no es por un hechizo, es porque lo deseábamos.
-Sí, bueno, vale –se llevó una mano a la espalda-. Lo deseaba antes también. ¡Por supuesto! Y lo imaginaba a todas horas. No obstante, no era capaz.
Akane le acarició el pómulo izquierdo.
-¿A qué tienes miedo? ¿Por qué buscarle la quinta pata al gato? No temas –le insistió con la voz melosa-. Disfruta de estas vacaciones.
-Ya no aguanto más de la curiosidad –le repuso ignorando aquel tonito que le hacía `tilin´-. ¿Dónde está Nabiki? ¿Por qué Kasumi se hace llamar "Kandsumi" y tiene el pelo pelirrojo? ¿Y Soun? ¿Quién es esa Rumiko que asegura ser tu madre? ¿Shampoo? ¿Kodachi? ¿Kuno? Este mundo perfecto y maravilloso gracias a ti, es en el fondo, imperfecto. Falta mucha gente. ¿Estarán en peligro? ¿Soy capaz de ignorar este detalle por más tiempo solo porque me apetece…?
-¿Qué te apetece? –preguntó jueguetona Akane mientras entornaba el cuerpo lo suficiente para que el kimono dejara ver parte del hombro.
El viejo Ranma se hubiese desmayado ante la imposible insinuación de Akane. El nuevo tan solo se sonrojó mientras le susurraba al oído.
-¡Oye! ¡Que eso ni está en el libro!
Más allá, en el primer piso de la casa, Kandsumi repetía su muletilla por enésima vez esa semana.
-¡Mamá! ¡Ranma y Akane en el jardín…! ¡Otra vez en el jardín! Haciendo eso...Asómate.
Rumiko no le prestaba atención. Ni siquiera simulaba intentarlo. Detalle que usualmente se le escapaba a Candace pero no, a la buena de Kasumi, una mujer comprensiva y serena que sabía leer el alma de las personas.
-¿Por qué siempre te resistes tanto? ¿No será que ya lo sabes y te da igual?
Rumiko entornó los ojos. La pregunta directa le había tomado por sorpresa. La histeria de Candace fusionada con la amabilidad de Kasumi la convertían en un personaje de difícil anticipación.
-¿A qué te refieres?
-A que ninguna madre en su sano juicio preferiría creer que su hija mayor está loca. Si no te preocupa es porque lo sabes y lo apruebas. Deja que se casen pues.
-No puedo. Las cosas deben de seguir un orden.
Y no dijo más. La Candace de Kandsumi, una chica inteligente después de todo, comprendió el gran dilema de Ranma y Akane. Las cosas debían seguir un orden…o lo que es lo mismo, el culpable de la boda fallida no era Happosai, ni las indecisiones de Ranma, ni la maldad de una autora especialista en traumatizar lectores. El único y mayor culpable del final abierto era ni más ni menos que el Doctor Tofu. O, en este caso, el Doctor Jeremy. Sin el enlace previo de las hermanas mayores, el de Akane no tendría la bendición de quien mandaba sobre sus destinos.
-¿O sea que si…yo…con Jeremy –tartamudeó Kandsumi- y Nabiki…con quien sea…luego, dejarás que esos dos…sean felices?
Rumiko no respondió. No era ese su estilo pero su sonrisa lo decía todo. Había dado en el clavo.
Fin de la primera parte.
Historia bonus
Enero.
Escribir con miedo. Redactar a escondidas. Pensar historias en silencio y en los pocos entreactos de los agitadísimos eneros de mi vida. No son fechas buenas para realizar ninguna actividad que exija tiempo y concentración. No creo en la mala suerte pero sí en las circunstancias y por las razones que sean, las circunstancias se vuelven extraordinariamente esquivas y agresivas durante el primer mes del año.
Me explico. Aunque no soy profesor de informática, me desempeño como "técnico sin título" en el aula de los ordenadores desde hace años. ¿Las razones? Me gusta. Hace falta y…me da la oportunidad y la excusa de pasarme una hora diaria frente a las máquinas para escribir sin que nadie me moleste. Los test que tengo que realizar para que todo funcione son simples pero su ejecución es larga. Tranquilamente tengo que quedarme quince minutos esperando a que todo dé "ok" para realizar el siguiente test o meter mano si algo falla. Ese tiempo muerto, pues, es el que me permite redactar tan seguido. Luego a clase, a enseñar lo mío. Un trabajo "ad honorem", simple y repetitivo. Los que a mi me gustan. Sin embargo, coincidió que un día viniera el técnico de la alarma para cambiar el tipo de conexión por uno más moderno, con que diez horas más tarde comenzara a cortarse la luz de forma totalmente aleatoria. Y para peor, desde ese mismo día se podía acceder a algunas páginas de Internet y a otras no. Según los técnicos de Internet el problema sería un virus o culpa del técnico de la alarma o del fallo eléctrico. Según el de la alarma, había un problema en el modem de Internet que provocaba los cortes de luz y, según el electricista, uno en la alarma que atacaba la línea telefónica y por tanto, a Internet.
Para mi todas las explicaciones tenían sentido. Como dije: no creo en la mala suerte. No era posible que se tratara de fallos diferentes que justo coincidían en el tiempo. Fuera el que fuera el culpable, provocaba los demás problemas. Esta historia bonus podría perfectamente tratarse de la insensibilidad de todos los servicios técnicos. De nada me sirvió pedir que me dieran prioridad en el tema, argumentando que se trataba de un colegio y un antro del saber no puede estar desconectado del mundo. De nada me sirvió explicarle a la sorda de Internet que el tema del virus estaba descartado porque los ordenadores tienen un programa que borran todos los cambios al reiniciarlos. Nadie daba su brazo a torcer. Sin embargo, la historia no va de eso. Esto es muy común. Es así. Y todos mis lectores han pasado por escenas similares. Cuando a los tres días una robot me avisó por telefono de que la avería generalizada en la zona se había solucionado, no me sorprendí en lo más mínimo. Total deshumanización. Tanto insinuar que tenía un problema de troyanos y al final éramos cientos los que sufríamos el mismo síntoma por culpa de un fallo de ellos. Lo que sí me sorprendió fue lo otro. Los cortes de luz, efectivamente se daban por otra razón. Se había roto el "switch" del fondo que reparte la banda ancha a todas las máquinas. Dos problemas totalmente separados producidos al mismo tiempo. ¿Cuántas otras veces me habrá pasado algo similar? ¿En cuántas ocasiones simplifiqué mis males a un solo origen cuando en realidad se debía a múltiples factores? ¿Cómo harán los doctores para diagnosticar? Si al paciente le duele la cabeza y un brazo, ¿tendrá una enfermedad que produce jaquecas y molestias en las extremidades? ¿O una que produce dolor de cabeza y además se golpeó el codo al venir a la consulta? Imposible saberlo. El mundo no es matemático. La realidad no responde a la ley de probabilidades. Si hay una posibilidad entre cien de que algo salga mal, ten cuidado. Puede pasar.
Y sin embargo, todo esto es tan poco literario. Normalmente si un autor insinua que un conflicto se debe a algo, -por ejemplo, que Akane no quiere a más a Ranma por culpa de la boda fallida- es para sorprender con otra razón más profunda que lo explica todo, un acontecimiento que Ranma y el lector desconocen; enfermedad, culpa, trauma, sorpresa, etc. Lo poco literario sería que se tratara de ambas cosas a la vez. Le quitaría toda emoción y lógica al Sherlock Holmes que todo lector lleva dentro. El receptor del escrito tiene que poder decir al final de la obra: "caso resuelto". En conclusión: Rumiko sería una gran teletécnica de Internet.
Volviendo al tema, lo curioso de la historia es que hasta que no me cayó la venda de los ojos, hasta que no comenzó a funcionar bien Internet, no fui capaz de descubrir el otro problema. De haber sucedido ambos incidentes por separado, se hubiese solucionado todo en un santiamén. Juntos…pues costó mucho más. La magia de enero y sus imprevistos...
El caso es que, y por fin llego al meollo de la cuestión, me quedé montado guardia un montón de tiempo en el aula de informática y cada vez que me ponía a escribir…zaz, corte de luz. Llegó un momento en que hasta comencé a sospechar de alguna especie de causalidad entre mi acto de escritura y los cortes. Una forma de protestar del aula ante la escasa calidad de estos o peor aún, ante la acción creativa misma en un sitio que no está destinado originalmente para eso. Sí, soy así. No creo en la mala suerte ni en la magia pero sí, en edificios como el Furinkan que se revelan ante el accionar de sus habitantes. Y esta es la historia de por qué redacté un capítulo tan ridículo y soso. El tema, el crossover de Phineas y Ferb, daba mucho más juego. La otra razón que me impidió profundizar más los cruces entre una y otra historia, fue tomar consciencia de que absolutamente todos los guiños del programa en español latino son diferentes a los que conozco yo. Por dar un ejemplo, el famosísimo capítulo de las puntas de los cordones. Herretes, aquí en España. Acetato, según recuerdo, en Latinoamérica.
Fin de la historia bonus.
Comentarios
Estimada Daia (cap. 102). No, Minefine7 y yo no nos aburrimos nunca. Especialmente yo, que llevo días en los que los tres me tironean en una u otra dirección para llamarme la atención. Me alegro que te guste la historia de Ranmond y Akanui porque a Bulmita le ha tocado estudiar este mes La vuelta al mundo en ochenta días, acontecimiento que probablemente inspire en mí una continuación de su historia.
Estimada Akyfin02. No se te escapa una. Efectivamente, a Rumiko y F. F. les pasa como a Minefine7 y a mi en nuestras primeras vacaciones. Sí, de lejos México es el país que más me lee. Se nota que Ranma ½ tuvo mucho éxito por allí y bueno…también se nota que tenéis una población muy amplia. ¿Grabación? ¿Qué grabación? A mi nadie me grabó nada…eran Ibuki y Hachiro (dos alumnos míos) los que hablaban.
Estimada Daia (cap. 103). Ya me predijo Minefine7 que esas frases os iban a gustar. Últimamente anda más buena y laxa con la censura. Mira que dejarme hacer un crossover. Y encima felicitarme por unas frases. Seguro que ella también está viviendo su enero particular. En todo caso te agradezco los cumplidos.
Estimada Isakura Tendo. Coincido. Ese el el problema de los fics. ¿Para qué escribes? Si es para salirte de los personajes… ¿por qué no redactas tu propia historia original? Y si es para mantenerte estrictamente pegada a su personalidad y entorno inicial…¿para qué escribir? Rumiko ya lo hizo mucho mejor de lo que podremos jamás imaginar nosotros. No es fácil la elección. Mucho menos la justificación del camino elegido.
Estimada Massy13. Caramba. Adivinaste lo de F. F. Supongo que no me esforcé demasiado en disimular. Aún así…enhorabuena. Se nota que ya me conoces las mañas.
Estimada Linahi (cap. 101). Me alegra mucho ver que ya estás al día. ¡Esto exactamente quería leer! Que te has encariñado con Ibuki. No porque sea personaje mío, simplemente porque, para tenerle aprecio, hace falta haber seguido todo el proceso de transformación del personaje. Si tienes a Ibuki como uno de tus personajes favoritos, significa que has disfrutado de todos los capítulos anteriores. Si no, simplemente te resultaría indiferente o incluso, te cansaría. Espero que sigas dando vueltas por esta colección más seguido, ahora que has llegado a la cresta de la ola. Me gustan tus aportes.
Estimada minefine7. Me pareció redundante dar un final con beso delante de F. F. Además, para el que entendió que Ranma y Akane eran Ibuki y Hachiro, el beso no es necesario. Ya son pareja. El conflicto que debían resolver consistía en conseguir una buena primera actuación. Y lo lograron.
Estimada .5. Genial. Ya me contarás que tipo de one-shot te gusta más. Para tener una idea de tus preferencias. He visto que has publicado una historia nueva hace poco. Todavía no pude echarle un vistazo por todo lo que ya conté en la historia bonus.
Estimado/a Guest. Efectivamente Ranma1/2 es divertido y no necesita muchas palabras. Por eso simplifiqué mis escritos a una colección de historias cortas y trato de priorizar las partes cómicas. Últimamente, sin embargo, he optado por un humor un tanto más íntimo y subterráneo que apela mucho al conocimiento exhaustivo del resto de los one-shots. Soy consciente de que esta decisión puede provocar cierto hastío en el lector ocasional que ni maneja todas las referencias ni le interesa este tipo de humor (por eso solo abundan en el último tercio de la colección). En todo caso, estoy de acuerdo contigo. Estoy muy lejos de un punto de vista neutro.
